El Viejo Rosal- Cuento letra grande.pdf - Escritores Teocráticos.net
El Viejo Rosal- Cuento letra grande.pdf - Escritores Teocráticos.net
El Viejo Rosal- Cuento letra grande.pdf - Escritores Teocráticos.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> viejo <strong>Rosal</strong> Silvia Espiño<br />
______________________________________<br />
Alemania, se estaban haciendo muy fuertes y al decir de muchos, probando<br />
armamentos en España, como si fuera un gran campo de entrenamiento,<br />
envuelto el país en una guerra civil y todo esto no presagiaba nada bueno.<br />
Clara todavía no estaba al tanto de nada, demasiado ocupada estaba con<br />
cuidar a la suegra y su esposo sabía que de enterarse de las noticias,<br />
exigiría que hiciera volver a Ignacio urgentemente, cosa que no estaba en<br />
sus planes, pues quería que terminara los estudios en Inglaterra.<br />
Aquel día en que llegó la carta de Carolina trayendo el libro, Lucía, lo leyó<br />
en una sola noche el libro. Fue tal el impacto, que le produjo, que volvió a<br />
leerlo varias veces más y cada vez con más detenimiento.<br />
Para ella fue revelador, descubrió en él una esperanza única, algo que<br />
llenaba su corazón, sabía que no sería fácil…<br />
Escribió a las oficinas centrales de los editores, en Estados Unidos, para<br />
solicitar más libros y más información.<br />
Tiempo después, tuvo la respuesta. Una señora llegó hasta la casa y le trajo<br />
personalmente algunos libros. Lucía tenía muchas preguntas que la señora<br />
le fue respondiendo amablemente, con su propia Biblia, una a una, siendo<br />
para Lucía un placer aprender estas cosas tan profundas semana tras<br />
semana, por más de un año.<br />
Un día, llegó Juan Ignacio de manera inesperada y las descubrió estudiando<br />
en la sala. Sin dar tiempo a nada, vio las Biblias y los libros y se dio cuenta<br />
de que algo ocultaban. Con muy malos modos y a gritos desaforados, echó a<br />
la señora y a Lucía la amenazó airadamente, la trató como nunca antes. La<br />
muchacha, lejos de amilanarse, enfrentó a su padre por primera vez en su<br />
vida. Se paró resuelta delante de él y con tono firme, pero respetuoso, le<br />
preguntó qué era lo que no le gustaba, él respondió, en tono severo, que<br />
debía respetar a la santa iglesia y todos los preceptos que había aprendido,<br />
como las costumbres y la moral…<br />
En ese punto a Lucía le cambió el rostro, sin alzar la voz, para que su madre<br />
y su abuela no la escucharan, miró fijamente a su padre a los ojos y le pidió<br />
que no fuera hipócrita y luego dijo:<br />
-“Papá, usted no puede hablar así, no puede invocar el respeto a los<br />
preceptos de su iglesia o a una moral a la que usted mismo no respeta.<br />
Papá, hace tiempo que sé, porque lo he visto, que usted desde hace años<br />
tiene como amante a su secretaria y mantiene dos casas…”<br />
Herido en lo más profundo al verse descubierto, levantó la mano para<br />
pegarle, pero la muchacha sostenida por la fuerza de la verdad y de su<br />
nueva fe sin hipocresía continuó:<br />
21