El Viejo Rosal- Cuento letra grande.pdf - Escritores Teocráticos.net
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<strong>El</strong> viejo <strong>Rosal</strong> Silvia Espiño<br />
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-“Si me quiere pegar, está en todo su derecho. Pero un golpe no va borrar<br />
lo que usted le ha hecho a mi madre y a la familia. <strong>El</strong>la no sabe nada, ni lo<br />
sabrá por mí, quédese tranquilo, la amo demasiado para verla sufrir. Solo<br />
le pido que me deje continuar con mi fe, donde sí respetamos las leyes<br />
morales que Jehová dio en Su Palabra y nos guiamos por ellas. Nada de<br />
malo he hecho ni le falté el respeto, padre, si usted quiere que me vaya de<br />
la casa, permítame quedarme hasta que pueda encontrar la manera de que<br />
mi madre no sufra ni sospeche, luego me iré de la casa.”<br />
Juan Ignacio no esperaba tal firmeza en su hija de 23 años, pero Lucía sabía<br />
lo que hacía y estaba bien segura de lo que quería. Si bien ya trabajaba y<br />
podría mantenerse, solo le preocupaba su madre y su abuela, que no<br />
soportarían tal pena, tenía que prepararlas.<br />
A partir de entonces su padre salió menos, estaba más en la casa trataba<br />
bien a Clara otra vez, pero solo parecía ser una pantalla…<br />
Poco después Lucía simbolizó su dedicación en agua y se bautizó como<br />
Testigo de Jehová. Clara acompañó a su hija ese día tan memorable para<br />
ella. Otra pena golpeó a la familia, apenas unos días después, fallecía<br />
Catalina plácidamente, a los 73 años acompañada por su familia.<br />
Sin haberse repuesto de esa pena, llegaron noticias malas de Europa,<br />
Inglaterra le había declarado la guerra a Alemania. Henry era oficial de la<br />
marina, y si bien el país era neutral por el momento, el mundo parecía un<br />
reguero de pólvora, próximo a estallar.<br />
De Carolina no se tenían noticias, enviar correspondencia no era seguro<br />
que llegara y menos al otro lado del mundo, en un país dependiente de<br />
Gran Bretaña. Otro motivo de preocupación era también Ignacio que seguía<br />
en Londres. No había podido salir cuando aún era seguro, y no se sabía<br />
nada de él.<br />
Clara vivía angustiada por estas cosas y el trato tan frío de Lucía y su<br />
padre, se dio cuenta de que ya no se hablaban, suponía que algo pasaba y<br />
eso la tenía mal.<br />
Para evitarle más preocupaciones no le contaron a Clara la carta de<br />
Ignacio, con la noticia de su enrolamiento en las fuerzas británicas, en<br />
1940. Por sus estudios de ingeniería era un elemento valioso y se<br />
especializó en aeronáutica. No combatía, pero al estar en Londres, estaba<br />
expuesto a los ataques aéreos alemanes que estaban haciendo estragos en<br />
la población civil.<br />
Para entonces Henry ya estaba casado y apostado en una base al sur del<br />
país, estaba bien, pero siempre en estado de alerta. <strong>El</strong> mundo parecía<br />
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