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Ilusiones índice - Planeta Azul

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Me miró fijamente a los ojos y frunció el ceño, atónito, como si le hubiera<br />

preguntado si necesitaba aire para respirar.<br />

- No - respondió, y me sentí como un bobo de primaria relegado al fondo<br />

del aula -. No Richard, no necesito gasolina.<br />

Me fastidió. Sé algo sobre motores de aviones y combustible.<br />

- Muy bien, entonces - le espeté airadamente -. ¿No quieres uranio ?<br />

Rió y se distendió enseguida.<br />

- No, gracias. Llené el depósito el año pasado.<br />

E inmediatamente se metió en la carlinga y partió con sus pasajeros,<br />

repitiendo el despegue sobrenatural en cámara lenta.<br />

Primeramente desee que la gente se fuera a su casa; después, que nosotros<br />

partiéramos deprisa, con gente o sin ella; y finalmente, que yo tuviera el<br />

sentido común necesario para salir de allí solo, sin tardanza. Lo único que<br />

quería era despegar, encontrar un gran campo vacío lejos de toda ciudad y<br />

sentarme a escribir en mi diario lo que sucedía, tratando de descifrar su<br />

sentido.<br />

Permanecí fuera del Fleet, descansando, hasta que Shimoda volvió a<br />

aterrizar. Me encaminé hacia su carlinga, azotado por la ráfaga de viento<br />

que despedía la hélice del potente motor.<br />

- Ya he trabajado bastante, Don. Seguiré viaje, bajando lejos de las<br />

ciudades para descansar un poco. Ha sido un placer volar contigo. Te vré<br />

pronto, ¿ eh ?<br />

No pestañeó.<br />

- Un vuelo más y te acompañaré. Esa persona esta esperando.<br />

- Acepto.<br />

El aludido esperaba en un destartalado sillón de ruedas que habían bajado<br />

por una rampa hasta el campo. Estaba contorsionado y crispado en el<br />

asiento como si se hallara bajo los efectos de una intensa fuerza de<br />

gravedad, pero había anunciado su deseo de volar. Había más gente<br />

alrededor, cuarenta o cincuenta personas, algunas en sus coches, otras<br />

esperando fuera, y todas miraban con curiosidad, preguntándose cómo se<br />

las ingeniaría Don para pasar al hombre del sillón a la carlinga.<br />

El ni siquiera lo pensó.<br />

- ¿ Quiere volar ?<br />

El hombre del sillón de ruedas forzó una sonrisa torcida y asintió con un<br />

movimiento lateral de cabeza.

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