Rosa Regàs - Asociación de Vecinos El Espinillo

- Chicos me encantaría ir con vosotros pero tengo cosas que hacer aquí,
quizás en otro momento nos volvamos a ver. Ha sido un placer compartir esta
noche y este amanecer y perdonar por el susto.
Se levantó nos dió un beso a cada uno de nosotros
y desapareció de forma tan teatral como a ella le gustaba.
Nos quedamos todos atónitos y sin poder articular palabra, no se nos ocurrió
pedirle un teléfono, una dirección, o su apellido tal vez, no sabíamos nada de
ella excepto lo que ya os he contado.
Al salir de la cafetería nos dirigimos en silencio a la furgoneta, nos sentamos
todos, el Búho metió la llave de arranque y dijo,
- Ya es hora de conocer Europa, esto acaba de empezar
y todos gritamos al unísono
- ¡A Europa!
Nos dirigimos hacia Behobia y el camino hasta allí fue tranquilo, relajado, a mí
todo me parecía más bonito, los paisajes, las casas. Después de Ainara el País
Vasco pasó a ser uno de mis lugares favoritos y creo que el de mis amigos.
Es curiosa la relación que uno puede tener con un lugar o un paisaje gracias a
las vivencias o a los acontecimientos que en un momento dado o en un día te
ocurran en ese lugar. Para mí Donosti será un sitio donde vuelva seguro algún
día, aquí he empezado mi viaje más ilusionante hasta el momento, y aquí he
pasado una noche única y especial donde todo me ha parecido intenso y
hermoso.
Pero, si ya estamos llegando a la frontera y yo absorto en estos pensamientos
ni me había dado cuenta.
- ¿dónde está la frontera?, pregunté
- Pero si ya la hemos pasado esto es Francia y nuestra próxima parada es
Biarritz y Bayona o al revés, contestó José
- Si es que estás pasmado. Cierra la boca ya y deja de pensar en Ainara que
aún queda mucho, y luego os réis de mí, seguro que Juanito se hubiera
quedado en San Sebastián
- Pues sí la verdad, aún estaba pensando en ella, pero no es para menos ¿no?
- Por cierto, Biarritz y Bayona ¿es una ciudad o son dos?, preguntó Julio
- Pero mira que eres bruto lo mejor es que pongamos la cinta de Giorgi Dan
para animarnos
Giorgi Dan era uno de nuestros cantantes preferidos cuando íbamos de
cachondeo, nos hacía cantar y nos animaba mucho. Por supuesto nunca
ninguno hubiera dicho esto delante de nadie, era un secreto particular de la
pandilla, nuestros gustos musicales estaban llenos de rock y de pop de todos
los estilos, pero esta pequeña horterada era muy divertida. Así que mientras
circulábamos por Francia ahí estábamos cantando "Pachito eche le dicen al
señor" o "que será lo que tiene el negro" o "Ande andará la barbacoa"
canciones a las que íbamos cambiando la letra continuamente llegando a un
punto de locura en que ya nos reíamos de todo y de todos.