Rosa Regàs - Asociación de Vecinos El Espinillo

una cosa, seas como seas, y pase lo que pase siempre vamos a quererte como
un hermano, lo entiendes Julio-diciendo esto abracé muy fuerte a mi amigo-
pero hay algo que no me queda muy claro aún, de dónde sacaste el dinero
para hacer esos cambios en ti.
Bueno amigo, en casa mi mamá me enseñó a ser extremadamente precavido, y
siempre he tenido ahorritos extra por ahí, guardados en lo más recondito de
mi casa para cualquier urgencia que se presentara.
Ah bueno, siendo asi pues, asunto cerrado, no mas preguntas al respecto por
mi parte amigo mío, pero que hacemos aquí, vamos con los demás, que deben
estar esperandonos, vamos y llevemos estas bebidas para celebrar por nuestra
amistad- y diciendo esto, nos dirijimos hacia nuestro querido y unido grupo,
que nos esperaba anciosamente.
»
A pesar de los esfuerzos del Búho por ligarse a Ainara, era Ainara la que
dirigía las operaciones. Naturalmente no me terminaba de creer la historia que
nos acababa de contar Ainara. Todo era muy extraño, ¿cómo nos había
encontrado?, algo no iba bien, o al menos algo se me escapaba.
Tampoco me resultaba familiar la actuación de Julio, lo conocía demasiado
bien, desde infantil íbamos juntos al colegio y le conocía perfectamente, son
casi quince años juntos a casi todas las horas, como con el resto, sabía que
sus momentos más raros con nosotros, sus momentos más despegados del
grupo siempre procedían de un enamoramiento. Cuando nos descolocaba era
porque había alguna chica y ya estaba preparando el terreno para conseguir
ligar y para ello intentaba mostrarse diferente al resto de nosotros, que
solíamos seguir la estela del Búho de bromas, conversaciones tratando de ser
divertidas, engatusando, lo que a veces hacía que nosotros lo pasáremos muy
bien pero que las chicas no entendían, y quizás podíamos parecer un poco
patanes. Pero en este cesto nunca se encontraba Julio, él iba por libre y esto
es lo que me llamaba la atención de lo que estaba pasando en este momento.
Al día siguiente decidimos ir a Nantes, esto nos desahogaría la situación, la
furgoneta parecía el camarote de los hermanos Marx, sobre todo para dormir,
y con el tío de Jose seguro que las cosas cambiarían un poco para mejor.
En el camino hablamos de muchas cosas, pero por primera vez muchos de los
temas en vez de ser objeto de risas y chanzas, daban pie a discusiones, nos
pasamos toda la mañana discutiendo en la carretera, a pesar de intentar
guardar las formas.
Pero aquí y ahora está Ainara, guapa, altiva, sugerente, inteligente, extraña,
comprometida, embaucadora, , nos está poniendo un poco nerviosos, todos
queremos acercarnos, queremos caerle bien, vamos que queremos ligárnosla y
apuntarnos ese magnífico “tanto”, sabemos que nos dará un prestigio
tremendo con los colegas, pero sobre todo que los demás parece que están con
ella tan impresionados como yo. Será ella la que va a elegir, si es que no ha
elegido ya, y en este punto es donde estoy muy mosqueado, me da que Julio y
Ainara tienen algo más que una cordial relación, me da que además él es el
que le ha dicho donde estábamos, no se quizás sea un poco susceptible, pero
todo me sigue resultando muy extraño.