14.05.2013 Views

1 (Re)fundación, Estado y Nación: ecos del discurso peronista en el ...

1 (Re)fundación, Estado y Nación: ecos del discurso peronista en el ...

1 (Re)fundación, Estado y Nación: ecos del discurso peronista en el ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

armonía de la comunidad nacional. Si una reivindicaba un choque antagónico <strong>en</strong>tre sectores<br />

sociales, la otra aclamaba una unanimidad es<strong>en</strong>cial para la comunidad 17 . Volveremos sobre<br />

esta interesante contradicción más a<strong>d<strong>el</strong></strong>ante, a través de los postulados de Gerardo Aboy Carlés<br />

(2001).<br />

Por otra parte, agrega de Ipola, <strong>el</strong> G<strong>en</strong>eral constituía una importante ruptura respecto de la<br />

forma que adquiría la polémica <strong>en</strong> sus declaraciones –esto es, la dim<strong>en</strong>sión de d<strong>en</strong>uncia e<br />

impugnación antagónica <strong>d<strong>el</strong></strong> <strong>discurso</strong> adversario inher<strong>en</strong>te a todo <strong>discurso</strong> político-: no se<br />

trataba simplem<strong>en</strong>te de oponerse a ciertas posiciones y cont<strong>en</strong>idos planteados por <strong>el</strong> opositor;<br />

antes bi<strong>en</strong>, c<strong>en</strong>traba sus ataques <strong>en</strong> <strong>el</strong> carácter no pertin<strong>en</strong>te y no r<strong>el</strong>evante de sus <strong>en</strong>unciados<br />

(lo cual no dejaba de estar r<strong>el</strong>acionado con la descalificación de ese adversario como actor<br />

legítimo, como hemos m<strong>en</strong>cionado reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te), poni<strong>en</strong>do de manifiesto la modalidad<br />

<strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te discursiva de su <strong>discurso</strong>, es decir, apreh<strong>en</strong>diéndolo como mera fraseología y<br />

palabrería. En efecto, más que d<strong>en</strong>unciar su “falsedad”, se buscaba poner de manifiesto su<br />

vacua retoricidad: “Perón descalifica al <strong>discurso</strong> opositor m<strong>en</strong>os por que lo éste dice que por lo<br />

que <strong>el</strong>ude decir, y pone <strong>en</strong> evid<strong>en</strong>cia esos sil<strong>en</strong>cios mostrando aqu<strong>el</strong>los que los disimula: <strong>el</strong><br />

manejo profesional de un ‘arte de hablar’ cuya única virtud es la grandilocu<strong>en</strong>cia” (de Ipola:<br />

1982: 124). El obstáculo a superar, sin embargo, residía <strong>en</strong> que <strong>el</strong> único modo de realizar esta<br />

descalificación era, paradójicam<strong>en</strong>te, a través de otros <strong>discurso</strong>s; impugnar, <strong>en</strong> definitiva, una<br />

retórica a través de otra, ocultando y volvi<strong>en</strong>do invisible su propio carácter como tal. Y aquí<br />

fue que Perón r<strong>el</strong>evó la superioridad y efectividad de su <strong>discurso</strong> por sobre aqu<strong>el</strong>los con los<br />

cuales disputaba un s<strong>en</strong>tido de los acontecimi<strong>en</strong>tos: lejos de aparecer como artificio, sus<br />

declaraciones eran recibidas por qui<strong>en</strong>es eran instaurados como destinatarios privilegiados –a<br />

saber, los sectores populares- de manera transpar<strong>en</strong>te y conforme a lo real, desprovisto de<br />

trampas y subterfugios, y a la vez, como inmediatam<strong>en</strong>te verosímil. Es más -y aquí añadiremos<br />

un último <strong>el</strong>em<strong>en</strong>to <strong>d<strong>el</strong></strong> <strong>discurso</strong> <strong>peronista</strong> desde la perspectiva de este autor, y que<br />

retomaremos inmediatam<strong>en</strong>te de la mano de los argum<strong>en</strong>tos de Eliseo Verón y Silvia Sigal-:<br />

era la figura de Perón como tal la que hacía axiomáticam<strong>en</strong>te verídica cualquier declaración<br />

que emitiera, aun aqu<strong>el</strong>las –y no son pocos los ejemplos- que poseyeran cont<strong>en</strong>idos<br />

contradictorios <strong>en</strong>tre sí, bajo <strong>el</strong> sigui<strong>en</strong>te supuesto incorregible: “si Perón lo dice, <strong>en</strong>tonces es<br />

17 Halperín Dhongui expresaba este punto <strong>d<strong>el</strong></strong> sigui<strong>en</strong>te modo: “<strong>en</strong> la visión <strong>d<strong>el</strong></strong> peronismo (…) <strong>el</strong> capital no<br />

podría nunca llegar a ser una pres<strong>en</strong>cia efímera o insignificante, la afirmación de universalidad <strong>d<strong>el</strong></strong> primer<br />

antagonista, ‘la gran masa <strong>d<strong>el</strong></strong> pueblo’, no promete ya un horizonte final de armonía; convoca <strong>en</strong> cambio a un<br />

eterno combate contra un adversario a la vez ilegítimo e indestructible” (2004: 40).<br />

9

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!