La Lectura. Rincón literario - Centro Concertado Juan XXIII Cartuja
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T<br />
<strong>La</strong> <strong>Lectura</strong>. <strong>Rincón</strong> <strong>literario</strong><br />
odo fue terrible, pero aún así, creo que<br />
obtuvimos nuestra recompensa.<br />
En una galaxia muy lejana se hallaba un pequeño<br />
planeta llamado “Aritmética”, dicho planeta se dividía<br />
en dos grandes porciones de tierra.<br />
A una se le conocía con el nombre de El País de las<br />
Matemáticas y a la otra como El País de<br />
las letras.<br />
Hola, mi nombre es “Siete” y soy un<br />
habitante del País de las Matemáticas. A<br />
los números que vivimos en la parte sur<br />
de mi país se nos conoce por el<br />
gentilicio de números positivos, y a los<br />
que viven en la parte norte como<br />
números negativos.<br />
Mi historia comienza cuando los dos territorios de mi<br />
país estallaron en guerra, a causa de una disputa debida<br />
a que los números negativos se veían despreciados e<br />
infravalorados.<br />
Me acuerdo también de que, los números positivos, no<br />
queríamos que sucediera ningún tipo de<br />
enfrentamiento, pero los negativos no paraban de<br />
atacarnos con bombas divisoras, rectas, etc.<br />
Hartos de tantos ataques, los números<br />
positivos decidimos aliarnos con los<br />
habitantes del país vecino, las letras.<br />
Todos juntos formábamos operaciones<br />
algebraicas. Aunque fue en vano, ya<br />
que los números negativos se aliaron con letras<br />
rebeldes para así contraatacarnos.<br />
Un día como otro cualquiera estaba yo sentado en mi<br />
confortable sillón cuando una idea me vino a la mente<br />
como un rayo del cielo, rápidamente me apresuré a<br />
correr al Ayuntamiento y una vez llegué, convoqué<br />
asamblea general.<br />
Después de un largo rato, cuando todos los números<br />
positivos estábamos allí presentes, yo subí al estrado.<br />
Todos tenían un rostro alegre y esperanzador, incluso el<br />
señor “27”, a quien no veía sonreír desde que perdió el<br />
“2” por culpa de una bomba divisora.<br />
Después de una leve pausa empecé a hablar:<br />
- El plan es el siguiente, lo primero es arrojarles ceros a<br />
todos y cada uno de los números negativos, para más<br />
tarde poder lanzarles signos multiplicativos y que así se<br />
conviertan en ceros y desaparezcan…<br />
Cuando terminé de hablar, los asistentes se levantaron<br />
de sus asientos y comenzaron a aplaudir, todos estaban<br />
muy contentos. En ese momento una extraña sensación<br />
maravillosa recorrió mi cuerpo.<br />
Era impresionante observar cómo en un día pasé de ser<br />
un número corriente a estar siendo aplaudido por mis<br />
conocidos.<br />
C U E N T O<br />
ÁLGEBRA y la guerra de los Números<br />
Días más tarde, todos nos reunimos en la frontera de los<br />
dos territorios. Iba a comenzar la batalla que decidiría<br />
el destino del país; el ambiente era tenso, y lo único que<br />
se escuchaba era el gemir de las hojas en los secos<br />
árboles de invierno.<br />
De repente un grito de nuestra tropa dio una señal,<br />
cortando así el silencio sepulcral, y acto seguido todos<br />
comenzaron a arrojar ceros y signos.<br />
Ese día nunca se borrará de mi mente, era escalofriante<br />
ver cómo los números negativos morían uno tras otro<br />
casi al borde del exterminio.<br />
En ese instante supe que habíamos cometido un error,<br />
así que sin pensármelo dos veces di la orden de que<br />
cesara el ataque.<br />
Todos me miraban con rostros asombrados, incluso los<br />
números negativos que yacían en el campo de batalla.<br />
De pronto, entre un espeso manto de niebla apareció<br />
ante nosotros un número. Con un leve paso se acercó<br />
hasta mí y se arrodilló:<br />
- Por favor, dejad vivir a mi pueblo y prometo serviros<br />
y respetaros a ti y a tu gente, dijo con voz temblorosa.<br />
A todos los números positivos nos pareció bien. Así<br />
que los dos reinos decidimos convivir en paz, con la<br />
condición de que ellos estuvieran siempre por debajo<br />
de nosotros.<br />
Años más tarde, unos científicos inventaron una<br />
pequeña nave con la que unos cuantos números y yo<br />
pudimos viajar a <strong>La</strong> Tierra, años luz, y así darnos a<br />
conocer, para que hoy en día nos podáis utilizar.<br />
Y mientras que se usen las matemáticas, esta historia<br />
continuará… Rubén Márquez Pinilla 2ºB ESO<br />
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