PACHACAMAC - Ministerio de Cultura

FLAVIANO GONZALES ROJAS
Como si se tratara
de un cuento infantil
Flaviano ha heredado la
magia de transformar
un simple trozo de
madera en una pieza
de arte tradicional. Esa
magia se siente en cada
una de sus creaciones
que pareciera que
cobran vida cuando
nadie las ve. Flaviano
es uno de los mejores
jugueteros de nuestro
país y uno
de los primeros
impulsadores del
rescate de esta
técnica
tradicional.
Aquí su
historia.
El
de
Molinos es tierra de talladores. La fertilidad
del suelo hace de este pequeño valle de
Jauja, Junín, un lugar con abundante
y variada vegetación. Allí crece el
ciprés, el quinual y los alisos, que son la
materia prima más aprovechada por los
pobladores de la zona que por tradición se dedican al tallado
de madera. Una de las familias expertas en este arte son Los
Gonzales, quienes desde hace muchos años, destacan en el
rubro de la elaboración de juguetes de madera.
Los primeros juguetes con los que el pequeño Flaviano dio
rienda suelta a su imaginación, fueron hechos por su padre
Don Pablo Gonzales Caballero, uno de los más grandes
tallador
juguetes
Carol Tello
Periodista INC
Fotos: Carlos Díaz
Piezas únicas. Cada juguete de madera es hecho a mano.
jugueteros de Molinos. La destreza con la que su progenitor
los tallaba alimentó su admiración no sólo por el juguete como
tal, sino por la magia de poder crearlos. Es así que siendo aún
pequeño, Flaviano volcó su interés hacia el tallado. Desde
ese momento y hasta hoy sus manos han dado vida a los más
diversos juguetes de madera que uno pueda imaginar.
jUgAR cOMO Un nIñO
Crecer rodeado de cientos de juguetes y no jugar con alguno
de ellos era un acto imposible. “Cuando mi papá fabricaba
juguetes, yo era el que se encargaba del control de calidad”,
bromea Flaviano mientras recuerda su inquieta niñez. Hoy,
a sus 54 años esto no ha cambiado en mucho. El niño que
lleva dentro sale y se emociona con cada nueva creación.
“Es algo espontáneo. Al tener al frente tantos juguetes a
cualquiera se le antojaría, aunque sea por un instante, jugar
como un niño”. A él le pasa eso cuando está en medio de
vacas y chanchos voladores, payasos boxeadores, cholitos
saltarines, cebras que se sientan, gatos que están de pie,
perros salchichas que guardan discos compactos y una
extensa lista de juguetes que forman parte de las
tradicionales y contemporáneas creaciones de este
ingenioso tallador.
Su imaginación pareciera ser inagotable. Él siempre
está pensando, creando, añadiendo nuevos
recursos para sus juguetes. “Tenemos una base de
juguetes tradicionales sobre los cuales trabajamos y hay otro
grupo de juguetes contemporáneos”, explica. Los juguetes
tradicionales son todos aquellos que no han sufrido cambios
a lo largo del tiempo como los camiones, aviones, trompos,
pájaros andinos y otros que siguen el patrón ancestral de tallado.
Mientras que los contemporáneos son aquellos juguetes
móviles o mecanizados, como los camiones con doble eje
de fierro compuesto por 80 piezas y donde un niño puede
subirse y pasear. En los últimos años, su producción de juguetes
se incrementó con los juegos didácticos y de ingenio.
Asimismo, se creó el rubro de objetos de uso utilitario como
los porta discos y porta revistas con figuras de animales.
Cada juguete de madera es hecho a mano, y por lo tanto
es una pieza única. El tiempo de elaboración de cada uno
de ellos puede variar dependiendo de la complejidad o
simplicidad de su construcción. El máximo tiempo puede ser
tres días y el mínimo tres horas. En este proceso de creación
el maestro tallador comparte funciones con su esposa, Nelly
y sus tres hijos. Nelly se encarga del pintado de todas las
piezas. “Es la artista del color”, dice Flaviano con orgullo.
Ella, además de ser una experta con la paleta de colores,
es una mujer comprometida con entregar un producto de
excelente calidad, por eso se preocupa de usar materiales
que no atenten contra la salud. “Usamos productos que
no son nocivos porque sabemos que son usados por niños
y tenemos que ser responsables con su bienestar”, señala
Nelly. Así como ella, sus tres hijos están comprometidos con
esta labor. Uno de ellos destaca en el diseño de juguetes
de ingenio, que luego su padre plasma en la madera.
Todos conforman un equipo que une fuerzas para que esta
tradición no se pierda.
ApOSTAnDO pOR EL fUTURO
“Mis juguetes están hechos con todo el corazón”, dice
Flaviano y parece que las palabras le salieran del mismo
órgano vital. En tiempos actuales donde prolifera lo
plástico y tecnológico, los juguetes de madera, contra todo
pronóstico, se abren paso entre tanta modernidad. Para él
eso tiene un motivo: “El hecho de que un juguete de
madera está hecho a mano demuestra
que uno lo hace con mucha paciencia,
cariño y con todo el corazón. El niño
usa un juguete así, va a sentir que
es único y lo va a querer mucho
más”.
Además, en la actualidad el panorama
se muestra mucho más alentador.
“Antes vendía muy poco, solo
a algunos coleccionistas. Pero ahora vendo juguetes
todo el año” señala el artesano y hace hincapié en que
en gran medida este
cambio se debe a que los
papás le están enseñando a
sus hijos a valorar el arte tradicional
peruano y a sus creadores.
Sin embargo, comenta que
haciendo una comparación entre
los connacionales y los turistas extranjeros,
estos últimos son los que
siguen prefiriendo este tipo de juguetes.
No siempre se tiene el privilegio de conocer
en persona al genio detrás de una obra. Quienes
tuvieron la oportunidad de hablar con Flaviano en la
tercera edición de Ruraq Maki, Hecho a mano, coincidirán
que su sencillez y sus conocimientos hicieron de este
intercambio de palabras una experiencia enriquecedora.
Tener al propio creador ahí para contarnos de su arte es un
suceso poco visto y son los niños los más entusiastas en este
sentido. Ellos además de conocer a la persona que le ha dado
vida a sus juguetes, que probablemente se convertirán en
sus favoritos, se empapan de conocimientos relacionados a
este tradicional arte y si su interés va más allá hasta tendrán
la oportunidad de hacer su propio juguete.
“Mi compromiso es incorporar más gente a este arte. Yo
enseño a cualquier persona interesada a hacer un juguete de
madera”, dice el maestro tallador y reafirma su convicción
de que hará lo necesario para que esta tradición no se pierda
ya que actualmente son pocos los jugueteros que hay en el
país. Se tiene un registro de solamente doce a nivel nacional.
En ese sentido, Flaviano cuenta que, de a poquitos, ya está
incursionando en el dictado de talleres en algunos colegios
y museos donde, como jugando, niños, jóvenes y adultos
aprenden a confeccionar su propios juguetes y a valorarlos.
El compromiso que heredó de su padre para que esta tradición
familiar no desaparezca permanece inquebrantable.
“Más pudo el juguete para mi y no me arrepiento”
dice quien hoy es considerado
uno de los mejores
jugueteros del país. La
magia de sus juguetes
de madera se siente.
Flaviano Gonzales fabrica sus juguetes con el corazón.
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