PACHACAMAC - Ministerio de Cultura

LA CIUDADELA DE MAUCALLACTA
secretos
Los
"pueblo antiguo”
del
Fue un lugar de culto y veneración al Apu Coropuna antes de
la aparición del Estado Inca. Hoy, la ciudadela de Maucallacta
ubicada en las entrañas de Arequipa, ha sido rescatada y parte de
su extenso territorio puede ser visitado por turistas y estudiosos.
Este espacio, en donde en otros tiempos se rendía pleitesía a la
grandiosidad de la naturaleza, se convierte ahora en una inmensa
puerta hacia nuestra historia, que ineludiblemente debemos
atravesar.
El trabajo de rescate es una garantía de que este importante hito de nuestro patrimonio cultural permanezca, se admire y se entienda mejor.
Maucallacta es un término quechua que
traducido al castellano, quiere decir
“pueblo antiguo”. Por su significado
literal, hay en el Perú varias localidades
que tienen este mismo nombre, pero el
caso que ahora nos ocupa tiene un relieve
especial, pues nos remite a uno de los centros ceremoniales y
administrativos más interesantes y mejor conservados de la
presencia de la cultura Inca en la Región Arequipa.
El viaje hasta el lugar demanda seis horas desde Arequipa, por
una carretera que no es la mejor, pero que transitada con el
debido cuidado, nos permite pasar revista a impresionantes
paisajes que la naturaleza y la mano del hombre han forjado a
través del tiempo.
La población más cercana es la del distrito de Pampacolca,
ubicado en la Provincia de Castilla, a 3750 msnm.
Las tierras vecinas producen prácticamente de todo, incluida
la uva, con la que se preparan piscos de muy buena calidad.
Del pueblo de Pampacolca nos separa media hora más de viaje
para llegar a las ruinas de la ciudadela de Maucallacta.
Franz Grupp Castelo
Director Regional de
Cultura - Arequipa
Fotos: Archivo INC
La ciudadela fue presentada a la comunidad científica por el
doctor Eloy Linares Málaga, quien hizo los primeros estudios y
la describió hace ya varios años.
Pero es a partir de 1996, que el Centro de Estudios
Precolombinos de la Universidad de Cracovia, en colaboración
con la Universidad Católica de Santa Maria de Arequipa,
inicia el Proyecto Arqueológico Condesuyos, que junto a la
investigación, incluyó etapas de restauración y adecuación
del sitio para ser visitado. Vale mencionar la asesoría que para
este proyecto prestó el doctor Máximo Neyra Avendaño,
fallecido hace poco en Arequipa.
Los vestigios ostentan un magnífico ushnu, que ubicado al
borde de una extensa plataforma ceremonial, es capaz de albergar
a 6000 personas aproximadamente. Servía para reverenciar
y presentar ofrendas al gigantesco nevado Coropuna,
que está ubicado exactamente frente a este espacio.
El ushnu presenta un estado de conservación impecable, y
la vista que desde él se tiene del nevado, permite entender
la influencia que la impresionante montaña tenía sobre la
población inca de la zona.
El Apu Coropuna. Antiguo lugar de culto y veneración está ubicado en la provincia de Castilla (Arequipa).
El extenso complejo, que en total abarca un área cercana a
las 25 hectáreas, incluye un pequeño promontorio y terrazas
en torno a éste, en donde se ubican alrededor de 250
espacios construidos en piedra, y que a la luz de los estudios
arqueológicos, indican que se usaban como colcas o depósitos
de alimentos; kallancas o espacios de albergue y descanso, y
espacios ceremoniales, como el ushnu y la plataforma antes
mencionados.
También hubo edificaciones destinadas al descanso de los
muertos, y hay construcciones que podrían haber sido usadas
como corrales para los animales.
Los restos arquitectónicos encontrados indicarían que
además de ceremonial y administrativa, la ciudadela tenía
un uso habitacional permanente. La zona estudiada, y hoy
abierta a las visitas, ocupa aproximadamente un 20% de la
extensión total de Maucallacta, lo que nos pone ante un
interesante porcentaje aún por descubrir, estudiar y visitar en
este complejo arqueológico.
Por el estudio de los restos de cerámica (desgraciadamente
los saqueadores de tumbas han robado los restos humanos
que de seguro había en la ciudadela), se conoce que las ruinas
ya eran un lugar de culto y veneración al Apu Coropuna,
desde 200 ó 300 años antes de la aparición del Estado Inca,
y es posible que dada la importancia del lugar, el culto a la
montaña se haya extendido en los primeros tiempos del
periodo virreinal.
La apertura de parte de la ciudadela de Maucallacta a las
visitas turísticas y de estudio, ha previsto la adecuación de un
espacio para el estacionamiento de vehículos; la construcción
de una caseta de vigilancia y de atención e información a los
visitantes; la señalización de la zona que puede conocerse, y la
instalación de miradores y paneles informativos que orientan
al visitante durante el recorrido.
Es importante que el Proyecto de acondicionamiento para las
visitas, haya contemplado, muy atinadamente, que sean los
propios pobladores de la zona quienes se ocupen, en coordinación
con la municipalidad, de la vigilancia y mantenimiento
básico de las ruinas, y del guiado de visitantes dentro de estas;
involucrando de esta manera a la población en el conocimiento,
resguardo y posterior beneficio económico, que conllevan
el estudio serio y la responsable apertura al público de sitios
de esta naturaleza.
El día de la inauguración y presentación oficial del sitio, fue
muy grato ver cómo prácticamente toda la población de la
vecina Pampacolca se trasladó a Maucallacta para convertirse
en el primer gran grupo de visitantes del sitio.
El entusiasmo y el orgullo de los vecinos del lugar, dejaba
ver con claridad el grado de identificación que estos habían
logrado para con su patrimonio.
Esta identificación es una garantía para la futura conservación
del sitio, y causa especial satisfacción que este plan de
concientización haya sido parte del proyecto integral de
estudio y puesta en valor.
El proyecto contó siempre con las debidas autorizaciones de
la Comisión Nacional de Arqueología del INC, así como con la
constante supervisión de la Dirección Regional de Cultura de
Arequipa.
Los gobiernos municipales de Castilla y Pampacolca
trabajaron estrechamente con los científicos polacos y
peruanos, lográndose una grata y familiar interacción entre
las autoridades locales, los arqueólogos, y la población en
general.
El trabajo de rescate de esta ciudadela, que en otros tiempos
sirvió para venerar a la magnificencia de la naturaleza, es una
garantía de que este importante hito de nuestro patrimonio
cultural, íntimamente asociado al patrimonio natural,
permanezca, se admire y se entienda mejor en los tiempos
por venir.
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El complejo es extenso y en total abarca un área de 25 hectáreas aproximadamente.