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Catálogo florístico del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido ...

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<strong>Catálogo</strong> <strong>florístico</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Parque</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> Or<strong>de</strong>sa y <strong>Monte</strong> <strong>Perdido</strong> 1. Medio físico y humano<br />

Otras veces el karst da lugar a los llamados llanos o planas. Son <strong>de</strong>presiones flanqueadas por<br />

fuertes pendientes; en unas predomina la sobreexcavación glaciar sobre la disolución superficial y en<br />

profundidad (Planas <strong>de</strong> Millaris, Narciso y Catuarta); en otras es a la inversa (Planeta <strong>de</strong> San Fertús,<br />

Sumi<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Narciso y Plana <strong>de</strong> Salarons o Aguastuertas).<br />

Ahora bien, la escasez <strong>de</strong> circulación <strong>de</strong> agua superficial en la alta montaña <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Parque</strong> sólo se<br />

explica por la existencia <strong>de</strong> un karst subterráneo (endokarst) muy activo que da lugar a espectaculares<br />

surgencias como las <strong>de</strong> la Fuen Blanca (Añisclo) o la <strong><strong>de</strong>l</strong> Yaga (Escuaín). Aquí se encuentra una<br />

<strong>de</strong> las simas más altas <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, a 3000 m en la Punta <strong>de</strong> las Olas. Su red <strong>de</strong> cuevas es muy compleja<br />

y extensa y todavía se halla en estudio.<br />

4.4. Hidrografía e hidrología<br />

El agua es uno <strong>de</strong> los factores mo<strong><strong>de</strong>l</strong>adores <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

paisaje, pues origina la forma encajonada <strong>de</strong> algunos<br />

valles o las formaciones kársticas.<br />

El PNOMP se halla enclavado en la cuenca alta<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> río Cinca. Al tratarse <strong>de</strong> un macizo calizo, en muchos<br />

casos kárstico, el agua <strong>de</strong> lluvia o <strong>de</strong> la fusión<br />

nival circula poco en superficie, por ello apenas existen<br />

lagos mientras los sistemas subterráneos son extensos.<br />

La red hidrográfica superficial la forman cuatro<br />

ríos principales: Arazas, Bellós, Yaga y Cinca, más el<br />

Ara en la zona periférica <strong>de</strong> Bujaruelo.<br />

El régimen hidrológico <strong>de</strong> los dos gran<strong>de</strong>s ríos <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Parque</strong>, el Ara y el Cinca, es <strong>de</strong> tipo nival,<br />

pues los mayores caudales se dan con el <strong>de</strong>shielo primaveral. La escasez <strong>de</strong> precipitaciones invernales<br />

y sobre todo las frías temperaturas explican el prolongado periodo <strong>de</strong> aguas bajas entre diciembre y<br />

marzo. Según GARCÍA RUIZ & al. (1985), la isoterma <strong>de</strong> 0º durante los meses fríos (noviembre-abril) se<br />

situaría a 1670 m <strong>de</strong> altitud en la cuenca <strong><strong>de</strong>l</strong> Ara y a 1603 m en la <strong><strong>de</strong>l</strong> Cinca. Esto explicaría la gran<br />

influencia hidrológica y geomorfológica que tiene aquí la innivación, especialmente por las precipitaciones<br />

<strong>de</strong> finales <strong><strong>de</strong>l</strong> invierno y principios <strong>de</strong> la primavera, momento en el que se suman las aguas <strong>de</strong> fusión<br />

(«mayencos») a las lluvias frontales, dando lugar a un período <strong>de</strong> crecidas que alcanza su máximo<br />

en junio; luego, el mínimo estival nunca es tan acusado como el invernal (GARCÍA RUIZ & MARTÍ, 2001:<br />

21). No obstante, un estudio reciente ha constatado que la influencia nival se ha atenuado en las dos<br />

últimas décadas por el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> las precipitaciones invernales (GARCÍA RUIZ & al., 2001). Paralelamente,<br />

el aumento <strong>de</strong> la cobertura <strong>de</strong> la vegetación en los últimos 80 años, por el abandono <strong>de</strong> la montaña,<br />

ha reducido los caudales <strong>de</strong> los ríos pirenaicos en un 30% (GALLART & LLORENS, 2001), y la ten<strong>de</strong>ncia<br />

continúa, más aún si sumamos los posibles efectos <strong><strong>de</strong>l</strong> cambio climático.<br />

En resumen, en la cabecera <strong>de</strong> los valles el régimen hídrico es nival, con máximos <strong>de</strong> junio por el<br />

<strong>de</strong>shielo y mínimos invernales <strong>de</strong>bidos a la retención nival y la escasez <strong>de</strong> precipitaciones; mientras que<br />

en las partes medias y bajas pasa a ser nivo-pluvial pirenaico, combinándose las aportaciones por fusión<br />

<strong>de</strong> la nieve y las lluvias, con un máximo en mayo y mínimos en verano e invierno.<br />

J..L. Benito Alonso – Institut d’Estudis Iller<strong>de</strong>ncs (2006)<br />

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