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Larache, perfume de pescado

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12<br />

ESPAÑA<br />

Tarifa<br />

Algeciras<br />

Cádiz Ceuta<br />

Barbate Tánger<br />

Asilah<br />

<strong>Larache</strong><br />

RABAT<br />

MARRUECOS<br />

Kenitra<br />

EL MUNDO, DOMINGO 20 DE MAYO DE 2001<br />

ANDALUCIA<br />

SIN TRATADO DE PESCA (y II) / EL PUERTO MARROQUÍ AFRONTA A MARCHAS FORZADAS SU MODERNIZACIÓN<br />

PARA ATRAER INVERSORES M LOS PESCADORES LOCALES SIGUEN MIRANDO A ESPAÑA COMO NUEVO UN MISTER MARSHALL<br />

EDUARDO DEL CAMPO<br />

Enviado especial<br />

LARACHE.— Un ciego podría adivinar<br />

que ha llegado a <strong>Larache</strong> por<br />

el olor a <strong>pescado</strong> y a sal que se<br />

mete en la piel y los pulmones al<br />

entrar en la ciudad. La capital<br />

marinera <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Marruecos<br />

es un hervi<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> energía y trabajo<br />

que contrasta como la luz y<br />

la sombra con la parálisis posmo<strong>de</strong>rna<br />

<strong>de</strong> su vecino español <strong>de</strong> Barbate,<br />

a sólo 116 millas náuticas al<br />

norte y <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong>l Estrecho.<br />

Los dos pueblos son viejos conocidos,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos en que<br />

<strong>Larache</strong> era uno <strong>de</strong> los baluartes<br />

<strong>de</strong>l protectorado español en<br />

Marruecos. Con los años se creó<br />

una simbiosis entre <strong>pescado</strong>res,<br />

como si por un momento no<br />

importaran las fronteras ni la cultura<br />

sino la materia prima que les<br />

daba <strong>de</strong> comer a todos.<br />

Muchos marineros <strong>de</strong> <strong>Larache</strong>,<br />

hasta 200, se embarcaron en barcos<br />

gaditanos y <strong>de</strong> otros puertos<br />

andaluces. Los patrones marroquíes,<br />

dueños <strong>de</strong> navíos artesanales<br />

sin apenas instrumentos electrónicos<br />

para <strong>de</strong>tectar bancos <strong>de</strong><br />

peces, se arrimaban a los barcos<br />

españoles, que eran siempre los<br />

primeros en dar con el <strong>pescado</strong>.<br />

A cambio, era frecuente que los<br />

armadores españoles, para no per<strong>de</strong>r<br />

tiempo o porque no habían<br />

tenido suerte, les compraran toda<br />

la captura a sus compañeros<br />

magrebíes. Los boquerones pasaban<br />

<strong>de</strong> un barco a otro sin tocar<br />

tierra y su precio se multiplicaba<br />

al inundar la lonja <strong>de</strong> Barbate.<br />

Pero <strong>de</strong> momento todo eso se<br />

ha acabado. Los armadores y <strong>pescado</strong>res<br />

marroquíes se han quedado<br />

solos, expuestos a sus propias<br />

fuerzas. Y bien que lo lamentan,<br />

porque para ellos los barcos españoles<br />

no eran la competencia sino<br />

una oportunidad <strong>de</strong> hacer negocio.<br />

<strong>Larache</strong>, <strong>perfume</strong> <strong>de</strong> <strong>pescado</strong><br />

La capital pesquera <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Marruecos es un hervi<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> energía y trabajo que contrasta como la luz y la sombra<br />

con la parálisis <strong>de</strong> sus «amigos» <strong>de</strong> Barbate, a los que echan<br />

<strong>de</strong> menos y pi<strong>de</strong>n que regresen mediante acuerdos privados<br />

Por eso <strong>de</strong> una punta a otra <strong>de</strong>l<br />

precario puerto <strong>de</strong> <strong>Larache</strong>, embarcado<br />

hoy en un proceso <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización<br />

a marchas forzadas, sólo<br />

se escuchan palabras <strong>de</strong> solidaridad<br />

hacia los <strong>pescado</strong>res <strong>de</strong> Barbate<br />

mezclado con un grito <strong>de</strong><br />

auxilio que hace coro en las gargantas<br />

<strong>de</strong> los más pobres.<br />

Los <strong>pescado</strong>res, los mecánicos,<br />

los re<strong>de</strong>ros, los dueños <strong>de</strong> los barcos<br />

más humil<strong>de</strong>s, los chicos que<br />

cargan las cajas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra repletas<br />

<strong>de</strong> peces y los que las arman<br />

con clavos, las muchachas que<br />

Un ven<strong>de</strong>dor ambulante muestra sus boquerones fritos en el puerto <strong>de</strong> <strong>Larache</strong>.<br />

‘Al Capone’, el rey <strong>de</strong>l puerto<br />

«Es una lástima», dice sobre<br />

la suerte <strong>de</strong> Barbate Driss<br />

Gharnati Al Capone, el<br />

mayor armador <strong>de</strong> <strong>Larache</strong><br />

con diez barcos que dan trabajo<br />

a 200 tripulantes. Al<br />

Capone, como lo conocen<br />

con respeto, hizo fortuna<br />

—también tiene una fábrica<br />

<strong>de</strong> conservas— comprándole<br />

a los españoles los barcos<br />

que ya no querían.<br />

Seis embarcaciones las<br />

adquirió a armadores <strong>de</strong><br />

Santa Pola y Alicante, como<br />

el Albatros yelAmistad.Por<br />

ello no extrañaría que Gharnati,<br />

<strong>de</strong> 61 años, aprovechara<br />

la crisis <strong>de</strong> sus «amigos»<br />

—a los que antes enviaba a<br />

reparar sus barcos— para<br />

El armador Driss Gharnati, en el astillero <strong>de</strong> <strong>Larache</strong>.<br />

incrementar su flota comprándoles<br />

los pesqueros<br />

fuera <strong>de</strong> uso. De momento,<br />

sólo son<strong>de</strong>a el futuro. «Van<br />

a venir unos empresarios <strong>de</strong><br />

Barbate a verme, Herrera y<br />

salan, <strong>de</strong>scabezan y or<strong>de</strong>nan los<br />

boquerones en las fábricas <strong>de</strong> conservas<br />

y los niños como Bilal, <strong>de</strong><br />

12 años, que ayudan a inventar<br />

hielo en la fábrica <strong>de</strong>l puerto. Un<br />

grito dolorosamente unánime:<br />

españoles, empresarios y armadores<br />

barbateños, venid aquí a invertir,<br />

dadnos un trabajo mejor, llevadnos<br />

a España, como antes.<br />

Sabéis que tenemos experiencia y<br />

trabajamos duro. Aquí hay mucha<br />

faena pero estamos muy mal pagados.<br />

Os necesitamos. Venid, venid.<br />

El mensaje se repite para que cale<br />

Maine, a ver qué hacemos»,<br />

dice misterioso. ¿Empresas<br />

mixtas? Dudas. «¿Qué pondré<br />

yo y qué pondrán<br />

ellos?», <strong>de</strong>vuelve la pregunta<br />

en su perfecto español.<br />

en el periodista. Le dan direcciones<br />

y números <strong>de</strong> teléfono, por si acaso<br />

les pue<strong>de</strong> procurar «los papeles».<br />

¿El tópico <strong>de</strong> Bienvenido Mister<br />

Marshall trasplantado a los primeros<br />

labios <strong>de</strong> África?<br />

Los <strong>pescado</strong>res <strong>de</strong> <strong>Larache</strong> ven<strong>de</strong>n<br />

el kilo <strong>de</strong> boquerón a 10 dirham<br />

si hay poco <strong>pescado</strong> (unas<br />

180 pesetas), pero a sólo 5 (menos<br />

<strong>de</strong> veinte duros) si abunda la oferta.<br />

Los barcos <strong>de</strong> Barbate multiplicaban<br />

varias veces ese precio en<br />

la lonja <strong>de</strong> su pueblo cuando aún<br />

estaba vigente el tratado <strong>de</strong> pesca<br />

REPORTAJE GRÁFICO: EDUARDO DEL CAMPO<br />

entre la UE y Marruecos.<br />

La oferta insinuada por las autorida<strong>de</strong>s<br />

marroquíes pasa porque<br />

los armadores españoles firmen<br />

acuerdos privados con los empresarios<br />

<strong>de</strong> este lado <strong>de</strong>l Estrecho,<br />

pero la condición sigue siendo que<br />

<strong>de</strong>scarguen las capturas en <strong>Larache</strong><br />

y los <strong>de</strong>más puertos nacionales.<br />

El Gobierno <strong>de</strong> Mohamed VI<br />

quiere, como no podía ser <strong>de</strong> otra<br />

manera, incentivar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

la industria auxiliar pesquera allí<br />

don<strong>de</strong> se encuentra la materia prima,<br />

y hacer que todo el proceso<br />

revierta en la economía local.<br />

Pero los armadores <strong>de</strong> Barbate<br />

se niegan <strong>de</strong> momento. Dicen que<br />

el puerto <strong>de</strong> <strong>Larache</strong> no tiene condiciones<br />

para <strong>de</strong>scargar y procesar<br />

el <strong>pescado</strong>. Que su embocadura es<br />

peligrosísima. Que si montan una<br />

empresa mixta corren el peligro <strong>de</strong><br />

per<strong>de</strong>r su parte a manos <strong>de</strong>l socio<br />

marroquí, que teóricamente <strong>de</strong>be<br />

conservar el 51 por ciento. Si dan<br />

el paso, quieren ser ellos los que<br />

dirijan el negocio.<br />

Y en esa mentalidad se adivina<br />

aún el antiguo complejo <strong>de</strong> superioridad<br />

<strong>de</strong>l europeo frente al vecino<br />

musulmán.<br />

Hasán Hachari, el pequeño<br />

armador <strong>de</strong>l Montaser, <strong>de</strong>smonta<br />

las críticas. «No es verdad». Cierto<br />

es que el puerto <strong>de</strong> <strong>Larache</strong>, surgido<br />

en la <strong>de</strong>sembocadura <strong>de</strong>l río<br />

en el Atlántico, tiene merecida<br />

fama <strong>de</strong> trágico. Lo primero que<br />

ve un barco que regresa a puerto,<br />

elevados sobre la colina, son el<br />

antiguo hospital español y el<br />

cementerio don<strong>de</strong> reposan los huesos<br />

<strong>de</strong> los ahogados. Sólo la gente<br />

<strong>de</strong> aquí sabe en qué momento <strong>de</strong><br />

la marea se pue<strong>de</strong> entrar a puerto<br />

sin embarrancar en su fondo arenoso.<br />

Cierto. Pero el gobierno marroquí<br />

está poniendo remedio al problema<br />

mo<strong>de</strong>rnizando las instalaciones<br />

portuarias. Camiones y grúas<br />

trabajan a toda prisa para asegurar<br />

la entrada al puerto, uno <strong>de</strong> los<br />

más activos <strong>de</strong> Marruecos. Ya se<br />

han construido carreteras asfaltadas<br />

y urbanizado un sector <strong>de</strong>l<br />

puerto para levantar allí naves y<br />

factorías. En el pequeño astillero<br />

se construyen y reparan embarcaciones<br />

con maquinaria española.<br />

«En ocho meses esto será una<br />

maravilla, el mejor <strong>de</strong>l país», ven<strong>de</strong><br />

el producto Hachari embargado<br />

por una racha súbita <strong>de</strong> optimismo.<br />

/ Sigue en la página 13<br />

«Que vengan los españoles»<br />

«Tenemos esperanzas en<br />

uste<strong>de</strong>s, en los empresarios<br />

españoles. Nos daría<br />

mucha alegría que volvieran<br />

los barcos <strong>de</strong> Barbate,<br />

como antes. Ellos lo saben<br />

muy bien porque éramos<br />

amigos. De verdad, estamos<br />

llorando porque vengan».<br />

Lo dice en un solemne<br />

castellano Hasán<br />

Hachari, dueño <strong>de</strong>l palangrero<br />

Montaser. La palabra<br />

«dueño», sin embargo,<br />

pue<strong>de</strong> resultar excesiva y<br />

dar pie a equívocos, porque<br />

Hachari navega en la<br />

pobreza. «Llevo un año<br />

sin trabajar. No tengo<br />

dinero para el seguro <strong>de</strong><br />

los seis tripulantes, 10.000<br />

Hasán Hachari, patrón <strong>de</strong>l palangrero ‘Montaser’.<br />

dirham al año (más <strong>de</strong><br />

160.000 pesetas). No hay<br />

ayudas», se queja en<br />

medio <strong>de</strong> un corro. El<br />

humil<strong>de</strong> patrón aplau<strong>de</strong> al<br />

rey Mohamed VI mientras<br />

echa la culpa a «los que<br />

se metieron en el bolsillo<br />

los millones» que pagó<br />

todos estos años España y<br />

la UE por los permisos<br />

para pescar.

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