estratos - Enresa
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TRIBUNA LIBRE<br />
La ciencia, asignatura pendiente<br />
N España, con el advenimiento de<br />
E la democracia, han cambiado muchas<br />
cosas. No sólo en lo político y<br />
convivencial, que eso es obvio, sino<br />
también en lo cultural, lo cual resulta<br />
seguramente más importante a tenor<br />
de aquel viejo aforismo que afirma que<br />
un pueblo más culto es siempre un pueblo<br />
más libre.<br />
En la cultura, entendida en su sentido<br />
más pedestre, se han englobado<br />
siempre los distintos vectores tradicionales<br />
del humanismo clásico: letras,<br />
artes plásticas, música, teatro. La única<br />
aportación del mundo moderno a<br />
esa cultura, que llamaremos para entendernos<br />
«de letras», ha sido el cine,<br />
aunque aún despierta reticencias en los<br />
más puristas. Pero ni siquiera ahora se<br />
incluye, al menos de forma inmediata,<br />
al conocimiento científico como una<br />
faceta cultural más del hombre de finales<br />
del siglo XX. No es que la sociedad<br />
tenga nada en contra de esa forma de<br />
cultura; simplemente ocurre que a nadie<br />
le parece evidente que, junto al conocimiento<br />
de la literatura mundial, de<br />
la obra de los pintores o de los músicos<br />
famosos, haya que poseer también un<br />
cierto dominio de los conceptos y las<br />
ideas del mundo de la ciencia y la tecnología.<br />
No hace falta poner ejemplos, porque<br />
la cosa es obvia; basta con pensar<br />
que si una persona de cultura media no<br />
ignora qué es el impresionismo o que<br />
escribió Miguel de Cervantes, en cambio<br />
es muy probable que esa misma<br />
persona, e incluso gentes mucho más<br />
«cultas» en el sentido habitual del adjetivo,<br />
lo ignoren todo acerca de la importancia<br />
del pensamiento de Newton,<br />
de cuya obra magna se cumplen ahora<br />
precisamente tres siglos, o del interés<br />
que tiene para las telecomunicaciones<br />
terrestres la existencia de satélites<br />
geoestacionarios. Es más, aunque todos<br />
utilizan directa o indirectamente<br />
esos conocimientos científicos, y en<br />
cambio probablemente nunca han visitado<br />
museos impresionistas ni habrán<br />
leído más de unas líneas del Quijote, es<br />
obvio que se sentirán «incultos» por<br />
no saber al menos que esos fenómenos<br />
del ingenio humano existen, y en cam-<br />
bio se extrañarán mucho si alguien les<br />
reprocha su incultura por ignorarlo todo<br />
acerca de Newton o los satélites; o<br />
la fibra óptica, o la esencia de un chip<br />
de ordenador, o el láser, o el turbo en<br />
un motor, o por qué vuela un avión,<br />
o ...<br />
Definir un nuevo concepto de cultura,<br />
mucho más globalizador y, en mi<br />
opinión, esencial en este mundo que<br />
nos ha tocado vivir, tan lleno de sorpresas<br />
tecnológicas como rico en proezas<br />
del afán descubridor de la especie<br />
humana, nos llevaría muy lejos. Y quizá,<br />
no sea tarea del periodista sino del<br />
estudioso de los fenómenos sociales. El<br />
periodista debe, eso si, integrarlo todo<br />
en un conjunto armónico, evitando ese<br />
error de algunas gentes «de ciencias»,<br />
sobre todo del mundo de la técnica, de<br />
despreciar la cultura humanística más<br />
clásica, y el mucho más frecuente de<br />
las gentes «de letras» que, por ignorarlo,<br />
desprecian, entre asustados y displicentes,<br />
al mundo de la tecnología y del<br />
razonamiento científico avanzado.<br />
Lástima que en esto el periodismo<br />
también falle; lo cual, por otra parte<br />
era de esperar, puesto que no es m2.s<br />
que el reflejo de la sociedad en la que<br />
se mueve. Un buen ejemplo lo supone<br />
la problemática nuclear en su conjunto.<br />
Por falta de cultura científica -tan<br />
vergonzante, insisto, como la falta de<br />
cultura literaria- los periodistas sue<br />
Ion ignorarlo todo acerca de los procesos<br />
físicos de la energía nuclear. Y, por<br />
supuesto, acerca del lenguaje con que<br />
se designan dichos procesos y sus consecuencias.<br />
Y no es un problema de especialización;<br />
un periodista que se dedica<br />
a temas científicos, sea cual sea su<br />
formación de base, debe ser ante todo<br />
periodista, es decir, comunicador. Y si<br />
inicialmente, por culpa de quien sea,<br />
posee ciertas lagunas culturales, en este<br />
caso en el tema científico, debe informarse<br />
al respecto en la medida de sus<br />
posibilidades, para posteriormente poder<br />
transmitir correctamente los mensajes<br />
que desea comunicar. Esta regla<br />
elemental del periodismo, que se aplica<br />
Circuitos y máquinas creados por el hombre y para el hombre. a la espera de un nuevo humanismo.<br />
ESTRATOS 35