Los Relámpagos de Agosto - UAM Azcapotzalco
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Literatura<br />
presi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la república como Ávila<br />
Camacho y Adolfo Ruiz Cortines; cacique<br />
casi perpetuo <strong>de</strong> su estado hasta su exilio<br />
en 1958 <strong>de</strong> su hacienda El Galeote, famoso<br />
por su cinismo y por sus frases como “la<br />
moral es un árbol que da moras o vale para<br />
una chingada” o sus famosos “ierros”<br />
que aplicaba a sus enemigos (encierro,<br />
<strong>de</strong>stierro y entierro). Para Santos no había<br />
límites en la lucha por el po<strong>de</strong>r, si alguien<br />
se cruzaba en su camino no había piedad,<br />
como lo señala en sus memorias: “indio,<br />
gachupín o gringo, al que se atraviese lo<br />
chingo”. 23<br />
José Guadalupe Arroyo se parece a Gonzalo<br />
N. Santos uno y otro son, como señala<br />
Monsiváis, personajes que vivieron el<br />
proceso revolucionario <strong>de</strong>s<strong>de</strong> “la segunda<br />
fila”, sus Memorias (las <strong>de</strong> ambos) contadas<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la autobiografía bronca <strong>de</strong> Santos y<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la sátira política <strong>de</strong> Ibargüengoitia:<br />
“son un alar<strong>de</strong> <strong>de</strong> crímenes y frau<strong>de</strong>s, el<br />
canje <strong>de</strong> la <strong>de</strong>magogia por el cinismo y<br />
la provocación, el <strong>de</strong>sfile <strong>de</strong> personajes<br />
que los lectores encuentran pintorescos<br />
porque ya no tienen la oportunidad <strong>de</strong> ser<br />
sus víctimas”. 24 En esto último <strong>de</strong>scansa la<br />
propuesta <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar a <strong>Los</strong> relámpagos<br />
como una novela que al leerse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
presente no espanta, sirve como evocación<br />
atemporal en la que se reflejan políticos<br />
contemporáneos a Ibargüengoitia y, por<br />
<strong>de</strong>sgracia, todavía presentes en todos los<br />
partidos políticos <strong>de</strong> la actualidad.<br />
23 Gonzalo N. Santos, Memorias, pp. 243-253.<br />
24 Carlos Monsivais, “La moral es un árbol que da<br />
moras” Un cacique: Gonzalo N. Santos en Letras<br />
Libres, diciembre <strong>de</strong> 2000, p. 25.<br />
12 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura<br />
El jefe <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r Ejecutivo, licenciado Emilio Portes<br />
Gil, saliendo <strong>de</strong> la Cámara <strong>de</strong> Diputados, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> leer su Informe Presi<strong>de</strong>ncial. Lo acompañan los<br />
diputados Gonzalo N. Santos, (Primero <strong>de</strong> izquierda<br />
a <strong>de</strong>recha) Manuel Riva Palacio, José Reynoso<br />
y otros más. Imagen tomada <strong>de</strong>l libro: Gustavo<br />
Casasola, Historia gráfica <strong>de</strong> la Revolución<br />
mexicana, tomo VI, México, Editorial Trillas, 1973,<br />
p. 1947.<br />
Ibargüengoitia, como autor-narrador, es no<br />
sólo el que otorga el sentido a su narración, es<br />
también quien controla el tiempo diegético/<br />
narrativo y es en este hecho que su labor<br />
se vuelve cercana a la <strong>de</strong>l historiador, como<br />
señala George Kubler:<br />
El historiador tiene el compromiso <strong>de</strong><br />
revelar y <strong>de</strong>scribir la forma <strong>de</strong>l tiempo.<br />
Traspone, reduce, compone y colorea<br />
un facsímil…El historiador compone<br />
un significado <strong>de</strong> una tradición,<br />
mientras que el anticuario sólo recrea o<br />
reproduce, en formas ya familiares, una<br />
oscura fracción <strong>de</strong>l tiempo pasado. A<br />
no ser que sea un analista o un cronista,<br />
el historiador trasmite un mo<strong>de</strong>lo<br />
que fue invisible a los protagonistas<br />
cuando lo vieron, y <strong>de</strong>sconocido a<br />
sus contemporáneos antes que él lo<br />
revelara. 25<br />
Es <strong>de</strong>cir, Ibargüengoitia señala en la novela<br />
que el tiempo narrativo se <strong>de</strong>sarrolla entre<br />
1928 y 1929, pero su forma <strong>de</strong> narrar<br />
encubriendo nombres y fechas en un<br />
momento que no parecería ser inevitable<br />
-pese al presi<strong>de</strong>ncialismo y la censura <strong>de</strong><br />
1964, y aparentando dar respuesta a un<br />
problema social: el exceso <strong>de</strong> generales<br />
en un momento en que éstos ya no eran<br />
necesarios- nos lleva a pensar que <strong>de</strong><br />
manera consciente o inconsciente, y <strong>de</strong> la<br />
misma forma en que el propio Ibargüengoitia<br />
no le gustaba ser consi<strong>de</strong>rado un escritor<br />
“cómico”, <strong>Los</strong> relámpagos <strong>de</strong> agosto<br />
es una novela que pese a los hechos<br />
trágicos que da cuenta (la práctica política<br />
marrullera) se torna en un espejo <strong>de</strong>l cual<br />
no po<strong>de</strong>mos alejarnos en la actualidad. La<br />
primera persona utilizada para entregar al<br />
lector logros y <strong>de</strong>sventuras <strong>de</strong>l cacique, o<br />
aspirante a cacique, da fuerza al argumento<br />
<strong>de</strong> Revueltas con el que comenzamos este<br />
trabajo: la realidad es más inverosímil que<br />
la ficción y se necesita <strong>de</strong> alguien que<br />
le otorgue sentido; el literato el cual se<br />
acerca al historiador en ese punto, aquí<br />
la pertinencia <strong>de</strong> la cita al principio <strong>de</strong>l<br />
ensayo <strong>de</strong>l José Revueltas. El autor, es<br />
<strong>de</strong>cir Ibargüengoitia, reconfigura el tiempo<br />
diegético como lo hace el historiador <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la perspectiva <strong>de</strong> Kubler.<br />
25 George Kubler: “La historia <strong>de</strong> las cosas” en La<br />
configuración <strong>de</strong>l tiempo, 1988, pp. 69-70<br />
Mtro. Alfredo Moreno Flores<br />
A MAnerA <strong>de</strong> conclUsión<br />
Las Memorias <strong>de</strong> Gonzalo N. Santos no<br />
arrancan la carcajada liberadora, nos<br />
hace sentir cierto coraje y animadversión,<br />
sobre todo porque nos hablan <strong>de</strong> hechos<br />
y sucesos verda<strong>de</strong>ros; en cambio José<br />
Guadalupe Arroyo al ser una creación<br />
ficticia nos acerca a la visión que se<br />
preten<strong>de</strong> sea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la política<br />
caciquil, no nos ofen<strong>de</strong> puesto que no<br />
alu<strong>de</strong> a hechos siempre verificables, nos<br />
hace pensar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro presente,<br />
nos da otra lectura que por lo vigente se<br />
aprecia atemporal y nos hace, otro lado,<br />
revalorizar el testimonio oral como fuente<br />
válida histórica e historiográficamente.<br />
A<strong>de</strong>más, y en lo que respecta a la forma,<br />
resalta que en tan pocas páginas (menos<br />
<strong>de</strong> 150) Ibargüengoitia haya podido<br />
plasmar no sólo los usos y costumbres<br />
<strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, sino que señale<br />
abiertamente un hecho innegable: la casta<br />
militar que triunfó en la Revolución, formada<br />
tanto por sobrevivientes <strong>de</strong>l porfiriato<br />
como por advenedizos hechos al valor <strong>de</strong><br />
las batallas, representaba un peligro para<br />
el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Estado y que se aclara al final<br />
<strong>de</strong> la novela en un breve apartado titulado<br />
“Nota explicativa, para los ignorantes<br />
en materia <strong>de</strong> Historia <strong>de</strong> México” en el<br />
cual se señalan las “gran<strong>de</strong>s purgas” que<br />
ocurrieron en el ejército durante el periodo<br />
revolucionario y termina así:<br />
Estas gran<strong>de</strong>s purgas no fueron<br />
completamente eficaces. En el año<br />
<strong>de</strong> 1938 el Ejército mexicano contaba<br />
con más <strong>de</strong> doscientos generales en<br />
servicio activo, <strong>de</strong> los cuales más <strong>de</strong><br />
cuarenta eran <strong>de</strong> División…La solución<br />
<strong>de</strong> estas anomalías la dio la Ley <strong>de</strong><br />
Pensiones <strong>de</strong> Retiro y la Naturaleza. En<br />
Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 13