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Los Relámpagos de Agosto - UAM Azcapotzalco

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Literatura<br />

Su estrategia narrativa consistió en utilizar<br />

los recursos <strong>de</strong> la novela picaresca. El<br />

pícaro es el único, que <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> todo,<br />

pue<strong>de</strong> sobrevivir gracias a su astucia, y que<br />

cruza un mar <strong>de</strong> podredumbre moral sin<br />

ahogarse en él. El pícaro es el sobreviviente<br />

<strong>de</strong> un naufragio social. Y el pícaro sólo podía<br />

expresarse mediante el habla popular.<br />

Ésta es la gran contribución <strong>de</strong> Lizardi<br />

a la novela que se empieza a escribir en<br />

los territorios colonizados por España. Su<br />

novela pue<strong>de</strong> leer como la emancipación<br />

espiritual <strong>de</strong> la antigua colonia. La novela<br />

El Periquillo Sarniento está escrita con el<br />

habla popular, con la lengua que emplean<br />

los habitantes <strong>de</strong> lo comienza a ser México.<br />

Para Perico el lenguaje oculta y revela. Se<br />

ignora el sentido <strong>de</strong> lo que se dice y así se<br />

construye un discurso hueco que sirve para<br />

la manipulación que hacen los po<strong>de</strong>rosos.<br />

El fin supremo <strong>de</strong> la política es engañar con<br />

la apariencia <strong>de</strong> la verdad. Para los fines <strong>de</strong><br />

Lizardi, la salud social <strong>de</strong>bía basarse en un<br />

lenguaje <strong>de</strong>l que se conoce el sentido <strong>de</strong>l<br />

vocabulario con el que nos relacionamos.<br />

Como la intencionalidad <strong>de</strong> José Joaquín<br />

no era elaborar una novela que sólo se<br />

sostuviera por sus valores narrativos,<br />

nada le importó la amenidad <strong>de</strong>l relato, el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la trama sin intromisiones <strong>de</strong><br />

elementos ajenos que sólo hacen pesada<br />

su lectura. No confió en que su mensaje<br />

podía pasar muy bien sin los apoyos <strong>de</strong><br />

una erudición que sólo estorban el ritmo<br />

<strong>de</strong> la lectura, sin la espesa tinta <strong>de</strong> la<br />

admonición moral.<br />

Dejar libre a su personaje y que los hechos<br />

que vive, pa<strong>de</strong>ce y protagoniza fueran<br />

conformando por sí mismos los hilos <strong>de</strong> su<br />

discurso moral, con sólo la ejemplaridad<br />

<strong>de</strong> los dichos y sucedidos <strong>de</strong>l Periquillo,<br />

20 Tiempo y Escritura No.18 | Literatura<br />

era una tarea en la que no podía confiar su<br />

autor. La urgencia por llamar la atención<br />

<strong>de</strong> todos los vicios que plagaban a la<br />

sociedad colonial era <strong>de</strong>masiada. Él no<br />

podía aceptar que la opresión era un rasgo<br />

natural <strong>de</strong> la sociedad novohispana, y se<br />

negaba a aceptar que el mundo se dividía<br />

entre los que pertenecían a la “gente<br />

<strong>de</strong>cente” y los “léperos”, los que estaban<br />

con<strong>de</strong>nados a la <strong>de</strong>gradación moral que<br />

aceleraba el consumo <strong>de</strong>l alcohol; éstos<br />

cargaban con el estigma <strong>de</strong> la pereza y el<br />

vicio. Nada ni nadie los podía redimir. En<br />

la utopía <strong>de</strong> Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Lizardi había<br />

lugar para un nuevo país, sin corrupción<br />

y sin engaños. En el prólogo a su novela<br />

explica por qué escribe: “Cuando escribo<br />

mi vida, es sólo con la sana intención <strong>de</strong><br />

que mis hijos se instruyan en las materias<br />

sobre que les hablo”. Y en el cuerpo <strong>de</strong> la<br />

novela insiste: “Esto es <strong>de</strong>ciros hijos míos<br />

que <strong>de</strong>seara que <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong> mi vida<br />

sacarais tres frutos, dos principales y uno<br />

accesorio: amor a la virtud, aborrecimiento<br />

al vicio, y diversión.” (Cap. V, segunda<br />

parte).<br />

Imagen tomada <strong>de</strong>: cervantesvirtual.com<br />

Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Lizardi remaba contra<br />

la corriente: escribía para un público<br />

inexistente. A quienes dirigía su mensaje<br />

no podían leer su prosa. O carecían <strong>de</strong><br />

recursos para comprar los folletos que<br />

<strong>de</strong>spués conformaron el libro, o no sabían<br />

leer. El temía que sus posibles lectores<br />

se distrajeran por el placer <strong>de</strong> evasión<br />

que proporcionaba la novela en sí y que<br />

se pasara por alto su mensaje, por eso<br />

subrayaba el carácter <strong>de</strong> su escritura al<br />

dirigirse a sus hijos. La novela estorbaba a<br />

sus propósitos. No se consi<strong>de</strong>raba autor <strong>de</strong><br />

ficciones. Pero su talento narrativo se impone<br />

sobre sus intenciones moralizadoras.<br />

Paradójicamente, el autor, el periodista que<br />

no creía en el valor intrínseco <strong>de</strong> novela,<br />

es el fundador <strong>de</strong> la narrativa mexicana.<br />

En las fiestas <strong>de</strong>l bicentenario <strong>de</strong>bería <strong>de</strong><br />

ocupar un lugar <strong>de</strong>stacado la celebración<br />

Mtro. Miguel Ángel Flores Martínez<br />

<strong>de</strong> su novela. Pero por el momento nadie<br />

parece acordarse <strong>de</strong> nuestra <strong>de</strong>uda con<br />

Lizardi. En 1816 emprendió la publicación<br />

<strong>de</strong> su novela. En 1810 comenzó la rebelión<br />

que nos in<strong>de</strong>pendizaría <strong>de</strong> España.<br />

Asombra que en tiempos tan turbulentos<br />

Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Lizardi haya tenido la energía<br />

intelectual y la voluntad literaria y política<br />

<strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r la redacción <strong>de</strong> una novela<br />

como El Periquillo Sarniento, catálogo <strong>de</strong><br />

nuestros males y <strong>de</strong>fectos; espejo <strong>de</strong> una<br />

realidad que sobrevive dos siglos <strong>de</strong>spués<br />

en sus rasgos más <strong>de</strong>leznables. Leer El<br />

Periquillo en 2010 significa tener presente<br />

la lista <strong>de</strong> nuestras asignaturas pendientes.<br />

Entre ellas la <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> justicia que<br />

honre su nombre.<br />

Tiempo y Escritura No.18 | Literatura 21

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