Vidente Darly Chagas da Silva, 'Flor de Trigo' - Apariciones de ...

8 de Abril de 2012 - Domingo de Pascua – La Santa Pascua del Señor
Queridos hijos, hoy en este hermoso día, en que vosotros volvéis revivir el día en que
Jesucristo ha resucitado, liberándoos de la esclavitud del pecado, de modo que liberados de la
muerte eterna, debéis dar gracias a Dios por vuestra conversión.
Éste es el momento más hermoso para toda la humanidad.
Ahora lo único que falta es vuestro ‘Sí’ a Dios, con el regalo de vuestra vida a Él. El hombre
debe tener gratitud por la vida que Dios le dio. Debéis recordar siempre que Dios Padre ha
dado a Su propio Hijo Jesucristo para salvaros. Él es el Cordero de Dios que fue
sacrificado en la Cruz por culpa de vuestros pecados, fue sacrificado, derramó toda
Su Sangre y el Agua de todo Su Cuerpo para lavaros de todos vuestros errores, Él os
muestra, con Su sufrimiento, que es capaz de perdonaros si Le pedís perdón por los
pecados.
Por lo tanto, luchad, luchad que lo obtendréis.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os llevará hoy a revivir el momento en que ocurrió
la Resurrección de Jesucristo, el Hijo Único de Dios, verdadero Dios, verdadero Hombre,
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Él no renunció de vosotros, Mis hijos, murió y resucitó por todos.
Él mismo dio testimonio de Su Promesa, que es el Salvador del mundo. Él dio testimonio ese
día a todos los que Le buscan en el sepulcro.
Vosotros habéis oído hoy, durante la celebración de la Misa, que en el primer día de la semana,
María Magdalena fue al sepulcro de Jesucristo, todavía estaba oscuro en la mañana, al
amanecer, ella estaba llevando el perfume para ungir Su Cuerpo. A su llegada se encontró con
que la piedra que cerraba la tumba, había sido movida. Ella, María Magdalena, no estaba sola,
María, la madre de Santiago y Salomé, estaban juntas antes y pensaban cómo quitarían la
piedra, pero se sorprendieron cuando llegaron, la piedra había sido removida. Ellas no
entraron, regresaron y buscaron a los discípulos y encontraron a Pedro y le dijeron; él y otro
condiscípulo fueron a ver qué pasaba. Tuvieron la confirmación de que Jesús ya no estaba allí,
había resucitado, ellos sólo vieron los lienzos que estaban en el suelo y el Sudario que cubría la
cabeza de Jesucristo, el cual fue separado de otras vendas, que estaban enrolladas en un lugar
aparte.
Así que realmente creyeron, y entendieron lo que no habían comprendido sobre lo que Jesús
les habló de Su Resurrección, la cual ocurrió poco después de Su Muerte.
Mis hijos, ved cómo debéis tratar de aumentar vuestra fe. El hombre es débil, tiene
problemas en creer, y por eso corre el riesgo del peligro de caer en el infierno.
Es necesario para superar esta dificultad el aumentar la fe día a día.
Caer en el infierno es la cosa más fácil hoy, porque el mundo carece de fe, sin fe, el hombre
desobedece a Dios cada día más porque ellos no creen en Él.
Es necesario creer en Dios, creer en Su Poder, vosotros debéis obedecerle.
Falta en el hombre la verdadera fe, la esperanza y la confianza que Él ha mostrado, tanto Su
Amor por todo el mundo y no todo el mundo cree. El hombre está pisoteando la Gracia de Dios.
El hombre para creer, necesita ver con los ojos del espíritu, del alma, del corazón.
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