ada 10 mm 4/4/08 15:33 Página 1 - Portal de Cultura de Defensa ...

aquí de la «maléfica influencia» que, según
algunos, tienen determinados nombres en el
destino de los buques que los ostentan.
Es un típico ejemplo en la Marina alemana
el Blücher. El primer buque en llevarlo, un
crucero protegido, dio la vuelta tras ser acribillado
por los británicos el 23 de enero de
1915 en la batalla del Dogger Bank. El
segundo, un crucero pesado, dio la vuelta tras
ser torpedeado por un fuerte noruego en el
fiordo de Oslo el 9 de abril de 1940.
En la Marina inglesa tienen cierta aversión
hacia el nombre Hood, y es que cuando
el contralmirante Horacio Hood arbolaba su
insignia en el I n v e n c i b l e en la batalla de
Jutlandia un único disparo del Derfflinger lo
hizo volar por los aires. Veinticinco años
después, el crucero de batalla Hood siguió la
misma suerte en su combate con el Bismarck.
En nuestra Armada el caso que más
llama la atención es el de los dos E s p a ñ a. El
primero tuvo su primer aviso al varar, sin
consecuencias, en Punta Arenas en 1920
durante los actos conmemorativos del
primer centenario de la Independencia de
Chile y cuarto del Viaje de Magallanes-
Elcano. Tres años más tarde, como es bien
sabido, varó en el cabo Tres Forcas debido a
la intensa niebla, perdiéndose para siempre.
El segundo E s p a ñ a no era otro que uno de
los dos gemelos del primero, el Alfonso XIII,
nombre que fue inmediatamente cambiado
con la llegada de la República en 1931. Se
perdería este buque el 30 de abril de 1937 al
chocar con una mina frente a las costas de
Santander cuando intentaba evitar la ruptura
del bloqueo por un mercante extranjero.
Puede argüirse que la pérdida de unos y
otros fue debida a la inexactitud de los sistemas
de navegación de la época o simplemente
a las incidencias del combate, y posiblemente
sea ésta la única explicación. No
obstante, estos argumentos racionales no son
válidos para explicar por qué al segundo
España, cuando todavía no lucía este nombre,
le había tocado el gordo de la lotería de Navidad
en 1915 y con su nueva denominación lo
único que le «tocó» fue tropezar con una
mina.
G. V. R.
24.168.—Galeones
Los primeros galeones
que se construyeron en
España por encargo real
fueron los doce agalerados de Pedro Menéndez
Avilés fabricados en Deusto (Vizcaya) en
1567. Su experiencia sirvió para diseñar una
nueva serie de nueve para la Armada de la
Guardia de la Carrera de Indias, construidos
en 1582 por Cristóbal Barros en Guarnizo y
que tan buen papel hicieron en la campaña de
Inglaterra en 1588.
Su construcción originó la instalación del
Real Astillero de Guarnizo, fundado por Francisco
Díaz Pimienta, y su diseño sirvió para
sentar las bases de un nuevo tipo de nao armada,
con un porte de 800 t y montando 41 piezas
de artillería.
J. A. G. V.
24.169.—Profesionalidad y cortesía
MISCELÁNEA
Dos cualidades de las
cuales ha dado la Armada
sobradas muestras en
su historia; basta con hojear antiguos historiales
para encontrar elegantes comentarios sin
salirse del sobrio marco de la redacción
castrense. Por ejemplo, el Diario Oficial de
Marina número 183 del año 1908, al aprobar
la entrega de mando del cañonero M a r q u é s
de la Victoria, hecha por el capitán de fragata
Carlos Ponce de León al de su mismo empleo
F. Juan de Carranza, dice: «…y disponer se
signifique al primero de los jefes mencionados
la satisfacción con que se ha enterado S. M.
del exquisito celo desplegado en el cumplimiento
de su deber durante el período en que
ha mandado dicho cañonero.»
Tan elogioso comentario mereció, entre
otras, la felicitación personal escrita del
comandante general del Apostadero de
Ferrol, marqués de Arellano, en los términos
siguientes:
«Como quiera que durante el tiempo de
su mando del cañonero, prestó servicios muy
valiosos en este apostadero de mi mando, me
es muy grato felicitarlo por las frases laudato-
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