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09. El Libro Verde - Diputación Provincial de Zaragoza

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9. «<strong>El</strong> <strong>Libro</strong> <strong>Ver<strong>de</strong></strong> <strong>de</strong> Aragón» o el miedo a la mancha<br />

ANDRÉ GALLEGO BARNÉS<br />

244<br />

día <strong>de</strong> numerosas asambleas, en las que<br />

teólogos y hombres <strong>de</strong> leyes <strong>de</strong>batían con<br />

gran alar<strong>de</strong> sobre textos jurídicos y documentos<br />

pontificales.<br />

Las conclusiones unánimes que se obtuvieron<br />

–no hacía falta ser ninguna eminencia<br />

para constatarlo– concordaban con<br />

los <strong>de</strong>seos que podían adivinarse en la formulación<br />

<strong>de</strong> la consulta: que el libro no<br />

era más que un libelo; que su autor merecería<br />

la muerte si estuviera todavía vivo;<br />

que los que lo tenían en su po<strong>de</strong>r y no lo<br />

<strong>de</strong>struían cometían una grave falta moral<br />

y que los testigos que lo utilizasen en las<br />

pruebas <strong>de</strong> limpieza <strong>de</strong> sangre también<br />

serían consi<strong>de</strong>rados culpables.<br />

La <strong>Diputación</strong> aragonesa podía darse por<br />

satisfecha, tanto más cuanto que las respuestas<br />

concordantes le llegaban <strong>de</strong> todos<br />

los puntos <strong>de</strong> la península y procedían <strong>de</strong><br />

las más altas y diferentes autorida<strong>de</strong>s religiosas<br />

y morales. En primer lugar <strong>de</strong> Aragón,<br />

don<strong>de</strong> dominicos, franciscanos, jesuitas,<br />

carmelitas, mínimos, trinitarios y<br />

agustinos junto con doctores en <strong>de</strong>recho,<br />

priores, confesores reales, predicadores y<br />

altos dignatarios <strong>de</strong> la Iglesia estimaron que<br />

era urgente reaccionar contra la obra incriminada.<br />

Las reacciones registradas fuera <strong>de</strong> Aragón<br />

no fueron menos vigorosas. En Valladolid<br />

se pronunciaron tanto jesuitas como Hernando<br />

<strong>de</strong> la Cerda, Juan <strong>de</strong> Salas, Luis <strong>de</strong><br />

la Puente y Juan <strong>de</strong> Funes, como doctores<br />

en <strong>de</strong>recho como Coronel y Sobrino, o los<br />

miembros <strong>de</strong>l Claustro José <strong>de</strong> Luján, Antonio<br />

Pérez, Juan Negrón, Gregorio Roez,<br />

Cristóbal <strong>de</strong> Fonseca y Juan <strong>de</strong> Castro. Lo<br />

mismo ocurría en Salamanca, don<strong>de</strong> también<br />

varios miembros eminentes <strong>de</strong> la<br />

Compañía <strong>de</strong> Jesús y algunos religiosos<br />

habían preconizado la misma actitud con<br />

<strong>El</strong> <strong>Libro</strong> ver<strong>de</strong>. La Universidad <strong>de</strong> Alcalá<br />

tampoco quería quedarse atrás: jesuitas,<br />

doctores en <strong>de</strong>recho y miembros <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes<br />

religiosas habían juzgado igualmente<br />

oportunas las medidas sugeridas en las<br />

preguntas <strong>de</strong> la <strong>Diputación</strong> aragonesa.<br />

Para que se sintiese la necesidad <strong>de</strong> recurrir<br />

a todos los teólogos, juristas y eruditos<br />

<strong>de</strong>l reino y <strong>de</strong> las tres gran<strong>de</strong>s universida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l país, hacía falta que la<br />

situación en Aragón fuese juzgada <strong>de</strong> muy<br />

seria y que se consi<strong>de</strong>rase al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> una<br />

grave crisis social, incluso <strong>de</strong> revueltas<br />

populares, como las que se habían conocido<br />

en el pasado 29 .<br />

Los resultados <strong>de</strong> esta movilización contra<br />

<strong>El</strong> libro <strong>Ver<strong>de</strong></strong> no se correspondieron con<br />

las expectativas <strong>de</strong> los medios interesados<br />

en su <strong>de</strong>saparición. Estas censuras, que<br />

procedían <strong>de</strong> muy diferentes ámbitos, no<br />

hicieron más que excitar la curiosidad <strong>de</strong><br />

los que todavía no conocían el contenido<br />

exacto <strong>de</strong>l texto, pero que confiaban en<br />

<strong>de</strong>scubrir en él algún elemento que comprometiese<br />

a los conversos <strong>de</strong> su entorno.<br />

Como suele ocurrir en estos casos, estas<br />

medidas prohibitorias constituyeron una<br />

extraordinaria promoción publicitaria, sobre<br />

todo para los que no se sentían aludidos:<br />

vieja nobleza terrateniente y cristianos<br />

viejos, que encontraron material para<br />

mofarse <strong>de</strong> las pretensiones <strong>de</strong> esta nueva<br />

nobleza o <strong>de</strong> estos comerciantes y artesanos<br />

industriosos cuyos antepasados se las<br />

tuvieron que ver con el Santo Oficio 30 .<br />

Hay que <strong>de</strong>stacar que, como afirma Pina y<br />

Ferrer, este <strong>de</strong>scrédito, que golpeó a una<br />

nobleza <strong>de</strong> cierto lustre y a una clase media<br />

<strong>de</strong> ciudadanos activos y relativamente<br />

prósperos, nunca <strong>de</strong>generó en enfrentamientos<br />

abiertos ni originó ningún tipo <strong>de</strong><br />

«pogrom», pero el ambiente se hacía cada<br />

día más irrespirable. Tanto fue así que por<br />

segunda vez, catorce años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

primera ofensiva en regla contra el <strong>Libro</strong><br />

<strong>Ver<strong>de</strong></strong>, la <strong>Diputación</strong> consi<strong>de</strong>ró necesario<br />

empren<strong>de</strong>r una segunda batalla convocando<br />

a los miembros más eminentes <strong>de</strong><br />

la Iglesia y <strong>de</strong> la Universidad. Las personalida<strong>de</strong>s<br />

que se reunieron en 1620 llegaron<br />

a las mismas conclusiones que durante<br />

la primera consulta: pidieron que se<br />

<strong>de</strong>struyese el libro, estipulando graves penas<br />

contra los infractores.

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