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Exégesis y Exposición - Iglesia Reformada

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Hechos 6:2<br />

“En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los<br />

griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución<br />

diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que<br />

nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre<br />

vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes<br />

encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la<br />

palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del<br />

Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de<br />

Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las<br />

manos.” (vs. 1-6).<br />

Quizá no haya habido situación que se repita tantas veces en la historia de la <strong>Iglesia</strong>:<br />

necesidades urgentes, importantes y legítimas tientan a los pastores a dejar su puesto y<br />

llamamiento. Los apóstoles reconocieron la tentación y respondieron bíblicamente: “No es justo<br />

que nosotros dejemos la palabra de Dios” – el Señor les había enviado a predicar, eso debían<br />

hacer. Las otras tres veces que el verbo traducido “es justo” es usado en las Escrituras es<br />

traducido “agradar” (Jn. 8:29, Hch 12:3, 1 Jn. 3:22). Creo que deberíamos mantener “agradar”<br />

aquí y traducir “No es agradable que nosotros dejemos la palabra de Dios” ¿Agradable a quién?<br />

Al Señor que les envío a predicar.<br />

Podemos ver además las dos actividades que son la única prioridad del ministerio: “la<br />

oración y el ministerio de la palabra” – cuando digo “única” no quiero decir que son las únicas<br />

que debemos hacer, sino que quiero decir que son una, son los dos aspectos de la singular<br />

prioridad.<br />

1 Corintios 9:16<br />

“Contra los que me acusan, ésta es mi defensa: ¿Acaso no tenemos derecho de comer y<br />

beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los<br />

otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de<br />

no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de<br />

su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como<br />

hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal<br />

al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues<br />

por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza<br />

de recibir del fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si<br />

segáremos de vosotros lo material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto<br />

más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner<br />

ningún obstáculo al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas,<br />

comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor<br />

a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. Pero yo de nada de esto me he<br />

aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir,<br />

antes que nadie desvanezca esta mi gloria. Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué<br />

gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo<br />

cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me<br />

ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente<br />

gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.” (vs. 3-18).<br />

Unidad 13 – <strong>Exposición</strong>: Primacía de la Predicación 110

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