ESTADO de las capitanías generales, audiencia!* terri loríales, provincias y partidos Judiciales, en que se halla dividido si terr. sie Andalucía, con espresion de su pobl., estadística municipal, la que se re lie re al reemplazo del ejército, riqueza imponible y contribuciones que paj»a. CAPITANÍAS GENERALES. A L UIJtJlNUlAa. GRANADA. .< Andalucía. (1). . SEVILLA. . Málaga PROVINCIAS. PARTIDOS JUDICIALES 9 13 12 13 103 205 98 110 I POBLACIÓN. VECINOS. ALMAS. 63216 81681 64959 86186 252952 37097 4 246639 338442 25549 37738 27913 33067 23847 37666 25459 29369 Jóvenes alistado- Cupo dií soldados para rl rtvin- cito. 13893 21637 14471 19438 cn una quinta ,000 hombres. 492 790 570 701 RIQUEZA IMABNIBLE. 35206923 41382138 25210034 66833019 Contiibuciones. 47627 49 8A14369 1069753 i 11598837 47 516 296042 1209007 124267 111341 69439 2553 168632714 35273494 / Sin ineluir tos Cádiz. (2) . . J prwidiot agrega. 12 40 68660 286316 19522 18276 18121 6 45 38759322 18774206
278 AND AND HISTORIA CIVIL. En este delicioso pais, agraciado por la naturaleza con el concurso de las proporciones de todos los países; y como adjudicado con este motivo, por la misma, al dominio del mas fuerte; habiendo de retirarse al fragoso nacimiento de los r., á adquirir nuevo vigor, en la dureza de su clima é ingratitud de su suelo , aquellos que á la feracidad y dulzura de esta región feliz le hubiesen depuesto, para volverá disputar sus comodidades á ios que se las arrebataran ; en este pais privilegiado no hubo de perpetuarse poder alguno, hasta que la ilustración trajera abajo la idea de conquista, y arrancase el éxito de las armas á la fuerza, confiándolo al talento. Mientras era el teatro de continuas batallas, fué también el objeto de la poesía de la Grecia, que desfiguró los hechos mas notables de su historia. Aquellos campos Elíseos donde cantó Homero soplar siempre los céfiros, y haber enviado los dioses, en su tiempo á Menelao; aunque quiso Baill y estuviesen en la Atlántida , mal podia una helada región desde los 70" de lat. boreal rivalizar con la dichosa Andalucía, para dar en ella los poetas morada á los bienaventurados , cuando no pudiera ofrecer comodidad ni aun á lns lieras. Si bien se colocaron los Elíseos junto al Tártaro, que es la mansión de las tinieblas, y con esta idea parece convenir la noche de 6 meses en el norte; también á esta noche se sigue un dia de igual duración que la repugna. La mansión de las tinieblas era sin duda aquella región del último térm. de la tierra, donde el sol, después de dada su vuelta y concluido su curso, desuncía sus caballos y se entregaba al descanso. Aquella región donde se elevaban las columnas, con que se fingió haber marcado este Hércules físico el térm. de sus espediciones. Aquella región donde dice Homero: Incidit Océano lux fulgentissima solis. Nigrantem noctem et madida sidera ducens. (Iliad. 9. v. 585.) Era esta la región misma donde aseguró Artemidoro hacerse el sol cien veces mayor de lo que es natural, y sobrevenir la noche al punto que se verificaba su puesta, la cual, según Posídonio, se creia realizar haciendo rechinar con grande ruido las aguas del Océano por apagarse en ellas su llama, cuyas opiniones rebaten el mismo Posidonio y el filósofo Estrabon. Mirando en los últimos térm. de la tierra una región, como origen de las sombras, para espresar esta idea geográfica, se la llamó el Tártaro. Eran estos últimos térm. de la tierra el monte Calpe y el cabo de San Vicente, según Estrabon, que colocó los lím. occidentales de la tierra en los últimos promontorios de Europa, habitados por los íberos. Plinio llamó á Calpe el monte estremo: Avieno dijo ser esta costa ora última terree. Aqui empezaban el Tártaro y los Campos Elíseos, que estaban vecinos. Por esto Trogo Pompeyo colocó en los bosques Cuñetes la guerra de los titanos, que Homero presentó en el Tártaro, y Ovidio dijo: Presserat occiduus Tartesia litora Phccbus. De aqui el llamarse tartesios los de la isla de Cádiz: jNam unicorum língua conseptum locum Gadir vacabat: ipsa tartessus prius Cognomimata est. (Ávienus.) De aqui el nombre tarlessos del r. Guadalquivir (atendiendo particularmente á sus bocas), que dijo Pausanias ser el mas considerable de España. Lac. Tartessus de la Iberia, espresó Estéphano Byzantino, tomar su nombre del r., y hubo de comunicarle igualmente á toda la Andalucía; como la comunicó después el nombre Baetis, que le dieron los griegos, según Séneca el trágico: Nomenque terris qui dedid Ba'tis suis. (in Medea). dijo que habitaban un campo feraz y rico. Conforme al rigor de la idea mitológica, que se ha manifestado envolver la voz Tártaro , y su equivalente el nombre Tartessis, no podían aplicarse mas que á la costa que ve caer el sol en el Océano, reservando este campo rico y feraz de Avieno, para los Campos Elíseos; mas, por estension , la geografía le aplicó á lodo este pais de occidente, donde se conceptuaban los últimos términos de la tierra , en cuyo concepto puede provenir el nombre Tartessis del hebreo aretz-sop, pronunciado con art. griego Tuarctsop, y de aqui Tartessos. Habrá alguno, que, colocando con Baill y en el N. el ibón del género humano , contra el fundado parecer de Pinkerton, laijtntiquísimas tradiciones de Platón, y la sagrada historia de Moisés, repugne esta etimología, negando á Marco Barron, grande investigador de antigüedades, la venida de iberos "y persas á este pais, antes que los traficantes de Fenicia; ía pobl. de los Thobelios á Flavio Josepho, escritor diligentísimo, que, como hebreo que era, leyó y oyó esplicar las historias de Moisés, y se ocupó en estudiar á todos los historiadores caldeos, egipcios y griegos que le habían precedido, aprovechando hasta de las tradiciones; su verdad filosófica á las fábulas de todos los pueblos contra el dictamen de Dionisio Halicarnaseo, Estrabon, Tito Livio, Diodoro Sículo (lib. I pág. 6.): Aldrete en el origen de la lengua castellana (lib. III cap. 1): D. Martin Panzano en su paralelo histórico, etc., y los conocimienlos que proporcionan á las etimologías, sin apreciar la luz que Samuel Bochart , Tomás Hide, Cristiano Wormio, Natal Alexandrino, etc. bandado á la geografía sagrada, y al orígen y propagación de las naciones. Dionisio de Halicarnaseo no desdeñó las antiquísimas fábulas que escritores anteriores habían pasado por alto, no siendo de aprovechar sin dificultad y gran trabajo: Historiam autem ordíor ab antiquissiniís fábula, quas superiores scriptores prcetermisserunt, quod nonsine dificúltate et magno labore, reperiri possent (Ant\