06.11.2013 Views

Revista desde el Sur

1ra edición de la Revista desde el Sur del Centro Regional de Profesores del Sur

1ra edición de la Revista desde el Sur del Centro Regional de Profesores del Sur

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

me en lo que viví: en la confirmación de mí perdería <strong>el</strong><br />

mundo tal como lo tenía, y sé que no tengo capacidad<br />

para otro.”<br />

G.H., una escultora burguesa, a raíz de un simple acto<br />

cotidiano –revisar <strong>el</strong> cuarto de su empleada-, comienza<br />

un largo, doloroso y alegre proceso de introspección hasta<br />

alcanzar un particular estado de éxtasis y de entrega<br />

al centro de sí misma, de los demás y d<strong>el</strong> mundo. Las<br />

palabras iniciales de la nov<strong>el</strong>a: “Estoy buscando” logran<br />

su concreción al finalizar <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato, así como <strong>el</strong> anh<strong>el</strong>o de<br />

“dar a alguien lo que he vivido”. El personaje transita d<strong>el</strong><br />

tedio inicial a la redención y “santidad humana” a través<br />

de su “pasión”:<br />

“El tedio me alimenta y d<strong>el</strong>icadamente me come, <strong>el</strong><br />

dulce tedio de una luna de mi<strong>el</strong>.<br />

Esa imagen de mí entre comillas me satisfacía, y no<br />

sólo superficialmente. Yo era la imagen de lo que no<br />

era, y esa imagen d<strong>el</strong> no ser me colmaba por completo:<br />

uno de los modos más fuertes de ser es ser negativamente.<br />

Como no sabía yo lo que era, entonces “no ser”<br />

era mi acercamiento principal a la verdad: al menos,<br />

tenía <strong>el</strong> otro lado: al menos tenía <strong>el</strong> “no”, tenía mi<br />

opuesto. No sabía cuál era mi bien, así que vivía con<br />

un cierto pre-fervor lo que era mi “mal”.<br />

Y viviendo mi “mal”, vivía <strong>el</strong> lado contrario de lo que<br />

ni siquiera conseguiría yo querer o intentar. Como<br />

quien vive con aplicación y amor una vida de “desenfreno”,<br />

y al menos posee lo contrario de lo que no<br />

conoce ni puede ni quiere: una vida de monja. Ahora sé<br />

que yo tenía ya todo, aunque de modo contrario: me<br />

dedicaba a cada detalle d<strong>el</strong> no. No siendo en detalle,<br />

me demostraba que... que yo era.<br />

Ese modo de no ser era muchísimo más agradable, muchísimo<br />

más limpio: pues, sin estar siendo ahora irónica,<br />

soy una mujer de espíritu. Y de cuerpo gracioso.<br />

En la mesa d<strong>el</strong> desayuno me encuadraba con mi vestido<br />

blanco, mi rostro claro y bien esculpido, y un cuerpo<br />

sencillo. De mí irradiaba una especie de bondad que<br />

nace de la indulgencia para con los propios placeres<br />

y los de los demás. Saboreaba yo d<strong>el</strong>iberadamente lo<br />

mío, y d<strong>el</strong>icadamente me limpiaba la boca con la servilleta.<br />

Esa mujer, G.H. en <strong>el</strong> cuero de las maletas, era yo; soy<br />

yo, ¿todavía?. No. Desde ahora preveo que lo más duro<br />

que mi vanidad tendrá que afrontar será <strong>el</strong> juicio de<br />

mí misma: tendré toda la apariencia de quien falló, y<br />

sólo yo sabré si fue necesaria la quiebra.”<br />

Desde esta comodidad de G.H. con la cual se abre la obra,<br />

inmersa en un verdadero spleen, la historia estructura a<br />

la narradora redimiéndola e incluso “santificándola”; la<br />

acción nov<strong>el</strong>ística es interna, conduce al personaje y al<br />

lector –que la acompaña con su mano solidaria- de la finitud<br />

humana a su aspecto infinito:<br />

“Y mi alma impersonal me quema. La grandiosa indiferencia<br />

de un astro es <strong>el</strong> alma de la cucaracha, <strong>el</strong> astro<br />

es la propia demasía d<strong>el</strong> cuerpo de la cucaracha. La<br />

cucaracha y yo aspiramos a una paz que no puede ser<br />

nuestra; es una paz más allá d<strong>el</strong> tamaño y d<strong>el</strong> destino,<br />

suyo y mío. Y porque mi alma es tan ilimitada que ya<br />

no es yo, y porque está tan allende de mí, siempre<br />

estoy lejos de mí misma, me soy inalcanzable como<br />

me es inalcanzable un astro. Me contorsiono para conseguir<br />

alcanzar <strong>el</strong> tiempo actual que me rodea, pero<br />

sigo lejana en r<strong>el</strong>ación con este mismo instante. El futuro,<br />

¡ay de mí!, me es más cercano que <strong>el</strong> instante<br />

presente.<br />

La cucaracha y yo somos infernalmente libres porque<br />

nuestra materia viva es mayor que nosotras, somos infernalmente<br />

libres porque mi propia vida es tan poco<br />

encajable dentro de mí cuerpo, que no consigo utilizarla.<br />

Mi vida es más utilizada por la tierra que por<br />

mí, soy tanto mayor que aqu<strong>el</strong>lo que yo llamaba “yo”,<br />

que sólo poseyendo la vida d<strong>el</strong> mundo me poseería a mí<br />

misma. Sería necesaria una horda de cucarachas para<br />

formar un punto ligeramente sensible en <strong>el</strong> mundo; no<br />

obstante, una sola cucaracha, sólo por su atenciónvida,<br />

esa única cucaracha es <strong>el</strong> mundo.<br />

La parte más inalcanzable de mi alma y que no me<br />

pertenece es aqu<strong>el</strong>la que limita con mi frontera de lo<br />

que ya no es yo y a la cual me doy. Toda mi ansia ha<br />

35

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!