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LA MUJER QUE OPERARON EN UN OVNI

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<strong>LA</strong> <strong>MUJER</strong> <strong>QUE</strong> <strong>OPERARON</strong> <strong>EN</strong> <strong>UN</strong> <strong>OVNI</strong><br />

“Y así partimos el día anterior hacia Pampa de las Varitas, una llanura cercana al río<br />

Atuel; íbamos Fabio, Haydeé, Carlos y yo. Jamás había estado en ese lugar, pero todo estaba<br />

grabado en mi mente, incluso se me había dicho telepáticamente el sitio exacto del encuentro.<br />

Antes de salir de Buenos Aires me mostraron el tipo de automóvil que utilizaríamos para el viaje<br />

(que resultó ser el de F.Z), y como iba a quedar estacionado. Llegando a la zona solicité que se<br />

siguiera el camino de tierra que partía desde un costado de la ruta pavimentada, luego indiqué<br />

se aparcara el vehículo en un claro de la zona... Así todo estuvo listo, como me habían hecho<br />

ver ellos que ocurriría antes e comenzar el viaje”.<br />

“Exactamente a la hora que habían prefijado (06.45 AM), con un cielo totalmente<br />

estrellado, sin viento, un alba realmente hermosa, comienzan de pronto a soplar como ráfagas<br />

de aire fuerte, y una nube enorme, oscura, se coloca sobre el coche. En esos instantes con<br />

todo, me siento bastante serena. Enseguida percibimos como si un imán gigantesco se<br />

apoyara en el techo del carro, elevándose este a unos metros del piso, luego es trasladado un<br />

trecho hacia adelante y lo bajan otra vez; después se vuelve a sentir a fuerza de ese invisible<br />

imán, el auto vuelve a elevarse, y es re-colocado de nuevo en el mismo sitio donde estaba<br />

estacionado...”<br />

“¡Yo quería bajarme a encontrarme frente a frente con “ellos”, porque los sentía cerca!<br />

H.M. me lo impide, asiéndome del brazo izquierdo en forma compulsiva, mientras Fabio<br />

exclamaba: -no entiendo lo que pasa, no puedo hacer nada-, y luego se durmió...Carlos<br />

mantenía la calma, todo duró unos quince minutos...luego siento en la cabeza como un tirón<br />

hacia atrás y quedo como pegada al respaldo de la butaca; enseguida, transcurrido un rato,<br />

descendimos todos, mis acompañantes comenzaron a tomar fotografías, mientras yo comencé<br />

a caminar sola alejándome, como si estuviera comunicada o contactada por quienes estaban<br />

en la nave. Algo me dijeron “ellos”, pero no recuerdo qué... Lo único que Zerpa y Maroni saben<br />

(porque se lo había anticipado), es que se me había dicho que desde la nada iba a caer una<br />

piedra para mí...y eso fue lo que pasó, porque mientras ellos hacían las fotos, todos vieron el<br />

hecho, la piedra que cayó de la nube...cerca de mis pies. Carlos Iasévich dijo que me<br />

pertenecía y la recogió, poniéndola en mis manos...la conservo como un recuerdo material de<br />

aquel amanecer inolvidable...”<br />

EL REGRESO<br />

“Ya en Buenos Aires, más que nunca exigí que se me mostraran las fotografías<br />

logradas...el resultado fue que cada uno me decía -las tiene tal-; luego el otro me decía -las<br />

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