19.05.2014 Views

Año 60, entrega 165 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Año 60, entrega 165 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

Año 60, entrega 165 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ANALES t>E LA UNIVERSIDAD<br />

versidad, a la que siempre amé y a la que a pesar de que los eizares<br />

de la vida me alejaron en ocasión momentáneamente de ella, no dejé<br />

de sentirme unido, atado por los estrechos lazos <strong>del</strong> afecto y <strong>del</strong> reconocimiento.<br />

De estudiante aprendí, no sólo lo que los textos y las leyes dicen,<br />

sino también a valorar los hombres que con el ejemplo de su vida<br />

y las luces de su saber fueron señalando los derroteros más seguros<br />

para emprender la marcha hacia el ideal.<br />

Los largos años que dediqué al profesorado y al gobierno universitario<br />

me han demostrado que nada mejor para mantener el espíritu joven<br />

y siempre abierto a la sugestión <strong>del</strong> progreso, que el contacto con<br />

la juventud estudiosa que el ejercicio de la cátedra supone.<br />

Cuántas veces la inquietud espiritual <strong>del</strong> estudiante sobre determinados<br />

tópicos y sus puntos de vista al respecto, abren una vía al estudio<br />

y a la reflexión, que obliga al profesor a ahondar sus conocimientos, y<br />

a ampliar el campo de observación, y de esos hechos resulta que el<br />

que enseña, aprende y al aprender vigoriza sus viejos conocimientos por<br />

la influencia de los factores que actúan en el ambiente reformado.<br />

Los alumnos cambian, y años tras años unos son suplantados por<br />

otros y surgen aspiraciones, reflejos de la hora en que viven y aparecen<br />

nuevos textos y nuevos sistemas, modificaciones que el progreso impone<br />

y sin las cuales la enseñanza no podría llenar sus altos fines.<br />

Pero por encima de toda esa evolución algo queda fijo, si no en<br />

su forma a lo menos en su esencia. Muchos años han corrido y muchos<br />

maestros, muchos discípulos, muchos textos y muchos sistemas han pasado<br />

por las aulas, pero lo que me parece que ha permanecido en pie,<br />

es el espíritu de independencia y el culto democrático a que antes me<br />

he referido.<br />

Quizás unas veces, el acatamiento a ese espíritu y a ese culto,<br />

puede haber llevado a ciertos excesos de expresión sobre todo en los<br />

jóvenes estudiantes, pero no sólo esa actitud es explicable, sino que<br />

acusa ün fondo de sana rebeldía contra todo lo que importe un ataque<br />

a las ideas madres de libertad y justicia.<br />

Prefiero la reacción que a veces puede parecer excesiva a la mansedumbre<br />

por sistemas, que sólo se abandona cuando el interés personal<br />

lo indica.<br />

Es en los corazones jóvenes donde más fácilmente se anida el amor<br />

por el ideal, cuando aún las asperezas de la vida no han podido endurecer<br />

el alma, y es en ellos donde la vehemencia, si puede a veces suplantar<br />

a la ponderación no obedece por lo común al calor de una pasión<br />

innoble o de un interés bastardo.<br />

No dudo de que el progreso material y aún el de la enseñanza no<br />

haya llegado entre nosotros a la altura <strong>del</strong> de otros países, pero creo<br />

no equivocarme al afirmar, que, en cuanto al concepto de la propia<br />

dignidad, al espíritu de justa independencia y al culto de los principios<br />

democráticos, nuestra Universidad, ésta que hace \m siglo se fundara,<br />

no tiene por qué ceder el paso a ninguna otra <strong>del</strong> mundo entero.<br />

Y ese acervo moral, que debe custodiarse como el más preciado<br />

tesoro, hay que mantenerlo a todo trance, cueste lo que cueste; y<br />

mientras así lo hagamos podemos estar seguros, que sean cualesquiera<br />

las sombras que puedan agruparse en nuestro cielo, el progreso no se<br />

detendrá, porque mientras la juventud siga la ruta con la vista puesta<br />

hacia lo alto, más que una esperanza, existe la seguridad <strong>del</strong> porvenir.<br />

Señores: venerar la tradición hasta el punto de creer que todo lo<br />

que contra ella vaya debe desecharse, es más que un error un contrasentido,<br />

que nos llevaría al estancamiento y a la muerte. El progreso

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!