Nº 34 - La clase dirigente / Carlos Real de Azúa - Publicaciones ...
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Oribe (1792-1857>: caudillo <strong>de</strong>l patriciado y <strong>de</strong>fensor<br />
<strong>de</strong> la nadonalidad.<br />
universal como suele afirmarse, pero alimentada<br />
sin duda por los fuertes rencores que la feroz<br />
lucha política suscitó, abrió el abanico <strong>de</strong> provechos<br />
hacia los sectores medios <strong>de</strong> letrados y militares.<br />
Estos últimos -<strong>de</strong>slindado el "caudillo", que<br />
era al mismo tiempo civil y militar--actuaron más<br />
bien como "grupo <strong>de</strong> presión" (casos <strong>de</strong> los perío.<br />
dos 1851-53, 1860-63, 1872-76) que como fuerza<br />
autónoma y protagonista. <strong>La</strong> excepción ostensible<br />
a esta regla se dio hacia 1875, en una situación<br />
en la que se conjugaron el llamado "vacío <strong>de</strong><br />
po<strong>de</strong>r" y el estado <strong>de</strong> espíritu que Marx analizó<br />
sutilmente en "El XVIII Brumario <strong>de</strong> Luis Bonaparte",<br />
en que una <strong>clase</strong> superior cree conveniente<br />
<strong>de</strong>scargarse <strong>de</strong> los riesgos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r político directo.<br />
Todo lo prece<strong>de</strong>nte no significa -entiéndase<br />
bien- que el sector <strong>dirigente</strong> y dominante tradicional<br />
no conservara su po<strong>de</strong>r político-social, <strong>de</strong> tipo<br />
"estructural" si cabe el término, capaz <strong>de</strong> enjugar<br />
las temporarias pérdidas <strong>de</strong> autoridad e influencia.<br />
Debe marcarse, sí, que en el aspecto político <strong>de</strong><br />
ese po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>bió actuar prácticamente sin Estado,<br />
en el sentido cabal <strong>de</strong>l término, hasta casi fines<br />
<strong>de</strong> siglo.<br />
Si la falta <strong>de</strong> un instrumento idóneo es una<br />
resta drástica a toda pretensión <strong>de</strong> dominio, también<br />
lo son las divisiones, los clivajes internos. Se<br />
mencionó ya el que creó la formación <strong>de</strong> los séquitos<br />
<strong>de</strong> los caudillos y la pugna <strong>de</strong> intereses individuales<br />
y <strong>de</strong> grupo que a través <strong>de</strong> ellos se virtió.<br />
Menos <strong>de</strong>cisivas pue<strong>de</strong>n parecer las tensiones i<strong>de</strong>ológicas<br />
(aun entendidas sobre una general homogeneidad<br />
rultural) entre liberalismo y autoritarismo<br />
nacionalista, entre Ilustración racionalista y<br />
,española y romanticismo <strong>de</strong> cuño francés; entre<br />
romanticismo espiritualista y positivismo cientificista.<br />
Enorme trascen<strong>de</strong>ncia tuvieron -aunque se<br />
man;ruen menos- las divisiones simultáneas o sucesivas<br />
que provocó la participación entre los variados<br />
pnoyectüS (porteñismo, brasileñismo, confe<strong>de</strong>radonísmo<br />
-cuando la división <strong>de</strong> Buenos Aires<br />
y el resto <strong>de</strong> la Argentina entre 1852 y 1862- o<br />
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