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CARROS BOMBA SACUDEN SIRIA - Prensa Libre

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PRENSA LIBRE<br />

16<br />

Guatemala, sábado 11 de febrero de 2012<br />

OPINIÓN /<br />

EDITORIAL<br />

Ruido, otra tortura<br />

para guatemaltecos<br />

La contaminación acústica<br />

y auditiva es tan perjudicial<br />

como la violencia<br />

en la calidad de vida de los seres<br />

humanos. Sin embargo, en países como<br />

el nuestro no recibe, de los ciudadanos<br />

y del Estado, la atención que se merece.<br />

Las regulaciones del ruido en la capital,<br />

oficializadas esta semana, traen a<br />

la actualidad un problema de efectos<br />

devastadores en la salud física y mental,<br />

y que persigue a las personas por doquier,<br />

pues generan estruendos el parque<br />

vehicular, en especial el transporte<br />

público que utiliza las nocivas bocinas<br />

de aire; la industria, los vehículos promocionales<br />

y los aparatos emisores de<br />

ondas que son omnipresentes en centros<br />

educativos, comercios e iglesias de<br />

diferentes cultos, en la provincia.<br />

En el caso de la metrópoli, aunque<br />

expertos califican como aceptables los<br />

niveles máximos de estridencia permitidos<br />

por la municipalidad capitalina,<br />

preocupa la capacidad para verificar el<br />

cumplimiento de la normativa. Por eso<br />

es común el irrespeto de regulaciones<br />

ya viejas, por el surgimiento de nuevos<br />

generadores de resonancia y la libertad<br />

con que circulan automotores con bocinas<br />

abiertas a límites ensordecedores.<br />

De igual manera, tanto en la capital<br />

como en el resto de municipios, es recurrente<br />

la queja vecinal en contra de<br />

congregaciones religiosas provistas de<br />

altoparlantes que usan con alto volumen<br />

y a altas horas de la noche.<br />

Hasta antes de que en el 2010 se<br />

delegara en las municipalidades la regulación<br />

del estrépito, imperaba la incertidumbre<br />

acerca de la autoridad a<br />

FUNDADO EN 1951<br />

CASA EDITORA PRENSA LIBRE S.A.<br />

13 calle 9-31 zona 1, Guatemala<br />

Presidenta:<br />

Vicepresidente:<br />

Director editorial:<br />

Gerente general:<br />

cargo de ello, porque las gobernaciones<br />

departamentales siempre han carecido<br />

de poder coercitivo, pero ahora persiste,<br />

de manera generalizada, la falta de control,<br />

tanto en la extensión de licencias<br />

como en la regulación del volumen.<br />

A falta de autoridades que tutelen<br />

este derecho, los guatemaltecos toman<br />

algunas medidas para defenderse de la<br />

citada agresión, aunque son poco efectivas<br />

ante las numerosas fuentes de escándalo.<br />

Por ejemplo, muchos evitan la<br />

concurrencia a comercios, templos y actividades<br />

recreativas donde la repercusión<br />

ofende, exaspera e impide la comunicación<br />

oral, con lo que sus promotores<br />

logran un efecto contrario a su<br />

propósito de atraer simpatías, pero no<br />

pueden evitar otros tipos de fragor sonoro<br />

que se producen en la calle.<br />

Según la potencia del alboroto, sobreviene<br />

infinidad de trastornos fisiológicos<br />

y psicológicos, como gastritis,<br />

colitis, sordera, estrés, aumento de la<br />

presión arterial y del colesterol, triglicéridos<br />

y glucosa; fatiga e insomnio y<br />

trastornos como paranoia.<br />

En países donde se preocupan por el<br />

bienestar humano, realizan continuos<br />

esfuerzos para procurar condiciones de<br />

confort acústico, y han avanzado en la<br />

disminución de ese desenfreno hasta<br />

parámetros inferiores a los que recomienda<br />

la Organización Mundial de la<br />

Salud. Pero en Guatemala esta es una<br />

materia olvidada, por el criterio primitivo<br />

de que no es una prioridad en la<br />

salud pública. Es lamentable, porque se<br />

trata de uno de los yugos cotidianos que<br />

atormentan a la comunidad. Además, la<br />

ausencia de prevención representa un<br />

alto costo curativo, cuando esto es posible,<br />

porque hay efectos permanentes<br />

que incluso pueden causar la muerte.<br />

María Mercedes Girón de Blank<br />

Mario Antonio Sandoval<br />

Miguel Ángel Méndez Zetina<br />

Luis Enrique Solórzano C.<br />

Teléfono: 2412-5000 = Redacción: 2412-5600 = Fax: 2251-8768<br />

Suscripciones: 1716 = Fax: 2220-5137<br />

Internet: http: www.prensalibre.com = Correo electrónico: nacionales@prensalibre.com.gt<br />

MIEMBRO DE LA SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA<br />

ALEPH<br />

Se nos olvidó<br />

la juventud<br />

Es tiempo de impulsar políticas<br />

públicas para la juventud de este país.<br />

D E PRONTO, AQUEL TANGO DE<br />

hormonas que alguna vez vivimos<br />

se nos olvidó. Un día<br />

amanecimos viejos y nos pusimos<br />

pantuflas en la razón.<br />

Ese día nos olvidamos de creer,<br />

de la pasión, la alegría y la<br />

esperanza que alguna vez tuvimos.<br />

Escudados en la incompleta<br />

premisa de que por ser<br />

más viejos somos más sabios,<br />

volvemos a nuestros jueguitos<br />

infantiles con soldaditos de juguete<br />

que colocamos exactamente<br />

donde queremos. Ser<br />

adultos significa, para muchos,<br />

tener el derecho de ser necios,<br />

irracionales, incongruentes y<br />

desmemoriados. Y somos más<br />

repugnantes cuando creemos<br />

saberlo todo y le pedimos ala<br />

juventud que viva nuestros<br />

sueños, no los suyos.<br />

Peor aún, carentes de toda<br />

creatividad, les cortamos las<br />

alas que están apunto<br />

de abrir. En lugar de<br />

formarlos para que<br />

abracen sus posibilidades<br />

y límites, les creamos<br />

ambientes de terror<br />

y hambre, los ultrajamos<br />

desde que entran<br />

a la vida, los reclutamos<br />

para que desahoguen<br />

toda su energía<br />

en un arma que empuñan<br />

para matar, los<br />

ponemos a orar de memoria<br />

durante su tiempo<br />

libre, les decimos que bailar<br />

es pecado y que el sexo es<br />

sucio, y en vez de contagiarlos<br />

de conciencia, les obligamos a<br />

la ciega obediencia. Los encasillamos<br />

entre la criminalización<br />

y la domesticación.<br />

La juventud está, además,<br />

expuesta a aprender una versión<br />

distorsionada del ejercicio<br />

del poder, gracias a tantos vergonzosos<br />

“liderazgos” políticos,<br />

sociales, familiares, económicos,<br />

académicos y religiosos<br />

de quienes roban, violan,<br />

asesinan, mienten, corrompen<br />

y evaden todo tipo de obligaciones.<br />

Por si fuera poco, todos<br />

los que viven en zonas rojas,<br />

son de antemano criminales,<br />

aunque no lo sean; y viceversa.<br />

Eso sí, no se les ocurra cuestionar<br />

la autoridad de ese adulto.<br />

Luego de que así aprenden,<br />

decimos que no los aguantamos.<br />

Sin duda, hay hombres y<br />

mujeres que al llegar a la vejez<br />

alcanzan madurez y sabiduría<br />

para formar a las nuevas generaciones,<br />

pero es un hecho<br />

Carolina<br />

Escobar<br />

Sarti<br />

que edad no siempre es sinónimo<br />

de equilibrio, de buen discernimiento<br />

o lucidez.<br />

Según el último informe de<br />

la Procuraduría de Derechos<br />

Humanos, en Guatemala aproximadamente<br />

un 70 por ciento<br />

de nuestra población es menor<br />

de 30 años; de esa población,<br />

un 33 por ciento tiene entre 18 y<br />

30 años. Me pregunto qué pasará<br />

con la juventud en el contexto<br />

de un nuevo gobierno<br />

que, incluso antes de llegar al<br />

poder, había propuesto iniciativas<br />

de ley que buscan criminalizar<br />

más a ese sector. Esto,<br />

a una semana de que el<br />

nuevo gobierno convocara a la<br />

juventud, de manera confusa, a<br />

prestar servicio cívico-militar.<br />

Yo tenía entendido que, o era<br />

cívico o era militar, pero ese<br />

gallo-gallina me hace ruido.<br />

Es un momento apropiado<br />

para aprobar la Ley<br />

Nacional de Juventud<br />

que contempla, entre<br />

otros, las obligaciones<br />

del Estado hacia las y<br />

los jóvenes que van,<br />

desde su desarrollo integral,<br />

salud, educación,<br />

cultura, trabajo,<br />

deporte, recreación,<br />

organización, hasta su<br />

participación ciudadana.<br />

Es tiempo de impulsar<br />

políticas públicas<br />

para la juventud de<br />

este país; de transformar el<br />

Consejo Nacional de la Juventud<br />

en Secretaría, dotándolo<br />

de más presupuesto, y de crear<br />

un sistema nacional para el desarrollo<br />

de la juventud.<br />

Sin duda, las maras y los<br />

grupos criminales están llenos<br />

de jóvenes, pero a la cabeza hay<br />

uno omás adultos que los instrumentalizan<br />

en contextos de<br />

empobrecimiento y desigualdad,<br />

levantados por otros adultos.<br />

Sin ninguna duda provoca<br />

dolor y cólera que estas maras<br />

sean parte de despiadados<br />

ejércitos humanos dedicados<br />

al crimen, pero, ¿no son hijos<br />

de un sistema adulto defectuoso<br />

y disfuncional? No queremos<br />

hacerlos víctimas y justificarlos<br />

más frente a tanta<br />

barbarie por ellos cometida,<br />

pero tampoco queremos ponerles<br />

la etiqueta de criminales<br />

solo a quienes bien aprenden y<br />

responden a lo que sus maestros<br />

tan bien les han sabido<br />

transmitir.<br />

cescobarsarti@gmail.com

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