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CARROS BOMBA SACUDEN SIRIA - Prensa Libre

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PRENSA LIBRE<br />

18<br />

Guatemala, sábado 11 de febrero de 2012<br />

OPINIÓN /<br />

H E TENIDO LA OPORTUNIDAD MUY<br />

recientemente de visitar unos centros<br />

de formación en la zona de Tecpán.<br />

Uno, Ixoki, más dedicado aactividades<br />

de formación de la mujer; otro, Utz<br />

amaj, dedicado a la capacitación de<br />

agricultores y promotores sociales en el<br />

área rural, y un tercero, Aq’on Jay, dedicado<br />

a la promoción en el área de<br />

salud. No pretendo aquí hacer propaganda<br />

de tres centros excelentes de los<br />

cuales, cada uno en su área, hacen un<br />

servicio de formación, capacitación y<br />

educación en la zona de Chimaltenango<br />

aunque con estudiantes provenientes<br />

también de otros departamentos.<br />

Quisiera subrayar de manera particular<br />

un elemento de la filosofía detrás<br />

de los tres centros que considero un<br />

elemento fundamental en la labor por el<br />

desarrollo en Guatemala, particularmente<br />

en las áreas rurales. Me refiero a<br />

la traducción de eso que en kaqchikel se<br />

dice utz samaj, es decir, buen trabajo,<br />

pero que, generalizando, podemos calificar<br />

cómo hacer las cosas bien.<br />

En cualquier actividad humana pasamos<br />

por procesos de aprendizaje que<br />

RERUM NOVARUM<br />

Haciendo las cosas bien<br />

Superarse es aprender más,<br />

es alcanzar oportunidades.<br />

pueden hacerse bien o pueden<br />

hacerse chambonamente. El esfuerzo<br />

por mejorar la calidad<br />

en lo que hacemos es un indicador<br />

de atención, de esfuerzo,<br />

de compromiso yde deseo<br />

de aprendizaje para hacer cada<br />

vez mejor las cosas que tenemos<br />

que realizar. En Guatemala<br />

hay un esfuerzo importante<br />

en los últimos años entre<br />

muchas personas por hacer de<br />

la superación, propia o de los<br />

hijos, un elemento clave para<br />

conferirle un sentido alo humano de<br />

Gonzalo<br />

de Villa<br />

nuestra vida. Superarse es no<br />

solo ir más allá de lo que hasta<br />

ahora uno tiene o conoce. Superarse<br />

es aprender más, es alcanzar<br />

oportunidades, es vivir<br />

por hacer las cosas mejor, en lo<br />

laboral pero también en lo familiar<br />

y en lo personal.<br />

En la educación encontramos<br />

hoy la buena noticia de que cada<br />

vez más estudiantes quieren<br />

promoverse y superarse y llegar<br />

más lejos, pero también encontramos<br />

la rémora de la mediocridad<br />

como el cáncer que nos corroe.<br />

Es la mediocridad que se traduce en<br />

hacer las cosas acomo salgan, en estudiar<br />

para pasar, en dar las clases por<br />

salir del paso, en trabajar con la ley del<br />

mínimo esfuerzo o con la reiteración<br />

que ve toda innovación como amenaza.<br />

Hacer bien las cosas, luchar por mejorar<br />

nuestros procesos productivos y la<br />

calidad de nuestro trabajo es un compromiso<br />

fundamental y en ello nadie<br />

queda excluido. Necesitamos mejores<br />

agricultores y mejores burócratas, mejores<br />

policías y mejores periodistas,<br />

mejores empresarios y mejores políticos.<br />

Necesitamos luchar por hacer<br />

todos mejor las cosas que a cada uno le<br />

corresponden.<br />

Los tres centros que visité hoy nos<br />

enseñan también la filosofía de que<br />

mejorar en lo profesional, en el aprendizaje,<br />

en hacer bien lo que uno tiene<br />

que hacer, pasa también por luchar por<br />

ser mejores seres humanos en nuestros<br />

distintos roles en la vida, como miembros<br />

de la comunidad, como hombres y<br />

como mujeres, como madres ypadres,<br />

en fin, como personas de valores y<br />

creencias.<br />

Q’A NO’JB’AL<br />

Mejor educación<br />

En Guatemala son muy pocos los estudiantes que<br />

conocen a Miguel Asturias o a Humberto Akabal.<br />

H ACE APROXIMADAMENTE UN MES<br />

que comenzamos el ciclo escolar. Por<br />

todo el territorio vemos caminar para<br />

arriba y para abajo un número grande<br />

de estudiantes, desde el prekinder hasta<br />

el nivel superior. Profesores y alumnos<br />

se encuentran por primera vez o se<br />

reencuentran. En los centros de enseñanzas,<br />

los gritos, cantos, anécdotas,<br />

experiencias, se hacen incansables y de<br />

pronto una sonrisa y un silencio se<br />

apoderan de los grupos.<br />

Comienza el tiempo de correr, de<br />

gritar, de llorar, de alegría, etcétera.<br />

Profesores, estudiantes<br />

ypadres de familia se embarcan<br />

en un nuevo proyecto de<br />

vida, esta misma que hace muchos<br />

años se le conocía como la<br />

comunidad educativa. Hoy, esta<br />

comunidad educativa considero<br />

que se ha ampliado, algunas<br />

veces para mal yotras<br />

veces para mejorar. Ahora no<br />

solo participan en la educación<br />

los profesores, estudiantes y<br />

padres de familia, sino que se<br />

insertan dos más: los dueños<br />

de los buses escolares y los café-internet.<br />

Este último requiere una particular<br />

atención, esperando que los lectores de<br />

nuestra columna no lo entiendan mal.<br />

Adelantándome alos comentarios, se<br />

nos puede tachar que estamos en contra<br />

del avance de la tecnología, no es así.<br />

Considero que uno de los adelantos de<br />

este mundo es el avance tecnológico,<br />

que nos pone en términos de segundos<br />

de tiempo la información que nosotros<br />

queremos. Pero considero también que<br />

desde la educación se está abusando de<br />

ella, reduciendo muchos momentos importantes<br />

de la educación a una mala<br />

Kajkoj<br />

Máximo<br />

Ba Tiul<br />

búsqueda de información por internet.<br />

No me dejaran mentir docentes rigurosos<br />

de las universidades del país y<br />

del mundo, que la mayoría de jóvenes<br />

—hombres y mujeres— que se inscriben<br />

en las universidades llegan con<br />

un nivel bajo de conocimientos sobre<br />

historia en todos sus niveles. Un nivel<br />

bajo de lectura, los jóvenes detestan la<br />

lectura seria, a lo sumo leen textos<br />

sobre superación personal, que están<br />

escritos con letras grandes y muchas<br />

veces con dibujos. En el caso guatemalteco<br />

son muy pocos los<br />

estudiantes que conocen a Miguel<br />

Asturias, a Humberto<br />

Akabal, a Margarita Carrera, a<br />

Carolina Escobar, etcétera, y<br />

por lo consiguiente no conocen<br />

a investigadores y escritores<br />

rigurosos del país.<br />

La investigación se reduce<br />

en ir a un internet y se le pide a<br />

la persona que atiende a que la<br />

haga sobre XoYtema que le<br />

pide su profesor o profesora, a<br />

tal punto que en las entradas<br />

de dichos lugares se dice: “Se<br />

hacen investigaciones”.<br />

Al mismo tiempo, los textos recomendados<br />

se reducen a guías o manuales<br />

que no permite el desarrollo del<br />

conocimiento. En las bibliotecas ahora<br />

ya no se necesita anunciar que hagan<br />

silencio, porque ya es muy poca la<br />

gente que las visitan. La población<br />

estudiantil incluso no conoce dónde<br />

queda la biblioteca ymuchas veces ni<br />

sabe qué es una biblioteca.<br />

Por eso, es urgente retomar el sentido<br />

de la educación; que es formar<br />

personas humanas con principios y<br />

valores capaces de transformar el<br />

país.<br />

LA ERA DEL FAUNO<br />

Don Héctor Gaitán<br />

Retrato hablado del hombre que se comió<br />

a los espantos y aparecidos del siglo XX.<br />

H ÉCTOR GAITÁN TUVO UN LORO QUE<br />

hoy cumple nueve días de estar triste. Se<br />

llama Lucas Gaitán. Está deprimido y con<br />

razón. Vivió 30 años junto asuamo. “Qué<br />

tal vos”, le decía don Héctor cuando pasaba<br />

junto a él, en el patio, y Lucas respondía<br />

“Qué tal vos”.<br />

Aquel hombre corpulento, moreno, de<br />

anteojos estilo años 1960, de joven bailó<br />

bastante mambo. Llegó exiliado a México en<br />

el 65. Vendió platería. Quiso hacerse torero.<br />

Se inscribió en la escuela taurina cuando<br />

tenía algo más de 20 años, pero comenzó a<br />

desarrollar una gordura desfavorable<br />

para arquearse ante los toros<br />

y tuvo que abandonar. Mantuvo,<br />

eso sí, la afición yalgo de la jerga<br />

toda su vida, tanto que dos días<br />

antes de morir vio por televisión<br />

una corrida y uno antes dijo a Juan<br />

Pablo, su hijo: “Hoy sí, me dieron<br />

una cornada”. Murió alos 72, de<br />

cáncer en el intestino.<br />

En diciembre pasado lo había<br />

recibido en el San Juan de Dios el<br />

doctor Puente, quien lo cuidó con<br />

la devoción que pone un celoso<br />

restaurador del patrimonio nacional.<br />

Se hizo lo que se pudo hasta que,<br />

finalmente, hoy hace nueve días lo reclamaron<br />

los aparecidos.<br />

Algunos lo recordarán como a una persona<br />

seria. En realidad, era calculador, en<br />

exceso prudente yun poco tímido. Mas<br />

cuando tomaba confianza, carcajeaba con<br />

retumbo. Era una risa galana, sabrosa, con<br />

caja de resonancia entre la papada y el<br />

pecho. Al instante volvía a su seriedad<br />

habitual. Su voz procedía de un barranco<br />

tenor. Adentro de él hicieron nido los<br />

espantos. Entre todos pesaban 300 libras.<br />

En un templo budista oí decir que Buda era<br />

gordo porque se había comido los problemas<br />

del mundo. Héctor Gaitán se comió<br />

Juan<br />

Carlos<br />

Lemus<br />

alos fantasmas del siglo XX. Los arrojaba<br />

con todo y alma en cada historia. Pero<br />

después de ser narrados, ellos volvían a<br />

metérsele porque adentro se sabían guarecidos.<br />

El Sombrerón, la Llorona, el Cadejo,<br />

la Siguanaba y los descabezados se le<br />

tambaleaban en el vientre, en una balsa,<br />

cuando caminaba bamboleándose, bastón<br />

en mano.<br />

Cualquiera podría contar historias de<br />

ultratumba, pero don Héctor lo hacía con<br />

singular textura en la voz, con paladar<br />

popular, otorgando una perspectiva antropológica<br />

más que una historia,<br />

y un registro del folclor mestizo<br />

más que un escalofrío. Sus 28<br />

libros, que tuvo el buen tino de<br />

apoyar siempre Jesús Chico, están<br />

cifrados en un lenguaje sencillo,<br />

sin pedantería ni cochambre, todo<br />

un estilo Gaitán.<br />

Amante de los boleros, degustador<br />

del revolcado, las tiras y<br />

deliciosos atoles, tuvo buenos<br />

amigos, entre ellos, el cómico Capulina,<br />

el ovacionado torero Cordobés,<br />

Manuel Colom Argueta y<br />

José Ernesto Monzón. Cuando digo<br />

amigos, no digo conocidos de paso, sino<br />

grandes cuates, entrañables, como también<br />

lo fue toda su vida el cómico Rafael Hernández,<br />

Velorio.<br />

Transmigrará en espanto. Lo veremos<br />

con su calvicie mesurada, su bastón y figura<br />

cónica caminando por su barrio, la Recolección.<br />

Se aparecerá frente a su casa, esa<br />

de amarillo descascarado que tiene afuera<br />

un hueledenoche y un limonar.<br />

“Qué tal vos”, le digo a Lucas Gaitán,<br />

esperando que me responda como adon<br />

Héctor, pero el loro baboso me da la<br />

espalda y ronronea cual gato, juro que<br />

mirando hacia el altar donde está una foto<br />

de su difunto amo.

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