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De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado<br />

la congruencia con la realidad cambiante a<br />

través de un mayor acercamiento. Esta nueva<br />

función implica desafíos para la formación<br />

evitando seguir centrándose en la mera<br />

transmisión de conocimientos y habilidades,<br />

sino en generar también capacidades, eje<br />

central y noción principal de la formación,<br />

la cual transforma y hace progresivas las<br />

capacidades, las cuales se orientan a lo cognitivo,<br />

lo psicomotor, lo comunicativo y lo<br />

interactivamente social, implicando la capacidad<br />

de adaptación al cambio, la de raciocinio, la<br />

de comprensión y la de solución de situaciones<br />

complejas. En conjunto, las capacidades, las<br />

habilidades y los conocimientos constituyen<br />

las posibilidades de aprendizaje del individuo,<br />

con lo cual se forman las competencias (Ruiz<br />

2007).<br />

La competencia es un saber hacer con<br />

conciencia. Es un saber en acción. Un saber<br />

cuyo sentido inmediato no es describir la realidad,<br />

sino modificarla; no definir problemas sino<br />

solucionarlos; un saber qué, pero también un<br />

saber cómo. Se desarrollan a través de experiencias<br />

de aprendizaje en cuyo campo de<br />

conocimiento se integran tres tipos de saberes:<br />

conceptual (saber conocer), procedimental<br />

(saber hacer) y actitudinal (saber ser). Son<br />

aprendizajes integradores que involucran la<br />

reflexión sobre el propio proceso de aprendizaje<br />

(metacognición). Las competencias son, por<br />

tanto, propiedades de las personas en permanente<br />

modificación que deben resolver problemas<br />

concretos en situaciones de conflicto<br />

(Villa 2007; Hawes 2004).<br />

Sintéticamente podemos decir que la literatura<br />

es el producto de un uso comunicativo<br />

lingüístico de carácter social y cultural, que<br />

puede ser empleada como instrumento de<br />

asentamiento de las competencias comunicativa<br />

y lectora –y también literaria– de la lengua<br />

(Diez 2003). Residen en ella elementos de diverso<br />

orden que, al reconocerla e interpretarla, permiten<br />

comprender el contexto histórico determinado<br />

al cual pertenece. A través del acceso a<br />

la literatura, mediante la lectura, el individuo<br />

puede conocer su realidad presente y pasada,<br />

y de alguna manera vislumbrar la futura.<br />

Acceder a la palabra, conocerla, interpretarla,<br />

transformarla. Freire señala (Palacios 1999)<br />

que en la medida como el individuo reflexiona<br />

sobre su contexto y se compromete, se construye<br />

a sí mismo y llega a ser sujeto; el individuo<br />

llega a ser sujeto al reflexionar sobre<br />

su situación, sobre su ambiente. Educar no<br />

es someter, es crear conciencia, y para que la<br />

acción educativa sea válida debe ir precedida<br />

forzosamente de una reflexión sobre el individuo<br />

y de un análisis del medio de vida concreto<br />

de los individuos a educar. El vehículo<br />

es la palabra, dado que el ser humano es un<br />

ser de comunicación, se hace en la palabra<br />

ligada a la acción y a la reflexión (lo que<br />

saca de su interior al exterior); en el diálogo<br />

se afirma. La palabra es la praxis para transformar<br />

el entorno. Existir como ser humano<br />

es pronunciar al mundo y transformarlo.<br />

El objetivo de la educación implica crear<br />

la capacidad de actitud crítica permanente,<br />

la cual permita al individuo captar su situación<br />

como limitante y transformable. Educar<br />

no es transmitir conocimientos hechos y<br />

estáticos; es crear una situación pedagógica<br />

en donde el individuo se descubra a sí mismo<br />

y haga conciencia de su entorno, reflexionando<br />

y descubriendo las posibilidades de reestructurarlo<br />

y modificarlo; consiste en la aprehensión<br />

crítica de la realidad y su transformación,<br />

donde la reflexión y la acción son elementos<br />

básicos, inseparables, del proceso educativo.<br />

Y el acto de leer es un método para educar.<br />

Pero leer no sólo implica pasar los ojos<br />

por las letras y conocer el significado de las<br />

palabras; posee mayor complejidad, implica<br />

algo entender el sentido de cada una de las<br />

palabras, darles un sentido dentro del texto,<br />

interpretarlas, relacionarlas con el entorno,<br />

comprender su estética, relacionarlas con el<br />

contexto en donde fueron producidas,<br />

buscarles sentido dentro de su experiencia,<br />

pero gozándolas y disfrutándolas (Ruffinelli<br />

1998). Leer es una habilidad comunicativa<br />

que el estudiante tiene que conocer y dominar<br />

para desenvolverse en la sociedad (Gallardo<br />

2009). Leer es conocer a otros individuos y<br />

otros entornos gracias a las palabras que se<br />

encuentran en un texto y que puede contrastarse<br />

con el aquí y el ahora del estudiantelector.<br />

Es un acto interpretativo del mensaje<br />

escrito, partiendo de la información que el<br />

texto proporciona, como de los conocimientos<br />

que el lector posea (Gallardo 2009).<br />

Acorde con Freire, la función del educador<br />

es la de despertar y desarrollar la conciencia<br />

crítica de los educandos; posibilitar el análisis<br />

problematizado de las relaciones interactuantes<br />

en la organización de la vida y el medio.<br />

Su tarea no encaja en el esquema de transmisiónasimilación<br />

del proceso educativo tradicional<br />

de entregar al alumno conocimientos terminados<br />

y asimilados pasivamente. La práctica educa-<br />

Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 41

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