Nº 34, Septiembre 2011 - Centro de Estudios Garrigues

ExpresARTE
“La niña en el marco”: REMBRANDT
recta” y siendo comparada con destacadas
mujeres de la antigüedad, como
Aspasia de Mileto, esposa de Pericles.
Al poco tiempo se convirtió en la
amante oficial del duque Ludovico
Sforza el Moro, de quien tuvo un hijo,
de nombre Cesare. Con este motivo el
duque obsequió a Cecilia con unas propiedades
en Saronno y la mantuvo a su
lado durante algún tiempo.
Debido a las críticas suscitadas en
la corte por esta relación y presionado
por su esposa y suegro, el duque decidió
alejar definitivamente a su amante
casándola con el conde de Bergamino
y enviándola junto con su hijo al palacio
de Carmagnola, su regalo para el pequeño
Cesare. Cecilia murió en 1536,
a la edad de 63 años, celebrada como
poetisa en italiano y en latín, y reconocida
como “gran lume de la lingua italiana”.
Por desgracia no se conserva
ningún poema suyo.
Este cuadro se trata de una obra pictórica
muy innovadora para la época, lo
que la hace tan excepcional. Leonardo
abandona la clásica representación de
perfil adoptando la perspectiva de medio
perfil o tres cuartos, que muestra
gran parte del torso, y al representarla
con la cabeza girada en sentido contrario
al cuerpo aporta a la composición
un dinamismo nuevo. Modela la figura
con luz concentrada, la cual produce la
sensación de un mayor
relieve y fuerza que la
luz difusa, muy alejada
de los esfumatos tan
característicos de este
artista, con la que la
figura adquiere así un
carácter tridimensional,
situándola en un espacio
que parece rodearla
por todas partes. La
mano derecha sobre el
animal acentúa la sensación
de espacio y la
dama, con esta intensa
iluminación, parece salirse
del cuadro, ajustándose
a la idea renacentista de que “los
buenos retratos sobresalen del fondo
como si estuviesen esculpidos”. Leonardo
maneja de esta magistral forma la
luz para obtener resultados nunca antes
vistos en pintura.
Es así la emocionante representación
de alguien que vivió hace siglos y
que gracias a esta pintura pervive aún
entre nosotros.
Tras la muerte de Cecilia Gallerani se
perdió el rastro de este cuadro durante
varios siglos, hasta que reapareció en
Polonia en 1800, como ya hemos dicho.
A partir de entonces, junto con otras
obras maestras de Rafael y Rembrandt.
comparte el convulso destino de este
país, cuyo territorio se hallaba repartido
entre Rusia, Prusia y Austria.
Con la invasión de Polonia por las
tropas zaristas en 1830, salió junto con
los fondos del museo y se traslada a
París, al Hotel Lambert, residencia de la
familia Czartoryski durante su exilio. La
guerra entre Francia y Prusia y la Comuna
de París (1870-1871) obligaron al
príncipe Wladyslaw Czartoryski, nieto de
la princesa Izabela, a sacar su colección
de París y llevarla nuevamente a Polonia.
En 1876 la familia inaugura un Museo
en Cracovia, que entonces pertenecía
a Austria, donde esta obra ocupaba el
lugar mas destacado. Protegida durante
la I Guerra Mundial en la Gemaldegalerie
de Dresde, volvió a Cracovia en 1920.
En la II Guerra Mundial fue confiscada
por los nazis, con los cuadros de Rafael
y Rembrandt citados, con destino al
planeado museo de Adolf Hitler en Linz.
Más tarde pasó a manos del Gobernador
General de la Polonia ocupada, con
lo que nuevamente vuelven estas obras
a Cracovia. Acabada la guerra, los tres
cuadros fueron llevados a Alemania, de
donde se recuperarían, ya sin el Rafael,
y se devolverían a sus propietarios con
la entrada de este país en la Comunidad
Europea en 1991.
Toda esta aventura fue expuesta por
su actual propietario en rueda de prensa,
el príncipe Adam Czartoryski, en un
correcto castellano con gracejo andaluz,
ya que sus padres, prisioneros de
los nazis pero reclamados por Franco
a Hitler, llegaron a Sevilla justo para su
nacimiento, por lo que se considera un
polaco andaluz muy unido a esta ciudad
y hermano de varias cofradías hispalenses,
así como amigo personal de
nuestro Rey. Afirma al ser preguntado,
sin tapujos, que esta obra es una gran
creadora de fondos para su fundación”.
Yo heredé posesiones y obras de arte,
pero también muchos gastos, 130 personas
trabajan para mí”. Actualmente
su museo se encuentra sometido a una
intensa rehabilitación.
Ocasión excelente para admirar esta
excelente colección.
El Museo Thyssen-Bornemisza de
Madrid nos presenta este verano, en
sus salas de exposiciones temporales,
una gran muestra de carácter casi autobiográfico
del artista español Antonio
López (Tomelloso, 1936). Ha contado
para este fin con la colaboración de la
Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del
Estado (SELAE) mediante un convenio
firmado por ambas entidades, dando así
continuidad a la colaboración que inició
el año pasado para la exposición “Ghirlandaio
y el Renacimiento en Florencia”,
también comentada en su momento en
estas páginas.
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