0119 - Viento Sur
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“La huelga general<br />
de la enseñanza es<br />
una perspectiva<br />
capaz de aglutinar a<br />
todos los sectores<br />
implicados en ella”<br />
voluntad de muchos miles para tomar en sus<br />
propias manos, junto con la salvaguardia de las<br />
condiciones docentes, la defensa de la<br />
Enseñanza Pública. La “marea verde”, que se ha<br />
hecho visible en concentraciones y manifestaciones<br />
multitudinarias ante la Consejería de<br />
Educación y en pueblos y barrios, ha exhibido<br />
día tras día y de forma desafiante la camiseta<br />
que tanto molesta a Esperanza Aguirre, y la ha convertido en el símbolo de una<br />
tenaz defensa de la “Escuela de todos y para todos”, del enfrentamiento a la<br />
política de trasvase de fondos públicos para el sector privado y de la extensión<br />
agresiva del espacio educativo dejado en sus manos.<br />
Pero, como todo movimiento en sus inicios, también ha mostrado sus debilidades.<br />
En las múltiples discusiones suscitadas en su seno aparecen tres preocupaciones<br />
fundamentales: la unidad de las organizaciones de la enseñanza<br />
con los trabajadores en huelga, el respeto escrupuloso a las decisiones adoptadas<br />
democráticamente en los centros y la extensión al conjunto de la enseñanza<br />
para ganar en fuerza y contundencia. Problemas no resueltos cuando se<br />
escriben estas líneas.<br />
La contraposición del consenso “intersindical” a la unidad del movimiento<br />
de huelga puede actuar en contra de la imperiosa necesidad de su continuidad<br />
y crecimiento. Resulta inaceptable que las dependencias políticas y económicas<br />
de algunos sean utilizadas como excusa para frenar la movilización o sacrificarla<br />
en aras de “la paz social” en la que se desea transcurra una campaña<br />
electoral exenta de compromisos concretos y ajena a las exigencias reales de<br />
la ciudadanía.<br />
Decidir “de abajo arriba”, sin obviar las responsabilidades de las organizaciones<br />
asentadas en la enseñanza, es un requisito indispensable de la democracia<br />
y mutua confianza que todo movimiento precisa para que quienes lo impulsan<br />
y ponen el esfuerzo se sientan auténticos dueños de su acción. Es esa fuerza<br />
y unidad, desde las primeras asambleas en julio y agosto, la que ha logrado<br />
empujar a los responsables sindicales más allá de lo acostumbrado y la que<br />
puede mantener la continuidad y éxito de la movilización. Una fuerza y unidad<br />
que decaerán si el movimiento no se dota de un verdadero Comité de<br />
Huelga, centralizador y organizador, para la larga lucha que se avecina, en el<br />
que se integren representantes directos de los trabajadores en huelga y de los<br />
sindicatos que lealmente la apoyen, superando cualquier intento de división<br />
sectaria.<br />
Finalmente, por muy firme que sea la disposición del profesorado comprometido<br />
y la envergadura alcanzada en la movilización, difícilmente se puede<br />
mantener y prolongar en el tiempo si no se abre la perspectiva de su extensión<br />
y fortalecimiento con la incorporación de otros sectores afectados por las mis-<br />
116 VIENTO SUR Número 119/Noviembre 2011