Dominical - La Opinión de Zamora
Dominical - La Opinión de Zamora
Dominical - La Opinión de Zamora
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Domingo, 8 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2012 / LA OPINION-EL CORREO<br />
dominical / III<br />
do viéndome ya metido en el<br />
asunto sólo que al fin, que yo me<br />
escurriera a lo sordo o que él se<br />
aburriera <strong>de</strong> mi cháchara, el caso es que<br />
me veo otra vez solo por esas calles (que<br />
no es que me hubiera con estas diversiones<br />
olvidado <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>l Ateneo, lo que es<br />
que yo creo también que me pensaba «el<br />
maestro se va a espelufar conmigo si me<br />
presento en la sala <strong>de</strong> sopetón con esta<br />
pinta y no me va a <strong>de</strong>jar hablar en público<br />
que es lo que yo necesito y que lo hago<br />
así <strong>de</strong> bien, así que para qué»), en fin,<br />
así hasta que llego al encuentro con el millonario,<br />
que era un hombre <strong>de</strong> buena<br />
planta bien vestido, que ya luego él me<br />
enseñaba las etiquetas <strong>de</strong> las prendas que<br />
llevaba para que viera, pues que le llamé<br />
la atención por algo y enseguida se puso<br />
a convidarme en una terraza y más que a<br />
preguntarme a mí a contarme él <strong>de</strong> su vida,<br />
que si era abogado <strong>de</strong> un banco <strong>de</strong> los<br />
gordos, que si tenía una novia que estaba<br />
ahora en Valencia, que es por lo que al fin<br />
me dijo «Vente a mi casa que estoy solo a<br />
cenar y a dormir si quieres, vamos», y allá<br />
nos fuimos, que era un pisazo <strong>de</strong> aúpa en<br />
una calle esquina <strong>de</strong> Alcalá con los suelos<br />
encerados y cortinones a las ventanas que<br />
allí me <strong>de</strong>jó bañarme en un baño gran<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> mármoles y doraduras y me dio luego<br />
unas gayumbas suyas para ponerme y andaba<br />
él haciéndonos la cena con las cosas<br />
que le quedaran en la nevera y allí cenamos<br />
unos platos <strong>de</strong> pasta y huevos y no sé<br />
cuánto más, que luego me empezaba a <strong>de</strong>cir<br />
que si a dormir pero se echa atrás y lo<br />
que me dice es que si nos íbamos por ahí<br />
a echar unas copejas o lo que salga y yo<br />
tan pincho que me agarro a ello y allá nos<br />
vamos <strong>de</strong> ronda que en algunos sitios lo<br />
conocían y él me presentaba como filósofo<br />
ilustre y <strong>de</strong>jaba las consumiciones a<br />
fiado y cuando no (que lo que me extrañó<br />
y ahora que lo pienso es que no tuviera<br />
tarjetitas <strong>de</strong> crédito, conque a lo mejor es<br />
que no era millonario <strong>de</strong> verdad), pues<br />
con el dinero que él tenía y lo poco que<br />
me quedaba a mí más algún rumboso que<br />
❜❜<br />
Me sirvieron luego un<br />
almuerzo estupendo con<br />
un medio pollito entre<br />
guisantes y patatas que<br />
no se me olvida todavía y<br />
así medio amodorrao fue<br />
pasando la tar<strong>de</strong> hasta<br />
que al fin vienen dos<br />
mozancones con sus<br />
galones amarillos que sin<br />
más percances me meten<br />
en la ambulancia y<br />
empren<strong>de</strong>mos a to trapo<br />
viaje al noroeste, que<br />
eran buenos chicos y me<br />
gastaban bromas<br />
haciendo como que me<br />
engañaban como si no<br />
supiera yo que<br />
estábamos pasando por<br />
el túnel <strong>de</strong> Guadarrama<br />
<strong>de</strong>rechitos a <strong>Zamora</strong><br />
le daba por convidamos íbamos pasándolo<br />
como Dios, bueno, como Dios no, recorriendo<br />
luces y músicas <strong>de</strong> calle en calle<br />
hasta por San Bernardo yo creo que<br />
llegábamos, y cuando empezó a pali<strong>de</strong>cer<br />
la noche lo que se le ocurre al amigo<br />
«Hombre, lo que vamos a hacer es que<br />
cojo el merce<strong>de</strong>s que lo tengo recién cargao<br />
<strong>de</strong> gas y que con la marcha que tiene<br />
yo te llevo en un tripitrís hasta <strong>Zamora</strong>,<br />
venga, vamos a casa a buscarlo», conque<br />
yo que bueno y allá íbamos sólo que había<br />
que coger un taxi y no nos quedaban<br />
más que a él cinco pavos y a mí dos y con<br />
eso no íbamos a llegar pero lo cogemos y<br />
le da las señas y le dice «cuando marque<br />
7 nos <strong>de</strong>jas en don<strong>de</strong> sea qué se le va a<br />
hacer», y el taxista refunfuñando así lo<br />
hace que <strong>de</strong> que llegamos no sé adón<strong>de</strong><br />
sin más compasión nos <strong>de</strong>jó en tierra que<br />
era todavía lejos <strong>de</strong> la casa y yo estaba<br />
<strong>de</strong>rrengao, con que va él y me dice, «mira,<br />
tú quédate aquí» en un banco que por<br />
allí había «y enseguida vuelvo con el<br />
trasto a recogerte», así que allí me senté<br />
y me quedé papando moscas tiempo y<br />
tiempo que sería primero media hora y<br />
<strong>de</strong>spués seguro que más <strong>de</strong> una hasta que<br />
<strong>de</strong> pronto me cansé y diciéndole al aire<br />
«pues si no quieres venir, mira» con un<br />
corte <strong>de</strong> mangas «y vete al carajo amigo»<br />
me levanté y me fuí <strong>de</strong> allí vagando <strong>de</strong><br />
acá para allá por no sé qué calles hasta<br />
que me <strong>de</strong>jé <strong>de</strong>rrumbar en otro banco y<br />
fue allí don<strong>de</strong> a eso <strong>de</strong> las 6 que me sonaron<br />
por alguna onda pararon unos con<br />
una ambulancia <strong>de</strong> SAMUR que bajan y<br />
me pi<strong>de</strong>n el nombre que yo se lo di, ¿para<br />
qué ocultarlo?, y sin más me meten y<br />
me llevan a un hospital pero ¡jo qué hospital!<br />
<strong>de</strong> 5 estrellas por lo menos que me<br />
tratan con to el mimo <strong>de</strong>bido, me recibe<br />
una pisquiatra esbelta con los ojos gran<strong>de</strong>s<br />
tras las gafas que me manda a dormir<br />
un rato a una alcoba regia, vive Dios, que<br />
dormí hasta no sé cuánto y me dieron <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sayunar tan ricamente y luego otra pisquiatra<br />
más rellenita pero igual <strong>de</strong> simpática<br />
que la otra me examina un poco y<br />
me pregunta por mis andanzas sin más<br />
empeño que para cumplir y me dice lo<br />
que ellos saben <strong>de</strong> mí y me anuncia que<br />
más tar<strong>de</strong> cuando haya una ambulancia<br />
disponible van a <strong>de</strong>volverme al pisquiátrico<br />
<strong>de</strong> <strong>Zamora</strong>, conque me sirvieron<br />
luego un almuerzo estupendo con un medio<br />
pollito<br />
entre guisantes y patatas que no se me olvida<br />
todavía y así medio amodorrao fue<br />
pasando la tar<strong>de</strong> hasta que al fin vienen<br />
dos mozancones con sus galones amarillos<br />
que sin más percance me meten en la<br />
ambulancia y empren<strong>de</strong>mos a to trapo<br />
viaje al noroeste, que eran buenos chicos<br />
y me gastaban bromas como que me dicen<br />
una vez «Atento Miguel Ángel que<br />
estamos ya remontando el alto <strong>de</strong> los<br />
Leones y que vamos ya bajando» haciendo<br />
como que me engañaban como si no<br />
supiera yo que estábamos pasando por el<br />
túnel <strong>de</strong> Guadarrama <strong>de</strong>rechitos a <strong>Zamora</strong>,<br />
y aquí me <strong>de</strong>jaron en buenas manos<br />
como siempre que son buenas tengo que<br />
reconocerlo por más que <strong>de</strong> vez en cuando<br />
me queje <strong>de</strong>l médico jefe o <strong>de</strong> las enfermeras<br />
o celadores que aunque <strong>de</strong> madrugada<br />
que era me tuvieron un rato en el<br />
calabozo hasta saber qué hacían conmigo<br />
luego me sacaron y volvieron al buen<br />
trato, buenas manos, y aquí es don<strong>de</strong> sigo<br />
y así me ha dado por contarle la aventura<br />
al móvil y la oreja <strong>de</strong>l maestro y a<br />
quien quiera oírla, que también tiene su<br />
algo esto <strong>de</strong> que haya tenido que venir un<br />
loco a contarles cómo es Madrid, que andan<br />
uste<strong>de</strong>s tos los días por esas calles <strong>de</strong><br />
Diosynoseenteran.