DOS X UNO - GalerÃa Recomienda
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Texto: RUF<br />
“¿Donde estarás?<br />
Te estoy esperando en el mar<br />
Yo te estoy guardando un lugar<br />
Y no te veo llegar”.<br />
Gian Marco - ¿Dónde estarás?<br />
Quizá sea un misterio nacional. Como las líneas de<br />
Nazca. Una realidad que hace numerosos años se encuentra<br />
presente entre nosotros, pero nadie puede explicar claramente<br />
cómo se generó. Lo que podemos asegurar, por el momento, es<br />
que cada vez que se pacta una hora determinada para cualquier<br />
evento o cita particular, lo más probable es que esta no se cumpla.<br />
Como siempre, saltarán los de las vestiduras rasgadas: “yo siempre<br />
llego temprano”, “no soporto la impuntualidad”, “¿no habíamos<br />
quedado a las 5:00 p.m.?”. No obstante, hablemos de ese<br />
gran bloque humano que nos incluye a muchísimos de nosotros,<br />
sin condescendencia de por medio. Posiblemente hayamos sido<br />
en algunos momentos, que lo ameritaban o quizá no tanto, más<br />
puntuales que relojito suizo, pero sabemos bien, en el fondo de<br />
nuestros peruanísimos corazones, que esto no es ni ha sido así<br />
siempre. Podemos repartir culpas más rápido de lo que una metralleta<br />
reparte balas, pero al final del camino terminamos en<br />
un círculo vicioso tomando en cuenta que uno de los argumentos<br />
más utilizados es: nada/nadie empieza/llega temprano, por<br />
ende, nosotros tampoco.<br />
Disculpen la tardanza<br />
Dentro de la lista de causas o razones que excusan nuestras tardanzas<br />
tenemos miles, desde el desatinado (y aun así recurrente)<br />
comentario sobre el despertador que no sonó, hasta el siempre<br />
culpable tráfico de nuestro país. Me pregunto cómo es que hasta<br />
el día de hoy guarda vigencia tal excusa. El tráfico solo ha empeorado<br />
en los últimos diez años, no hay duda alguna. Precisamente<br />
por esto, ¿no deberíamos de estar un poco más preparados al momento<br />
de sacar cálculos de manejo o de movimiento vehicular?<br />
Es inverosímil escuchar a alguien decir: “Perdón, estaba convencido<br />
que la hacía de Monterrico a Magdalena en 15 minutos”.<br />
Sin embargo, nadie se ve impresionado. Existe una complicidad<br />
tácita entre el excusante y el excusado, puesto que saben que si<br />
uno utiliza hoy el pretexto del tráfico, le da la oportunidad al otro<br />
de hacer lo mismo la próxima vez.<br />
Existe también una conciencia generalizada sobre este tema. Estamos<br />
tan automatizados frente a la idea de la hora peruana que<br />
incluso, cuando tenemos que salir para un evento, cita o reunión,<br />
lo hacemos cinco minutos antes, teniendo clarísimo que llegaremos<br />
tarde. Dado que siempre existirá aquel detalle que nuestra<br />
sociedad firmará como válido (“queríamos cerrar los puntos finales”,<br />
“tenía que mandar un correo importantísimo”, etc.), ya<br />
estamos acostumbrados a nuestro modus operandi de programación<br />
temporal. Lo más gracioso es que inevitablemente sufrimos durante<br />
el traslado hasta nuestro punto final. No importa si estamos<br />
tarde por culpa nuestra, de la prima, el practicante, la mamá,<br />
el jefe o la chica que te hace los pies, el recorrido entero es un<br />
suplicio que se hace hasta físico en horas punta. Si bien el resto<br />
del mundo ofrece ciertos minutos de tolerancia en la mayoría<br />
de estos casos, en el Perú estos minutos son un gran saludo a la<br />
bandera. Alguien que llega dentro del lapso de tolerancia es una<br />
persona puntual, así de simple.<br />
Ilustraciones: Larvoratorio larvoratorio.tumblr.com<br />
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