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ESCATOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO Y ... - Revista Biblica

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REVISTA BÍBLICA<br />

Año 51 – 1989<br />

Págs. 129-141<br />

[129]<br />

ESCATOLOGÍA <strong>DEL</strong> <strong>ANTIGUO</strong> <strong>TESTAMENTO</strong><br />

Y TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN<br />

Introducción<br />

Enzo Cortese<br />

Sobre la escatología reina una gran confusión de opiniones, aunque todos reconozcan<br />

hoy su importancia, especialmente respecto del Nuevo Testamento. La confusión depende<br />

también de la falta de conocimiento y acuerdo en la interpretación de la escatología propia del<br />

Antiguo Testamento.<br />

Una de las causas de esta falta de acuerdo, parece ser la equivocada confusión entre<br />

escatología y fin del mundo en la interpretación de los profetas y la concentración de la<br />

atención sobre su mensaje consolador, olvidando su mensaje de desdicha.<br />

Las confusiones y distintas interpretaciones de la escatología producen también mucha<br />

confusión y oscuridad en el tema del mesianismo, el que, según muchos, empieza muy tarde,<br />

en el postexilio, y en el tema de la apocalíptica, incluso la del Nuevo Testamento; muchos<br />

rechazan su importancia en el NT, mientras otros la reconocen, aunque en realidad sólo<br />

teóricamente, como en la escuela bultmaniana. De la opinión sobre la escatología depende<br />

también la manera de hacer —o no— una teología de la liberación.<br />

Parece por lo tanto oportuno intentar primero una síntesis nueva sobre la escatología en<br />

los profetas del A.T. a la luz de los aportes principales de los últimos años en el estudio del<br />

tema. 1 Luego de esta fundamentación consideraremos las relaciones de la teología de la<br />

liberación con la escatología del AT.<br />

1<br />

Para empezar, entre los numerosos estudios existentes, mencionamos a L. Ramlot,<br />

“Prophetisme”, DBS fasc. 46, Paris, 1971, 1179-1205; R. Smend, “Eschatologie” II, en: Theologische<br />

Realenziklopedie X, Berlin-New York, 1980, 250-264; S. Zedda, L’escatologia biblica, 2 Vol.,<br />

BRESCIA, 1972-1975.


[130]<br />

PARTE I<br />

1. Comprensión de los castigos proféticos<br />

La dificultad para comprender los mensajes de castigo proviene de la conexión entre<br />

culpa y castigo y de la falta de perspectiva en el más allá por parte de los profetas. En su<br />

óptica hay que ubicar la retribución en esta vida, y por lo tanto también el castigo. Cuando hay<br />

un desastre nacional se busca el pecado que lo causó. Vale lo mismo para cuando anuncian el<br />

bien.<br />

Esto no implica que los profetas no perciban de ninguna manera una realidad “ultramundana”,<br />

sino más bien que la perciban en la misma realidad terrena sin distinguir<br />

claramente la diferencia. A veces la captan, principalmente cuando hablando de Samaria y<br />

Jerusalén, anuncian el desastre total. La radicalidad del desastre que percibían y su misma<br />

noción de historia, aún falta de universalidad, presentan todo ello con caracteres definitivos:<br />

anuncian aquí la ira escatológica.<br />

2. Génesis del mensaje profético<br />

Hay que presentar aquí algunos trabajos fundamentales en el estudio de la forma y del<br />

mensaje profético.<br />

Westermann toma los discursos 1-2Re como dirigidos contra una persona singular (1Re<br />

21,17ss.; 2Re 1,3-5; Am 7, 15-17). Desde Amós los discursos van, en general, contra la<br />

comunidad (Am 4,1-3; Os 2,7ss.; Is 8,5-8; 30,8-14; Miq 2,1-5; 3,1-4; 3,9-12; Jer 5,10-14;<br />

7,16-20). El esquema utilizado contiene en el centro la fórmula “embajadora”: “así dice<br />

Yahvé”; esta fórmula está entre la denuncia que precede, y el castigo que sigue; se debe<br />

distinguir de la fórmula: “oráculo de Yahvé”, que va en general al final. 2 La palabra de Yahvé<br />

es fundamentalmente la predicción de la desdicha.<br />

2 C. Westermann, Grundformen propetischer Rede, Munich, 1964; H.W. Wolff, “Die<br />

Begründung der prophetischen Heils— und Unheilsprüche”, ZAW 52 (1934) 1-22 (también en Ges.<br />

Studien, München, 1964, págs. 9-35); E. Cortese, “Le sventure annunciate dai profeti presilici e<br />

l’escatologia dell’A.T.”, Teologia (Milán) 1 (1977) 91-107.


[131]<br />

Si lo consideramos atentamente, nos daremos cuenta de que se debe decir que el profeta<br />

habla a partir de una realidad futura, una desdicha o castigo, que percibe bajo la inspiración<br />

Divina y que en torno a esto (y dentro de su perspectiva de la conexión vista entre culpa y<br />

castigo) elabora su reflexión. Así no es la conciencia ética lo que mueve fundamentalmente al<br />

profeta, sino la percepción (a veces milagrosa) del mal que se avecina. De allí que la fórmula<br />

“así habla Yahvé” vaya colocada antes del anuncio del mal y precedida de la denuncia del<br />

pecado como causa de aquél. 3 Esto no significa que desconozcamos el valor (inspirado) de las<br />

denuncias proféticas, sino simplemente que buscamos el punto de salida de este mensaje.<br />

En apoyo de esta teoría se puede argumentar que las denuncias de los profetas respecto a<br />

la corrupción se agrupan en torno al año 722 a.C. para el norte y al 590 a.C. para el sur. No<br />

obstante es evidente que corrupción hubo siempre y no sólo en estos dos períodos.<br />

También es llamativa la desproporción, ya que generalmente la denuncia es contra la<br />

cumbre política y religiosa y el castigo es para todo el pueblo (lo cual hace ver que se trata<br />

simplemente de buscar una explicación a la catástrofe que se avecina y nada más); y no basta<br />

para explicar esto lo de la “personalidad corporativa”, ya que entonces también el castigo<br />

podría y debería recaer sobre el rey en representación de su pueblo.<br />

3. Tentativas equivocadas<br />

Respecto a las tradicionales tentativas imperfectas de interpretar estos textos de castigo,<br />

veremos solamente dos:<br />

a) Pautrell. No estudia explícitamente la escatología sino el “juicio”. No distingue<br />

cualitativamente los castigos “normales” de los radicales o escatológicos. Simplemente<br />

muestra que Yahvé aparece en todos los casos como juez (castigo para Israel), o como<br />

defensor de Israel (castigo para los gentiles). 4<br />

b) W. Cosmann. También habla de juicio, pero se preocupa por subrayar la diferencia<br />

entre los castigos normales, que pueden ser<br />

3 W.H. Schmidt, “Zukunftsgewissheit und Gegenwartskritik; Grundzüge prophetischer<br />

Verkündigung”, BS, 6, Neukirchen, 1973.<br />

4 R. Pautrel, “Jugement”, en: DBS IV, Paris, 1949, 1321-1344.


[132] medicinales, y los castigos radicales. Divide a los profetas en pre y post-exílicos,<br />

distinguiendo cualitativamente entre los anuncios de castigo de los primeros y los anuncios de<br />

salvación de los segundos. Sólo éstos últimos son escatológicos ya que para él la escatología<br />

es igual a “fin del mundo”, motivo por el cual los anuncios de castigo pre-exílicos no pueden<br />

ser considerados escatológicos.<br />

Estos empiezan, según él, a ser predicados, para el individuo, desde Ezequiel (Ez 18 es<br />

el primero que habla de una retribución individual) y, para todo Israel, desde el exilio. 5<br />

4. La escatología de G. Fohrer<br />

En escatología encontramos dos posiciones generales entre los autores: 6 los que la<br />

identifican con el fin del mundo (Cossmann y Fohrer) y los que hablan de escatología<br />

distinguiéndola del fin del mundo (Von Rad).<br />

El error de la identificación viene ya de los LXX, que traducen con “al fin de los días” la<br />

expresión común en los profetas: b’aharit hayyammim. 7<br />

Fohrer: para él los textos clave son Ageo 1,15a; 2,15-19; Zac 1,1-6; 8,14ss.; Is 40,1-8.<br />

Estos pasajes post-exílicos marcan justamente el “cambio” (mensaje escatológico); cuando<br />

otras citas, pre-exílicas, tienen estos caracteres, dirá que son post-exílicas pero trasladadas<br />

aquí.<br />

Por otra parte para Fohrer “al final de los tiempos” no tiene significación escatológica en<br />

muchos casos: Dt 4,30; Gén 49,1; Núm 24,14. Pero en otros sí: Is 2; Jer 23,20; 48,47; 49,30;<br />

Ez 38,16; Os 3,4; Dt 10,14; pero el criterio es siempre el mismo: estos últimos textos son postexílicos,<br />

y lo mismo dígase de la expresión “en aquel día”. Los castigos del 721 y 587 a.C. son<br />

radicales pero no escatológicos y lo mismo se aplica a los castigos a otros pueblos<br />

contemporáneos tras lo cual la historia sigue igual.<br />

5 W. Cossmann, “Die Entwicklung des Gerichtsdenkens bei den alttestamentlichen Propheten”,<br />

BZW 29 (1915) Gissen.<br />

6 L. Ramlot, o.c., propone otra división. Aquí seguimos a K.D. Schunk, “Die Eschatologie der<br />

Propheten des A.T. und ihre Wandlung in exilisch-nachexilischen Zeit”, VTS 16 (1974) 116-132.<br />

7 J. Carmignac, “La notion d’Eschatologie dans la Bible et à Qumran” en: RQ 7,1 (1967) 17-31;<br />

cf. E. Cortese, o.c., 101.


[133]<br />

El punto fuerte de Fohrer es que, según él, estos castigos pre-exílicos podían haberse<br />

evitado si se hubiera dado la conversión predicada por los profetas. Es decir las denuncias y<br />

amenazas de antes del exilio han de interpretarse siempre en un sentido condicional (aut-aut)<br />

[“o-o”].<br />

En el post-exilio, la interpretación condicional ya no es posible. Los profetas ya no<br />

hablan de la ruina de Israel. El mensaje ya no es “aut-aut”, sino “prius-post” [“antesdespués»]<br />

(primero destrucción-luego salvación) y así su anuncio se transforma en<br />

escatológico. Este giro evita la desesperación ya que, si el mensaje pre-exílico era “aut-aut”,<br />

dada la destrucción (pues no hubo conversión) ya no hay esperanza. Los profetas así<br />

reinterpretados, predican la destrucción (prius) y luego la salvación (post), y sólo ésta tiene<br />

carácter definitivo. Así Fohrer mantiene también un poco de esperanza en los profetas preexílicos.<br />

Pero esa esperanza del aut-aut no es escatológica.<br />

A las características de la escatología de Fohrer (la cual veremos que se mezcla con la<br />

apocalíptica) la vemos desarrollada en cinco puntos:<br />

a — destrucción de los pueblos;<br />

b — liberación de Israel y su purificación;<br />

c — nueva situación paradisíaca;<br />

d — inicio del reino divino o mesiánico;<br />

e — conversión de los pueblos.<br />

Junto a estos puntos fundamentales, pone otros once que los acompañan como entorno o<br />

contexto:<br />

1—descalificación de la época anterior; y, no obstante, en la nueva época aparecen elementos<br />

antiguos (ej. nuevo Éxodo);<br />

2 — una nueva época presentada como inminente (con las consiguientes desilusiones);<br />

3 — desconciertos cósmicos y étnicos preparan la nueva época;<br />

4—la nueva época es un don gratuito divino y fruto de la conversión;<br />

5—la visual escatológica es a veces universalista y a veces particular;<br />

6— en ocasiones se habla de fin del mundo y de nueva creación;<br />

7—la nueva época se presenta a veces como restauración del pasado y a veces como tal<br />

novedad;


[134]<br />

8—habrá sobre todo bienestar material; a veces se habla también de bienestar espiritual;<br />

9—todos los bienes se realizan en esta vida;<br />

10—el pueblo sobreviviente es Israel, a veces se incluyen los paganos;<br />

11—el reino nuevo está bajo el dominio directo de Dios, pero a veces se habla del Mesías<br />

Davídico. 8<br />

Críticas a la tesis de Fohrer:<br />

— Los anuncios pre-exílicos, no siendo según él escatológicos, pierden interés para mí.<br />

— En el post-exilio hay amenazas para los otros pueblos de características similares a las<br />

amenazas a Israel en el pre-exilio. ¿Por qué las unas son escatológicas y las otras no?<br />

— El Nuevo Testamento, no obstante la teoría de Fohrer, pone la amenaza escatológica<br />

especialmente contra Israel.<br />

— La conclusión de Fohrer pone una diferencia exagerada entre el mensaje pre-exílico y<br />

el post-exílico y no deja lugar a la apocalíptica en el Antiguo Testamento.<br />

Esta manera de considerar a los profetas pre-exílicos no es un modo objetivo de tratar el<br />

texto, ya que a demasiados textos pre-exílicos se les dice post-exílicos.<br />

5. La escatología de Von Rad 9<br />

Von Rad hace resaltar la radicalidad de los castigos (principalmente los del 721 y los del<br />

587 a.C.): no son hechos históricos contingentes, tras lo cual todo sigue igual; si así fuera los<br />

profetas los habrían minimizado como cosas pasajeras para consolar a su pueblo. Lo que los<br />

profetas pre-exílicos predican como irremediablemente<br />

8 Entre muchos estudios de G. Fohrer mencionamos un trabajo específico: “Die Struktur der<br />

alttestamentlichen Eschatologie”, ThLZ 85(1960)401420; también en BZAW 99 (1967) 37-58. L<br />

Ramlot sigue la postura de Fohrer, R. Smend, en cambio, la critica.<br />

9 Véase su Teología del AT. Siguen a G. Von Rad numerosos autores; a algunos de ellos los<br />

nombramos más abajo (J. Moltmann, G. Gutiérrez). También R. Smend, o.c.


[135] perdido es la amistad con Dios y los bienes salvíficos a ella conectados. Es una fractura<br />

entre lo viejo y lo nuevo. Un vacío que los profetas crean con su repudio de todas las falsas<br />

seguridades. Es un “punto cero” al cual Israel es empujado con toda su historia. En este punto<br />

los profetas hacen caer el anuncio de una nueva realidad.<br />

Von Rad escribe un apartado previo sobre la historia para disipar equívocos entre<br />

escatología y fin del mundo. Si fuese lo mismo, los profetas pre-exílicos no habrían hecho<br />

escatología, porque no hablan de fin del mundo, sino de la destrucción de unos pueblos.<br />

Se ha de decir que los antiguos semitas tenían una concepción del tiempo distinta de la<br />

nuestra. Es verdad que hay un progreso respecto a los antiguos, ya que los hebreos alcanzan la<br />

noción lineal de historia (no cíclica y determinista). Pero es una concepción aún imperfecta ya<br />

que se refería sólo al pueblo elegido. Sólo llegan a la noción universal (la que nosotros<br />

tenemos hoy) en la apocalíptica (Dan 2: las cuatro fases de la estatua que son los imperios en<br />

la historia de todos los pueblos).<br />

Así, sólo un hebreo del tiempo de Daniel podía tener la noción de fin del mundo; los<br />

anteriores sólo veían la relación Israel-Babilonia o Israel-Asiria, etcétera. Así se entiende que<br />

no hablen del fin del mundo y sin embargo sí pueda haber escatología. Es decir, la destrucción<br />

de Israel como nación supone para el judío la suficiente radicalidad como para tener carácter<br />

definitivo y así es un mensaje escatológico.<br />

Mérito de Von Rad es haber dado el puntapié inicial, aunque dependa de intuiciones<br />

anteriores como Vollborn en cuanto a la concepción de la historia y de Grönbaek sobre<br />

escatología. Otro mérito suyo es buscar el justo equilibrio frente a las teorías extremas, sea las<br />

que niegan la escatología en los profetas, sea las que ven escatología por todas partes (incluso<br />

en las promesas de los patriarcas, etc.). Los profetas fueron los primeros en Israel en afirmar<br />

que la salvación estaría dada a la sombra del Juicio (radical). Esperanza religiosa y<br />

expresiones de confianza hay por todas partes en el Antiguo Testamento, pero lo que los<br />

profetas anuncian es que las relaciones con Yahvé están irremediablemente rotas, pero que<br />

más allá del Juicio, Yahvé habrá de intervenir con un nuevo mensaje de salvación. Esto es<br />

mucho más que un simple mensaje de confianza. También las promesas a los patriarcas<br />

contienen bienes escatológicos (cfr. Rm 4). Pero la promesa no tiene en cuenta el fracaso por<br />

el pecado del hombre. De este fracaso hablan los profetas y sólo de este mensaje debemos<br />

decir que es escatológico: el que habla de la


[136] radicalidad del castigo y pone la salvación después del mismo. Y es también aquí donde<br />

puede darse la conciliación entre el anuncio de un castigo inevitable y la predicación, no<br />

obstante, de la necesidad de conversión.<br />

Por supuesto que hay también anuncios proféticos de castigo sin carácter escatológico.<br />

Von Rad dirá que habría que hablar de escatología allí donde el principio de salvación<br />

desarrollado hasta entonces fue negado. Israel se sentiría entonces impelido a apoyar su<br />

esperanza de salvación en una intervención de Yahvé totalmente futura, con lo que esto<br />

contiene de dramático para la fe de Israel y para el profeta que anuncia.<br />

La falta de un “esquema escatológico” anterior o de conceptos dados de antemano se<br />

manifiesta en que los profetas y por otro lado la fe en Dios de las antiguas promesas, describen<br />

eso nuevo que anuncian, a partir de las antiguas actuaciones de Yahvé en la historia. Su<br />

conmoción es advertir que Yahvé va a despuntar una “nueva hora” para su pueblo y el núcleo<br />

de su predicación se reduce a que ven venir sobre Israel esa acción nueva de Yahvé.<br />

Sin embrago aunque sigamos a Von Rad no debemos olvidar que también el Israel<br />

anterior al mensaje profético-escatológico está incluido en la salvación percibida en los bienes<br />

pregonados a los patriarcas (promesas y bendiciones), o brindados en el culto en el Templo.<br />

Destacamos también que Von Rad y los que lo siguen presentan el “punto cero” como<br />

algo “a partir de lo cual” se da lo escatológico y que no se enteran que ese mismo punto cero<br />

ya es una realidad escatológica, la de la condena, ya que las realidades escatológicas son dos:<br />

premio y castigo, infierno y paraíso. 10<br />

PARTE II<br />

6. La teología de la liberación y la escatología<br />

Según la opinión de Fohrer, el mensaje profético pre-exílico para los pobres y contra los<br />

ricos opresores aparece de pronto como más actual. Amós, Miqueas, Isaías no tendrían la<br />

escatología como marco<br />

10 E. Cortese, o.c., 104-107


[137] de ese mensaje; así sus denuncias y amenazas se pueden tomar y aplicar directamente a<br />

nuestra situación.<br />

Lo mismo vale por sus perspectivas de esperanza, que no seria escatológica sino<br />

simplemente la otra alternativa, alcanzable con la escucha de las amenazas y la conversión.<br />

En la postura de Von Rad parece menos fácil lograr en los profetas un mensaje para los<br />

pobres de hoy. Aquí la escatología resulta lo más importante. El castigo y la salvación<br />

escatológica es lo primero que Dios revela y las denuncias (contra la idolatría y la opresión del<br />

pobre) son como tentativas de los profetas para justificar el castigo. De hecho predicen la<br />

destrucción de Samaria y de Jerusalén, pobres y ricos, fieles e idólatras. ¡Pero es propiamente<br />

ahí donde en la opinión de Fohrer el mensaje profético para los pobres resulta incomprensible!<br />

Sin embargo encarar con Von Rad este mensaje en el marco escatológico no significa<br />

disminuir su importancia, sino comprenderlo mejor y darle valor en el mismo proyecto<br />

escatológico. La historia humana tiene un final escatológico. Es ahí donde el problema de los<br />

pobres tiene su verdadera solución. Por fin es en este marco donde debemos entender las<br />

bienaventuranzas y los hayes del Evangelio (Mt 5; Lc 6, 20-26). Pero esta perspectiva<br />

¿significa que toda la esperanza de los pobres está puesta en la otra vida?<br />

7. La escatología y la historia: Bultmann<br />

Para encarar bien el mensaje profético sobre los pobres en el marco de la escatología,<br />

hay que examinar otra cuestión importante y hoy en día muy discutida, la cuestión: de la<br />

historia de la salvación (Heilsgeschichte).<br />

Se trata de ver si y cómo se realiza la escatología en la historia. Los cristianos admitimos<br />

todos que en Cristo se dio el acontecimiento escatológico fundamental, “todas las promesas<br />

hechas por Dios han tenido su sí en Él” (2 Cor 1,20). Si los cristianos admitimos que en el<br />

A.T. se desarrolla una verdadera historia de salvación preparatoria, desde luego tenemos que<br />

admitir que ella concluye en Cristo y que con Él empieza una nueva etapa.<br />

Pero no todos los cristianos están dispuestos a admitir que las huellas de la<br />

transformación escatológica se pueden encontrar en la historia. Es conocida la manera<br />

bultmaniana de eludir la conclusión de que si Cristo es el acontecimiento escatológico para los<br />

hombres, desde hace dos mil años hay que encontrar en la historia humana y


[138] en particular en el cristianismo los efectos de esa transformación. Bultmann no<br />

solamente “personaliza” 11 la escatología sino que también la subjetiviza. Según él y Barth, la<br />

salvación escatológica es algo puramente interior, algo trascendente, sin conexión con lo<br />

temporal y con la historia, algo que se contrapone a la realidad actual. 12<br />

Esta postura es típicamente protestante y corresponde a la clásica tesis de una<br />

justificación que prescinde totalmente de las obras, inclusive de las que siguen la misma<br />

justificación. 13 Esta tesis resultó fortalecida después de los trágicos acontecimientos de la<br />

última guerra en Europa y en Alemania en particular.<br />

Fue en la funesta década siguiente que, en el enfoque idealista y esencialista, Bultmann<br />

dejó de lado la realidad para poder seguir creyendo en la salvación cristiana. Logró esto por<br />

medio de su conocida exégesis desmitizante del N.T., desmitización que él mismo se atrevió a<br />

aplicar radicalmente a la historia del A.T. 14<br />

8. La escatología cristiana: Cullmann y Moltmann<br />

Contra ese subjetivismo reaccionaron algunos teólogos; a sacudir el yugo bultmaniano<br />

parece que se animaron primero los mismos protestantes. Oscar Cullmann afirmó que la<br />

salvación escatológica cristiana ya se realizó en el tiempo y en la historia. 15<br />

Se volvió a hablar de la Heilsgeschichte, la “historia de la salvación” y Von Rad<br />

propuso su Teología del Antiguo Testamento, mencionada arriba, como una historia de<br />

salvación. Siguieron en esa misma línea J. Moltmann, con su Teología de la Esperanza,<br />

también ya mencionada, y Metz con su Teología política. 16 Apoyaba ese camino, sin ser un<br />

teólogo profesional, Teilhard de Chardin. 17<br />

11 J.B. Libânio (y M.C.L. Bingemer), Escatología cristiana, Madrid, 1985, pág. 67.<br />

12 J. Ratzinger, Escatología, Barcelona, 1980, págs. 55 as.<br />

13 Véase, p.ej., la panorámica del pensamiento protestante en J. Moltmann, Teología de la<br />

esperanza, Salamanca 1981, cap. 10.<br />

14 Basta con leer su Geschichte und Eschatologie, Tübingen 1958, para ver cómo menosprecia el<br />

AT y niega la posibilidad de reconstruir una historia de la salvación.<br />

15 O. Cullmann, Cristo y el tiempo, Barcelona 1968; La salut dans l’histoire, Neuchâtel 1966.<br />

16 Véase Libânio, o.c., 71, y Ratzinger, o.c., 64ss. Es preciso nombrar aquí también a W.<br />

Pannenberg, La revelación como historia, Salamanca 1977.<br />

17 Libânio, o.c., 69s.


[139]<br />

En ese camino abierto se puso la línea fundamental de la teología de la liberación. 18<br />

Claro está que esta “teología de la historia” encontró la oposición de muchos teólogos<br />

protestantes y los estudios de teología y de la Biblia que se ocupan de ella son innumerables.<br />

Curiosamente los católicos se conformaron casi totalmente con estas críticas. Así se<br />

expresaron teólogos como Von Balthasar, quien sin embargo declara abiertamente su<br />

perplejidad, 19 Rahner 20 y el mismo Ratzinger. De este último teólogo léanse las páginas de la<br />

crítica a Moltmann y Metz y su “Balance provisional”; 21 allí tras palabras encantadoras y<br />

piadosas meditaciones sobre Fil 2,5-4 (“se despojó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la<br />

muerte...»), se nota la postura fundamental de la desconfianza bultmaniana en una realidad y<br />

una historia transformada por el acontecimiento escatológico cristiano.<br />

Más curioso aún es constatar que entre los mismos teólogos de la liberación hay quien al<br />

parecer sigue la misma línea (¡los extremos se tocan!) bultmaniana en la interpretación de los<br />

textos escatológicos bíblicos. Se defiende a veces una resurrección en el mismo momento de<br />

la muerte que prácticamente coincide con la tradicional opinión de la supervivencia del alma<br />

después de la muerte y se “desmitiza”, como Bultmann, todos los elementos escatológicos<br />

corporales de la Biblia. 22<br />

Se trata entonces de dos interpretaciones teológicas opuestas de la escatología: la de<br />

Cullmann y la de Bultmann. Quien conoce el A.T. y su manera concreta de pensar, se queda<br />

hoy más fácilmente en la línea de Von Rad, Moltmann, Metz, Gutiérrez. Pero... ¿quién conoce<br />

bien el A.T. entre los teólogos?<br />

18 P. ej., G. Gutiérrez, Teología de la liberación, Salamanca 1972, parte IV, § 11: “Escatología y<br />

política”.<br />

19 H.U. von Balthasar, “Escatología”, en: Ensayos Teológicos 1, Madrid, 1964,325-354.<br />

20 P.ej., “Principios teológicos de la hermenéutica de las declaraciones escatológicas», en:<br />

Escritos de teología IV, Madrid, 1961, 411-439.<br />

21 O.c., 62.67; cuando él dice que el Reino de Dios no es norma política sino norma moral, no se<br />

da cuenta de que si los hombres quedan verdaderamente transformados hacen necesariamente una<br />

nueva política.<br />

22 Véase, p.ej., Libânio, o.c., 210ss., que sigue a Rahner.


[140]<br />

9. El Magisterio de la Iglesia y la Escatología<br />

No podemos demorarnos en demostrar que la tradición de la Iglesia sostuvo que el<br />

hombre y la historia tienen que transformarse, y no sólo subjetivamente gracias a la salvación.<br />

Basta con captar el pensamiento de San Ireneo, entre los Padres.<br />

El Concilio Vaticano II frente a las alternativas tuvo una postura clara en la Gaudium et<br />

Spes: 23 “Ignoramos el tiempo en que se realizará la consumación de la tierra y la humanidad...<br />

No obstante, la espera de una tierra nueva no debe amortiguar sino más bien avivar la<br />

preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el<br />

cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo. Por ello aunque hay que<br />

distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo<br />

el primero, en cuanto que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en<br />

gran medida al Reino de Dios... Todos los frutos de la naturaleza y de nuestro esfuerzo,<br />

después de haberlos propagado por la tierra en el espíritu del Señor y de acuerdo con su<br />

mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados<br />

cuando Cristo entregue al Padre el “Reino Eterno y Universal”... El reino está misteriosamente<br />

presente en nuestra tierra; cuando venga el Señor se consumará su perfección”.<br />

Si la Libertatis Nuntius parece un poco influenciada de la postura que arriba hemos<br />

definido como bultmaniana, en el segundo y definitivo documento sobre la teología de la<br />

liberación, se retorna claramente la enseñanza del Concilio Vaticano II. Dice la Libertatis<br />

Conscientia: “La espera vigilante y activa del reino es también la de la justicia totalmente<br />

perfecta para los vivos y los muertos, para los hombres de todos los tiempos y lugares, que<br />

Jesucristo, constituido Juez supremo, instaurará. Esta promesa que supera todas las<br />

posibilidades humanas, afecta directamente a nuestra vida en el mundo, porque una verdadera<br />

justicia debe alcanzar a todos y debe dar respuesta a muchos sufrimientos padecidos por todas<br />

las generaciones”. 24 Aquí está la legitimidad de una entrega cristiana en el mundo como la<br />

quiere la teología de la liberación. Sin embargo el documento prefiere concluir en seguida que<br />

es la resurrección la que satisface las exigencias de justicia.<br />

23 GS n.39.<br />

24 LC, 60.


[141]<br />

10. Conclusiones<br />

Más clara aún nos parece la enseñanza de la Sollicitudo Rei Socialis. No obstante la<br />

constatación de que a los veinte años de la Populorum Progressio, muchas de las ilusiones de<br />

un progreso para los pobres cayeron, Juan Pablo II afirma: “En el marco prevalentemente<br />

negativo del momento presente, la Iglesia debe afirmar con fuerza la posibilidad de la<br />

superación de las trabas que por exceso o por defecto, se interponen al desarrollo y a la<br />

confianza en una verdadera liberación. Confianza y posibilidad fundadas en última instancia<br />

en la conciencia que la Iglesia tiene de la promesa divina, en virtud de la cual la historia<br />

presente no está cerrada en sí misma, sino abierta al Reino de Dios”. 25<br />

Muchas veces se falsean los documentos de la Iglesia reduciendo sus enseñanzas acerca<br />

de la teología de la liberación a la instancia por una liberación puramente espiritual,<br />

olvidándose que los últimos documentos que hemos citado no quieren dar principios morales<br />

generales para el hombre que es más esclavo del pecado en el mundo del bienestar, sino<br />

principios para desarrollar una teología de la liberación y un esfuerzo social cristiano para el<br />

tercer mundo. 26<br />

En las esferas conservadoras (y ricas) de la Iglesia la interpretación bultmaniana de la<br />

escatología y la desvalorización de la historia sirve para defenderse de las verdaderas<br />

instancias del Magisterio y de una opción por los pobres que debe ser en realidad una opción<br />

de vida para todos los cristianos. En la jerarquía el temor de una actuación equivocada en la<br />

opción por los pobres y en la teología de la liberación es justamente atendida.<br />

Lamentablemente no se encuentra igual temor de que los principios de la Iglesia sean<br />

falseados por los sectores conservadores insensibles a dicha opción.<br />

No obstante Juan Pablo II nos insta a mirar al dos mil con coraje y esperanza y hacer<br />

una opción por los pobres.<br />

Un signo (escatológico) positivo de los tiempos en nuestra historia es esta Iglesia que se<br />

renueva y lucha: una Iglesia que se presenta al mundo de hoy y a los pobres, como la única<br />

fuerza capaz de ayudar a construir un nuevo mundo y una historia nueva, camino al Cielo.<br />

25 SRS, 47.<br />

26 Así, en lugar de considerar la liberación de los pobres, se contempló únicamente el concepto<br />

de “verdadera libertad” (espiritual) del hombre en el mundo de hoy, en las jornadas—coloquio<br />

“Libertad cristiana y preocupación social”, Buenos Aires, Universidad del Salvador, 29 de marzo—10<br />

de abril.

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