El Comienzo no. 23

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La APPO:
La memoria histórica de los oprimidos
Noctámbula Franco y Pancho Rojo
La sustitución del Estado burgués por el Estado proletario es imposible sin
una revolución violenta. La supresión del Estado proletario, es decir, la supresión
de todo Estado, sólo es posible por medio de un proceso de “extinción”.
V.I. Lenin, El Estado y la revolución
Ante la brutal represión por parte del estado a los hermanos de las normales rurales
en Ayotzinapa, Guerrero, se ha lanzado un llamado inicial para formar una frente que
aglutine a los sectores más desprotegidos. Sabemos que se necesita retomar un espacio de
unidad en la acción con los diferentes sectores de trabajadores, estudiantes, campesinado y
organizaciones. Como una correcta decisión para lograr reunir el descontento social y que
podría ir en aumento debido a las depredadoras políticas de ataques hacia los intereses del
pueblo trabajador, respaldamos este llamado y nos sumamos, pero es importante, desde
nuestra humilde opinión, hacer una serie de observaciones que nos permitan evitar, en la
medida de lo posible, cometer los mismos errores que llevaron al cruento desenlace de la
APPO, Oaxaca, en noviembre del 2006.
La Asamblea Popular de los Pueblos
de Oaxaca (APPO) fue una de las más
importantes experiencias organizativas
del movimiento social en México. Se
trata de una asamblea de asambleas
nacida el 17 de junio de 2006, en el marco
de represión por parte del ex gobernador
Ulises Ruiz. Participaron en su formación
un poco más de 300 organizaciones
sociales, ayuntamientos populares y
sindicatos con una demanda única: la
salida del gobernador.
El debate sobre la caracterización de la APPO no es algo nuevo y se remonta a los foros
que se realizaron en 2006 durante el apogeo del movimiento, así como a los congresos,
asambleas estatales, regionales y plenarias en donde se retomó una y otra vez dicha discusión
sin poder llegar a consenso alguno. Para nosotros, aunque con un complejo e inacabado
análisis, nos referimos a la APPO como un fenómeno embrionario de doble poder que en 2006
llegó a poner en jaque al estado de Oaxaca y al sistema burgués mexicano; de ahí la imperiosa
necesidad de la burguesía para acabar con dicho proceso de manera represiva antes de la
toma de poder del espurio Felipe Calderón. El fenómeno asambleario en barrios, sectores,
comunidades y pueblos así como el control de medios de comunicación, dependencias
gubernamentales, el control de avenidas y carreteras y la unidad del pueblo y el magisterio, se
vio truncado por una suerte de negociaciones de cúpula, abiertas traiciones, cooptación y la
más feroz de las represiones.