aquà - El Dulce Nombre

creado y nos da el mundo para construir su Reino.
2. La segunda parte nos mostraba en qué
consiste este Reino de Dios. Titulado “El camino de la
vida” repasa con ayuda de un musical (Gospel del
Colegio Claret de Sevilla) los consejos de Jesús para
ser felices según su estilo: Las Bienaventuranzas.
Entre bromas, cantos y testimonios descubríamos
que no se estaba hablando de un ideal sino de una
realidad que ya muchos experimentan aquí y ahora.
Los pobres, los mansos,
los que lloran m los que tienen
hambre y sed de justicia, los
misericordiosos, los limpios de
corazón, los que trabajan por la
paz y los perseguidos por su fidelidad.
Un camino difícil en nuestras
fuerzas. Sólo posible con la
ayuda de Dios, presente entre
nosotros y al que celebrábamos.
En este momento, entraba
solemnemente desde el Arenal la
Cruz de la Evangelización, llevada
por los seminaristas. El silencio
se hizo en la plaza y una luminaria
de velas en nuestras
manos, hacía presente el espíritu
del resucitado en medio del
encuentro.
La cruz en el centro del
escenario. Símbolo para nosotros
de la entrega hasta el extremo. Jesucristo hizo de ese
amor hasta la muerte su regalo para las generaciones
venideras, también para los laicos de Sevilla de este
siglo XXI. La cruz, con madera de olivos de
Getsemaní y con reliquia de Santa Angela de la Cruz.
La cruz, final de nuestro camino… No. El final vendrá
de madrugada, al amanecer, un sepulcro vacío. La
Resurrección y la Vida tienen la última palabra por
“Unidos para que el mundo crea”
muy oscuro que parezca nuestro
entorno, nuestro interior o nuestro
pensamiento. Por eso, se
abría a continuación una tercera
parte.
3. Con el título de “Una sociedad
con esperanza” empezaba la
última parte del encuentro. Una
presentación con todas las advocaciones
de la Virgen en nuestros
pueblos, ciudades, hermandades
e instituciones acompañaba
unas letanías que hicieron
reconocer a María como modelo
de “laica” y Madre Nuestra.
Pasamos revista a los santos
de nuestra diócesis, ejemplo
siempre actual para los que queremos
vivir el cristianismo en la
sociedad actual y estamos llamados
(¡todos!) a la santidad:
Desde Santa Justa y Rufina a
Santa Angela de la Cruz pasando por San Fernando,
San Leandro y San Isidoro y por el beato Marcelo
Spínola entre otros muchos conocidos y muchos más
“anónimos”.
Una oración de envío y un canto al Espíritu
Santo daban por concluido el encuentro. “El Espíritu
del Señor está sobre mí…” cantamos todos y con un
signo mostrábamos al mundo el nuevo Pentecostés
que hacía de la iglesia de Sevilla una iglesia joven,
valiente, evangelizadora y con el ideal que tomamos
de las palabras de Jesús dirigidas al Padre: “que sean
uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me
has enviado” (Jn 17, 21).
Un gran espectáculo de fuegos artificiales
anunciaba a Sevilla que la Iglesia de Sevilla vive, celebra
y grita a los cuatro vientos que sí hay esperanza
para nuestro mundo porque Dios es Amor.
Octubre 2007 Boletín TU PARROQUIA Página 17