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aquà - El Dulce Nombre

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se sienta. Entre los menos habría que situar a<br />

Manolo Romero que, al verse enfermo, sintiendo<br />

cómo su cuerpo se debilitaba, aun con tratamientos<br />

rigurosos, analíticas, resonancias, etc. exigió al gabinete<br />

médico que lo estaba tratando, le dijera la verdad<br />

del diagnóstico del mal que se había apoderado<br />

de él, sin tapujos ni paños calientes, pues a él le<br />

daba igual continuar en esta vida entregado a su<br />

familia y a los demás que en la presencia de Dios<br />

Padre, si ésa era su voluntad La fe inquebrantable,<br />

aferrado al deseo de que se cumpliese la voluntad<br />

del que le dio la vida y de encontrarse con Cristo, salvando<br />

todas las dificultades, le hizo comprender que<br />

en la Eucaristía, la Palabra y en los que sufren, está<br />

el Hijo de Dios hecho hombre, compartiendo y participando<br />

en nuestras vidas como gesto de amor y<br />

entrega.<br />

Sea este pequeño y torpe comentario, complemento<br />

de cuanto se ha escrito sobre él, movido<br />

por la amistad en mí depositada, sabedor de hechos,<br />

como agradecimiento a su total entrega en divulgar la<br />

Palabra de Dios y como un amigo que llegué a descubrir,<br />

caminando juntos por la senda de encontrarnos<br />

con Cristo. Hay otros hechos de Manolo Romero<br />

que no es posible incluir en este texto, pero es cierto<br />

que con un trozo de tejido se deduce la calidad del<br />

traje <strong>El</strong> tiempo puede borrar los acontecimientos si se<br />

vale de la memoria, pero los hechos que se comentan,<br />

son materia indestructible utilizado para construir<br />

el edifcio que no lo derriba el olvido, sino que "ahí<br />

queda". ¡Hasta pronto, Manolo!<br />

Aurelio Älvarez Ruiz<br />

EL SOSTENIMIENTO DE LA IGLESIA CATÓLICA:<br />

UN DEBER PARA LOS CRISTIANOS CON VENTAJAS FISCALES<br />

En la pasada primavera la Conferencia episcopal<br />

española realizó, como todos los años, la consabida<br />

campaña publicitaria dirigida a los sujetos<br />

pasivos del Impuesto sobre la Renta de las Personas<br />

Físicas (IRPF). En ésta se invitaba a los fieles a marcar<br />

en su Declaración la casilla destinada a contribuir<br />

con el pago de sus impuestos a sufragar los gastos<br />

de la Iglesia Católica. Aunque a muchos nos ha pasado<br />

desapercibida, esta última llamada tiene un sentido<br />

distinto a las anteriores, pues viene marcada por<br />

el cambio de financiación de esta entidad de la que<br />

muchos formamos parte.<br />

La Ley 42/2006 de Presupuestos Generales<br />

del Estado para 2007 incrementó del 0,5239 al 0,7%<br />

el porcentaje de asignación tributaria con el que pueden<br />

contribuir los fieles a esta causa. Sin embargo,<br />

estableció también que desde el 1 de enero de este<br />

año la Iglesia percibirá para su sostenimiento únicamente<br />

la cantidad que resulte de la asignación tributaria.<br />

Eso supone que dejará de percibir el complemento<br />

presupuestario, es decir, las cantidades que<br />

aportaba el Estado ante la insuficiencia de la aportación<br />

de los católicos.<br />

viene.<br />

La Ley 49/2002 de 23 de diciembre de régimen<br />

fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de<br />

los incentivos fiscales al mecenazgo establece una<br />

serie de deducciones en los principales impuestos<br />

del sistema tributario español de los que se pueden<br />

beneficiar todos los que hagan donaciones a la<br />

Iglesia Católica. Y como tal no sólo se entiende la<br />

Santa Sede, la Conferencia episcopal, o las diócesis,<br />

sino también las parroquias y otras circunscripciones<br />

territoriales, las órdenes y congregaciones religiosas<br />

y los institutos de vida consagrada, sus provincias y<br />

sus casas. E incluso las asociaciones y entidades<br />

que se dediquen a actividades religiosas, benéficodocentes,<br />

(caso de los colegios concertados), entidades<br />

médicas-hospitalarias o de asistencia social.<br />

Esta deducción será el 25% en la cuota del Impuesto<br />

sobre la Renta de las Personas Físicas, alcanzando<br />

el 35% en el Impuesto sobre Sociedades. Esto<br />

supone que por cada donativo de 100 euros que<br />

hagamos, el Estado nos devolverá 25€, o 35€, si<br />

somos empresarios, de manera que en realidad nos<br />

habrá costado 75 ó 65 €.<br />

No es difícil imaginar que mantener la religión<br />

que profesa la mayoría de los españoles cuesta<br />

dinero. No solamente hay que sostener a los sacerdotes,<br />

o a los profesores de religión; la mayoría de<br />

los cultos se desarrolla en monumentales y vetustos<br />

templos cuya conservación se ha convertido en un<br />

auténtico lastre para los párrocos.<br />

¿Cómo podemos contribuir nosotros Indudablemente<br />

marcando en la próxima Declaración del<br />

IRPF que hagamos la casilla de la aportación a la<br />

Iglesia Católica, pero también aprovechando las ventajas<br />

fiscales que establece la legislación, las cuales<br />

nos permitirán pagar menos impuestos el año que<br />

Habla con tu párroco, el cual te indicará<br />

cómo puedes articular tu donativo, que puede incluso<br />

domiciliarse en pequeños pagos a través de tu<br />

banco o caja. La Iglesia necesita tu céntimo igual que<br />

el de cualquier otro. Es nuestro deber y nuestra responsabilidad<br />

como cristianos contribuir a su sustento,<br />

como ella sostiene nuestra FE.<br />

Ana María Ibiza<br />

Octubre 2007 Boletín TU PARROQUIA Página 19

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