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Segundo y tercer trimestre de 2007 en imágenes TU PARROQUIA Boletín Parroquial de información y formación de San Lorenzo Mártir. Octubre 2007. Año 12º - nº 47 y 48 Donativo 1 € EDITA Comunidad parroquial de San Lorenzo Mártir DIRIGE Juan Manuel García-Junco Caballero COLABORAN María Albendea Salvador Alegre Aurelio Alvarez Pepita Cabrera María del Pilar Galindo Juan Manuel Contreras Antonio Egea Javier Martinez de Azcoytia Francisco de los R. Rodriguez Francisco Sánchez Angel Jimenez Con la colaboración especial de Don José María de Mena, Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia. ADMINISTRACIÓN Parroquia de San Lorenzo Mártir c/Hernán Cortés, 5 SUSCRIPCIONES Anual: 4 € Ejemplar: 1 € TIRADA 500 ejemplares. Reproducción de la portada del nº 47 y 48 TU PARROQUIA Boletín parroquial de San Lorenzo Mártir ENERO, FEBRERO Y MARZO DE 2006 Sevilla - Octubre de 2006 - nª 44 - Donativo 1 € Encuentro festivo de la Asamblea Diocesana de Laicos, celebrado en la Plaza de s u m a r i o Editorial. Mi Colegio ............................................................... La voz del Pastor................................................................... En la Mesa de la Palabra el Día del Señor............................ Historia de las Persecuciones................................................ Crónica del dos trimestres de 2007........................................ Confirmaciones....................................................................... Primeras Comuniones: Colegio María Auxiliadora................. Primeras Comuniones: Colegio María Auxiliadora................. Primeras Comuniones: Colegio María Auxiliadora................. Primeras Comuniones: Niños/as preparados en las Hnas. Reparadoras........................................................................... Asamblea de Laicos para nuestro grupo de San Lorenzo...... Recordando............................................................................. El sostenimiento de la Iglesia. Un deber con ventajas fiscales Jesús Sacramentado por las calles de San Lorenzo............. Nuestras Hermandades: Cartas de los Hermanos Mayores.. Pastoral Familiar. Paternidad Responsable y (II).................. La Virgen de la Asunción en Covarrubias.............................. El Compañero. Cuento (I)..................................................... Calendario Parroquial............................................................. Bautizos-matrimonios-defunciones ....................................... Horarios de cultos en las iglesias del barrio de San Lorenzo 3 4 6 7 9 11 12 13 14 15 16 18 19 20 21 24 26 27 28 31 32 Página 2 Parroquia de San Lorenzo Mártir Octubre 2007
Ha escrito Gabriel Garcia Marquez que “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla". Tambien he leido que recordar no es sólo traer a la memoria algo del pasado, sino que también puede entenderse como un regalo que nos da la vida, sobre todo cuando se trata de evocar buenos momentos, de recordar ese tiempo lejano y lleno de recuerdos de los años de nuestro paso por el colegio, en los que fácilmente podemos descubrir el germen de lo que hoy somos. Un grupo de amigos, algunos vienen de lejos, de muy lejos, celebramos los sesenta años (hablo de 1947) de la salida del colegio. Algunos del grupo provenían de un preescolar, el de las Esclavas, donde aprendíamos a leer, a escribir y a rezar, siendo el diploma final la primera comunión. Después el colegio cuyo cambio suponía temor por la novedad. Recuerdo el ponerme en marcha, de la mano de mi madre, con una cartera de cuero, recién comprada, con cuadernos, lápices, goma de borrar, palillero y pluma que bailaban dentro del espacio vacío en aquella cajita de madera y sabe Dios cuantas cosas más. Y la última recomendación "pórtáte bien", aquel extraño temor que se iba adueñando del cuerpo y que hacía temblequear las piernas; y por fín el acomodarnos dentro de la marea de estudiantes que ese día venía acompañada de dispares sensaciones frente a la novedad que se avecinaba o el reencuentro. Allá estaba la gran entrada del colegio, en el nº 45 de la calle Jesús del Gran Poder. Atravesar la gran puerta de madera y cristal y la enorme cancela de barras de hierro para desembocar en el patio sevillano cuyos arcos estaban adornados con yeserías de ese estilo que tienen los patios de Sevilla que así se miran en los del alcázar, donde no faltaban las columnas, bodegones de azulejos y la escalera de mármol. De allí a un segundo patio de palmeras con pilas de marmol y el chorrito de agua para beber. El pilón grande de peces y escaleras arriba a la clase de Grado medio, que me habían asignado. Aquella mañana, todo me parecía extraño hasta el hábito negro de los maristas que por entonces yo creía que eran sacerdotes. Niños tranquilos, los que ya conocían de uno o dos años anteriores el colegio, y niños llorones a los que a la misma vergüenza que ya tenían se había mezclado el miedo a un abandono definitivo y lloraban a mares en las faldas de la mamá o se aferraban a los brazos paternos impidiendo toda despedida. El hermano que estaba a cargo del grupo se llamaba Mauro y hay apellidos de aquella mañana y también sus nombres, rostros y maneras de hablar o comportarse, que recuerdo perfectamente. Algunos con quienes todavía de vez en cuando nos reunimos, otros con los que la vida y sus intrincados caminos y distancias nos ha ido separando, y también aquellos que definitivamente nunca más podré volver a ver en este mundo. Pero bueno, aquel entrar por primera vez a una clase del colegio fue el comienzo de una grata aventura que todavía no podía dimensionar al sentarme en uno de los bancos y saludar tímidamente al vecino que estaba tan nervioso como yo. Esas son las imágenes que quedan y se mezclan , EDITORIAL MI COLEGIO con pizarrones negros, olor a tiza, ruidos del recreo que se avecina. Chascas guardando la disciplina, bancos con el agujero para el tintero y aquel hueco abierto donde se metían los útiles. Juegos de pelota, rodillas sucias, pelotas de trapo saltando el muro. La capilla oscura que de pronto se iluminaba y contemplábamos la imagen de la querida Virgen de los Reyes, el Niño Jesús de Praga y San Fernando. Paso frecuentemente por la calle de mi colegio y aun cuando mi colegio ya no está, y ha sido sustituido por un enorme bloque de pisos sin alma, siempre recuerdo que en ese espacio transcurrió mi adolescencia, y evoco muchas de las cosas que aprendí allí. Ya olvidé cómo resolver una integral, cuál es el peso atómico del azufre o la cantidad de músculos que se insertan en las rodillas y que nos permiten caminar, pero en cambio me acuerdo de cosas que no sólo marcaron mi vida sino que también le dieron dirección. Pensábamos como alumnos, que nuestro deberconsistía en memorizar información que sería útil para la pregunta de clase, el examen parcial y luego el final, y así obtener buenas calificaciones para acceder a niveles superiores y lograr un alto grado académico, con el consabido reconocimiento social. Aquella información en su mayoría se olvidaba al día siguiente. Avanzando a este ritmo íbamos construyendo nuestro conocimiento con perseverancia y esfuerzo. En el colegio, no sólo se aprehenden los contenidos escolares sino también una serie de elementos que están alrededor de la enseñanza y que simultáneamente los vamos asimilando sin darnos cuenta. Son habilidades, actitudes, valores, intereses, motivaciones, afectos y emociones que llevan a los seres humanos a darles significado a sus conocimientos. Ya no está mi colegio, pero para muchos, en aquel lugar aprendimos una forma de vivir. Los profesores además de los conocimientos respectivos de cada materia, nos enseñaron mucho más, aunque sólo más tarde nos dímos cuenta de ello. Nos modelaron para una forma de acercarnos al conocimiento, una forma de enfrentarnos a los retos; animaron nuestro interés para llevar a cabo una tarea escolar, para buscar consejos; ellos fortalecieron nuestra autoestima y así motivaron que siguieramos aprendiendo una vez terminado el curso. Yo diría más. Sin saberlo claramente nos orientaron para que en su día supieramos decidir el camino a tomar, elegir la experiencia de amor entre las que veíamos a nuestro alcance, cómo afrontar los días de soledad, qué tipo de felicidad buscar, qué sentido dar a los fracasos, cómo invertir las cualidades en provecho de la vida de todos. En una palabra pusieron la primera piedra para que llegáramos a descubrir, más tarde o más temprano, cómo ser el protagonista de nuestro propio futuro. Por eso quiero tanto y recuerdo mi colegio. Octubre 2007 Boletín TU PARROQUIA Página 3
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