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INTRODUCCIÓN
XV
Ante tales coordenadas, cuando la exégesis bíblica ha buscado
los criterios científicos que le son indispensables para su trabajo, se
ha visto obligada a admitir que la intervención de la Iglesia es innecesaria
para fijar el significado original del texto sagrado 6 .
Se ha llegado así a un punto que disocia en la Escritura dos planos
de significado independientes. El primero, constituido por el
significado histórico del texto, estaría sometido a los condicionamientos
de la época en que fue escrito, sería inherente a las palabras
que lo forman y accesible para cualquiera que estuviera provisto de
los conocimientos científicos necesarios. El segundo, que exigiría la
fe y estaría guiado por la tradición de la Iglesia, sería una operación
interpretativa ulterior, consistente en acomodar los contenidos históricos
a los impuestos por la doctrina eclesial. De esta manera,
cuando el Magisterio habla del verdadero sentido del texto sagrado,
no estaría refiriéndose a su significado histórico, sino a una interpretación
del mismo hecha a instancias de la Iglesia, de naturaleza
a-histórica y que, en el mejor de los casos, no es más plausible que
muchas otras.
Esta solución desarraiga del significado histórico la lectura eclesial.
Aquel sería un significado perceptible a todos los lectores que, en
mayor o menor medida, se prestaría luego a ser transformado hasta
avenirse a un significado concorde con la enseñanza de la Iglesia. La
lectura creyente no estaría más motivada por el texto que cualquier
otra y preferirla sería solo una decisión personal. Frente a ella, la
lectura científica permanecería aséptica, neutral, sin fundarse en la
fe ni requerirla, y sería competencia suya dictaminar cuándo y en
que puedan ser calificadas de auténticas, las diferentes interpretaciones deben mantenerse
dentro del marco establecido por la enseñanza de la Iglesia.
6
Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, LXXXVI Asamblea plenaria, Teología y
secularización en España. A los 40 años de la clausura del Concilio Vaticano II (Edice, Madrid
2006) n.18-19: «En algunas ocasiones los textos bíblicos se estudian e interpretan como si
se tratara de meros textos de la Antigüedad. Incluso se emplean métodos en los que se
excluye sistemáticamente la posibilidad de la Revelación, del milagro o de la intervención
de Dios. En lugar de integrar las aportaciones de la historia, de la filología y de otros instrumentos
científicos con la fe y la Tradición de la Iglesia, frecuentemente se presenta como
problemática la interpretación eclesial y se la considera ajena, cuando no opuesta, a la “exégesis
científica”». El documento de la Conferencia Episcopal Española cita a continuación
la traducción española —hecha por L. SÁNCHEZ NAVARRO y C. GRANADOS, Los fundamentos
de la interpretación bíblica (Palabra, Madrid 2003) 19-54— del texto de J. RAT-
ZINGER, «L’interpretazione biblica in conflitto. Problemi del fondamento ed orientamento
dell’esegesi contemporanea», en L. PACOMIO (ed.), L’esegesi cristiana oggi (Piemme, Casale
Monferrato 1991) 93-125.