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INTRODUCCIÓN
La Sagrada Escritura es un texto lingüístico. Parece claro, en
consecuencia, que su exégesis ha de servirse instrumentalmente de
las disciplinas consagradas al examen de los fenómenos del lenguaje.
Prescindir de ellas comportaría separar de forma irreparable los
estudios bíblicos y los que llevan a cabo los especialistas en otros
textos, despojaría aquellos de fundamento racional o de actualización
científica y los privaría de abundantes recursos para conseguir
mejor el fin que persiguen.
Una de las disciplinas aludidas es la lingüística general, que pretende
la caracterización teórica del lenguaje y de sus manifestaciones.
A diferencia de otros saberes acerca de la lengua, que investigan
y comentan hechos particulares, la lingüística general intenta
definir la naturaleza de tales hechos, situándose en un plano de discurso
teórico análogo al que ocupan materias como la epistemología,
la filosofía del lenguaje o la semiótica.
Entre los argumentos que durante el siglo XX han interesado a la
lingüística general, el significado ha tenido un papel protagonista.
Desde que, a comienzos de la pasada centuria, Ferdinand de Saussure
(1857-1913) redefiniera el signo lingüístico, se ha recorrido un
largo y tortuoso camino tratando de identificar en qué consiste la
significación en el lenguaje humano y cómo es posible analizar sus
manifestaciones con garantías de acierto.
Obvio es decir que este asunto afecta de manera decisiva a la
interpretación de textos y, por ende, a la exégesis bíblica. Sin haber
determinado con claridad qué es el significado y cuál es, por tanto,
el objeto cuya investigación se pretende, es imposible seleccionar los
medios adecuados para llevar a cabo dicha investigación y juzgar la
validez de los que se emplean y la de los resultados que arrojan.
A pesar de lo cual, algunas publicaciones especializadas en exégesis
omiten toda referencia a este asunto. En ocasiones, se diría que
los autores operan con un concepto intuitivo de significado, como
si se tratara de una noción clara y sin problemas, sobre la que no
fuera necesaria pronunciarse. Otras veces, unos apuntes someros