21.01.2015 Views

ver contenido - Yacht Club Argentino

ver contenido - Yacht Club Argentino

ver contenido - Yacht Club Argentino

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Como ya no hay gas tampoco hay cocina, obviamente,<br />

de manera que tampoco existe la posibilidad de tomar<br />

algo caliente.<br />

Por la tarde y noche comenzamos a vivir con la luz de<br />

las baterías en franca disminución. El que no se ha<br />

mareado, o aunque lo haya estado se encuentre mejor,<br />

se consigue algo para comer y mastica por su cuenta,<br />

por suerte el temporal parece que va aflojando, y eso<br />

hace que se vayan mejorando los ánimos.<br />

El tripulante muerto no ha comido ni bebido en varios<br />

días, y como estamos un poco más tranquilos nos<br />

acordamos de él y comenzamos a preocuparnos al<br />

respecto, ofreciéndole agua para evitar que se<br />

deshidrate.<br />

Un poco por debajo de la latitud de Puerto Deseado, a<br />

unas 200 millas mar adentro, hacemos un intento<br />

durante varias horas, de ponerle proa a ese puerto, con<br />

la finalidad de desembarcar a nuestro tripulante más<br />

deteriorado, pero la corriente de Malvinas junto a la<br />

marejada se va llevando nuestro barco para el norte<br />

como si estuviera encima de una cinta transportadora,<br />

de manera que desistimos de hacer ese esfuerzo y<br />

retomamos el rumbo al norte.<br />

Día 5.<br />

Por la madrugada, con un mar de fondo revuelto pero<br />

bastante más tranquilo, el tiempo cambia,<br />

presentándose primero con recalmones y luego con<br />

una brisa del norte, un cambio fundamental por primera<br />

vez en cuatro días.<br />

Terminado de ventilarse el barco se pone en marcha<br />

nuevamente la estufa de gasoil, después de haberla<br />

limpiado, pues ya no se perciben olores sospechosos,<br />

cerrando la escotilla, y poco a poco se vuelve a sentir<br />

el calor, que hace que el barco se vaya transformando<br />

en un lugar medianamente aceptable, y cada cual se va<br />

quitando el traje de agua para estar adentro,<br />

procediendo a secar algunas de las prendas más<br />

mojadas del equipo.<br />

Las baterías están muertas, o casi, así que lo eléctrico<br />

no va más, solo el motor, que como es un Diesel es<br />

autónomo, sigue funcionando por su cuenta. Quedan<br />

unos 500 litros de gasoil en el tanque de popa, con más<br />

unos 600 en los tanques de la sentina, que pueden ser<br />

trasvasados manualmente, cosa que vamos haciendo<br />

dándole a la palanquita por turnos.<br />

Por suerte los GPS portátiles, que funcionan a pilas y<br />

ahora los encendemos solo para determinar la<br />

posición, a pesar de haber sido completamente<br />

mojados por el agua salada, siguen en perfectas<br />

condiciones.<br />

El cuarto tripulante va resucitando rápidamente, a tal<br />

punto que ya se ha ofrecido para participar de las<br />

guardias al timón.<br />

En este día nos juntamos todos en la mesa para<br />

almorzar, por primera vez desde el comienzo del baile.<br />

Vamos ganando norte a máquina, a la altura de<br />

Comodoro y por fuera del mar continental argentino, el<br />

cielo cubierto se ve negro por la proa.<br />

A la noche se termina por agotar el resto de energía de<br />

las baterías, que solo alcanza para hacer funcionar<br />

débilmente la luz de diodo del compás, de manera que<br />

nos ayudamos con una vela que encendemos en una<br />

lata de atún vacía, porque además, las linternas<br />

también se van agotando.<br />

Días 6, 7, 8 y 9<br />

En estos cuatro últimos días se completó el viaje sin<br />

novedades, hubo calmas y brisas de direcciones<br />

variables pero principalmente del norte, y en el último,<br />

a la altura de Quequén, buenos vientos de tierra.<br />

Más que unos pocos pesqueros en el Golfo de San<br />

Jorge y un buque de la Armada Chilena a la altura de<br />

Deseado, no se han avistado.<br />

El cielo se mantuvo la mayor parte del tiempo cubierto<br />

por completo con algunas lloviznas intermitentes, salvo<br />

el último día que a media mañana se despeja<br />

completamente, increíble pero real, parecía que<br />

Neptuno, después de tanta paliza se había propuesto<br />

darnos un regalo, un día espectacular de cielo azul, con<br />

el sol brillando y calentando el barco.<br />

Finalmente, después de dar el consabido respeto al<br />

banco de la escollera sur, arribamos a la media tarde a<br />

Mar del Plata, a eso de las 16 horas, momento en el<br />

cual transponemos la bocana del puerto.<br />

Estamos todos más flacos, con algunos kilos menos,<br />

un beneficio adicional de este viaje.<br />

Desde Puerto Hoppner hasta aquí hemos recorrido<br />

unas 1050 millas en poco más de 8 días.<br />

Cruzando el canal del Beagle<br />

El <strong>Yacht</strong> enero 2008<br />

13

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!