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Las velas clásicas<br />
Alfredo Bafico Rojas<br />
En algunas con<strong>ver</strong>saciones de <strong>Club</strong><br />
suele surgir el tema de las velas<br />
clásicas -aquellas que se utilizaban en<br />
las embarcaciones de menor<br />
desplazamiento- y casi siempre<br />
terminamos enfrascados en polémicas<br />
que al final, no aclaran mucho.<br />
Para llegar a un acuerdo, hemos apelado al arbitraje<br />
de la letra escrita. Revisando textos añejos,<br />
encontramos las definiciones que aquí compartimos<br />
con nuestros lectores.<br />
Hasta hoy se desconoce el inventor de la vela, porque<br />
su empleo se remonta a épocas casi prehistóricas, sin<br />
crónica escrita. Casi seguro es que reemplazó al remo<br />
en las navegaciones largas, pero la falta de velas<br />
eficientes mantuvo la vigencia del remo hasta los años<br />
del Descubrimiento. Desde los babilonios, se usaban<br />
las velas cuadras, muy eficientes con vientos francos<br />
al rumbo pero muy limitadas para navegar en ceñida.<br />
En el Nilo y otros lugares del norte de Africa habrían<br />
surgido las velas latinas, mejor dispuestas para la<br />
ceñida, mientras por la misma época los chinos<br />
navegaban en Oriente con su aparejo de junco, muy<br />
eficaz con cualquier viento.<br />
En Europa se navegó por más de dos milenios con<br />
velas cuadras. Cuando apareció la máquina de vapor,<br />
se estaban desarrollando distintas formas de velas<br />
para navegar con más velocidad y con menor ángulo<br />
de incidencia. La forma básica fue la vela latina, que<br />
con sucesivas modificaciones terminó en la vela<br />
bermuda tal como hoy la empleamos.<br />
En 1880 las velas mayores ó velas "de mástil" más<br />
modernas eran las velas áuricas o cangrejas. Treinta<br />
años después se inventó el aparejo "Marconi" con su<br />
mayor "Bermuda", renovándose la tecnología de los<br />
mástiles deportivos, que hasta entonces eran<br />
construidos a partir de un tronco de árbol lo más recto<br />
posible, desbastado, descortezado y pulido.<br />
Al final del siglo XVIII, los mástiles y las perchas de los<br />
navíos grandes se manufacturaban con tablas<br />
esculpidas y ensambladas a lo largo para obtener<br />
diámetros mayores que los de los árboles disponibles.<br />
Para esto se tallaban encastres muy precisos porque<br />
entonces se carecía de encolantes confiables. El<br />
conjunto se abrazaba con aros de hierro o de bronce<br />
dispuestos cada tres o cuatro metros.<br />
Con la tecnología del acero, en la segunda mitad del<br />
siglo XIX los grandes mástiles, <strong>ver</strong>gas, picos,<br />
botavaras, botalones y tangones se construyeron con<br />
chapas de acero remachadas.<br />
Por entonces, los grandes navíos de vela, tanto<br />
comerciales como militares usaban velas cuadras y en<br />
el siglo XIX llegaron a disponer de cinco mástiles y<br />
hasta siete en dos o tres casos extraordinarios.<br />
Mientras todo el tránsito oceánico del planeta se<br />
realizó en navegación franca bajo los vientos alisios,<br />
se utilizaron las velas cuadras. Pero siempre existió,<br />
tanto en el comercio como en el combate, la<br />
necesidad de la rapidez y con esto, la navegación en<br />
ceñida. Por el siglo XVIII los diseñadores, tanto<br />
norteamericanos como europeos escarbaron en la<br />
historia y recordaron las velas latinas originadas en el<br />
antiguo Egipto, que pocos siglos después los<br />
renacentistas anteriores a Colón habían empleado en<br />
carabelas y galeras.<br />
Con el aparejo latino se podía orzar mucho mejor que<br />
con las velas cuadras y también se podía navegar con<br />
viento franco. Fue principalmente en el Mediterráneo<br />
donde di<strong>ver</strong>sos países experimentaron con distintas<br />
variaciones de velas de mástil, desarrolladas a partir<br />
de la vela latina, esa enorme vela triangular que se<br />
izaba en<strong>ver</strong>gada solamente a una entena más larga<br />
que el mástil.<br />
Primero se recortó la vela por el tercio delantero de la<br />
entena, dando origen a la vela "al tercio", que igual a<br />
la latina, no necesitaba en<strong>ver</strong>garse al mástil.<br />
Después se aumentó la superficie de la vela,<br />
alargando el gratil, ahora en<strong>ver</strong>gado al mástil y<br />
tesando el vértice superior de la baluma con un pico<br />
en diagonal, originando así a la vela "tarquina".<br />
Finalmente, para desplegar mejor la vela con mayor<br />
estiramiento, se la en<strong>ver</strong>gó a un pico y a una botavara,<br />
además del mástil, dando nacimiento a la vela<br />
"cangreja".<br />
Como dijimos al principio, más tarde en 1910 se<br />
eliminó al pico de la "cangreja" estirando el gratil y la<br />
baluma hasta intersectarlos en el puño de driza,<br />
creando así a la vela "bermuda", la cual a su vez<br />
necesitó un mástil muy alto y afinado que sostenido<br />
por cables parecía una de las antenas de radio que<br />
por esos años experimentaba el Sr. Marconi.<br />
Hasta ahora se utilizó la vela "bermuda" por ser la<br />
más eficiente para ceñir, pero… ¡¡cuidado!! esta es<br />
una historia sin final porque en la reciente Copa del<br />
"América" se han utilizado velas mayores de topes<br />
con anchos hasta de 2,50 metros y uno o dos battens<br />
resistentes dispuestos en diagonal para desplegar el<br />
puño superior de la baluma. Como el pico de una<br />
tarquina ¿no<br />
Bibliografía:<br />
Bolina, edición Abril 1991 - Enciclopedia del Mar - Voiles et <strong>Yacht</strong>s,<br />
edición Agosto 1994.<br />
16 El <strong>Yacht</strong> enero 2008