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Apertura económica, género y pobreza en Nicaragua ... - Sidoc

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Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM)<br />

Oficina Regional para México, C<strong>en</strong>troamérica, Cuba y República Dominicana<br />

Presid<strong>en</strong>te Masaryk No.29 Piso 7, Polanco 11570, México D.F.<br />

Tel. (52 55) 5263-9808 Fax: (52 55) 5203. 18 94<br />

www.unifem.org.mx<br />

<strong>Apertura</strong> económica, género<br />

y <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong><br />

Actualización de perfil<br />

de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

El programa “Creando capacidades para el análisis de género de las economías de la región y condiciones<br />

para el posicionami<strong>en</strong>to de la ag<strong>en</strong>da de las mujeres <strong>en</strong> la nueva etapa de la apertura económica”<br />

conocido como “La Ag<strong>en</strong>da Económica de las Mujeres” (AGEM) es un programa de UNIFEM<br />

con la colaboración de PNUD financiado por la Ag<strong>en</strong>cia Sueca de Cooperación, ASDI.<br />

La Ag<strong>en</strong>da Económica de las Mujeres se propone aportar instrum<strong>en</strong>tos y herrami<strong>en</strong>tas que permitan<br />

g<strong>en</strong>erar y pot<strong>en</strong>ciar las capacidades de análisis de género <strong>en</strong> temas macroeconómicos <strong>en</strong> un<br />

contexto de integración c<strong>en</strong>troamericana y apertura económica y actualm<strong>en</strong>te de crisis económica<br />

internacional.<br />

UNIFEM es el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer. Suministra asist<strong>en</strong>cia<br />

técnica y financiera para programas y estrategias innovadoras que promuev<strong>en</strong> los derechos humanos,<br />

la participación política y la seguridad económica de la mujer. D<strong>en</strong>tro del Sistema de las Naciones<br />

Unidas, UNIFEM promueve la igualdad de género y vincula los asuntos y las preocupaciones de la<br />

mujer a las ag<strong>en</strong>das nacionales, regionales y mundiales al fom<strong>en</strong>tar la colaboración y proporcionar sus<br />

conocimi<strong>en</strong>tos técnicos sobre la inserción del género y estrategias para la pot<strong>en</strong>ciación de la mujer.<br />

Las opiniones manifestadas <strong>en</strong> esta publicación son los de las/os autoras/es y no necesariam<strong>en</strong>te<br />

reflejan los de UNIFEM, Naciones Unidas ni cualquier otra de sus organizaciones afiliadas.<br />

<strong>Apertura</strong> económica, género y <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>


<strong>Apertura</strong> económica, género y <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong><br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

Actualización de perfil de género de<br />

<strong>Nicaragua</strong>


ii<br />

Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

El Programa “Creando capacidades para el análisis de género de las economías de la región y condiciones<br />

para el posicionami<strong>en</strong>to de la ag<strong>en</strong>da de las mujeres <strong>en</strong> la nueva etapa de la apertura económica”<br />

conocido como la Ag<strong>en</strong>da Económica de las Mujeres, es un programa conjunto del Fondo de Desarrollo<br />

de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo<br />

(PNUD), financiado por la Ag<strong>en</strong>cia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI).<br />

La Ag<strong>en</strong>da Económica de las Mujeres se propone aportar instrum<strong>en</strong>tos y herrami<strong>en</strong>tas que permitan<br />

g<strong>en</strong>erar y pot<strong>en</strong>ciar las capacidades de análisis de género <strong>en</strong> temas macroeconómicos <strong>en</strong> un contexto de<br />

integración c<strong>en</strong>troamericana, apertura económica y actualm<strong>en</strong>te de crisis económica internacional.<br />

Las opiniones manifestadas <strong>en</strong> esta publicación correspond<strong>en</strong> a las personas directam<strong>en</strong>te involucradas<br />

<strong>en</strong> el estudio y no necesariam<strong>en</strong>te reflejan las de UNIFEM, PNUD y ASDI.<br />

N<br />

331<br />

U 58<br />

UNIFEM<br />

<strong>Apertura</strong> económica, género y <strong>pobreza</strong><br />

<strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>. Actualización de perfil de<br />

género de <strong>Nicaragua</strong> / UNIFEM, R<strong>en</strong>é M. Escoto M.,<br />

editora Milagros Barahona. -- 1a ed. --<br />

Managua : UNIFEM, 2010<br />

172 p.<br />

ISBN : 978-99964-805-0-8<br />

1. TRABAJO DE LA MUJER-NICARAGUA<br />

2. MUJERES-CONDICIONES SOCIALES 3.<br />

GENERO 4. IGUALDAD DE OPORTUNIDADES<br />

5. POLITICA LABORAL<br />

Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) Oficina Regional para México,<br />

C<strong>en</strong>troamérica, Cuba y República Dominicana<br />

Sitio: www.unifemc<strong>en</strong>troamerica.org<br />

Elaboración del estudio <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>: R<strong>en</strong>é M. Escoto M.<br />

Elaboración de los estudios de casos: Meta Amelia Santos y Selmira Flores<br />

Edición: Milagros Barahona<br />

Revisión Técnica: Equipo AGEM-<strong>Nicaragua</strong>.<br />

Diagramación e impresión: Moisés Mont<strong>en</strong>egro - Impresión Comercial La Pr<strong>en</strong>sa<br />

Managua, <strong>Nicaragua</strong>.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

iii<br />

ÍNDICE<br />

Abreviaturas y Siglas...................................................................................................................... v<br />

1. Introducción.......................................................................................................................1<br />

2. La transición demográfica y migraciones...........................................................................5<br />

3. Características de los hogares: ¿de Jefas a abuelas-jefas solidarias...............................13<br />

4. Pobreza y género: ¿”desfeminización”...........................................................................19<br />

4.1 Multi-dim<strong>en</strong>sionalidad de la <strong>pobreza</strong> fem<strong>en</strong>ina.....................................................19<br />

4.2 Dim<strong>en</strong>sión de oportunidades económicas-monetarias: sesgo negativo masculino..20<br />

4.3 Sobre las otras dim<strong>en</strong>siones de la <strong>pobreza</strong>.............................................................26<br />

5. Género y empleo..............................................................................................................31<br />

5.1 La inserción laboral de las mujeres, más pero no mejores empleos..........................31<br />

5.2 La segregación: Las mujeres sigu<strong>en</strong> <strong>en</strong> el comercio y poco a poco van sali<strong>en</strong>do<br />

del trabajo m<strong>en</strong>os remunerado................................................................................... 40<br />

6. Estructura y comportami<strong>en</strong>to económico y comercial e inserción laboral de las mujeres..47<br />

6.1 Comportami<strong>en</strong>to comercial: En busca de una mejor inserción <strong>en</strong><br />

la economía globalizada ............................................................................................. 47<br />

6.2 Clasificación de actividades económicas según grado de apertura............................50<br />

6.3 Comercio y dinámica de la inserción laboral relativa de las mujeres:<br />

¿refugiándose <strong>en</strong> los servicios para no resid<strong>en</strong>tes....................................................51<br />

7. Políticas laborales sin compromisos con las mujeres.......................................................57<br />

7.1 ¿En qué han consistido <strong>en</strong> realidad las políticas.......................................................57<br />

7.2 Las políticas de empleo, de mercado de trabajo y laboral t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a<br />

ignorar las relaciones de género…………………………………………………………….......………..65<br />

8. El posible impacto de las políticas de apertura <strong>en</strong> las relaciones de género de la<br />

economía nicaragü<strong>en</strong>se...................................................................................................73<br />

8.1 El problema de la atribución........................................................................................ 75<br />

8.2 El posible impacto........................................................................................................ 75<br />

9. Experi<strong>en</strong>cias de inserción laboral de las mujeres <strong>en</strong> el contexto de la apertura<br />

comercial..........................................................................................................................81


iv<br />

Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

9.1 El caso de la industria manufacturera de vestim<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> régim<strong>en</strong> de zona franca.....81<br />

9.2 El caso de la industria de los productos lácteos..........................................................83<br />

9.3 ¿Qué impacto han t<strong>en</strong>ido las políticas de apertura y de promoción de<br />

exportaciones sobre estas ramas.............................................................................. 86<br />

10. Las políticas públicas y los servicios de cuido de la niñez................................................89<br />

10.1. Revisión de las políticas............................................................................................... 91<br />

10.2 Revisión de las leyes.................................................................................................... 92<br />

10.3 Gasto y cobertura por el sector público.....................................................................93<br />

11. Conclusiones y Recom<strong>en</strong>daciones...................................................................................95<br />

11.1 Conclusiones................................................................................................................ 95<br />

11.2 Recom<strong>en</strong>daciones........................................................................................................ 99<br />

ANEXOS<br />

ANEXO 1.....................................................................................................................................103<br />

ANEXO 2.....................................................................................................................................130<br />

ANEXO 3.....................................................................................................................................135<br />

Bibliografía.................................................................................................................................156


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

v<br />

Abreviaturas y Siglas<br />

ADEMNIC<br />

AID<br />

ASDI<br />

BM<br />

BCN<br />

BID<br />

CAFTA<br />

CCER<br />

CE<br />

CENAGRO:<br />

CENI<br />

CETREX<br />

CIF<br />

DRP<br />

EMNV<br />

ENABAS<br />

ESAF<br />

ERRP<br />

ERCERP<br />

FAO<br />

FIDA<br />

FIDEG<br />

FISE<br />

FMI<br />

FNUAP<br />

GATT<br />

GPC<br />

GRUN<br />

Ha<br />

HIPC<br />

IDR<br />

IED<br />

IFI<br />

IGV<br />

INEC<br />

INATEC<br />

INIFOM<br />

INSS<br />

INTA<br />

Asociación para la Def<strong>en</strong>sa de los Derechos de las Mujeres<br />

Ag<strong>en</strong>cia para el Desarrollo Internacional<br />

Ag<strong>en</strong>cia Sueca para el Desarrollo Internacional<br />

Banco Mundial<br />

Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Nicaragua</strong><br />

Banco Interamericano de Desarrollo<br />

Acuerdo C<strong>en</strong>troamericano de Libre Comercio o C<strong>en</strong>tral American<br />

Free Trade Agreem<strong>en</strong>t<br />

Coordinadora Civil para la Emerg<strong>en</strong>cia y la Reconstrucción<br />

Comisión Europea<br />

C<strong>en</strong>so Nacional Agropecuario.<br />

Certificados Negociables de Inversión<br />

C<strong>en</strong>tro de Trámites para las Exportaciones<br />

Costo, Seguro y Flete<br />

Desarrollo Rural Productivo<br />

Encuestas de Medición del Nivel de Vida<br />

Empresa Nacional de Alim<strong>en</strong>tos Básicos<br />

Servicio Reforzado de Ajuste Estructural.<br />

Estrategia Reforzada para la Reducción de la Pobreza<br />

Estrategia Reforzada de Crecimi<strong>en</strong>to Económico y Reducción de<br />

Pobreza<br />

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alim<strong>en</strong>tación<br />

Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola<br />

Fundación Internacional para el Desafío Económico Global<br />

Fondo de Inversión Social de Emerg<strong>en</strong>cia.<br />

Fondo Monetario Internacional<br />

Fondo de Población de las Naciones Unidas<br />

Acuerdo G<strong>en</strong>eral sobre Aranceles Aduaneros y Comercio<br />

Gabinete de Producción y Competitividad<br />

Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional<br />

Hectáreas<br />

Países Pobres Altam<strong>en</strong>te Endeudados<br />

Instituto de Desarrollo Rural.<br />

Inversión Extranjera Directa.<br />

Instituciones Financieras Internacionales<br />

Impuesto G<strong>en</strong>eral al Valor<br />

Instituto Nacional de Estadísticas y C<strong>en</strong>sos.<br />

Instituto Nacional Tecnológico.<br />

Instituto de Fom<strong>en</strong>to Municipal<br />

Instituto Nicaragü<strong>en</strong>se de Seguridad Social.<br />

Instituto Nicaragü<strong>en</strong>se de Tecnología Agropecuaria


vi<br />

Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

MAGFOR<br />

MECD<br />

MECOVI<br />

MHCP<br />

MIFAMILIA<br />

MIFIC<br />

MITRAB<br />

Mzs<br />

NITLAPAN-UCA<br />

ODM<br />

OMC<br />

ONG<br />

PAI<br />

PEA<br />

PEF<br />

PEI<br />

PIB<br />

PNUD<br />

RAAN<br />

RAAS<br />

SCNR<br />

SETEC<br />

TCNNR<br />

TD<br />

TLC<br />

TMI<br />

TNP<br />

TO<br />

UNICEF<br />

Ministerio Agropecuario y Forestal.<br />

Ministerio de Educación Cultura y Deportes.<br />

Programa de Mejorami<strong>en</strong>to de Encuestas de Condiciones de Vida<br />

Ministerio de Haci<strong>en</strong>da y Crédito Público.<br />

Ministerio de la Familia.<br />

Ministerio de Fom<strong>en</strong>to Industria y Comercio.<br />

Ministerio del Trabajo.<br />

Manzanas<br />

Instituto de Investigación y Desarrollo de la Universidad<br />

C<strong>en</strong>troamericana.<br />

Objetivos de Desarrollo del Mil<strong>en</strong>io<br />

Organización Mundial de Comercio<br />

Organismos No Gubernam<strong>en</strong>tales<br />

Programa de Apoyo a la Implem<strong>en</strong>tación de la Estrategia<br />

Población Económicam<strong>en</strong>te Activa.<br />

Programa Económico Financiero<br />

Población Económicam<strong>en</strong>te Inactiva.<br />

Producto Interno Bruto.<br />

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo<br />

Región Autónoma del Atlántico Norte.<br />

Región Autónoma del Atlántico Sur.<br />

Servicios consumidos por no resid<strong>en</strong>tes<br />

Secretaría Técnica de la Presid<strong>en</strong>cia<br />

Trabajo de Cuido de la Niñez no Remunerado<br />

Tasa de Desocupación<br />

Tratado de Libre Comercio<br />

Tasa de Mortalidad Infantil<br />

Tasa Neta de Participación<br />

Tasa de Ocupación<br />

Fondo de las Naciones Unidas para la Niñez


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

1<br />

1. Introducción<br />

En el marco del Programa “Ag<strong>en</strong>da Económica de las Mujeres” (AGEM), ejecutado por el Fondo<br />

de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y el PNUD, se ha v<strong>en</strong>ido estudiando<br />

el des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to de la inserción económica de las mujeres del Istmo C<strong>en</strong>troamericano <strong>en</strong> las<br />

economías nacionales y regionales, con el propósito de g<strong>en</strong>erar información y conocimi<strong>en</strong>tos<br />

para la incid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las políticas públicas. Como resultado de ello, se ha logrado dibujar un<br />

primer perfil de esta inserción para el período 1990-2002. Al mismo tiempo, <strong>en</strong> América Latina<br />

se han realizado estudios similares y se ha avanzado <strong>en</strong> la literatura especializada, <strong>en</strong> el diseño<br />

de metodologías que permitan id<strong>en</strong>tificar y valorar el impacto de, por ejemplo, las políticas de<br />

apertura comercial, sobre la inserción laboral de las mujeres. De igual manera, se ha avanzado<br />

<strong>en</strong> la formulación de marcos conceptuales y <strong>en</strong> la realización de estudios empíricos con <strong>en</strong>foque<br />

de género del trabajo remunerado y de cuido no remunerado de las mujeres.<br />

En el pres<strong>en</strong>te estudio se realiza un análisis actualizado sobre el perfil de género de la<br />

economía nicaragü<strong>en</strong>se con énfasis <strong>en</strong> los posibles efectos de la política de apertura económica,<br />

especialm<strong>en</strong>te de la comercial sobre el empleo, las desigualdades de género y los niveles de<br />

<strong>pobreza</strong> de las mujeres del país. Con esto se pret<strong>en</strong>de proveer información y conocimi<strong>en</strong>to útil a<br />

las instituciones públicas, a las organizaciones de la sociedad civil y a la cooperación internacional,<br />

que les permita diseñar políticas y estrategias de interv<strong>en</strong>ción para la promoción de la equidad de<br />

género, que sean más efectivas al considerar oportunam<strong>en</strong>te los aspectos económicos específicos<br />

de las mujeres nicaragü<strong>en</strong>ses.<br />

El estudio está organizado de la sigui<strong>en</strong>te manera:<br />

En las primeras dos secciones sustantivas (n o 2 y 3) se describ<strong>en</strong> los aspectos demográficosterritoriales<br />

de la población, <strong>en</strong>fatizando <strong>en</strong> las mujeres, tratando de id<strong>en</strong>tificar <strong>en</strong> qué etapa de<br />

la “transición demográfica” se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la población y el des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to del posicionami<strong>en</strong>to<br />

relativo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> éstas <strong>en</strong> los hogares nicaragü<strong>en</strong>ses desde los 90. Este análisis permite conocer<br />

los aspectos poblacionales estructurales de las mujeres y hombres, incluy<strong>en</strong>do las migraciones,<br />

y sus cambios. También servirá de base para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der mejor el perfil de la <strong>pobreza</strong> (medido por<br />

el consumo) de ellas, su evolución y su peso con relación al perfil de la <strong>pobreza</strong> de los hombres<br />

durante el período 1993-2005, según las <strong>en</strong>cuestas de medición del nivel de vida (EMNV).


2 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

La sección n o 4 trata de dibujar lo más ampliam<strong>en</strong>te posible el perfil de género de la <strong>pobreza</strong> del<br />

país, revisando varias de las dim<strong>en</strong>siones que han sido abordadas <strong>en</strong> la literatura de género y<br />

<strong>pobreza</strong>, y se señalan los valores que adquier<strong>en</strong> algunos indicadores del PNUD.<br />

La sección n o 5 detalla el proceso de cambio de la inserción laboral de las mujeres <strong>en</strong> el período<br />

1990-2005 y describe sus características actuales, especialm<strong>en</strong>te analizando posibles flujos,<br />

sustituciones o expulsiones del mercado de trabajo a lo largo del tiempo y según difer<strong>en</strong>tes<br />

categorías relevantes, que han experim<strong>en</strong>tado con respecto a los hombres; <strong>en</strong> esta sección se<br />

realiza un análisis tradicional del mercado de trabajo, sin considerar la influ<strong>en</strong>cia del proceso de<br />

apertura comercial.<br />

Una vez analizada la situación económica, ingreso, <strong>pobreza</strong> y de empleo de las mujeres, se analiza<br />

<strong>en</strong> la sección n o 6 la evid<strong>en</strong>cia empírica respecto al comportami<strong>en</strong>to de la economía nacional,<br />

<strong>en</strong> especial del comercio y del grado de apertura de la economía para el período 1990-2008. La<br />

dinámica de los cambios <strong>en</strong> los flujos comerciales y de las remesas; y la posible reinserción de la<br />

economía nacional <strong>en</strong> la economía mundial globalizada, son el resultado de múltiples factores y<br />

están interrelacionados con la inserción económica de las mujeres. Por lo tanto, <strong>en</strong> esta misma<br />

sección se pres<strong>en</strong>tan los resultados de la aplicación de una metodología diseñada y aplicada <strong>en</strong><br />

el Informe de Desarrollo Humano 2001 de Uruguay, por Casacuberta y Vaillant, para clasificar<br />

las ramas económicas de bi<strong>en</strong>es y servicios, según su grado de exposición a la compet<strong>en</strong>cia del<br />

comercio internacional. Esto permitirá id<strong>en</strong>tificar, analizar y valorar las repercusiones de estos<br />

cambios <strong>en</strong> la inserción laboral, incluy<strong>en</strong>do una valoración preliminar de qui<strong>en</strong>es han sido las<br />

mujeres y hombres ganadores y perdedores, del proceso de apertura a partir de 1990 hasta los<br />

últimos años.<br />

En la sección n o 7, con el propósito de poder valorar el posible impacto de las políticas de apertura,<br />

especialm<strong>en</strong>te de la comercial, <strong>en</strong> la inserción laboral de las mujeres, se detallan y analizan<br />

las políticas económicas aplicadas desde 1990 <strong>en</strong> sus difer<strong>en</strong>tes niveles (nacional y sectorial),<br />

utilizando indicadores que permitan id<strong>en</strong>tificar el grado de esfuerzo realm<strong>en</strong>te empr<strong>en</strong>dido por el<br />

sector público <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido y considerando un <strong>en</strong>foque de género. El análisis incluye una revisión<br />

de las políticas de empleo y un estudio del mercado laboral. En el ámbito de las políticas públicas<br />

de naturaleza económica es difícil difer<strong>en</strong>ciar <strong>en</strong>tre ellas, gracias a sus fuertes interrelaciones,<br />

y reconocer las complicaciones <strong>en</strong>contradas durante su implem<strong>en</strong>tación, especialm<strong>en</strong>te por<br />

la fuerte incid<strong>en</strong>cia de factores externos que dificultan, metodológicam<strong>en</strong>te, el poder aislar y<br />

establecer con mayor grado de precisión sus impactos sobre la economía real <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y sobre<br />

la inserción laboral de las mujeres, <strong>en</strong> particular.<br />

Estos retos metodológicos son también abordados <strong>en</strong> la sección n o 8 de este trabajo y luego se<br />

ofrece un análisis t<strong>en</strong>tativo de ese impacto y sus resultados. En este s<strong>en</strong>tido, se toman <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />

tanto los resultados del análisis previo (tradicional) del mercado de trabajo como los del análisis<br />

desde la óptica de la exposición al comercio internacional.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

3<br />

Las dos primeras partes de la sección n o 9 pres<strong>en</strong>tan dos estudios de casos realizados por Flores<br />

y Santos (2009): industria manufacturera de zonas francas y de productos lácteos, que prove<strong>en</strong><br />

evid<strong>en</strong>cia empírica sobre las posibles consecu<strong>en</strong>cias que han t<strong>en</strong>ido las políticas de apertura<br />

comercial <strong>en</strong> las relaciones de género <strong>en</strong> mercados de trabajo específicos del país.<br />

Al inicio de la sección n o 10 se explica la metodología utilizada para analizar y valorar las políticas<br />

y leyes relacionadas con el tema del trabajo de cuido de la niñez (de 0-5 años) que realizan las<br />

mujeres sin pago y sus implicaciones para su inserción laboral. El marco conceptual de esta<br />

sección se pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> el Anexo 2. Se propone el término de “trabajo de cuido de la niñez no<br />

remunerado” (TCNNR), que fue discutido <strong>en</strong> el equipo de la AGEM. Seguidam<strong>en</strong>te, se describe y<br />

analiza el comportami<strong>en</strong>to del gasto público del Presupuesto G<strong>en</strong>eral de la República que debería<br />

reflejar con coher<strong>en</strong>cia la implem<strong>en</strong>tación de las políticas públicas. Finalm<strong>en</strong>te, se pres<strong>en</strong>tan las<br />

conclusiones y recom<strong>en</strong>daciones del pres<strong>en</strong>te estudio.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

5<br />

2. La transición demográfica y migraciones<br />

La división política administrativa del territorio<br />

(ver Recuadro 1) consiste <strong>en</strong> 15 departam<strong>en</strong>tos<br />

ubicados <strong>en</strong> las macro regiones del Pacífico<br />

y C<strong>en</strong>tral, y 2 regiones autónomas (RAAN y<br />

RAAS) <strong>en</strong> la macro región del Caribe.<br />

En los últimos 100 años la población ha crecido<br />

<strong>en</strong> 10 veces; <strong>en</strong>tre 1960 y el año 2002 se<br />

multiplicó 3.5 veces; durante el período 1995-<br />

2005 su tasa de crecimi<strong>en</strong>to promedio anual<br />

fue de 1.7%; para el 2005 la población del país<br />

era 5.1 millones y la d<strong>en</strong>sidad poblacional<br />

42.7 h/km 2 (Solá, 2008 y SNU, 2007). Las<br />

perspectivas de crecimi<strong>en</strong>to demográfico,<br />

sin embargo, muestran unas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias muy<br />

difer<strong>en</strong>tes a las históricas. Reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te,<br />

por ejemplo, las Naciones Unidas estimó que<br />

la población de <strong>Nicaragua</strong> era de 5.7 millones<br />

<strong>en</strong> el 2009 y que sería 7 millones <strong>en</strong> el 2025,<br />

con unas tasas de crecimi<strong>en</strong>to promedio<br />

Recuadro 1<br />

Dada su ubicación geográfica (<strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro del istmo<br />

C<strong>en</strong>troamericano y <strong>en</strong> medio de dos océanos),<br />

variedad de áreas agroecológicas y ext<strong>en</strong>sión territorial<br />

(el país más grande de la región), <strong>Nicaragua</strong> es un<br />

país rico <strong>en</strong> recursos naturales (hídricos, bosques,<br />

suelo, biodiversidad, pesqueros y acuícola), los que<br />

sin embargo están <strong>en</strong> proceso de sobreexplotación y<br />

deterioro acelerado por la manera <strong>en</strong> que son usados<br />

por todos los actores sociales y económicos del país.<br />

Se ha estimado que la frontera agrícola alcanzará <strong>en</strong><br />

el año 2050 la Costa Caribe. El tipo de desarrollo y<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico y productivo y de la población<br />

también g<strong>en</strong>era contaminación (aguas residuales,<br />

plaguicidas, vertidos industriales y desechos sólidos),<br />

especialm<strong>en</strong>te de los recursos hídricos. El país es<br />

también particularm<strong>en</strong>te vulnerable a los f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os y<br />

desastres naturales tanto por su ubicación geográfica,<br />

topografía y uso inadecuado de sus recursos naturales,<br />

como por un uso desord<strong>en</strong>ado del territorio y fuertes<br />

procesos migratorios internos que increm<strong>en</strong>ta<br />

la exposición poblacional al riesgo, incidi<strong>en</strong>do<br />

ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el crecimi<strong>en</strong>to económico (fuertes<br />

descapitalizaciones) y <strong>en</strong> el agravami<strong>en</strong>to de la <strong>pobreza</strong><br />

<strong>en</strong> las áreas geográficas afectadas (ver Anexo).<br />

anual por quinqu<strong>en</strong>io reduciéndose de<br />

1.47% <strong>en</strong> 2010-15 a 1.1% <strong>en</strong> 2020-25 (UN,<br />

2009). Las tasas de crecimi<strong>en</strong>to inter-c<strong>en</strong>sal y<br />

las estimadas se han v<strong>en</strong>ido reduci<strong>en</strong>do después de alcanzar un pico <strong>en</strong> los 80, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte<br />

debido a la reducción del 30% de la tasa de fecundidad <strong>en</strong> los últimos 10 años. Por otra parte,<br />

la distribución regional de la población no ha cambiado: más de la mitad de la población y un<br />

tercio de la misma, siempre ha estado conc<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la Región del Pacífico y del C<strong>en</strong>tro-Norte,<br />

respectivam<strong>en</strong>te. Lo que sí ha cambiado <strong>en</strong> el último siglo ha sido el área de resid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> que<br />

se conc<strong>en</strong>tra la población, al pasar la población urbana de todo el país de un tercio a un poco<br />

más de la mitad. El proceso de urbanización ha sido fuerte <strong>en</strong> todas la regiones, con excepción<br />

del Caribe, donde prácticam<strong>en</strong>te el porc<strong>en</strong>taje de la población urbana se ha mant<strong>en</strong>ido justo por<br />

debajo de un tercio (INEC 2006). La estructura actual y los cambios <strong>en</strong> el último período inter-


6 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

c<strong>en</strong>sal de 10 años (1995-2005) de la distribución de la población por áreas de resid<strong>en</strong>cia (ver Tabla<br />

A-1 <strong>en</strong> Anexo) han mant<strong>en</strong>ido la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eral de la urbanización, aunque a un ritmo m<strong>en</strong>or<br />

que el promedio latinoamericano. Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia se explica fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te por la migración<br />

campo-ciudad y se da al mismo tiempo que continúa creci<strong>en</strong>do la población rural, aunque ahora<br />

a un m<strong>en</strong>or ritmo que lo experim<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el siglo XX (Vivas 2007: 25-27).<br />

En cuanto a la dinámica demográfica,<br />

el comportami<strong>en</strong>to de la tasa global<br />

de fecundidad y de la esperanza de<br />

vida al nacer muestran que el país<br />

está <strong>en</strong>trando <strong>en</strong> una transición<br />

demográfica “pl<strong>en</strong>a” 1 (ver indicadores<br />

demográficos <strong>en</strong> las Tablas A-2 y A-3<br />

<strong>en</strong> Anexo); transición que parece<br />

estar acelerándose (ver Gráfico 1)<br />

por la rápida caída de la natalidad a<br />

partir del quinqu<strong>en</strong>io 1990-1995 y el<br />

consecu<strong>en</strong>te estancami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la tasa<br />

de crecimi<strong>en</strong>to natural de la población<br />

(Di Cesare, 2007).<br />

i) La esperanza de vida al nacer (e 0<br />

)<br />

ha subido a los 70,8 años con un<br />

aum<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la difer<strong>en</strong>cia a favor<br />

de las mujeres (de 3,1 años <strong>en</strong><br />

el quinqu<strong>en</strong>io 1970-1975 hasta<br />

5,8 años <strong>en</strong> el quinqu<strong>en</strong>io 2000-<br />

ii)<br />

2005).<br />

Gráfico 1<br />

NICARAGUA:<br />

Tasa Bruta de Natalidad, Tasa Bruta de Mortalidad y Tasa de<br />

Crecimi<strong>en</strong>to Natural, 1950-2005<br />

Interacciones <strong>en</strong>tre transición demográfica y epidemiológica <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>: implicancias para las políticas públicas <strong>en</strong> salud<br />

n, m ‰<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

La mortalidad infantil se ha reducido<br />

una base agrandada<br />

significativam<strong>en</strong>te<br />

gracias a la caída de la mortalidad,<br />

hasta el<br />

lo que<br />

punto<br />

implicaba<br />

que<br />

una mayor<br />

<strong>en</strong> el<br />

sobreviv<strong>en</strong>cia<br />

período<br />

de los niños y además una mayor proporción de mujeres que sobrevivían a la edad reproductiva. El<br />

2000-2005 repres<strong>en</strong>taba casi un índice cuarto de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la tasa era de registrada 111,9 personas <strong>en</strong> para edad el productiva quinqu<strong>en</strong>io por cada 100 1970-1975.<br />

<strong>en</strong> edad no<br />

productiva (con un peso relativo de los jóv<strong>en</strong>es del 91,1% y de los adultos mayores del 8,9%), y el<br />

Un estudio reci<strong>en</strong>te (Delgadillo, índice 2007) de vejez ha había mostrado experim<strong>en</strong>tado que una clara esta disminución reducción respecto está del c<strong>en</strong>so estrecham<strong>en</strong>te<br />

anterior, registrando<br />

el 9,8%. Para 1995 la situación seguía bastante parecida, con un índice de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de 101,2%<br />

relacionada con la caída de la fecundidad y que las tasas de mortalidad infantil 2 y<br />

un aum<strong>en</strong>to del índice de vejez del 15%. En 2005 la situación, observando la pirámide, es bastante<br />

(TMI)<br />

muestran importantes brechas<br />

difer<strong>en</strong>te.<br />

<strong>en</strong>tre<br />

La<br />

departam<strong>en</strong>tos<br />

moda la distribución<br />

(<strong>en</strong><br />

se mueve<br />

la RAAN<br />

al grupo de<br />

es<br />

10 a<br />

donde<br />

14 años, el<br />

ha<br />

índice<br />

caído<br />

de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

m<strong>en</strong>os<br />

desci<strong>en</strong>de al 77,6% (el peso de los jóv<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el índice baja al 86%, mi<strong>en</strong>tras que el de los mayores<br />

la TMI <strong>en</strong> el período 1995-2005), de como 60 años aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tre al 14%) áreas y el de vejez resid<strong>en</strong>cia. alcanza el 16,2% En (lo las que repres<strong>en</strong>ta zonas un urbanas aum<strong>en</strong>to del se 50% ha<br />

1 La transición demográfica ha sido descrita como un proceso de larga duración, que transcurre <strong>en</strong>tre una situación extrema<br />

caracterizada por bajo crecimi<strong>en</strong>to demográfico con altas tasas de mortalidad y fecundidad, y otra final, de bajo crecimi<strong>en</strong>to, pero<br />

2<br />

Es el coci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre la población económicam<strong>en</strong>te inactiva (m<strong>en</strong>ores de 14 años y mayores 60) y la población económicam<strong>en</strong>te<br />

con niveles también bajos <strong>en</strong> las respectivas tasas. Entre ambas situaciones de equilibrio se pued<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificar dos mom<strong>en</strong>tos<br />

activa (de <strong>en</strong>tre 15 y 59 años). Se expresa con esta fórmula: ID=(P0-14+P60+)/P15-59.<br />

3<br />

principales: El primero, <strong>en</strong> el que la tasa de crecimi<strong>en</strong>to Es la razón de adultos de la mayores población sobre el total aum<strong>en</strong>ta de m<strong>en</strong>ores <strong>en</strong> como una población, consecu<strong>en</strong>cia y expresa mediante del desc<strong>en</strong>so la sigui<strong>en</strong>te fórmula: de la<br />

IV= P60+ /P0-14.<br />

mortalidad, y el segundo, <strong>en</strong> el que dicho crecimi<strong>en</strong>to disminuye, debido al desc<strong>en</strong>so posterior de la fecundidad (Di Cesare 2007).<br />

Esta transición es considerada “pl<strong>en</strong>a” cuando 18 la natalidad es moderada y la mortalidad es moderada o baja, lo que implica un<br />

crecimi<strong>en</strong>to natural moderado, cercano al 2% (CELADE 2005).<br />

2 La Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) es la relación <strong>en</strong>tre las muertes de niños m<strong>en</strong>ores de un año y los nacidos vivos <strong>en</strong> ese<br />

mismo año, expresando así cuántos niños muer<strong>en</strong> <strong>en</strong> un año por cada mil nacidos vivos. (Delgadillo, 2007).<br />

1950-1955<br />

Gráfico 1<br />

NICARAGUA: TASA BRUTA DE NATALIDAD, TASA BRUTA DE MORTALIDAD<br />

Y TASA DE CRECIMIENTO NATURAL, 1950-2005<br />

1955-1960<br />

1960-1965<br />

1965-1970<br />

1970-1975<br />

1975-1980<br />

Tasa bruta de natalidad (n) Tasa bruta de mortalidad (m) Tasa crecimi<strong>en</strong>to natural (r)<br />

Fu<strong>en</strong>te: Instituto Nacional de Información de Desarrollo y C<strong>en</strong>tro Latinoamericano y Caribeño de<br />

Demografía (INIDE-CELADE), Estimaciones y proyecciones de población de <strong>Nicaragua</strong> 1950-2050. Junio<br />

2007. Informe preliminar, Managua, 2007.<br />

Elaborado por Di Cesare (2007), tomando como fu<strong>en</strong>te Instituto<br />

Nacional de Información de Desarrollo y C<strong>en</strong>tro Latinoamericano y<br />

Como Caribeño se ha señalado, de Demografía uno de los primeros (INIDE-CELADE), efectos de la transición Estimaciones demográfica y proyecciones<br />

es el cambio<br />

paulatino de de la estructura población por de edades <strong>Nicaragua</strong> de la población. 1950-2050. En el gráfico Junio 22007. puede Informe observarse preliminar,<br />

la evolución<br />

de la estructura por edades y sexo de la población nicaragü<strong>en</strong>ses <strong>en</strong>tre 1950 y 2005, <strong>en</strong> base a la<br />

Managua, 2007.<br />

información c<strong>en</strong>sal. En 1950 el país se caracterizaba por t<strong>en</strong>er la típica forma de una pirámide con<br />

una base ancha (la moda era repres<strong>en</strong>tada por el grupo de edad de 0 a 4 años). El índice de<br />

dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia (ID) 2 era de 92,3, es decir que por cada 100 personas <strong>en</strong> edad productiva (de <strong>en</strong>tre 15 y<br />

59 años) había 92,3 personas <strong>en</strong> edad no productiva (jóv<strong>en</strong>es y adultos mayores). De ellas, el 90,2%<br />

eran jóv<strong>en</strong>es con m<strong>en</strong>os de 15 años y el restante 9,8% lo constituían adultos con más de 60 años. El<br />

índice de vejez (IV) 3 era de 10,9 adultos mayores por cada 100 m<strong>en</strong>ores de 15 años.<br />

<strong>en</strong> 50 años).<br />

La estructura por edades de la población <strong>en</strong> 1971 mostraba todavía una forma piramidal con<br />

1980-1985<br />

1985-1990<br />

1990-1995<br />

1995-2000<br />

2000-2005


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

7<br />

logrado t<strong>en</strong>er más control sobre los principales factores de riesgo para la salud de la niñez,<br />

<strong>en</strong> significativo contraste con la situación <strong>en</strong> el sector rural. (La Costa Caribe, por ejemplo,<br />

Tabla A-4 <strong>en</strong> Anexo). En el Gráfico A-1 (<strong>en</strong> Anexo) también se pued<strong>en</strong> observar brechas según<br />

estratos socioeconómicos determinados por quintiles de ingreso y zona de resid<strong>en</strong>cia. Aunque<br />

las TMI han desc<strong>en</strong>dido para todos los estratos, sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do mayores <strong>en</strong> el área rural y<br />

además, hay brechas similares <strong>en</strong>tre los distintos estratos para ambas zonas de resid<strong>en</strong>cia. El<br />

índice de conc<strong>en</strong>tración 3 pasó de -0,17 <strong>en</strong> 1995 a -0,24 <strong>en</strong> 2005, lo cual refleja un increm<strong>en</strong>to<br />

de la desigualdad <strong>en</strong>tre las poblaciones urbanas y rurales.<br />

Con este comportami<strong>en</strong>to difer<strong>en</strong>ciado de los niveles y t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de los elem<strong>en</strong>tos que<br />

determinan la transición demográfica, no sorpr<strong>en</strong>de que ésta haya sido hasta el mom<strong>en</strong>to<br />

heterogénea por área geográfica: va más adelantada <strong>en</strong> el Pacifico, sigu<strong>en</strong> la región C<strong>en</strong>tro-Norte<br />

y finalm<strong>en</strong>te la del Caribe (Di Cesare, 2007). La transición demográfica también ha significado:<br />

i) que desde 1950 se experim<strong>en</strong>te un proceso l<strong>en</strong>to, pero sost<strong>en</strong>ido de <strong>en</strong>vejecimi<strong>en</strong>to de<br />

la población; ii) que <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia el Índice de vejez se haya increm<strong>en</strong>tado de 10.9 a<br />

16.2 adultos mayores (más de 60 años) por cada 100 m<strong>en</strong>ores de 15 años; iii) mi<strong>en</strong>tras que<br />

el Índice de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia demográfica se ha reducido de 92,3 a 77,6 personas <strong>en</strong> edad no<br />

productiva (niños y niñas y adultos mayores) por cada 100 personas <strong>en</strong> edad productiva (de<br />

<strong>en</strong>tre 15 y 59 años); y <strong>en</strong> especial iv) que se haya reducido significativam<strong>en</strong>te la anchura de<br />

la base de la pirámide poblacional, dado que la moda estadística pasó de ser el grupo etario<br />

de 0 a 4 años al grupo de 10 a 14 años (ibíd.). Esta reducción del peso de este grupo se ha<br />

debido no sólo a la caída de la fecundidad, sino que también por las migraciones: según<br />

estimaciones de INIDE-CELADE (2007), éstas dan cu<strong>en</strong>ta de la falta de alrededor de 20,000 y<br />

54,000 nacimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> los quinqu<strong>en</strong>ios 1995-2000 y 2000-2005, respectivam<strong>en</strong>te, así como<br />

la aus<strong>en</strong>cia de 21,000 niños/as <strong>en</strong> 2000 y 55,000 <strong>en</strong> 2005; de esta manera, la migración ha<br />

contribuido también a la aceleración de la transición demográfica.<br />

Pero, <strong>en</strong> el contexto anterior, ¿cómo ha sido el comportami<strong>en</strong>to de la variable sexo En el Gráfico<br />

2 se puede observar que la transición demográfica <strong>en</strong> las últimas cinco décadas, ha implicado una<br />

transformación de la estructura demográfica por edad, aunque no por sexo; ésta ha consistido <strong>en</strong><br />

un predominio de la población <strong>en</strong> edad de trabajar, lo que ha sido categorizado como un “bono<br />

demográfico” que podría ser pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te aprovechable para el crecimi<strong>en</strong>to económico del<br />

país (ver Espinosa, 2008a, Rivad<strong>en</strong>eira, 2002).<br />

Históricam<strong>en</strong>te, las migraciones internas de campo-ciudad (ver Gráfico 3 <strong>en</strong> pag. 11) y urbanaurbana<br />

(de m<strong>en</strong>or peso) sí han t<strong>en</strong>ido un sesgo fem<strong>en</strong>ino, y los grupos etarios 0-18 y 36-64 años<br />

t<strong>en</strong>ían los mayores porc<strong>en</strong>tajes de participación. Para el 2005 la proporción de mujeres era mayor<br />

<strong>en</strong> la población urbana (52.6%) y m<strong>en</strong>or <strong>en</strong> la rural (48.56%). Las migraciones reci<strong>en</strong>tes (hasta<br />

hace 5 años), por su parte, aunque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un bajo peso <strong>en</strong> las migraciones totales, son poco<br />

difer<strong>en</strong>ciadas por sexo. El grupo de edades <strong>en</strong>tre 0 a 4 años ti<strong>en</strong>e un alto porc<strong>en</strong>taje de<br />

3 Este índice es una medida numérica de la desigualdad. Si es negativo indica regresividad: la curva de conc<strong>en</strong>tración de<br />

la mortalidad infantil está por <strong>en</strong>cima de la diagonal. Su valor absoluto no indica mucho sobre la magnitud de la desigualdad, sin<br />

embargo su comparación <strong>en</strong> el tiempo y/o para poblaciones difer<strong>en</strong>tes (por área, edad, etc.) permite apreciar la magnitud relativa<br />

de la desigualdad (Delgadillo, 2007).


8 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

CEPAL - SERIE Población y desarrollo N° 79<br />

Gráfico 2<br />

NICARAGUA: ESTRUCTURA POR SEXO Y EDAD DE LA POBLACIÓN, 1950-2005<br />

85+<br />

80-84<br />

75-79<br />

70-74<br />

65-69<br />

60-64<br />

55-59<br />

50-54<br />

45-49<br />

40-44<br />

35-39<br />

30-34<br />

25-29<br />

20-24<br />

15-19<br />

10-14<br />

5-9<br />

0-4<br />

ID= 92,3<br />

IV= 10,9<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

10 5 0 5 10<br />

1950<br />

85+<br />

80-84<br />

75-79<br />

70-74<br />

65-69<br />

60-64<br />

55-59<br />

50-54<br />

45-49<br />

40-44<br />

35-39<br />

30-34<br />

25-29<br />

20-24<br />

15-19<br />

10-14<br />

5-9<br />

0-4<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

10 5 0 5 10<br />

ID= 111,9<br />

1971<br />

IV= 9,8<br />

85+<br />

80-84<br />

75-79<br />

70-74<br />

65-69<br />

60-64<br />

55-59<br />

50-54<br />

45-49<br />

40-44<br />

35-39<br />

30-34<br />

25-29<br />

20-24<br />

15-19<br />

10-14<br />

5-9<br />

0-4<br />

ID= 101,2<br />

IV= 11,3<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

10 5 0 5 10<br />

1995<br />

85+<br />

80-84<br />

75-79<br />

70-74<br />

65-69<br />

60-64<br />

55-59<br />

50-54<br />

45-49<br />

40-44<br />

35-39<br />

30-34<br />

25-29<br />

20-24<br />

15-19<br />

10-14<br />

5-9<br />

0-4<br />

ID= 77,6<br />

IV= 16,2<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

10 5 0 5 10<br />

2005<br />

Tomado de Di Cesare 2007, <strong>en</strong> base a fu<strong>en</strong>te: Instituto Nacional de Estadísticas y C<strong>en</strong>sos (INEC),<br />

Resum<strong>en</strong> C<strong>en</strong>sal. VII C<strong>en</strong>so de Población y IV de Vivi<strong>en</strong>da, 2005, Managua, 2006.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Instituto Nacional de Estadísticas y C<strong>en</strong>sos (INEC), Resum<strong>en</strong> C<strong>en</strong>sal. VII C<strong>en</strong>so de Población y IV de Vivi<strong>en</strong>da,<br />

2005, Managua, 2006.<br />

participación, La y distribución constituye de parte la población importante grandes grupos la base de de edades la pirámide <strong>en</strong> los años poblacional. 1950, 1971, 1990 (Vivas, y 2007).<br />

Las principales 2005 muestra áreas de de forma emigración más directa han que, sido bi<strong>en</strong> los por municipios lado es de evid<strong>en</strong>te la región el desc<strong>en</strong>so seca de porc<strong>en</strong>tual Las Segovias, de<br />

experim<strong>en</strong>tado por el grupo de edad de 0 a 14 años —<strong>en</strong> 1971 repres<strong>en</strong>taba casi el 50% de la<br />

la región c<strong>en</strong>tral sur y los municipios de Laguna de Perlas y la desembocadura del Río Grande (Ver<br />

población total, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> 2005 suma m<strong>en</strong>os del 40%, con una caída del 26% <strong>en</strong> 50 años,<br />

Mapa A-1 mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> Anexo); que para el una de 5 parte a 14 años de los fue del emigrantes 5%—, por el internos otro se aprecia se dirig<strong>en</strong> que, d<strong>en</strong>tro a ciudades del grupo de como 15 a Tipitapa,<br />

Nagarote, 59 años, Nindirí, el subgrupo Masaya de 45 y Mateare a 59 es el que (donde ha experim<strong>en</strong>tado exist<strong>en</strong> empresas el increm<strong>en</strong>to de más Zona fuerte, Franca) <strong>en</strong> particular y otra <strong>en</strong> hacia los<br />

municipios la última de década frontera de observación agrícola, cercanos (del 27%). De a las igual reservas forma, observa naturales el l<strong>en</strong>to como: aum<strong>en</strong>to El Castillo, del grupo de San Carlos,<br />

edad de 60 años y más (30% a lo largo de los 50 años considerados) (véase gráfico 3).<br />

Nueva Guinea y El Tortuguero (Grigsby y Pérez, 2007). El comportami<strong>en</strong>to 4<br />

migratorio interno<br />

refleja <strong>en</strong> realidad, factores acumulados durante décadas. Políticas económicas particulares, tales<br />

como las políticas de apertura económica implem<strong>en</strong>tadas a partir de 1990, las que se abordan <strong>en</strong><br />

un capítulo más adelante, sólo han podido t<strong>en</strong>er un efecto agregado parcial desde <strong>en</strong>tonces. Sin<br />

embargo, no es posible concluir respecto al sesgo fem<strong>en</strong>ino de la migración, debido a que las<br />

estadísticas relacionadas con la migración reci<strong>en</strong>te arrojan datos discrepantes desde el punto de<br />

vista de la variable sexo, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do de las fu<strong>en</strong>tes (C<strong>en</strong>so vs. MECOVI).<br />

4<br />

Los valores porc<strong>en</strong>tuales <strong>en</strong>tre un c<strong>en</strong>so y el sigui<strong>en</strong>te han sido calculados por medio de una interpolación lineal.<br />

En cuanto a la emigración internacional (ver Tabla 1), el saldo migratorio neto ha sido siempre<br />

negativo y ligeram<strong>en</strong>te más masculino que fem<strong>en</strong>ino, aunque para el período 1990-2005 la<br />

participación fem<strong>en</strong>ina ha crecido <strong>en</strong> un 89%, 14 puntos porc<strong>en</strong>tuales más que la tasa de


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

9<br />

crecimi<strong>en</strong>to del saldo migratorio<br />

masculino. Las mujeres para<br />

el año 2005 repres<strong>en</strong>taban el<br />

47% de todos los emigrantes.<br />

Sin embargo, los y las jóv<strong>en</strong>es<br />

<strong>en</strong> edad de trabajar están<br />

emigrando más (INIDE 2007b).<br />

Estos flujos migratorios se han<br />

dirigido principalm<strong>en</strong>te a EEUU<br />

(migrantes de altos ingresos,<br />

exiliados políticos, mayores<br />

niveles educativos, orig<strong>en</strong> urbano<br />

y as<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to más perman<strong>en</strong>te),<br />

Costa Rica (m<strong>en</strong>ores ingresos y<br />

Tabla 1<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Comportami<strong>en</strong>to del Saldo Migratorio Neto,<br />

Quinqu<strong>en</strong>ios Período 1990-2005<br />

Período<br />

Composición por sexo<br />

Tasa crecimi<strong>en</strong>to respecto<br />

período anterior<br />

Total H% M% Total H M<br />

1990-1995 -113950 55 45 n/a n/a n/a<br />

1995-2000 -157800 52 48 38.5 31 47<br />

2000-2005 -206400 53 47 39 33 28<br />

1990-2005 -478150 53 47 81* 75* 89*<br />

* Período 2000-2005 sobre período 1990-1995.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Calculo propio con base <strong>en</strong> las estimaciones de INIDE 2007b<br />

calificaciones, orig<strong>en</strong> más rural de regiones C<strong>en</strong>tral y Caribe, estadía temporal y buscando trabajo<br />

agrícola; aunque también hay migración perman<strong>en</strong>te) y el Salvador (temporal). Según SNU (2007),<br />

actualm<strong>en</strong>te un 10% de la población vive fuera del país, por lo cual el 15% de los hogares a nivel<br />

nacional y el 45% <strong>en</strong> la Región del Pacífico (excluy<strong>en</strong>do Managua) manifiestan t<strong>en</strong>er a un miembro<br />

vivi<strong>en</strong>do perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el exterior. En los años nov<strong>en</strong>ta, Costa Rica desplazó a EEUU como<br />

destino, conc<strong>en</strong>trando el 53% de la población emigrada de <strong>Nicaragua</strong>, mi<strong>en</strong>tras EEUU recibió el<br />

34.5%, Canadá y Europa solam<strong>en</strong>te el 12%. De los hogares que manifiestan t<strong>en</strong>er emigrantes, el<br />

46% ti<strong>en</strong>e jefaturas fem<strong>en</strong>inas, f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que es más pronunciado <strong>en</strong> los hogares urbanos (49%)<br />

que <strong>en</strong> los rurales (30%) (PNUD, 2004).<br />

La población indíg<strong>en</strong>a y afrodesc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, según el c<strong>en</strong>so de 2005, es de 443,847 personas, que<br />

repres<strong>en</strong>tan el 8,6% de la población total (el 50,1% son mujeres):<br />

(i)<br />

(ii)<br />

En la Costa Caribe se ubican: (a) los Miskitu, Mayangna-Sumu (incluye los Twhaskas,<br />

Panamakas y Ulwas) y Rama, todos ellos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de poblaciones originarias del<br />

territorio trópico-húmedo de la antigua Moskitia desde antes de la conquista, sobreviv<strong>en</strong><br />

mediante la caza, pesca, recolección y agroforestería basada <strong>en</strong> la biodiversidad); y (b) los<br />

Garífunas (desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de pueblos africanos e indíg<strong>en</strong>as arawakos), Creoles, y Mestizos<br />

de la costa Caribe, as<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la zona a partir de la conquista y realizan actividades<br />

productivas y comerciales ligadas a los difer<strong>en</strong>tes modelos de <strong>en</strong>clave del sector forestal<br />

y agropecuario, así como a las actividades y ciclos del mercado nacional e internacional<br />

(ver PNUD 2005).<br />

En el Pacífico se sitúan las comunidades de Xiu-Sutiava, Nahoa-Nicarao, Chorotega-Nahua-Mange<br />

y Monimbó; <strong>en</strong> el norte las de Cacaopera-Matagalpa, Sébaco y Matagalpas,<br />

dispersas <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos de Matagalpa, Nueva Segovia, Jinotega y Madriz.<br />

Los grupos principales son: el Miskitu (28,5%), el Mestizo de la Costa Caribe (26,5%), el Chorotega-<br />

Nahua-Mange (10,8%); los más pequeños son: los Mayangna- Sumu (2,3%), los Ramas (1%), los<br />

Garífunas (0,8%) y Ulwa (0,2%). Estos grupos indíg<strong>en</strong>as pres<strong>en</strong>tan tasas de fecundidad muy altas


10 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

y exist<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>cias significativas <strong>en</strong>tre las tasas de las etnias de las zonas urbanas y las rurales<br />

debido a los procesos históricos de exclusión social, por lo cual sobresal<strong>en</strong> las altas tasas de los<br />

grupos étnicos Mayagna-Sumu (8.59), Miskitu (6.3), Mestizos de la Costa Caribe (6.47), Ulwas<br />

(4.39) y Ramas (5.64), de las zonas rurales del Caribe (Delgadillo, 2007 4 ).<br />

No obstante lo anterior, la población indíg<strong>en</strong>a y afro-desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, conocidos como los<br />

“costeños”, ha v<strong>en</strong>ido desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do <strong>en</strong> su participación <strong>en</strong> la población de la Costa Caribe a<br />

partir de 1990 hasta convertirse <strong>en</strong> una minoría, como resultado de la inmigración masiva de<br />

mestizos a través del proceso de expansión acelerada de la frontera agrícola y ganadera (PNUD<br />

2005). La mortalidad infantil también ha jugado un papel <strong>en</strong> este esc<strong>en</strong>ario. La Tabla 2 muestra<br />

una situación heterogénea e importantes inequidades según condición étnica y departam<strong>en</strong>to<br />

de resid<strong>en</strong>cia: las TMI de la madres adolesc<strong>en</strong>tes (15 a 19 años) no étnicas se han reducido<br />

significativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre 1995 y 2005 <strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos, sin embargo exist<strong>en</strong> fuertes<br />

sesgos debido a los mayores valores de TMI que se pres<strong>en</strong>tan sobre todo <strong>en</strong>tre las madres<br />

adolesc<strong>en</strong>tes y aún las no adolesc<strong>en</strong>tes pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a ciertos grupos étnicos <strong>en</strong> algunos de<br />

los departam<strong>en</strong>tos. Las TMI <strong>en</strong>tre las madres afrodesc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes son de 3 a 12 veces mayor<br />

que las tasas de las madres adolesc<strong>en</strong>tes no étnicas <strong>en</strong> el caso de las que habitan <strong>en</strong> la RAAN y<br />

Tabla
2
<br />

Tabla 2<br />

NICARAGUA: NICARAGUA:
Mortalidad
Infantil
para
Madres
de
15
a
19
Años
1995
y
2005,
y
según
Condición
Étnica
2005.
<br />

Infantil Madres de a 19 Años 1995 y y según Condición Étnica 2005<br />

RAA: RAA:
Regiones
Autónomas
del
Atlántico

<br />

Regiones Autónomas del Atlántico<br />

PCN: Pacífico, C<strong>en</strong>tro, Norte..<br />

PCN:
Pacífico,
C<strong>en</strong>tro,
Norte..
<br />

Fu<strong>en</strong>te: Delgadillo (2007), elaborada <strong>en</strong> base a microdatos c<strong>en</strong>sales de <strong>Nicaragua</strong> 2005<br />


<br />

Fu<strong>en</strong>te:
Delgadillo
(2007),
elaborada
<strong>en</strong>
base
a
microdatos
c<strong>en</strong>sales
de
<strong>Nicaragua</strong>
2005
<br />

4 Este estudio utilizó las bases de micro datos de los c<strong>en</strong>sos nacionales de 1995 y 2005, proporcionadas por el CELADE-División<br />

de Población n de la CEPAL <strong>en</strong> formato Redatam, cont<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do las estimaciones indirectas de la mortalidad y la fecundidad.<br />


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

11<br />

León respectivam<strong>en</strong>te; no obstante, son 3.4 veces m<strong>en</strong>or <strong>en</strong> el caso de la RAAS, que es donde<br />

resid<strong>en</strong> principalm<strong>en</strong>te. En el caso de las mestizas costeñas, <strong>en</strong> el 2005 el riesgo de muerte para<br />

los niños era <strong>en</strong>tre 1.9 y 6.7 veces mayor que el de los niños de las madres no étnicas, <strong>en</strong> Jinotega<br />

y Matagalpa respectivam<strong>en</strong>te, pero era m<strong>en</strong>or <strong>en</strong> la RAAN y RAAS. En el caso de los indíg<strong>en</strong>as<br />

del Pacífico-C<strong>en</strong>tro, la situación es muy variada; sobresale el hecho que la TMI <strong>en</strong>tre las madres<br />

adolesc<strong>en</strong>tes indíg<strong>en</strong>as del PCN <strong>en</strong> Managua era 10,8 veces mayor <strong>en</strong>tre las madres no étnicas.<br />

En pocas palabras, la población indíg<strong>en</strong>a y afrodesc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te parece estar experim<strong>en</strong>tando su<br />

propia fase de “transición demográfica” distinta de la nacional descrita anteriorm<strong>en</strong>te.<br />

Se puede afirmar que, la transición demográfica experim<strong>en</strong>tada por el país desde los 90, su<br />

reci<strong>en</strong>te acelerami<strong>en</strong>to hacia la etapa pl<strong>en</strong>a, y las fuertes migraciones internas e internacionales<br />

de la población nicaragü<strong>en</strong>se <strong>en</strong> las últimas décadas, han constituido el marco de la inserción<br />

(oferta de mano de obra) de las mujeres <strong>en</strong> el mercado de trabajo. Cabe <strong>en</strong>tonces preguntarse<br />

¿cómo fue la travesía de las mujeres por las etapas iniciales de la transición demográfica que<br />

usualm<strong>en</strong>te son caracterizadas como las de mayor vulnerabilidad social, considerando la <strong>pobreza</strong>,<br />

el gasto público social, etc. Para responder a esta pregunta, primero es necesario <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der el<br />

posicionami<strong>en</strong>to relativo de las mujeres <strong>en</strong> los hogares (lo que se analiza a continuación) y de su<br />

inserción laboral desde inicios de los 90.<br />


<br />

Gráfico 3<br />

Pirámides de población para los migrantes<br />

Gráfico
3
<br />

internos urbanos-rurales, 2005:<br />

toda la vida y reci<strong>en</strong>tes, por edad y sexo<br />

Pirámides
de
población
para
los
migrantes
internos
urbanos‐rurales,
2005:
toda
la
vida
y
reci<strong>en</strong>tes,
por
edad
y
sexo
<br />

Fu<strong>en</strong>te: Vivas 2007, elaborado sobre la base del C<strong>en</strong>so 2005.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Vivas 2007, elaborado sobre la base del C<strong>en</strong>so 2005.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

13<br />

3. Características de los hogares:<br />

¿de jefas a abuelas-jefas solidarias<br />

La jefatura <strong>en</strong> el hogar puede estar<br />

a cargo del hombre o la mujer 5 y son<br />

los demás miembros de la familia<br />

qui<strong>en</strong>es la reconoc<strong>en</strong> 6 . En los<br />

hogares de nicaragü<strong>en</strong>ses, continúa<br />

si<strong>en</strong>do predominantem<strong>en</strong>te<br />

masculina, pero ha sufrido algunos<br />

cambios, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el último<br />

quinqu<strong>en</strong>io 2001-5. En la Tabla<br />

3 se puede observar el proceso<br />

de feminización de la jefatura de<br />

los hogares a nivel nacional. Se<br />

destaca el increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 5.1 puntos<br />

porc<strong>en</strong>tuales de la jefatura fem<strong>en</strong>ina<br />

de los hogares urbanos que llega a<br />

repres<strong>en</strong>tar el 39,3%, prácticam<strong>en</strong>te<br />

el doble de la correspondi<strong>en</strong>te al<br />

Tabla 3<br />

Jefatura del hogar según área de resid<strong>en</strong>cia<br />

y sexo del jefe/a<br />

Área resid<strong>en</strong>cia y<br />

sexo<br />

1993 1998 2001 2005<br />

La República 100.0 100.0 100.0 100.0<br />

Hombres 71.9 72.3 71.7 68.6<br />

Mujeres 28.1 27.7 28.3 31.4<br />

Urbana 100.0 100.0 100.0 100.0<br />

Hombres 65.1 65.4 65.8 60.7<br />

Mujeres 34.9 34.6 34.2 39.3<br />

Rural 100.0 100.0 100.0 100.0<br />

Hombres 81.0 81.5 81.1 79.6<br />

Mujeres 19.0 18.5 18.9 20.4<br />

Fu<strong>en</strong>te: INEC, EMNV 1993, 1998, 2001 y 2005.<br />

área rural. En algunos periodos esta brecha aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tre los jefes/jefas que trabajan (según la<br />

definición del SCN).<br />

Según la EMNV de 2005 (INIDE, 2007a), más del 62% de todos/as los/as jefes/as de hogar del<br />

país están <strong>en</strong> el grupo etario de 35 a 64 años. Por otra parte, un tercio de los jefes de todos<br />

los hogares urbanos son mujeres sin pareja: separadas, divorciadas, viudas o solteras, y <strong>en</strong> más<br />

del 82% de todos los hogares tanto urbanos como rurales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> jefas, éstas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> uno<br />

de estos estados conyugales. Los hogares con jefatura fem<strong>en</strong>ina, por lo tanto, se caracterizan<br />

significativam<strong>en</strong>te por la aus<strong>en</strong>cia de cónyuge, y por tanto de un perceptor de ingresos, lo que<br />

5 La jefatura fem<strong>en</strong>ina abarca todos los tipos de hogares (ver más adelante), incluy<strong>en</strong>do los <strong>en</strong>cabezados por una abuela,<br />

hogares ext<strong>en</strong>didos <strong>en</strong>cabezados por una mujer y unidades fem<strong>en</strong>inas unipersonales, y <strong>en</strong> todos los casos indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

del estado civil de la jefa.<br />

6 La jefatura fem<strong>en</strong>ina se determina <strong>en</strong> las EMNV por medio de la pregunta: ¿quién es el jefe de hogar <strong>en</strong> esta familia Esto<br />

da pie a que las mujeres no sean id<strong>en</strong>tificadas como tales por razones de género, a pesar de ser las principales proveedoras de<br />

ingresos del hogar


14 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

estaría indicando un grado significativo de vulnerabilidad (alta s<strong>en</strong>sibilidad a cambios externos<br />

y poca capacidad de rápida recuperación) y dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia económica de estos hogares, así como<br />

una mayor asunción de responsabilidades tanto productivas como reproductivas por parte de las<br />

mujeres. El grupo de hogares rurales con jefas sufre además el agravante de que hasta el 55% de<br />

ellas no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ninguna educación (42.8% <strong>en</strong> el caso correspondi<strong>en</strong>te de los hombres), mi<strong>en</strong>tras<br />

que <strong>en</strong> el sector urbano los jefes y jefas de hogar que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> educación alguna repres<strong>en</strong>tan el<br />

14 y 24% respectivam<strong>en</strong>te, del total de hogares cuya jefatura es ejercida por su mismo sexo.<br />

Esta caracterización de la jefatura fem<strong>en</strong>ina también ha sido id<strong>en</strong>tificada por otro estudio tipo<br />

panel para el período 1998-2006 (Agurto et al ,2008), aunque parece existir una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a<br />

disminuir. Entre los hogares con jefatura fem<strong>en</strong>ina se ha increm<strong>en</strong>tado significativam<strong>en</strong>te (hasta<br />

el 33.9%), el peso relativo del rango de edad de 61 años a más; de tal manera que son las abuelas<br />

(“madres por segunda vez”) qui<strong>en</strong>es están asumi<strong>en</strong>do cada vez más las responsabilidades<br />

del hogar, incluy<strong>en</strong>do el cuido de sus hijos, nietos y otros pari<strong>en</strong>tes y por lo tanto, aportan al<br />

desarrollo de capacidades básicas de las nuevas g<strong>en</strong>eraciones (INIDE, 2005), aunque <strong>en</strong> un<br />

segm<strong>en</strong>to poblacional caracterizado por bajos niveles de educación, incluso de alfabetización.<br />

Estos resultados son congru<strong>en</strong>tes con la feminización de la emigración y el increm<strong>en</strong>to del Índice<br />

de Vejez reportados anteriorm<strong>en</strong>te y, tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la reducción del Índice de Dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,<br />

todo parecería indicar que las abuelas se <strong>en</strong>cargan cada vez más del cuido de sus nietos y nietas.<br />

Tabla 4<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Porc<strong>en</strong>taje de hogares con jefatura fem<strong>en</strong>ina,<br />

según tipología del hogar (% sobre el total de hogares)<br />

Sector/Tipo de hogar/a<br />

Año<br />

1994 1999 2002 2005<br />

URBANA<br />

Unipersonal 42.7 44.6 44 43.8<br />

Nuclear bipar<strong>en</strong>tal 8.4 4.8 5.9 8.1<br />

Nuclear monopar<strong>en</strong>tal 87.3 90.2 90.3 88.1<br />

Ext<strong>en</strong>so o compuesto 48.3 46.5 46 51.7<br />

Total 34.9 34.5 34.2 39.1/c<br />

RURAL<br />

Unipersonal 27.8 32.2 29.6 27.5<br />

Nuclear bipar<strong>en</strong>tal 3.1 1.9 /b 3.2<br />

Nuclear monopar<strong>en</strong>tal 79.2 81 79.2 82.8<br />

Ext<strong>en</strong>so o compuesto 28.6 27 30.1 33.2<br />

Total 18.9 18.5 18.9 21.3/c<br />

a/ Jefe de Hogar: Es la persona que se designa a sí misma como jefe o que está designada o reconocida como<br />

tal por los demás miembros del hogar<br />

b/ Muestra insufici<strong>en</strong>te.<br />

c/ Cifra ligeram<strong>en</strong>te difer<strong>en</strong>te de las de la tabla 3, por razones de cálculo.<br />

Fu<strong>en</strong>te: CEPAL: Serie Encuesta, compr<strong>en</strong>de las <strong>en</strong>cuestas de hogares realizadas <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> <strong>en</strong> 1993, 1998,<br />

2001 y 2005.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

15<br />

Con relación a los tipos de hogar, <strong>en</strong> la Tabla 4 se puede observar que la mayoría de los hogares<br />

nucleares monopar<strong>en</strong>tales urbanos y rurales, los que <strong>en</strong> conjunto son aproximadam<strong>en</strong>te sólo el<br />

10% de todos los hogares, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mujeres como jefes de hogar (88.1 y 82.8% respectivam<strong>en</strong>te),<br />

con una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el último quinqu<strong>en</strong>io a increm<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> los hogares rurales. Los hogares<br />

urbanos unipersonales (ap<strong>en</strong>as 4% de los hogares del país) urbanos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> jefas <strong>en</strong> un 43.8%,<br />

si<strong>en</strong>do esta cifra al m<strong>en</strong>os 1.5 veces del caso rural sin t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias claram<strong>en</strong>te definidas. En el caso<br />

de los hogares ext<strong>en</strong>sos (aproximadam<strong>en</strong>te el 40% de todos los hogares), la jefatura fem<strong>en</strong>ina ha<br />

increm<strong>en</strong>tado sustancialm<strong>en</strong>te hasta el 51.7% <strong>en</strong> el sector urbano, al igual que lo ha hecho <strong>en</strong> el<br />

sector rural. Los hogares nucleares bipar<strong>en</strong>tales, aunque llegan a ser al m<strong>en</strong>os el 45% de todos<br />

los hogares del país, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> muy pocas jefas (un máximo del 8.1% <strong>en</strong> el sector urbano) y esto no<br />

ha cambiado <strong>en</strong> el período 1994-2005. El estudio panel de FIDEG (Agurto et al, 2008) arroja cifras<br />

que muestran un patrón más o m<strong>en</strong>os similar, aunque las definiciones de las categorías utilizadas<br />

difier<strong>en</strong> algo de las utilizadas por la CEPAL 7 : los hogares “nucleares ext<strong>en</strong>sos” son la mayoría<br />

(41.3%) y <strong>en</strong> crecimi<strong>en</strong>to, mi<strong>en</strong>tras que el “nuclear” ha reducido su participación a un 28.2%.<br />

Una revisión (ver Tabla 5) de la posición de par<strong>en</strong>tesco de la mujeres con dedicación exclusiva<br />

a las labores del hogar <strong>en</strong> el sector urbano, muestra que <strong>en</strong> el período 1994-2005 hubo una<br />

reducción hasta un nivel del 29.4% de la participación de mujeres de 15 años y más, que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

hogares donde hay al m<strong>en</strong>os un m<strong>en</strong>or <strong>en</strong>tre 0 y 5 a años, y esta reducción se ha dado <strong>en</strong> todas las<br />

relaciones de par<strong>en</strong>tesco <strong>en</strong> las que ellas pudieran estar (cónyuges, hijas y otras, pari<strong>en</strong>te o no);<br />

aunque <strong>en</strong> el caso de los hogares con dos o más m<strong>en</strong>ores, desde 1999 todas las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias son<br />

al crecimi<strong>en</strong>to, acercándose a las tasas correspondi<strong>en</strong>tes a 1994. En el caso de las jefas de hogar,<br />

la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia fue siempre al crecimi<strong>en</strong>to y cuando se trata de dos o más m<strong>en</strong>ores se revirtió hasta<br />

el punto que para el 2006 superó el nivel de 1999. Estas cifras indican de nuevo que la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

desde 1999 es a que las mujeres mayores de 15 años, <strong>en</strong> el sector urbano, se están involucrando<br />

más <strong>en</strong> las labores domésticas <strong>en</strong> hogares que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> al m<strong>en</strong>os un/a niño/a <strong>en</strong>tre 0 y 5 años, por<br />

lo que el trabajo reproductivo de cuido de niños se estaría volvi<strong>en</strong>do más importante. En el sector<br />

rural las cifras son mayores.<br />

Si se considera el estudio de FIDEG (Agurto et al, 2008) y las estadísticas de la CEPAL, es evid<strong>en</strong>te que<br />

los hogares con ambos padres e hijos predominan y que las jefas están conc<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> los hogares<br />

monopar<strong>en</strong>tales, ext<strong>en</strong>sos o no, lo que explica la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia creci<strong>en</strong>te 8 de la jefatura fem<strong>en</strong>ina,<br />

especialm<strong>en</strong>te de las abuelas-jefas de los hogares nicaragü<strong>en</strong>ses y se aprecia una situación<br />

particularm<strong>en</strong>te difícil para las jefas de hogares que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> al mismo tiempo responsabilidades<br />

de crianza y cuidado de m<strong>en</strong>ores a su cargo (actividades reproductivas) y laborales (actividades<br />

productivas). Al mismo tiempo, el increm<strong>en</strong>to de los hogares ext<strong>en</strong>didos, más las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias<br />

descritas de las relaciones de par<strong>en</strong>tesco de mujeres mayores de 15 años <strong>en</strong> hogares con más<br />

de dos m<strong>en</strong>ores (0-5 años), estarían reflejando estrategias para salir de la <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> el sector<br />

7 El hogar “ext<strong>en</strong>so” equivaldría a la sumatoria de las categorías “nuclear ext<strong>en</strong>so” y monopar<strong>en</strong>tal ext<strong>en</strong>so” de FIDEG<br />

mi<strong>en</strong>tras que el hogar “nuclear bipar<strong>en</strong>tal” es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido que podría o no t<strong>en</strong>er hijos, mi<strong>en</strong>tras que para FIDEG el hogar “nuclear”<br />

está formado por padres e hijos. Además, la metodología del FIDEG se basa <strong>en</strong> la información del padrón electoral del CSE,<br />

mi<strong>en</strong>tras que la CEPAL <strong>en</strong> las <strong>en</strong>cuestas de hogares.<br />

8 La que podría aun ser mayor por el sesgo de género <strong>en</strong> la selección del “jefe” por parte de los miembros de cada hogar al<br />

ser <strong>en</strong>cuestado.


16 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tabla 5<br />

Mujeres con dedicación exclusiva a las labores del hogar, según posición de par<strong>en</strong>tesco y<br />

número de m<strong>en</strong>ores pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el hogar, zonas urbanas<br />

(% calculados sobre la población fem<strong>en</strong>ina de 15 años y más)<br />

Posición de par<strong>en</strong>tesco/Número de<br />

m<strong>en</strong>ores <strong>en</strong>tre 0 y 5 años pres<strong>en</strong>tes<br />

<strong>en</strong> el hogar<br />

Total mujeres de 15 años y más<br />

1994 1999 2002 2005<br />

Sin 23.8 17.8 17.1 24.6<br />

Uno 32.1 24.3 26.8 29.4<br />

Dos o más 40.2 32.7 35.5 35.7<br />

Total 31.6 23.9 24.4 28<br />

Jefa<br />

Sin 15 11.2 10.3 23<br />

Uno 14.4 15.1 19.1 26.9<br />

Dos o más 25.7 18.1 16.4 27.4<br />

Total 17.8 13.6 13.7 24.6<br />

Cónyuge<br />

Sin 44 32.9 33.1 42.3<br />

Uno 49.1 38.7 43.4 43.6<br />

Dos o más 55.3 45.5 52.2 50.6<br />

Total 49.3 38.4 41.1 44.1<br />

Hijas<br />

Sin 11.3 8.2 8.2 12<br />

Uno 20.9 12.7 14.4 16.2<br />

Dos o más 28 21.9 25.7 26.5<br />

Total 19.7 13.5 14 16<br />

Otras (pari<strong>en</strong>tes o no pari<strong>en</strong>tes)<br />

Sin 19.2 15.6 11.8 21.4<br />

Uno 28.9 22 20.6 28.7<br />

Dos o más 45.6 38.6 35.5 40.1<br />

Total 31.5 24.9 21.3 27.4<br />

Fu<strong>en</strong>te: CEPAL: Serie Encuesta, compr<strong>en</strong>de las <strong>en</strong>cuestas de hogares realizadas <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> <strong>en</strong> 1993, 1998, 2001 y 2003.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

17<br />

urbano y que int<strong>en</strong>tan aprovechar el activo que significa las relaciones de las redes de hogares<br />

ext<strong>en</strong>didos 9 . En un contexto caracterizado por un fuerte déficit de vivi<strong>en</strong>das del país, los(as)<br />

hijos(as) que forman pareja y ti<strong>en</strong>e bajos ingresos se agregan a alguno de los hogares de orig<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> el sector urbano. Las migraciones internas campo-ciudad descritas anteriorm<strong>en</strong>te también<br />

sal<strong>en</strong> agregándose a hogares urbanos, aum<strong>en</strong>tando la carga <strong>en</strong> ambos casos, especialm<strong>en</strong>te a<br />

las jefas de hogar.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, según los resultados de la ENMV 2005 (INIDE, 2007; ver Cuadro 4.2, Perfil del jefe de<br />

hogar por sexo, según características económicas), tanto varones como mujeres jefes de todos<br />

los hogares del país, compart<strong>en</strong> ciertas características con relación a sus respectivos totales:<br />

más del 88% trabajan <strong>en</strong> actividades privadas, al m<strong>en</strong>os el 44% trabajan por cu<strong>en</strong>ta propia (las<br />

mujeres hasta el 56%) y el 36% como empleados u obreros, al m<strong>en</strong>os el 21.6% laboran como<br />

trabajadores no calificados y el 10.6% como operarios y artesanos. Las jefas se apartan del patrón<br />

de la sigui<strong>en</strong>te manera: sólo el 7.8% labora como trabajadoras agropecuarias y el 10% <strong>en</strong> la rama<br />

agropecuaria, caza y pesca (al m<strong>en</strong>os 4.5 veces m<strong>en</strong>os que los jefes <strong>en</strong> ambos casos), mi<strong>en</strong>tras<br />

que el 27% trabajan como v<strong>en</strong>dedoras y trabajadoras de comercio y el 35% laboran <strong>en</strong> las ramas<br />

de servicios, tanto de comercio, hotel y restaurantes como los comunales, sociales y personales<br />

(al m<strong>en</strong>os 2.3 veces más que el caso de los jefes) y el 18% <strong>en</strong> la industria manufacturera (1.8<br />

veces más que los jefes ). El 71% de todas las jefas de hogar están prácticam<strong>en</strong>te conc<strong>en</strong>tradas<br />

<strong>en</strong> el sector terciario, aunque sólo llegan a repres<strong>en</strong>tar ap<strong>en</strong>as el 15.3% del total de los jefes de<br />

hogar del país <strong>en</strong> todos los sectores (los jefes predominan <strong>en</strong> todos los sectores) y están ubicadas<br />

fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sector urbano (repres<strong>en</strong>tan el 23.9% del total de todos los jefes, y el<br />

80% de todas las jefas, de los hogares urbanos y de los sectores económicos, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el<br />

primario y el secundario). La rama de la construcción es dominada totalm<strong>en</strong>te por los jefes, pero<br />

ap<strong>en</strong>as repres<strong>en</strong>tan el 5% del total de hogares.<br />

Se puede decir que, durante la transición demográfica, el perfil del hogar nicaragü<strong>en</strong>se con<br />

jefatura fem<strong>en</strong>ina, aunque probablem<strong>en</strong>te debido a razones variadas y ubicándose <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes<br />

etapas del ciclo de vida de los hogares, <strong>en</strong> términos g<strong>en</strong>erales, ha ido convirtiéndose <strong>en</strong> un hogar<br />

ext<strong>en</strong>so o compuesto, y solidario inter-g<strong>en</strong>eracionalm<strong>en</strong>te: un hogar con dos o más m<strong>en</strong>ores de<br />

edad (0-5 años), no necesariam<strong>en</strong>te con aus<strong>en</strong>cia de la participación masculina; la estrategia<br />

para salir adelante incluye la absorción de nuevas parejas jóv<strong>en</strong>es y de emigrantes rurales, el<br />

manejo de los activos disponibles para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar sus vulnerabilidades, las inequidades de género<br />

y la int<strong>en</strong>ción de no caer, ni transmitir inter-g<strong>en</strong>eracionalm<strong>en</strong>te, la <strong>pobreza</strong> económica, y ganarse<br />

la vida fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sector terciario. Al mismo tiempo que gana terr<strong>en</strong>o el peso<br />

de los hogares con abuelas-jefas a cargo de jóv<strong>en</strong>es <strong>en</strong> la pre pubertad. En segundo grado de<br />

importancia, los hogares con jefas son nucleares (mono- y bi-par<strong>en</strong>tales).<br />

9 Ver Moser 1998.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

19<br />

4. Pobreza y género: ¿“desfeminización”<br />

4.1 Multi-dim<strong>en</strong>sionalidad de la <strong>pobreza</strong> fem<strong>en</strong>ina<br />

La <strong>pobreza</strong> ha sido definida de difer<strong>en</strong>tes formas por distintos paradigmas e instituciones de<br />

desarrollo, cada uno de los cuales ti<strong>en</strong>e sus propios instrum<strong>en</strong>tos de medición. El BM, por ejemplo,<br />

<strong>en</strong> su Informe sobre el Desarrollo Mundial 2000-2001 pres<strong>en</strong>tó un concepto amplio sobre la<br />

<strong>pobreza</strong> y sus causas, <strong>en</strong>fatizando tres dim<strong>en</strong>siones: oportunidad (de ingresos, empleos y activos<br />

<strong>en</strong> un contexto de desigualdad), empoderami<strong>en</strong>to (falta de repres<strong>en</strong>tación e indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,<br />

impot<strong>en</strong>cia) y seguridad (vulnerabilidad ante todo tipo de riesgos). Este concepto estaría detrás<br />

de las Estrategias de Reducción de la Pobreza que promovió el BM, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el marco de<br />

las iniciativas HIPC. EL PNUD, por su parte, inicialm<strong>en</strong>te había acuñado el concepto de “desarrollo<br />

humano” (el IDH incorpora las dim<strong>en</strong>siones difer<strong>en</strong>tes de ‘longevidad’, ‘conocimi<strong>en</strong>tos’ y ‘nivel<br />

de vida decoroso’; se conc<strong>en</strong>tra por lo tanto <strong>en</strong> los “ingresos”, la “tasa de alfabetización” y la<br />

“esperanza de vida”; (ver PNUD, 1990, 2002). Desde este punto de vista propuso un concepto<br />

antítesis de <strong>pobreza</strong>, con una visión aún más amplia, como privación del desarrollo humano<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>diéndola a partir del concepto de la capacidad de la g<strong>en</strong>te de alcanzar la vida que quier<strong>en</strong><br />

“logros de funcionami<strong>en</strong>to” 10 ; Este concepto que ha estado detrás del uso del Índice de Pobreza<br />

Humana (IPH) <strong>en</strong> los Informes del Desarrollo Humano de los países, pret<strong>en</strong>de ser una ‘Medida<br />

de Pobreza de Capacidad’ (según A. S<strong>en</strong>) <strong>en</strong> términos de la proporción de g<strong>en</strong>te que carece de<br />

capacidades humanas es<strong>en</strong>ciales básicas o mínimas. Estas capacidades son fines <strong>en</strong> sí mismas y al<br />

mismo tiempo son medios para salir de la <strong>pobreza</strong> (económica) de ingreso (FNUAP, 2002). El IPH<br />

pret<strong>en</strong>de medir la privación relacionada con la calidad de vida: salud, reproducción y educación.<br />

En <strong>Nicaragua</strong> han t<strong>en</strong>ido mucha influ<strong>en</strong>cia los <strong>en</strong>foques del BM y del PNUD. Los datos del IDH y<br />

del IPH sobre <strong>Nicaragua</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> las Tablas A-5 y A-6 del Anexo.<br />

Sin embargo, existe un cons<strong>en</strong>so <strong>en</strong> que el concepto de <strong>pobreza</strong> no se limita al aspecto económico<br />

(ingresos); más bi<strong>en</strong> es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o multidim<strong>en</strong>sional, multisectorial y dinámico. Esto implica la<br />

necesidad de establecer indicadores o, al m<strong>en</strong>os, un conjunto de criterios para la id<strong>en</strong>tificación y<br />

selección de medidas de <strong>pobreza</strong> con el propósito de clasificarlas; pero esto ti<strong>en</strong>e sus dificultades<br />

(por posibles complem<strong>en</strong>tariedades y sustitución <strong>en</strong>tre las medidas) y todavía no hay cons<strong>en</strong>so al<br />

respecto (Bourguignon y Chakravarty, 2002).<br />

10 “La <strong>pobreza</strong> de una vida se basa no sólo <strong>en</strong> la situación empobrecida <strong>en</strong> que la persona vive efectivam<strong>en</strong>te, sino también<br />

<strong>en</strong> la car<strong>en</strong>cia de oportunidad real, determinada por limitaciones sociales y por circunstancias personales, para vivir una vida<br />

valiosa y valorada” (PNUD, 1997).


20 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

La <strong>pobreza</strong>, sin embargo, es experim<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> formas, mom<strong>en</strong>tos y espacios sociales difer<strong>en</strong>tes<br />

(hogar, comunidad, sociedad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral), como resultado de las desigualdades estructurales e<br />

institucionalizadas d<strong>en</strong>tro de las sociedades, <strong>en</strong>tre hombres y mujeres y <strong>en</strong>tre las mismas mujeres<br />

(Bradshaw y Linneker, 2003). El <strong>en</strong>foque de género, por otra parte, ha aportado las nociones<br />

de capacidad de acción (ag<strong>en</strong>cy), poder y subjetividad para el aprovechami<strong>en</strong>to de alternativas<br />

como la es<strong>en</strong>cia del carácter multidim<strong>en</strong>sional 11 y de proceso de la <strong>pobreza</strong> (Chant, 2003). Estos<br />

elem<strong>en</strong>tos conceptuales han sido asumidos por algunas iniciativas de la sociedad civil, ONG y<br />

organizaciones comunitarias y de mujeres.<br />

4.2 Dim<strong>en</strong>sión de oportunidades económicas-monetarias: sesgo masculino negativo.<br />

La dim<strong>en</strong>sión económica-monetaria es solam<strong>en</strong>te el punto de partida (parcial, estático y pasivo) del<br />

análisis de la <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> el país con <strong>en</strong>foque de género. En este s<strong>en</strong>tido, y desde una perspectiva<br />

de largo plazo, las estadísticas nacionales muestran que la <strong>pobreza</strong> y la <strong>pobreza</strong> extrema (según<br />

el método del consumo) 12 se han v<strong>en</strong>ido reduci<strong>en</strong>do a partir de 1993 (Ver Tabla 6). En el subperíodo<br />

1993-2001 la <strong>pobreza</strong> extrema se redujo únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 4.3 puntos porc<strong>en</strong>tuales (0.2<br />

Tabla<br />

Tabla
6
<br />

6<br />

Evolución de la Incid<strong>en</strong>cia de la Pobreza según Área y Región de Resid<strong>en</strong>cia (%)<br />

Evolución
de
la
Incid<strong>en</strong>cia
de
la
Pobreza
según
Área
y
Región
de
Resid<strong>en</strong>cia
<br />

Fu<strong>en</strong>te: INIDE 2007c, INIDE a partir 2007c, de EMNV 1998-2005 a partir (<strong>en</strong>cuestas de comparables EMNV <strong>en</strong>tre 1998-2005 sí) y cálculos del (<strong>en</strong>cuestas Banco Mundial, con comparables la EMNV 1993 (cuyas cifras <strong>en</strong>tre no son estrictam<strong>en</strong>te sí) y cálculos comparables del con<br />

las de los años posteriores).<br />

Banco Mundial, con la EMNV 1993 (cuyas cifras no son estrictam<strong>en</strong>te comparables con las de los<br />

años posteriores).<br />


<br />

11 Esta temática abre un punto para la ag<strong>en</strong>da de análisis de género de la economía: ¿como id<strong>en</strong>tificar la <strong>pobreza</strong><br />

“multidim<strong>en</strong>sional” que es específica de la mujer<br />

12 Pobreza y <strong>pobreza</strong> extrema equivale a un consumo m<strong>en</strong>sual per cápita m<strong>en</strong>or que, , C$596.2 y $327.3 respectivam<strong>en</strong>te,<br />

calculado <strong>en</strong> base a la cantidad de alim<strong>en</strong>tos necesarios anualm<strong>en</strong>te para satisfacer las necesidades mínimas calóricas diarias<br />

correspondi<strong>en</strong>tes a 2,241 calorías promedio, <strong>en</strong> base a la “Tabla de Composición de Alim<strong>en</strong>tos de C<strong>en</strong>troamérica” publicada por el<br />

INCAP (<strong>pobreza</strong> extrema) más el consumo de servicios y bi<strong>en</strong>es no alim<strong>en</strong>ticios es<strong>en</strong>ciales (vivi<strong>en</strong>da, transporte, educación, salud,<br />

vestuario y otros de uso cotidiano <strong>en</strong> el hogar). Esta forma de cálculo solam<strong>en</strong>te permite estimar la <strong>pobreza</strong> de tipo “coyuntural”<br />

que esta ligada al ciclo económico. La “incid<strong>en</strong>cia” o “índice de recu<strong>en</strong>to de la <strong>pobreza</strong>” (Chant, 2003, Bradshaw y Linneker, 2003),<br />

mide el porc<strong>en</strong>taje de la población que vive por debajo de la línea de <strong>pobreza</strong>. Las cifras de “<strong>pobreza</strong>” incluy<strong>en</strong> a la “<strong>pobreza</strong><br />

extrema”.<br />


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

21<br />

Año<br />

Pobreza<br />

%<br />

Tabla 7<br />

Evolución relativa y absoluta de la <strong>pobreza</strong> y la <strong>pobreza</strong> extrema<br />

Extrema<br />

Pobreza<br />

%<br />

Total<br />

puntos porc<strong>en</strong>tuales m<strong>en</strong>os que la reducción<br />

de la <strong>pobreza</strong> g<strong>en</strong>eral). Sin embargo, esto<br />

cambió <strong>en</strong> el período 2001-2005 (con<br />

excepción de las tasas del Atlántico urbano).<br />

En 2005, la incid<strong>en</strong>cia de la <strong>pobreza</strong> subió 2.5<br />

puntos porc<strong>en</strong>tuales y la <strong>pobreza</strong> extrema<br />

2.1. Estos cambios porc<strong>en</strong>tuales marginales,<br />

sin embargo, no son estadísticam<strong>en</strong>te<br />

significativos 13 . En cualquier caso, cuando se<br />

observan los números absolutos de familias<br />

(ver Tabla 7), se constata un aum<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la<br />

cantidad de familias <strong>en</strong> <strong>pobreza</strong> y <strong>pobreza</strong><br />

extrema: para el año 2005 los números de<br />

pobres y de pobres extremos aum<strong>en</strong>taron <strong>en</strong><br />

284,660 y 159,452 personas respectivam<strong>en</strong>te.<br />

(Escoto, 2007).<br />

Desde el punto de vista de área de resid<strong>en</strong>cia,<br />

la <strong>pobreza</strong> y <strong>pobreza</strong> extrema <strong>en</strong> el área<br />

rural se pres<strong>en</strong>tan de manera más ext<strong>en</strong>sa y<br />

profunda: casi dos veces más y cinco veces<br />

más que el área urbana, aunado al hecho de<br />

que m<strong>en</strong>os población vive <strong>en</strong> el área rural<br />

Población<br />

Bajo <strong>pobreza</strong><br />

<strong>pobreza</strong><br />

extrema<br />

1993 50.3 19.4 4,174,900 2,099,975 809,931<br />

Pobreza<br />

Balance<br />

Pobreza<br />

Extrema<br />

1998 47.8 17.3 4,560,526 2,184,492 788,971 84,517 -20,960<br />

2001 45.8 15.1 4,801,251 2,198,973 724,989 14,481 -63,982<br />

2005 48.3 17.2 5,142,098 2,483,633 884,441 284,660 159,452<br />

Fu<strong>en</strong>te: Escoto 2008, basado <strong>en</strong> INIDE, 2007c.<br />

Recuadro 2<br />

Desarrollo Humano y Condiciones de vida<br />

<strong>en</strong> la Costa Caribe<br />

El PNUD no ha podido medir el Índice de Desarrollo<br />

Humano (IDH) de ambas regiones (RAAN y RAAS) de la<br />

Costa Caribe por la falta de información municipal que<br />

permita medir algunas variable claves. Por tal razón,<br />

construyó un IDH “equival<strong>en</strong>te” como proxy con la<br />

información disponible, el que tomó el valor de 0.466<br />

para la RAAN y 0.454 para la RAAS, indicando un nivel<br />

bajo.<br />

Con el fin de estimar de manera más integral las<br />

condiciones de vida de la población de la Costa<br />

Caribe, el PNUD también diseñó y calculó un Índice de<br />

Condiciones de Vida (ICV) para cada comunidad que<br />

combina variables de educativas, salud, abastecimi<strong>en</strong>to<br />

de agua, <strong>en</strong>ergía eléctrica, comunicación básica<br />

(teléfono público, correo) y complem<strong>en</strong>taria (fax o<br />

Internet) y registros de nacimi<strong>en</strong>tos. Los datos arrojaron<br />

que el 71% de las comunidades rurales de la RAAN y la<br />

RAAS están a un nivel bajo severo, llegando al 89% para<br />

el nivel bajo severo y bajo. (PNUD 2005).<br />

(44.2% de la población total); ambos niveles de <strong>pobreza</strong> se conc<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> las regiones C<strong>en</strong>tral<br />

y Caribe rural (ver mapa A-2 <strong>en</strong> Anexo). No obstante lo anterior, los índices de profundidad y<br />

severidad 14 tanto de la <strong>pobreza</strong> g<strong>en</strong>eral como de la <strong>pobreza</strong> extrema se han reducido desde 1998,<br />

13 En la realización EMNV, 2005 se utilizó un marco de muestreo difer<strong>en</strong>te del de 2001 (aunque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> común),<br />

dado que se utilizaron diseños distintos de la muestra. El marco y el diseño de la muestra de 1998 es también difer<strong>en</strong>te del de<br />

2001 y 2005 (ver Trejos 2004). Esto ha levantado dudas acerca de la comparabilidad <strong>en</strong>tre los resultados de las distintas EMNV.<br />

Los docum<strong>en</strong>tos estudios del BM (2008) prove<strong>en</strong> cifras ligeram<strong>en</strong>te difer<strong>en</strong>tes para el 2005 que las de INIDE, y reconoc<strong>en</strong> que con<br />

excepción de la reducción de la extrema <strong>pobreza</strong> rural, todas las difer<strong>en</strong>cias no son estadísticam<strong>en</strong>te significativas. En cualquier<br />

caso, una exhaustiva revisión de esta problemática estadística ha concluido que “la <strong>pobreza</strong> extrema se ha estancado” (Medina<br />

2006: 27).<br />

14 El índice de profundidad, es igual a la insufici<strong>en</strong>cia promedio del consumo total de los pobres extremos, respecto al valor


22 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

lo que indicaría que los pobres se están aproximando más a la línea de <strong>pobreza</strong>. En conclusión, los<br />

pobres están creci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> número absoluto y no 
 se ha logrado reducir su peso <strong>en</strong> la población<br />

del país, a pesar de los cambios demográficos y de las migraciones al exterior, aunque se van<br />

acercando al nivel de la línea de <strong>pobreza</strong>.<br />

Las explicaciones de este estancami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los<br />

niveles de <strong>pobreza</strong> podrían estar relacionadas con el<br />

tema de la inequidad <strong>en</strong> la distribución del ingreso,<br />

el acceso a los recursos y las migraciones. Respecto<br />

a la distribución desigual del ingreso <strong>en</strong> el período<br />

1993 – 2001, hay dos fu<strong>en</strong>tes claves que pres<strong>en</strong>tan<br />

visiones complem<strong>en</strong>tarias de su desempeño<br />

(Escoto, 2007). Como se puede observar <strong>en</strong> las<br />

Tablas 8 y 9, las cifras oficiales del Índice de Gini<br />

Fu<strong>en</strong>te: INIDE 2007c<br />

Fu<strong>en</strong>te:
INIDE
2007c
<br />

Tabla
8
 8<br />

(según el agregado de consumo) ha v<strong>en</strong>ido desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do desde 1993 hasta 2005 <strong>en</strong> todas la áreas<br />

geográficas, pero su valor nacional actual sigue si<strong>en</strong>do alto (0.40), y la distribución del consumo<br />

se sigue acumulando fuertem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el quintil más rico (INIDE 2007c). El PNUD (2003), pres<strong>en</strong>ta<br />

una visión complem<strong>en</strong>taria (ver Tabla 9): <strong>en</strong> el período 1993-2001, el 40% de la población más<br />

pobre ha increm<strong>en</strong>tado su participación <strong>en</strong> el ingreso, un 40% de población con ingreso medio<br />

ha reducido su participación <strong>en</strong> la distribución del ingreso y el 20% más rico ha increm<strong>en</strong>tado su<br />

ingreso. El 1% más rico ha increm<strong>en</strong>tado su participación <strong>en</strong> un 5.2%, pasando de conc<strong>en</strong>trar<br />

13.2% a 18.4% del ingreso nacional. Reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el PNUD (2007) reporta que el 20% más rico<br />

obti<strong>en</strong>e el 49.3% de los ingresos y el 20% más pobre obti<strong>en</strong>e el 5.6%, mi<strong>en</strong>tras que el ratio <strong>en</strong>tre<br />

el 10% más rico y el 10% más pobre es de 15.5. Parecería <strong>en</strong>tonces que el comportami<strong>en</strong>to de la<br />

<strong>pobreza</strong> y de la inequidad se ha dado simultáneam<strong>en</strong>te con una reducción relativa de los ingresos<br />

de la clase media, lo que parcialm<strong>en</strong>te podría dar cu<strong>en</strong>ta de las emigraciones internacionales de<br />

nicaragü<strong>en</strong>ses con mayores niveles de educación y capital humano, sobre todo hacia los Estados<br />

Unidos.<br />


<br />

Desde el punto de vista de<br />

la distribución por sexo, los<br />

“índices de feminización<br />

de la <strong>pobreza</strong>” de ingreso<br />

para los años 1998, 2001 y<br />

2003 de la CEPAL (ajustado<br />

según la composición<br />

por sexo <strong>en</strong> la población<br />

total) muestran un<br />

comportami<strong>en</strong>to variado<br />

para las mujeres de 20 a<br />

Tabla 9<br />

Comparación de distribuciones del ingreso <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong><br />

Quintiles<br />

PNUD 2003 INEC 2004, INIDE, 2007<br />

1993 1998 2001 1993 1998 2001 2005<br />

Primero 2.3 2.8 3.6 4.2 5.3 5.6 6.2<br />

Segundo 7 6.7 7 8 9.3 9.8 10.3<br />

Tercero 12 11.3 11.3 12.6 13.9 14.2 14.7<br />

Cuarto 20.3 18.8 17.9 19.9 20.3 21.2 21.7<br />

Quinto 58.4 60.5 60.7 55.2 51.1 49.2 47.2<br />

Top 1 % 13.2 15.6 18.4<br />

GINI 0.57 0.56 0.49 0.44 0.43 0.4<br />

de la línea de <strong>pobreza</strong> extrema, ponderada por la proporción de personas <strong>en</strong> <strong>pobreza</strong> extrema. Mide la brecha relativa agregada<br />

de la <strong>pobreza</strong> extrema <strong>en</strong> el país. El índice de severidad se deriva del índice de profundidad y toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la distribución del<br />

consumo <strong>en</strong>tre los pobres extremos. Por lo tanto, indica la desigualdad <strong>en</strong>tre los pobres extremos (INIDE 2007c). El estudio del<br />

BM por Demombynes (2008) también reporta la caída <strong>en</strong> la “brecha de la <strong>pobreza</strong>”, especialm<strong>en</strong>te la de la extrema <strong>pobreza</strong>.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

23<br />

59 años: se estarían empobreci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> todas las categorías de par<strong>en</strong>tesco (con excepción de<br />

“otros pari<strong>en</strong>tes o no”), los hogares unipersonales y ext<strong>en</strong>sos, y <strong>en</strong>tre las separadas y viudas; los<br />

índices de <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> los hogares bipar<strong>en</strong>tales y monopar<strong>en</strong>tales, así como los correspondi<strong>en</strong>tes<br />

a estado civil casada y soltera se redujeron <strong>en</strong> los hogares pobres y aum<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> los no pobres<br />

(Ver Tabla A-7 <strong>en</strong> Anexo).<br />

Se ha estimado que el índice de fem<strong>en</strong>inidad (ajustado a la composición por sexo <strong>en</strong> la población<br />

total) de la <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> el 2002 era mayor <strong>en</strong> aquellos hogares con población adulta (25-59años), <strong>en</strong><br />

todas las relaciones de par<strong>en</strong>tesco, <strong>en</strong> tipos de hogares monopar<strong>en</strong>tales y ext<strong>en</strong>sos/compuestos<br />

y con estados civil de separada y viuda ((Milosavljevic, 2007). Las cifras de la última EMNV 2005,<br />

sin embargo, muestran que la incid<strong>en</strong>cia de la <strong>pobreza</strong> g<strong>en</strong>eral y extrema <strong>en</strong> los hogares, a nivel<br />

nacional, rural y urbana, no pres<strong>en</strong>tan prácticam<strong>en</strong>te ningún sesgo <strong>en</strong> contra de las mujeres que<br />

pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a ellos. Por el contrario, los hombres viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> hogares más pobres que las mujeres<br />

a nivel nacional y rural, con excepción del área urbana donde las mujeres son marginalm<strong>en</strong>te<br />

más pobres aunque a tasas 2.7 y 4.5 veces m<strong>en</strong>ores que sus propias tasas nacionales de <strong>pobreza</strong><br />

g<strong>en</strong>eral y extrema <strong>pobreza</strong>, respectivam<strong>en</strong>te.<br />

De igual manera, (ver Tabla 10); para todos los grupos de edad, exceptuando los grupos etarios<br />

infantiles 0-5 años y 12-14 años, los hombres viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> hogares más pobres que las mujeres<br />

(aunque con relación a la <strong>pobreza</strong> extrema las mujeres son más pobres que los hombres <strong>en</strong> los<br />

grupos etarios 0-14 y 25-39 años).<br />

Tabla 10<br />

Distribución de la Pobreza por Área de Resid<strong>en</strong>cia y sexo, según condición de <strong>pobreza</strong>. 2005<br />

Condición de<br />

<strong>pobreza</strong><br />

<strong>Nicaragua</strong> Urbano Rural<br />

Total Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total Hombre Mujer<br />

Total 100 49.1 50.9 55.8 26.4 29.5 44.2 22.7 21.5<br />

No pobres 100 47.9 52.1 74.6 34.6 40 25.4 13.2 12.2<br />

Pobres<br />

g<strong>en</strong>erales<br />

Pobres no<br />

extremo<br />

Pobres<br />

extremo<br />

Fu<strong>en</strong>te: INIDE 2005.<br />

100 50.4 49.6 35.7 17.5 18.2 64.3 32.8 31.4<br />

100 50.2 49.8 43.5 21.2 22.3 56.5 29 27.5<br />

100 50.6 49.4 21.7 10.8 10.9 78.3 39.8 38.5<br />

Además, desde 1998 los hogares con jefes revirtieron su t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eral de reducción<br />

de la brecha de <strong>pobreza</strong> g<strong>en</strong>eral (38.9% <strong>en</strong> 1998 y 35.7% <strong>en</strong> 2001 15 ), llegando a estar ahora<br />

más empobrecidos que los hogares que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> jefas. En vista de todos los datos reportados<br />

anteriorm<strong>en</strong>te, se t<strong>en</strong>dería a descartar una relación <strong>en</strong>tre niveles y t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de <strong>pobreza</strong> y<br />

<strong>pobreza</strong> extrema y las proporciones e incid<strong>en</strong>cia de la jefatura fem<strong>en</strong>ina <strong>en</strong> los hogares.<br />

15 CEPAL: Serie Encuesta, compr<strong>en</strong>de las <strong>en</strong>cuestas de hogares realizadas <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> <strong>en</strong> 1998, 2001 y 2003.


24 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Por otra parte, la utilización de cifras del ingreso per cápita (dividi<strong>en</strong>do los ingresos domésticos por<br />

el número de miembros del hogar) más bi<strong>en</strong> supone la igualdad (Chant, 2003; Bad<strong>en</strong> y Milward,<br />

1997). Aunque investigaciones empíricas han mostrado que difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> los ingresos per cápita<br />

suel<strong>en</strong> ser estadísticam<strong>en</strong>te despreciables <strong>en</strong>tre los hogares jefeados por hombres y mujeres o<br />

pued<strong>en</strong> ser mayores <strong>en</strong> el último caso, especialm<strong>en</strong>te cuando los hogares son más pequeños y<br />

los ingresos rind<strong>en</strong> más 16 , la subordinación de las mujeres y las desv<strong>en</strong>tajas relativas <strong>en</strong> términos<br />

de autonomía y vulnerabilidad <strong>en</strong> sus relaciones con los hombres, son factores invisibles a los<br />

métodos tradicionales de medición de <strong>pobreza</strong>, que podrían g<strong>en</strong>erar sesgos distributivos <strong>en</strong> su<br />

contra <strong>en</strong> hogares que no estarían funcionando de manera armónica (Milosavljevic, 2007).<br />

Más bi<strong>en</strong>, la feminización de la jefatura de los hogares nicaragü<strong>en</strong>ses, observada anteriorm<strong>en</strong>te,<br />

podría estar reflejando una apreciación “subjetiva” por parte de las mujeres de poder sobrevivir<br />

mejor a las desigualdades de género d<strong>en</strong>tro de los hogares o t<strong>en</strong>er m<strong>en</strong>or tolerancia a ésta<br />

(ver Chant, 2003, 2008). De hecho, <strong>en</strong> su mayoría estos hogares no son pobres económicam<strong>en</strong>te<br />

(ingreso/consumo); incluso, el consumo es distribuido de manera ligeram<strong>en</strong>te más equitativa<br />

(coefici<strong>en</strong>te Gini de 0.38) <strong>en</strong>tre todos los hogares <strong>en</strong>cabezados por mujeres que <strong>en</strong>tre los que<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> jefes (INIDE 2005). Este sesgo a favor de los hogares con jefas armoniza con el patrón de<br />

América Latina (ver Chant, 2003).<br />

En cuanto a acceso a recursos, la EMNV 2005 mostró que la proporción de hogares que recib<strong>en</strong><br />

crédito y con jefatura masculina (58.3%) es mayor que la de los hogares con jefatura fem<strong>en</strong>ina<br />

(41.7%), y la inequidad también se da respecto a los montos recibidos, tanto <strong>en</strong> el área urbana<br />

como (particularm<strong>en</strong>te, hasta un 62.2% mayor) <strong>en</strong> la rural (INIDE 2005).<br />

Las limitantes de la migración interna (el tope de la frontera agrícola y la m<strong>en</strong>or capacidad de<br />

absorción del sector urbano) explican <strong>en</strong> parte los flujos de emigración internacional. La CEPAL<br />

(2006b) estima que con el proceso de ajuste estructural de los años 90, unos 479,000 nicaragü<strong>en</strong>ses<br />

migraron de forma perman<strong>en</strong>te hacia Costa Rica y Estados Unidos, increm<strong>en</strong>tando la diáspora<br />

nicaragü<strong>en</strong>se <strong>en</strong> esos países. El 84.6% de los emigrantes ti<strong>en</strong>e una edad correspondi<strong>en</strong>te a la<br />

Población Económicam<strong>en</strong>te Activa (“PEA”, de los 14 a 49 años) y un perfil educativo superior al<br />

promedio nacional lo que constituye fuga de capital humano, especialm<strong>en</strong>te de la clase media.<br />

Todo esto, sin embargo, ha sido el resultado de varios factores y no solam<strong>en</strong>te de la <strong>pobreza</strong>, tales<br />

como: i) el patrón histórico de movilidad de la población; ii) el crecimi<strong>en</strong>to poblacional superior<br />

al crecimi<strong>en</strong>to económico; iii) aplicación de políticas pro cíclicas y restrictivas, reduci<strong>en</strong>do los<br />

presupuestos para servicios sociales básicos; iv) la persist<strong>en</strong>cia de la <strong>pobreza</strong> misma y los<br />

rezagos sociales; v) las inequidades <strong>en</strong> el acceso a la salud, educación y empleo; vi) la insufici<strong>en</strong>te<br />

capacidad de absorción de jóv<strong>en</strong>es que ingresan a la fuerza de trabajo; y vii) la cultura y tradición<br />

de emigración, pot<strong>en</strong>ciada por redes familiares que increm<strong>en</strong>tan y legitiman estímulos y opciones<br />

para migrar.<br />

16 Cabe recordar que cada miembro del hogar ti<strong>en</strong>e necesidades específicas de consumo, las que además varían con el ciclo<br />

de vida según la edad (Lloyd y Gage-Brandon, 1993, p. 121) y que exist<strong>en</strong> economías de escala <strong>en</strong> los hogares más grandes para<br />

aprovechar los costos fijos como vivi<strong>en</strong>da y servicios (Buvinic, 1990, citado <strong>en</strong> Bad<strong>en</strong> y Milward, 1997).


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

25<br />

Como se observa <strong>en</strong> el Gráfico 4, el conflicto de los 80 no ha sido la principal causa directa de la<br />

emigración de nicaragü<strong>en</strong>ses, sino la situación socio-económica de los 90.<br />

Sin embargo, como no todas las<br />

Gráfico
4
 4<br />

personas de las zonas rurales<br />

pued<strong>en</strong> emigrar al extranjero, el<br />

primer destino son las áreas urbanas<br />

marginales de las principales<br />

ciudades del país, donde no existe<br />

una infraestructura para brindarles<br />

los servicios requeridos (Guimarães<br />

y Av<strong>en</strong>daño, 2004). Las migraciones<br />

internas han t<strong>en</strong>ido ciertas<br />

características específicas desde el<br />

punto de vista de género: las mujeres<br />


<br />

(especialm<strong>en</strong>te las jóv<strong>en</strong>es) buscan,<br />

Fu<strong>en</strong>te:
Tomado
de
Grigsby
y
Pérez
2007
<br />

Fu<strong>en</strong>te: Tomado de Grigsby y Pérez 2007<br />

sobretodo, empleo perman<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

las maquilas textileras 17 (implicando<br />

largos viajes diarios) y <strong>en</strong> servicios, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> trabajos domésticos con “dormida ad<strong>en</strong>tro”<br />

<strong>en</strong> casas de sectores urbanos medios y altos 

 (implicando <strong>en</strong> este caso una dualidad <strong>en</strong> resid<strong>en</strong>cia<br />

y hábitos de vida) (PNUD, 2005).<br />

Las remesas monetarias (también de bi<strong>en</strong>es físicos) de la población emigrante han servido de<br />

base financiera sólida y creci<strong>en</strong>te para la estabilidad macroeconómica y la dinamización del<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico 18 , financiami<strong>en</strong>to del déficit de la cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te, el consumo básico<br />

de los sectores medios, y el no agravami<strong>en</strong>to de la <strong>pobreza</strong> del país. En este último s<strong>en</strong>tido, la<br />

emigración y las remesas son parte de un mismo mecanismo de financiami<strong>en</strong>to del pobre para<br />

el pobre, <strong>en</strong> términos g<strong>en</strong>erales. A nivel del hogar pobre, es de esperar que al recibir remesas<br />

podrá gastar más <strong>en</strong> educación y salud y por lo tanto, demandar m<strong>en</strong>os los servicios públicos<br />

de salud y educación, así como ahorrar para financiar riesgos, situaciones de desempleo o de<br />

pérdida de cosechas inesperadas, incluso como “p<strong>en</strong>sión” para los de la tercera edad (Laforge<br />

et al, 2004). En la medida que las remesas permit<strong>en</strong> al hogar pobre receptor increm<strong>en</strong>tar su<br />

consumo, podría reducirse la brecha de la extrema <strong>pobreza</strong> y de la <strong>pobreza</strong> (lo que debería ser<br />

medido <strong>en</strong> las ENMV), aunque sea por intervalos breves de tiempo. Según estimaciones oficiales<br />

del Banco C<strong>en</strong>tral (que no contabilizan lo que fluye por canales informales o no oficiales), las<br />

remesas asc<strong>en</strong>dieron casi 15 veces desde US$ 50 millones <strong>en</strong> 2001 hasta US$ 739.6 millones <strong>en</strong><br />

2007 (lo que repres<strong>en</strong>taba el 220% de la IED, 62% de las exportaciones (FOB) y 13% del PIB de<br />

ese año). Otras estimaciones de la CEPAL reportan cifras anuales que oscilan <strong>en</strong>tre US$800 y US$<br />

1,000 millones (SNU, 2007).<br />

17 La industria del vestuario y l<strong>en</strong>cería bajo régim<strong>en</strong> de zona franca y la inserción laboral de las mujeres es abordada más<br />

abajo.<br />

18 Ver sección abajo sobre la apertura económica y la balanza de pagos.


26 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

La contribución de las remesas al alivio de la <strong>pobreza</strong>, se observa <strong>en</strong> el hecho que el 48% de los<br />

hogares que dejaron de ser pobres ti<strong>en</strong><strong>en</strong> algún miembro que ha emigrado y <strong>en</strong> resultados de<br />

investigaciones cualitativas que han demostrado que la migración es una estrategia deliberada<br />

del hogar para solv<strong>en</strong>tar p<strong>en</strong>urias económicas, con el consecu<strong>en</strong>te costo emocional y psicológico<br />

(ibíd.). Las transfer<strong>en</strong>cias han mejorado la salud de los niños, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los hogares<br />

de bajos ingresos. Sin embargo, aun así, las remesas <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> no parec<strong>en</strong> estar relacionadas<br />

con una reversión de la <strong>pobreza</strong> ni de la <strong>pobreza</strong> extrema (Fajnzylber y López, 2007). La población<br />

emigrante no está mayoritariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>pobreza</strong> extrema.<br />

4.3 Sobre las otras dim<strong>en</strong>siones de la <strong>pobreza</strong><br />

Tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta las dim<strong>en</strong>siones extraeconómicas de la <strong>pobreza</strong>, la “desfem<strong>en</strong>ización” de<br />

la <strong>pobreza</strong>-consumo <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> podría estar <strong>en</strong>cubri<strong>en</strong>do, sin embargo, un empobrecimi<strong>en</strong>to<br />

oculto <strong>en</strong> dim<strong>en</strong>siones “subjetivas” que podrían ser más importantes para las mujeres (ver Chant,<br />

2008). No se puede descartar, por ejemplo, que los hombres jefes de hogar <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> sean<br />

parte de la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong>contrada <strong>en</strong> muchos otros países a nivel mundial, de utilizar más<br />

que las mujeres, una parte no despreciable de sus ingresos para gastos personales discrecionales 19<br />

tales como <strong>en</strong> alcohol, tabaco y relaciones extramatrimoniales, a costa del resto del consumo<br />

básico e incluso de la salud m<strong>en</strong>tal, la condición social y las finanzas colectivas de los miembros<br />

del hogar (Kabeer, 2003, Chant, 2003). Incluso la viol<strong>en</strong>cia intrafamiliar g<strong>en</strong>erada por el hombre<br />

también contribuye al empobrecimi<strong>en</strong>to de la mujer: un estudio del BID <strong>en</strong> 1997 estimó que las<br />

mujeres maltratadas utilizaban más los servicios de salud, las que sufrieron viol<strong>en</strong>cia doméstica<br />

física severa y viol<strong>en</strong>cia sexual ganaban sólo, el 57% y 46%, respectivam<strong>en</strong>te, de lo que ganaban<br />

las que no la sufrieron, y que las mujeres empleadas ganaron alrededor de US$ 29,5 millones<br />

m<strong>en</strong>os debido a la viol<strong>en</strong>cia doméstica, lo que equivalía aproximadam<strong>en</strong>te al 1,6% del PIB del país<br />

<strong>en</strong> 1996 (Morrison y Orlando, 1999).<br />

Ante la <strong>pobreza</strong>, los hogares y las familias implem<strong>en</strong>tan variadas estrategias de aprovechami<strong>en</strong>to<br />

de sus activos y de sus patrones de gastos (Moser, 1998). Sin embargo, <strong>en</strong> la implem<strong>en</strong>tación<br />

de estas estrategias, las desigualdades de género podrían resultar <strong>en</strong> una mayor <strong>pobreza</strong> de las<br />

mujeres, <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>tido más amplio. Según Bradshaw y Linneker (2003), esto se podría manifestar<br />

de varias maneras, lo que se analiza a continuación:<br />

1. El trabajo de las mujeres g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te recibe m<strong>en</strong>or ingreso que el de los hombres 20 . El<br />

estudio panel 21 de FIDEG (Agurto et al, 2008) muestra que los ingresos (mediana del ingreso<br />

m<strong>en</strong>sual de los ocupados) de las mujeres ha sido m<strong>en</strong>or a lo largo del período 1998-2006.<br />

Por otra parte, el ingreso medio salarial de las mujeres es m<strong>en</strong>or que el de los hombres, pero<br />

19 Hay que reconocer la necesidad del hombre jefe de gastar <strong>en</strong> bi<strong>en</strong>es y servicios relevantes a su propia id<strong>en</strong>tidad masculina<br />

e incluso para poder mant<strong>en</strong>er su propio capital social que le permita insertarse mejor <strong>en</strong> le mercado laboral (Chant, 2003). Es de<br />

esperar que el deterioro de esta capacidad de gasto afecta a todos los miembros del hogar y am<strong>en</strong>aza su sost<strong>en</strong>ibilidad.<br />

20 Ver también sección de análisis de empleo e ingresos más adelante.<br />

21 Los ingresos fueron estimados por FIDEG <strong>en</strong> córdobas nominales y se consideran totales, incluy<strong>en</strong>do los g<strong>en</strong>erados por la<br />

actividad principal, por v<strong>en</strong>ta o autoconsumo de productos de agro exportación y no tradicionales, por v<strong>en</strong>ta de bi<strong>en</strong>es y equipos<br />

y otros ingresos como transfer<strong>en</strong>cias del Estado, remesas, alquileres, <strong>en</strong>tre otros.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

27<br />

%
<br />

90
<br />

80
<br />

70
<br />

60
<br />

50
<br />

40
<br />

30
<br />

20
<br />

10
<br />

0
<br />

la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eral ha sido al increm<strong>en</strong>to de la brecha <strong>en</strong> todos los años de instrucción<br />

<strong>en</strong> las zonas urbanas, con excepción de los niveles de 4-6 años de escolaridad (ver Gráfico<br />

5, y Tabla A-8 <strong>en</strong> Anexo). Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia parecería estar revirtiéndose últimam<strong>en</strong>te, según<br />

datos de Agurto et al (2008), para el período 1998-2006, para las categorías educativas<br />

de universidad, técnico, secundaria y ninguno, con la excepción del increm<strong>en</strong>to marginal<br />

para el caso del nivel primario. Finalm<strong>en</strong>te, las mujeres ti<strong>en</strong><strong>en</strong> más responsabilidad <strong>en</strong><br />

el total de actividades no remuneradas <strong>en</strong> el hogar, incluy<strong>en</strong>do el cuidado de los niños<br />

y niñas (hasta al m<strong>en</strong>os el 80%, aunque la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia no es a increm<strong>en</strong>tarse), tal como<br />

lo reflejan los estudios de uso de tiempo (ver Espinosa, 2008b y Dijkstra, 2007b). Esta<br />

desigualdad implica que las mujeres ti<strong>en</strong><strong>en</strong> m<strong>en</strong>ores oportunidades para desempeñar<br />

trabajo remunerado, y si además se toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que permanece invisible su sobrecarga<br />

de trabajo no remunerado, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> m<strong>en</strong>os tiempo libre y horas sueño (Dijkstra, 2007a, b).<br />

Gráfico
5
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Brecha
de
género
salario
medio
según
años
de
<br />

instrucción
<br />

G<strong>en</strong>eral
<br />

1993
<br />

0‐3
años
<br />

1998
<br />

4‐6
años
 7‐9
años
<br />

2001
<br />

10‐12
años
 13
años
y
<br />

más
<br />

Elaboración
propia.
Ver
Tabla
A‐8.
<br />

2. Con relación a<br />

la capacidad de tomar<br />

decisiones, <strong>en</strong> el estudio de<br />

panel (período 2003-6), los<br />

datos de FIDEG (Agurto et, al<br />

2008) muestran que los jefes<br />

de hogares compart<strong>en</strong> con sus<br />

cónyuges la mayoría de las<br />

decisiones de la vida familiar<br />

(más del 64%), aunque ha<br />

habido una reducción marginal<br />

<strong>en</strong> el tiempo <strong>en</strong> la mitad de<br />

estas decisiones, mi<strong>en</strong>tras que<br />

la otra mitad de las decisiones<br />

están si<strong>en</strong>do transferidas al cónyuge, especialm<strong>en</strong>te las relacionadas a la alim<strong>en</strong>tación,<br />

la salud y el uso de anticonceptivos. Las jefas de hogar, por su parte, toman ellas solas al<br />

m<strong>en</strong>os el 53% de todas sus decisiones y el resto las compart<strong>en</strong> más con otros miembros<br />

del hogar, mi<strong>en</strong>tras que con sus cónyuges <strong>en</strong> el 2006 compartían más que <strong>en</strong> el 2003<br />

algunas decisiones (especialm<strong>en</strong>te salud y educación de los niños), aunque compart<strong>en</strong><br />

m<strong>en</strong>os otras (especialm<strong>en</strong>te la alim<strong>en</strong>tación y el llevar a los niños al doctor). Las jefas<br />

han t<strong>en</strong>dido a increm<strong>en</strong>tar el grado con el que compart<strong>en</strong> la toma de la mitad de estas<br />

decisiones 22 , con la excepción de las relacionadas al manejo del crédito y del ahorro, que<br />

para 2006 ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a tomarlas más solam<strong>en</strong>te ellas.<br />

3. Resulta muy significativo, para un período más largo (1999-2006), que el estudio de FIDEG<br />

(Agurto et al, 2008) muestra que el hombre tomaba <strong>en</strong> promedio el 54% aproximadam<strong>en</strong>te<br />

de todas las decisiones relacionadas con los recursos familiares, mi<strong>en</strong>tras que al final del<br />

período tomaba el 52%; <strong>en</strong> este período, sin embargo, sobresale el hecho que mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong><br />

22 Esto podría estar relacionado con la edad de los hijos u otros miembros del hogar (com<strong>en</strong>tario del equipo revisor de este<br />

estudio).


28 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

1999 compartía al m<strong>en</strong>os el 20% de todas estas decisiones, <strong>en</strong> 2006 compartía al m<strong>en</strong>os<br />

el 23% (al mismo tiempo que disminuía el peso de las decisiones delegadas a la cónyuge),<br />

sobresali<strong>en</strong>do un sustancial increm<strong>en</strong>to (de 5 a más puntos porc<strong>en</strong>tuales) del grado con<br />

el que comparte las decisiones relacionadas a la v<strong>en</strong>ta de sus productos, las inversiones y,<br />

especialm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> qué gastar el dinero (36.8% <strong>en</strong> 2006)<br />

4. Las mujeres parec<strong>en</strong> estar tomando cada vez más decisiones (las que no necesariam<strong>en</strong>te<br />

serían <strong>en</strong> su b<strong>en</strong>eficio propio). Una muestra de esto es el grado de uso de anticonceptivos,<br />

el que “aproxima parcialm<strong>en</strong>te el poder de decisión de las mujeres vis-à-vis el de los<br />

hombres, y <strong>en</strong> particular es un indicador de la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo”<br />

Dijkstra (2007b). La tasa de preval<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el uso de cualquier método anticonceptivos<br />

<strong>en</strong> mujeres casadas de 15 a 49 años, ha ido increm<strong>en</strong>tando de 54.5% <strong>en</strong> 1993, a 60.3% y<br />

68.6% <strong>en</strong> 1998 y 2001 23 , respectivam<strong>en</strong>te.<br />

5. En cuanto a los indicadores de educación, el C<strong>en</strong>so 2005 reporta una tasa de analfabetismo<br />

<strong>en</strong> mayores de seis años de 23.7% (37.6 % <strong>en</strong> la población rural), la asist<strong>en</strong>cia de niños a la<br />

escuela <strong>en</strong>tre los 5 y 14 años es del 78% <strong>en</strong> áreas urbanas y 68 % <strong>en</strong> rurales y únicam<strong>en</strong>te<br />

el 21% de la población mayor de 10 años ha aprobado 6 años <strong>en</strong> la escuela (es decir la<br />

primaria completa). En el rango de edad 10-19 años la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eral ha sido caer <strong>en</strong><br />

un estado de analfabetismo funcional, lo que conduce a que el mercado laboral ti<strong>en</strong>da<br />

a crecer <strong>en</strong> empleos más bi<strong>en</strong> de bajos ingresos y mala calidad: maquila, servicios como<br />

seguridad, limpieza, asalariado rural e integración al sector informal de la economía.<br />

Tabla 11<br />

Tasas estimadas de analfabetismo de la población por sexo, 1980-2005<br />

Año 15 a 24 años (%) 15 a más años (%)<br />

Total Hombre Mujer Total Hombre Mujer<br />

1980 35.3 35.6 34.9 41.2 41.0 41.4<br />

1990 31.8 32.3 31.3 37.3 37.3 37.2<br />

1995 30.1 30.6 29.5 35.4 35.5 35.2<br />

2000 28.4 29.0 27.7 33.5 33.8 33.3<br />

2005 26.8 27.5 26.1 31.9 32.2 31.6<br />

Fu<strong>en</strong>te: UNESCO Institute for Statistics, Revisión de Julio 2002<br />

http://www.uis.unesco.org/TEMPLATE/html/Exceltables/education/<br />

Desde el punto de vista de la equidad de género, <strong>en</strong> la Tabla 11 se puede observar que desde 1980<br />

existe una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia decreci<strong>en</strong>te de las tasas de analfabetismo 24 tanto de las m<strong>en</strong>ores jóv<strong>en</strong>es<br />

(15-24 años) como de todas las mayores de 15 años, estando la brecha de género a favor de<br />

las mujeres jóv<strong>en</strong>es y la situación es pareja <strong>en</strong> el caso de hombre y mujeres de 15 años o más.<br />

23 Fu<strong>en</strong>te: DENU (División de Estadística de las Naciones Unidas), base de datos de indicadores de los ODM.<br />

24 Las desigualdades de género <strong>en</strong> materia de analfabetismo se agudizan <strong>en</strong>tre la población indíg<strong>en</strong>a.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

29<br />

Esto último aunado al hecho de que las tasas son mayores <strong>en</strong> el caso de las mujeres mayores<br />

de 15 años, lo que indicaría que qui<strong>en</strong>es están <strong>en</strong> la etapa productiva y reproductiva se están<br />

b<strong>en</strong>eficiando más de la educación y, por lo tanto, podrían estar increm<strong>en</strong>tando su autonomía así<br />

como la calidad de su trabajo de cuido de los miembros del hogar, especialm<strong>en</strong>te de los niños.<br />

Esta mejoría <strong>en</strong> términos educativos podría estar contribuy<strong>en</strong>do a la explicación del avance relativo<br />

de las mujeres <strong>en</strong> algunos indicadores, tales como, la mejor posición relativa con relación a la<br />

<strong>pobreza</strong> que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los hogares con jefas; la reducción de la fecundidad; la mayor participación <strong>en</strong><br />

la toma de decisiones reportadas anteriorm<strong>en</strong>te y posiblem<strong>en</strong>te del empleo de miles de mujeres<br />

(jefes o no de hogares) <strong>en</strong> las zonas francas, como se verá mas adelante, y <strong>en</strong> el sector terciario<br />

<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral. Estas circunstancias v<strong>en</strong>drían a validar los efectos positivos de la educación de la<br />

madre <strong>en</strong> la salud, nutrición y educación de los hijos e hijas y, por <strong>en</strong>de, sobre la disminución de<br />

los factores asociados a la <strong>pobreza</strong>, que han sido reportados por algunos estudios, especialm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> el caso de América Latina (ver Milosavljvic, 2007).<br />

Las desigualdades<br />

de género descritas<br />

a n t e r i o r m e n t e ,<br />

también ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que<br />

ver con factores<br />

culturales (imag<strong>en</strong> de<br />

hombres y mujeres,<br />

machismo), con el<br />

grado de autonomía<br />

de las mujeres sobre su<br />

propia vida y su cuerpo<br />

Índice de desarrollo<br />

relativo al género<br />

(IDG)<br />

Tabla 12<br />

<strong>Nicaragua</strong>: IDG y sus compon<strong>en</strong>tes, 2007.<br />

Esperanza de<br />

vida al nacer<br />

(años)<br />

2005<br />

Tasa de alfabetización<br />

<strong>en</strong> adultos a<br />

(% de personas de<br />

15 años y mayores)<br />

1995–2005<br />

Tasa de matriculación<br />

bruta combinada <strong>en</strong><br />

educación primaria,<br />

secundaria y terciaria b<br />

(salud reproductiva y sexual, aus<strong>en</strong>cia de viol<strong>en</strong>cia sexual y familiar), y con su poder político.<br />

Las desigualdades g<strong>en</strong>eradas por estos factores, según el paradigma de Desarrollo Humano del<br />

PNUD, pres<strong>en</strong>tan ocho dim<strong>en</strong>siones: id<strong>en</strong>tidad y cultura, autonomía del cuerpo, autonomía <strong>en</strong> el<br />

hogar, poder político; servicios sociales como educación y salud; medios de producción como<br />

tierra y crédito; empleo e ingresos, y tiempo libre y sueño; estas dim<strong>en</strong>siones son reflejadas<br />

<strong>en</strong> los Índices de Desarrollo relacionados con Género (IDG) y de Pot<strong>en</strong>ciación de Género (IPG) 25 ,<br />

los que han sido propuestos, calculados y mejorados desde 1995 (Dijkstra, 2002, 2007a,b; PNUD<br />

Informe DH, 2002, 2007).<br />

En la Tabla 12 se puede observar que el IDG de <strong>Nicaragua</strong> es 99, el cual hace perder puntos<br />

respecto al IDH (-2). En todos los países del mundo, el IDG es inferior al IDH, lo que significa que<br />

25 Dado que los índices IDH e IPH no t<strong>en</strong>ían un compon<strong>en</strong>te de género, el PNUD construyó el Índice de Desarrollo Relativo al<br />

Género (IDG) <strong>en</strong> 1995 (desde <strong>en</strong>tonces lo vi<strong>en</strong>e perfeccionando) y el Índice de Pot<strong>en</strong>ciación de Género (IPG) a fin de visibilizar la<br />

inequidad de género (Chant, 2003, Bardhan y Klas<strong>en</strong>, 1999; FNUAP, 2002). El ajuste del IDH consiste <strong>en</strong> considerar las disparidades<br />

de género <strong>en</strong> los tres indicadores principales que compon<strong>en</strong> el IDH: i) ‘longevidad’ (esperanza de vida del hombre y de la mujer<br />

al nacer), ii) ‘conocimi<strong>en</strong>tos’ (tasas de alfabetización de hombres y mujeres, y tasas de matriculación de hombres y mujeres <strong>en</strong><br />

primaria, secundaria y terciaria combinadas), y iii) ‘nivel de vida decoroso’ (ingreso estimado del hombre y de la mujer, reflejo del<br />

control del hombre y de la mujer sobre los recursos) (PNUD 2002: 23). El IPG no se ha podido construir para <strong>Nicaragua</strong> por falta<br />

de datos, ver Anexo.<br />

(%)<br />

2005<br />

Ingreso percibido<br />

estimado c<br />

(PPA <strong>en</strong> US$)<br />

2005<br />

Clasificación Valor Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres<br />

Clasificación<br />

según<br />

el IDH,<br />

m<strong>en</strong>os la<br />

clasificación<br />

según<br />

el IDG d<br />

99 0,696 75,0 69,0 76,6 76,8 72 70 1.773 h 5.577 h -2<br />

Fu<strong>en</strong>te: PNUD Informe DH2007<br />

Notas a, b, c, d y h pued<strong>en</strong> ser vistas <strong>en</strong> el Informe.


30 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

la inequidad de género se observa <strong>en</strong> todas partes, aunque <strong>en</strong> distinta medida y <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes<br />

formas. Sin embargo, convi<strong>en</strong>e aquí hacer algunas observaciones respecto a la ceguera de<br />

género que todavía ti<strong>en</strong>e el IDG. En primer lugar (ver Kabeer, 2003), los datos utilizados sobre<br />

los ingresos de las mujeres respecto de los ingresos de los hombres se restring<strong>en</strong> usualm<strong>en</strong>te a<br />

la remuneración del sector formal y especialm<strong>en</strong>te a la del sector público (<strong>en</strong> el que los salarios<br />

son establecidos administrativam<strong>en</strong>te y no de manera competitiva). Sin embargo, <strong>en</strong> el caso de<br />

<strong>Nicaragua</strong> los datos incluy<strong>en</strong> todos los ingresos por trabajo no agrícola, lo que incluye al sector<br />

formal e informal. Es más, las actividades económicas de las mujeres <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> se realizan<br />

<strong>en</strong> gran medida <strong>en</strong> el sector informal, el que usualm<strong>en</strong>te se caracteriza por m<strong>en</strong>ores ingresos<br />

laborales, precariedad, débiles instituciones y capacidades organizativas de las mismas mujeres<br />

para poder superar las desigualdades salariales de género (especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el ámbito rural y<br />

agrícola). No obstante, hay que tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que los datos no han sido estandarizados<br />

según las habilidades a pesar que exist<strong>en</strong> desigualdades de género <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido. Además, el<br />

IDG tampoco considera el aporte de la mujer mediante su trabajo reproductivo no remunerado<br />

(Chant, 2003), como el cuido de niños y niñas, el que es fundam<strong>en</strong>tal para aprovechar los activos<br />

disponibles que le permitan a los hogares <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la <strong>pobreza</strong>.<br />

La situación de <strong>pobreza</strong>, distribución de ingresos e inequidad de género descrita <strong>en</strong> las secciones<br />

anteriores, no muestra un panorama de deterioro sistemático de la situación de las mujeres, más<br />

bi<strong>en</strong> hay evid<strong>en</strong>cias de mejorías. Sin embargo, desde el punto de vista cualitativo y subjetivo, la<br />

situación no es la misma. Este hallazgo es naturalm<strong>en</strong>te, el resultado de múltiples factores macro,<br />

meso y micro, nacionales e internacionales, que se han estado interrelacionando a partir de 1990<br />

(algunos incluso estando vig<strong>en</strong>tes desde mucho antes, como el de la transición demográfica).<br />

En la sigui<strong>en</strong>te sección se aborda uno de ellos: el de las relaciones de género <strong>en</strong> el mercado de<br />

trabajo. Posteriorm<strong>en</strong>te se revisarán las políticas públicas más relevantes, específicam<strong>en</strong>te, las<br />

políticas de apertura económica, comercial y de empleo, que al afectar sobretodo la estructura<br />

productiva (según su exposición difer<strong>en</strong>ciada al comercio internacional), el empleo y los ingresos,<br />

incid<strong>en</strong> sobre la <strong>pobreza</strong> y la desigualdad de género.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

31<br />

5.Género y empleo<br />

5.1. La inserción laboral de las mujeres, más pero no mejores empleos<br />

En esta sección se hace un<br />

análisis a nivel meso de la<br />

economía nacional, tratando de<br />

id<strong>en</strong>tificar el comportami<strong>en</strong>to<br />

de la inserción de hombres y<br />

mujeres <strong>en</strong> el mercado laboral<br />

del país<br />

La Tabla A-9 <strong>en</strong> Anexo, pres<strong>en</strong>ta<br />

las estadísticas sobre el mercado<br />

de trabajo, desagregado por<br />

sexo, prácticam<strong>en</strong>te para todo<br />

el período 1990-2005, objeto de<br />

este estudio 26 . A partir de estos<br />

datos se elaboraron los gráficos<br />

sigui<strong>en</strong>tes; la PEA del país <strong>en</strong><br />

el 2005 estaba estructurada<br />

de la sigui<strong>en</strong>te manera: 64.8%<br />

hombres y 35.2% mujeres;<br />

56.6% urbano y 43.4% rural; el<br />

3.8% declaraba ser indíg<strong>en</strong>as.<br />

Desde un punto de vista<br />

dinámico, la PEA y las tasas netas<br />

de participación (TNP) 27 (sobre<br />

la PET 28 ), conocidas como tasas<br />

100<br />

90<br />

80<br />

70<br />

60<br />

% 50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

Brecha área PEI<br />

Gráfico 6: <strong>Nicaragua</strong>: Dinámica empleo 1993-2005<br />

1993 1998 2001 2005<br />

TNP Nacional TNP Urbano TNP Rural TO Nacional<br />

TO Urbano TO Rural TD Nacional TD Urbano<br />

TD Rural TNPM Nacional TOM Nacional TDM Nacional<br />

Fu<strong>en</strong>te: Fu<strong>en</strong>te:Elaboración propia propia, a partir a partir de datos de datos de las de EMNV. las EMNV. Ver Anexo Ver Anexo Tabla Tabla A-9 A-9<br />

Tasas<br />

Ocupación<br />

Dispersión TNP<br />

Tasas<br />

Desocupación<br />

26 Las cifras de 1993 estaría reflejando las políticas públicas y circunstancias externas e internas del mercado de trabajo al<br />

m<strong>en</strong>os desde 1990.<br />

27 La proporción de la PEA sobre toda la población (tasa bruta) o sobre la población <strong>en</strong> edad de trabajar (tasa neta), indica la<br />

amplitud relativa de la mano de obra disponible para la producción de bi<strong>en</strong>es y servicios.<br />

28 INIDE, <strong>en</strong> las EMNV, considera a las personas de 10 años a más como la población <strong>en</strong> edad de trabajar (PET). Dado que<br />

la Constitución de <strong>Nicaragua</strong> establece la educación primaria obligatoria, los niños deberían asistir a un c<strong>en</strong>tro de estudios hasta<br />

los 12 años; de igual manera, el Código de la Niñez y la Adolesc<strong>en</strong>cia y el Ministerio del Trabajo establec<strong>en</strong> los 14 años como la


32 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

de “actividad” o de “participación”, han ido creci<strong>en</strong>do desde 1993, a medida que ha crecido la<br />

población del país (las líneas que repres<strong>en</strong>tan a estas tasas <strong>en</strong> el Gráfico 6 se pued<strong>en</strong> observar<br />

a la mitad del mismo). La tasa de participación (TNP nacional) llegó a mejorar hasta 11 puntos<br />

porc<strong>en</strong>tuales de 1993 (46.4%) al 2001 (57.5%), debido fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te al comportami<strong>en</strong>to de<br />

la población fem<strong>en</strong>ina, aunque se redujo <strong>en</strong> 2.5 puntos para 2005 29 (55%) 30 . Este comportami<strong>en</strong>to<br />

fue el mismo <strong>en</strong> todas las áreas de resid<strong>en</strong>cia (urbano y rural). Este increm<strong>en</strong>to cuantitativo<br />

de la oferta de trabajo ha ido <strong>en</strong>contrando empleo, aunque con algunas particularidades y no<br />

necesariam<strong>en</strong>te de calidad, especialm<strong>en</strong>te con relación a las mujeres. Por un lado, el peso de la<br />

población económicam<strong>en</strong>te inactiva (PEI) 31 <strong>en</strong> las áreas urbanas y rurales ha mostrado (líneas <strong>en</strong><br />

medio del Gráfico) fluctuaciones que, sin embargo, no han resultado <strong>en</strong> cambios significativos de<br />

sus niveles de 2005 respecto a los de 1993 (aunque <strong>en</strong> el 2005 la brecha fue de hasta 20 puntos<br />

porc<strong>en</strong>tuales), tampoco de la brecha <strong>en</strong>tre el peso relativo mayor de la PEI urbana respecto<br />

a la rural (ver línea vertical izquierda del Gráfico 6). Por otro lado, también se puede observar<br />

(líneas <strong>en</strong> la parte superior del Gráfico 6) el sost<strong>en</strong>ido increm<strong>en</strong>to de la tasa global de ocupación,<br />

habiéndose acelerado del 2001 al 2005, <strong>en</strong> ambas áreas de resid<strong>en</strong>cia 32 ; lógicam<strong>en</strong>te, la tasa de<br />

desempleo abierto 33 ha caído sost<strong>en</strong>idam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> promedio <strong>en</strong> 8.3 puntos porc<strong>en</strong>tuales <strong>en</strong>tre<br />

todas las áreas de resid<strong>en</strong>cia, destacándose el área urbana <strong>en</strong> más de 10 puntos porc<strong>en</strong>tuales.<br />

En este contexto, el desempeño de algunos de los indicadores correspondi<strong>en</strong>tes a las mujeres<br />

se ha acercado al patrón de comportami<strong>en</strong>to nacional; las tasas de ocupación y de desempleo<br />

de las mujeres a nivel nacional, incluso la tasa de desempleo de las mujeres <strong>en</strong> el área rural, se<br />

han mant<strong>en</strong>ido d<strong>en</strong>tro del rango g<strong>en</strong>eral (hombres y mujeres). Sin embargo, las tasas netas de<br />

participación, tanto a nivel nacional como rural (que es la más baja), aunque sigui<strong>en</strong>do el patrón<br />

g<strong>en</strong>eral, toman valores mucho m<strong>en</strong>ores que los globales, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do la dispersión (ver línea<br />

vertical derecha <strong>en</strong> el Gráfico 6); es decir, las mujeres, muy probablem<strong>en</strong>te como una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

de largo plazo y de naturaleza estructural 34 , están ingresando al mercado laboral al mismo ritmo<br />

que la dinámica global de la fuerza de trabajo, contribuy<strong>en</strong>do al increm<strong>en</strong>to de la PEA, pero no<br />

logran acercarse a los niveles g<strong>en</strong>erales del país.<br />

edad mínima a partir de la cual está permitido ingresar al mercado laboral. La PET debería por lo tanto estar conformada por las<br />

personas de 14 años a más. El tema del trabajo infantil es usualm<strong>en</strong>te objeto de estudio específico y <strong>en</strong> este trabajo se adopta la<br />

definición PET de INIDE.<br />

29 La PET creció más rápidam<strong>en</strong>te. Sin embargo, como también ha sido reconocido oficialm<strong>en</strong>te, hay que tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />

que el levantami<strong>en</strong>to de la información de las ENMV de 1998, 2001 y 2005 se realizaron al inicio del invierno lluvioso, cuando la<br />

población estaría más activa, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sector agrícola. Ver INIDE 2007 y 2005.<br />

30 La <strong>en</strong>cuesta panel de FIDEG (Agurto et al 2008) muestra una caída de la tasa global de participación desde 1998 hasta<br />

2006, sólo que mucho más drástica, pasando de un tasa 4 puntos porc<strong>en</strong>tuales mayor a una tasa que era 8 puntos m<strong>en</strong>or que las<br />

tasas oficiales, aunque con algunas fluctuaciones.<br />

31 Ahora conocido como población no económicam<strong>en</strong>te activa (NPEA).<br />

32 Según Trejos (2004), las zonas urbanas de las regiones de base rural es donde se han creado empleos netos con mayor<br />

int<strong>en</strong>sidad (la región Atlántica es la más dinámica.<br />

33 Dada la necesidad apremiante de t<strong>en</strong>er algún ingreso <strong>en</strong> un país con altos niveles de <strong>pobreza</strong> y dado que la seguridad<br />

social es un elem<strong>en</strong>to clave <strong>en</strong> la definición de trabajo formal y éste no prevalece, el valor interpretativo de esta tasa relativam<strong>en</strong>te<br />

no es muy importante, ameritando más bi<strong>en</strong> una revisión profunda del subempleo y de la precariedad del trabajo (ver Monroy<br />

2008).<br />

34 Ver sección sobre demografía.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

33<br />

El increm<strong>en</strong>to de las tasas de ocupación se dio mediante un proceso que involucró <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a<br />

parte un traspaso de trabajadores y trabajadoras del sector público al privado (informal). Esto se<br />

debió principalm<strong>en</strong>te a la drástica reducción del empleo público, especialm<strong>en</strong>te del empleo <strong>en</strong><br />

las empresas públicas estatales como producto de la política de privatización (ver capítulo más<br />

adelante). A manera de ejemplo, <strong>en</strong> la Tabla 13 se puede observar que durante el período 1990-<br />

2002 (administraciones Chamorro y Alemán) el empleo público total cayó <strong>en</strong> 71.7%. Este proceso,<br />

sin embargo, involucró también una disminución de las relaciones salariales contractuales y el<br />

crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido del sector informal, como se verá más adelante.<br />

Tabla 13<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Evolución del Empleo Público, 1990-2002.<br />

Sector 1990 1991 1992 1994 1996 1998 2000 2002 Cambio<br />

Público (Gobierno C<strong>en</strong>tral +<br />

empresas públicas)<br />

A Diciembre de cada año<br />

218,703 n/d 120,224 101,164 88,886 85,231 76,715 61,828<br />

90-02:<br />

-71.7%<br />

91-02:<br />

Gobierno C<strong>en</strong>tral (Excluye<br />

n/d 64,043 60,364 57,168 50,686 48,227 44,092 41,875<br />

Gobernación y Def<strong>en</strong>sa)<br />

-34.6%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Tomado de Fernández-Pacheco (2004), <strong>en</strong> base a cifras de Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Nicaragua</strong>, Ger<strong>en</strong>cia de Estudios<br />

Económicos y MHCP<br />

A pesar de este desempeño global positivo de la inserción laboral, <strong>en</strong> los mismos términos<br />

cuantitativos (ver Tabla A-9 <strong>en</strong> Anexo), el esc<strong>en</strong>ario muestra un sesgo sistemático <strong>en</strong> contra de<br />

las mujeres cuando se comparan los indicadores de los hombres y las mujeres a nivel nacional,<br />

y también por área de resid<strong>en</strong>cia. En el Gráfico 7 se puede observar que si bi<strong>en</strong> desde 1993 el<br />

patrón de comportami<strong>en</strong>to de todas las tasas de las mujeres ha sido el mismo que el de los<br />

hombres, los niveles de aquellas se han mant<strong>en</strong>ido consist<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> valores que muestran<br />

una m<strong>en</strong>or inserción de la fuerza de trabajo de las mujeres. En especial se destaca (línea vertical<br />

derecha) el sost<strong>en</strong>ido sesgo de más de 30 puntos porc<strong>en</strong>tuales de las tasas netas de participación<br />

a favor de los hombres.<br />

Además, las mujeres están participando más <strong>en</strong> el mercado de trabajo, lo que ti<strong>en</strong>e un impacto <strong>en</strong><br />

la división sexual del trabajo, pero todavía no logran llegar ni siquiera a los niveles de participación<br />

de los hombres de 1993 y su tasa neta de participación empieza a mostrar una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a<br />

disminuir (también la de los hombres). Por otro lado, el sesgo a favor de los hombres es aún<br />

mayor; se ha aum<strong>en</strong>tado el peso relativo de las mujeres <strong>en</strong> la PEI total, llegando a ser más del<br />

doble del peso relativo de los hombres <strong>en</strong> la PEI (línea vertical izquierda). Es decir, más mujeres<br />

están <strong>en</strong>trando al mercado de trabajo, pero son los hombres qui<strong>en</strong>es percib<strong>en</strong>, y/o apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, relativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>os dificultades de <strong>en</strong>contrarlo (ver análisis de la PEI adelante).<br />

La subutilización (desempleo más subempleo) de la mano de obra a nivel nacional pasó de ser<br />

una cuarta parte <strong>en</strong> el 2001 hasta casi el 48% <strong>en</strong> el 2005. Profundizando <strong>en</strong> sus compon<strong>en</strong>tes, se<br />

destacan algunas características según el sexo de los trabajadores. El subempleo g<strong>en</strong>eral (y por<br />

lo tanto de exclusión social, precarización de las condiciones del empleo y de subutilización de


34 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

las habilidades y capacidades técnicas y<br />

profesionales de la fuerza de trabajo),<br />

por ejemplo, no aum<strong>en</strong>tó su int<strong>en</strong>sidad<br />

<strong>en</strong> el período 1993-2001, sin embargo,<br />

afectaba más a los hombres y era mayor<br />

<strong>en</strong>tre las mujeres que <strong>en</strong>tre los hombres<br />

<strong>en</strong> el área urbana y las regiones de base<br />

más urbana, y lo opuesto <strong>en</strong> el área<br />

rural (Trejos, 2004 35 ). Por su parte, las<br />

tasas de subempleo visible llegaron a ser<br />

prácticam<strong>en</strong>te similares 36 <strong>en</strong>tre hombres<br />

y mujeres (aprox. 4.8%), aunque esto fue<br />

debido a un mayor deterioro de la tasa<br />

de los hombres. No obstante, la tasa<br />

de subempleo invisible 37 de las mujeres<br />

(10.5) era m<strong>en</strong>os de la mitad que la de los<br />

hombres (prácticam<strong>en</strong>te se deterioraron<br />

por igual <strong>en</strong> ambos casos), de tal manera<br />

que su tasa de subempleo global<br />

(15.3%) era también prácticam<strong>en</strong>te la<br />

mitad. Ahora bi<strong>en</strong>, dado que la tasa de<br />

desempleo de las mujeres (5.1%) era<br />

mayor que la de los hombres (3.9%),<br />

pero que esto no lograba comp<strong>en</strong>sar<br />

las difer<strong>en</strong>cias anteriores, la tasa de<br />

%
 Gráfico
7:
<strong>Nicaragua</strong>:
Insercion
laboral
ambos
sexos








<br />

100
<br />

1993‐2005
<br />

90
<br />

80
<br />

70
<br />

60
<br />

50
<br />

40
<br />

30
<br />

20
<br />

10
<br />

0
<br />

1993
 1998
 2001
 2005
<br />

TNP
Nacional
 TO
Nacional
 TD
Nacional
 TNPM
Nacional

<br />

TOM
Nacional
 TDM
Nacional
 TNPH
Nacional

 TOH
Nacional
<br />

TDH
Nacional
 PEIM
Nacional
 PEIH
Nacional
<br />

subutilización global de las mujeres (20.4%) era el 63% de la de los hombres <strong>en</strong> el 2005; para el<br />

2001 ambas tasas t<strong>en</strong>dían a ser similares (ver ibid).<br />

Las mujeres, después de todo, han logrado `posicionarse´ <strong>en</strong> el mercado de trabajo, desde un<br />

punto de vista cuantitativo, e incluso han contribuido de esta manera a mejorar el nivel educativo<br />

promedio de la fuerza de trabajo. Este logro ha estado correlacionado con el relativam<strong>en</strong>te<br />

mejor aprovechami<strong>en</strong>to educativo de su fuerza de trabajo <strong>en</strong> las últimas décadas. Fernández-<br />

Pacheco (2004) demostró que, para el 2000: i) mi<strong>en</strong>tras que el nivel educativo no t<strong>en</strong>ía un peso<br />

determinante <strong>en</strong> la tasa de participación de los hombres (probablem<strong>en</strong>te vinculado a su fuerte<br />

participación <strong>en</strong> el sector agropecuario <strong>en</strong> el área rural y a las actividades de construcción e<br />

Sesgo PEI<br />

Tasas<br />

Ocupación<br />

Sesgo TNP<br />

Tasas<br />

Desocupación<br />

35 Las estimaciones de la “tasa de desempleo equival<strong>en</strong>te de los ocupados con subempleo” de Trejos se basaron tanto <strong>en</strong> las<br />

EMNV como <strong>en</strong> las <strong>en</strong>cuestas de hogares urbanos del MITRAB; calculadas como porc<strong>en</strong>taje de PEA de 10 a más años.<br />

36 En el período 1993-2001 las mujeres (mayores de 15 años) t<strong>en</strong>ían las tasas de subempleo visible <strong>en</strong> el área urbana<br />

mayores aunque fluctuantes: la Tasa de Ocupados a Tiempo Parcial era 19.8% y 52.7% mayor que la de los hombres <strong>en</strong> 1993 y<br />

2001respectivam<strong>en</strong>te (Fernández-Pacheco 2004).<br />

37 El subempleo invisible, según la OIT, se refiere a situaciones laborales que limitan las capacidades y el bi<strong>en</strong>estar de los y<br />

las trabajadores por ser empleo inadecuados con relación a la utilización de las compet<strong>en</strong>cias profesionales (subutilización del<br />

capital humano), al ingreso (por insufici<strong>en</strong>te organización del trabajo, baja productividad, infraestructura inadecuada, etc.), y al<br />

establecimi<strong>en</strong>to e horarios de trabajo excesivos.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

35<br />

informales <strong>en</strong> el área urbana 38 , <strong>en</strong> el caso de las mujeres sus tasas de participación eran mayores<br />

a mayor nivel educativo (rango de 35.3% <strong>en</strong> área rural sin ningún grado educativo, hasta de 64.9%<br />

<strong>en</strong> área urbana con nivel de educación superior), <strong>en</strong> todas las áreas, incluso duplicándose <strong>en</strong>tre las<br />

que t<strong>en</strong>ían primaria incompleta, aproximadam<strong>en</strong>te 29%) y secundaria completa; y ii) las mujeres<br />

que trabajan <strong>en</strong> el sector formal e informal gozaban de niveles de educación superiores a los de<br />

los hombres. Para los años 2001 y 2005 no había difer<strong>en</strong>cia estadística significativa <strong>en</strong> los años de<br />

estudio promedio de hombres y mujeres <strong>en</strong> el área urbana (7 años), aunque <strong>en</strong> el área rural las<br />

mujeres pres<strong>en</strong>taban un promedio de años de estudio (3.7 años) significativam<strong>en</strong>te superior al<br />

de los hombres. Para el 2005 la difer<strong>en</strong>cia era de tres meses y medio a nivel nacional y dos meses<br />

y medio <strong>en</strong> el área urbana (ver Gráfico A-2 <strong>en</strong> Anexo). En ambos años y <strong>en</strong> todos los grupos de<br />

edad la proporción de mujeres matriculadas ha sido significativam<strong>en</strong>te mayor a la de los hombres,<br />

con excepción del grupo de 25 a 29 años de edad <strong>en</strong> el 2001. Por otra parte, el estudio panel de<br />

FIDEG (Agurto et al, 2008), <strong>en</strong>contró que para el 2006 los niveles educativos de la PEA de las<br />

mujeres y hombres eran casi similares, aunque las mujeres superaban a los hombres <strong>en</strong> los niveles<br />

educativos de alguna educación técnica (9.1% de total de la PEA fem<strong>en</strong>ina) y universitaria (9.8%),<br />

pero estaban por debajo <strong>en</strong> el caso de los niveles de primaria (39.6%) y secundaria (29.7%); y<br />

prácticam<strong>en</strong>te no había difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el nivel sin educación (11.4%).<br />

Estos hallazgos son parte de<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias históricas globales,<br />

además de f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os<br />

históricos-específicos como la<br />

reducción de la participación<br />

de los jóv<strong>en</strong>es <strong>en</strong> la educación<br />

formal durante el conflicto<br />

bélico de los 80, aunque hay<br />

que señalar que <strong>en</strong> esa década<br />

se amplió la cobertura de la<br />

educación, se realizó una amplia<br />

y exitosa campaña nacional de<br />

alfabetización y se impulsó la<br />

educación de adultos.<br />

%
<br />

100
<br />

90
<br />

80
<br />

70
<br />

60
<br />

50
<br />

40
<br />

30
<br />

Gráfico
8

<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Inserción
laboral
hombre
y
mujeres,
por
área
de
<br />

ubicación,
1998‐2005
<br />

Reversión de drastico increm<strong>en</strong>to sesgo TO rural<br />

Sesgo TNP urbano<br />

Desaparece sesgo<br />

TO urbano<br />

Sesgo TNP rural<br />

20
<br />

Un estudio reci<strong>en</strong>te ha estimado<br />

que <strong>Nicaragua</strong> logró cerrar la 10
<br />

1993
 1998
 2001
 2005
<br />

brecha <strong>en</strong> años de escolaridad<br />

TNPM
Urbano
 TNPM
Rural
 TOM
Urbano
 TOM
Rural
<br />

<strong>en</strong>tre hombres y mujeres para<br />

TNPH
Urbano
 TNPH
Rural
 TOH
Urbano
 TOH
Rural
<br />

la cohorte de aquellos que<br />

nacieron <strong>en</strong> 1967 (hoy ti<strong>en</strong><strong>en</strong> 41 años de edad), a un nivel de 6 años de escolaridad promedio<br />

(de tres años consecutivos), y que desde <strong>en</strong>tonces ha mant<strong>en</strong>ido un sesgo a favor de las mujeres<br />

hasta la cohorte de 1980 (hoy ti<strong>en</strong><strong>en</strong> 28 años de edad). Este logro, aunque tardío <strong>en</strong> América<br />

38 Esto estaría también vinculado al rol de proveedor económico del hogar que le asignan las concepciones de género y más<br />

concretam<strong>en</strong>te la ideología patriarcal.


36 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Latina, pero no <strong>en</strong> el istmo, está vinculado al hecho que, durante 4 décadas, desde la cohorte<br />

de 1940 (que hoy ti<strong>en</strong><strong>en</strong> 68 años) hasta la de 1980, se ha dado una caída relativa del porc<strong>en</strong>taje<br />

de mujeres sin ningún nivel educativo y con primaria incompleta, a un mejorami<strong>en</strong>to constante<br />

<strong>en</strong> el caso de t<strong>en</strong>er primaria completa y secundaria incompleta y, especialm<strong>en</strong>te, a un mayor<br />

crecimi<strong>en</strong>to relativo <strong>en</strong> el caso de t<strong>en</strong>er secundaria completa y la primera fase universitaria.<br />

(Duryea et al, 2007)<br />

Cuando se analiza <strong>en</strong> mayor detalle la oferta de trabajo de las mujeres por área de resid<strong>en</strong>cia,<br />

el panorama luce igualm<strong>en</strong>te sesgado <strong>en</strong> contra de las mujeres, pero también hay aspectos<br />

interesantes a destacar. En el Gráfico 8 se observa que la participación de las mujeres es mayor <strong>en</strong><br />

el área urbana que <strong>en</strong> la rural y <strong>en</strong> las regiones de base más urbana (ver Trejos, 2004 y Fernández-<br />

Pacheco, 2003). Sin embargo, existe una brecha creci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre las ofertas de trabajo masculina<br />

y fem<strong>en</strong>ina <strong>en</strong> el área urbana (línea vertical derecha interna <strong>en</strong> el Gráfico). También la brecha<br />

<strong>en</strong>tre ambas ofertas <strong>en</strong> el área rural ha crecido significativam<strong>en</strong>te, hasta el punto que la oferta<br />

masculina es casi 3 veces la fem<strong>en</strong>ina (línea vertical derecha externa); esto último <strong>en</strong> parte se<br />

debe a la reducción de la oferta de trabajo de las mujeres <strong>en</strong> el área rural ocurrida <strong>en</strong> el período<br />

2001-2005 (la masculina urbana también decreció <strong>en</strong> este período). <strong>Nicaragua</strong> sigue así el mismo<br />

patrón de América Latina <strong>en</strong>tre 1990 y 2005 (Ballara y Parada, 2009).<br />

Por otra parte, la magnitud y la tasa de crecimi<strong>en</strong>to de la participación laboral de las mujeres desde<br />

los 10 hasta los 74 años han sido mayores que las de los hombres <strong>en</strong> todo el período 1993-2005<br />

(ver Monroy 2008). Este increm<strong>en</strong>to de la oferta de trabajo, <strong>en</strong> términos g<strong>en</strong>erales, ha logrado<br />

<strong>en</strong>contrar empleo. Todas las tasas de ocupación han aum<strong>en</strong>tado, <strong>en</strong> ambos sexos y <strong>en</strong> las áreas<br />

urbanas y rurales (líneas horizontales <strong>en</strong> la parte superior del Gráfico 8). No obstante, aquí se han<br />

dado dos aspectos particulares. Por un lado, prácticam<strong>en</strong>te ha desaparecido la brecha de las tasas<br />

de ocupación <strong>en</strong>tre hombres y mujeres <strong>en</strong> el área urbana; por el otro, la brecha correspondi<strong>en</strong>te<br />

al área rural se ha mant<strong>en</strong>ido aunque pasó por una fase de significativo <strong>en</strong>sanchami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el<br />

período 1993-2001 para después reducirse aceleradam<strong>en</strong>te hacia el 2005, lo que <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte<br />

se debió a la caída de la oferta de trabajo fem<strong>en</strong>ina <strong>en</strong> el área rural m<strong>en</strong>cionada anteriorm<strong>en</strong>te.<br />

Esta caída podría estar correlacionada, pero no podría ser explicada totalm<strong>en</strong>te por la emigración<br />

fem<strong>en</strong>ina interna o internacional, por no haber sido significativam<strong>en</strong>te alta ni mayor que la<br />

masculina <strong>en</strong> ese mismo período, como se vio antes. Cabe <strong>en</strong>tonces preguntarse ¿qué otro factor<br />

está retray<strong>en</strong>do la disposición de la mujer rural a integrarse a la fuerza de trabajo, tanto por el<br />

lado de la oferta como de la demanda Quizá se ha establecido un límite a tal increm<strong>en</strong>to debido<br />

a la necesidad de cuido <strong>en</strong> los hogares rurales, especialm<strong>en</strong>te por el importante peso que ti<strong>en</strong>e<br />

la jefatura fem<strong>en</strong>ina, que <strong>en</strong> muchos casos recae <strong>en</strong> las abuelas.<br />

Una vía para tratar de responder a esta pregunta es analizando la composición de la PEI por sexo<br />

y área de resid<strong>en</strong>cia (ver Tabla A-10 <strong>en</strong> Anexo). En el Gráfico 9 se puede observar que, según<br />

datos de las EMNV, la participación de las mujeres estudiantes y de m<strong>en</strong>ores (de más de 10 años<br />

de edad) estudiando, ha sido siempre mayor que la de los hombres y ha fluctuado <strong>en</strong> todas<br />

las áreas de resid<strong>en</strong>cia, habi<strong>en</strong>do increm<strong>en</strong>tado ligeram<strong>en</strong>te su peso relativo <strong>en</strong> el caso de la<br />

ubicación a nivel nacional y <strong>en</strong> el área rural. Estas fluctuaciones parecerían estar correlacionadas


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

37<br />

100%
<br />

90%
<br />

80%
<br />

70%
<br />

60%
<br />

50%
<br />

40%
<br />

30%
<br />

20%
<br />

10%
<br />

0%
<br />

Gráfico
9:
<strong>Nicaragua</strong>:
PEI
por
sexo
y
área
de
ubicación,
1993‐2005
<br />

5.8
 6.1
<br />

5.4
 5.2
 6.1
<br />

5.3
 5.1
 5.5
<br />

4.5
 1
 0.9
<br />

1.1
<br />

4.5
 4.8
<br />

4
 5.2
 4
<br />

4.8
<br />

6.1
<br />

4.5
 4.6
<br />

3
<br />

5.8
<br />

7.1
<br />

25.3
<br />

25.3
<br />

32.7
 42.9
 35.1
<br />

33.3
 25.6
<br />

42.9
<br />

45
<br />

40.4
 32.9
 50.2
<br />

24.3
<br />

24.3
<br />

24.3
<br />

21.7
<br />

21.1
<br />

21.4
<br />

22.5
<br />

20
<br />

18.1
<br />

18.1
<br />

17.1
<br />

16.8
<br />

23.9
 26.5
<br />

20.4
<br />

26.5
 26.5
<br />

27
 29.6
<br />

20.4
<br />

23.1
 24.5
 26
 22.5
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

1993
 1998
 2001
 2005
<br />

P<strong>en</strong>s./jub,/r<strong>en</strong>t.
 P<strong>en</strong>/Jub/R<strong>en</strong>t
H
 Otros
In
H
 Otros
inactivos
 Ancia/incap
H
<br />

Anciana/incapacit.
 Amo
de
casa
 Ama
de
casa
 Estud/m<strong>en</strong>or
H
 Estudiante/m<strong>en</strong>or
<br />

con una mayor rotación <strong>en</strong>tre actividad y no actividad por parte de las mujeres jóv<strong>en</strong>es según<br />

el ritmo del crecimi<strong>en</strong>to económico, así como con movilidad <strong>en</strong>tre estudios y labores del hogar,<br />

tal como se da <strong>en</strong> otros países de América Latina (ver Schkolnik, 2005). Efectivam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el<br />

Gráfico 9 también se destaca el significativo crecimi<strong>en</strong>to de las “amas de casa” (mujeres que<br />

realizan trabajo domestico no remunerado) <strong>en</strong> todas las áreas (23% <strong>en</strong> promedio) llegando a<br />

repres<strong>en</strong>tar el 50% de la PEI fem<strong>en</strong>ina rural, aunque las “amas de casa” podrían estar activas <strong>en</strong><br />

el sector agrícola quedando sub registradas <strong>en</strong> esas ocupaciones; este crecimi<strong>en</strong>to coincide con<br />

el increm<strong>en</strong>to de la jefatura fem<strong>en</strong>ina de los hogares del país reportado anteriorm<strong>en</strong>te. También<br />

ha aum<strong>en</strong>tado la participación de los hombres que realizan trabajo domestico no remunerado,<br />

aunque sigue si<strong>en</strong>do una categoría con muy poco peso. Por otra parte, la participación de las<br />

ancianas e incapacitadas ha fluctuado, dándose sin embargo, un increm<strong>en</strong>to del 20% de su peso<br />

relativo <strong>en</strong> el área urbana, mant<strong>en</strong>iéndose siempre superior a la participación del hombre <strong>en</strong><br />

esta categoría, lo que es coher<strong>en</strong>te con el comportami<strong>en</strong>to de las variables demográficas de vejez<br />

y esperanza de vida. Tal parece que la feminización de la PEI, si<strong>en</strong>do una consecu<strong>en</strong>cia de los<br />

roles de género asignados a las mujeres, estaría indicando que el mercado del trabajo ya se está<br />

acercando al límite “natural” de la oferta de trabajo fem<strong>en</strong>ino ante las creci<strong>en</strong>tes necesidades de<br />

cuido infantil, personas , ancianas, discapacitadas y otros <strong>en</strong> los hogares del país, así como de las<br />

mayores demandas de educación para los niños y niñas, pero también por parte de las mujeres<br />

mismas.


38 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Respecto a la inserción laboral de las mujeres (ver Tabla A-9 y Gráfico 10 <strong>en</strong> Anexo), cabe<br />

preguntarse ¿<strong>en</strong> qué se ocupan y bajo qué categoría ocupacional vis-a-vis los hombres, las<br />

ocupaciones no calificadas son las que han increm<strong>en</strong>tado y luego bajaron marginalm<strong>en</strong>te sus<br />

pesos relativos <strong>en</strong>tre todas las ocupaciones realizadas por las mujeres (con excepción del área<br />

rural), pero esas ocupaciones increm<strong>en</strong>taron mucho más <strong>en</strong>tre los hombres de 1993 a 1998 y<br />

han alcanzado un peso de por lo m<strong>en</strong>os más del doble que el de las mujeres, hasta cuatro veces<br />

<strong>en</strong> el área rural.<br />

En g<strong>en</strong>eral, sin embargo, <strong>en</strong> la PEA se han ido reduci<strong>en</strong>do marginalm<strong>en</strong>te los altos niveles de<br />

las ocupaciones no calificadas desde 1998, aunque con un sesgo de género, como resultado<br />

prácticam<strong>en</strong>te de la reducción <strong>en</strong> el caso de los hombres. Este negativo esc<strong>en</strong>ario laboral, que<br />

constituye una seria limitante para el increm<strong>en</strong>to de la producción y de la productividad y por<br />

<strong>en</strong>de de los ingresos reales de los trabajadores, ha sido sólo parcialm<strong>en</strong>te comp<strong>en</strong>sado por el<br />

increm<strong>en</strong>to marginal de las ocupaciones agropecuarias y pesqueras <strong>en</strong>tre los hombres después<br />

de una estrepitosa caída de 1993 a 1998; mi<strong>en</strong>tras que las mujeres no han logrado insertarse <strong>en</strong><br />

éstas. Este tipo de labor, no calificada y agropecuaria-pesquera, da cu<strong>en</strong>ta de al m<strong>en</strong>os el 70% de<br />

las ocupaciones rurales, predominando el peso relativo <strong>en</strong> los hombres.<br />

Cuando se consideran adicionalm<strong>en</strong>te las de servicios comerciales y de oficiales, operarios y<br />

artesanos, se logra dar cu<strong>en</strong>ta de aproximadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> promedio el 70% de las ocupaciones <strong>en</strong><br />

el área urbana. Pero aquí, de nuevo se puede observar difer<strong>en</strong>cias de género: desde 1993 los<br />

oficios de las mujeres <strong>en</strong> servicios comerciales, han t<strong>en</strong>ido un peso relativo mayor para ellas que<br />

<strong>en</strong> el caso de los hombres y m<strong>en</strong>or que ellos <strong>en</strong> el caso de las funciones de operarios y artesanos.<br />

Además, <strong>en</strong>tre las mujeres crecieron las primeras, pero prácticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el 2005 regresaron a<br />

su peso relativo de 1993, con excepción de un crecimi<strong>en</strong>to del 20% <strong>en</strong> el área urbana; mi<strong>en</strong>tras<br />

que <strong>en</strong> el caso de estas últimas se dio un crecimi<strong>en</strong>to del 59% <strong>en</strong> el área rural <strong>en</strong>tre las mujeres.<br />

En el caso de los hombres, las primeras ocupaciones crecieron <strong>en</strong> todas las áreas especialm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> el área urbana (45%), y las últimas decrecieron <strong>en</strong> todas, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la urbana (48%).<br />

También se ha disminuido el peso relativo de las usualm<strong>en</strong>te mejor pagadas como las técnicas<br />

y profesionales del nivel medio, <strong>en</strong>tre las mujeres, <strong>en</strong> todas las áreas, pero las mujeres han<br />

mant<strong>en</strong>ido a su favor una brecha de aproximadam<strong>en</strong>te un punto porc<strong>en</strong>tual con relación a los<br />

hombres.<br />

El increm<strong>en</strong>to de la oferta de trabajo de las mujeres ha <strong>en</strong>contrado fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te<br />

ocupaciones no calificadas y de servicios comerciales <strong>en</strong> las áreas urbanas y rurales, y <strong>en</strong> servicios<br />

personales y servicios técnicos y profesionales medios, decreci<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> este caso, <strong>en</strong> las áreas<br />

urbanas. Mi<strong>en</strong>tras que los hombres han <strong>en</strong>contrado empleo principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el área rural, de<br />

manera marginalm<strong>en</strong>te creci<strong>en</strong>te como trabajadores agropecuarios y de la pesca después de una<br />

significativa caída de 1993 a 1998, y prácticam<strong>en</strong>te creci<strong>en</strong>te como trabajadores no calificados<br />

<strong>en</strong> ambas áreas. Cabe finalm<strong>en</strong>te destacar que el patrón de la composición heterogénea de los<br />

grupos ocupacionales por área y sexo no ha sufrido transformaciones radicales durante el período<br />

1998-2005. Se puede apreciar una movilidad ocupacional a lo interno del mercado de trabajo, <strong>en</strong><br />

mujeres y hombres, lo que podría estar afectando la especialización laboral y reflejando escasas<br />

oportunidades de asc<strong>en</strong>so <strong>en</strong> sus puestos de trabajo.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

39<br />

Si analizamos la inserción laboral <strong>en</strong> términos de categorías ocupacionales, (ver Tabla A-9 y Gráfico<br />

11 <strong>en</strong> Anexo) se observa que <strong>en</strong> el período 1998-2005, aproximadam<strong>en</strong>te la mitad de las personas<br />

ocupadas son asalariadas 39 (empleado-empleada/obrero-obrera y jornalero/peón) a nivel nacional<br />

y urbano, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> el área rural han sido m<strong>en</strong>os de la mitad. En todas las áreas la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

g<strong>en</strong>eral ha sido la disminución, si<strong>en</strong>do más rápida <strong>en</strong>tre los hombres, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el área<br />

rural. De las personas asalariadas, aproximadam<strong>en</strong>te dos tercios trabajan <strong>en</strong> el sector privado<br />

(Trejos, 2004). En este esc<strong>en</strong>ario de “desalarización”, cabe destacar que más del 50% de todas<br />

las categorías ocupacionales corresponde a empleados/empleadas u obreros/obreras <strong>en</strong> el área<br />

urbana <strong>en</strong> particular y que <strong>en</strong>tre éstos las mujeres siempre han repres<strong>en</strong>tado m<strong>en</strong>os de la mitad,<br />

incluso <strong>en</strong> el sector rural. Lo contrario es, a propósito, exactam<strong>en</strong>te el caso de la categoría de<br />

cu<strong>en</strong>ta propia (aunque <strong>en</strong> el área rural las mujeres sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do m<strong>en</strong>os de la mitad d<strong>en</strong>tro de la<br />

categoría), la que sin embargo, toma el segundo lugar de importancia, tanto para hombres como<br />

para mujeres. La dinámica detrás de esta situación ha consistido <strong>en</strong> un crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido<br />

después de bajar de los mayores niveles de 1993 (ver Monroy, 2008) de esta categoría tanto <strong>en</strong><br />

hombres como <strong>en</strong> mujeres, con excepción de los hombres <strong>en</strong> el área urbana. La tercera categoría<br />

<strong>en</strong> importancia es la de las personas trabajadoras sin pago, <strong>en</strong> la que predominan los hombres<br />

aunque <strong>en</strong> las mujeres se ha increm<strong>en</strong>tado marginalm<strong>en</strong>te, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el área rural. En<br />

las categorías de peón o jornalero/jornalera y <strong>en</strong> la de patrón/patrona o empresaria las mujeres<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un peso insignificante, aunque ha ido creci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> este último caso.<br />

En términos g<strong>en</strong>erales, el patrón de la composición de las categorías ocupacionales no ha sufrido<br />

ningún cambio sustantivo <strong>en</strong> este período, mant<strong>en</strong>iéndose los mismos sesgos de género a favor de<br />

los hombres, una situación laboral más precaria de las mujeres (predominan categorías <strong>en</strong> las que<br />

exist<strong>en</strong> muy bajos niveles de contratación), así como la limitada modernización del mercado de<br />

trabajo del país. Sin embargo, las cifras (ver Tabla A-9 y Gráfico 11 <strong>en</strong> Anexo) muestran una mayor<br />

movilidad <strong>en</strong>tre categorías ocupacionales por parte de los hombres que de las mujeres, reflejando<br />

<strong>en</strong> parte una mayor aversión al riesgo así como de m<strong>en</strong>ores oportunidades y posibilidades de<br />

acceso a recursos (tierra y crédito) por parte de éstas, así como la discriminación laboral que<br />

g<strong>en</strong>era segregación, como la ocasionada por estereotipos de género.<br />

En la década de los 90 la estructura sectorial del empleo cambió poco, si<strong>en</strong>do el agrícola el<br />

empleador principal (un tercio), seguido por el comercio (aproximadam<strong>en</strong>te 25%) y los servicios<br />

personales; a partir de 1998 creció la industria manufacturera (maquila) (Trejos, 2004). Con<br />

relación a la inserción laboral de las mujeres por rama de actividad, el estudio de panel de FIDEG<br />

(op. cit) muestra que durante el período 1998-2006 el peso relativo de las mujeres ocupadas <strong>en</strong><br />

actividades agropecuarias se ha mant<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> un nivel bajo, prácticam<strong>en</strong>te el 15%, mi<strong>en</strong>tras que<br />

<strong>en</strong> el caso de los hombres, aunque se ha reducido, todavía ti<strong>en</strong>e un peso 3 veces mayor <strong>en</strong> el año<br />

2006 (45.8%). Esta difer<strong>en</strong>cia se corresponde con el patrón de muchos países de América Latina<br />

(ver Ballara y Parada, 2009). Para este mismo año, <strong>en</strong>tre las mujeres el peso de las actividades de<br />

comercio se había reducido al 26.5% pero siempre es más del doble del peso <strong>en</strong>tre los hombres<br />

(11.7%). La situación de las actividades de servicios se revirtió <strong>en</strong> el período 1998-2006 con la<br />

39 Entre 1993 y 1998 se dio una fuerte expansión del empleo asalariado, llegando a aportar casi 2 de cada tres empleos<br />

nuevos (Trejos, 2004),


40 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

superación de la participación de los hombres sobre las mujeres, <strong>en</strong> 11.6 puntos porc<strong>en</strong>tuales<br />

alcanzando el 38.8%. El peso <strong>en</strong> las actividades de procesami<strong>en</strong>to de alim<strong>en</strong>tos no ha cambiado<br />

para ningún sexo, si<strong>en</strong>do aproximadam<strong>en</strong>te 6 veces más importante <strong>en</strong>tre las mujeres (14.2% para<br />

el 2006). En las actividades de artesanías e industrias, aunque relativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>os importantes<br />

para el conjunto de actividades para ambos sexos, hubo cambios al duplicarse el peso <strong>en</strong>tre las<br />

mujeres, alcanzando el 7%, prácticam<strong>en</strong>te equiparándose así con el peso <strong>en</strong>tre los hombres. De<br />

igual manera, para el período 1995-2000, <strong>en</strong> base a datos de la OIT (Fernández-Pacheco, 2004),<br />

destaca el predominante peso de las mujeres <strong>en</strong> la rama de servicios comunitarios y de comercio;<br />

su increm<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> la manufactura, pero levem<strong>en</strong>te inferior al empleo masculino urbano;<br />

tanto de hombres como de mujeres, pero con una clara preemin<strong>en</strong>cia del empleo masculino.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, es relevante destacar un aspecto <strong>en</strong>contrado por las <strong>en</strong>cuestas de panel de FIDEG<br />

(Agurto, op. cit): el alto, estable y mayor peso relativo del uso de la casa de habitación o finca por<br />

parte de las mujeres como su lugar de trabajo, 50% vs. 41% <strong>en</strong> el caso de los hombres, durante<br />

el período 1998-2006, mi<strong>en</strong>tras que la realización del trabajo <strong>en</strong> fábricas, talleres e instituciones<br />

se ha reducido <strong>en</strong> términos relativos tanto por parte de los hombres como de la mujeres, si<strong>en</strong>do<br />

m<strong>en</strong>or <strong>en</strong> éstas para el 2006 (18% vs. 22.7% <strong>en</strong> el caso de los primeros).<br />

5.2 La segregación: Las mujeres sigu<strong>en</strong> <strong>en</strong> el comercio y poco a poco van sali<strong>en</strong>do del trabajo<br />

m<strong>en</strong>os remunerado<br />

El estereotipo de las ocupaciones como “fem<strong>en</strong>inas” o “masculinas” lleva a la conc<strong>en</strong>tración de<br />

la fuerza de trabajo según el sexo y <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia resulta <strong>en</strong> una segregación ocupacional<br />

discriminatoria y perjudicial para un aprovechami<strong>en</strong>to óptimo de la fuerza de trabajo (ver Tabla<br />

A-11a y Gráfico 12 <strong>en</strong> el Anexo). La composición de la estructura de las tasas de segregación de<br />

la fuerza de trabajo de las mujeres ha ido cambiando a medida que ellas se han ido insertando<br />

más <strong>en</strong> el mercado de trabajo a lo largo del período 1993-2005, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do y mejorando su<br />

repres<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> ocupaciones mejor remuneradas, con excepción de las profesionales, ci<strong>en</strong>tíficas<br />

e intelectuales, y reduci<strong>en</strong>do la segregación <strong>en</strong> las m<strong>en</strong>os remuneradas.<br />

En el Gráfico 12 (ver <strong>en</strong> Anexo) se pres<strong>en</strong>ta lo que se pued<strong>en</strong> considerar como las tasas de<br />

segregación simples 40 para visualizar <strong>en</strong> una primera aproximación, sus rasgos más sobresali<strong>en</strong>tes.<br />

Estas tasas estiman las conc<strong>en</strong>traciones de las mujeres ocupadas por grupo ocupacional, <strong>en</strong> cada<br />

año/área para cada año de las EMNV, <strong>en</strong> el período 1993-2005, y se compara con relación a la<br />

participación promedio nacional de su fuerza de trabajo <strong>en</strong> todas las áreas y a lo largo de todo el<br />

período (línea recta horizontal roja con cuadrados) 41 . Hay tres ocupaciones que han mostrando<br />

un alto nivel de conc<strong>en</strong>tración (aproximadam<strong>en</strong>te el doble o más): servicios comerciales, servicios<br />

personales que han crecido significativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> todas las áreas (especialm<strong>en</strong>te a partir del<br />

40 Debe aclararse que estas tasas para años específicos no filtran las fluctuaciones <strong>en</strong> t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de largo plazo pero si<br />

permit<strong>en</strong> destacar cambios gruesos <strong>en</strong> las segregaciones ocupacionales.<br />

41 Estas podrían ser consideradas como tasas de segregación simple. El uso del promedio por todo el período no invalida las<br />

infer<strong>en</strong>cias al compararse con los datos para cada área y por año, pero simplifica la visualización de las mismas. Más adelante se<br />

pres<strong>en</strong>tan Índices de Duncan.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

41<br />

Gráfico
13
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Tasas
de
Segregación
por
Categorias
Ocupacionales.

<br />

60
<br />

50
<br />

40
<br />

30
<br />

Empleada
u
<br />

Obrera
<br />

Jornalera
o
<br />

Peón
<br />

Cu<strong>en</strong>ta
propia
<br />

20
<br />

Patrona
o
<br />

Empresaria
<br />

10
<br />

0
<br />

Miembra
de
<br />

cooper.
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Trabdra.
sin
<br />

pago
<br />

1993
 1998
 2001
<br />

Fu<strong>en</strong>te:

Elaboraciòn
propia,
a
partir
de
datos
de
EMNV.
<br />

Particip.
<br />

mujeres
<strong>en</strong>
PEA
<br />

2001); e, interesantem<strong>en</strong>te, los servicios técnicos y profesionales. Al mismo tiempo, se destaca<br />

la persist<strong>en</strong>te sub repres<strong>en</strong>tación de la fuerza de trabajo fem<strong>en</strong>ina <strong>en</strong> las ocupaciones agrícolas y<br />

pesqueras (única línea al fondo del gráfico), pero resalta el rápido acelerami<strong>en</strong>to de las ocupaciones<br />

de operadoras de máquinas e instalaciones a partir del 2001 (más que se duplicó), asociado muy<br />

probablem<strong>en</strong>te al trabajo <strong>en</strong> zonas francas. Si bi<strong>en</strong> el grueso de la fuerza de trabajo fem<strong>en</strong>ina<br />

sigue conc<strong>en</strong>trándose, <strong>en</strong>tre todos los grupos ocupacionales, <strong>en</strong> los servicios comerciales y <strong>en</strong> el<br />

trabajo no calificado, la segregación de las mujeres <strong>en</strong> esta última ocupación ha mostrado una<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia sost<strong>en</strong>ida a la baja hasta el punto de prácticam<strong>en</strong>te neutralizarse.<br />

La segregación según categorías ocupacionales muestra un comportami<strong>en</strong>to más constante, (ver<br />

Tabla A-11a <strong>en</strong> Anexo y Gráfico 13). Las trabajadoras sin pago y por cu<strong>en</strong>ta propia <strong>en</strong> el área urbana,<br />

donde hay horarios flexibles de trabajo que permit<strong>en</strong> manejar la carga de trabajo reproductivo,<br />

especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sector informal, pres<strong>en</strong>tan altas y constantes tasas de segregación. Por su<br />

parte, las jornaleras <strong>en</strong> todas las áreas y las empresarias rurales, están sub-repres<strong>en</strong>tadas, aunque<br />

el peso relativo de las primeras muestra una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a reducirse <strong>en</strong> todas las áreas. Resalta<br />

además, el hecho de la sost<strong>en</strong>ida reducción de la sub-repres<strong>en</strong>tación de la categoría de patrona<br />

o empresaria <strong>en</strong> el área urbana. Dado que las empleadas y obreras constituy<strong>en</strong> el grueso de la<br />

PEA fem<strong>en</strong>ina ocupada por categoría ocupacional, se puede concluir que a lo largo del período<br />

1998-2005 no se han dado cambios estructurales <strong>en</strong> estas tasas de segregación.<br />

En términos de segregación ocupacional <strong>en</strong> otras dim<strong>en</strong>siones relevantes, Monroy (2008) estimó<br />

para el 2005 los Índices de Duncan 42 obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do los sigui<strong>en</strong>tes resultados: (i) a nivel g<strong>en</strong>eral, por<br />

42 El Índice de Duncan de la difer<strong>en</strong>cia indica (no explica) la proporción de mujeres (u hombres) ocupados, que necesitarían<br />

cambiar de ocupación para lograr una integración pareja a todas las categorías ocupacionales. Si es cero, no existe difer<strong>en</strong>cia; si


42 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

clasificación de ocupación y ramas de actividad económica a 1, 2 y 3 dígitos, para lograr paridad<br />

el 37%, 60% y 68% respectivam<strong>en</strong>te de los trabajadores deberían cambiar de ocupación; (ii) el<br />

índice se reduce <strong>en</strong> los tres dígitos a mayor nivel educativo y a medida que se sube los 6 niveles<br />

desde primaria incompleta hasta universidad completa; (iii) se da una situación inconclusa con<br />

relación al área de resid<strong>en</strong>cia; y (iv) <strong>en</strong>tre los grupos más jóv<strong>en</strong>es se da m<strong>en</strong>or segregación que<br />

<strong>en</strong>tre los de mayor edad, considerando de nuevo los tres dígitos.<br />

Con relación al tema de la brecha de los ingresos, Trejos (2004) ha estimado 43 que, <strong>en</strong>tre 1993<br />

y 2001, la desigualdad de ingresos que discrimina a las mujeres fue mayor <strong>en</strong>tre trabajadores<br />

asalariados que <strong>en</strong>tre los indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; alta y creci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre las actividades de servicios de<br />

comercio, transporte y particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los financieros; mayor <strong>en</strong> el sector informal que el<br />

formal, <strong>en</strong> el área rural y <strong>en</strong> regiones de base rural; mayor y creci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los trabajadores más<br />

educados y aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tre la mujeres asalariadas. Ellas realizaban jornadas de trabajo m<strong>en</strong>ores a<br />

las de los hombres lo que explicaba sólo <strong>en</strong> parte la amplia brecha de ingresos laborales (con una<br />

dispersión m<strong>en</strong>or) con relación a los hombres; estaban un 14% por debajo del promedio nacional<br />

y repres<strong>en</strong>taban solo el 79% de la remuneración media de los hombres. Además de los problemas<br />

de la discriminación salarial, parte de la explicación se debe al predominio del autoempleo y el<br />

servicio doméstico como formas de inserción laboral de las mujeres.<br />

En el marco de estas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias, Monroy (2008) estimó 44 , para el año 2005, que la brecha de<br />

ingresos 45 por hora observada para el país <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral era de 19.8% favorable a los hombres 46 y de<br />

27.8% <strong>en</strong>tre los indíg<strong>en</strong>as. Todas las brechas estaban a favor de los hombres al desagregar por<br />

clasificación de ocupaciones (a un dígito), con excepción del personal de dirección 47 ; estando la<br />

más grande (138.9%) <strong>en</strong>tre las actividades agropecuarias y pesqueras. En términos de ramas de<br />

actividad económica, las brechas a favor de la mujer se <strong>en</strong>contraban <strong>en</strong> la industria manufacturera,<br />

es 1, la segregación ocupacional es total (ver Anker 98).<br />

43 Estimando la varianza del logaritmo del ingreso laboral, el coefici<strong>en</strong>te de Gini y/o el índice de Theil.<br />

44 Se estimaron “…los ingresos por hora de la ocupación principal. Dado que la variable horas de trabajo corresponde a las<br />

horas trabajadas por semana <strong>en</strong> la ocupación principal, se uniformizó el período para el cual la persona reportó haber recibido<br />

ingresos (el cual pudo haber sido catorc<strong>en</strong>al, quinc<strong>en</strong>al, m<strong>en</strong>sual, trimestral, semestral y anual). Para el caso de las horas de trabajo<br />

se tomaron <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta a las personas que trabajaron más de 15 horas a la semana. Luego de obt<strong>en</strong>er los promedios de ingresos<br />

por hora para hombres y mujeres (a nivel País, por ocupación, por rama de actividad económica, por categoría ocupacional,<br />

por tamaño de empresa y por sector formal e informal) se procedió a hacer un test de medias con la muestra expandida para<br />

determinar si la difer<strong>en</strong>cia de los promedios obt<strong>en</strong>idos era significativa” (Monroy 2008). Esta metodología introduce algunos<br />

sesgos que afectan los resultados, dada la selección que se hace de horas trabajadas y por la definición de ingresos por trabajo<br />

utilizada.<br />

45 Las remuneraciones al trabajo o “ingresos laborales” son de dos tipos principales: (i) los salarios (para el trabajador<br />

de producción) o sueldos (trabajadores de cuello blanco), recibidos bajo una relación salarial tanto con empresas privadas,<br />

instituciones públicas u hogares, y (ii) la r<strong>en</strong>ta empresarial que recib<strong>en</strong> los trabajadores indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes: patronos o empleadores<br />

y trabajadores por cu<strong>en</strong>ta propia o auto empleados, la que incluye tanto la retribución al servicio de su fuerza de trabajo como<br />

también parte de la retribución al capital físico utilizado, a su capacidad empresarial e incluso al servicio de la mano de obra<br />

familiar no remunerada que utiliza. La r<strong>en</strong>ta usualm<strong>en</strong>te, por lo tanto, es mayor que los salarios (Trejos 2004). Los “salarios”<br />

usualm<strong>en</strong>te se refier<strong>en</strong> <strong>en</strong> docum<strong>en</strong>tos como el pres<strong>en</strong>te, a los pagos que recibe cualquier trabajador asalariado.<br />

46 El SIEG estimo que la razón salarial <strong>en</strong>tre hombres y mujeres (ingreso promedio por trabajo de los hombres/ingreso<br />

promedio por trabajo de las mujeres) era de 1.1 y 1.2 para, respectivam<strong>en</strong>te, 1998 y 2001. Monroy (2008) la estimó para el 2005<br />

<strong>en</strong> 1.2.<br />

47 Según Corley et al 2005, <strong>Nicaragua</strong> pres<strong>en</strong>tó durante el período 1993-2000 relativam<strong>en</strong>te altas tasas de crecimi<strong>en</strong>to<br />

salarial (<strong>en</strong>tre el 40 y el 50%) tanto <strong>en</strong> las ocupaciones de alta calificación como <strong>en</strong> las de baja.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

43<br />

electricidad, transportes; y establecimi<strong>en</strong>tos financieros. En las otras 5 ramas la brecha estaba a<br />

favor de los hombres, de tal manera que <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral las brechas por el total (9) de tipos de ramas<br />

estaban repartidas casi por igual; sin embargo, dado que las mujeres son la minoría <strong>en</strong> las fuerzas<br />

de trabajo de las primeras actividades, se podría inferir que aun cuando <strong>en</strong> ellas estén ocupando<br />

puestos de mayor importancia y productividad, existe <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral un sesgo <strong>en</strong> los ingresos<br />

g<strong>en</strong>erales del país a favor de los hombres. En cuanto a las categorías ocupacionales, todas ellas<br />

pres<strong>en</strong>taban brechas a favor de los hombres, si<strong>en</strong>do la m<strong>en</strong>or (2.3%), la de jornalero/peón y, la<br />

mayor (17%), la de patrón empresario.<br />

Fernández-Pacheco (2004), por su parte, <strong>en</strong>contró que, de 1993 al 2001, a mayor número de<br />

horas trabajadas por semana por personas mayores de 15 años a nivel urbano, m<strong>en</strong>or era la<br />

brecha de ingreso, demostrándose así el fuerte impacto del subempleo por insufici<strong>en</strong>cia de horas<br />

sobre los ingresos.<br />

El nivel educativo ha sido un factor determinante, pero no sufici<strong>en</strong>te, para obt<strong>en</strong>er ingresos que<br />

permitan cubrir el costo de la canasta básica 48 , y los sesgos de género <strong>en</strong> la educación pres<strong>en</strong>tan<br />

también una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>eral decreci<strong>en</strong>te y fluctuante. Probablem<strong>en</strong>te, la calidad misma de la<br />

educación, la relativa escasa oferta de educación técnica y, sobre todo, la poca funcionalidad de la<br />

educación media para el trabajo, además de la débil implem<strong>en</strong>tación positiva de una perspectiva<br />

de género; <strong>en</strong> parte dan cu<strong>en</strong>ta de su insufici<strong>en</strong>cia para g<strong>en</strong>erar mayores ingresos. Por ejemplo,<br />

Fernández-Pacheco (2004) ha estimado que para el 2001 el 95% de todos los ocupados de 10<br />

años y más, que t<strong>en</strong>ían desde m<strong>en</strong>os de un año de escolaridad hasta el nivel universitario, y el<br />

32.6% que t<strong>en</strong>ían la primera fase del nivel universitario, no lograban cubrir los costos de esta<br />

canasta trabajando más de 40 horas semanales, <strong>en</strong> el área urbana; y que las mujeres ganaban<br />

m<strong>en</strong>os que los hombres por lo que no podían cubrir la canasta, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de su nivel<br />

educativo.<br />

La segregación laboral de las mujeres usualm<strong>en</strong>te está muy correlacionada con la economía informal<br />

<strong>en</strong> países pobres, caracterizada por la falta de prestaciones sociales y derechos laborales. La fuerte<br />

reducción del empleo público condujo a un increm<strong>en</strong>to de la participación de las mujeres <strong>en</strong> este<br />

sector y las personas despedidas tuvieron que g<strong>en</strong>erar sus propios empleos informales al no ser<br />

absorbidos por el sector privado formal a medida que se increm<strong>en</strong>taba la fuerza de trabajo y la<br />

PET. Al respecto Fernández-Pacheco (2004) ha estimado (ver Tabla A-11b <strong>en</strong> Anexo) las brechas de<br />

empleo por género <strong>en</strong> el sector informal <strong>en</strong> el período 1993-2001, <strong>en</strong>contrando: a) una creci<strong>en</strong>te<br />

participación del empleo de las mujeres <strong>en</strong> el sector de los servicios y <strong>en</strong> las actividades ligadas a<br />

la industria y una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia decreci<strong>en</strong>te, aunque fluctuante de empleo <strong>en</strong> la agricultura; y b) una<br />

sobrerrepres<strong>en</strong>tación de los hombres <strong>en</strong> actividades agrícolas y con una creci<strong>en</strong>te tasa de empleo<br />

<strong>en</strong> las actividades industriales y de servicios <strong>en</strong> el sector informal urbano. Por su parte, Monroy<br />

(2008) ha estimado que ya para el año 2005, y para todas las definiciones del sector informal,<br />

es decir la productiva (baja productividad de las y los trabajadores, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las micro<br />

y pequeñas empresas), la legal (desprotección de trabajadores y trabajadoras, por ejemplo, por<br />

48 En <strong>Nicaragua</strong> esta canasta pret<strong>en</strong>de id<strong>en</strong>tificar y establecer umbrales mínimos de Consumo, estando conformada por 53<br />

productos que se supone lograrían satisfacer las necesidades mínimas de subsist<strong>en</strong>cia de una familia promedio


44 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

no cotizar <strong>en</strong> el INSS), o la combinada que ella misma construyó, tanto <strong>en</strong> el caso de los hombres<br />

como de las mujeres, la mayoría se <strong>en</strong>contraba empleada <strong>en</strong> el sector informal 49 y la proporción<br />

de hombres siempre era mayor que la de las mujeres <strong>en</strong> ambos sectores, aunque <strong>en</strong> el sector<br />

formal esta difer<strong>en</strong>cia era m<strong>en</strong>or.<br />

Los salarios e ingresos de la gran mayoría de la fuerza de trabajo siempre han t<strong>en</strong>ido un bajo poder<br />

de compra, tanto <strong>en</strong> el sector formal como informal. Por un lado, Trejos (2004) ha estimado una<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia creci<strong>en</strong>te del porc<strong>en</strong>taje de personas asalariadas con salarios por debajo del mínimo<br />

oficial pasando del 6% <strong>en</strong> 1993, cuando el salario mínimo oficial era ap<strong>en</strong>as el 27% del salario<br />

medio de la EMNV 1993, al 23% <strong>en</strong> el 2001; es decir, se fue dando un incumplimi<strong>en</strong>to cada vez<br />

mayor de la legislación laboral. En este contexto, las mujeres (32% de las asalariadas <strong>en</strong> el 2001,<br />

si<strong>en</strong>do ap<strong>en</strong>as 9.1% <strong>en</strong> 1993) y los/as trabajadores/as con m<strong>en</strong>ores niveles educativos, los/as<br />

resid<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> áreas rurales, pres<strong>en</strong>taban los mayores porc<strong>en</strong>tajes por debajo del salario mínimo,<br />

así como los/as ocupados/as <strong>en</strong> servicios comerciales y personales y el sector financiero. Por<br />

otro lado, aunque los salarios mínimos promedios, a nivel nacional, han mejorado su cobertura<br />

del costo de la canasta básica a lo largo de los 90, para el año 2002 sólo podían cubrir el 40% (los<br />

ingresos medios del sector informal cubrían hasta el 88% y los del sector formal podían adquirir<br />

el equival<strong>en</strong>te a 1.5 canastas) (OIT 2004). Además, como se observó anteriorm<strong>en</strong>te, sólo la mitad<br />

de las personas ocupadas de la PEA es asalariada.<br />

De cualquier forma, y de acuerdo con la definición combinada de Monroy (2008), la brecha<br />

de ingresos <strong>en</strong> ambos sectores, formal e informal, era favorable a los hombres, pero la brecha<br />

de ingresos <strong>en</strong> el sector informal (17.8%) era mayor a la del sector formal (6.9%). Fernández-<br />

Pacheco (2004) también ha estimado que para el 2001, <strong>en</strong> el sector informal, donde todos los<br />

ingresos promedios son m<strong>en</strong>ores que los del sector formal, los hombres ocupados ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ingresos<br />

promedio superiores a los de las mujeres, pero las brechas <strong>en</strong>tre el 20% que recibe más ingresos<br />

y el 40% más pobre, son m<strong>en</strong>ores que <strong>en</strong> el sector formal. Es de esperarse que las brechas <strong>en</strong> el<br />

sector informal t<strong>en</strong>gan sus particularidades <strong>en</strong>tre las áreas urbana y rural. Fernández-Pacheco<br />

(Ibíd.) ha estimado que para el año 2001 el ingreso promedio de las mujeres <strong>en</strong> el sector informal<br />

urbano repres<strong>en</strong>taba el 74% del de los hombres, pero es 10% mayor <strong>en</strong> el caso de los ingresos<br />

promedios rurales, y además que, <strong>en</strong> términos g<strong>en</strong>erales, la <strong>pobreza</strong> por insufici<strong>en</strong>cia de ingresos<br />

es muy similar <strong>en</strong>tre hombres y mujeres <strong>en</strong> las áreas rurales, donde los ingresos promedios de<br />

hombres y mujeres son m<strong>en</strong>ores que los urbanos.<br />

Aunque la significativa brecha de ingresos promedios puede ser explicada por varios tipos de<br />

factores (subempleo, productividad, inserción laboral, capacidad de negociación, etc.), es evid<strong>en</strong>te<br />

que un factor es la discriminación salarial, especialm<strong>en</strong>te cuando se considera los mejores niveles<br />

educativos alcanzados por las mujeres trabajadoras, tal como se observó anteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el<br />

Gráfico 5.<br />

Por lo tanto, el mercado de trabajo del país, no se ha modernizado, continúa estando segm<strong>en</strong>tado,<br />

49 Según las definiciones de la productividad y la legal, el sector informal constituiría, respectivam<strong>en</strong>te, el 80.6% y el 83.6%,<br />

del total de ocupados <strong>en</strong> la PEA <strong>en</strong> el 2005 (Monroy 2008).


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

45<br />

“desalarizándose”, su “ajuste” se da <strong>en</strong> la expansión del trabajo informal, el subempleo y las<br />

migraciones (Fernández-Pacheco, 2004) y pres<strong>en</strong>ta fuertes (aunque con algunas decreci<strong>en</strong>tes)<br />

inequidades y sesgos de género, a pesar del increm<strong>en</strong>to de la participación de las mujeres y<br />

del fortalecimi<strong>en</strong>to de su posición <strong>en</strong> algunos aspectos laborales y de sus mayores niveles de<br />

educación. Aunque las condiciones de <strong>pobreza</strong> de las mujeres no se han empeorado, y hasta ha<br />

habido algunos avances, su fuerza de trabajo sigue sumergida <strong>en</strong> la “economía de la <strong>pobreza</strong>”<br />

del país, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que a pesar de la mejoría <strong>en</strong> sus tasas de ocupación, especialm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> el período 2001-5, las nuevas ocupaciones <strong>en</strong> gran parte son <strong>en</strong> realidad autoempleo, creado<br />

por ellas mismas, principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ocupaciones no calificadas y de servicios comerciales, para<br />

autoincluirse precariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la economía nacional, de muy baja productividad y g<strong>en</strong>eradores<br />

de ingresos insufici<strong>en</strong>tes para cubrir la canasta básica alim<strong>en</strong>taria.<br />

¿Pero, <strong>en</strong> qué ha contribuido exactam<strong>en</strong>te la política económica del país a estos resultados,<br />

especialm<strong>en</strong>te la comercial En la sigui<strong>en</strong>te sección se trata de responder a esta pregunta,<br />

procurando id<strong>en</strong>tificar quiénes han sido ganadores y perdedores <strong>en</strong>tre hombres y mujeres.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

47<br />

6. Estructura y comportami<strong>en</strong>to económico y<br />

comercial e inserción laboral de las mujeres<br />

6.1 Comportami<strong>en</strong>to comercial: En busca de una mejor inserción <strong>en</strong> la economía globalizada<br />

En esta sección se analizan los aspectos macroeconómicos y comerciales de la economía del país<br />

a fin de contextualizar el análisis de la inserción laboral de las mujeres. La economía nicaragü<strong>en</strong>se<br />

ha crecido <strong>en</strong> términos nominales a una tasa promedio anual de 4.5% <strong>en</strong> el período 1991-2007,<br />

alcanzando un PIB de US$ 5.7 mil millones <strong>en</strong> el año 2007. Las tasas de crecimi<strong>en</strong>to anuales del<br />

PIB y del PIB per cápita, sin embargo, han sido volátiles, aunque sus caídas no han g<strong>en</strong>erado crisis<br />

<strong>en</strong> un contexto caracterizado por la globalización y la apertura económica. (ver Tablas A-12a y<br />

A-12b <strong>en</strong> Anexo), En términos reales, el ritmo del crecimi<strong>en</strong>to ha pasado de prácticam<strong>en</strong>te un<br />

cero por ci<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el período 1991-1993, seguido por un período de auge hasta el 1999, año <strong>en</strong> el<br />

que la tasa anual de crecimi<strong>en</strong>to fue de 7%, a partir de cuando la economía se desaceleró hasta el<br />

2003; <strong>en</strong> el 2004 volvió a crecer <strong>en</strong> términos reales (5.3%) y desde <strong>en</strong>tonces mantuvo altas tasas,<br />

superiores a las del crecimi<strong>en</strong>to de la población, hasta el 2007. Este crecimi<strong>en</strong>to logró g<strong>en</strong>erar<br />

empleo, como se observó anteriorm<strong>en</strong>te.<br />

Para el año 2006, los principales compon<strong>en</strong>tes de la estructura de la economía nicaragü<strong>en</strong>se eran los<br />

sigui<strong>en</strong>tes: 47% servicios, 21% agropecuario, silvicultura y pesca, 20% industrias manufactureras,<br />

7% administración pública, 4% construcción y 1% minas y canteras. Sin embargo, la PEA,<br />

analizada <strong>en</strong> la sección anterior, no estaba distribuida exactam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las mismas proporciones,<br />

aunque sí mantuvo la misma jerarquía para los tres principales compon<strong>en</strong>tes, reflejando a la vez<br />

productividades laborales disímiles: m<strong>en</strong>or productividad <strong>en</strong> los casos de los servicios públicos<br />

y privados, de las actividades agropecuarias, silvicultura y pesca, y de la construcción, <strong>en</strong> parte<br />

debido al bajo desarrollo tecnológico y de uso de bi<strong>en</strong>es de capital, y mayor <strong>en</strong> el caso de la<br />

manufactura y la minería (Solá, 2008) 50 .<br />

En cuanto al comercio exterior, y dada la estructura de las exportaciones e importaciones del país<br />

y el papel de las remesas, se hace necesario hacer un análisis de dos coefici<strong>en</strong>tes de apertura:<br />

para mercancías y para todos los bi<strong>en</strong>es y servicios <strong>en</strong> conjunto 51 . En el primer caso se observa<br />

50 Solá precisa sus cálculos excluy<strong>en</strong>do los r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos por la propiedad inmobiliaria por la inexist<strong>en</strong>cia de cifras de la PEA<br />

vinculada a este sector.<br />

51 Esto último es lo que hac<strong>en</strong> Casacuberta y Vaillant <strong>en</strong> PNUD 2001 para el caso de Uruguay. Ellos resaltan además el tema


48 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

primeram<strong>en</strong>te, que las exportaciones nominales (FOB) de mercancías han crecido a una tasa<br />

de crecimi<strong>en</strong>to promedio anual (TCPA) de 9.8% que ha sido el doble que la del PIB nominal y su<br />

valor se ha triplicado <strong>en</strong> el período 1990-2006 (ver Tabla A-13 <strong>en</strong> Anexo). Aunque han empezado<br />

a acelerarse a partir del 2002, el comportami<strong>en</strong>to de estas exportaciones ha sido pobre, lo que<br />

lleva a preguntarse qué ha pasado con los resultados esperados de las políticas de apertura y/o<br />

de promoción de las exportaciones y si han existido factores estructurales internos y externos que<br />

han impedido su despegue.<br />

En el Gráfico 14 se puede observar que los acuerdos comerciales tampoco se destacan como<br />

puntos de refer<strong>en</strong>cia que preced<strong>en</strong> períodos de rápido crecimi<strong>en</strong>to de las exportaciones, con la<br />

excepción quizá de la firma del Protocolo de Guatemala <strong>en</strong> el marco de la integración económica<br />

regional. En contraste, las importaciones CIF nominales han crecido sost<strong>en</strong>ida y más rápidam<strong>en</strong>te,<br />

a una TCPA de 10.4%, lo que da cu<strong>en</strong>ta del igualm<strong>en</strong>te sost<strong>en</strong>ido déficit comercial de mercancías<br />

que ha crecido a una TCPA de 10.7% habi<strong>en</strong>do alcanzado la cifra de US$ 3.5 mil millones <strong>en</strong> el 2007.<br />

El peso de este déficit <strong>en</strong> el PIB, se v<strong>en</strong>ía reduci<strong>en</strong>do desde 1992 hasta repres<strong>en</strong>tar solam<strong>en</strong>te el<br />

12.5% <strong>en</strong> el año 2006, pero a partir de <strong>en</strong>tonces se ha disparado hasta significar el 4 1% <strong>en</strong> el<br />

año 2007. De igual manera, se ha increm<strong>en</strong>tado la int<strong>en</strong>sidad con la cual la economía nacional<br />

ha v<strong>en</strong>ido comerciando mercancías <strong>en</strong> los mercados internacionales: el coefici<strong>en</strong>te de apertura a<br />

nivel de mercancías muestra un crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido que arrancó precisam<strong>en</strong>te con la firma del<br />

Protocolo de Guatemala cuando era el 35%, hasta llegar a repres<strong>en</strong>tar el 83% del PIB <strong>en</strong> el 2007.<br />

Los compon<strong>en</strong>tes de los flujos de transables han crecido difer<strong>en</strong>ciadam<strong>en</strong>te: han crecido mucho<br />

más rápidam<strong>en</strong>te las importaciones de mercancías, lo que además se podría esperar que t<strong>en</strong>ga<br />

un impacto difer<strong>en</strong>ciado <strong>en</strong> la estructura productiva y el empleo de hombres y mujeres de las<br />

US$
Millones
<br />

4500
<br />

Gráfico
14
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Comercio
Exterior
Mercancías.

<br />

1990‐2007
<br />

80%
<br />

3500
<br />

70%
<br />

2500
<br />

60%
<br />

1500
<br />

Protocolo Guatemala<br />

TLC México<br />

DR-CAFTA<br />

50%
<br />

500
<br />

40%
<br />

‐500
<br />

1990
<br />

1991
<br />

1992
<br />

1993
<br />

1994
<br />

1995
<br />

1996
<br />

1997
<br />

1998
<br />

1999
<br />

2000
<br />

2001
<br />

2002
<br />

2003
<br />

2004
<br />

2005
<br />

2006
<br />

2007
<br />

30%
<br />

‐1500
<br />

20%
<br />

‐2500
<br />

10%
<br />

Exportaciones
FOB
 Importaciones
CIF
 Déficit
ByS
 Def.Mercancias/PIB
 Coef.
Aper.
Mercancías
<br />

Fu<strong>en</strong>te:
Elaboración
propia
<strong>en</strong>
base
a
datos
de
BCN
y
MIFIC
(exportaciones
e
importaciones
bi<strong>en</strong>es),
FMI
(PIB),
CEPAL.
Ver
Tabla
A‐13
<br />

de los efectos precios y cantidades


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

49<br />

actividades nacionales que no logran competir con ellas. A todas luces, la economía nicaragü<strong>en</strong>se<br />

se ha abierto totalm<strong>en</strong>te al mercado internacional y al mismo tiempo se ha vuelto insolv<strong>en</strong>te<br />

financieram<strong>en</strong>te para cubrir con su propia producción su nivel de consumo de mercancías <strong>en</strong> la<br />

economía mundial.<br />

Si se analiza con los mismos parámetros el comportami<strong>en</strong>to del comercio de bi<strong>en</strong>es y servicios<br />

(ver Gráfico 15), resulta que la TCPA correspondi<strong>en</strong>te de las exportaciones nominales (13.5%)<br />

es mayor que las importaciones (10.8%), lo que da cu<strong>en</strong>ta de la m<strong>en</strong>or TCPA (3.5%) de la<br />

participación del déficit comercial de bi<strong>en</strong>es y servicios <strong>en</strong> el PIB nominal. Este relativam<strong>en</strong>te<br />

mejor desempeño de las exportaciones de bi<strong>en</strong>es y servicios se debe al importante y creci<strong>en</strong>te<br />

peso de las exportaciones de las zonas francas (“bi<strong>en</strong>es para transformación”) las que han t<strong>en</strong>ido<br />

una altísima TCPA de prácticam<strong>en</strong>te 30% <strong>en</strong> el período 1994-2007. Las exportaciones de maquila<br />

han contribuido al increm<strong>en</strong>to de las exportaciones, pero aún así el déficit comercial de bi<strong>en</strong>es y<br />

servicios ha llegado a repres<strong>en</strong>tar el 30% del PIB, la apertura comercial de bi<strong>en</strong>es y servicios ha<br />

llegado a ser 1.2 veces más que el valor total nominal del PIB y el coefici<strong>en</strong>te de apertura global<br />

prácticam<strong>en</strong>te se ha triplicado desde inicio de los 90. Esto se explica <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte por la mismas<br />

importaciones de “bi<strong>en</strong>es para transformación” y por las importaciones de servicios.<br />

Además, el déficit de la cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te ha decrecido, si<strong>en</strong>do a partir del TLC con México y<br />

el Huracán Mitch que este déficit empezó a estar por debajo del déficit comercial de bi<strong>en</strong>es y<br />

servicios, reflejando el papel creci<strong>en</strong>te de las remesas familiares <strong>en</strong> el rubro de transfer<strong>en</strong>cias.<br />

Desde otro<br />

Millones
US$
<br />

Gráfico
15
<br />

punto de vista, el<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Comercio
Bi<strong>en</strong>es
y
Servicios
y
Coefici<strong>en</strong>te
de
<strong>Apertura</strong>
<br />

4000
<br />

1990‐97
<br />

110%
<br />

comportami<strong>en</strong>to<br />

de los “no<br />

CAFTA-DR<br />

3000
<br />

t r a n s a b l e s ”<br />

90%
<br />

( s e r v i c i o s )<br />

2000
<br />

TLC México<br />

c l a r a m e n t e<br />

Protocolo<br />

70%
<br />

Guatemala<br />

ha sido muy<br />

1000
<br />

poco dinámico,<br />

50%
<br />

lo que podría<br />

0
<br />

p l a n t e a r s e<br />

como una<br />

30%
<br />

‐1000
<br />

Déficits<br />

consecu<strong>en</strong>cia de<br />

un increm<strong>en</strong>to<br />

‐2000
<br />

10%
<br />

Exportaciones
B&S
 Importaciones
B&S
 Déficit
Cta.
Cte.
 X
Zona
Franca
 Coef.
<strong>Apertura</strong>
<br />

relativam<strong>en</strong>te<br />

Def.
ByS/PIB
 Def.
Cta.
Cte/PIB
 M
ByS/PIB
 X
ByS/PIB
<br />

Fu<strong>en</strong>te:
Elaboración
propia
<strong>en</strong>
base
a
datos
de
BCN
y
MIFIC
(exportaciones
e
importaciones),
FMI
(PIB),
CEPAL.
Ver
Tabla
A‐13.
<br />

m<strong>en</strong>or <strong>en</strong> sus<br />

precios con<br />

relación al de los precios de los transables que se pudieran haber dado (efecto precios relativos);<br />

por otra parte, Aráuz ha estimado que a partir del 2000, el crecimi<strong>en</strong>to de las exportaciones y de<br />

las importaciones de los principales 20 productos se debe más al efecto cantidad que al efecto<br />

precio (Ver Gráfico A-3 <strong>en</strong> Anexo). La influ<strong>en</strong>cia de los no transables (especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el caso del<br />

1990
<br />

1991
<br />

1992
<br />

1993
<br />

1994
<br />

1995
<br />

1996
<br />

1997
<br />

1998
<br />

1999
<br />

2000
<br />

2001
<br />

2002
<br />

2003
<br />

2004
<br />

2005
<br />

2006
<br />

2007



50 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

sector de los no transables de alta productividad y valor agregado) es m<strong>en</strong>or cuando se trata de<br />

apreciar la importancia relativa de los flujos comerciales de bi<strong>en</strong>es y servicios <strong>en</strong> un país pequeño,<br />

agroexportador, empobrecido, con una economía relativam<strong>en</strong>te poco desarrollada y con un gran<br />

sector informal con muy baja productividad (efecto cantidades), como es el caso de <strong>Nicaragua</strong>. El<br />

dinamismo de las exportaciones de las zonas francas, no obstante, ha estado relativam<strong>en</strong>te poco<br />

vinculado a actividades no transables de alta productividad.<br />

Los motores más dinámicos del crecimi<strong>en</strong>to del PIB a partir de 1991 han sido, desde el punto de<br />

vista de la oferta o de la producción, las importaciones totales: han pasado de repres<strong>en</strong>tar desde<br />

el 30% del PIB a comi<strong>en</strong>zos de los 90 hasta el 75% <strong>en</strong> 2007, creci<strong>en</strong>do más rápidam<strong>en</strong>te que los<br />

otros compon<strong>en</strong>tes de la oferta global (Ver Tabla A-13 <strong>en</strong> Anexo). Desde el punto de vista de la<br />

demanda global, las exportaciones totales han llegado a repres<strong>en</strong>tar el 45% del PIB <strong>en</strong> 2007 y su<br />

crecimi<strong>en</strong>to ha sido más vigoroso que la inversión privada. Según el CETREX, las exportaciones<br />

crecieron 24% <strong>en</strong> el 2008. Sin embargo, el crecimi<strong>en</strong>to económico sigue dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do de insumos<br />

y bi<strong>en</strong>es de capital, maquinarias y equipos importados, sin lograr una profundización de los<br />

<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos productivos internos.<br />

6.2 Clasificación de actividades económicas, según grado de apertura<br />

Correlacionado a los procesos de apertura comercial descritos se han dado cambios <strong>en</strong> la<br />

estructura productiva y por <strong>en</strong>de <strong>en</strong> la de empleo de hombres y mujeres. Para id<strong>en</strong>tificar estos<br />

cambios se puede partir del cálculo de la tasa de cobertura relativa 52 , TCR, según la metodología<br />

de Casacuberta y Vaillant (2001): con estas tasas estimadas para cada actividad/año (ver las tasas<br />

y sus valores promedios <strong>en</strong> la Tabla 14a <strong>en</strong> Anexo) se puede clasificar las actividades económicas<br />

según su grado de exposición a la compet<strong>en</strong>cia internacional utilizando como indicador el grado<br />

de apertura promedio <strong>en</strong> el período 1990-2007. En la Tabla 14b (<strong>en</strong> Anexo) se puede observar la<br />

clasificación de las actividades transables <strong>en</strong> términos de exportadoras (una de ellas habiéndose<br />

claram<strong>en</strong>te convertido <strong>en</strong> exportadora <strong>en</strong> los últimos años: minas y canteras), sustitutivos de<br />

importación (16) e importadoras especializadas (2), que resultó de las estimaciones de las TCR.<br />

No hubo algún sector que no pudiera ser clasificado por t<strong>en</strong>er una TCR = 1.<br />

En la Tabla 15 (ver <strong>en</strong> Anexo) se pres<strong>en</strong>ta la clasificación de los servicios <strong>en</strong> términos cualitativos<br />

según su exposición o no a la compet<strong>en</strong>cia internacional. De los 29 tipos de servicios (relevantes<br />

<strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>) según la CIIU, 8 fueron clasificados como no transables (SNT) y 21 como servicios<br />

52 La TCR refleja la relación exportaciones/importaciones <strong>en</strong> cada rama con relación a la relación exportaciones/importaciones<br />

totales de la economía nacional. Casacuberta y Vaillant (2201), con el propósito de id<strong>en</strong>tificar el tipo de actividad transable<br />

(exportadores, nuevos exportadores, sustitutos de importaciones, importadores especializados), estiman así la TCRit = (xit/mit)/<br />

(Xt/Mt), donde xit y mit son las exportaciones/importaciones de la actividad i <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to t, y X/M repres<strong>en</strong>tan la sumatoria de<br />

todas las exportaciones e importaciones del período. El resultado anterior se combina, cuando hay duda respecto al valor parte<br />

aguas (TCR = 1), con el Índice de Grubel-Lloyd definido como 1-∑ji⏐xji-mji⏐/ ∑ji(xji+mji) donde ji es el j-ésimo producto del sector<br />

i. Con este índice difer<strong>en</strong>cian las actividades con especialización comercial pero que no son de carácter intraindustrial, y que por<br />

lo tanto ti<strong>en</strong><strong>en</strong> importaciones y exportaciones de similar magnitud. D<strong>en</strong>tro del sector no transable los dos grupos se clasifica con<br />

criterios cualitativos <strong>en</strong> función de la exist<strong>en</strong>cia de “consumo de no resid<strong>en</strong>tes” que utilizan ingresos del exterior para pagarlos,<br />

si<strong>en</strong>do así sectores “exportadores”.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

51<br />

consumidos por no resid<strong>en</strong>tes (SCNR). El alto número de SCNR se debe a la alta pres<strong>en</strong>cia de no<br />

resid<strong>en</strong>tes relacionada a la cooperación internacional, la IED, el turismo, la visita de nicaragü<strong>en</strong>ses<br />

nacionalizados o resid<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el exterior y a las mismas actividades comerciales.<br />

6.3 Comercio y dinámica de la inserción laboral relativa de las mujeres: ¿refugiándose <strong>en</strong> los<br />

servicios para no resid<strong>en</strong>tes<br />

Dado que de los 80 se había heredado un bajo coefici<strong>en</strong>te de apertura (un poco más del 40%),<br />

podría esperarse que un cambio fuerte de las políticas económicas habría afectado esta estructura<br />

del empleo por múltiples vías, incluy<strong>en</strong>do la del comercio exterior (lo que se analiza <strong>en</strong> la sigui<strong>en</strong>te<br />

sección). En la sección anterior se observó efectivam<strong>en</strong>te, que el patrón comercial muestra un<br />

increm<strong>en</strong>to significativo del coefici<strong>en</strong>te de apertura a partir del 2001, con una rapidez mayor<br />

que la del período previo de crecimi<strong>en</strong>to 1993-99 ¿Qué aspectos particulares de las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias<br />

estructurales y de largo plazo de la inserción laboral de las mujeres analizados anteriorm<strong>en</strong>te<br />

podrían estar más estrecham<strong>en</strong>te correlacionados con estos cambios <strong>en</strong> el patrón del comercio<br />

internacional del país<br />

En el Gráfico 16 y <strong>en</strong> la Tabla A-15<br />

<strong>en</strong> Anexo, se muestran los resultados<br />

de la estimación de la estructura del<br />

empleo, agregando ramas de actividad<br />

según su vinculación al sector externo<br />

y por género, así como las tasas de<br />

crecimi<strong>en</strong>to correspondi<strong>en</strong>tes para<br />

el período 2001-5, las que se pued<strong>en</strong><br />

calcular dada la similitud aceptable<br />

<strong>en</strong>tre los marcos muestrales de las<br />

EMNV 2001 y 2005. Estos resultados por<br />

lo tanto, son una primera aproximación<br />

a las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> esta temática y<br />

se cruzarán con los datos sobre la<br />

situación de las mujeres analizada <strong>en</strong><br />

secciones anteriores.<br />

Desde 1998 un poco más del 50%<br />

de la fuerza de trabajo ocupada<br />

estaba ubicada <strong>en</strong> actividades<br />

directa o indirectam<strong>en</strong>te vinculadas<br />

a la exportación, sustitución de<br />

importaciones e importaciones de<br />

bi<strong>en</strong>es y por lo tanto, expuesta a<br />

los efectos de cambios <strong>en</strong> el patrón<br />

100%
<br />

90%
<br />

80%
<br />

70%
<br />

60%
<br />

50%
<br />

40%
<br />

30%
<br />

20%
<br />

10%
<br />

0%
<br />

Gráfico
16
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Estructura
empleo
según
exposición
a
comercio
<br />

internacional
y
por
género
<br />

Hombres
<br />

Mujeres
<br />

Total
<br />

Hombres
<br />

Mujeres
<br />

Total
<br />

Hombres
<br />

Mujeres
<br />

2005
 2001
 1998
<br />

SNT
 SCNR
 Import.
 Sustitu.
Import.
 Export.
<br />

Fu<strong>en</strong>te:
Elaboración
propia.
Ver
Tabla
A‐15.
<br />

Total



52 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

comercial. El empleo ha estado tradicionalm<strong>en</strong>te conc<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> las actividades de exportación<br />

y de servicios consumidos por no resid<strong>en</strong>tes (SCNR), aunque a favor de las primeras, reflejando<br />

la estructura productiva y el peso del sector informal del país. Sin embargo, durante el período<br />

de acelerami<strong>en</strong>to de la apertura comercial 2001-5 <strong>en</strong> todas las ramas se disminuyeron empleos<br />

y solo fue la creci<strong>en</strong>te actividad de exportación, donde predomina el empleo de los hombres.<br />

Es notable el increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 7.3 puntos porc<strong>en</strong>tuales <strong>en</strong>tre 2001 y 2005, cuando pasó del 50.5 al<br />

57.3 % del empleo <strong>en</strong> las actividades relacionadas con el comercio internacional de bi<strong>en</strong>es, las<br />

que dan cu<strong>en</strong>ta de aproximadam<strong>en</strong>te el 92% del empleo <strong>en</strong> todas las actividades productoras de<br />

bi<strong>en</strong>es transables. El empleo <strong>en</strong> las actividades sustitutivas de importaciones se ha mant<strong>en</strong>ido<br />

alrededor del 4% de todos los ocupados, lo que estaría reflejando su estancami<strong>en</strong>to perman<strong>en</strong>te,<br />

mi<strong>en</strong>tras que la rama de las importaciones creció <strong>en</strong> 75.8% pero ti<strong>en</strong>e un peso irrelevante <strong>en</strong> la<br />

estructura de empleo; ambos f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os reflejan, prácticam<strong>en</strong>te, la nula capacidad de g<strong>en</strong>eración<br />

de empleo de las actividades directam<strong>en</strong>te relacionadas con las importaciones, a pesar de ser el<br />

compon<strong>en</strong>te más dinámico del PIB (desde el punto de vista de la oferta agregada).<br />

Dada la apertura económica, el crecimi<strong>en</strong>to del turismo, la participación de la IED y la pres<strong>en</strong>cia<br />

de la cooperación internacional fueron clasificadas como SCNR; y <strong>en</strong> esta gama de actividades ha<br />

predominado el empleo de las mujeres. A pesar de su dinamismo y peso <strong>en</strong> el PIB como parte<br />

del sector de los servicios, los SCNR han mostrado un comportami<strong>en</strong>to fluctuante <strong>en</strong> términos<br />

de empleo: para el 2005 han absorbido al m<strong>en</strong>os el 38% de los ocupados, aunque se dio una<br />

reducción <strong>en</strong> 5.6 puntos porc<strong>en</strong>tuales <strong>en</strong> el período 2001-5 después de un increm<strong>en</strong>to marginal<br />

<strong>en</strong> el período 1998-2001.<br />

Por su parte, la participación del empleo <strong>en</strong> los servicios no transables (SNT) disminuyó <strong>en</strong> casi<br />

20% como parte de una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia decreci<strong>en</strong>te desde 1998. Sumando la participación <strong>en</strong> las<br />

actividades transables y los SCNR se da cu<strong>en</strong>ta durante todo el período 1998-2005 de más del<br />

93% del total de las personas ocupadas, indicando la alta dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del empleo y los ingresos<br />

laborales del “sector externo” <strong>en</strong> su más amplio s<strong>en</strong>tido, aunque se ha dado una reubicación de<br />

la fuerza de trabajo a su interior: la participación del empleo <strong>en</strong> las actividades de exportación<br />

creció mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> las de sustitución de importaciones y especialm<strong>en</strong>te de los SCNR decreció<br />

<strong>en</strong> el período 2001-5. Dado el crecimi<strong>en</strong>to del empleo y de la tasa neta de participación laboral,<br />

se puede inferir que desde 1998 la fuerza de trabajo ha estado si<strong>en</strong>do apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te expulsada<br />

de los SCNR hacia las actividades de exportación, mi<strong>en</strong>tras que se ha mant<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> el sector<br />

sustitutivo de importaciones.<br />

Desde el punto de vista de género, la Tabla A-15, pres<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> Anexos, muestra fuertes y<br />

volátiles cambios <strong>en</strong> la participación relativa del empleo de las mujeres <strong>en</strong> todo este período.<br />

Esta actividad se asemeja a la de los hombres solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el caso del nulo y bajo peso relativo<br />

del empleo <strong>en</strong> las actividades importadoras especializadas y <strong>en</strong> los SNT; aunque es más cercana<br />

al promedio nacional <strong>en</strong> estos últimos servicios (la de los hombres es m<strong>en</strong>or que el promedio).<br />

Efectivam<strong>en</strong>te, la participación de las mujeres ocupadas <strong>en</strong> las actividades directa o indirectam<strong>en</strong>te<br />

vinculadas con todo el sector externo de bi<strong>en</strong>es (exportaciones, sustitución de importaciones e<br />

importaciones) <strong>en</strong> el total de los ocupadas, después de subir del 50.5% <strong>en</strong> 1998 al 63.5% <strong>en</strong> 2001,


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Hombres 84.8% 51.7% 0.0% 45.4% 70.5%<br />

se desplomó al 30.9% <strong>en</strong> 2005, aunque, 2005 por sub-sector externo, la tasa de participación de su<br />

Mujeres 15.2% 48.3% 100.0% 54.6% 29.5%<br />

empleo <strong>en</strong> actividades de exportación <strong>en</strong> el Hombres empleo total 86.6% de las 47.3% mujeres 100.0% disminuyó 46.3% 68.0% <strong>en</strong> 58% <strong>en</strong> el<br />

2001<br />

período 2001-5, mi<strong>en</strong>tras que se increm<strong>en</strong>tó Mujeres <strong>en</strong> 113% 13.4% <strong>en</strong> el caso 52.7% de las 0.0% actividades 53.7% 32.0% de SCNR y <strong>en</strong><br />

Hombres 88.1% 52.6% 0.0% 45.8% 73.1%<br />

87.7% <strong>en</strong> el de las de sustitución de importaciones. 1998 En relación con los hombres, los cambios han<br />

Mujeres 11.9% 47.4% 0.0% 54.2% 26.9%<br />

sido más acelerados porque después Fu<strong>en</strong>te: de acercarse Elaboración propia al nivel <strong>en</strong> base de a las las ENMNV mujeres 1998, 2001, <strong>en</strong> 2005. el 2001 desde una<br />

m<strong>en</strong>or participación <strong>en</strong> todo el sector externo de bi<strong>en</strong>es <strong>en</strong> 1998 (24.9%) más bi<strong>en</strong> continuaron<br />

increm<strong>en</strong>tando su participación hasta prácticam<strong>en</strong>te el 70% <strong>en</strong> 2005.<br />

En otras palabras, se ha reducido significativam<strong>en</strong>te para las mujeres la importancia de las<br />

género 1998, 2001, 2005<br />

ocupaciones <strong>en</strong> actividades de exportación, prácticam<strong>en</strong>te se Sustitu. ha mant<strong>en</strong>ido la de sustitución de<br />

Año Sexo Export.<br />

Import. SCNR SNT Total<br />

importaciones y de SNT, y se ha increm<strong>en</strong>tado significativam<strong>en</strong>te Import. la de los SCNR. La reubicación de<br />

Hombres 67.0% 2.7% 0.0% 25.3% 5.0% 100%<br />

la fuerza de trabajo de los hombres ha<br />

2005<br />

sido<br />

Mujeres<br />

<strong>en</strong> la dirección<br />

25.4%<br />

contraria,<br />

5.4%<br />

con<br />

0.1%<br />

la<br />

64.6%<br />

única difer<strong>en</strong>cia<br />

4.5% 100%<br />

que<br />

se ha reducido el (relativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>os importante) Total peso 53.7% de las 3.6% ocupaciones 0.0% 37.9% <strong>en</strong> actividades 4.8% 100% de<br />

substitución de importaciones. El acelerami<strong>en</strong>to<br />

Hombres<br />

del ritmo<br />

53.7%<br />

de la apertura<br />

3.6% 0.0%<br />

comercial<br />

37.9%<br />

y el<br />

4.8%<br />

increm<strong>en</strong>to<br />

100%<br />

2001 Mujeres 60.6% 2.9% 0.0% 30.3% 6.2% 100%<br />

del peso relativo de las ocupaciones <strong>en</strong> actividades Total transables 46.4% 4.1% a nivel 0.0% nacional 43.5% han 6.0% estado 100% más<br />

bi<strong>en</strong> correlacionados con un traslado de las Hombres mujeres de 18.5% las actividades 6.4% 0.0% transables 69.4% de 5.7% exportación 100%<br />

1998 Mujeres 46.4% 4.1% 0.0% 43.5% 6.0% 100%<br />

de bi<strong>en</strong>es, donde siempre han predominado los hombres, hacia las de SCNR, donde siempre<br />

Total 48.1% 3.6% 0.0% 41.8% 6.5% 100%<br />

han predominado las mujeres, pero <strong>en</strong> Cambios m<strong>en</strong>or Hombres proporción. 24.8% Dado -23.9% el increm<strong>en</strong>to -100.0% -33.3% de la participación<br />

3.7% n/a<br />

laboral de las mujeres y la disminución<br />

participación<br />

de Mujeres la tasa de -58.0% desempleo 87.7% reportados 264.4% 113.0% anteriorm<strong>en</strong>te, -27.7% n/a los<br />

SCNR han resurgido como un gran absorb<strong>en</strong>te 2005-1 /a Total de la fuerza 15.6% de -11.3% trabajo 75.8% de las mujeres -12.9% -19.7% arrebatando n/a<br />

a las actividades de exportación la a/ No posición se calcula para que el período habían 1998-2001 obt<strong>en</strong>ido por difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el <strong>en</strong> período el marco muestral. 1998-2001.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a las ENMNV 1998, 2001, 2005.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, los SNT parecieran ser destructores de empleo para las mujeres.<br />

En cuanto a la distribución<br />

de toda la fuerza de trabajo<br />

por género, la Tabla 16<br />

muestra que los hombres han<br />

mant<strong>en</strong>ido su acaparami<strong>en</strong>to<br />

del 68% de toda la fuerza de<br />

trabajo ocupada desde 1998,<br />

logrando conc<strong>en</strong>trarse <strong>en</strong> las<br />

actividades transables (47.4%),<br />

especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las ramas<br />

de actividades exportadoras<br />

Tabla 17<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

Distribución de la participacion de género <strong>en</strong> la estructura de<br />

empleo según exposición a comercio internacional 1998, 2001,<br />

2005<br />

Sustit.<br />

Año Sexo Export.<br />

Import. SCNR SNT<br />

Import.<br />

Tabla A-15<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

Estructura de empleo según exposición a comercio internacional y por<br />

Tabla 16<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

Distribución de la participacion total de los ocupados según exposición a<br />

comercio internacional y género 1998, 2001, 2005<br />

Año Sexo Export.<br />

Sustit.<br />

Import.<br />

Import. SCNR SNT Total<br />

2005<br />

2001<br />

1998<br />

Hombres<br />

Hombres<br />

Hombres<br />

45.5%<br />

40.2%<br />

42.4%<br />

1.9%<br />

1.9%<br />

1.9%<br />

0.0%<br />

0.0%<br />

0.0%<br />

17.2%<br />

20.1%<br />

19.1%<br />

3.4%<br />

4.1%<br />

4.7%<br />

68.0%<br />

66.4%<br />

68.1%<br />

Mujeres<br />

Mujeres<br />

Mujeres<br />

8.1%<br />

6.2%<br />

5.7%<br />

1.7%<br />

2.1%<br />

1.7%<br />

0.0%<br />

0.0%<br />

0.0%<br />

20.7%<br />

23.3%<br />

22.7%<br />

1.4%<br />

1.9%<br />

1.7%<br />

32.0%<br />

33.6%<br />

31.9%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a las ENMNV 1998, 2001, 2005.<br />

(45.5%), para el año 2005; su empleo relativo <strong>en</strong> estas últimas ha crecido desde su nivel de 1998<br />

y creció <strong>en</strong> más de 5 puntos porc<strong>en</strong>tuales con el rápido crecimi<strong>en</strong>to del coefici<strong>en</strong>te de apertura<br />

<strong>en</strong> el período 2001-5. El mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la m<strong>en</strong>or participación (<strong>en</strong> aproximadam<strong>en</strong>te 32%<br />

desde 1998) de las mujeres <strong>en</strong> el empleo total también ha implicado una reestructuración por el<br />

creci<strong>en</strong>te peso (aunque mucho m<strong>en</strong>or que el de los hombres) de su fuerza de trabajo ocupada <strong>en</strong><br />

actividades transables y <strong>en</strong> las de exportación hasta 9,8% y 8.1% respectivam<strong>en</strong>te, para 2005;<br />

mi<strong>en</strong>tras el peso relativo de su fuerza de trabajo ocupada <strong>en</strong> actividades de SCNR ha disminuido,<br />

aunque sigue si<strong>en</strong>do mayor que el de los hombres.<br />

53


54 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

En la Tabla 17 se puede observar<br />

finalm<strong>en</strong>te que las mujeres han<br />

increm<strong>en</strong>tado su baja participación visa-vis<br />

los hombres <strong>en</strong> las ocupaciones<br />

<strong>en</strong> actividades de exportación, a pesar<br />

de su expulsión, y <strong>en</strong> las de SNT, y<br />

prácticam<strong>en</strong>te la han mant<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> el<br />

caso de las actividades de sustitución<br />

de importaciones y de SCNR, a pesar de<br />

su significativa absorción <strong>en</strong> el empleo<br />

<strong>en</strong> estas últimas.<br />

Tabla 17<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

Distribución de la participacion de género <strong>en</strong> la estructura de<br />

empleo según exposición a comercio internacional 1998, 2001,<br />

2005<br />

Año Sexo Export.<br />

Sustit.<br />

Import.<br />

Import. SCNR SNT<br />

2005<br />

2001<br />

1998<br />

Hombres<br />

Hombres<br />

Hombres<br />

84.8%<br />

86.6%<br />

88.1%<br />

51.7%<br />

47.3%<br />

52.6%<br />

0.0%<br />

100.0%<br />

0.0%<br />

45.4%<br />

46.3%<br />

45.8%<br />

70.5%<br />

68.0%<br />

73.1%<br />

Mujeres<br />

Mujeres<br />

Mujeres<br />

15.2%<br />

13.4%<br />

11.9%<br />

48.3%<br />

52.7%<br />

47.4%<br />

100.0%<br />

0.0%<br />

0.0%<br />

54.6%<br />

53.7%<br />

54.2%<br />

29.5%<br />

32.0%<br />

26.9%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a las ENMNV 1998, 2001, 2005.<br />

Tabla A-15<br />

En g<strong>en</strong>eral, las mujeres han salido perdi<strong>en</strong>do con el increm<strong>en</strong>to de la apertura comercial porque<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan el sesgo de m<strong>en</strong>ores tasas netas de participación laboral y además no han mejorado<br />

su posición vis-a-vis los hombres <strong>en</strong> el empleo <strong>en</strong> todas las ramas<br />

género<br />

agregadas,<br />

1998, 2001, 2005<br />

y el logro de su<br />

Sustitu.<br />

mejor posicionami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> las actividades transables Año de Sexo exportación Export.<br />

Import. pierde importancia dado su<br />

expulsión de las mismas y ante la mayor absorción por las actividades de SCNR <strong>en</strong> las que más bi<strong>en</strong><br />

2005<br />

se ha estancado su peso vis-a-vis los hombres. Las actividades sustitutivas de importaciones y de<br />

SNT no han jugado un papel importante para el empleo de las mujeres. Los hombres continúan<br />

mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do su mejor posicionami<strong>en</strong>to global<br />

2001y su expulsión de los SCNR los ha llevado a<br />

atrincherarse <strong>en</strong> las actividades de exportación.<br />

Estructura de empleo según exposición a comercio internacional y por<br />

1998<br />

Import. SCNR SNT Total<br />

Hombres 67.0% 2.7% 0.0% 25.3% 5.0% 100%<br />

Mujeres 25.4% 5.4% 0.1% 64.6% 4.5% 100%<br />

Total 53.7% 3.6% 0.0% 37.9% 4.8% 100%<br />

Hombres 53.7% 3.6% 0.0% 37.9% 4.8% 100%<br />

Mujeres 60.6% 2.9% 0.0% 30.3% 6.2% 100%<br />

Total 46.4% 4.1% 0.0% 43.5% 6.0% 100%<br />

Hombres 18.5% 6.4% 0.0% 69.4% 5.7% 100%<br />

Mujeres 46.4% 4.1% 0.0% 43.5% 6.0% 100%<br />

Total 48.1% 3.6% 0.0% 41.8% 6.5% 100%<br />

Particularm<strong>en</strong>te, no se cu<strong>en</strong>ta con datos para describir la evolución desde los 90 de la distribución<br />

Cambios<br />

de la fuerza de trabajo ocupada, según niveles participación<br />

<strong>en</strong> el Gráfico 17 (ver Tabla A-16 <strong>en</strong> Anexo)<br />

de educación <strong>en</strong>tre las ramas de actividad según<br />

su exposición al comercio internacional. No obstante,<br />

2005-1 /a<br />

se puede observar que para el 2005, la distribución<br />

a/ No se calcula<br />

por<br />

para<br />

rama<br />

el período<br />

de todos<br />

1998-2001<br />

los<br />

por<br />

trabajadores<br />

difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el marco<br />

ocupados<br />

muestral.<br />

es heterogénea d<strong>en</strong>tro de un mismo sexo, pero Fu<strong>en</strong>te: exist<strong>en</strong> Elaboración ciertos propia patrones <strong>en</strong> base a las <strong>en</strong>tre ENMNV cada 1998, grupo. 2001, 2005.<br />

Hombres 24.8% -23.9% -100.0% -33.3% 3.7% n/a<br />

Mujeres -58.0% 87.7% 264.4% 113.0% -27.7% n/a<br />

Total 15.6% -11.3% 75.8% -12.9% -19.7% n/a<br />

100%
<br />

90%
<br />

80%
<br />

70%
<br />

60%
<br />

50%
<br />

40%
<br />

30%
<br />

20%
<br />

10%
<br />

0%
<br />

Tabla 16<br />

Gráfico
17
<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Distribución
empleo
por
sexo
y
nivel
educación,
2005
<br />

de la participacion total de los ocupados según exposición a<br />

comercio internacional y género 1998, 2001, 2005<br />

Año Sexo Export.<br />

Sustit.<br />

Import.<br />

Import. SCNR SNT Total<br />

2005<br />

Hombres 45.5% 1.9% 0.0% 17.2% 3.4% 68.0%<br />

Mujeres 8.1% 1.7% 0.0% 20.7% 1.4% 32.0%<br />

2001<br />

Hombres 40.2% 1.9% 0.0% 20.1% 4.1% 66.4%<br />

Mujeres 6.2% 2.1% 0.0% 23.3% 1.9% 33.6%<br />

1998<br />

Hombres 42.4% 1.9% 0.0% 19.1% 4.7% 68.1%<br />

Mujeres 5.7% 1.7% 0.0% 22.7% 1.7% 31.9%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a las ENMNV 1998, 2001, 2005.<br />

Export.
 Sustit.
Import.
 Import.
 SCNR
 SNT
<br />

Hombres
Media
 Mujeres
Media
 Hombres
Baja
 Mujeres
Baja
 Hombres
Alta
 Mujeres
Alta
<br />

Elaboración
propia.
Ver
tabla
A‐16.




Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

55<br />

100%
<br />

90%
<br />

80%
<br />

70%
<br />

60%
<br />

50%
<br />

40%
<br />

30%
<br />

20%
<br />

10%
<br />

0%
<br />

Gráfico
18
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Ocupados
sin
acceso
al
INSS
según
exposición
al
comercio
<br />

internacional,
2001
y
2005
<br />

2005
 2001
 2005
 2001
<br />

Hombres
<br />

Mujeres
<br />

Export.
 SCNR
 Sustit.
Import.
 SNT
 Import.
<br />

Elaboración
propia.
Ver
Tabla
A‐17.
<br />

En resum<strong>en</strong>, las trabajadoras con niveles medios y altos de educación se han colocado bi<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

las ramas de servicios, aunque <strong>en</strong> la rama absorb<strong>en</strong>te de SCNR se han colocado mejor las de nivel<br />

educativo medio. La apertura comercial parece haber creado oportunidades de empleo para este<br />

grupo mejor educado de las mujeres trabajadoras.<br />

At<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do la calidad del empleo, <strong>en</strong> el Gráfico 18 (ver Tabla A-17 <strong>en</strong> Anexo) se observa que se ha<br />

mant<strong>en</strong>ido un mismo patrón de inaccesibilidad a la seguridad social por parte de los trabajadores<br />

hombres y mujeres de las distintas ramas: desde el 60% <strong>en</strong> las actividades sustitutivas de<br />

importación hasta casi el 100% <strong>en</strong> las actividades de exportación, no han ofrecido empleos seguros<br />

y formales <strong>en</strong> el período de acelerami<strong>en</strong>to de la apertura comercial (2001-5), aunque se ha<br />

dado un increm<strong>en</strong>to de la accesibilidad al INSS por parte de las mujeres ocupadas <strong>en</strong> actividades<br />

sustitutivas y <strong>en</strong> las de SNT. Sin embargo, las mujeres ganaron relativam<strong>en</strong>te al moverse un paso,<br />

de la rama exportadora a la de SCNR, aun cuando <strong>en</strong> esta última no hubo mejoría <strong>en</strong> la cobertura<br />

social (predominando el empleo de las mujeres <strong>en</strong> el sector informal, como se observó <strong>en</strong><br />

secciones previas); mi<strong>en</strong>tras que los hombres perdieron al ser absorbidos por las actividades de<br />

exportación. Anteriorm<strong>en</strong>te, se id<strong>en</strong>tificó el hecho de que <strong>en</strong> términos globales y <strong>en</strong> el contexto<br />

de la apertura, el mercado laboral ha mostrado una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de cambio estructural hacia la<br />

oferta y demanda de puestos de trabajo más calificados. En este contexto, las mujeres lograron<br />

ubicarse y reinsertarse <strong>en</strong> el mercado laboral durante al m<strong>en</strong>os la última fase.<br />

Este balance corresponde con el apar<strong>en</strong>te inicio de una reducción (arriba constatada) de la<br />

segregación de las mujeres <strong>en</strong> puestos de trabajo no calificados, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el área urbana;<br />

con sus mejores niveles educativos y el m<strong>en</strong>or peso que ti<strong>en</strong>e el subempleo <strong>en</strong>tre ellas. Los<br />

hombres, por el contrario, fueron absorbidos <strong>en</strong> las creci<strong>en</strong>tes actividades de exportación junto<br />

con un deterioro de su precariedad, lo que está correlacionado con sus relativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>ores


56 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

niveles de educación y significativam<strong>en</strong>te con el alto peso que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los puestos de trabajo “no<br />

calificados” <strong>en</strong> su fuerza de trabajo, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el área rural.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

57<br />

7. Políticas laborales sin compromisos<br />

con las mujeres<br />

7.1 ¿En qué han consistido <strong>en</strong> realidad las políticas<br />

Desde un punto de vista más amplio, el tema de las políticas de apertura ti<strong>en</strong>e que ver con el papel<br />

de la globalización, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida como una estrecha interrelación <strong>en</strong>tre países y pueblos facilitada<br />

por la caída de los costos de transporte y telecomunicaciones y por el desmantelami<strong>en</strong>to de los<br />

muros “artificiales” nacionales puestos históricam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> contra de los flujos de bi<strong>en</strong>es, servicios,<br />

capitales, conocimi<strong>en</strong>tos y <strong>en</strong>tre países. El paradigma de desarrollo neoliberal, bajo las premisas<br />

de que los mercados desregulados, el libre comercio y la liberalización financiera increm<strong>en</strong>tan la<br />

compet<strong>en</strong>cia, la efici<strong>en</strong>cia y el crecimi<strong>en</strong>to económico, han permeado la naturaleza del proceso<br />

de globalización impulsando la disminución del rol del Estado, sustituyéndolo por el mercado<br />

como mecanismo de distribución más efici<strong>en</strong>te de los recursos. Este paradigma promete que si<br />

países <strong>en</strong> desarrollo como <strong>Nicaragua</strong> lo adoptan, podrán alcanzar más rápidam<strong>en</strong>te estándares<br />

de vida similares a los desarrollados.<br />

En el ámbito comercial, la globalización ha trabajado a través de tres niveles con sus correspondi<strong>en</strong>tes<br />

formas de liberalización: i) a nivel nacional, el Estado-nación impulsa una liberalización unilateral,<br />

d<strong>en</strong>ominada “unilateralismo”, a fin de mejorar el bi<strong>en</strong>estar de la nación; ii) a nivel regional,<br />

dos o más Estados Nacionales, como los c<strong>en</strong>troamericanos <strong>en</strong>tre sí, y ahora <strong>en</strong> conjunto con la<br />

Unión Europea, impulsan una integración regional para abrir sus economías a la compet<strong>en</strong>cia y<br />

promover el bi<strong>en</strong>estar regional; y iii) a nivel mundial, mediante el “multilateralismo” como el<br />

realizado a través de la OMC se da la complem<strong>en</strong>tariedad <strong>en</strong>tre los dos niveles anteriores. A su<br />

vez, desde el punto de vista de la consolidación de la globalización y de las relaciones políticas<br />

de apertura, se facilita la integración de los productores a nivel regional versus integración de<br />

mercado a nivel global (Romo, s.f.).<br />

En este contexto, las políticas de apertura, como integrante del “ajuste estructural” 53 , han sido<br />

percibidas a partir de los años 90 como fundam<strong>en</strong>tales tanto para el crecimi<strong>en</strong>to económico<br />

53 El trabajo no abordará de manera sistemática toda la gama de las políticas de ajuste estructural que afectan la decisiones<br />

a nivel micro (hogares, empresas), aunque si se analizará <strong>en</strong> detalle la política de empleo y mercado de trabajo. Tampoco se<br />

abordarán las políticas de estabilización macroeconómica, que no deb<strong>en</strong> confundirse con las anteriores, dado que se conc<strong>en</strong>tran<br />

fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el control del déficit fiscal y de la inflación, lo que también afecta la micro- y meso-economía. Ambos tipos


58 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

como para la reducción de la <strong>pobreza</strong> y de la desigualdad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, incluy<strong>en</strong>do la de género. De<br />

hecho, <strong>en</strong> América C<strong>en</strong>tral el objetivo principal <strong>en</strong> la estrategia del ajuste estructural fue la política<br />

de apertura comercial y de liberalización financiera (Aguilar 2004). La liberalización comercial 54 y<br />

financiera promete que si se mejora la efici<strong>en</strong>cia económica, se promoverá el crecimi<strong>en</strong>to y con<br />

esto la reducción de la <strong>pobreza</strong> (lo que podría interpretarse como un “Cons<strong>en</strong>so de Washington” 55<br />

ampliado y s<strong>en</strong>sible socialm<strong>en</strong>te). Cabe preguntarse ¿cuáles han sido las premisas, promesas y<br />

compromisos planteados por las políticas de apertura <strong>en</strong> países como <strong>Nicaragua</strong> a partir de 1990<br />

<strong>en</strong> relación con el tema específico de equidad de género y empleo<br />

Anteriorm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la década de los 80 se impulsaron <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> 56 profundos cambios socioeconómicos<br />

y políticos, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> la región latinoamericana se experim<strong>en</strong>taba la “década<br />

perdida” a partir de la crisis de la deuda, caracterizada por la implem<strong>en</strong>tación de políticas de<br />

estabilización macroeconómica (con el <strong>en</strong>foque monetario de la balanza de pagos a la Polack/<br />

FMI) y de las medidas posteriores de ajuste estructural impulsadas por el BM <strong>en</strong> estrecha<br />

coordinación con el FMI. No obstante, <strong>Nicaragua</strong> tuvo que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar desde finales de los 80 una<br />

hiperinflación y una fuerte recesión (el PIB cayó más del 20% <strong>en</strong>tre 1983 y 1990). El conflicto<br />

bélico incidió <strong>en</strong> que la economía operara con un alto nivel de inefici<strong>en</strong>cia y de interv<strong>en</strong>ción pública<br />

<strong>en</strong> la fijación de precios <strong>en</strong> los mercados. Los esfuerzos de estabilización y ajuste estructural que<br />

siguieron inmediatam<strong>en</strong>te a la derrota electoral del Gobierno Sandinista <strong>en</strong> 1990 trataron de<br />

poner aceleradam<strong>en</strong>te al país al mismo ritmo que los demás países de la región (Solá, 2007; Evans,<br />

1995), aunque esa administración implem<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> 1988 fuertes medidas de “compactación” que<br />

afectaron el empleo. La nueva política de estabilización macroeconómica, negociadas con el FMI<br />

la mayor parte del tiempo, consistió <strong>en</strong> control fiscal, reducción del empleo público 57 , contracción<br />

monetaria y una política de mini devaluaciones cambiarias o “crawling peg” (Edwards y Vergara<br />

2001), que lograron reducir la inflación al 10% anual, aproximadam<strong>en</strong>te.<br />

Sin embargo, a inicios de 1990, se fue impulsando otro modelo económico basado <strong>en</strong> las premisas<br />

de política siempre reflejan inevitablem<strong>en</strong>te algún paradigma, sin embargo el análisis de sus efectos debe ser realizado de manera<br />

separada. Ver Morley et al 1999.<br />

54 La teoría tradicional del comercio internacional (teorema de Stolper-Samuelson) predice que la liberalización comercial<br />

mejora la distribución del ingreso, dado que la remuneración del factor productivo relativam<strong>en</strong>te abundante (asumi<strong>en</strong>do que éste<br />

sea el trabajo no calificado) debería aum<strong>en</strong>tar con respecto al factor escaso (para simplificar, capital o trabajo no calificado).<br />

55 En el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de 1990 de ministros de economía y finanzas de América Latina, <strong>en</strong> Washington, se acordó liberalizar el<br />

comercio, los mercados de bi<strong>en</strong>es y factores, establecer tipos de cambio competitivos, atraer la inversión extranjera, impulsar<br />

privatizaciones, respetar los derechos de propiedad y mayor disciplina fiscal.<br />

56 García-Huidobro (2004) argum<strong>en</strong>ta que hasta la década de los set<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> se v<strong>en</strong>ían aplicando el <strong>en</strong>foque<br />

hayekiano: el Estado no interv<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> el pl<strong>en</strong>o desarrollo de los ciclos económicos causados por las fluctuaciones de los negocios<br />

privados, cualesquiera que fuera el costo social por la caída del producto, del empleo y de los salarios. Sin embargo el desarrollo<br />

de <strong>Nicaragua</strong> estuvo muy influido por el <strong>en</strong>foque desarrollista del Banco Mundial a partir de los años 50 y de la interpretación<br />

particular que se le dio al proceso integracionista c<strong>en</strong>troamericano que difirió del paradigma cepalino de <strong>en</strong>tonces por la influ<strong>en</strong>cia<br />

de los EEUU (ver Sola 2007).<br />

57 El Gobierno de Chamorro implem<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> 1991 el Programa de Conversión Ocupacional con el objetivo de “desmovilizar”<br />

a 10.000 personas, superando ampliam<strong>en</strong>te esta meta al alcanzar la cifra de 25.000, y <strong>en</strong> 1994 el Programa de Movilidad Laboral,<br />

con el propósito de reducir 13.500 puestos de trabajo de manera escalonada, pero no logró la meta (Pérez Sáinz, Juan Pablo,<br />

2000. Las Cu<strong>en</strong>tas P<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de la Modernización. T<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias Laborales y sus Efectos Sobre la Integración Social <strong>en</strong> el Istmo<br />

C<strong>en</strong>troamericano, LAC y AID, Unión Europea; citado <strong>en</strong> Fernández-Pacheco (2004). No hubo consideraciones de equidad de<br />

género.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

59<br />

del “Cons<strong>en</strong>so de Washington”, que buscaba integrar la economía nacional al acelerado proceso de<br />

internacionalización correspondi<strong>en</strong>te con la fase de globalización de fines del siglo XX. Las políticas<br />

adoptadas pret<strong>en</strong>dían una redefinición del papel (compet<strong>en</strong>cias, alcance, empleo) del Estado 58 y<br />

el fortalecimi<strong>en</strong>to del sector privado como principal actor promotor del crecimi<strong>en</strong>to económico,<br />

asegurando el predominio del mercado. Además, <strong>en</strong> algunos casos, estas políticas pret<strong>en</strong>dían<br />

complem<strong>en</strong>tar simultáneam<strong>en</strong>te las medidas de estabilización; por ejemplo, había muchas<br />

expectativas e influ<strong>en</strong>cias sobre la política económica prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes del FMI y del Club de París<br />

por el pago de la deuda, y otros actores, al mismo tiempo que el país necesitaba urg<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

de la cooperación internacional (ver Corbo, 1999; Solá, 2007; Aguilera, s.f). La superación de la<br />

<strong>pobreza</strong>, no era <strong>en</strong>tonces una promesa de la política de ajuste, mucho m<strong>en</strong>os el combate a la<br />

inequidad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, ni la de género, <strong>en</strong> particular. Más bi<strong>en</strong> esta política reflejaba <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a<br />

parte los compromisos asumidos <strong>en</strong> una amplia y a veces contradictoria gama de “protocolos”,<br />

“acuerdos” o “pactos” políticos y económicos (Solá, 2007), <strong>en</strong>tre los cuales no se <strong>en</strong>contraban<br />

consideradas las necesidades estratégicas de las mujeres nicaragü<strong>en</strong>ses, con excepción del<br />

mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la paz. Las políticas de la Administración Chamorro dieron así señales claras del<br />

nuevo rumbo, dando los primeros pasos para desmantelar el <strong>en</strong>orme aparato estatal heredado,<br />

aunque tampoco <strong>en</strong> su totalidad fueron “neoliberales” <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido estricto del término 59 , por las<br />

presiones políticas <strong>en</strong> aquel tiempo. Desde <strong>en</strong>tonces se ha diseñado e implem<strong>en</strong>tado políticas de<br />

liberalización de la balanza de pagos, tanto de la cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te como la de capital, incluy<strong>en</strong>do<br />

reducciones <strong>en</strong> las restricciones al comercio y la liberalización financiera nacional y externa, lo que<br />

condujo a una redefinición del ambi<strong>en</strong>te externo del país, reformas tributarias y desregulación de<br />

los mercados laborales (ver<br />

Edwards y Vergara, 2001; y<br />

Taylor y Vos, 2001).<br />

Para ilustrar estas políticas,<br />

<strong>en</strong> la Tabla A-18 <strong>en</strong> el Anexo<br />

se pres<strong>en</strong>ta un conjunto de<br />

indicadores relacionados a la<br />

política de apertura del país<br />

y <strong>en</strong> el Gráfico 19 (ver Tabla<br />

A-19 <strong>en</strong> Anexo), se pres<strong>en</strong>ta<br />

el comportami<strong>en</strong>to de los<br />

índices (y sus compon<strong>en</strong>tes)<br />

de las políticas de reforma<br />

estructural <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y la<br />

1
<br />

0.9
<br />

0.8
<br />

0.7
<br />

0.6
<br />

0.5
<br />

0.4
<br />

0.3
<br />

0.2
<br />

0.1
<br />

0
<br />

Gráfico
19
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Indices
de
Lora
e
Indice
de
Muñoz
de
Refoma
Estructural:
<br />

1990‐1999
<br />

0.506
<br />

0.597
<br />

0
 0
 0
 0
<br />

0.574
 0.574
 0.58
<br />

0.623
 0.617
 0.598
<br />

58 La reforma del Estado fue concebida como parte de una triple transición: de la guerra a la paz, de la dictadura a la<br />

democracia y del socialismo a una economía social del mercado (ver Medal 1998). La AID, FMI y el BM acordaron brindar apoyo<br />

técnico y financiero a partir de 1991.<br />

59 Ent<strong>en</strong>dido el neoliberalismo estrictam<strong>en</strong>te como un paquete de políticas económicas, ha sido asociado a Cons<strong>en</strong>so<br />

de Washington (ver Williamson 1990), que consiste <strong>en</strong> manejo fiscal, estabilidad macroeconómica, privatización de empresas<br />

públicas, reforma del mercado laboral y liberalización comercial. En América Latina, estas políticas económicas se implem<strong>en</strong>taron<br />

de manera paradigmática con difer<strong>en</strong>tes grados de profundidad, <strong>en</strong> algunos casos con contramarchas, y <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes mom<strong>en</strong>tos,<br />

estando además <strong>en</strong> varios países asociadas a otras políticas sociales, como resultado de la economía política de cada país y su<br />

contexto externo (Gwynne y Kay 2004).<br />

0.490
<br />

0.466
 0.457
<br />

0.487
<br />

0.535
 0.542
 0.525
<br />

0.553
<br />

1990
 1991
 1992
 1993
 1994
 1995
 1996
 1997
 1998
 1999
<br />

Reforma
Estructural
 Comercio
y
compon<strong>en</strong>tes
 Financiero
<br />

Tributario
 Privatizacion
 Laboral
<br />

Indice
Ref.
Estr.
Muñoz
<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a datos de Lora 2001 y Muñoz s/f.


60 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

política de apertura,<br />

<strong>en</strong> particular, para<br />

<strong>Nicaragua</strong>, que han<br />

sido estimados por<br />

Berhman et al60, Lora<br />

y Morley, y Muñoz;<br />

estos índices se basan<br />

<strong>en</strong> información que<br />

refleja directam<strong>en</strong>te<br />

decisiones de<br />

política61 que están<br />

bajo control del<br />

gobierno, y por lo tanto<br />

1.000
<br />

0.900
<br />

0.800
<br />

0.700
<br />

0.600
<br />

0.500
<br />

0.400
<br />

0.300
<br />

0.200
<br />

0.100
<br />

0.000
<br />

Gráfico
20
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Indicadores
Muñoz
de
Reforma
Estrucutural
<br />

1990‐2000
<br />

1990
 1991
 1992
 1993
 1994
 1995
 1996
 1997
 1998
 1999
 2000
<br />

Comercial
 Tributaria
 Financiera
<br />

Reducción
Estado
 Laboral
 Reforma
Estructural
<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a datos de Muñoz s/f.<br />

pued<strong>en</strong> considerarse<br />

medidas de esfuerzo<br />

de liberalización (Behrman et al 2001, Morley et al 1999). La evolución de los índices de Lora<br />

(2001) y Muñoz (s.f.), muestra que durante los 90 <strong>Nicaragua</strong>, <strong>en</strong> el concierto de las políticas de<br />

los países de América Latina, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y de América C<strong>en</strong>tral, <strong>en</strong> particular, implem<strong>en</strong>tó políticas<br />

de reforma estructural relativam<strong>en</strong>te moderadas y estables.<br />

En el caso del Índice de Reforma Estructural agregado de Muñoz (ver Gráfico 20), hay fluctuaciones<br />

a inicios de los 90, pero después se estabiliza a un nivel moderado. Aunque a nivel agregado<br />

se podría inferir que el ajuste estructural no se llevó a cabo de manera drástica cuantitativa y<br />

cualitativam<strong>en</strong>te (Muñoz s/f)), lo que <strong>en</strong> parte podría ser explicable por la economía política y los<br />

compromisos políticos para mant<strong>en</strong>er la paz de ese período (ver Solá 2007), es notorio que ambos<br />

índices coincid<strong>en</strong> <strong>en</strong> que la liberalización fue relativam<strong>en</strong>te más fuertes <strong>en</strong> el caso de la apertura<br />

comercial y, <strong>en</strong> segundo lugar, la liberalización financiera (estas a partir especialm<strong>en</strong>te de 1992),<br />

según Lora, y la tributaria, según Muñoz. La desregulación del mercado laboral v<strong>en</strong>dría <strong>en</strong> todo<br />

caso después de 1994, para ambos casos (la que se int<strong>en</strong>sificó notablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la segunda mitad<br />

de la década, especialm<strong>en</strong>te durante la Administración Alemán).<br />

Según Lora, a partir de 1992 (cuando se dio una reforma fiscal) la política tributaria cambió<br />

rápidam<strong>en</strong>te para apoyar la apertura <strong>en</strong> los primeros 3 años y se mantuvo con una int<strong>en</strong>sidad<br />

60 Behrman et al (2001) construyeron estos índices para resumir información acerca de reformas <strong>en</strong> el área comercial,<br />

financiera, fiscal, liberalización de la cu<strong>en</strong>ta de capital, y privatizaciones <strong>en</strong>tre 1970 y 1995 <strong>en</strong> varios países de América Latina.<br />

61 Estos índices mid<strong>en</strong> el grado de liberalización o de reducción de las distorsiones ocasionadas por la interv<strong>en</strong>ción pública,<br />

sin que esto signifique que un valor alto sea necesariam<strong>en</strong>te “mejor” que uno bajo. Además, un crecimi<strong>en</strong>to rápido o l<strong>en</strong>to, o<br />

una estabilidad del comportami<strong>en</strong>to del índice, debe interpretarse desde la situación inicial, la que es tomada como dada <strong>en</strong> sus<br />

estimaciones. En este s<strong>en</strong>tido hay que recordar que <strong>Nicaragua</strong> <strong>en</strong> los 80 t<strong>en</strong>ía una economía bastante interv<strong>en</strong>ida aunque al final<br />

de la década se dieron algunas importantes medidas (no tan exitosas) de estabilización macroeconómica y de apertura comercial.<br />

Cada uno de estos índices ti<strong>en</strong>e sus fortalezas y debilidades, pero su lectura, <strong>en</strong> conjunto con los otros indicadores m<strong>en</strong>cionados<br />

<strong>en</strong> este docum<strong>en</strong>to, permite t<strong>en</strong>er una muy bu<strong>en</strong>a idea de las políticas implem<strong>en</strong>tadas. Claro está que el uso de promedios<br />

simples de sus compon<strong>en</strong>tes para la construcción de cada índice unificado presupone que cada área de reforma escogida es<br />

igualm<strong>en</strong>te importante, pero hasta el mom<strong>en</strong>to no se ha planteado que alguna área es necesariam<strong>en</strong>te más importante que otra,<br />

aun cuando aquí estemos particularm<strong>en</strong>te interesado <strong>en</strong> la apertura comercial. En cualquier caso los índices globales permit<strong>en</strong><br />

ver la integralidad del proceso de ajuste echado andar. (Ver Muñoz s/f)


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

61<br />

moderada hasta 1999, mi<strong>en</strong>tras que para Muñoz aquella fue fuerte inicialm<strong>en</strong>te, igualm<strong>en</strong>te se<br />

moderó durante período 92-98 (se tomaron medidas de ampliación de las bases tributarias del<br />

IGV e IR y <strong>en</strong> 1997 se aprobó la Ley de Justicia Tributaria y Comercial62) y al final se increm<strong>en</strong>tó<br />

(reducción del IR).<br />

La política tributaria ha sido regresiva basándose fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> impuestos indirectos<br />

(la tasa del IGV se ha mant<strong>en</strong>ido desde 1990 <strong>en</strong> el 15%), con m<strong>en</strong>or énfasis <strong>en</strong> los impuestos<br />

directos. Además, aun cuando las reformas fiscales (1992, 2002) han sido un compon<strong>en</strong>te del<br />

ajuste, la política fiscal nunca ha tratado de ampliar con fuerza la estrecha base tributaria del<br />

país, dado que el sistema tributario permite la obt<strong>en</strong>ción legal de exoneraciones y ex<strong>en</strong>ciones;<br />

la política, implícita, ha consistido <strong>en</strong> mant<strong>en</strong>er una elevada proporción de estas últimas como<br />

porc<strong>en</strong>taje de los ingresos tributarios (García-Huidobro, 2004).<br />

Por su parte, según Lora (2001), la política de privatización fue increm<strong>en</strong>tando gradual pero<br />

sost<strong>en</strong>idam<strong>en</strong>te su fuerza hasta 1994, cuando com<strong>en</strong>zó su desc<strong>en</strong>so a un ritmo más l<strong>en</strong>to y<br />

prolongado hasta 1999 63 . Por otro lado, no hay que perder de vista que la “privatización” t<strong>en</strong>ía<br />

además otra dim<strong>en</strong>sión que no ha sido detectada por ninguno de los índices m<strong>en</strong>cionados:<br />

el proceso de legalización e indemnización por propiedades agrarias y urbanas confiscadas<br />

durante los 80 (Ley 278). Muchas propiedades que eran del Estado también fueron <strong>en</strong> realidad<br />

privatizadas mediante este proceso. Muñoz (s.f.), desde una óptica alternativa sobre la política<br />

de “reducción del Estado”, reporta que después de un desc<strong>en</strong>so para mediados de los 90, el<br />

índice correspondi<strong>en</strong>te increm<strong>en</strong>tó para finales de la década. De hecho, después de eliminarse o<br />

fusionarse ministerios, además de recortarse gastos, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte por razones de estabilización<br />

macroeconómica, no es sino hasta <strong>en</strong> 1996 cuando se toman medidas más fuertes de reducción de<br />

la inversión pública y de disminución del empleo público. Incluso, es a finales de 1998 cuando se<br />

impulsa el proceso de privatización de las empresas públicas de distribución de <strong>en</strong>ergía eléctrica y<br />

la de telecomunicaciones.<br />

En el caso particular de<br />

las políticas de apertura<br />

comercial, los índices<br />

de Lora y Muñoz son<br />

altos (con relación a<br />

respectivam<strong>en</strong>te la<br />

región latino-americana y<br />

c<strong>en</strong>troamericana) aunque<br />

para el final del dec<strong>en</strong>io<br />

el de Muñoz muestra una<br />

sost<strong>en</strong>ida t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a<br />

%
<br />

20
<br />

18
<br />

16
<br />

14
<br />

12
<br />

10
<br />

8
<br />

6
<br />

4
<br />

2
<br />

0
<br />

0.916
<br />

Grafico
21:
<strong>Nicaragua</strong>:

<br />

Indices
Lora,
Behrman
y
Muñoz
de
Comercio
1990‐1999
<br />

0.863
<br />

0.897
<br />

0.929
<br />

0.798
<br />

0.26
 0.26
 0.26
 0.26
 0.26
 0.26
<br />

0
 0
 0
<br />

62 Esta Ley también gravó la propiedad y reducía el proteccionismo de las industrias oligopólicas.<br />

63 A inicios de los 90 se creó la Corporación Nacional de Empresas Públicas (CORNAP) para hacerse cargo de 351 empresas<br />

estatales industriales y agropecuarias que producían hasta el 30% del PIB, ya sea vía su devolución a antiguos dueños (lo que era<br />

exigido por los EEUU) o su v<strong>en</strong>ta al sector privado (favorecido por el FMI) (Solá 2007). Para finales de los 90, la privatización se<br />

conc<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> las empresas de servicios públicos.<br />

0.893
<br />

1990
 1991
 1992
 1993
 1994
 1995
 1996
 1997
 1998
 1999
<br />

Arancel
promedio
aplicado
%
 Dispersion
arancelaria
 Indice
Lora
Comercio
<br />

Ind.
Behrman
Lib.
Comercial
<br />

Indice
Muñoz
Comercio
<br />

indice
 1
<br />

0.863
<br />

0.9
<br />

0.8
<br />

0.7
<br />

0.6
<br />

0.5
<br />

0.4
<br />

0.3
<br />

0.2
<br />

0.1
<br />

0



62 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

decrecer pero hasta niveles siempre por <strong>en</strong>cima del esfuerzo promedio regional. Cabe también<br />

notar que (Ver Gráfico 21), aunque el Índice de Lora no ti<strong>en</strong>e datos para el período 1991-93, el<br />

bajo pero constante valor (lo que implica crecimi<strong>en</strong>to) del Índice de Behrman et al para todo el<br />

período de los 90 (con el cual se cerraría a manera de aproximación la brecha 1991-93), t<strong>en</strong>dería<br />

a reforzar la hipótesis de un estable, sost<strong>en</strong>ido e int<strong>en</strong>so esfuerzo de la política de apertura<br />

comercial. Esta situación, sin embargo, amerita un análisis más detallado y desde una óptica más<br />

amplia por su importancia para este docum<strong>en</strong>to.<br />

Es importante resaltar que la política cambiaria tuvo inicialm<strong>en</strong>te el propósito fundam<strong>en</strong>tal de<br />

controlar la inflación mediante un deslizami<strong>en</strong>to gradual (mini devaluaciones) y preanunciado<br />

del tipo de cambio nominal, utilizado como ancla c<strong>en</strong>tral para mant<strong>en</strong>er la estabilidad de la<br />

moneda nacional; el ritmo del deslizami<strong>en</strong>to se fue reduci<strong>en</strong>do desde 1999 para controlar la<br />

inflación, reconociéndose todo el tiempo su poca efectividad de mejorar la competividad<br />

internacional de la economía nicaragü<strong>en</strong>se (Conrado y Rojas, 2003). En 1997 se eliminaron los<br />

monopolios importadores, y para 1999 las restricciones para-arancelarias se habían reducido<br />

significativam<strong>en</strong>te, así como el nivel promedio de la varianza de los aranceles, con el propósito de<br />

establecer una estructura de aranceles uniforme.<br />

La liberalización de la cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te ha consistido <strong>en</strong> la disminución, con algunas fluctuaciones,<br />

de los Derechos Arancelarios de Importación (DAI) desde un valor promedio de 43.3% <strong>en</strong> 1990<br />

hasta 6.23% <strong>en</strong> el 2006, <strong>en</strong> una banda que se ha ido estrechando. Durante la primera fase de la<br />

política de apertura, la disminución unilateral del promedio de protección nominal simple estuvo<br />

acompañada de la eliminación también unilateral de medidas no arancelarias a la importación.<br />

Además, a partir de 1995 se dejó de controlar el flujo de divisas para la exportación e importación<br />

del sector privado (formal) y público, así como las prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la inversión extranjera,<br />

unificándose el mercado cambiario (1997) e implem<strong>en</strong>tándose la libre convertibilidad 64 (Reyes,<br />

1999). Esta liberalización financiera de la cu<strong>en</strong>ta de capital se dio de manera complem<strong>en</strong>taria y<br />

simultánea con la desregulación del sector financiero interno: la eliminación de los topes a las<br />

tasas de interés, la reducción de los requerimi<strong>en</strong>tos de reservas y la facilitación de la <strong>en</strong>trada de<br />

nuevos bancos y otras <strong>en</strong>tidades financieras. En 1998 se inició un proceso de fortalecimi<strong>en</strong>to<br />

del sistema financiero, el que incluyó la supervisión (Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Bancos), del sistema<br />

bancario para mejorar la efici<strong>en</strong>cia y sanidad de los bancos y cambios <strong>en</strong> la Ley Orgánica del<br />

Banco C<strong>en</strong>tral. De igual manera, se cerraron o privatizaron bancos nacionales como BANADES,<br />

BANIC y BCP, que <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> una crisis financiera por varias razones.<br />

Por otra parte, <strong>en</strong> 1993 <strong>Nicaragua</strong> suscribió el Protocolo de Guatemala del Tratado G<strong>en</strong>eral de<br />

Integración C<strong>en</strong>troamericana (que refuerza el Sistema de la Integración C<strong>en</strong>troamericana –SICA-<br />

64 Con la excepción de las importaciones del sector público con financiami<strong>en</strong>to externo <strong>en</strong> que el BCN actúe como ag<strong>en</strong>te<br />

financiero del Gobierno y para el pago de la deuda pública externa. Operaciones <strong>en</strong> efectivo equival<strong>en</strong>tes o mayores de US$10,000<br />

deberán ser solam<strong>en</strong>te docum<strong>en</strong>tadas.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

63<br />

creado con la firma del Protocolo de Tegucigalpa <strong>en</strong> 1991) con un r<strong>en</strong>ovado 65 y más amplio 66<br />

propósito de promover el desarrollo económico y social equitativo y sost<strong>en</strong>ible de los países de<br />

la región, basado <strong>en</strong> una transformación y modernización productiva, social y tecnológica que<br />

condujera a un increm<strong>en</strong>to de la productividad de los factores. Se abandonó el <strong>en</strong>foque anterior<br />

que t<strong>en</strong>ía una versión de la industrialización sustitutiva de importaciones. El nuevo <strong>en</strong>foque de<br />

“regionalismo abierto” para la integración c<strong>en</strong>troamericana de los años 90 ha pret<strong>en</strong>dido mejorar<br />

la competitividad, efici<strong>en</strong>cia y dinámica de la inserción de América C<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la economía<br />

internacional, impulsando un régim<strong>en</strong> comercial de bi<strong>en</strong>es y servicios abierto y prefer<strong>en</strong>cial hacia<br />

d<strong>en</strong>tro de la región. Este sistema también estaría basado <strong>en</strong> políticas comerciales de apertura<br />

unilateral, además de participar <strong>en</strong> los esfuerzos complem<strong>en</strong>tarios multilaterales y regionales<br />

de liberalización comercial. El Protocolo de Guatemala planteó fases formales específicas para<br />

avanzar <strong>en</strong> la integración: las dos primeras, perfeccionami<strong>en</strong>to de la Zona de Libre Comercio y del<br />

Arancel Externo Común 67 de Importación han estado avanzando, pero se dio mucha l<strong>en</strong>titud para<br />

la construcción de la Unión Aduanera C<strong>en</strong>troamericana, debido a la multiplicidad de acuerdos<br />

comerciales bilaterales con otros países que ti<strong>en</strong>e cada país c<strong>en</strong>troamericano. (Martínez, s.f.).<br />

Esta situación evid<strong>en</strong>cia el problema de la compatibilidad planteado por Romo (s.f.). No obstante,<br />

a partir del Plan de Acción Económica suscrito <strong>en</strong> 2002 (San Salvador), se impulsó fuertem<strong>en</strong>te<br />

un proceso dirigido al establecimi<strong>en</strong>to de normas comunes para la solución de controversias,<br />

el comercio de servicios y la inversión, el establecimi<strong>en</strong>to del Código Aduanal Unificado<br />

C<strong>en</strong>troamericano (CAUCA) y de una administración aduanal común, el libre movimi<strong>en</strong>to de<br />

mercancías, la armonización de los impuestos aduanales y la ext<strong>en</strong>sión del libre comercio a la<br />

mayoría de los productos; el establecimi<strong>en</strong>to de una política común de comercio exterior, y la<br />

implem<strong>en</strong>tación de mecanismos para la recaudación de impuestos sobre el comercio exterior.<br />

Esta primera fase de apertura comercial de la economía nicaragü<strong>en</strong>se fue ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te<br />

suplem<strong>en</strong>tada mediante negociaciones comerciales bilaterales, regionales y multilaterales del<br />

comercio de bi<strong>en</strong>es y servicios, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do además otros propósitos relacionados con la inversión<br />

extranjera directa (IED) y la promoción de las exportaciones. Se suscribieron varios TLC con México,<br />

el que <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> 1998, C<strong>en</strong>troamérica-República Dominicana <strong>en</strong> 2002, CAFTA-DR <strong>en</strong><br />

2006, Taiwán <strong>en</strong> 2008 y Panamá <strong>en</strong> <strong>en</strong>ero 2009; y se han estado negociando otros con Chile,<br />

Panamá, Canadá y el Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA (Rivas, 2008). La negociación<br />

y firma de los TLC no es, por lo tanto el punto de partida de la política de apertura del país.<br />

Reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, la estrategia de inserción internacional ha estado tomando un cariz más<br />

multifacético y heterodoxo. <strong>Nicaragua</strong> se incorporó a la Alternativa Bolivariana para América<br />

Latina y el Caribe (ALBA) 68 , la que según los textos es un acuerdo de carácter integracionista y de<br />

65 El proceso de integración ha pasado por difer<strong>en</strong>tes etapas desde 1958, si<strong>en</strong>do la década de los 80 una etapa de crisis por<br />

razones político-militares y también económicas.<br />

66 No debe perderse de vista que el Protocolo incluye compromisos sobre una amplia gama de políticas sectoriales: turismo,<br />

agropecuario, industrial, infraestructura física, servicios financieros, etc., con variados grados de cumplimi<strong>en</strong>to.<br />

67 Para fines de los 90, el AEC se había estabilizado <strong>en</strong> cero para las importaciones de bi<strong>en</strong>es de capital y de insumos, y <strong>en</strong><br />

promedio era un 19% para los bi<strong>en</strong>es de consumo.<br />

68 Integrada por Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, V<strong>en</strong>ezuela y <strong>Nicaragua</strong>, la que se incorporó a partir del 11 de <strong>en</strong>ero de<br />

2007.


64 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

cooperación para el comercio con cont<strong>en</strong>ido social que pone énfasis <strong>en</strong> la equidad, la lucha contra<br />

la <strong>pobreza</strong> y la superación de la exclusión social; los otros socios son Bolivia, Cuba, Dominica,<br />

Honduras y V<strong>en</strong>ezuela. Actualm<strong>en</strong>te, se está negociando un acuerdo de Asociación <strong>en</strong>tre América<br />

C<strong>en</strong>tral y la Unión Europea que además de incluir los elem<strong>en</strong>tos del típico TLC también implica<br />

alianzas políticas y de cooperación.<br />

Todavía queda por ver cómo todos estos acuerdos, viejos y nuevos, podrán ser manejados y<br />

aprovechados de cara a la crisis internacional <strong>en</strong> cierne. En cualquier caso, los objetivos de<br />

política explícitos o implícitos respecto a impactos pot<strong>en</strong>ciales difer<strong>en</strong>ciados sobre hombres y<br />

mujeres, como productores y consumidores, y para el trabajo de cuido de ellas, ameritan ser<br />

evaluados a partir de una revisión de sus respectivos textos con las metodologías adecuadas (ver<br />

Randriamaro, 2006; Amarante y Espino 2003). Es necesario este tipo de ejercicio para estimar la<br />

contribución específica de estos acuerdos a la inserción de las mujeres <strong>en</strong> la economía nacional.<br />

Hay que resaltar el hecho de que políticas específicas de promoción de la IED y de las exportaciones<br />

también fueron implem<strong>en</strong>tadas como parte del paquete de políticas impulsoras (“policy mix”)<br />

del nuevo modelo económico. A inicios de los 90 se empieza a inc<strong>en</strong>tivar las exportaciones no<br />

tradicionales (exoneraciones y reintegros tributarios, etc.); resurge la maquila, se abandonan<br />

las exportaciones tradicionales como motor exclusivo de la g<strong>en</strong>eración de divisas frescas para<br />

el crecimi<strong>en</strong>to; pero es a partir de 1998 que se impulsa más la IED <strong>en</strong> maquila mediante la<br />

reforma y ampliación de las zonas francas (Solá 2007, Grigsby 2002). La política de promoción de<br />

exportaciones no es necesariam<strong>en</strong>te una medida intrínseca de la política de apertura comercial<br />

per se, pero sí está inevitablem<strong>en</strong>te basada <strong>en</strong> el papel complem<strong>en</strong>tario de la política de<br />

liberalización financiera al facilitar la IED de las multinacionales, tanto d<strong>en</strong>tro como fuera de las<br />

zonas francas (Staver<strong>en</strong> 2005a). Esta política de promoción de exportaciones 69 <strong>en</strong> la práctica ha<br />

t<strong>en</strong>ido fluctuaciones durante todo el período 1990-2007 (Ver Tabla 18 <strong>en</strong> Anexo; y Solá, 2007) y<br />

ha estado más proclive a promover el empleo de mano de obra fem<strong>en</strong>ina, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las<br />

zonas francas.<br />

Durante la administración Bolaños, bajo un <strong>en</strong>foque liberal “neoporteriano” 70 (ver Recuadro 3)<br />

de promoción de conglomerados <strong>en</strong> territorios específicos que fue adoptado <strong>en</strong> el PND-Operativo<br />

2005-10, se fusionó de manera explícita la política de promoción de las exportaciones con la de<br />

promoción de la IED, colocando al mercado externo <strong>en</strong> vez del mercado nacional como motor<br />

de desarrollo de los conglomerados, sustituyéndose de esta manera la estrategia de la ERCERP<br />

(Escoto 2007). En este contexto, las zonas francas son promovidas para atraer la IED, capital y<br />

tecnología; conocimi<strong>en</strong>to y contactos de mercados internacionales. En cualquier caso, es evid<strong>en</strong>te<br />

que la típica política de apertura comercial <strong>en</strong> el marco de un ajuste estructural (si se quiere,<br />

a la “neoliberal”) como tal fue abandonada con el PND-0 71 , pero de nuevo, éste también fue<br />

69 En el marco de la OMC, <strong>Nicaragua</strong> puede seguir otorgando inc<strong>en</strong>tivos a las exportaciones por un período de <strong>en</strong>tre diez y<br />

quince años, después del año 2008.<br />

70 El PND adopta el <strong>en</strong>foque de aglomerados como catalizador de la competitividad, refiriéndose al <strong>en</strong>foque de Michael Porter<br />

On Competition de 1998 (ver recuadro). El PND id<strong>en</strong>tifica 8 aglomerados: Turismo, Café, Carne y Lácteos, Forestal y Productos de<br />

Madera, Pesca y Acuicultura, Minas, Textiles y Vestuario, y Energía. Ver Porter 1990 para su planteami<strong>en</strong>to original.<br />

71 El PND <strong>en</strong> muchos aspectos difería del Cons<strong>en</strong>so de Washington, adoptando más bi<strong>en</strong> un <strong>en</strong>foque liberal heterodoxo,<br />

planteando que se necesitaba “más mercado y mejores interv<strong>en</strong>ciones del Estado”, aceptando que éste debía jugar un rol de<br />

ori<strong>en</strong>tador activo del proceso económico para el desarrollo de los mercados y para propiciar las condiciones de crecimi<strong>en</strong>to


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

65<br />

ciego a su impacto económico difer<strong>en</strong>ciado<br />

<strong>en</strong> hombres y mujeres con excepción de<br />

algunas consideraciones de género <strong>en</strong> su<br />

compon<strong>en</strong>te social y de empleo, como se<br />

analiza más adelante. La política de la actual<br />

administración Ortega, también pret<strong>en</strong>de<br />

lograr una “inserción más efici<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la<br />

economía internacional que responda a<br />

la estrategia de crecimi<strong>en</strong>to del país, la<br />

cual incluye la apertura y liberalización<br />

del comercio, junto con la promoción de<br />

la producción y las exportaciones; y las<br />

garantías que ofrece un marco legal estable<br />

para la atracción de inversión, tanto nacional<br />

como extranjera.” (MIFIC 2007, págs. 2-3).<br />

7. 2 Las políticas de empleo, de mercado<br />

de trabajo y laboral t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a ignorar<br />

las relaciones de género<br />

En la literatura que aborda el tema del<br />

impacto de género de la liberalización<br />

comercial se plantea que su análisis debe<br />

realizarse junto con una revisión de la política<br />

laboral (la formación de la relación de<br />

trabajo <strong>en</strong>tre empleadores y trabajadores,<br />

según la OIT), dado que una bu<strong>en</strong>a parte del<br />

impacto de la primera sobre la equidad de<br />

género se da vía el mercado laboral (Cagatay,<br />

2001, 1998; UNCTAD, 2004). Sin embargo,<br />

desde una óptica más amplia 72 , la pregunta<br />

debería ser: ¿las políticas de empleo han sido<br />

sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te integrales, han pret<strong>en</strong>dido 73<br />

Recuadro 3<br />

El Enfoque “Porteriano”<br />

Michael Porter, <strong>en</strong> la Universidad de Harvard, formuló<br />

el concepto de conglomerados e instituciones para la<br />

competitividad durante los años 1980’s. Este concepto fue<br />

desarrollado teóricam<strong>en</strong>te aun más <strong>en</strong> los 90s, a cuyos<br />

finales empezó a ser aplicado <strong>en</strong> sectores específicos o a<br />

nivel nacional. El propósito del modelo es el de analizar<br />

los temas de productividad, competitividad y el ambi<strong>en</strong>te<br />

empresarial <strong>en</strong> el ámbito sub-sectorial, sectorial y<br />

nacional. Entre sus principales premisas están:<br />

i) el crecimi<strong>en</strong>to económico y desarrollo sost<strong>en</strong>ible<br />

exige un ambi<strong>en</strong>te competitivo g<strong>en</strong>eral que sea<br />

propicio a niveles más elevados de creación de<br />

riqueza;<br />

ii) la competitividad nacional o local dep<strong>en</strong>de, ceteris<br />

paribus, del ambi<strong>en</strong>te empresarial micro-económico<br />

(organizaciones, políticas y reglam<strong>en</strong>tos que afectan<br />

la productividad de las empresas, industrias y subsectores;<br />

iii) <strong>en</strong>tre las organizaciones se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra una amplia<br />

variedad de instituciones formales e informales<br />

de competitividad que ayudan a superar fallas del<br />

mercado y/o del estado, facilitando las interacciones<br />

<strong>en</strong>tre las empresas (lo que además facilita la<br />

innovación, la efici<strong>en</strong>cia y la asociatividad) y <strong>en</strong>tre<br />

éstas y las burocracias gubernam<strong>en</strong>tales que las<br />

ati<strong>en</strong>de y supervisan. En este marco conceptual, los<br />

conglomerados son “conc<strong>en</strong>traciones geográficas<br />

de empresas e instituciones interconectadas <strong>en</strong> un<br />

campo particular y abarcan una gama de industrias<br />

relacionadas y otras <strong>en</strong>tidades que son importantes<br />

para la compet<strong>en</strong>cia.<br />

(Tomado de Escoto 2007).<br />

Este <strong>en</strong>foque es ciego al tema de género.<br />

con equidad; esta perspectiva también facilitaba la incorporación de otras políticas de creación y desarrollo de mercados tanto<br />

internos como de exportación, que de otra forma no se lograría impulsar, incluy<strong>en</strong>do políticas de empleo (ver OIT 2004). Este<br />

<strong>en</strong>foque difería del de la ERCERP (HIPC) y por eso, si bi<strong>en</strong> no fue rechazado, tampoco fue muy bi<strong>en</strong>v<strong>en</strong>ido por las IFI (Escoto<br />

2007).<br />

72 Hay que distinguir <strong>en</strong>tre políticas de estímulo a la creación de empleo (demanda agregada), las políticas activas de mercado<br />

de trabajo dirigidas a aum<strong>en</strong>tar las condiciones de empleabilidad de los trabajadores y trabajadoras y las políticas laborales<br />

requeridas para mejorar el marco institucional y legal del mercado de trabajo. T<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta los niveles de aplicación, las<br />

políticas se clasifican complem<strong>en</strong>tariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> políticas macroeconómicas, meso y microeconómicas, políticas de mercado de<br />

trabajo y políticas laborales (OIT 2004, García-Huidobro 2004) También hay políticas de “focalización del gasto social” bajo un<br />

<strong>en</strong>foque de integración de políticas que le dan la misma importancia a los objetivos económicos y sociales del desarrollo.<br />

73 No se pret<strong>en</strong>de evaluar el alcance ni el impacto de las políticas de empleo <strong>en</strong> esta sección, pero sí se trata de determinar<br />

la naturaleza y la diversidad de las políticas contempladas.


66 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

crear empleo, mejorar las condiciones laborales y de empleabilidad (conocimi<strong>en</strong>tos, habilidades<br />

y destrezas), de la fuerza de trabajo <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y de las mujeres <strong>en</strong> particular<br />

Para contestar esta pregunta, es necesario reconocer que para que una política de empleo sea algo<br />

más que una declaración de int<strong>en</strong>ciones, debe estar inserta <strong>en</strong> la política y estrategia nacional de<br />

desarrollo; armonizar con la política económica y social, además, estar debidam<strong>en</strong>te concertada<br />

(Fernández-Pacheco, 2004). Sin embargo, desde un punto de vista analítico, es importante añadir<br />

que si no está explícitam<strong>en</strong>te inserta, siempre está inevitable e implícitam<strong>en</strong>te considerada <strong>en</strong><br />

las políticas macro (OIT, 2004, Fernández-Pacheco, 2004, Agurto y Tinoco, 2004).<br />

Si se comi<strong>en</strong>za la revisión de la política con el índice de Lora (2001) y los indicadores m<strong>en</strong>cionados<br />

anteriorm<strong>en</strong>te, se notará una int<strong>en</strong>sidad moderada inicialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la liberalización del mercado<br />

laboral 74 , que manti<strong>en</strong>e cierto grado de rigidez salarial y de segm<strong>en</strong>tación 75 ; sin embargo, la<br />

liberalización fue acelerada a partir de 1997 cuando se empezó a reducir el poder de negociación<br />

de los trabajadores y trabajadoras organizados para lograr ajustes <strong>en</strong> sus salarios reales, se<br />

facilitó el despido laboral y el aum<strong>en</strong>to del trabajo temporal así como la desc<strong>en</strong>tralización de<br />

la negociación colectiva. Este increm<strong>en</strong>to coincide con el indicador correspondi<strong>en</strong>te de Muñoz,<br />

aunque muestra una reducción <strong>en</strong> el período de 1992 a 1994. Esta diverg<strong>en</strong>cia se debe <strong>en</strong> parte<br />

a que las respectivas regiones de refer<strong>en</strong>cia latinoamericana y c<strong>en</strong>troamericana, no siguieron un<br />

mismo ciclo de políticas de empleo y laborales.<br />

Pero tampoco se debe obviar los otros tipos de políticas relevantes implem<strong>en</strong>tadas <strong>en</strong> los 90, a<br />

parte de la contribución de la política de mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la estabilidad macroeconómica a un<br />

clima proclive a la inversión y el trabajo <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y de la política de acceso a la tierra (como se<br />

vera posteriorm<strong>en</strong>te). Como se observa <strong>en</strong> el Recuadro 4, el énfasis de las políticas estuvo <strong>en</strong> la<br />

efici<strong>en</strong>cia del mercado laboral, la empleabilidad de la fuerza de trabajo y <strong>en</strong> la creación directa de<br />

empleo con fondos públicos.<br />

Por lo tanto, se descuidó la implem<strong>en</strong>tación de ori<strong>en</strong>taciones más específicas de alfabetización,<br />

asegurami<strong>en</strong>to de la gratuidad de la educación primaria a nivel nacional, la promoción y<br />

valoración social de la educación técnica, mejora de su pertin<strong>en</strong>cia (y de la educación básica)<br />

respecto a las necesidades del aparato productivo, intermediación laboral, mejorami<strong>en</strong>to activo<br />

de las condiciones de exist<strong>en</strong>cia y laborales que incluye la salud, seguridad de los trabajadores y<br />

sus familias, así como del clima de negociaciones obrero-patronales alrededor de la distribución<br />

equitativa de los b<strong>en</strong>eficios de esfuerzos conjuntos de mejorami<strong>en</strong>to de la productividad, a fin<br />

de inc<strong>en</strong>tivar el increm<strong>en</strong>to de la productividad y competitividad a nivel de las empresas y la<br />

economía nacional. En g<strong>en</strong>eral, las políticas adoptadas fueron pasivas respecto a la superación de<br />

la discriminación exist<strong>en</strong>te contra el empleo de las mujeres.<br />

74 Al igual que <strong>en</strong> el resto de la región latinoamericana; ver IDB 1998, Morley et al 1999.<br />

75 Según García-Huidobro (2004), un estudio realizado <strong>en</strong> 1992 (Edwards, S., Real exchange rates, competitiv<strong>en</strong>ess and<br />

macroeconomic adjustm<strong>en</strong>t in <strong>Nicaragua</strong>, University of California, USAID) diagnosticó que la segm<strong>en</strong>tación del mercado de<br />

trabajo <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> <strong>en</strong> ese <strong>en</strong>tonces limitaba seriam<strong>en</strong>te su competitividad internacional y sus exportaciones, y para reducirla<br />

recom<strong>en</strong>dó desvincular los salarios nominales de la canasta de 53 productos y una fuerte devaluación del córdoba para reducir<br />

los salarios reales del sector protegido, inducir un crecimi<strong>en</strong>to global del empleo y aum<strong>en</strong>tar los salarios del sector informal.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

67<br />

Tipo de Política<br />

Recuadro 4<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Políticas de empleo, mercado de trabajo y laboral <strong>en</strong> los años 90.<br />

i) Políticas de empleo activa a<br />

nivel meso<br />

ii) Políticas activas de mercado<br />

de trabajo dirigida a mejorar<br />

la empleabilidad de la fuerza<br />

de trabajo y transpar<strong>en</strong>cia del<br />

mercado laboral,<br />

iii) Políticas para apuntalar la<br />

efici<strong>en</strong>cia del mercado laboral y<br />

las condiciones de<br />

trabajo dec<strong>en</strong>te:<br />

Política g<strong>en</strong>eral (algo pasiva) de<br />

salarios y salarios mínimos; y<br />

Política (pasiva pero flexible) de<br />

seguridad social<br />

iv) Política de creación directa<br />

de empleos por parte del sector<br />

público utilizando el tesoro<br />

Acciones<br />

Establecimi<strong>en</strong>to de marco legal (Ley 127 de inversiones extranjeras de 1992)<br />

y los decretos números 4691y 3192 sobre Zonas Francas Industriales de<br />

exportación) e institucional proteccionista para favorecer el surgimi<strong>en</strong>to y<br />

desarrollo de un régim<strong>en</strong> de excepción fiscal (zonas francas) para la industria<br />

maquiladora, las interv<strong>en</strong>ciones del MIFIC e IMPYME para transferir<br />

tecnología, con énfasis <strong>en</strong> la pequeña y mediana industria (con cierto énfasis<br />

<strong>en</strong> equidad de género).<br />

Asignación 6% a educación superior.<br />

Programas perman<strong>en</strong>tes de capacitación laboral, educación vocacional y<br />

asist<strong>en</strong>cia técnica para el reciclaje de la fuerza de trabajo y la g<strong>en</strong>eración<br />

de empleos o ingresos ejecutados por INTA (su División de Género ha<br />

v<strong>en</strong>ido incorporando institucionalm<strong>en</strong>te desde 1994 el <strong>en</strong>foque de equidad<br />

de género), INATEC, MECD y MIFIC, y programas de educación formal, no<br />

formal y vocacional de niños y niñas adolesc<strong>en</strong>tes trabajadores, a veces<br />

acompañados de crédito revolv<strong>en</strong>te para sus madres y padres. Estas medidas<br />

han atacado parcialm<strong>en</strong>te el subempleo.<br />

Uso del conv<strong>en</strong>io colectivo como instrum<strong>en</strong>to de negociación, y de revisiones<br />

periódicas del salario mínimo (las que solo influy<strong>en</strong> sobre los ingresos de los<br />

asalariados, qui<strong>en</strong>es repres<strong>en</strong>tan la mitad de los ocupados de la PEA) para<br />

recuperar la pérdida del salario nominal por la inflación.<br />

Programas de at<strong>en</strong>ción a personas discapacitadas, de subv<strong>en</strong>ción económica<br />

y técnica para c<strong>en</strong>tros o asilos de at<strong>en</strong>ción para el adulto mayor (modalidades<br />

de perman<strong>en</strong>cia y de no perman<strong>en</strong>cia), de fortalecimi<strong>en</strong>to de c<strong>en</strong>tros<br />

infantiles comunitarios y de desarrollo infantil, así como de at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong><br />

salud, comida (comedores) y educación a m<strong>en</strong>ores de seis años de familias o<br />

sectores <strong>en</strong> extrema <strong>pobreza</strong>, redes de protección social (apoyo monetario,<br />

incluso <strong>en</strong> capacitación a las madres para la g<strong>en</strong>eración de ingresos a grupos<br />

vulnerables) para familias indig<strong>en</strong>tes con niños y niñas m<strong>en</strong>ores de 10 años<br />

<strong>en</strong> municipios rurales de extrema <strong>pobreza</strong> ejecutados por MIFAMILIA y<br />

FISE, y prestaciones sociales de maternidad, <strong>en</strong>fermedad, invalidez, vejez<br />

y muerte otorgadas por el Instituto Nicaragü<strong>en</strong>se de Seguridad Social para<br />

mejorar las condiciones de trabajo de la PEA ocupada <strong>en</strong> el sector formal de<br />

la economía, aunque las mujeres, insertadas mayoritariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sector<br />

informal (trabajo a cu<strong>en</strong>ta propia, empleo doméstico y microempresas<br />

urbanas y rurales), han estado excluidas;<br />

Programas especiales de contratación y g<strong>en</strong>eración directa de empleo <strong>en</strong> la<br />

construcción de obras públicas ejecutados por FISE, INIFOM, IDR y MAGFOR<br />

bajo las modalidades de: (a) empleo temporal para la construcción de<br />

infraestructura social; y (b) trabajo temporal por alim<strong>en</strong>tos (no salarios)<br />

para que poblaciones pobres puedan <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar situaciones de emerg<strong>en</strong>cia<br />

nacional.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia a partir de Abramo (2003), García-Huidobro (2004), OIT 2004, Fernández-Pacheco<br />

(2004), Agurto y Tinoco (2004), Gobierno de <strong>Nicaragua</strong> (2001).


68 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

En g<strong>en</strong>eral, la política laboral ha pret<strong>en</strong>dido revisar las leyes que regulan las contrataciones y<br />

despidos a fin de reducir los costos involucrados, así como modernizar y garantizar la sost<strong>en</strong>ibilidad<br />

de los sistemas de p<strong>en</strong>siones (mediante ajuste de las contribuciones de trabajadores y patrones).<br />

Durante el período 1990-2006, el Estado, como empleador, ha determinado institucionalm<strong>en</strong>te los<br />

salarios del sector público 76 , y a pesar de que ha establecido elevadas indemnizaciones <strong>en</strong> caso<br />

de despido de trabajadores del mercado formal, ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te eliminó cualquier indización del<br />

salario nominal respecto a los precios de la canasta básica de 53 productos, aprobando salarios<br />

mínimos para las difer<strong>en</strong>tes actividades económicas a niveles m<strong>en</strong>ores que el costo de esta. Cabe<br />

destacar que los salarios, con la excepción del personal de dirección, son de los más bajos y sólo<br />

superados por los de la actividad agropecuaria<br />

Es también interesante señalar la incoher<strong>en</strong>cia de las medidas de ajuste estructural negociadas<br />

con las IFI: por un lado, <strong>en</strong>fatizaban la importancia de la institucionalidad y la gobernabilidad,<br />

pero, por otro lado, se quedaron cortas <strong>en</strong> incluir <strong>en</strong> la matriz de condicionalidades de la<br />

cooperación financiera algún indicador de avance del cumplimi<strong>en</strong>to de los derechos laborales<br />

(a nivel de objetivo de desarrollo) mediante la institucionalización o g<strong>en</strong>eralización del trabajo<br />

dec<strong>en</strong>te. Todo esto a pesar de su <strong>en</strong>orme importancia para la reducción de la <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> vista<br />

que legalm<strong>en</strong>te “empoderaría” a los hombres y mujeres trabajadores pobres. Paradójicam<strong>en</strong>te,<br />

el DR-CAFTA ha sido el único compromiso formal del Estado nicaragü<strong>en</strong>se de avanzar <strong>en</strong> esta<br />

área laboral con relación al comercio internacional, lo que fue más una exig<strong>en</strong>cia de los EEUU<br />

(como auto-def<strong>en</strong>sa de sus sectores proteccionistas), contrastando incluso con el énfasis dado<br />

<strong>en</strong> determinado mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> regular los mercados financieros para darle mayor seguridad a las<br />

transacciones internacionales. (Escoto, 2007).<br />

En lo que se refiere a la política de formación profesional, es importante resaltar que a inicios de<br />

los 90 la educación superior y su papel de formación de profesionales <strong>en</strong> la fuerza de trabajo no fue<br />

una prioridad de la política pública, más bi<strong>en</strong> se conc<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> mant<strong>en</strong>er la paz social, manejando<br />

el perman<strong>en</strong>te conflicto político-social alrededor de la controversial asignación constitucional del<br />

6% del presupuesto g<strong>en</strong>eral de ingresos de la República a la educación superior. Ese mismo año,<br />

se increm<strong>en</strong>tó la población estudiantil <strong>en</strong> las universidades públicas <strong>en</strong> prácticam<strong>en</strong>te el doble,<br />

con una proporción de género más o m<strong>en</strong>os equitativa (lograda por la significativa disminución de<br />

la población masculina durante los 80 por el conflicto bélico y la recuperación de su participación<br />

por la susp<strong>en</strong>sión del Servicio Militar Obligatorio 77 ), pero solo la mitad de la juv<strong>en</strong>tud aspirante<br />

podía ingresar a las universidades y obt<strong>en</strong>er una beca total o parcial (Castillo, 1999). Aunque<br />

la calidad de la educación universitaria ha sido cuestionada, es innegable que el presupuesto<br />

asignado anualm<strong>en</strong>te reflejaba una política implícita de subsidio para la juv<strong>en</strong>tud egresada de<br />

las escuelas secundarias 78 que hubiera quedado desempleada ante una economía con poca<br />

capacidad de ofrecerle puestos de trabajos técnicos.<br />

76 En vez de establecer una estrategia de remuneraciones que reconozca las compet<strong>en</strong>cias de los funcionarios de las diversas<br />

categorías. Estos salarios, con la excepción del personal de dirección son de los más bajos y solo superados por los de la actividad<br />

agropecuaria.<br />

77 Los jóv<strong>en</strong>es dejaban el sistema educativo para cumplir con el servicio y muchos de los empleos dejados por los hombres<br />

reclutados eran tomados por las mujeres, incluso <strong>en</strong> el sector agrícola (CIERA 1990).<br />

78 La educación secundaria de todas maneras nunca ha preparado al estudiante para ejercer algún trabajo técnico.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

69<br />

Hasta finales de los 90 <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> todavía no se habían formalizado políticas nacionales 79<br />

de empleo ni de mercado del trabajo, como tales. Sin embargo, todos los planes de desarrollo<br />

económico impulsados por los gobiernos de las últimas décadas, han t<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>tre sus ejes más<br />

importantes el fom<strong>en</strong>to del empleo o el ingreso, por considerarlos factores es<strong>en</strong>ciales para<br />

mejorar las condiciones de vida de la población. (Agurto y Guido, 2004). Así, <strong>en</strong>tre los objetivos<br />

de la ERCERP (2001-5) estaban los de increm<strong>en</strong>tar la producción, la productividad y el empleo,<br />

considerándolos condiciones es<strong>en</strong>ciales para reducir la <strong>pobreza</strong>. La estrategia <strong>en</strong>fatizaba <strong>en</strong><br />

una política social activa que pret<strong>en</strong>día desarrollar capacidades de g<strong>en</strong>eración de empleo o<br />

autoempleo <strong>en</strong> la economía nacional: inversiones <strong>en</strong> capital humano (ampliación de la cobertura<br />

social para la población <strong>en</strong> extrema <strong>pobreza</strong>). En este contexto, la educación técnica, máximo<br />

nivel de escolaridad que podrían alcanzar los estudiantes de 15 a 18 años antes de incorporarse<br />

al mercado laboral, fue considerada un compon<strong>en</strong>te estratégico del Plan Nacional de Educación<br />

2001-2015 para acercar el apr<strong>en</strong>dizaje o formación a la producción (Agurto y Tinoco 2004).<br />

Además, cabe señalar que durante el período de implem<strong>en</strong>tación de la ERCERP, <strong>en</strong> los años 2003-<br />

4, el Gobierno de <strong>Nicaragua</strong> junto con la OIT avanzaron <strong>en</strong> la definición de los temas relevantes<br />

para la política de empleo, del mercado de trabajo y la política laboral, con el propósito de<br />

integrarlos explícitam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el futuro PND-O 2005-9 (ver OIT 2004, Fernández-Pacheco,<br />

2004, García-Huidobro, 2004). Sigui<strong>en</strong>do estas recom<strong>en</strong>daciones, el PND adoptó algunas de las<br />

políticas dejadas de lado durante los 90, con un marcado énfasis <strong>en</strong> inc<strong>en</strong>tivar el increm<strong>en</strong>to de<br />

la productividad y competitividad de los conglomerados priorizados.<br />

En relación con la actual administración Ortega, la estrategia nacional del PNDH (GRUN 2008),<br />

aunque reconoce que todavía se está <strong>en</strong> proceso de formular una nueva política de empleo<br />

“digno”, que “implica estabilidad, seguridad, equidad y diálogo social”, id<strong>en</strong>tifica los sigui<strong>en</strong>tes<br />

ámbitos de acción de sus ev<strong>en</strong>tuales objetivos de empleo, seguridad, protección y comp<strong>en</strong>sación<br />

laboral: el rescate de las capacidades productivas de mujeres y hombres pequeños y medianos<br />

trabajadores <strong>en</strong> situación de <strong>pobreza</strong>, inversión pública con impacto directo <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración<br />

de empleo, reformas al marco legal que regula el mercado laboral, fortalecimi<strong>en</strong>to institucional,<br />

participación ciudadana, y asesoría legal; seguridad social, mecanismos de inc<strong>en</strong>tivos a la<br />

productividad, y comp<strong>en</strong>sación patronal <strong>en</strong> reconocimi<strong>en</strong>to de las habilidades de los trabajadores<br />

como <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to, becas y otros mecanismos de estímulos laborales. En este contexto, se ha<br />

elaborado una propuesta de Plan Nacional de Empleo y Trabajo Dec<strong>en</strong>te con dos grandes líneas<br />

de acción: la creación de empleo asalariado y la g<strong>en</strong>eración de auto empleo, privilegiando el<br />

empleo productivo para mujeres y jóv<strong>en</strong>es.<br />

El PNDH adopta un <strong>en</strong>foque de seguridad alim<strong>en</strong>taria y la implem<strong>en</strong>tación de un conjunto de<br />

nuevos programas con financiami<strong>en</strong>to público. En el primer grupo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran Hambre Cero,<br />

Meri<strong>en</strong>da Escolar y Usura Cero. En el segundo, el establecimi<strong>en</strong>to de un nuevo Banco de Fom<strong>en</strong>to<br />

de la Producción (PRODUZCAMOS), de redes de distribución de pulperías, el fortalecimi<strong>en</strong>to de<br />

ENABAS y la promoción de la asociatividad, prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de las cooperativas.<br />

79 <strong>Nicaragua</strong> ha adoptado las premisas y los compromisos asumidos mundialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el marco de los acuerdos de libre<br />

comercio y de muchos otros conv<strong>en</strong>ios y declaraciones internacionales <strong>en</strong> políticas de desarrollo, <strong>en</strong> materia laboral y de derechos<br />

humanos, incluy<strong>en</strong>do de equidad de género y <strong>en</strong> contra de la discriminación de la mujer (p.e. CEDAW).


70 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

En cuanto al <strong>en</strong>foque de género explícito del PNDH, se pret<strong>en</strong>de promulgar acuerdos ministeriales<br />

ori<strong>en</strong>tados a proteger los derechos de las mujeres, los niños, niñas, y adolesc<strong>en</strong>tes trabajadores,<br />

especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el campo, para contribuir a la erradicación progresiva del trabajo infantil, así<br />

como fortalecer las capacidades de mujeres trabajadoras líderes sindicales, con el propósito de<br />

que asuman la repres<strong>en</strong>tación de sus organizaciones. Este es un <strong>en</strong>foque de derecho y gremialista<br />

circunscrito a la política laboral que, aunque es necesario y oportuno, todavía deja de lado muchos<br />

aspectos relacionados con un proyecto más integral de empleo, mercado del trabajo y laboral<br />

que responda a las necesidades estratégicas de la mujer trabajadora nicaragü<strong>en</strong>se (ver Matriz<br />

de Análisis de Políticas Públicas). En este s<strong>en</strong>tido cabe m<strong>en</strong>cionar que la Ley de Salario Mínimo<br />

aprobada <strong>en</strong> el 2007 y que sustituyó a la de 2001, no adoptó un <strong>en</strong>foque de equidad de género y<br />

se perdió una oportunidad de promover una acción de discriminación positiva e innovadora.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> cuanto a una política específica de g<strong>en</strong>eración de empleo agrícola-rural, <strong>en</strong> todo<br />

caso éste ha consistido más bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la política pública relacionada con la distribución equitativa y<br />

el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to de propiedad agraria (catastro, titulación y registro) a favor de mujeres y hombres<br />

medianos y pequeños productores, integrantes de cooperativas campesinas y comunidades<br />

étnicas.<br />

La política de la propiedad 80 a inicios de los 90 consistía <strong>en</strong> reas<strong>en</strong>tar a las fuerzas combati<strong>en</strong>tes,<br />

tanto del ejército como de “contras”; restituir propiedades a las personas “injustam<strong>en</strong>te<br />

expropiados”, privatizar al sector agrícola estatal y otorgar títulos individuales a miembros de<br />

cooperativas de producción y a qui<strong>en</strong>es ya usufructuaban parcelas individuales.<br />

Aunque el proceso inicial fue desv<strong>en</strong>tajoso para las mujeres, especialm<strong>en</strong>te durante el<br />

desmantelami<strong>en</strong>to de las cooperativas, para finales del Gobierno de Chamorro se tituló la tierra<br />

a favor de antiguos b<strong>en</strong>eficiarios de la Reforma Agraria de los 80, <strong>en</strong> una manera más favorable,<br />

por ejemplo, titulación conjunta para las mujeres. De hecho <strong>en</strong> el período 1994-1998, durante<br />

los primeros años de la Administración Alemán, la política de titulación 81 se aplicó tomando <strong>en</strong><br />

cu<strong>en</strong>ta el rezago histórico que han t<strong>en</strong>ido las mujeres <strong>en</strong> el control de este recurso, hasta el punto<br />

que las mujeres repres<strong>en</strong>taron el 31% de los b<strong>en</strong>eficiarios. (Deere y León 2001).<br />

A partir de <strong>en</strong>tonces, el énfasis se puso <strong>en</strong> la titulación de propiedades urbanas y rurales. El<br />

<strong>en</strong>foque de género de PRORURAL 2005-2009 (MAGFOR 2005) plantea como objetivo el increm<strong>en</strong>to<br />

del acceso, control y equidad de hombres y mujeres a recursos y servicios agropecuarios, <strong>en</strong>tre<br />

otras cosas mediante el fortalecimi<strong>en</strong>to del marco legal e institucional referido al acceso de las<br />

mujeres a la tierra.<br />

80 Aunque la Reforma Agraria de los 80 pret<strong>en</strong>día la pl<strong>en</strong>a igualdad de las mujeres para t<strong>en</strong>er acceso a la tierra, solam<strong>en</strong>te<br />

un 9.7% de los b<strong>en</strong>eficiarios fueron mujeres y solo 8% de las personas a qui<strong>en</strong>es se les adjudicaron parcelas individuales, debido<br />

a trabas culturales de género (Deere y León 2000). Los hombres pi<strong>en</strong>san que la tierra les pert<strong>en</strong>ece y que sus mujeres solam<strong>en</strong>te<br />

son “ayuda” para realizar las labores agrícolas (Agurto y Tinoco 2004).<br />

81 Las interv<strong>en</strong>ciones públicas han priorizado el tema de la seguridad jurídica de la t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de la tierra mediante programas<br />

nacionales de ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to de la propiedad financiados principalm<strong>en</strong>te por la cooperación internacional (Banco Mundial, Unión<br />

Europea y PNUD), p.e. PNCTR, CEDEPER, PRODEP, etc. Las mujeres han participado más activam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> estos programas a partir<br />

de que la Ley Nº 209 (Ley de Estabilidad de la Propiedad) de 1995 estableció el principio de titulación conjunta (Daviss y Höllinger<br />

2007).


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

71<br />

A finales de la Administración Bolaños la Asamblea Nacional aprobó el Decreto Ejecutivo No.<br />

70-2006 “Marco G<strong>en</strong>eral de Políticas de Tierras” (La Gaceta 2006), que reconocía explícitam<strong>en</strong>te<br />

la importancia de visibilizar las v<strong>en</strong>tajas económicas, sociales y culturales, resultantes de que las<br />

mujeres pudieran ser propietarias de la tierra; así como el hecho de que las mujeres no ejerc<strong>en</strong><br />

un poder real sobre la tierra <strong>en</strong> que habitan, a pesar de t<strong>en</strong>er títulos de propiedad. El Decreto<br />

asumió consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el principio de equidad de género: “El Estado garantiza que hombres<br />

y mujeres como sujetos de derecho y ag<strong>en</strong>tes del desarrollo, goc<strong>en</strong> de condiciones de igualdad<br />

y equidad. Es prioridad del Estado dotar a las mujeres de las capacidades y los recursos para<br />

promover su acceso y efectivo empoderami<strong>en</strong>to de la tierra, los recursos naturales, los servicios<br />

de administración de tierras y de apoyo a la producción”.<br />

Particularm<strong>en</strong>te, la política actual de la Administración Ortega consiste <strong>en</strong> desarrollar capacidades<br />

empresariales y proveer servicios de apoyo a la producción que sean complem<strong>en</strong>tarios a la tierra.<br />

El <strong>en</strong>foque de género se ha mant<strong>en</strong>ido de manera formal <strong>en</strong> las políticas públicas específicas de<br />

la propiedad prácticam<strong>en</strong>te durante todo el período de ajuste estructural.<br />

En conclusión, las políticas económicas adoptadas <strong>en</strong> los últimos 16 años por <strong>Nicaragua</strong>, han<br />

estado basadas <strong>en</strong> una serie de compromisos asumidos a nivel internacional, tanto <strong>en</strong> términos<br />

de su participación <strong>en</strong> el proceso de integración regional y de negociación comercial a través de<br />

la OMC y de acuerdos multilaterales, bilaterales y TLC, como de reconstrucción post-desastres<br />

naturales 82 y de reducción de la <strong>pobreza</strong> 83 . Reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, el país ha asumido compromisos con<br />

los países miembros del ALBA, bajo otra lógica de asociación y solidaridad internacional; y ha<br />

estado negociando nuevas responsabilidades con la UE <strong>en</strong> un proceso de negociación de región<br />

a región.<br />

En conclusión, a partir de 1990, <strong>Nicaragua</strong> ha aplicado una amplia gama de políticas económicas<br />

y estrategias de desarrollo, <strong>en</strong> ocasiones con múltiples objetivos vinculados con la pacificación,<br />

estabilización macroeconómica, fortalecimi<strong>en</strong>to del sector privado, increm<strong>en</strong>to de las<br />

exportaciones, crecimi<strong>en</strong>to económico, reconstrucción post desastres, reducción de la <strong>pobreza</strong>,<br />

desarrollo rural; y actualm<strong>en</strong>te, seguridad alim<strong>en</strong>taria, <strong>en</strong>tre otros. Todos estos propósitos no<br />

son siempre coher<strong>en</strong>tes o compatibles <strong>en</strong>tre sí, contando al mismo tiempo con una cooperación<br />

internacional multifacética y multi-demandante que no estaba necesariam<strong>en</strong>te armonizada <strong>en</strong>tre<br />

sí, ni alineada a las prioridades nacionales (promovi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> ocasiones sus propios paradigmas).<br />

Las políticas han procurado activam<strong>en</strong>te la condonación de la deuda externa y pasivam<strong>en</strong>te la<br />

reducción de la <strong>pobreza</strong>, mi<strong>en</strong>tras se ha estado ‘gozando’ de las remesas familiares solidarias<br />

<strong>en</strong>viadas por los emigrantes (y sus dramáticas separaciones especialm<strong>en</strong>te de mujeres madres y<br />

sus hijos) a EEUU y Costa Rica, que han sido la principal fu<strong>en</strong>te de financiami<strong>en</strong>to para cubrir <strong>en</strong><br />

bu<strong>en</strong>a parte las necesidades de los hogares empobrecidos involucrados.<br />

82 Por ejemplo, se establecieron nuevos términos <strong>en</strong> la relación con la cooperación internacional, mediante: (i) los seis<br />

puntos de la Declaración de Estocolmo de 1999 para guiar a los países receptores y a los países donantes para el esfuerzo<br />

conjunto de reconstrucción y transformación de C<strong>en</strong>troamérica a raíz del desastre natural ocasionado por el huracán Mitch; y<br />

(ii) los 4 principios de la Reunión del Grupo Consultivo para <strong>Nicaragua</strong> <strong>en</strong> Washington (mayo 2000) auspiciada por el BID (García-<br />

Huidobro 2004).<br />

83 La adopción de la Iniciativa para Países Pobres Muy Endeudados (“HIPC”) incluy<strong>en</strong>do la formulación de una Estrategia<br />

de Reducción de la Pobreza (“PRSP”), la que pret<strong>en</strong>día al m<strong>en</strong>os limitar las consecu<strong>en</strong>cias negativas de las medidas de ajuste<br />

estructural sobre la <strong>pobreza</strong>.


72 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Durante los 16 años transcurridos <strong>en</strong>tre 1990 y 2006, que correspond<strong>en</strong> a tres administraciones, se<br />

mantuvo el rumbo aperturista, sin embargo, este período no puede ser definido categóricam<strong>en</strong>te<br />

como “neoliberal” o de simple “apertura”, ni <strong>en</strong> teoría ni <strong>en</strong> la práctica. Es sólo durante el período<br />

de la Administración Alemán cuando los índices, indicadores y las políticas descritas muestran el<br />

mayor acercami<strong>en</strong>to a las premisas de ese paradigma, <strong>en</strong> un contexto caracterizado por nuevos<br />

compromisos 84 asumidos <strong>en</strong>tre las dos principales fuerzas políticas del país y por la abundante<br />

cooperación externa pos-desastre.<br />

En g<strong>en</strong>eral, la realidad de la gestión de las políticas económicas es más compleja que el uso de<br />

simples etiquetas, lo que ti<strong>en</strong>e implicaciones teóricas y metodológicas, cuando se quiere apreciar<br />

su impacto difer<strong>en</strong>ciado de género, así como para la id<strong>en</strong>tificación de propuestas de políticas con<br />

<strong>en</strong>foque de género, aspectos que se abordarán <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes acápites. Finalm<strong>en</strong>te, se puede<br />

decir con certeza que <strong>en</strong> las políticas económicas, <strong>en</strong> comparación con otras políticas públicas,<br />

ha prácticam<strong>en</strong>te predominado la ceguera al tema de género, ex ante y ex post.<br />

84 En el mundo político del país, este ha sido d<strong>en</strong>ominado “pacto”.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

73<br />

8. Posible impacto de las políticas de apertura <strong>en</strong> las<br />

relaciones de género de la economía nicaragü<strong>en</strong>se<br />

8.1 El Problema de la atribución<br />

A un nivel más g<strong>en</strong>eral, se ha reconocido que los b<strong>en</strong>eficios de la globalización, tales como acceso<br />

al conocimi<strong>en</strong>to global, s<strong>en</strong>sación de cercanía mundial, <strong>en</strong>tre otros, han sido m<strong>en</strong>ores que los<br />

costos (ambi<strong>en</strong>tales, corrupción política, desajustes culturales, etc.); y que la globalización ha sido<br />

caracterizada por la aus<strong>en</strong>cia de un gobierno global, a parte de los int<strong>en</strong>tos del FMI, BM y de la<br />

OMC de gobernarla (Stiglitz, 2002). La reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te iniciada crisis financiera global, que además<br />

de estar afectando los flujos comerciales internacionales, am<strong>en</strong>aza con retroceder los escasos<br />

logros <strong>en</strong> términos de la reducción de <strong>pobreza</strong> y del inicio de procesos de crecimi<strong>en</strong>to y desarrollo<br />

<strong>en</strong> algunos países, parece demostrar que las políticas que han promovido deliberadam<strong>en</strong>te la<br />

rápida integración de las economías <strong>en</strong> vías de desarrollo, al mundo globalizado, pudieran haber<br />

sido contraproduc<strong>en</strong>tes. Este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o no ha cumplido sus promesas de prosperidad, aún<br />

antes de esta crisis. Esto ha llevado a revisar el hecho de que la globalización económica está<br />

caracterizada por creci<strong>en</strong>tes asimetrías <strong>en</strong>tre países y <strong>en</strong>tre sectores al interior de los países, y<br />

necesariam<strong>en</strong>te pasa por la sust<strong>en</strong>tabilidad ecológica y por la equidad de género (Sanchís, s.f.).<br />

En la literatura especializada, no se ha podido demostrar contund<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que exista una<br />

relación causal inequívoca <strong>en</strong>tre la vinculación de un país con la economía internacional y su<br />

desarrollo, como tampoco <strong>en</strong>tre comercio y crecimi<strong>en</strong>to económico; de igual manera <strong>en</strong>tre las<br />

políticas de ajuste estructural 85 , de estabilización macroeconómica, y el crecimi<strong>en</strong>to, el desarrollo,<br />

la superación de la <strong>pobreza</strong> y la equidad (ver Ganuza et al 2001, Espino, 2002).<br />

Desde el punto de vista de gestión de las políticas públicas, hay que reconocer que<br />

indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te del grado de coher<strong>en</strong>cia y relevancia de sus cont<strong>en</strong>idos, la efectividad de<br />

la implem<strong>en</strong>tación de las políticas como las de ajuste estructural, dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>en</strong> la práctica de la<br />

ejecución simultánea y sincronizada de sus políticas específicas. Esto es particularm<strong>en</strong>te difícil de<br />

lograr <strong>en</strong> cualquier país.<br />

85 Las políticas de ajuste estructural han recom<strong>en</strong>dado la disciplina fiscal, el re direccionami<strong>en</strong>to del gasto público, la reforma<br />

tributaria; la privatización de las empresas públicas; la desregulación y protección de los derechos de propiedad; la apertura<br />

comercial y financiera, propiam<strong>en</strong>te dicha, y la flexibilización del mercado de trabajo.


74 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

En el caso de <strong>Nicaragua</strong>, adicionalm<strong>en</strong>te, es necesario destacar que ha sido el país de la región<br />

latinoamericana que ha <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado mayores dificultades para implem<strong>en</strong>tar estas estrategias,<br />

dado que cuando com<strong>en</strong>zaron a aplicarlas <strong>en</strong> 1990, era una economía “mixta” heredada de<br />

los 80. En este periodo existía un fuerte sector público con elem<strong>en</strong>tos de planificación c<strong>en</strong>tral,<br />

un sector privado fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te agropecuario, dominado por miles de pequeños y<br />

medianos productores y productoras agrícolas y un importante sector informal (con prácticas de<br />

sobreviv<strong>en</strong>cia).<br />

De igual manera, la vulnerabilidad del país ante f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os naturales ha probado ser un factor<br />

determinante tanto sobre la gestión de las políticas económicas como sobre el desempeño<br />

económico nacional, incluy<strong>en</strong>do la calidad de vida de las mujeres: al atraer donaciones y<br />

préstamos blandos por parte de la cooperación internacional y de las IFIS, facilita e induce el<br />

uso del déficit público, más allá de lo que podría ser el uso adecuado del financiami<strong>en</strong>to externo<br />

para cerrar la “brecha” <strong>en</strong>tre el ahorro nacional y las inversiones públicas para el desarrollo (ver<br />

García-Huidobro, 2004) .<br />

¿Podría ser <strong>en</strong>tonces posible y deseable tratar de evaluar los efectos del conjunto de estas políticas<br />

de ajuste y de apertura sobre las variables económicas tradicionales del crecimi<strong>en</strong>to, el empleo,<br />

la distribución del ingreso y la <strong>pobreza</strong> En cualquier caso, esta tarea implica superar importantes<br />

retos conceptuales, metodológicos y de acceso a información relevante y de calidad 86 para poder<br />

superar el típico problema de atribución, ya que hay numerosos e importantes factores externos<br />

(las recurr<strong>en</strong>tes crisis financieras internacionales, por ejemplo, la financiera-comercial actual y<br />

otras medidas de política del país), al diseño e implem<strong>en</strong>tación del conjunto de esas políticas que<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un impacto fuerte sobre las variables m<strong>en</strong>cionadas.<br />

Las políticas de liberalización afectan la asignación de los factores de producción y los precios<br />

relativos, por lo que su valoración debería pasar por un análisis de todos los sectores productivos<br />

a la vez (Behrman et al, 2001). En <strong>Nicaragua</strong>, sin embargo, a difer<strong>en</strong>cia del resto de países de la<br />

región (ver Taylor y Vos, 2001), no solo la liberalización externa marcó un cambio drástico <strong>en</strong> la<br />

política de desarrollo con respecto a los 80, sino que fue toda la estrategia de desarrollo la que<br />

cambió (del modelo sandinista de finales de los 80 al de una transición 87 al “modelo neoliberal”<br />

ori<strong>en</strong>tado hacia afuera, <strong>en</strong> los 90), por lo que deberían existir fuertes y visibles consecu<strong>en</strong>cias<br />

sobre estas variables.<br />

Por otra parte, se ha reconocido que las políticas de ajuste y estabilización macroeconómica han<br />

sido “ciegas” con respecto a su impacto difer<strong>en</strong>ciado según género, pres<strong>en</strong>tando importantes<br />

86 En las secciones previas se pudo obt<strong>en</strong>er información que permitió describir la naturaleza de las políticas económicas de<br />

apertura, probablem<strong>en</strong>te –se espera- de una manera mas aproximada a la realidad, pero no se cu<strong>en</strong>ta con información y estudios<br />

precisos que permitan distinguir exactam<strong>en</strong>te, por áreas de reforma acordadas <strong>en</strong>tre las IFI y <strong>Nicaragua</strong>, <strong>en</strong>tre los efectos de las<br />

reformas estructurales y los de las medidas de estabilización económica. De hecho ya ha sido reconocido el hecho que, por la falta<br />

de información adecuada, los estudios empíricos <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral no logran valorar los temas de las secu<strong>en</strong>cias y ritmos de las reformas,<br />

la complem<strong>en</strong>tariedad <strong>en</strong>tre áreas de reforma y <strong>en</strong>tre las reformas y las políticas de estabilización (Lora 2001).<br />

87 El modelo neoliberal no ha sido implem<strong>en</strong>tado a cabalidad por varias razones. De hecho <strong>en</strong> cualquier país, los modelos<br />

propuestos siempre <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran resist<strong>en</strong>cias, dando <strong>en</strong> la realidad situaciones hibridas. En <strong>Nicaragua</strong>, por ejemplo, no se aplicaron<br />

leyes de promoción de la compet<strong>en</strong>cia, el mercado de tierra ha estado contaminado por fuertes factores institucionales, etc.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

75<br />

sesgos 88 (Elson y Cagatay, 2000). Se han desarrollado así varios modelos para tratar de describir<br />

y estimar el impacto de estas políticas <strong>en</strong> términos de género, adoptándose difer<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>foques<br />

teóricos y metodológicos (ver Cagatay, Elson y Grown, 1995 y 2000). Las direcciones de los impactos<br />

difer<strong>en</strong>ciados pued<strong>en</strong> ser de signos contrarios y exist<strong>en</strong> importantes retos para estimarlos,<br />

especialm<strong>en</strong>te porque se mezclan con los de otras políticas públicas.<br />

En el caso más específico de las políticas comerciales de apertura, también se pres<strong>en</strong>tan retos<br />

metodológicos y conceptuales (ver Espino, 2002). Para com<strong>en</strong>zar, es muy difícil valorar su<br />

impacto sobre las variables comerciales típicas, como las descritas anteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el caso<br />

de <strong>Nicaragua</strong>, por la influ<strong>en</strong>cia que también ti<strong>en</strong><strong>en</strong> otras políticas (como la de promoción de<br />

exportaciones) y factores externos; por ejemplo, un caso muy concreto es la volatilidad de los<br />

precios internacionales, reflejado <strong>en</strong> la crisis de la caficultura <strong>en</strong> 2001-2.<br />

Esto es especialm<strong>en</strong>te evid<strong>en</strong>te cuando se toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que <strong>Nicaragua</strong> ha participado <strong>en</strong> el<br />

sistema de comercio internacional a través de varias vías (TLC, OMC, medidas unilaterales); éstas<br />

naturalm<strong>en</strong>te han t<strong>en</strong>ido también algún impacto <strong>en</strong> su estructura productiva y <strong>en</strong> la reasignación<br />

de sus recursos. Además, aun cuando los períodos de reforma comercial han sido largos, ha<br />

habido fluctuaciones y énfasis importantes al revisar los índices e indicadores, con los cuales se ha<br />

logrado describir la política comercial anteriorm<strong>en</strong>te, lo que ameritaría un análisis específico de<br />

series de tiempo. Sin embargo, los ag<strong>en</strong>tes económicos <strong>en</strong> el país han t<strong>en</strong>ido confianza <strong>en</strong> que las<br />

medidas <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral se mant<strong>en</strong>drían y profundizarían <strong>en</strong> el tiempo. Finalm<strong>en</strong>te, tampoco exist<strong>en</strong><br />

datos de línea de base contra los cuales poder hacer una comparación valorativa rigurosa. Por lo<br />

tanto, se requiere, diseñar y utilizar un conjunto de métodos e instrum<strong>en</strong>tos de investigación<br />

para poder analizar minuciosam<strong>en</strong>te y valorar lo que ha estado pasando <strong>en</strong>tre las políticas y la<br />

realidad (ver Taylor y Vos, 2001).<br />

8.2 El posible impacto<br />

En esta sección, se id<strong>en</strong>tifican las posibles consecu<strong>en</strong>cias de las políticas de apertura comercial<br />

sobre algunos aspectos que son de interés desde la perspectiva de género. Este <strong>en</strong>foque parte de<br />

que las concepciones y relaciones de género, al influir significativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la distribución social<br />

de oportunidades y recursos, hac<strong>en</strong> que las mujeres y hombres experim<strong>en</strong>t<strong>en</strong> los impactos de las<br />

políticas específicas de apertura comercial, así como de otros procesos económicos nacionales<br />

y globales <strong>en</strong> forma distinta. Esto se debe a su papel relativo y simultáneo como fuerza de<br />

trabajo, consumidores, productores y realizadores de actividades de la “economía reproductiva”,<br />

ya sea d<strong>en</strong>tro o fuera del mercado (Azar, 2007a). Además, se pres<strong>en</strong>tan los resultados del<br />

88 Los sesgos son: i) Deflacionario, al dificultar la implem<strong>en</strong>tación de medidas contra la recesión, la que usualm<strong>en</strong>te golpea<br />

económicam<strong>en</strong>te más a las mujeres; ii) Al asumir que el hombre es el proveedor de los ingresos necesarios para todos los<br />

miembros del hogar, <strong>en</strong> el que las mujeres están más bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y sin goce de los derechos económicos asegurados<br />

por el Estado; y (iii) la mercantilización de los servicios públicos reduci<strong>en</strong>do el papel del Estado, obliga a la mujeres absorber el<br />

impacto y a proveer más servicios de cuido <strong>en</strong> el hogar (Elson y Cagatay, 2000). Estos sesgos am<strong>en</strong>azan a traspasar los costos de<br />

la crisis internacional actual a las mujeres si se implem<strong>en</strong>tan las tradicionales medidas de estabilización, lo que es otro punto para<br />

la AGEM, como se verá más adelante.


76 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

análisis realizado para detectar los efectos posibles de las políticas de apertura, especialm<strong>en</strong>te<br />

la comercial, los ingresos, el empleo, la <strong>pobreza</strong> y las actividades de cuido no remunerado <strong>en</strong><br />

el país. En el caso de las dos primeras dim<strong>en</strong>siones, la at<strong>en</strong>ción se conc<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> los sectores de<br />

actividad pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te más influidos por políticas comerciales a través del mercado laboral<br />

(empleo g<strong>en</strong>erado o desplazado) de hombres y mujeres, que se basa <strong>en</strong> las características de la<br />

re-inserción laboral de las mujeres según el grado de exposición de las actividades productivas al<br />

comercio internacional, analizada anteriorm<strong>en</strong>te.<br />

Desde el punto de vista más<br />

g<strong>en</strong>eral del posible impacto<br />

de las políticas de ajuste <strong>en</strong> las<br />

relaciones de género, el punto<br />

de partida debe consistir <strong>en</strong> la<br />

revisión del comportami<strong>en</strong>to<br />

de un conjunto de variables<br />

típicas a nivel “macro”. En la<br />

Tabla 18 se puede observar<br />

qué dirección han tomado<br />

estas variables durante los tres<br />

períodos correspondi<strong>en</strong>tes a<br />

las administraciones públicas<br />

que las han implem<strong>en</strong>tado.<br />

Es evid<strong>en</strong>te que los resultados<br />

son mixtos <strong>en</strong> el ámbito macro,<br />

todas las administraciones han<br />

logrado controlar la inflación<br />

a un nivel relativam<strong>en</strong>te bajo,<br />

mant<strong>en</strong>er el crecimi<strong>en</strong>to<br />

del PIB (aunque a niveles<br />

insufici<strong>en</strong>tes considerando<br />

el crecimi<strong>en</strong>to poblacional),<br />

mejorar el empleo y el<br />

salario medio real; atraer la<br />

cooperación externa y la IED;<br />

y reducir la deuda externa.<br />

Sin embargo, no han logrado<br />

controlar el déficit comercial,<br />

la apreciación del tipo de<br />

cambio y la deuda pública<br />

interna. En relación con la<br />

<strong>pobreza</strong>, la interpretación más<br />

b<strong>en</strong>igna es que sólo lograron<br />

su estancami<strong>en</strong>to.<br />

Tabla 18<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Comportami<strong>en</strong>to de variables macro por Administración<br />

Fu<strong>en</strong>te:<br />

Macro<br />

Pobreza<br />

Códigos<br />

Variables<br />

Crecimi<strong>en</strong>to<br />

PIB<br />

Factores<br />

crecimi<strong>en</strong>to PIB<br />

Pública<br />

Periodo<br />

Chamorro<br />

Periodo<br />

Alemán<br />

Periodo<br />

Bolaños<br />

+/0 + +<br />

estabilidad<br />

macro, apertura,<br />

I redinamizada<br />

CX y R<br />

Tasa de cambio real: (+/- = apreciación/depreciación real)<br />

Salarios reales = cambio <strong>en</strong> el promedio del salario real<br />

X, CX, R<br />

Inflación<br />

Hiperinflación<br />

controlada<br />

+/0 +<br />

Tasa de<br />

cambio<br />

+ + +<br />

real<br />

Empleo formal +/0 + +<br />

Def. Comercial + + +<br />

Cooperación<br />

externa<br />

=/-/+ ++ +<br />

Deuda externa - +/0 -<br />

Deuda Interna + ++ ++<br />

Salario<br />

real<br />

- + +<br />

Pobreza g<strong>en</strong>eral + 0/- 0<br />

Pobreza<br />

+ especialm<strong>en</strong>te<br />

extrema<br />

rural 0/-<br />

0<br />

++ = fuerte crecimi<strong>en</strong>to; + = crecimi<strong>en</strong>to; +/0 = poco crecimi<strong>en</strong>to,<br />

casi estable; 0 = sin cambios; 0/- = poco decrecimi<strong>en</strong>to, casi<br />

estable; - = decrecimi<strong>en</strong>to; -- = fuerte decrecimi<strong>en</strong>to; =/-/+ =<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia fluctuante (pare-siga)<br />

Factores crecimi<strong>en</strong>to: C = consumo privado; I = inversiones; G =<br />

gasto público; X = exportaciones; CX = Cooperación externa; R =<br />

Remesas<br />

Elaboracion propia a partir de estudios nacionales e<br />

internacionales, Solá 2007, Gindling y Trejos (s/f), Edwards y<br />

Vergara 2001 y adaptaciones de Taylor y Vos 2000.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

77<br />

Al analizar el posible impacto <strong>en</strong> la producción, la evid<strong>en</strong>cia muestra que la política de apertura<br />

comercial ha estado correlacionada con un comportami<strong>en</strong>to del PIB y del PIB per cápita con tasas<br />

de crecimi<strong>en</strong>to fluctuantes, pero positivas y sin crisis, pero sobre la base de una expansión de la<br />

frontera agrícola (producción ext<strong>en</strong>siva de muy baja productividad) a costa de los bosques; un<br />

boom agrícola <strong>en</strong> los últimos años consist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte <strong>en</strong> exportaciones no tradicionales<br />

de alta productividad; maquilas con v<strong>en</strong>tajas comparativas estáticas, de costos de mano de obra<br />

<strong>en</strong> gran parte de las mujeres y turismo; con un fuerte influjo de remesas y recursos concesionales<br />

y donaciones de la cooperación externa e IFI. Se ha desarrollado así, desde los 90, un sector<br />

emerg<strong>en</strong>te de los transables de exportación y de servicios consumidos por no resid<strong>en</strong>tes.<br />

En este s<strong>en</strong>tido, ha continuado la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la heterog<strong>en</strong>eidad ocupacional detectada por<br />

Fernández-Pacheco (2004), <strong>en</strong> términos del creci<strong>en</strong>te papel jugado por la IED (especialm<strong>en</strong>te de<br />

EEUU y países asiáticos) <strong>en</strong> las maquilas del vestuario (ver Flores y Santos, 2009) y de reconversión<br />

agroindustrial hacia la exportación más allá del mercado c<strong>en</strong>troamericano. Sin embargo, no se<br />

ha dado transformaciones radicales, aunque las mujeres no han sufrido un deterioro de sus<br />

condiciones laborales.<br />

La apertura comercial ha afectado el nivel y los compon<strong>en</strong>tes de la demanda efectiva y la<br />

productividad, y por <strong>en</strong>de la estructura del empleo de hombres y mujeres. La baja productividad<br />

de la mano de obra <strong>en</strong> la mayor parte de las actividades de exportación de bi<strong>en</strong>es, <strong>en</strong> donde<br />

los hombres han expulsado a las mujeres y la sustitución de importaciones, que ti<strong>en</strong>e muy<br />

poco peso <strong>en</strong> el empleo de hombres y mujeres, y la baja competitividad internacional (con una<br />

apreciación del tipo de cambio real), han contribuido al sost<strong>en</strong>ido y últimam<strong>en</strong>te rápido increm<strong>en</strong>to<br />

de las importaciones de bi<strong>en</strong>es de mejor calidad y m<strong>en</strong>ores precios prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la región<br />

c<strong>en</strong>troamericana e incluso desde países asiáticos. El increm<strong>en</strong>to adicional de las importaciones<br />

<strong>en</strong> los últimos años, sin embargo, se ha debido <strong>en</strong> parte a la creci<strong>en</strong>te factura petrolera y no<br />

a la apertura comercial <strong>en</strong> sí, demostrando además que el comportami<strong>en</strong>to del coefici<strong>en</strong>te de<br />

apertura no está directam<strong>en</strong>te vinculado con la política comercial. De hecho, el peso de la factura<br />

petrolera podría haber introducido un sesgo <strong>en</strong> la clasificación de las actividades según su grado<br />

de exposición al comercio internacional.<br />

En cualquier caso, la evid<strong>en</strong>cia parece demostrar que la política de promoción de exportaciones,<br />

más que la de apertura comercial, ha t<strong>en</strong>ido mayor influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el mercado laboral y <strong>en</strong> la<br />

inserción de las mujeres <strong>en</strong> el mismo. De hecho, las exportaciones también han sido facilitadas<br />

por la liberalización de la balanza de pagos (cu<strong>en</strong>ta de capital) 89 y, para algunos rubros de agro<br />

exportación, por la política de innovación tecnológica 90 . La liberalización de los flujos financieros<br />

89 Las restricciones a los movimi<strong>en</strong>tos de capital fueron eliminadas a inicios de los 90, lo que también contribuyó al increm<strong>en</strong>to<br />

de los flujos e IED.<br />

90 La política de innovación agrícola desde finales de los 90 se ha modernizado bastante y la institucionalidad para la<br />

innovación que <strong>en</strong>marca la innovación <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral ti<strong>en</strong>e una bu<strong>en</strong>a base para las funciones de provisión de información que<br />

reduzca la incertidumbre y de creación de mecanismos que facilit<strong>en</strong> las negociaciones de los costos y b<strong>en</strong>eficios inher<strong>en</strong>tes al<br />

cambio técnico, aunque es muy débil para el financiami<strong>en</strong>to, especialm<strong>en</strong>te de largo plazo, de los usualm<strong>en</strong>te más riesgosos<br />

proyectos de innovación (Escoto, 2008). De aquí surge un posible punto para la ag<strong>en</strong>da de investigación sobre el impacto<br />

difer<strong>en</strong>ciado de género de esta política.


78 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

internacionales e incluso del mercado nacional de servicios bancarios y financieros 91 ha t<strong>en</strong>ido<br />

importantes repercusiones tanto sobre la oferta, como sobre la demanda agregada; los que<br />

ameritarían un análisis posterior a este estudio, para valorar sus implicaciones netas sobre el<br />

mercado del trabajo y la inserción laboral de las mujeres 92 . Sin embargo, no es posible arribar<br />

a conclusiones claras, incluso respecto del impacto neto más g<strong>en</strong>eral sobre el crecimi<strong>en</strong>to, el<br />

empleo y la distribución del ingreso (ver Taylor y Vos, 2001).<br />

El mercado laboral del país y la inserción laboral de las mujeres, como se ha visto, ha sufrido<br />

desde los 90 importantes cambios tanto desde el lado de la oferta (increm<strong>en</strong>to de la tasa de<br />

participación de las mujeres, mejora de los niveles de educación) como de la demanda (peso<br />

de las ocupaciones m<strong>en</strong>os calificadas, ocupaciones <strong>en</strong> servicios consumidos por no resid<strong>en</strong>tes<br />

y expulsión de actividades transables de exportación). Estos cambios, sin embargo, no se han<br />

debido exclusivam<strong>en</strong>te a la política de apertura comercial. También han sido el resultado de la<br />

misma globalización como de los fuertes procesos de cambio socioeconómico y político del país.<br />

Desde una perspectiva de largo plazo, desde 1990 hasta la fecha, el despido de miles empleadas<br />

y empleados públicos, la privatización, devolución y reestructuración de empresas productivas<br />

estatales que t<strong>en</strong>ían personal “supernumerario”, el cierre o restructuración de bancos estatales<br />

y la cesantía de miembros del ejército, tuvo inicialm<strong>en</strong>te un importante impacto negativo sobre<br />

el nivel de empleo, especialm<strong>en</strong>te el formal <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y el de las mujeres <strong>en</strong> particular, más<br />

que la política de apertura comercial (ver PNUD, 2000). En los últimos 16 años, los principales<br />

cambios <strong>en</strong> la inserción laboral de las mujeres han sido ocasionados por las políticas de empleo,<br />

mercado de trabajo y laborales, descritas anteriorm<strong>en</strong>te. Algunas interv<strong>en</strong>ciones públicas han<br />

sido dirigidas hacia el mejorami<strong>en</strong>to de la efici<strong>en</strong>cia del mercado de trabajo, la empleabilidad<br />

y la creación de empleo, lo que ha b<strong>en</strong>eficiado también a las mujeres, sin embargo, no han<br />

sido políticas afirmativas de cara a la discriminación de las mujeres y la exist<strong>en</strong>cia de brechas y<br />

segregación laborales.<br />

Desde los 90 no se han creado masivam<strong>en</strong>te puestos de trabajo productivo y dec<strong>en</strong>te (<strong>en</strong><br />

condiciones de libertad, seguridad, equidad y dignidad humana, como lo define la OIT) que<br />

g<strong>en</strong>er<strong>en</strong> ingresos sufici<strong>en</strong>tes para cubrir los costos (mayoritariam<strong>en</strong>te no remunerados) de la<br />

reproducción de la fuerza laboral <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de los hogares nicaragü<strong>en</strong>ses, mucho m<strong>en</strong>os para la<br />

reproducción ampliada de estos hogares.<br />

Según el Fr<strong>en</strong>te Nacional de Trabajadores, a inicios de los 90 sólo 50,000 trabajadores estaban<br />

asegurados (Escoto, 2007). Las modalidades de subcontratación o de contratación por servicios<br />

y por comisión han permitido a las personas empleadoras evitar el pago del seguro social y de<br />

91 Desde aproximadam<strong>en</strong>te mediados de los 90 esta liberalización facilitó una expansión del crédito privado para el<br />

consumo y para préstamos hipotecarios, financiado <strong>en</strong> parte por capital extranjero, lo que aunado a una regulación y supervisión<br />

inadecuada condujo a una crisis bancaria <strong>en</strong> el 2001, lo que originó una deuda pública que hipotecó el gasto público e incluso<br />

condujo a la controvertida utilización de los recursos liberados de la deuda externa <strong>en</strong> el marco de la iniciativa HIPC y la ERCERP.<br />

Este tema amerita un análisis para valorar su impacto tanto <strong>en</strong> la incid<strong>en</strong>cia de la <strong>pobreza</strong> como <strong>en</strong> la inserción laboral relativa<br />

<strong>en</strong>tre hombres y mujeres.<br />

92 Este sería otro punto para la AGEM.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

79<br />

las prestaciones sociales. Esta situación ha afectado a todos los estratos, pero especialm<strong>en</strong>te<br />

a trabajadoras y trabajadores de m<strong>en</strong>ores ingresos, dando como resultado una elevada<br />

desprotección laboral (Rocha, 2007). En cualquier caso, la evid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>contrada <strong>en</strong> este estudio<br />

muestra que las mujeres parec<strong>en</strong> haber mejorado su acceso a la seguridad social, pero no debido a<br />

la apertura comercial, sino que por su expulsión hacia los servicios de consumo por no resid<strong>en</strong>tes,<br />

cuyas ramas de actividad han estado más correlacionadas con la IED, el turismo y la cooperación<br />

internacional. Los hombres parec<strong>en</strong> haber perdido <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido más bi<strong>en</strong> por la política de<br />

promoción de exportaciones que por la apertura comercial.<br />

Por otra parte, la evid<strong>en</strong>cia muestra que las políticas públicas <strong>en</strong> el período de 1990 a 2005<br />

fracasaron <strong>en</strong> darle un golpe contund<strong>en</strong>te a la <strong>pobreza</strong> y a la <strong>pobreza</strong> extrema, <strong>en</strong> su dim<strong>en</strong>sión<br />

económica-monetaria, tanto <strong>en</strong> el campo como <strong>en</strong> la ciudad, aun cuando se lo propusieron<br />

deliberadam<strong>en</strong>te. El nulo impacto de la ERCERP sobre la <strong>pobreza</strong> rural, especialm<strong>en</strong>te la extrema<br />

<strong>pobreza</strong> rural, fue el mayor fracaso dada su gravedad. En la práctica se demostró falta de<br />

compromiso con los pobres rurales, incluy<strong>en</strong>do las mujeres rurales, al reasignar el alivio logrado con<br />

la condonación de la deuda externa, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te para cubrir el déficit público ocasionado<br />

por la emisión de los CENI, para más bi<strong>en</strong> subsidiar a banqueros hombres que habían quebrado a<br />

varios bancos privados y hasta públicos (Escoto, 2007). Sin embargo, las cifras sobre el desempeño<br />

de la <strong>pobreza</strong> económica de las mujeres nicaragü<strong>en</strong>ses muestran que, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de<br />

la política de apertura comercial y de los otros factores adversos m<strong>en</strong>cionados anteriorm<strong>en</strong>te,<br />

las mujeres han sido capaces, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte por sí mismas, y con el apoyo de las remesas, de<br />

sortear las dificultades y de evitar una profundización de sus niveles de <strong>pobreza</strong>. Incluso, <strong>en</strong> los<br />

otros aspectos (poder <strong>en</strong> toma de decisiones, educación, etc.) relacionados a la <strong>pobreza</strong> <strong>en</strong> sus<br />

s<strong>en</strong>tido más amplio, tampoco se percibe un fuerte deterioro.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

81<br />

9. Experi<strong>en</strong>cias de inserción laboral de las mujeres <strong>en</strong><br />

el contexto de la apertura comercial<br />

Después de revisar las políticas públicas, los datos oficiales y otras fu<strong>en</strong>tes, cabe preguntarse:<br />

¿qué posibles consecu<strong>en</strong>cias han t<strong>en</strong>ido las políticas de apertura comercial <strong>en</strong> las relaciones de<br />

género <strong>en</strong> mercados de trabajo específicos del país Hemos visto que es difícil establecer un<br />

vínculo directo <strong>en</strong>tre causa-efecto, sin embargo, la realización de estudios de casos puede<br />

ayudar a establecer esta relación.<br />

A continuación se pres<strong>en</strong>tan dos estudios de casos, basados <strong>en</strong> el análisis de Flores y Santos<br />

(2009), que aportan evid<strong>en</strong>cia empírica a lo afirmado anteriorm<strong>en</strong>te.<br />

9.1 El caso de la industria manufacturera de vestim<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> régim<strong>en</strong> de zona franca<br />

Esta industria transable está basada <strong>en</strong> v<strong>en</strong>tajas comparativas consist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> abundante mano<br />

de obra jov<strong>en</strong>. Cabe destacar que <strong>Nicaragua</strong> es el país con el costo más bajo <strong>en</strong> C<strong>en</strong>troamérica:<br />

US$ 0.70 por hora y con una fuerza laboral flexible, con alta productividad relativa, bu<strong>en</strong>os<br />

hábitos de trabajo y rápida capacitación de la mano de obra. Estas actividades empresariales se<br />

caracterizan por una alta flexibilidad para desplazarse de un sitio a otro, donde sean más r<strong>en</strong>table;<br />

y g<strong>en</strong>er<strong>en</strong> más del 75% del valor de producción, de las exportaciones -las que han increm<strong>en</strong>tado<br />

rápidam<strong>en</strong>te-, del valor agregado y del empleo de toda la industria manufacturera del país.<br />

En 1991, existía solam<strong>en</strong>te una empresa funcionando <strong>en</strong> el parque industrial Las Mercedes <strong>en</strong><br />

Managua (la única zona franca <strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to), la que producía vestuario; hasta 1998 era la<br />

principal y única actividad productiva <strong>en</strong> la industria manufacturera bajo régim<strong>en</strong> de ZF y hasta la<br />

fecha sigue si<strong>en</strong>do la más relevante.<br />

El empleo g<strong>en</strong>erado <strong>en</strong> las zonas francas se ha multiplicado <strong>en</strong> 25 veces de 1994 al 2008. Está<br />

compuesta por 84,549 trabajadores y trabajadoras. De éstos más de la mitad ti<strong>en</strong><strong>en</strong> parejas y<br />

pose<strong>en</strong> niveles educativos medios. En g<strong>en</strong>eral, existe una importante participación de trabajadoras<br />

y trabajadores jóv<strong>en</strong>es (16-25 años), qui<strong>en</strong>es han aprovechado esta oportunidad para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar<br />

la <strong>pobreza</strong> a costa de interrumpir su proceso de formación técnica o profesional.


82 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

A pesar de que <strong>en</strong> el año 1999 se inició el proceso de apertura a una diversidad de actividades<br />

económicas, el sector vestuario ha mant<strong>en</strong>ido su supremacía <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración de empleos.<br />

Efectivam<strong>en</strong>te, a junio 2008 había un total de 42 ZF ubicadas <strong>en</strong> todo el país (con 119 empresas),<br />

si<strong>en</strong>do la más grande la ZF Las Mercedes con 17 empresas usuarias, la mayoría <strong>en</strong> la rama de<br />

vestuario y l<strong>en</strong>cería. El 53% (63 empresas) bajo régim<strong>en</strong> de ZF estaban dedicadas a esta rama,<br />

la que conc<strong>en</strong>traba el 72% del empleo total y el 69% de todas las mujeres empleadas. El empleo<br />

<strong>en</strong> esta área está bastante conc<strong>en</strong>trado: las trabajadoras de vestuario y l<strong>en</strong>cería repres<strong>en</strong>tan el<br />

40% del empleo total de hombres y mujeres y el 69% de todas las mujeres empleadas bajo este<br />

régim<strong>en</strong>; por otro lado, de las 19 empresas (con más de 1000 empleados) que conc<strong>en</strong>traban<br />

el 64% del empleo total bajo este régim<strong>en</strong>, 18 (el 29% de todas las empresas de vestuario y<br />

l<strong>en</strong>cería) pert<strong>en</strong>ecían a esa rama. Sólo 7 de todas éstas operaban para esa fecha <strong>en</strong> Zonas Francas<br />

Administradas, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Managua, conc<strong>en</strong>trando ap<strong>en</strong>as el 2.5% de todas las mujeres<br />

empleadas <strong>en</strong> estas empresas; el 89% restante operaban <strong>en</strong> parques industriales y empleaban a<br />

la gran mayoría de estas mujeres.<br />

En el reci<strong>en</strong>te período 2002-8, se ha pres<strong>en</strong>tado una disminución de más de 9 puntos porc<strong>en</strong>tuales<br />

hasta los 58.5%., <strong>en</strong> la contratación del empleo fem<strong>en</strong>ino, lo que podría ser atribuido a las<br />

actividades de cuido de niños, reflejando claram<strong>en</strong>te las t<strong>en</strong>siones93 <strong>en</strong>tre trabajo remunerado y<br />

el trabajo de cuido no remunerado, y a razones de salud de las mujeres. Pero también esto se ha<br />

debido a que es la única fu<strong>en</strong>te de empleo a la que pued<strong>en</strong> acceder los hombres, de tal manera que<br />

manejar una máquina de coser ropa ya no es una habilidad propia de mujeres; paradójicam<strong>en</strong>te,<br />

esto podría contribuir a desmitificar la asignación social de estas mismas labores <strong>en</strong> el hogar. Esta<br />

“desfeminización” de la fuerza de trabajo, sin embargo, más que una reducción de la segregación<br />

ocupacional, ti<strong>en</strong>de a ser mas bi<strong>en</strong> un desplazami<strong>en</strong>to paulatino por los hombres <strong>en</strong> este mercado<br />

laboral.<br />

Por otro lado, las empresas han t<strong>en</strong>dido a establecer contratos de trabajo de largo plazo incluy<strong>en</strong>do<br />

seguro social, planes de retiro, inversión <strong>en</strong> capacitación al personal y acceso al crédito. Este<br />

des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to positivo se ve reflejado <strong>en</strong> que tanto las trabajadoras como los trabajadores<br />

valoraron el ambi<strong>en</strong>te laboral de las empresas <strong>en</strong>tre regular y bu<strong>en</strong>o, y reportan recibir un trato<br />

respetuoso. Esta apreciación de una m<strong>en</strong>or precariedad laboral es atribuida a la lucha gremial<br />

(aunque la afiliación a sindicatos repres<strong>en</strong>ta m<strong>en</strong>os del 1% del total de trabajadores), incluy<strong>en</strong>do<br />

la de las organizaciones de mujeres. Sin embargo, aunque las mejoras <strong>en</strong> las condiciones laborales<br />

actuales no sólo han b<strong>en</strong>eficiado a las mujeres, sino también a los hombres porque algunas<br />

empresas han establecido c<strong>en</strong>tros de desarrollo infantil para el cuido de sus hijos.<br />

El ejercicio de los derechos laborales sigue si<strong>en</strong>do un tema crítico, por ejemplo, el increm<strong>en</strong>to,<br />

y la consecu<strong>en</strong>te presión a cumplir las metas de producción, para comp<strong>en</strong>sar los relativam<strong>en</strong>te<br />

mejores salarios más inc<strong>en</strong>tivos otorgados. Por otro lado, la calidad del empleo y la estabilidad<br />

laboral <strong>en</strong> la industria del vestuario <strong>en</strong> régim<strong>en</strong> de ZF también están altam<strong>en</strong>te influ<strong>en</strong>ciadas por las<br />

normas de las grandes empresas <strong>en</strong> el mercado global (códigos de conducta y de responsabilidad<br />

social empresarial), como resultado de presiones de sus consumidores.<br />

93 Estas t<strong>en</strong>siones podrían deberse a los horarios de trabajo, la ext<strong>en</strong>sión de la jornada laboral, la distancia <strong>en</strong>tre el trabajo<br />

y al casa de habitación, etc.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

83<br />

La mayoría de las trabajadoras ti<strong>en</strong><strong>en</strong> m<strong>en</strong>os de dos años de laborar <strong>en</strong> las empresas. Según<br />

los trabajadores, la alta rotación de personal ti<strong>en</strong>e que ver con problemas de relación con<br />

supervisores, estados de salud, distancias al c<strong>en</strong>tro de trabajo, el cuido de sus hijos e hijas, y de<br />

los aún bajos ingresos. Según las empresas, esta misma situación se debe a la disminución de los<br />

pedidos, reducción de costos por subsidios a mujeres a causa de <strong>en</strong>fermedad o maternidad, así<br />

como incumplimi<strong>en</strong>to de las mujeres y hombres a las normas productivas establecidas.<br />

La cobertura del seguro social para los trabajadores de ambos sexos es al m<strong>en</strong>os el 80% y exist<strong>en</strong><br />

servicios de at<strong>en</strong>ción de salud <strong>en</strong> los establecimi<strong>en</strong>tos. Por otro lado, el ingreso per cápita de la<br />

mayoría <strong>en</strong> las ZF es inferior a US$ 200 por mes, incluy<strong>en</strong>do inc<strong>en</strong>tivos y bonos y cubre el 40% del<br />

coste de la canasta básica de 53 productos <strong>en</strong> la ciudad de Managua, según INIDE, mi<strong>en</strong>tras que la<br />

cobertura del salario mínimo (a junio 2008) es de solo el 23%. Además, los salarios r<strong>en</strong>egociados<br />

siempre están rezagados con el nivel de los precios. Por otra parte, las personas más jóv<strong>en</strong>es (18-<br />

20 años) sin hijos difícilm<strong>en</strong>te pued<strong>en</strong> continuar con sus estudios.<br />

En cuanto a relaciones de género d<strong>en</strong>tro del hogar, <strong>en</strong> los grupos de discusión realizados <strong>en</strong> el<br />

estudio, tanto los hombres como casi la mitad de las mujeres que participaron 94 , reconocieron que<br />

está cambiando el rol de género respecto a las tareas de cuido no remunerado <strong>en</strong> el hogar, de tal<br />

forma que se podría estar dando una ligera modificación <strong>en</strong> la relación <strong>en</strong>tre trabajo productivo<br />

y trabajo de cuido no remunerado, principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los casos, <strong>en</strong> donde ambos trabajan <strong>en</strong><br />

actividades remuneradas fuera del hogar. Sin embargo, la mayoría de las actividades de cuido<br />

no remunerado <strong>en</strong> los hogares, como la at<strong>en</strong>ción de hijas e hijos, sigue correspondi<strong>en</strong>do a las<br />

mujeres con algún vínculo familiar.<br />

9.2 El caso de la industria de los productos lácteos<br />

La producción de lácteos está conc<strong>en</strong>trada principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> queso blanco fresco y crema, y<br />

m<strong>en</strong>or proporción <strong>en</strong> mantequilla, helados, yogurt, quesillos y casi nada <strong>en</strong> quesos madurados.<br />

Esta rama productiva ha sido una de las más dinámicas <strong>en</strong>tre las actividades transables de<br />

exportación, según su grado de exposición al comercio internacional, del país, así como <strong>en</strong>tre<br />

las ramas agroexportadoras. Entre 1996 y 2007, la producción de leche, tuvo un increm<strong>en</strong>to<br />

sustantivo de 73%. Las exportaciones lácteas ( si<strong>en</strong>do las de queso aproximadam<strong>en</strong>te la mitad)<br />

también han crecido significativam<strong>en</strong>te los últimos años. Los mayores volúm<strong>en</strong>es de exportación<br />

reflejan el increm<strong>en</strong>to de los precios internacionales, así como las inversiones realizadas <strong>en</strong> la<br />

ganadería, especialm<strong>en</strong>te a partir de 2003, y <strong>en</strong> la estrategia productiva impulsada por el Gobierno,<br />

con apoyo de la cooperación bilateral para la organización de clusters o conglomerados.<br />

Esta producción láctea es desarrollada por: a) pequeños y medianos ganaderos qui<strong>en</strong>es a través<br />

de sus empresas cooperativas comercializan la leche o la procesan <strong>en</strong> quesos y otros productos<br />

para el mercado nacional e internacional; b) pequeñas queseras tradicionales de tipo artesanal<br />

(negocios familiares), las que produc<strong>en</strong> la mayor parte del queso, c) plantas semi-industriales<br />

94 No se profundizó más <strong>en</strong> este aspecto, debido a que no se pudo determinar el tipo de cargo de las mujeres y<br />

hombres trabajadores que fueron citados a las <strong>en</strong>trevistas.


84 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

pequeñas y medianas conc<strong>en</strong>tradas principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el mercado nacional; y d) empresas<br />

industriales, seis de las cuales conc<strong>en</strong>tran la producción de leche pasteurizada, leche <strong>en</strong> polvo<br />

y helados, pero que no acopian la totalidad de la producción nacional de leche. La mayoría de<br />

las 158 unidades de producción de difer<strong>en</strong>te tamaño registradas formalm<strong>en</strong>te se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran<br />

conc<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos de Boaco, Chontales y León. Las cad<strong>en</strong>as lácteas están<br />

dominadas principalm<strong>en</strong>te por los compradores (comerciantes nacionales y extranjeros) dado<br />

que manejan información y conocimi<strong>en</strong>to sobre la dinámica del mercado.<br />

En g<strong>en</strong>eral, la apertura económica ha favorecido a las grandes y medianas empresas, que han<br />

mejorado su capacidad para competir <strong>en</strong> el mercado internacional y, aunque sigu<strong>en</strong> <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tando<br />

algunas dificultades, están <strong>en</strong> mejor posición ahora, que <strong>en</strong> sus inicios. La inversión pública y<br />

privada se ha conc<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> mejorar los estándares de calidad del producto (materia prima y<br />

producto terminado) para el mercado internacional, privilegiándose las empresas exportadoras,<br />

mi<strong>en</strong>tras que el mercado nacional ha quedado rezagado y junto con las mujeres que se vinculan<br />

al mismo.<br />

La inserción de hombres y mujeres a lo largo de los variados eslabones de la industria o<br />

conglomerado de lácteos es heterogénea y difer<strong>en</strong>ciada. Existe una proporción de personas de<br />

más de treinta años y con mayor número de hijos que es superior al estudio de caso de las<br />

ZF. De los 66,136 empleos directos <strong>en</strong> el sector lácteo, que compr<strong>en</strong>de producción de leche,<br />

procesami<strong>en</strong>to y comercialización, se estima que para el 2005, el 22% está <strong>en</strong> manos de mujeres.<br />

Los empleos <strong>en</strong> actividades productivas de leche (la que es int<strong>en</strong>siva <strong>en</strong> mano de obra) repres<strong>en</strong>tan<br />

aproximadam<strong>en</strong>te el 82% del total, de los cuales sólo el 20% están <strong>en</strong> manos de trabajadoras;<br />

sin embargo, repres<strong>en</strong>tan el 75% de todas las mujeres <strong>en</strong> el sector. Están conc<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> la<br />

producción primaria, sin embargo, el desarrollo y dinamismo de la actividad primaria no las<br />

ha favorecido directam<strong>en</strong>te debido a la marcada segregación ocupacional: la rama pecuaria es<br />

considerada típicam<strong>en</strong>te masculina, accedi<strong>en</strong>do a este tipo de empleo hombres jóv<strong>en</strong>es y adultos<br />

que habitan <strong>en</strong> zonas rurales, que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> tierra propia y con bajo nivel escolar, ya que las<br />

actividades no demandan mano de obra calificada. Las contrataciones <strong>en</strong> fincas son informales,<br />

sin seguridad social, pero cubr<strong>en</strong> las prestaciones sociales y otros b<strong>en</strong>eficios; no obstante, <strong>en</strong> las<br />

fincas, los ingresos laborales de las mujeres trabajadoras son m<strong>en</strong>ores a los de los hombres.<br />

A esto se suma que la mayor parte de la tierra y del hato ganadero es propiedad de los hombres:<br />

sólo el 15% de las fincas ganaderas pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a mujeres y su participación como propietarias<br />

y ger<strong>en</strong>tes de las empresas certificadas también es minoritaria. Las empresas productoras y<br />

exportadoras de queso <strong>en</strong> el país contratan más mano de obra masculina que fem<strong>en</strong>ina. Los<br />

hombres se destacan tanto <strong>en</strong> la membrecía de las empresas cooperativas, como <strong>en</strong> las ger<strong>en</strong>cias<br />

y <strong>en</strong> los principales cargos de aquellas <strong>en</strong>tidades que buscan ubicar la actividad productiva <strong>en</strong> una<br />

posición competitiva <strong>en</strong> el mercado internacional.<br />

Particularm<strong>en</strong>te, las mujeres vinculadas con la actividad láctea han estado durante décadas <strong>en</strong><br />

la producción de queso artesanal, <strong>en</strong> pequeñas queserías de tipo familiar (tanto <strong>en</strong> negocios<br />

manejados sólo por mujeres, como <strong>en</strong> aquellos manejados por la pareja), <strong>en</strong> la elaboración de


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

85<br />

cuajadas y quesillos para el mercado local, núcleo departam<strong>en</strong>tal y capitalino. En este eslabón<br />

se da segregación ocupacional <strong>en</strong> perjuicio de las mujeres, cuya función es hacer quesillos o ser<br />

cocineras, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> remuneraciones m<strong>en</strong>ores que las ocupaciones que desempeñan los hombres<br />

<strong>en</strong> la fabricación de quesos, aunque las mujeres propietarias o co-propietarias se <strong>en</strong>cargan de la<br />

administración y v<strong>en</strong>ta de productos. No obstante, las mujeres han sufrido un impacto negativo<br />

<strong>en</strong> términos de empleo dado que la alta compet<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el acopio de leche ha provocado un<br />

increm<strong>en</strong>to de los precios de la leche cruda y una reducción del volum<strong>en</strong> de producción de<br />

lácteos <strong>en</strong> los micros y pequeños negocios: el establecimi<strong>en</strong>to de los c<strong>en</strong>tros de acopio estimula<br />

a los productores a v<strong>en</strong>der toda su leche <strong>en</strong> un mismo punto, disminuy<strong>en</strong>do o interrumpi<strong>en</strong>do el<br />

suministro de leche tradicional a los pueblos y ciudades. Aunque esto, por otra parte, b<strong>en</strong>eficia a<br />

las mujeres productoras de leche, la dinámica de crecimi<strong>en</strong>to de la producción de lácteos para el<br />

mercado externo, afecta directam<strong>en</strong>te sus pequeños negocios.<br />

Por otra parte, las empresas cooperativas han t<strong>en</strong>ido mejores oportunidades para realizar<br />

inversiones, aunque siempre <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan problemas ocasionados por el ciclo de producción de<br />

leche. Sin embargo, el abandono de la actividad de procesami<strong>en</strong>to de lácteos por las cooperativas,<br />

que fue detectado con las nuevas <strong>en</strong>trevistas realizadas <strong>en</strong> este estudio, se debe principalm<strong>en</strong>te a<br />

las dificultades para responder a las exig<strong>en</strong>cias de la demanda externa respecto a la inocuidad de<br />

los productos. Las empresas cooperativas estudiadas no han podido dar el salto hacia el proceso<br />

de industrialización, pese a que han recibido apoyo del Estado.<br />

La evid<strong>en</strong>cia cualitativa de estos resultados muestra que, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, <strong>en</strong> el sector organizado que<br />

emerge de los procesos de reconversión productiva para competir con mejores productos <strong>en</strong> el<br />

mercado, la incorporación de mujeres sigue si<strong>en</strong>do restringida, aunque ti<strong>en</strong>de marginalm<strong>en</strong>te a<br />

mejorar. Las contrataciones <strong>en</strong> las cooperativas son formales y con acceso a la seguridad social,<br />

sin embargo, a los hombres les asignan las actividades productivas y a las mujeres, las labores<br />

de empaque y laboratorio.<br />

En suma, <strong>en</strong> el sector lácteo apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te no hay difer<strong>en</strong>cias salariales <strong>en</strong>tre hombres<br />

y mujeres. Sin embargo, los hombres ocupan espacios <strong>en</strong> segm<strong>en</strong>tos del mercado externo,<br />

mi<strong>en</strong>tras la mayoría de las mujeres se han quedado <strong>en</strong> el mercado nacional, del cual no han<br />

recibido hasta ahora impulso para hacer mejoras <strong>en</strong> la calidad y <strong>en</strong> la diversificación de productos.<br />

La participación de las mujeres <strong>en</strong> el empleo sigue si<strong>en</strong>do limitada a las actividades de baja<br />

productividad, autoempleo y ocupaciones de bajo valor agregado.<br />

Los roles de género son usualm<strong>en</strong>te más marcados <strong>en</strong> el área rural. El trabajo de cuido no<br />

remunerado de las mujeres <strong>en</strong> la producción de lácteos, es realizado por otras mujeres. Aunque<br />

se reportan cambios <strong>en</strong> el trabajo de cuido no remunerado, aquellos se refier<strong>en</strong> a que las mujeres<br />

dispon<strong>en</strong> de m<strong>en</strong>os tiempo para realizar personalm<strong>en</strong>te las tareas domésticas. El hecho de que<br />

el c<strong>en</strong>tro de producción sea al mismo tiempo el domicilio agrega un nivel más de at<strong>en</strong>ción para<br />

las dueñas de los negocios, lo que limita su desarrollo: no sólo deb<strong>en</strong> producir o vigilar el proceso<br />

productivo y el mercadeo de sus productos, sino que también deb<strong>en</strong> supervisar al mismo tiempo<br />

el trabajo del cuido. En este caso, difer<strong>en</strong>te al de ZF, ni las mujeres ni los hombres involucrados


86 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

<strong>en</strong> la producción de lácteos reconocieron que el trabajo del cuido es también responsabilidad de<br />

los hombres.<br />

9.3 ¿Qué impacto ha t<strong>en</strong>ido las políticas de apertura y de promoción de exportaciones sobre<br />

estas ramas<br />

La política de promoción de exportaciones ha incidido tanto <strong>en</strong> el desarrollo de la rama del<br />

vestuario y l<strong>en</strong>cería (régim<strong>en</strong> de Zonas Francas para IED ori<strong>en</strong>tadas al mercado externo) y <strong>en</strong> la<br />

industria láctea (inversión pública financiada por cooperación internacional que complem<strong>en</strong>ta a<br />

IED <strong>en</strong> plantas procesadoras y a comerciantes regionales para la exportación tanto al mercado<br />

c<strong>en</strong>troamericano como de EEUU). Se han establecido nuevas empresas, creado nuevos empleos<br />

e increm<strong>en</strong>tado las exportaciones. La política de apertura <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, incluy<strong>en</strong>do la comercial, ha<br />

facilitado estos procesos, pero <strong>en</strong> sí mismas no se habrían dado sin el empuje de estas inversiones<br />

y marcos institucionales formales e informales. Estos procesos han implicado la aparición de<br />

sectores emerg<strong>en</strong>tes (maquiladoras, plantas lácteas industriales, algunas cooperativas lecheras) y<br />

otros expulsados (empresas lácteas familiares pequeñas y medianas), con un impacto difer<strong>en</strong>ciado<br />

<strong>en</strong> hombres y mujeres, según su inserción laboral <strong>en</strong> estas ramas.<br />

Las mujeres han logrado insertarse <strong>en</strong> la industria del vestuario y l<strong>en</strong>cería bajo régim<strong>en</strong> de ZF a<br />

partir de los 90, gozando de relativam<strong>en</strong>te mejores, aunque siempre inestables, condiciones<br />

laborales, apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te una mayor equidad <strong>en</strong> los niveles salariales con relación a los hombres,<br />

aunque el poder de compra de sus salarios sigue si<strong>en</strong>do insufici<strong>en</strong>te para cubrir las necesidades<br />

básicas, y de una ligera mejoría <strong>en</strong> la división g<strong>en</strong>érica del trabajo de cuido no remunerado <strong>en</strong><br />

sus hogares (según ellas mismas reconoc<strong>en</strong>), especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los últimos años. Sin embargo,<br />

la reducción de su participación relativa vis-a-vis los hombres jóv<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el empleo <strong>en</strong> las ZF <strong>en</strong><br />

g<strong>en</strong>eral, lo que podría ext<strong>en</strong>derse a la rama de vestuario y l<strong>en</strong>cería <strong>en</strong> particular, corresponde<br />

al f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o detectado anteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de una expulsión de las mujeres de las<br />

actividades transables de exportación, según su grado de exposición al comercio internacional.<br />

Aunque <strong>en</strong> este caso, mujeres de relativam<strong>en</strong>te mayores niveles de educación han estado sali<strong>en</strong>do<br />

de un sector donde se han ido mejorando las condiciones laborales, a difer<strong>en</strong>cia del grueso de su<br />

expulsión de actividades de exportación más precarias hacia actividades de servicios consumidos<br />

por no resid<strong>en</strong>tes, con mejores condiciones laborales (aunque m<strong>en</strong>ores que otros sectores). Este<br />

des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> todo caso habría sido más influ<strong>en</strong>ciado por la política de promoción de<br />

exportaciones del país que por la de apertura comercial como tal, por el régim<strong>en</strong> especial de ZF;<br />

aunque <strong>en</strong> este caso es de esperarse que la política de liberalización de la cu<strong>en</strong>ta de capital y de<br />

promoción de la IE han jugado también un papel muy relevante.<br />

La evid<strong>en</strong>cia cuantitativa y cualitativa parece apuntar a una pérdida de empleo de las mujeres<br />

(expulsadas de las maquilas y fracaso de empresas familiares donde se conc<strong>en</strong>tra el empleo<br />

fem<strong>en</strong>ino), aunque se reporta una mejoría <strong>en</strong> las condiciones del empleo que logran mant<strong>en</strong>er,<br />

aunque tampoco se han deteriorado las brechas de estas condiciones con relación a los hombres,<br />

ni se ha mejorado el poder adquisitivo de sus ingresos para cubrir sus necesidades básicas y<br />

superar la <strong>pobreza</strong>. Los hallazgos de los estudios de Flores y Santos (2009) corroboran los del


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

87<br />

pres<strong>en</strong>te estudio: las mujeres están si<strong>en</strong>do expulsadas últimam<strong>en</strong>te de las actividades transables<br />

de exportación según su exposición al comercio internacional, pero esto parece deberse m<strong>en</strong>os<br />

a la política de apertura comercial y más a la política de promoción de exportaciones, con una<br />

aus<strong>en</strong>cia de promoción del mercado interno <strong>en</strong> un contexto de inequidad <strong>en</strong> la distribución del<br />

ingreso, que a la política de apertura comercial.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, aunque las trabajadoras <strong>en</strong> estas ramas g<strong>en</strong>eran ingresos para sus hogares, no se<br />

han redistribuido las responsabilidades del cuido <strong>en</strong> los hogares y prácticam<strong>en</strong>te continúan con<br />

las t<strong>en</strong>siones y s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong>contrados respecto a la doble jornada de trabajo remunerado y<br />

de cuido no remunerado, sin contar con apoyo del sector público o de los hombres, cuya gran<br />

mayoría no compart<strong>en</strong> las responsabilidades del hogar.<br />

Las preguntas que surg<strong>en</strong> para la ag<strong>en</strong>da de investigación son: ¿Impera un sesgo de género<br />

<strong>en</strong> la política de promoción de exportaciones En caso afirmativo, ¿<strong>en</strong> qué consiste ¿Cuál es<br />

el peso relativo de las barreras explícitas e implícitas que impid<strong>en</strong> a las mujeres aprovechar las<br />

oportunidades del comercio internacional, a pesar de sus mejores niveles de educación ¿Se ha<br />

llegado ya a límites insoslayables para su inserción provechosa <strong>en</strong> el mercado de trabajo de las<br />

actividades transables de exportación por la carga desigual <strong>en</strong> la realización del trabajo de cuido<br />

no remunerado <strong>en</strong> sus hogares ¿O es mejor que continú<strong>en</strong> sali<strong>en</strong>do de estas actividades y pas<strong>en</strong><br />

a las actividades de servicios consumidos por no resid<strong>en</strong>tes


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

89<br />

10. Las políticas públicas y los servicios de<br />

cuido de la niñez<br />

En esta sección se revisan un conjunto de estrategias y políticas públicas más amplias, incluy<strong>en</strong>do<br />

políticas sectoriales (principalm<strong>en</strong>te estrategias nacionales y sectoriales agrícolas) y otras<br />

relacionadas sobre todo con el cuido 95 de la niñez de 0-5 años y al rol de las mujeres <strong>en</strong> el mismo.<br />

También se revisan leyes relevantes, las que pued<strong>en</strong> ser <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didas como políticas de Estado, <strong>en</strong><br />

comparación con docum<strong>en</strong>tos de política que usualm<strong>en</strong>te pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er vig<strong>en</strong>cia solo durante<br />

la perman<strong>en</strong>cia de una administración pública (y algunas veces solo mi<strong>en</strong>tras están autoridades<br />

particulares a cargo de ag<strong>en</strong>cias públicas específicas). Este es un análisis de cont<strong>en</strong>ido ex ante de<br />

docum<strong>en</strong>tos de políticas públicas que pret<strong>en</strong>de relevar como se ha percibido esta temática por<br />

parte del aparato público. La evaluación del impacto de las políticas es una tarea de investigación<br />

p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te que es importante para el futuro de la inserción laboral de las mujeres <strong>en</strong> el mercado<br />

del trabajo del país.<br />

Los parámetros para la revisión y análisis crítico-comparativo son los sigui<strong>en</strong>tes:<br />

1) Los objetivos propios de la política, según su área de compet<strong>en</strong>cia.<br />

96<br />

2) Las premisas y las promesas que pudieran o no haber t<strong>en</strong>ido las políticas y estrategias<br />

analizadas respecto al tema de equidad de género <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral<br />

3) El nivel al cual se pudieran haber hecho planteami<strong>en</strong>tos específicos de género: macro,<br />

meso (sectorial, mercados específicos) y/o micro (hogares, unidades empresariales,<br />

fincas).<br />

4) Énfasis del <strong>en</strong>foque (ver Elson y McGuee, 2000): (i) En el aspecto ético-distributivo<br />

relacionado al impacto sobre bi<strong>en</strong>estar de mujeres, distribución equitativa de los b<strong>en</strong>eficios<br />

y oportunidades <strong>en</strong>tre hombres y mujeres y/o mejor acceso de las mujeres a la provisión<br />

de servicio públicos de cuidado de niños; y/o (ii) la efici<strong>en</strong>cia: reducir las distorsiones<br />

de género, eliminar barreras a la respuesta de la oferta pública y sobretodo privada y/o<br />

eliminar las limitaciones de género que impid<strong>en</strong> el acceso de las mujeres a recursos tanto<br />

<strong>en</strong> el sector productivo como reproductivo, etc.<br />

5) El reconocimi<strong>en</strong>to de la importancia del TCNNR.<br />

95 Ver <strong>en</strong> Anexo 2 el marco teórico de esta sección sobre el tema del “cuido”.<br />

96 Ver De Souza et al (2001), y la aplicación de estos parámetros <strong>en</strong> el caso de la ERCERP y la política sectorial de desarrollo<br />

rural <strong>en</strong> Escoto 2007.


90 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

6)<br />

El propósito instrum<strong>en</strong>tal de la política (combinando Gómez, 2008: 17-18 y Razavi,<br />

2007:23):<br />

a.<br />

b.<br />

c.<br />

d.<br />

e.<br />

increm<strong>en</strong>to de la capacidad de elección personal por parte de mujeres y hombres<br />

respecto a cómo conciliar el TR y el TNR de cuido <strong>en</strong> las esferas del empleo y<br />

del hogar (p. e. <strong>en</strong> el caso de tiempo para cuidar, dinero para cuidar, servicios de<br />

cuidado para niños y personas de la tercera edad, flexibilidad horaria);<br />

promover y estimular a mujeres y hombres a compartir la responsabilidad del<br />

TCNNR, y si plantean inc<strong>en</strong>tivos para los hombres;<br />

fortalecer los servicios públicos y/o privados (p. ej. transfer<strong>en</strong>cias monetarias o<br />

ex<strong>en</strong>ciones de impuestos para que los hogares los adquieran <strong>en</strong> el sector privado,<br />

descontar salario de trabajadoras domésticas del IR de jefes de hogar que las<br />

contratan);<br />

asegurar acceso universal a la protección social, desligándolo de la participación<br />

<strong>en</strong> el Trabajo remunerado;<br />

reconocer que el TCNNR es una “contribución” para el diseño y la provisión del<br />

sistema de p<strong>en</strong>siones, los servicios de educación y salud, y los b<strong>en</strong>eficios familiares<br />

y de niños.<br />

7)<br />

Las medidas específicas de política pública relacionadas al TCNNR, según la clasificación<br />

propuesta por Razavi (2007b) (a partir de una adaptación del esquema construido por<br />

Daly (2001) para el caso de Europa Occid<strong>en</strong>tal):<br />

a)<br />

b)<br />

c)<br />

d)<br />

Provisión de b<strong>en</strong>eficios monetarios y de seguridad social (p.e. pagos <strong>en</strong> efectivo,<br />

seguridad social, p<strong>en</strong>siones, desgravación fiscal).<br />

De empleo (p.e. permisos o lic<strong>en</strong>cias remuneradas o no remuneradas, pausas <strong>en</strong><br />

el desarrollo de la carreras, reducción del tiempo de trabajo, flexibilidad <strong>en</strong> el uso<br />

del tiempo, indemnización por despido).<br />

Provisión de servicios o b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong> especie (p.e. servicios de ayuda de hogar o<br />

de apoyo comunitario, guarderías infantiles, preescolares).<br />

Inc<strong>en</strong>tivos para la creación de empleo o para la provisión vía el mercado (p.e.<br />

bonos para empleo doméstico, ex<strong>en</strong>ciones de contribuciones a la seguridad social<br />

para qui<strong>en</strong>es están empleados como proveedores de cuidado, reducciones de<br />

impuestos por los costos de emplear ayuda doméstica, subsidios para el cuido<br />

privado).<br />

8) En el caso especial de las leyes revisadas, es relevante también id<strong>en</strong>tificar la adhesión<br />

explícita a:<br />

a)<br />

b)<br />

El Artículo II.2 de la Conv<strong>en</strong>ción sobre la Eliminación de Todas las Formas de<br />

Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que se refiere a razones de matrimonio o<br />

maternidad y el derecho a trabajar de las mujeres.<br />

El Conv<strong>en</strong>io de la OIT núm. 156 (1981) que reconoce la importancia que repres<strong>en</strong>ta


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

91<br />

el cuidado de los niños para los trabajadores con responsabilidades familiares y la<br />

Recom<strong>en</strong>dación núm. 165 sobre los trabajadores con responsabilidades familiares,<br />

<strong>en</strong> que se insta a los Estados Miembros a que tom<strong>en</strong> medidas para «desarrollar o<br />

promover servicios comunitarios, públicos o privados, tales como los servicios y<br />

medios de asist<strong>en</strong>cia a la infancia y de asist<strong>en</strong>cia familiar» (artículo 5).<br />

En términos más g<strong>en</strong>erales, sigui<strong>en</strong>do a Gómez (2008), se trataría de valorar hasta qué punto<br />

las políticas públicas relevantes han abordado integralm<strong>en</strong>te los ámbitos del mercado laboral<br />

y del cuidado requerido por los miembros del hogar, especialm<strong>en</strong>te de los niños o si solo se<br />

limitan a facilitar la conciliación del trabajo productivo y el TCNNR de la mujer o si incluy<strong>en</strong><br />

también al hombre. Es claro que no todos los parámetros o los ejemplos concretos de los mismos<br />

m<strong>en</strong>cionados son relevantes a <strong>Nicaragua</strong>, que no ha contado con un Estado B<strong>en</strong>efactor a la<br />

occid<strong>en</strong>tal. En este s<strong>en</strong>tido, se reconoce que, de todas maneras, <strong>en</strong> la gran mayoría de los países<br />

y no sólo <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>: (i) las políticas y medidas dirigidas a la m<strong>en</strong>cionada conciliación están<br />

usualm<strong>en</strong>te desfasadas de cara a los fuertes cambios ocurridos <strong>en</strong> los mercados laborales y <strong>en</strong> la<br />

situación de las familias y hogares; (ii) se ti<strong>en</strong>de a asumir que las familias pued<strong>en</strong> apoyarse para<br />

resolver la conciliación o que s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te no es un problema social o económico prioritario; y<br />

(iii) hay mucho debate sobre cuáles deberían ser las funciones y responsabilidades apropiadas<br />

de las familias, empleadores, gobiernos locales y nacional, sindicatos y otros organismos de la<br />

sociedad civil (Addati y Cassirer, 2007:5).<br />

Sin embargo, analizar el amplio panorama de <strong>en</strong>foques, propósitos y medidas permite interpretar<br />

y ubicar mejor al tipo de régim<strong>en</strong> de cuidado de la niñez 0-5 años del país respecto a lo que<br />

es posible y deseable. De igual manera, contribuye a la realización de reinterpretaciones más<br />

integrales de la política pública respecto al trabajo de cuido de las mujeres <strong>en</strong> el país y su valoración<br />

tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta los montos asignados (con una relectura de los rubros presupuestarios) <strong>en</strong> el<br />

Presupuesto de la República, así como a facilitar la id<strong>en</strong>tificación de temas de investigación-acción<br />

que result<strong>en</strong> <strong>en</strong> propuestas de políticas y presupuestos públicos alternativos. Por ejemplo, sería<br />

útil, contar con una base de conocimi<strong>en</strong>to e información, a partir de la cual se pueda analizar<br />

hasta qué punto las políticas públicas impulsan la implem<strong>en</strong>tación de una estrategia basada <strong>en</strong><br />

la provisión de servicios de cuidado públicos, privados y comunitarios con altos estándares de<br />

calidad y poca rotación de la mano de obra, que comp<strong>en</strong>se los sustantivos esfuerzos y los altos<br />

costos inevitables del trabajo de cuidado de niños de 0 a 5 años de edad (ver Razavi, 2007ª; Hein<br />

2005; Addati y Cassirer. 2007).<br />

10.1 Revisión de las políticas<br />

En el Anexo 3 se pres<strong>en</strong>ta una Matriz 97 que refleja la aplicación 98 de los parámetros m<strong>en</strong>cionados<br />

a un conjunto de estrategias y políticas públicas relevantes al tema del TCNNR, desde 1990.<br />

Algunas de estas políticas son “de Estado” por haber sido convertidas y aprobadas como leyes de<br />

97 Esta Matriz fue elaborada por la Dra. Katia Suárez E. (q.e.p.d), ex-Presid<strong>en</strong>ta de ADEMNIC y esposa del autor.<br />

98 Es relevante m<strong>en</strong>cionar que desde el año 2001 se vi<strong>en</strong><strong>en</strong> haci<strong>en</strong>do esfuerzos importantes de creación de capacidades <strong>en</strong><br />

el uso del <strong>en</strong>foque de género <strong>en</strong>tre los funcionarios bajo el marco del servicio civil (ver MHCP 2001), lo que contribuiría a explicar<br />

<strong>en</strong> parte la cada vez mayor adopción del <strong>en</strong>foque <strong>en</strong> las políticas públicas.


92 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

la República. El análisis muestra lo sigui<strong>en</strong>te:<br />

i)<br />

ii)<br />

iii)<br />

iv)<br />

v)<br />

vi)<br />

En los 90 las políticas públicas no t<strong>en</strong>ían el <strong>en</strong>foque de equidad de género. En los<br />

planes ambi<strong>en</strong>tales y laborales no se habían contemplado hasta <strong>en</strong>trado el primer<br />

dec<strong>en</strong>io del pres<strong>en</strong>te siglo. Por lo tanto, tampoco t<strong>en</strong>ían alguna refer<strong>en</strong>cia al TCNNR<br />

de las mujeres.<br />

Las políticas han variado <strong>en</strong> cómo han abordado el concepto de equidad de género, con<br />

variadas, premisas pero casi ninguna con alguna perspectiva sobre las consecu<strong>en</strong>cias<br />

positivas de la adopción del <strong>en</strong>foque. Hay una amplia gama de calidad conceptual<br />

<strong>en</strong> las políticas de la última década, desde conceptos instrum<strong>en</strong>tales (vulnerabilidad,<br />

marginalidad); temas más amplios como el de la <strong>pobreza</strong>, hasta conceptos más<br />

elaborados como los de la política de innovación agrícola, que reconoce explícitam<strong>en</strong>te<br />

la importancia y disyuntiva del TCNNR de las mujeres como productoras. También<br />

resalta el hecho de que las políticas de la administración actual <strong>en</strong>fatizan el tema del<br />

empoderami<strong>en</strong>to político/participativo de las mujeres, <strong>en</strong> claro contraste con políticas<br />

pasadas.<br />

Históricam<strong>en</strong>te, todas las políticas “económicas” han sido caracterizadas por la<br />

invisibilidad de las mujeres, incluy<strong>en</strong>do el PEF de la administración actual.<br />

El <strong>en</strong>foque ha sido también variado, desde énfasis <strong>en</strong> la equidad, hasta <strong>en</strong> la efici<strong>en</strong>cia,<br />

sobretodo <strong>en</strong> la productiva. Esto último ha caracterizado más algunas políticas<br />

agropecuarias (tierra, innovación, desarrollo rural).<br />

Con la excepción de la reci<strong>en</strong>te propuesta de política de innovación agrícola (2008),<br />

desde 1990 no se ha reconocido de manera explícita el tema de la TCNNR. Esta política,<br />

sin embargo, todavía no ha sido aprobada oficialm<strong>en</strong>te. Algunas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tos con<br />

implicaciones implícitas e indirectas para el TCNNR.<br />

Las medidas concretas de servicio público relacionado al TCNRR que han sido<br />

propuestas consist<strong>en</strong> <strong>en</strong> alim<strong>en</strong>tación escolar y <strong>en</strong> los servicios de educación pública<br />

preescolar, sin estar <strong>en</strong>marcadas <strong>en</strong> el concepto del TCNNR.<br />

Por otra parte, ni las políticas de comercio exterior ni las fiscales han adoptado explícitam<strong>en</strong>te un<br />

<strong>en</strong>foque de género (ver MIFIC, 2007 y Rivas, 2008).<br />

10.2 Revisión de leyes<br />

En cuanto a la dim<strong>en</strong>sión jurídica, <strong>en</strong> el Anexo 2 se pres<strong>en</strong>ta un conjunto de leyes y decretos<br />

relevantes que son igualm<strong>en</strong>te analizados directam<strong>en</strong>te sobre el tema de la TCNNR. El análisis<br />

condujo a los sigui<strong>en</strong>tes resultados:


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

93<br />

i)<br />

ii)<br />

iii)<br />

iv)<br />

No todas las leyes se han planteado propósitos explícitos sobre el TCNNR, y las que lo<br />

han hecho han <strong>en</strong>fatizado propósitos relacionados. Sobresale el énfasis <strong>en</strong> el deber<br />

del sector público de dar servicios de cuidado de la niñez, así como el asignarle<br />

responsabilidades directas a los padres por igual. Sin embargo, ninguno de los propósitos<br />

ha consistido <strong>en</strong> fortalecer los servicios privados de TCN ni <strong>en</strong> facilitar la conciliación<br />

del TCNNR del hombre o de la mujer con el trabajo productivo remunerado.<br />

Las medidas más propuestas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ver con b<strong>en</strong>eficios monetarios (p<strong>en</strong>siones<br />

alim<strong>en</strong>ticias) y de seguridad social (subsidios) y con provisión de servicios o b<strong>en</strong>eficios<br />

públicos <strong>en</strong> especie (alim<strong>en</strong>tos), muy pocas medidas de empleo y nada de inc<strong>en</strong>tivos<br />

para la creación de empleo <strong>en</strong> el cuidado de la niñez o para la provisión de servicios<br />

privados relevantes.<br />

No se m<strong>en</strong>ciona la educación preescolar de manera explícita ni se relaciona con el<br />

TCNNR de la mujer y la problemática de la reconciliación con el trabajo productivo.<br />

Ninguna de las leyes y decretos hace refer<strong>en</strong>cia al CEDAW o al Conv<strong>en</strong>io de la OIT núm.<br />

156 (1981).<br />

10.3 Gasto y cobertura por el sector público<br />

Una vía de aproximación a la voluntad real del Estado de apoyar al TCNNR, aunque todavía de<br />

manera parcial e indirecta, consiste <strong>en</strong> explorar el comportami<strong>en</strong>to del gasto público social <strong>en</strong><br />

g<strong>en</strong>eral, y <strong>en</strong> lo que ti<strong>en</strong>e que ver con el cuidado de la niñez 0-5años, <strong>en</strong> particular. En este<br />

s<strong>en</strong>tido, los gastos presupuestados <strong>en</strong> salud y educación infantil mostrarían esa voluntad, y los<br />

gastos efectivos reales serían una mejor evid<strong>en</strong>cia. Aquí se han revisado los gastos <strong>en</strong> educación<br />

Tabla 19<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Indicadores seleccionados el Gasto Público y Educación Preescolar<br />

1991 1995 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008<br />

Gasto Social Gobierno C<strong>en</strong>tral<br />

% PIB 6.6 6.9 9.3 10 10.4 10.9<br />

% Gasto Total 34 39.6 40.4 40.2 44.7 47.2<br />

Gasto Público <strong>en</strong> Educaciòn Gobi<strong>en</strong>ro C<strong>en</strong>tral<br />

% PIB 2.6 2.7 3.9 4.6 4.3 4.6<br />

% Gasto Total 13 15.6 17.2 18.5 18.4 20<br />

Preescolar MECDa/ 12157.3 12357.0 11587.8 14790.4 17981.0 10719.0 40735.9 88204.7 86068.4<br />

Transfer<strong>en</strong>cias 1046.2 982.8 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0<br />

Metas Preescolares<br />

At<strong>en</strong>didos preescolares<br />

comunitarios 113,200<br />

Matricula b/ 188,000 157,489 150,655 154,517 0 219,348 229,244 179,548 188,493<br />

% 26 90 90 90 0 95 94 86<br />

Tasa Neta de<br />

Escolarización 28.6 30.8 53<br />

a/ Miles córdobas corri<strong>en</strong>tes<br />

b/ niños<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboraciòn propia <strong>en</strong> base a ICEFI 2007, PND-O 2005, MHCP.


94 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

preescolar por razones de disponibilidad de información relevante <strong>en</strong> los presupuestos anuales<br />

del Ministerio de Educación del país.<br />

En la Tabla 19 se pres<strong>en</strong>ta unos indicadores básicos que permit<strong>en</strong> visualizar el comportami<strong>en</strong>to<br />

del gasto público social presupuestado y de la educación preescolar desde 1991. El gasto social<br />

del gobierno c<strong>en</strong>tral como porc<strong>en</strong>taje del PIB increm<strong>en</strong>tó 65% desde su participación <strong>en</strong> el año<br />

1991 hasta alcanzar ser el 10.9% del PIB <strong>en</strong> el año 2005; mi<strong>en</strong>tras que su participación <strong>en</strong> el<br />

gasto total increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 39% aunque ha llegado a repres<strong>en</strong>tar el 47.2% del gasto total. Este<br />

increm<strong>en</strong>to se dio por la implem<strong>en</strong>tación de la ERCERP, periodo <strong>en</strong> el que se gozó también de<br />

mucha cooperación internacional. No obstante, este nivel de participación del gasto social es<br />

m<strong>en</strong>or que el de muchos otros países de América Latina. El gasto total <strong>en</strong> educación también<br />

creció y mucho más rápido (77%) como porc<strong>en</strong>taje del PIB y del gasto total (54%).<br />

Por otra parte, se ha estimado que el macrosector servicios (agregando los servicios públicos y<br />

privados), para el año 2006, repres<strong>en</strong>taba el 52% del PIB, pero los servicios públicos de educación,<br />

donde están incluidas las servicios de at<strong>en</strong>ción de la niñez 0-5 años, eran solam<strong>en</strong>te el 3% y<br />

los “servicios personales y comunitarios” privados de educación (lo que incluye preescolares<br />

privados) y salud agregados repres<strong>en</strong>taban el 8%, del PIB (la productividad de este sub-sector es<br />

bi<strong>en</strong> baja) (Solá, 2008).<br />

Los servicios de educación pública preescolar, por lo tanto, no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> importancia <strong>en</strong> el PIB. A pesar<br />

de esto, el gasto <strong>en</strong> educación preescolar se ha sextuplicado <strong>en</strong> los últimos 8 años reflejando una<br />

voluntad del sector público de mejorar la at<strong>en</strong>ción a la niñez de 0-5años, especialm<strong>en</strong>te con la<br />

administración actual. No obstante, según las cifras oficiales, el porc<strong>en</strong>taje de matrícula después<br />

de haber llegado al 95% <strong>en</strong> el 2005 (habi<strong>en</strong>do sido 26% <strong>en</strong> 1999) se habría estando reduci<strong>en</strong>do<br />

hasta el 2007, aunque la tasa neta de escolarización se ha aum<strong>en</strong>tado hasta el 53% <strong>en</strong> el 2007,<br />

lo que podría indicar relativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>or cobertura. Estas cifras son coher<strong>en</strong>tes con el énfasis<br />

<strong>en</strong>contrado anteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las políticas públicas <strong>en</strong> increm<strong>en</strong>tar la at<strong>en</strong>ción a la niñez de 0-5<br />

años especialm<strong>en</strong>te a partir de la introducción de políticas de reducción de la <strong>pobreza</strong>.<br />

En vista que hay varias leyes al respecto, el Estado se ha convertido <strong>en</strong> una actor importante <strong>en</strong><br />

el TC de la niñez de 0-5 años, lo que podría haber estado facilitando la inserción de la mujeres al<br />

mercado laboral, analizada anteriorm<strong>en</strong>te. Este efecto, sin embargo, no ha sido deliberado, sino<br />

como resultado indirecto del esfuerzo por reducir la <strong>pobreza</strong>. Esta situación, además, podría dar<br />

cu<strong>en</strong>ta del hecho que las organizaciones de mujeres no han hecho del tema del TCNNR un punto<br />

<strong>en</strong> su ag<strong>en</strong>da económica.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

95<br />

11.1 Conclusiones<br />

11. Conclusiones y Recom<strong>en</strong>daciones<br />

Las mujeres nicaragü<strong>en</strong>ses <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la acelerada etapa pl<strong>en</strong>a de la transición demográfica, a<br />

partir de una superación relativam<strong>en</strong>te exitosa de los retos relacionados con la mayor vulnerabilidad<br />

social que caracteriza a las etapas previas de esta transición. Este logro se evid<strong>en</strong>cia al revisar el<br />

posicionami<strong>en</strong>to relativo de las mujeres <strong>en</strong> los hogares y de su inserción laboral <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.<br />

La sost<strong>en</strong>ida feminización de la jefatura de los hogares está además caracterizada por el predominio<br />

<strong>en</strong> hogares ext<strong>en</strong>sos o compuestos, solidarios inter-g<strong>en</strong>eracionalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el que las abuelas se<br />

están volvi<strong>en</strong>do cada vez más importantes, <strong>en</strong> parte debido a las migraciones. Estos hogares<br />

con jefas han logrado evitar una profundización de la <strong>pobreza</strong> y aunque persist<strong>en</strong> las brechas<br />

de género <strong>en</strong> los ingresos, hay evid<strong>en</strong>cia de alguna mejoría <strong>en</strong> la situación de las mujeres <strong>en</strong> el<br />

s<strong>en</strong>tido más amplio de la definición de la “<strong>pobreza</strong>” (niveles de educación, etc.). Las mujeres han<br />

logrado así crear algunas condiciones básicas para evitar la transmisión inter-g<strong>en</strong>eracional de la<br />

<strong>pobreza</strong>, aunque no necesariam<strong>en</strong>te han mejorado su bi<strong>en</strong>estar.<br />

Sin embargo, el mercado de trabajo, por sus imperfecciones y sesgos de género, no ha facilitado un<br />

acelerami<strong>en</strong>to del proceso de “desfeminización” de la <strong>pobreza</strong>. El increm<strong>en</strong>to de la participación<br />

de las mujeres <strong>en</strong> la fuerza de trabajo (un poco más de un tercio, que constituye aproximadam<strong>en</strong>te<br />

la mitad de la de los hombres, aunque sigue predominando la categoría de “amas de casa” <strong>en</strong><br />

la PEI de las mujeres), el fortalecimi<strong>en</strong>to de su posición <strong>en</strong> algunos aspectos laborales y sus<br />

mayores niveles de educación g<strong>en</strong>eral, no han logrado que las mujeres salgan completam<strong>en</strong>te<br />

de la “economía de la <strong>pobreza</strong>”: autoempleo, ocupaciones no calificadas, servicios comerciales,<br />

de muy baja productividad y g<strong>en</strong>eradores de ingresos insufici<strong>en</strong>tes para cubrir la canasta básica<br />

alim<strong>en</strong>taria (los salarios mínimos de los hombres tampoco la cubr<strong>en</strong>, pero cubr<strong>en</strong> más que<br />

los salarios de las mujeres). La emigración ha sido una importante válvula de escape con las<br />

consecu<strong>en</strong>tes implicaciones sobre la calidad de vida así como sobre la calidad del trabajo de<br />

cuido no remunerado que recib<strong>en</strong> sus hijos, de las mujeres emigrantes que habían ingresado al<br />

mercado laboral nacional.<br />

Desde una perspectiva de largo plazo, el comportami<strong>en</strong>to cuantitativo del empleo <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong><br />

ha sido positivo desde inicios de los 90 hasta 2007. Las tasas de participación laboral y de


96 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

ocupación se increm<strong>en</strong>taron, mi<strong>en</strong>tras que las de desocupación cayeron, debido <strong>en</strong> gran parte a<br />

una mayor participación y ocupación de las mujeres. La calidad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral de la fuerza de trabajo<br />

fue mejorada por los bu<strong>en</strong>os niveles educativos de las mujeres aun cuando la oferta educativa de<br />

nivel medio no ha sido diseñada para educar de manera sistemática para el trabajo. El increm<strong>en</strong>to<br />

de la participación laboral de la fuerza de trabajo de las mujeres parece si haber llegado a su tope,<br />

poni<strong>en</strong>do, por lo tanto, una limitante al crecimi<strong>en</strong>to económico pot<strong>en</strong>cial, debido <strong>en</strong> parte a los<br />

límites que son impuestos por las tareas de cuido no remuneradas <strong>en</strong> los hogares que asum<strong>en</strong> las<br />

mujeres por inequidades de género.<br />

La economía nicaragü<strong>en</strong>se g<strong>en</strong>eró puestos de trabajo que fueron aprovechados por las mujeres<br />

especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los sectores de servicios y de la maquila. Sin embargo, esto se ha dado d<strong>en</strong>tro<br />

de un proceso de “desalarización” del empleo y de increm<strong>en</strong>to de los “cu<strong>en</strong>tapropistas”, la<br />

calidad de los nuevos puestos de trabajo ha sido baja, <strong>en</strong> su mayor parte <strong>en</strong> ocupaciones no<br />

calificadas por hombres y mujeres, agropecuarias y pesqueras (mayoritariam<strong>en</strong>te los hombres) y<br />

comerciales (mayoritariam<strong>en</strong>te las mujeres) y <strong>en</strong> condiciones de informalidad y precariedad. Las<br />

mujeres han ido sali<strong>en</strong>do poco a poco de los empleos más precarios insertándose fuertem<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> los servicios (muchos de los cuales también ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esas mismas condiciones laborales). En<br />

el mercado de trabajo los hombres han mostrado mayor movilidad <strong>en</strong>tre las categorías. Esto<br />

refleja <strong>en</strong> parte una mayor aversión al riesgo, así como la pres<strong>en</strong>cia de relativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>ores<br />

oportunidades de asc<strong>en</strong>so <strong>en</strong> puestos de trabajo y de posibilidades de acceso a los recursos,<br />

por ejemplo, tierra y crédito, por parte de las mujeres, afectando su especialización laboral. La<br />

discriminación salarial sigue predominando <strong>en</strong> las mujeres trabajadoras, a pesar de los mejores<br />

niveles educativos alcanzados, incluso <strong>en</strong> la clase media.<br />

La dinámica comercial ha sido caracterizada por un sost<strong>en</strong>ido y últimam<strong>en</strong>te acelerado proceso<br />

de apertura comercial, de tal manera que las exportaciones (<strong>en</strong> las que resaltan las de las zonas<br />

francas) han sido el principal factor detrás de la demanda agregada y las importaciones han<br />

impulsado la oferta agregada. El volátil crecimi<strong>en</strong>to económico del país que se vi<strong>en</strong>e dando desde<br />

inicios de los 90, ha sido así acompañado por este dinamismo del comercio internacional, el<br />

que, por otra parte, no parece haber sido impulsado por los TLC que han sido suscritos hasta<br />

el pres<strong>en</strong>te. Más bi<strong>en</strong>, han sido las remesas la principal fu<strong>en</strong>te de financiami<strong>en</strong>to del creci<strong>en</strong>te<br />

déficit comercial, el que además todavía dep<strong>en</strong>de de la cooperación internacional para poder ser<br />

sost<strong>en</strong>ido.<br />

La economía nicaragü<strong>en</strong>se no ha experim<strong>en</strong>tado un cambio estructural radical <strong>en</strong> su re-inserción<br />

<strong>en</strong> la economía global, sin embargo, la dinámica comercial sí ha t<strong>en</strong>ido su incid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la misma,<br />

especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> términos de la exposición relativa de las difer<strong>en</strong>tes ramas de actividad al comercio<br />

internacional: se increm<strong>en</strong>tó la importancia de las actividades transables de exportación y las de<br />

sustitución de importaciones, mi<strong>en</strong>tras que casi los tres cuartos de las actividades de servicios se<br />

volvieron transables, es decir, “servicios consumidos por no resid<strong>en</strong>tes” (SCNR).<br />

Desde este punto de vista, la inserción de las mujeres <strong>en</strong> el mercado laboral y su evolución<br />

muestran cambios importantes y algunas características particulares. En primer lugar, todas las


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

97<br />

ramas destruyeron empleo desde los 90 con excepción de las actividades de exportación, <strong>en</strong> las<br />

que predominan los hombres, especialm<strong>en</strong>te durante la fase de acelerami<strong>en</strong>to de la apertura<br />

comercial (2001-5). Los SCNR, segundos <strong>en</strong> importancia <strong>en</strong> términos de empleo, han mostrado<br />

un comportami<strong>en</strong>to fluctuante y expulsor de mano de obra (dado el crecimi<strong>en</strong>to del empleo y de<br />

la tasa neta de participación laboral) hacia las actividades de exportación. En segundo lugar, <strong>en</strong><br />

este contexto, la participación relativa del empleo de las mujeres muestra fuertes pero volátiles<br />

cambios estructurales: han sido más bi<strong>en</strong> expulsadas de las actividades transables de exportación<br />

de bi<strong>en</strong>es hacia los SCNR, donde de todas maneras siempre han predominado. En tercer lugar, y<br />

no obstante lo anterior, la fuerza de trabajo ocupada de las mujeres <strong>en</strong> actividades transables, y<br />

<strong>en</strong> las de exportación <strong>en</strong> particular, ha increm<strong>en</strong>tado su (bajo) peso relativo <strong>en</strong> toda la fuerza de<br />

trabajo ocupada, mi<strong>en</strong>tras que la ocupada <strong>en</strong> actividades de SCNR ha disminuido (aunque sigue<br />

si<strong>en</strong>do mayor que el peso relativo de los hombres).<br />

En resum<strong>en</strong>, las mujeres nicaragü<strong>en</strong>ses han <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado el sesgo de m<strong>en</strong>ores tasas netas de<br />

participación laboral; además no han mejorado su m<strong>en</strong>or pres<strong>en</strong>cia vis-a-vis los hombres <strong>en</strong> el<br />

empleo <strong>en</strong> todas las ramas agregadas; el logro de su mejor posicionami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> las actividades<br />

transables de exportación pierde importancia dada su expulsión de las mismas y la mayor<br />

absorción por las actividades de SCNR <strong>en</strong> las que más bi<strong>en</strong> se ha estancado su peso vis-a-vis el de<br />

los hombres. Las trabajadoras con niveles medios y altos de educación se han colocado mejor <strong>en</strong><br />

las ramas de servicios, aunque <strong>en</strong> la rama absorb<strong>en</strong>te de SCNR se han colocado mejor las de nivel<br />

educativo medio.<br />

Sin embargo, algunas mujeres ganaron <strong>en</strong> términos relativos al moverse de la rama exportadora<br />

precaria a la de SCNR, m<strong>en</strong>os precaria, aun cuando <strong>en</strong> esta última no hubo mejoría <strong>en</strong> la cobertura<br />

social; mi<strong>en</strong>tras que algunos hombres perdieron mucho más, al ser absorbidos por las actividades<br />

de exportación. La t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la reinserción laboral de las mujeres durante al m<strong>en</strong>os la última<br />

fase de la apertura comercial no estuvo marcada por un agravami<strong>en</strong>to de la precariedad laboral<br />

de sus empleos.<br />

Durante este proceso de re-inserción de la fuerza de trabajo de las mujeres, a partir de 1990,<br />

<strong>Nicaragua</strong> aplicó una amplia gama de políticas económicas y estrategias de desarrollo, <strong>en</strong> ocasiones<br />

con múltiples objetivos (pacificación, estabilización macroeconómica, fortalecer el papel del<br />

sector privado, increm<strong>en</strong>tar exportaciones, impulsar el crecimi<strong>en</strong>to económico, reconstrucción<br />

post desastres, reducir la <strong>pobreza</strong>, desarrollo rural y actualm<strong>en</strong>te de seguridad alim<strong>en</strong>taria,<br />

etc.), no siempre coher<strong>en</strong>tes o compatibles <strong>en</strong>tre sí, acompañados al mismo tiempo por una<br />

cooperación internacional que no ha estado necesariam<strong>en</strong>te armonizada <strong>en</strong>tre sí ni alineada a<br />

las prioridades nacionales. En estas políticas ha predominado la ceguera al tema de género, ex<br />

ante y ex post, incluy<strong>en</strong>do la política de empleo, mercado de trabajo y laboral. Las políticas, a lo<br />

largo de todo el período 1990-2006 de “apertura”, han procurado activam<strong>en</strong>te la condonación<br />

de la deuda externa y pasivam<strong>en</strong>te la reducción de la <strong>pobreza</strong>, mi<strong>en</strong>tras se ha estado ‘gozando’<br />

de las remesas familiares solidarias <strong>en</strong>viadas por los emigrantes. Estrictam<strong>en</strong>te, este período no<br />

puede ser definido categóricam<strong>en</strong>te como “neoliberal” o de simple “apertura”, ni <strong>en</strong> teoría ni <strong>en</strong><br />

la práctica, con excepción tal vez de una etapa <strong>en</strong> particular.


98 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

La complejidad de la gestión de las políticas económicas ti<strong>en</strong>e implicaciones teóricas y<br />

metodológicas que dificultan la determinación y evaluación de los efectos del conjunto de las<br />

políticas de ajuste, estabilización macroeconómica, apertura económica, apertura comercial,<br />

promoción de exportaciones, etc., sobre las variables económicas tradicionales del crecimi<strong>en</strong>to,<br />

el empleo, la distribución del ingreso y la <strong>pobreza</strong>, y por lo tanto también es difícil determinar su<br />

impacto difer<strong>en</strong>ciado <strong>en</strong> las relaciones de género. Esto es aún más difícil <strong>en</strong> el caso de países que<br />

han pasado por fuertes cambios paradigmáticos <strong>en</strong> estrategias de desarrollo con implicaciones<br />

de largo plazo, como <strong>Nicaragua</strong>. Los resultados macro de estas políticas son mixtos con relación<br />

a un conjunto de indicadores. La apertura comercial ha naturalm<strong>en</strong>te afectado el nivel y los<br />

compon<strong>en</strong>tes de la demanda efectiva y la productividad, y por <strong>en</strong>de la estructura del empleo<br />

de hombres y mujeres. En cualquier caso, con relación al tema de la inserción laboral de las<br />

mujeres, la evid<strong>en</strong>cia parece demostrar que ha sido la política de promoción de exportaciones<br />

más que la de apertura comercial per se la que ha t<strong>en</strong>ido mayor influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el mercado laboral<br />

y <strong>en</strong> la re-inserción de las mujeres <strong>en</strong> el mismo. Las políticas de empleo, mercado de trabajo y<br />

laborales también han incidido <strong>en</strong> esta inserción. Por otro lado, se está volvi<strong>en</strong>do cada vez más<br />

evid<strong>en</strong>te que la disposición de la mujer rural a integrarse a la fuerza de trabajo está empezando a<br />

ser limitada por la necesidad de cuido <strong>en</strong> los hogares, lo que ha sido evid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> aquellos hogares<br />

con jefatura fem<strong>en</strong>ina.<br />

Las experi<strong>en</strong>cias de la industria del vestuario y l<strong>en</strong>cería, bajo régim<strong>en</strong> de zona franca; y de la<br />

industria láctea, confirman los hallazgos del pres<strong>en</strong>te estudio, con las particularidades de cada<br />

caso.<br />

Las mujeres nicaragü<strong>en</strong>ses, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de las políticas públicas y de los otros factores<br />

externos, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte han sido capaces por sí mismas, y con el apoyo de las remesas, de<br />

sortear las dificultades y de evitar una profundización de sus niveles de <strong>pobreza</strong>, incluso <strong>en</strong> su<br />

s<strong>en</strong>tido más amplio. También han logrado posicionarse mejor <strong>en</strong> el mercado de trabajo. En pocas<br />

palabras, las mujeres, por mérito propio, y con mucho sacrificio, han avanzado <strong>en</strong> estos aspectos<br />

aunque pareciera que han llegado a los límites posibles <strong>en</strong> la estructura económica y social actual<br />

del país.<br />

El trabajo de cuidado de la niñez no remunerado por parte de las mujeres y sus implicaciones<br />

para la conciliación con su trabajo productivo, remunerado o no, nunca ha sido conceptualizado<br />

ni abordado por las políticas públicas económicas, sectoriales y laborales y sociales desde 1990,<br />

con la excepción de la reci<strong>en</strong>te propuesta de política de innovación agrícola y rural. En la práctica<br />

el Estado ha apoyado indirectam<strong>en</strong>te a la inserción de las mujeres <strong>en</strong> el trabajo productivo al<br />

at<strong>en</strong>der y brindar servicios públicos de cuidado de la niñez de 0-5 años, motivado por razones de<br />

superación de la <strong>pobreza</strong> y por el apoyo de la cooperación internacional. Sin embargo, se nota<br />

que las políticas públicas están madurando <strong>en</strong> sus concepciones de la relaciones de género y <strong>en</strong><br />

la id<strong>en</strong>tificación de acciones relevantes, existi<strong>en</strong>do ahora una base para incitar e incidir <strong>en</strong> una<br />

visión pública más coher<strong>en</strong>te y moderna sobre la importancia del TCNNR tanto para el bi<strong>en</strong>estar<br />

de la niñez como para el bi<strong>en</strong>estar y para una inserción más satisfactoria de las mujeres <strong>en</strong> el<br />

mercado del trabajo.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

99<br />

Con este estudio también se ha pret<strong>en</strong>dido resaltar la importancia que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los temas de la<br />

transición demográfica, la <strong>pobreza</strong>, el tamaño y la estructura de la economía nacional, el empleo<br />

y el comercio internacional para el diseño de implem<strong>en</strong>tación efectiva de políticas públicas de<br />

promoción de equidad de género tanto específicas como las que sean de carácter transversal.<br />

Con el analisis de la interrelación sinérgica <strong>en</strong>tre estos y otros factores relevantes (por ejemplo<br />

área de resid<strong>en</strong>cia, etnia) se logra <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der mejor y visibilizar las brechas de género <strong>en</strong> la sociedad<br />

nicaragü<strong>en</strong>se, incluy<strong>en</strong>do las inequidades <strong>en</strong>tre las mismas mujerers.<br />

11.2 Recom<strong>en</strong>daciones<br />

Desafortunadam<strong>en</strong>te, la crisis internacional am<strong>en</strong>aza con revertir los logros de las mujeres<br />

conseguidos precisam<strong>en</strong>te durante las etapas iniciales y más am<strong>en</strong>azantes de la transición<br />

demográfica. La crisis está golpeando vía el mecanismo del mercado de trabajo, el que ahora<br />

“trabaja” <strong>en</strong> la dirección contraria con el agravante de sus distorsiones. Pero también am<strong>en</strong>aza<br />

con afectar vía el gasto público dado los sesgos incorporados que ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a traspasar el trabajo<br />

de cuido del Estado hacia las mujeres. Por otro lado, el predominio de la política de promoción<br />

de exportaciones no trabajará necesariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la dirección de comp<strong>en</strong>sar o neutralizar los<br />

efectos de la crisis financiera y comercial internacional; <strong>en</strong> cualquier caso urge revisar sus sesgos<br />

que reproduc<strong>en</strong> la desigualdad <strong>en</strong> las relaciones de género.<br />

Desde el punto de vista de la AGEM, es importante realizar estudios de panel de la rotación,<br />

movilidad y de trayectorias laborales para poder detectar con mayor precisión los cambios<br />

ocurridos <strong>en</strong> la inserción laboral de las mujeres, así como para incidir <strong>en</strong> las políticas contracíclicas<br />

que son necesarias <strong>en</strong> la actual coyuntura internacional. De igual manera, es necesario<br />

id<strong>en</strong>tificar si exist<strong>en</strong> oportunidades aprovechables de asc<strong>en</strong>so y especialización laboral <strong>en</strong> el<br />

mercado de trabajo.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, urge el diseño de metodologías que permitan estimar el impacto difer<strong>en</strong>ciado <strong>en</strong> las<br />

relaciones desiguales de género de las políticas públicas, ex ante y ex post, especialm<strong>en</strong>te de las<br />

políticas anti-cíclicas.<br />

Dada la situación de crisis financiera y comercial global <strong>en</strong> ciernes, resalta la importancia de incluir<br />

el tema del TCNNR como punto de la ag<strong>en</strong>da económica de las mujeres, ahora no solo por razones<br />

laborales, sino de sobreviv<strong>en</strong>cia económica y de mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de un logro social y económico<br />

importante, aunque todavía insufici<strong>en</strong>te para el empoderami<strong>en</strong>to de las mujeres.


Anexos


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

103<br />

ANEXO 1<br />

NICARAGUA: TERRITORIO Y POBLACION<br />

La República de <strong>Nicaragua</strong>, con una ext<strong>en</strong>sión de 131.812 km2, incluidos 10.384 km2 de lagos<br />

y lagunas, es el país de mayor ext<strong>en</strong>sión del istmo c<strong>en</strong>troamericano; se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong>tre los 11 o<br />

y 15 o de latitud norte y <strong>en</strong>tre los 83 o y 88 o de longitud oeste, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do al norte la República de<br />

Honduras, al sur la de Costa Rica, al este el mar Caribe y al oeste el océano Pacífico. El territorio<br />

nicaragü<strong>en</strong>se está dividido políticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> quince departam<strong>en</strong>tos y dos regiones autónomas, y<br />

geomorfológicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> tres grandes regiones: Región del Pacífico, Región C<strong>en</strong>tral y Región del<br />

Caribe.<br />

La Región del Pacífico abarca el 15,2 por ci<strong>en</strong>to del territorio nacional (excluy<strong>en</strong>do los lagos<br />

Cocibolca y Xolotlán), <strong>en</strong> ella predominan las llanuras, ti<strong>en</strong>e una cordillera de volcanes y su clima<br />

es tropical seco, conc<strong>en</strong>tra el 50 por ci<strong>en</strong>to de los mejores suelos, es la más d<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te poblada<br />

y conti<strong>en</strong>e la mayor parte de la industria nacional. La Región C<strong>en</strong>tral cu<strong>en</strong>ta con el 35,8 por ci<strong>en</strong>to<br />

de la superficie del país, está formada por alargadas serranías, macizos y mesetas separados por<br />

valles donde circulan los más importantes ríos del país, su clima es templado y los suelos son más<br />

superficiales y m<strong>en</strong>os fértiles que los del Pacífico, cu<strong>en</strong>ta con una estación lluviosa de 7-8 meses<br />

y <strong>en</strong> ella se g<strong>en</strong>eran los principales productos de exportación tradicional (café, ganado, tabaco)<br />

y de consumo interno (maíz, frijol). La Región del Caribe es una amplia planicie de tierras bajas,<br />

frágiles y pantanosas, recorrida por ríos caudalosos que se abr<strong>en</strong> paso al mar <strong>en</strong>tre ext<strong>en</strong>sos<br />

bosques, con un clima tropical húmedo y precipitaciones durante casi todo el año, conc<strong>en</strong>tra el<br />

49 por ci<strong>en</strong>to del territorio nicaragü<strong>en</strong>se pero si<strong>en</strong>do la región m<strong>en</strong>os d<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te poblada; se<br />

caracteriza por la producción forestal y la pesca.<br />

Con relación a la población, <strong>en</strong> las sigui<strong>en</strong>tes tablas se pres<strong>en</strong>tan datos y los principales indicadores<br />

demográficos del país desde los 90.


104 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tabla
A.1
<br />

Tabla A.1<br />

Población
por
Área
de
Resid<strong>en</strong>cia
y
Porc<strong>en</strong>taje
Urbano,
Según
<br />

Población por Área de Resid<strong>en</strong>cia y Porc<strong>en</strong>taje Urbano, Según<br />

Región Región
Geográfica,
Departam<strong>en</strong>to
/
Región
Autónoma.

<br />

/ Autónoma.<br />

C<strong>en</strong>sos de 1995 y 2005<br />

C<strong>en</strong>sos
de
1995
y
2005.
<br />


<br />

Fu<strong>en</strong>te:
INIDE
2007.


 Fu<strong>en</strong>te: INIDE 2007.<br />


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

105<br />

Tabla A-2<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Indicadores Demográficos por Quinqu<strong>en</strong>ios, 1990 a 2005<br />

1 La edad mediana se refiere respectivam<strong>en</strong>te a 1975, 1985, 1995 y 2005.<br />

2 C<strong>en</strong>tro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), Boletín demográfico Nº 73.<br />

América Latina y el Caribe:<br />

Estimaciones y proyecciones de población. 1950-2050 (LC/G.2225-P), Santiago de Chile, CEPAL,<br />

2004.<br />

e0: esperanza de vida al nacer; e0M: esperanza de vida al nacer masculina; e0F: esperanza de<br />

vida al nacer fem<strong>en</strong>ina; m0:<br />

tasa bruta de mortalidad.<br />

Elaborado por Di Cesare (2007), tomando como fu<strong>en</strong>te Instituto Nacional de Información de<br />

Desarrollo y C<strong>en</strong>tro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (INIDE-CELADE),<br />

Estimaciones y proyecciones de población de <strong>Nicaragua</strong> 1950-2050. Junio 2007. Informe<br />

preliminar, Managua, 2007.


106 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tabla A-3<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Indicadores Demográficos Seleccionados Tabla A-3 Según Área de Resid<strong>en</strong>cia Urbana o Rural,<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Indicadores Demográficos Seleccionados<br />

1995<br />

Según Área<br />

y 2005<br />

de Resid<strong>en</strong>cia Urbana o Rural, 1995 y 2005<br />

Fu<strong>en</strong>te: Di Cesare (2007).<br />

Fu<strong>en</strong>te: Di Cesare (2007).<br />

Gráfico A-1<br />

NICARAGUA: Tasa de Mortalidad Gráfico Infantil A-1 Según Zona de Resid<strong>en</strong>cia<br />

NICARAGUA: Tasa de Mortalidad Infantil Según Zona de Resid<strong>en</strong>cia<br />

y Estrato Socioeconómico, 1995 y 2005<br />

y Estrato Socioeconómico, 1995 y 2005<br />

Fu<strong>en</strong>te: Delgadillo 2007, elaborado <strong>en</strong> base a micro datos c<strong>en</strong>sales de <strong>Nicaragua</strong>, de 1995 y 2005<br />

Fu<strong>en</strong>te: Delgadillo 2007, elaborado <strong>en</strong> base a micro datos c<strong>en</strong>sales de <strong>Nicaragua</strong>, de 1995 y 2005


55<br />

Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

107<br />

CEPAL - SERIE Población y desarrollo N° 77<br />

Tabla A-4<br />

Fu<strong>en</strong>te: Delgadillo 2007, elaborado <strong>en</strong> base a micro datos c<strong>en</strong>sales de <strong>Nicaragua</strong>, de 1995 y 2005. Cuadro 20<br />

NICARAGUA: REDUCCIÓN DE LA TASA DE MORTALIDAD INFANTIL<br />

POR DEPARTAMENTOS Y ZONA DE RESIDENCIA, 1995 Y 2005<br />

Departam<strong>en</strong>tos<br />

1995 2005<br />

Total Rural Urbano<br />

Variación<br />

porc<strong>en</strong>tual<br />

1995 2005<br />

Variación<br />

porc<strong>en</strong>tual<br />

1995 2005<br />

Variación<br />

porc<strong>en</strong>tual<br />

Nueva Segovia 58,1 36,5 -37,2 62,2 40,7 -34,6 53,5 29,4 -45,1<br />

Jinotega 71,0 49,5 -30,3 74,1 52,8 -26,1 55,1 33,6 -39,0<br />

Madriz 55,1 36,8 -33,2 60,1 38,9 -35,4 40,2 31,2 -22,5<br />

Estelí 45,1 24,9 -44,9 52,0 30,3 -41,7 39,5 20,7 -47,7<br />

Chinandega 58,1 30,1 -48,3 60,1 34,3 -43,0 56,2 26,6 -52,7<br />

León 44,0 24,6 -44,1 47,5 31,0 -36,6 41,0 19,3 -52,9<br />

Matagalpa 65,2 43,5 -33,3 70,1 47,5 -34,8 55,3 34,6 -37,5<br />

Boaco 50,0 33,6 -32,8 53,0 36,3 -31,5 42,2 25,9 -38,7<br />

Managua 38,1 19,8 -48,1 43,3 28,9 -33,2 37,0 18,6 -49,6<br />

Masaya 52,3 28,3 -45,9 59,0 33,6 -43,0 47,0 23,0 -51,1<br />

Chontales 54,0 36,5 -32,4 61,1 40,8 -33,2 46,5 32,7 -29,8<br />

Granada 49,3 24,8 -49,7 55,3 32,3 -41,7 45,1 19,4 -57,0<br />

Carazo 53,1 30,9 -41,8 58,5 34,8 -40,5 48,0 27,8 -42,1<br />

Rivas 49,0 27,3 -44,3 52,0 29,0 -44,2 42,0 25,1 -40,3<br />

Río San Juan 63,4 34,9 -45,0 66,1 37,3 -43,5 54,0 25,6 -52,6<br />

RAAN 57,1 53,4 -6,4 61,1 57,5 -6,0 45,1 40,6 -10,0<br />

RAAS 60,1 49,5 -17,7 66,0 55,1 -16,5 51,1 36,6 -28,4<br />

TMI total 52,1 34,6 -33,6 61,1 43,8 -28,3 44,1 24,6 -44,2<br />

Fu<strong>en</strong>te: elaboración <strong>en</strong> base a microdatos c<strong>en</strong>sales de <strong>Nicaragua</strong>, rondas de 1995 y 2005.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Delgadillo 2007, elaborado <strong>en</strong> base a micro datos c<strong>en</strong>sales de <strong>Nicaragua</strong>, de 1995 y 2005.<br />

En el cuadro 21 se ofrec<strong>en</strong> comparaciones de poblaciones con valores extremos <strong>en</strong> términos<br />

de tasas de mortalidad infantil <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos, que permit<strong>en</strong> visualizar la disparidad territorial<br />

de los riesgos de muerte temprana.<br />

Al relacionar los departam<strong>en</strong>tos con la mayor y m<strong>en</strong>or tasa de mortalidad infantil a nivel<br />

nacional, urbano y rural, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra lo sigui<strong>en</strong>te:<br />

a) A nivel nacional, <strong>en</strong> 1995 la probabilidad que t<strong>en</strong>ía un niño de morir antes de cumplir un<br />

año era 1,9 veces mayor <strong>en</strong> Jinotega que <strong>en</strong> Managua. En 2005 la probabilidad de muerte<br />

de un niño de la RAAN fue 2,8 veces mayor que para un niño de Managua.<br />

b) En 1995 la probabilidad de muerte era 1,5 veces mayor para un niño de Jinotega urbana<br />

que para uno de Managua urbana. Según el c<strong>en</strong>so de 2005 la probabilidad de morir de un<br />

niño de la RAAS urbana fue 2,2 veces mayor que para uno de Managua urbana.<br />

c) La probabilidad de morir era 1,6 veces mayor para un niño <strong>en</strong> Jinotega rural que para uno<br />

de Managua rural <strong>en</strong> 1995. Una década después la probabilidad de morir para un niño <strong>en</strong><br />

la RAAN rural era dos veces mayor que para otro de Managua rural.<br />

Del cuadro se despr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> las marcadas difer<strong>en</strong>cias territoriales que hay <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> respecto<br />

de las tasas de mortalidad infantil: es <strong>en</strong> las zonas urbanas donde se ha logrado t<strong>en</strong>er más control sobre<br />

los principales factores de riesgo para la salud de los niños. En las áreas rurales, <strong>en</strong> cambio, aún queda<br />

mucho por hacer, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos ubicados <strong>en</strong> la costa atlántica.


108 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Mapa A-1<br />

Tabla Tabla A-5 A-5<br />

IDH IDH PNUD PNUD 2007 2007<br />

Tabla A-6<br />

IDH


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

109<br />

Tabla<br />

Tabla<br />

A-6<br />

A-6<br />

IDH IDH<br />

Mapa A-2


110 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tabla A-7<br />

Índice* de feminidad <strong>en</strong> la <strong>pobreza</strong> (población de 20 a 59 años), según posición de par<strong>en</strong>tesco,<br />

tipo de hogar y estado conyugal (Porc<strong>en</strong>tajes)<br />

Categoría Año 1993 1998 2001<br />

20 a 59 años<br />

Jefatura<br />

Cónyuge<br />

Hijos(as)<br />

Edad<br />

Pobres 101.7 112.8 106<br />

No pobres 96.5 85.2 93.3<br />

Posición de par<strong>en</strong>tesco<br />

Pobres 111.5 123.1 114<br />

No pobres 84.8 71.6 83.6<br />

Pobres 94.8 89.2 110<br />

No pobres 108.4 119.1 89.6<br />

Pobres 102 120.4 107<br />

No pobres 96.6 78.9 91.2<br />

Otros(as) pari<strong>en</strong>tes<br />

o no.<br />

Pobres 108.6 117.9 92.7<br />

No pobres 88.6 81.9 110<br />

Tipo de hogar<br />

Unipersonal<br />

Pobres 39.8 124.7 58.4<br />

No pobres 118.1 91.3 113<br />

Bipar<strong>en</strong>tal<br />

Pobres 102.4 101.9 100<br />

No pobres 96.7 97.7 99.9<br />

Monopar<strong>en</strong>tal<br />

Pobres 112.5 121.1 104<br />

No pobres 83.5 74.8 95.5<br />

Ext<strong>en</strong>so y<br />

compuesto<br />

Pobres 102.2 118.1 107<br />

No pobres 96.4 79.4 90<br />

Categoría Año 1993 1998 2001<br />

Casados/as<br />

Separados/as<br />

Viudos/as<br />

Solteros/as<br />

Estado Conyugal<br />

Pobres 100.9 104.2 99.2<br />

No pobres 98.8 94.7 101<br />

Pobres 110.4 154.9 157<br />

No pobres 83 53.5 58.5<br />

Pobres 98.5 105.7 186<br />

No pobres 104.3 90.8 52.6<br />

Pobres 93.7 102.5 84.4<br />

No pobres 108.9 97.3 118<br />

Fu<strong>en</strong>te: CEPAL, Serie Encuesta, compr<strong>en</strong>de las<br />

<strong>en</strong>cuestas de hogares realizadas <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> <strong>en</strong> 1993,<br />

1998, 2001 y 2003.<br />

*El índice se pres<strong>en</strong>ta ajustado según la composición<br />

por sexo <strong>en</strong> la población total, es decir, la<br />

sobrerrepres<strong>en</strong>tación fem<strong>en</strong>ina no se debe a que<br />

existan más mujeres que hombres <strong>en</strong> la población de<br />

los países.


ujer Total Hombre Mujer<br />

30 44 22.7 21.5<br />

40 25 13.2 12.2<br />

18 64 32.8 31.4<br />

22 57 29 27.5<br />

11 78 39.8 38.5<br />

Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tabla A-8<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Ingreso medio salarial de las<br />

mujeres, comparado con el de los<br />

hombres, según años de instrucción,<br />

zonas urbanas (porc<strong>en</strong>taje)<br />

Escolaridad<br />

G<strong>en</strong>eral<br />

0-3 años<br />

4-6 años<br />

7-9 años<br />

10-12 años<br />

Año<br />

1993 1998 2001<br />

76.9 76.7 81.5<br />

85.9 72 76.4<br />

75.5 74.5 82.3<br />

72.1 63.8 65.9<br />

77.2 57.4 75<br />

65.2 67.3 61.8<br />

13 años y más<br />

Fu<strong>en</strong>te: CEPAL 2007. Basado <strong>en</strong> <strong>en</strong>cuestas de<br />

hogares.<br />

Tabla A-9<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Inserción Laboral por Sexo, 1993, 1998, 2001, 2005<br />

111<br />

1993 1998<br />

2001 2005<br />

Parámetro Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural<br />

Ambos sexos<br />

Tasa Bruta de<br />

Participación 3<br />

Tasa Neta de<br />

Participación /1 46.4 46.3 47 54.7 54.9 54 57.5 57.6 57 55 55.4 55<br />

PEA 100%<br />

Tasa de ocupación /2 86.6 83.5 91 88.4 86.1 91 88.7 87.4 91 95.7 93.9 98<br />

Grupos Ocupacionales 100% 55.7 44 100% 55.1 45 100% 59.3 41 100% 56.6 43<br />

Personal de dirección 2 3.3 0.3 2.3 3 1.3 3.1 4.3 1.2 1.5 2.3 0.4<br />

Profesionales, ci<strong>en</strong>tíficos e<br />

intelectuales 5.3 8.6 1.2 2.5 4.1 0.6 2.8 4.3 0.7 3.2 5.2 0.6<br />

Técnicos y profesionales<br />

nivel medio 11.3 14.8 6.9 6.1 8.6 3 5.5 7.6 2.5 5.7 7.9 2.8<br />

Empleados de oficina 2.7 4.2 0.9 2.3 3.9 0.3 2.4 3.9 0.3 2.6 4.1 0.5<br />

V<strong>en</strong>dedores y trabaj. de<br />

comercio 11.9 16.4 6.2 15.1 20.7 8.3 15.2 20 8.2 14.3 20.2 6.7<br />

Trabaj. de servicios<br />

personales y afines 3 4.4 1.2 4.1 5.5 2.4 4.5 6.1 2.1 5.4 7.9 2.1<br />

Trabaj. agropecuarios y<br />

pesqueros 25.1 5.4 50 12.2 4.2 22 13.3 4.2 26 14.1 4 27<br />

Oficiales operarios y<br />

artesanos 14.2 19.8 7.3 11.1 15.5 5.8 10.5 14 5.4 11.7 16.3 5.7<br />

Operadores de máquinas<br />

e instalaciones 5.1 7.1 2.7 5.1 7.1 2.6 5.6 7.6 2.6 5.9 8.4 2.6<br />

Trabajadores No<br />

calificados 19.2 15.8 24 39.2 27.2 54 37.2 28 51 35.7 23.7 51<br />

Categoría Ocupacional 100%<br />

100% 55.1 45 100% 59.3 41 100% 56.6 43<br />

Fu<strong>en</strong>te: CEPAL 2007. Basado <strong>en</strong> <strong>en</strong>cuestas de hogares. Elaboración propia.<br />

Empleado u Obrero 42.2 56.2 25 40.4 53.9 21 39.9 55.4 20<br />

Jornalero o Peón 10.6 3.6 19 9.7 4.6 17 9.1 3.5 16<br />

Cu<strong>en</strong>ta propia 27.5 27 28 28 26.9 30 30.2 27.6 34<br />

Patrón o Empresario 3.6 3.8 3.4 5 4.7 5.5 4.5 5.4 3.3<br />

Miembro de cooperativa 0.2 0.2 0.2 0.1 0.1 0.1 0.1 0.1 0<br />

Trabajador sin pago 15.8 9.2 24 16.7 9.6 27 16.3 8.1 27<br />

Asalariados 52.8 59.8 44 50.1 58.5 38 49 58.9 36<br />

Tasa de desempleo 13.4 16.5 9.2 11.6 13.9 8.7 11.3 12.6 9.2 4.3 6.1 1.9<br />

Tasa de subempleo Total<br />

/3 12,0 7,6 18,6 43.6<br />

Visible /4 2,8 3,1 2,5 9.4<br />

Invisible /5 9,2 4,6 16,1 34.2<br />

Tasa Subutilización<br />

Global 23,3 20,3 27,8 47.9<br />

Mujeres<br />

Tasa Bruta de<br />

Participación 3<br />

Tasa Neta de<br />

Participación /1 30 35.6 22 36.7 43.7 27 40.2 45.3 32 37.9 44.8 28<br />

PEA 100%<br />

Tasa de ocupación /2 87.8 87.3 89 86.5 86.2 87 87 88.3 84 94.9 94.2 97<br />

Grupos Ocupacionales 33.8 42.8 22 33.7 42.7 23 35 42.1 24 35.3 43.8 24<br />

Pers. de Direc. M 0.7 1.2 0.1 0.6 1.1 0.1 0.9 1.5 0.1 0.7 1.2 0


Asalariados 52.8 59.8 44 50.1 58.5 38 49 58.9 36<br />

Tasa de desempleo 13.4 16.5 9.2 11.6 13.9 8.7 11.3 12.6 9.2 4.3 6.1 1.9<br />

Tasa de subempleo Total<br />

/3 12,0 7,6 18,6 43.6<br />

Visible /4 2,8 3,1 2,5 9.4<br />

Invisible /5 9,2 4,6 16,1 34.2<br />

Tasa Subutilización<br />

Global 23,3 20,3 27,8 47.9<br />

112 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tasa Bruta de<br />

Participación 3<br />

Tasa Neta de<br />

Participación<br />

Tabla A-9 (Cont).<br />

/1 30 35.6 22 36.7 43.7 27 40.2 45.3 32 37.9 44.8 28<br />

PEA 100%<br />

Tasa de ocupación /2 87.8 87.3 89 86.5 86.2 87 87 88.3 84 94.9 94.2 97<br />

Grupos Ocupacionales 33.8 42.8 22 33.7 42.7 23 35 42.1 24 35.3 43.8 24<br />

Pers. de Direc. M 0.7 1.2 0.1 0.6 1.1 0.1 0.9 1.5 0.1 0.7 1.2 0<br />

Prof., ci<strong>en</strong>t. e intelec. M<br />

2.7 4.3 0.8 0.9 1.5 0.3 1.2 1.9 0.1 1.4 2.3 0.2<br />

Técn. y profes. niv. med.<br />

M. 6.7 8.3 4.6 3.5 4.8 1.9 3.4 4.4 1.8 3.4 4.6 1.8<br />

Empleados de Ofic. M 1.7 2.6 0.5 1.3 2.3 0 1.4 2.2 0.2 1.4 2.2 0.2<br />

V<strong>en</strong>ded/trabaj. comercio M<br />

Trabaj. serv. pers. M<br />

Trabaj. agrop. y pesq. M<br />

Oficiales oper. y artes.M<br />

Oper. de máq. e instal. M<br />

8 10.9 4.3 9.8 13.4 5.6 9.6 12.1 5.8 8.8 12.2 4.5<br />

1.9 2.8 0.8 2.9 4 1.5 3.4 4.7 1.6 4 5.8 1.7<br />

1.7 0.3 3.5 0.6 0.2 1.1 0.9 0.1 2 0.9 0.2 1.8<br />

2.8 3.7 1.7 2.6 3 2 2.5 2.9 2 3.3 3.7 2.7<br />

0.3 0.4 0.1 0.6 1 0.1 1.2 1.8 0.4 1.3 1.9 0.5<br />

Trabaj. no calif. M<br />

7.2 8.2 6 10.9 11.5 10 10.5 10.5 10 10.1 9.7 11<br />

Categoría Ocupacional 100%<br />

33.7 42.8 23 34.9 42.2 25 35.1 43.7 24<br />

Empleada u Obrera 16.8 23.2 9 15.8 21.2 7.9 16.2 22.7 7.6<br />

Jornalera o Peón 1.2 0.5 2 0.7 0.3 1.2 0.5 0 1.2<br />

Cu<strong>en</strong>ta propia 10.6 13.7 6.8 12 14.7 8.2 12.4 15.2 8.8<br />

Patrona o Empresaria 0.5 0.6 0.3 0.8 1.1 0.5 1 1.6 0.3<br />

Miembra de cooperativa 0 0 0.1 0 0 0 0 0 0<br />

Trabajadora sin pago 4.6 4.8 4.4 5.6 4.9 6.7 5 4.2 6<br />

Asalariadas 18 23.7 11 16.5 21.5 9.1 16.7 22.7 8.8<br />

Tasa de desempleo 12.2 12.7 11 13.5 13.8 13 13 11.7 16 5.1 5.8 3.3<br />

Tasa de subempleo Total<br />

/3 9,6 15.3<br />

Visible /4 3,9 4.8<br />

Invisible /5 5,7 10.5<br />

Tasa Subutilización<br />

Global 22,7 20.4<br />

Hombres<br />

Tasa Bruta de<br />

Participación 3<br />

Tasa Neta de<br />

Participación /1 64.1 58.4 71 73.6 67.9 80 75.6 71.5 81 73.3 67.9 80<br />

PEA 100%<br />

Tasa de ocupación /2 86 80.8 91 89.4 86.1 93 89.7 86.7 93 96.1 93.6 99<br />

Grupos Ocupacionales 66.2 57.2 78 66.3 57.3 77 64.9 57.8 75 64.9 56.2 76<br />

Pers. Dirección H<br />

Mujeres<br />

1.3 2.1 0.3 1.6 2 1.3 2.1 2.8 1.1 0.8 1.1 0.4<br />

Prof., ci<strong>en</strong>t. e intelec. H<br />

2.6 4.3 0.5 1.6 2.6 0.3 1.7 2.4 0.5 1.8 2.9 0.4<br />

Técn. y profes. niv. med. 4.6 6.5 2.3 2.6 3.8 1.1 2.1 3.1 0.7 2.3 3.2 1<br />

Empl. de Oficina H 1.1 1.6 2.3 1 1.6 0.3 1 1.7 0.1 1.2 1.9 0.3<br />

V<strong>en</strong>ded/trabaj. comercio H 3.9 5.5 1.9 5.2 7.3 2.8 5.6 7.8 2.3 5.5 8 2.2<br />

Trabaj. serv. pers. H 1.1 1.6 0.4 1.3 1.5 1 1 1.4 0.5 1.4 2.1 0.4<br />

Trabaj. agrop. y pesq. H 23.3 5.1 46 11.6 4 21 12.4 4.1 24 13.2 3.8 26<br />

Ofic., oper. y artesanos H<br />

11.4 16.1 5.6 8.6 12.5 3.8 8 11.2 3.4 8.5 12.7 2.9<br />

Oper. de máq. e instal. H 4.9 6.7 2.6 4.5 6.2 2.5 4.3 5.8 2.2 4.6 6.5 2.1<br />

Trabaj. no calif. H 12 7.6 18 28.3 15.7 44 26.7 17.5 40 25.6 14 41<br />

Categoría Ocupacional 100%<br />

66.3 57.1 77 64.9 57.7 76 64.8 56.3 76<br />

Empleado u Obrero 25.3 33 16 24.6 32.7 13 23.8 32.6 12<br />

Jornalero o Peón 9.5 3 17 9.1 4.3 16 8.6 3.5 15<br />

Cu<strong>en</strong>ta propia 16.9 13.3 21 15.9 12.2 21 17.7 12.4 25<br />

Patrón o Empresario 3.2 3.2 3.1 4.2 3.6 5 3.5 3.8 3<br />

Miembro de cooperativa 0.2 0.2 0.1 0.1 0.1 0.1 0 0.1 0<br />

Trabajador sin pago 11.2 4.4 19 11 4.8 20 11.2 3.9 21<br />

Asalariados H 34.8 36 33 33.7 37 29 32.4 36.1 27<br />

Tasa de desempleo 14 19.2 8.7 10.6 13.9 7.5 10.3 13.3 6.7 3.9 6.4 1.4<br />

Tasa de subempleo Total<br />

/3 13,3 28.4<br />

Visible /4 2,2 4.7<br />

Invisible /5 11,1 23.7<br />

Tasa Subutilización<br />

Global 23,6 32.3<br />

1/ Población activa como porc<strong>en</strong>taje de la población <strong>en</strong> edad de trabajar (tasa neta); conocida brevem<strong>en</strong>te como "tasa de participación".<br />

2/ Coci<strong>en</strong>te de la Población Ocupada <strong>en</strong>tre la PEA, multiplicado por 100.<br />

3/ Subempleados como desempleo abierto equival<strong>en</strong>te y como porc<strong>en</strong>taje de la población activa.<br />

4/ Todas las personas de 10 años y más, que trabajaron m<strong>en</strong>os de 40 horas <strong>en</strong> la semana anterior a la <strong>en</strong>trevista y están dispuestos a trabajar más horas. Se estima<br />

como porc<strong>en</strong>taje sobre el total de la población ocupada.<br />

5/ Todas las personas de 10 años y más, que trabajaron 40 horas o más <strong>en</strong> la semana anterior a la <strong>en</strong>trevista y su salario es m<strong>en</strong>or al salario mínimo, estipulado por<br />

el MITRAB, según la Rama de Actividad donde laboran. Se estima como porc<strong>en</strong>taje sobre el total de la población ocupada.<br />

Algunas cifras agregadas no coincid<strong>en</strong> con las sumatorias de la EHMV 2005<br />

Fu<strong>en</strong>te: Cálculos del autor con base <strong>en</strong> las EHMNV del INEC/INIDE, Trejos 2004, Fernandez-Pacheco 2004.


Es evid<strong>en</strong>te que el promedio de años de estudio cae de manera drástica al pasar del área<br />

urbana a la rural. Esto es explicado no solo por la m<strong>en</strong>or oferta educacional <strong>en</strong> las áreas<br />

rural, pero también por el hecho de que los padres prefier<strong>en</strong> que sus hijos se incorpor<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> las actividades del campo <strong>en</strong> el caso de los varones y <strong>en</strong> las actividades domésticas <strong>en</strong><br />

el caso de las mujeres, a que vayan a la escuela. Es importante m<strong>en</strong>cionar que <strong>en</strong> el área<br />

rural la distancia de la vivi<strong>en</strong>da a la escuela es considerablem<strong>en</strong>te mayor que <strong>en</strong> el área<br />

urbana y que la oferta educativa es m<strong>en</strong>or, estos factores son razones y causas de no<br />

matrícula y deserción.<br />

Gráfico
A‐2
 A-2<br />

Grafico 1.6<br />

Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

113<br />

7.0<br />

Años de estudio promedio de la población de 10 años y más<br />

por área de resid<strong>en</strong>cia y sexo. Comparativo 2001-2005<br />

Años de estudio promedio<br />

6.0<br />

5.0<br />

4.0<br />

3.0<br />

2.0<br />

1.0<br />

Total<br />

Hombre<br />

Mujer<br />

0.0<br />

<strong>Nicaragua</strong> Urbano Rural <strong>Nicaragua</strong> Urbano Rural<br />

2001 2005<br />

Área de resid<strong>en</strong>cia y sexo<br />

Fu<strong>en</strong>te: EMNV 2001 y EMNV 2005<br />

Tomado de INIDE 2005.<br />


<br />

Condición de<br />

inactividad<br />

Al agrupar a la población por años de estudios aprobados 6 , tanto <strong>en</strong> el 2001 como <strong>en</strong> el<br />

2005 la mayor parte de esta se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra Tabla A-10 <strong>en</strong> el grupo de 4 a 6 años de estudio aprobado,<br />

los hombres <strong>Nicaragua</strong>: y mujeres Población que forman Económicam<strong>en</strong>te parte de Inactiva, este grupo 1993, repres<strong>en</strong>tan 1998, 2001 y el 2005. 28% del total de la<br />

misma y la distribución porc<strong>en</strong>tual de años de estudios aprobados es igual <strong>en</strong>tre hombres<br />

y mujeres, es decir que hombres y mujeres ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la misma cantidad de años aprobados.<br />

1993 1998 2001 2005<br />

Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural<br />

Ambos sexos<br />

% PEI 5 Ver el intervalo 100 de confianza 58 42<strong>en</strong> la Tabla 1006 del ANEXO 56 II 44 100 60 40 100 56.8 43.2<br />

P<strong>en</strong>s./jub,/r<strong>en</strong>t. Ver tabla 21.4 de ANEXO 2.1 I 0.3 1.2 2.1 0.3 1.4 2 0.3 1.6 2.6 0.3<br />

Estudiante/m<strong>en</strong>or 45.6 50.8 38.5 47.6 50.8 38.5 48.4 53.9 40.2 44.5 48.5 39.3<br />

Anciano/incapacit. 6.7 6.8 6.7 7.8 6.8 6.7 8.9 9.9 7.4 7.6 8.9 5.9<br />

Ama de casa 33.3 25.7 43.7 35.7 25.7 43.7 33.7 25.9 45.5 42.1 24 34.9 51.5<br />

Otros inactivos 13 14.6 10.8 7.8 14.6 10.8 7.6 8.3 6.5 4.1 5 3<br />

Mujeres<br />

% PEI 67.6 63.8 72.9 72.6 63.8 72.9 71.9 68.4 77.1 71.2 66.8 76.9<br />

P<strong>en</strong>s./jub,/r<strong>en</strong>t. 0.6 0.9 0.2 0.6 0.9 0.2 0.4 0.7 0 0.7 1.2 0.1<br />

Estudiante/m<strong>en</strong>or 23.9 26.5 20.4 26.5 26.5 20.4 27 29.6 23.1 24.5 26 22.5<br />

Anciana/incapacit. 4.5 4.8 4 5.2 4.8 4 6.1 7.1 4.5 4.6 5.8 3<br />

Ama de casa 32.7 25.3 42.9 35.1 25.3 42.9 33.3 25.6 45 40.4 32.9 50.2<br />

Otros inactivos 5.8 6.1 5.4 5.2 6.1 5.3 5.1 5.5 4.5 1 0.9 1.1<br />

Hombres<br />

% PEI 32.4 36.2 27.1 27.4 36.2 27.1 28.1 31.6 22.9 28.8 33.2 23.1<br />

P<strong>en</strong>s./jub,/r<strong>en</strong>t. 0.8 1.2 0.1 0.6 1.2 0.1 1 1.4 0.3 0.9 1.4 0.2<br />

Estudiante/m<strong>en</strong>or 21.7 24.3 18.1 21.1 24.3 18.1 21.4 24.3 17.1 20 22.5 16.8<br />

Anciano/incapacit. 2.2 1.9 2.6 2.6 1.9 2.6 2.8 2.8 2.9 3.1 3.2 2.9<br />

Amo de casa 0.5 0.4 0.7 2.6 0.4 0.7 0.4 0.3 0.5 1.7 2 1.3<br />

Otros inactivos 7.2 8.3 5.5 2.5 8.3 5.4 2.5 2.8 2 3.2 4.1 1.9<br />

1/ Personas de 10 años y más de edad, no clasifi cadas como ocupadas ni desocupadas.<br />

Algunas cifras agregadas no coincid<strong>en</strong> con las sumatorias de la EHMV 2005<br />

Fu<strong>en</strong>te: Cálculos del autor con base <strong>en</strong> las EHMNV del INEC/INIDE, Trejos 2004, Fernandez-Pacheco 2004.


114 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tabla A-11a<br />

<strong>Nicaragua</strong>:<br />

Tasas de Segregación Simple, Grupos y Categorías Ocupacionales, según área de resid<strong>en</strong>cia, 1993, 1998, 2001, 2005<br />

(Porc<strong>en</strong>tajes)<br />

1993 1998 2001<br />

2005<br />

Categoría/Año/ Resid<strong>en</strong>cia<br />

Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural<br />

Grupos Ocupacionales<br />

Personal de dirección 35 36 25 27 35 7 30 35 8 47 52 0<br />

Profesional., ci<strong>en</strong>tíficos e<br />

intelectuales 51 50 62 36 37 50 41 44 17 44 44 33<br />

Técnicos y profesionales<br />

nivel medio 59 56 67 57 56 63 62 59 72 60 59 64<br />

Empleados de oficina 61 62 18 57 59 0 58 56 67 54 54 40<br />

V<strong>en</strong>dedores y trabaj. de<br />

comercio 67 66 69 65 65 67 63 61 72 62 60 67<br />

Trabaj. de servicios<br />

personales y afines 63 64 67 69 73 60 77 77 76 74 73 81<br />

Trabaj. agropec. y<br />

pesqueros 7 6 7 5 5 5 7 2 8 6 5 7<br />

Oficiales operarios y<br />

artesanos 20 19 23 23 19 34 24 21 37 28 23 48<br />

Operadores máquinas e<br />

instalaciones 6 6 4 12 14 4 22 24 15 22 23 19<br />

Trabajadores no calificados<br />

38 52 26 28 42 19 28 38 21 28 41 21<br />

Categoría Ocupacional<br />

Empleada u Obrera 40 41 36 39 39 38 41 41 38<br />

Jornalera o Peón 11 14 10 7 7 7 5 0 7<br />

Cu<strong>en</strong>ta propia 39 51 24 43 55 28 41 55 26<br />

Patrona o Empresaria 14 16 9 16 23 9 22 30 9<br />

Miembra de cooper. 0 0 50 0 0 0 0 0 0<br />

Trabdra. sin pago Particip. mujeres <strong>en</strong> PEA<br />

33.6 33.6 33.6 29 33.6 52 33.6 18 33.6 34 33.6 51 33.6 25 33.6 31 33.6 52 33.6 22 33.6<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia con base a datosde EMNV 1993, 1998, 2001, 2005<br />

\


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

115<br />

Tabla A-11b<br />

<strong>Nicaragua</strong> brechas de empleo <strong>en</strong> el sector informal a nivel urbano de la población<br />

de 15 años y más <strong>en</strong> porc<strong>en</strong>tajes<br />

Año Grupo* Tasa del Empleo <strong>en</strong> el<br />

Sector Informal** -<br />

Mujeres (%)<br />

TOTAL<br />

44,9<br />

Tasa del Empleo <strong>en</strong> el<br />

Sector Informal** -<br />

Hombres (%)<br />

33,4<br />

Brecha (%)<br />

1993 134, 4<br />

Agricultura<br />

35,5<br />

34,4<br />

103,3<br />

Industria<br />

63,5<br />

28,9<br />

219,7<br />

Servicios<br />

42<br />

35,2<br />

119,6<br />

Actividades no agrícolas 44,9 33,3 134,7<br />

Otras actividades 0 0 134,7<br />

1995 TOTAL<br />

52,7<br />

47<br />

112, 2<br />

A gricultura<br />

22,3 60,8 36,8<br />

Industria<br />

69,2<br />

51,7<br />

133,9<br />

Servicios<br />

49,8<br />

43,6<br />

114,1<br />

Actividades no agrícolas 52,9 46,2 114,4<br />

Otras actividades no espec. 0 27 0<br />

1998 TOTAL<br />

63,6<br />

52<br />

122, 3<br />

Agricultura<br />

31,4<br />

59,4<br />

53<br />

Industria<br />

58,1<br />

50<br />

116,1<br />

Servicios<br />

65,2<br />

52,4<br />

124,5<br />

Actividades no agrícolas 63,9 51,6 123,8<br />

Otras actividades no espec. 0 0 123,8<br />

2000 TOTAL<br />

39<br />

32,9<br />

118, 8<br />

Agricultura<br />

52,8<br />

18,2<br />

289,3<br />

Industria<br />

66,5<br />

42<br />

158,1<br />

Servicios<br />

13,9<br />

21,8<br />

63,4<br />

Actividades no agrícolas 36,9 34,4 107,4<br />

Otras actividades no espec. 12,6 48,9 25,8<br />

2001 TOTAL<br />

59,4<br />

53,4<br />

111, 4<br />

A gricultura<br />

27,6 60,6 45,5<br />

Industria<br />

50,2<br />

54,1<br />

92,9<br />

Servicios<br />

62,1<br />

52<br />

119,5<br />

Actividades no agrícolas 59,9 52,7 113,6<br />

Otras actividades no espec. 42,9 42,9 100<br />

Fu<strong>en</strong>tes:<br />

OIT/ETM-SIAL: Derivados por la OIT (ETM y SIAL).<br />

OIT/LABORSTA: Base de indicadores LABORSTA de la OIT.<br />

OIT/ICMT: Base de indicadores Clave del Mercado de Trabajo (ICMT) de la OIT.<br />

REGADM: Registros Administrativos del país respectivo.<br />

OFF: Publicaciones oficiales de la <strong>en</strong>cuesta respectiva del país respectivo<br />

NOTAS:<br />

Total: economía total; Otras actividades no especificadas<br />

Definiciones del sector informal (OIT/SIAL):<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Cu<strong>en</strong>ta propia (excl. profesionales y técnicos); trabajadores familiares no remunerados;<br />

patronos y empleados trabajando <strong>en</strong> establecimi<strong>en</strong>tos privados con m<strong>en</strong>os de 5 personas<br />

Tomado de Fernández-Pacheco 2004.


116 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />


<br />

Frecu<strong>en</strong>cia de<br />

crisis/a (%)<br />

Crecimi<strong>en</strong>to<br />

económico/b<br />

Volatilidad<br />

macro/c<br />

Tabla A - 12b<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Frecu<strong>en</strong>cia de Crisis, Nivel de Volatilidad y Crecimi<strong>en</strong>to Económico, Período 1991-2006 (En<br />

dólares de 2000)<br />

Volatilidad<br />

excesiva del<br />

consumo/d<br />

Impuesto<br />

inflacionario /e<br />

Volatilidad tipo<br />

de cambio<br />

real/f<br />

Créditos al<br />

sector<br />

privado/PIB<br />

(%)<br />

0,00 1,52 2,44 1,57 1,50 0,12 20,50<br />

a/ Proporción de años <strong>en</strong> que el decrecimi<strong>en</strong>to del PIB per cáp. superó la tasa media de crecimi<strong>en</strong>to m<strong>en</strong>os una<br />

desviación estándar<br />

b/ Tasa media de crecimi<strong>en</strong>to del PIB per cápita<br />

c/ Desviación estándar de la tasa media de crecimi<strong>en</strong>to del PIB per cápita.<br />

d/ Coci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre la desviación estándar de la tasa media de crecimi<strong>en</strong>to del PIB per cápita y la desviación estándar<br />

de la tasa de crecimi<strong>en</strong>to del consumo privado.<br />

e/ Definido como (π/(1+ π))*(M1/PIB), donde π repres<strong>en</strong>ta la tasa de variación del IPC.<br />

f/ Coefici<strong>en</strong>te de variación del tipo de cambio real bilateral respecto del dólar estadounid<strong>en</strong>se, calculado según el<br />

IPC.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Bárc<strong>en</strong>a et al, CEPAL, 2008.<br />

Gráfico 
 A-3<br />

Gráfico
A‐3
<br />

Exportaciones e Importaciones de los 20 principales productos<br />

2000-2008. (Índices
de
Fischer
y
Elasticidad
precio
y
cantidad)
<br />

(Indices de y y cantidad)<br />

Exportaciones
e
Importaciones
de
los
20
principales
productos
2000‐2008.
<br />

Fu<strong>en</strong>te:
 
 Aráuz
 Consulting
 &
 Associates,
 Boletín
 Económico
 Sept.
 2008,
 <strong>en</strong>
<br />

Fu<strong>en</strong>te:<br />

base
a
datos
del
BCN,
CETREX
y
Aduanas.


<br />

Aráuz Consulting & Associates, Boletín Económico Sept. 2008,<br />

<strong>en</strong> base a datos del BCN, CETREX y Aduanas.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

117<br />

Tabla A-13<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Comercio y Grado de <strong>Apertura</strong><br />

(US$ Millones)<br />

Indicador 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 TCPA<br />

PIB -- 2831.0 2998.0 2868.0 2939.0 3185.0 3317.0 3384.0 3569.0 3740.0 3939.0 4102.0 4025.0 3984.0 4465.0 4871.0 5264.0 5724.0 4.5<br />

X Mercancias<br />

FOB/a 340.0 266.4 237.8 237.7 351.1 509.3 660.2 666.9 567.1 509.1 629.4 532.2 558.7 610.9 759.8 866.0 1048.8 1194.5 9.8<br />

M DefIcit CIF 635.4 726.4 907.2 755.2 853.0 1009.3 1076.3 1470.8 1538.2 1726.4 1723.9 1793.4 1790.6 1904.4 2250.4 2535.9 3005.0 3539.7 10.4<br />

mercancías X-<br />

M -295.3 -460.0 -669.3 -517.5 -501.9 -500.1 -416.1 -803.8 -971.1 -1217.2 -1094.5 -1261.2 -1231.9 -1293.5 -1490.6 -1669.9 -1956.2 -2345.1 10.7<br />

X+M<br />

mercancías 975.4 992.9 1145.0 992.9 1204.1 1518.6 1736.4 2137.7 2105.2 2235.5 2353.2 2325.6 2349.3 2515.4 3010.3 3402.0 4053.8 4734.2 10.3<br />

Coef. Apert.<br />

Mercancías -- 35.1% 38.2% 34.6% 41.0% 47.7% 52.3% 63.2% 59.0% 59.8% 59.7% 56.7% 58.4% 63.1% 67.4% 69.8% 77.0% 82.7% 5.5<br />

Def. Merc./PIB -- 16.2% 22.3% 18.0% 17.1% 15.7% 12.5% 23.8% 27.2% 32.5% 27.8% 30.7% 30.6% 32.5% 33.4% 34.3% 37.2% 41.0% 6.0<br />

X Zonas<br />

Francas 37.3 75.2 124.3 163 181.6 196.3 230.7 296.3 347 433.7 596.7 773.7 966.2 1,088.10 29.6<br />

X ByS 392.2 338.3 309.3 367.2 488.6 661.6 724.0 901.6 944.7 962.8 1101.9 1118.4 1139.9 1313.6 1654.8 1962.6 2319.2 2566.5 13.5<br />

M ByS 682.0 824.2 919.1 816.0 977.3 1150.0 1374.5 1712.5 1777.4 2154.8 2151.9 2168.4 2208.9 2403.6 2866.8 3404.6 3905.2 4263.7 10.8<br />

Balance Bi<strong>en</strong>es<br />

y servicios a/ -289.8 -485.9 -609.8 -448.8 -488.7 -488.4 -650.5 -810.9 -832.7 -1192.0 -1050.0 -1050.0 -1069.0 -1090.0 -1212.0 -1442.0 -1586.0 -1697.2 8.1<br />

X+M global 1074.2 1162.5 1228.4 1183.2 1465.9 1811.6 2098.5 2614.1 2722.1 3117.6 3253.8 3286.8 3348.8 3717.2 4521.6 5367.2 6224.4 6830.2 11.7<br />

M/PIB 29.1% 30.7% 28.5% 33.3% 36.1% 41.4% 50.6% 49.8% 57.6% 54.6% 52.9% 54.9% 60.3% 64.2% 69.9% 74.2% 74.5% 6.0<br />

X/PIB 11.9% 10.3% 12.8% 16.6% 20.8% 21.8% 26.6% 26.5% 25.7% 28.0% 27.3% 28.3% 33.0% 37.1% 40.3% 44.1% 44.8% 8.6<br />

Coef. Apert. 41.1% 41.0% 41.3% 49.9% 56.9% 63.3% 77.2% 76.3% 83.4% 82.6% 80.1% 83.2% 93.3% 101.3% 110.2% 118.2% 119.3% 6.9<br />

Def ByS/PIB 17.2% 20.3% 15.6% 16.6% 15.3% 19.6% 24.0% 23.3% 31.9% 26.7% 25.6% 26.6% 27.4% 27.1% 29.6% 30.1% 29.7% 3.5<br />

Def. Cta. Cte -385 -534 -834 -644 -911 -723 -825 -841 -687 -928 -842 -805 -744 -663 -657.1 -744.9 -855 -913.8 3.4<br />

Def. Cta,<br />

Cte/PIB 18.9% 27.8% 22.5% 31.0% 22.7% 24.9% 24.8% 19.2% 24.8% 21.4% 19.6% 18.5% 16.6% 14.7% 15.3% 16.2% 16.0%<br />

a/ CEPAL<br />

p/: Preliminar<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a datos de BCN y MIFIC (exportaciones e importaciones bi<strong>en</strong>es), FMI (PIB), CEPAL.


118 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

119<br />

Tabla 14b<br />

NICARAGUA:<br />

Clasificación de actividades transables según grado de<br />

exposición a compet<strong>en</strong>cia internacional<br />

CIIU / DESCRIPCION<br />

Tipo<br />

01 Agropecuario Exportadora<br />

02 Silvicultura Exportadora<br />

05 Pesca y piscicultura Exportadora<br />

10 Extracción y Aglomeración Carbón y Lignito Sustitutiva<br />

11 Extracción y aglomeración de turba Sustitutiva<br />

13 Extracció hierro y petróleo Exportadora<br />

14 Explotación de minas y canteras Exportadora reci<strong>en</strong>te<br />

15 Elaboración de productos alim<strong>en</strong>ticios Exportadora<br />

16 Elaboración de productos de tabaco Exportadora<br />

17 Textiles Sustitutiva<br />

18 Vestim<strong>en</strong>ta Sustitutiva<br />

19 Cuero y calzado Exportadora<br />

20 Producción madera y productos de madera Exportadora<br />

21 Fabricación de papel y de productos de papel Sustitutiva<br />

22 Actividades edición e impresión Sustitutiva<br />

23 Combustibles Sustitutiva<br />

24 Fabricación productos químicos Sustitutiva<br />

25 Fabricación productos caucho y plástico<br />

Fabricación productos vidrios y minerales no<br />

Sustitutiva<br />

26 metálicos<br />

Sustitutiva<br />

27 Fabricacion productos metálicos Exportadora<br />

28 Fabricación metales elaborados Sustitutiva<br />

29 Fabricación maquinaria y equipos Sustitutiva<br />

30<br />

Fabricación de maquinaria de oficina ,<br />

contabilidad e informática<br />

Sustitutiva<br />

31 Fabricación de productos eléctricos Sustitutiva<br />

32 Fabricación productos electrónicos Importadora<br />

33<br />

Fabricación aparatos médicos , fotográficos y<br />

relojes<br />

Sustitutiva<br />

34 Fabricacion productos automotrices Importadora<br />

35 Fabricación equipos de transporte Sustitutiva<br />

36 Fabricación muebles y productos manufactereros Exportadora<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a cifras CIUU de comercio exterior del<br />

MIFIC


120 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Tabla 15<br />

NICARAGUA:<br />

Clasificación de servicios según grado de exposición a compet<strong>en</strong>cia<br />

internacional<br />

CIIU DESCRIPCION<br />

Tipo<br />

40 SUMINISTRO DE ELECTRICIDAD, GAS, VAPOR Y AGUA CALIENTE SNT<br />

41 CAPTACION, DEPURACION Y DISTRIBUCION DE AGUA SNT<br />

45 CONSTRUCCION SCNR<br />

50<br />

VENTA, MANTENIMENTO Y REPARACION DE VEHICULOS<br />

AUTOMOTORES Y MOTOCICLETAS VENTA AL POR MENOR DE SCNR<br />

COMBUSTIBLE<br />

51<br />

COMERCIO AL POR MAYOR Y EN COMISION EXCEPTO EL<br />

COMERCIO DE VEHICULOS AUTOMOTORES Y MOTOCICLETAS<br />

SNT<br />

52<br />

COMERCIO AL POR MENOR, EXCEPTO EL COMERCIO DE<br />

VEHICULOS AUTOMOTORES Y MOTOCICLETAS, REPARACION DE SCNR<br />

ENSERES DOMESTICOS<br />

55 HOTELES Y RESTAURANTES SCNR<br />

60 TRANSPORTE POR VIA TERRESTRE SCNR<br />

61 TRANSPORTE POR VIA ACUATICA SCNR<br />

62 TRANSPORTE POR VIA AEREA SCNR<br />

63<br />

ACTIVIDADES DE TRANSPORTE COMPLEMENTARIAS Y AUXILIAR,<br />

ACTIVIDADES DE AGENCIAS DE VIAJE<br />

SCNR<br />

64 CORREOS Y TELECOMUNICACIONES SCNR<br />

65 INTERMEDIACION FINANCIERA SCNR<br />

66<br />

FINANCIACION DE PLANES DE SEGURO Y PENSIONES, EXCEPTO<br />

LA SEGURIDAD SOCIAL OBLIGATORIA<br />

SNT<br />

67 ACTIVIDADES AUXILIARES DE LA INTERMEDIACION FINANCIERA SCNR<br />

70 ACTIVIDADES INMOBILIARIAS SCNR<br />

71<br />

ALQUILER DE MAQUINARIA Y EQUIPO SIN OPERARIOS Y EFECTOS<br />

PERSONALES Y ENSERES DOMESTICOS<br />

SNT<br />

72 INFORMATICA Y ACTIVIDADES CONEXAS SCNR<br />

73 INVESTIGACION Y DESARROLLO SCNR<br />

74 OTRAS ACTIVIDADES EMPRESARIALES SCNR<br />

75<br />

ADMINISTRACION PUBLICA Y DEFENSA, PLANES DE SEGURIDAD<br />

SOCIAL DE AFILIACION OBLIGATORIA<br />

SNT<br />

80 ENSEÑANZA SCNR<br />

85 SERVICIOS SOCIALES Y DE SALUD SCNR<br />

90<br />

ELIMINACION DE DESPERDICIOS Y AGUAS RESIDUALES,<br />

SANEAMIENTO Y ACTIVIDADES SIMILARES<br />

SNT<br />

91 ACTIVIDADES DE ASOCIACIONES N. I. E. O. P. SNT<br />

92<br />

ACTIVIDADES DE ESPARCIMIENTO Y ACTIVIDADES CULTURALES Y<br />

DEPORTIVAS<br />

SCNR<br />

93 OTRAS ACTIVIDADES DE SERVICIOS SCNR<br />

95 HOGARES PRIVADOS CON SERVICIOS DOMESTICOS SCNR<br />

98 ORGANIZACIONES Y ORGANOS EXTRATERRITORIALES SCNR<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a cifras CIUU de comercio exterior del MIFIC


2005<br />

2001<br />

1998<br />

Hombres 84.8% 51.7% 0.0% 45.4% 70.5%<br />

Mujeres 15.2% 48.3% 100.0% 54.6% 29.5%<br />

Hombres 86.6% 47.3% 100.0% 46.3% 68.0%<br />

Mujeres 13.4% 52.7% 0.0% 53.7% 32.0%<br />

Hombres 88.1% 52.6% 0.0% 45.8% 73.1%<br />

Mujeres 11.9% 47.4% 0.0% 54.2% 26.9%<br />

Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a las ENMNV 1998, 2001, 2005.<br />

121<br />

Tabla A-15<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

Estructura de empleo según exposición a comercio internacional y por<br />

género 1998, 2001, 2005<br />

Año Sexo Export.<br />

Sustitu.<br />

Import.<br />

Import. SCNR SNT Total<br />

Hombres 67.0% 2.7% 0.0% 25.3% 5.0% 100%<br />

2005 Mujeres 25.4% 5.4% 0.1% 64.6% 4.5% 100%<br />

Total 53.7% 3.6% 0.0% 37.9% 4.8% 100%<br />

Hombres 53.7% 3.6% 0.0% 37.9% 4.8% 100%<br />

2001 Mujeres 60.6% 2.9% 0.0% 30.3% 6.2% 100%<br />

Total 46.4% 4.1% 0.0% 43.5% 6.0% 100%<br />

Hombres 18.5% 6.4% 0.0% 69.4% 5.7% 100%<br />

1998 Mujeres 46.4% 4.1% 0.0% 43.5% 6.0% 100%<br />

Total 48.1% 3.6% 0.0% 41.8% 6.5% 100%<br />

Cambios Hombres 24.8% -23.9% -100.0% -33.3% 3.7% n/a<br />

participación<br />

Mujeres -58.0% 87.7% 264.4% 113.0% -27.7% n/a<br />

2005-1 /a Total 15.6% -11.3% 75.8% -12.9% -19.7% n/a<br />

a/ No se calcula para el período 1998-2001 por difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el marco muestral.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a las ENMNV 1998, 2001, 2005.<br />

Tabla A - 16<br />

NICARAGUA<br />

Tabla 16<br />

<strong>Nicaragua</strong><br />

Distribución empleo por sexo y por nivel educativo, 2005<br />

Distribución de la participacion total de los ocupados según exposición a<br />

comercio internacional Sustit. y género 1998, 2001, 2005<br />

Export.<br />

Import. SCNR SNT<br />

Sexo Nivel<br />

Sustit. Import.<br />

Año Sexo Export.<br />

Import. SCNR SNT Total<br />

Baja 35.9% Import. 5.9% 0.0% 10.7% 6.8%<br />

Hombres Media 45.5% 62.7% 1.9% 89.4% 0.0% 0.0% 17.2% 75.5% 3.4% 68.0%<br />

2005<br />

69.9%<br />

Hombres Mujeres<br />

Alta<br />

8.1% 1.7% 0.0% 20.7% 1.4% 32.0%<br />

1.4% 4.8% 0.0% 13.8% 23.4%<br />

Hombres 40.2% 1.9% 0.0% 20.1% 4.1% 66.4%<br />

2001 Total 100.0% 100.0% 0.0% 100.0% 100.0%<br />

Mujeres 6.2% 2.1% 0.0% 23.3% 1.9% 33.6%<br />

Baja<br />

Hombres 42.4% 35.1% 1.9% 9.8% 0.0% 0.0% 19.1% 15.5% 4.7% 68.1% 2.4%<br />

1998<br />

Mujeres Media 5.7% 61.5% 1.7% 81.6% 0.0% 100.0% 22.7% 68.5% 1.7% 31.9% 54.3%<br />

Mujeres<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración Alta propia <strong>en</strong> base 3.3% a las ENMNV 8.6% 1998, 2001, 0.0% 2005. 16.1% 43.3%<br />

Total 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a EMNV 2005<br />

Tabla A - 17<br />

NICARAGUA<br />

Ocupados sin acceso al INSS, según exposición al comercio internacional, 2001<br />

y 2005. (%)<br />

Sustit.<br />

Export.<br />

Sexo Año<br />

Import.<br />

Import. SCNR SNT<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

2005<br />

2005<br />

97.4%<br />

94.3%<br />

63.0%<br />

60.0%<br />

0.0%<br />

33.3%<br />

85.0%<br />

83.2%<br />

53.9%<br />

36.2%<br />

2001<br />

2001<br />

96.6%<br />

93.3%<br />

66.7%<br />

66.8%<br />

100.0%<br />

0.0%<br />

83.5%<br />

83.8%<br />

50.6%<br />

41.0%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a EMNV 2001 y 2005


Tabla A -18<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Indicadores de Política de Ajuste Estrucutural y de <strong>Apertura</strong> Económica<br />

Indicador/Año 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008<br />

Acuerdos con FMI<br />

& BM<br />

Stand By (18 meses);<br />

Préstamo recuperación<br />

económica<br />

Servicio Reforzado<br />

de Ajuste Estructural<br />

(ESAF)<br />

ESAF II: introduce los temas de <strong>pobreza</strong><br />

(rural) y desempleo, ejecutado con un<br />

<strong>en</strong>foque heterodoxo influido por la Declaración<br />

de Estocolmo de 1999 post-Mitch,<br />

la que condujo a la Reunión del Grupo<br />

Consultivo del 2000.<br />

Estrategia<br />

Reforzada de<br />

Reducción<br />

de Pobreza<br />

considerada<br />

como “Interim<br />

PRSP” y es<br />

aprobada<br />

finalm<strong>en</strong>te<br />

como ER-<br />

CERP.<br />

Aprobado<br />

el PRGF;<br />

condonación<br />

US$<br />

405 mill.<br />

alivio interino,<br />

reestructuración<br />

deuda<br />

Punto de<br />

Culminación<br />

(HIPC)<br />

de Deuda<br />

Externa: reducción<br />

por<br />

US$ 5.4 mil<br />

millones.<br />

aprobación<br />

nuevo<br />

PRGF<br />

trianual<br />

Medidas de Reforma<br />

y Modernización del<br />

Sector Público<br />

Creación<br />

del Fondo<br />

de Inversiones<br />

Socio-<br />

Económico:<br />

23,900<br />

empleos<br />

temporales<br />

<strong>en</strong><br />

proyectos<br />

publicos<br />

Inicia un Programa.<br />

Retiro voluntario de<br />

funcionarios gubernam<strong>en</strong>tales;<br />

Privatización<br />

de programas/instituciones;<br />

Concesiones<br />

de servicios.<br />

Cont<strong>en</strong>ción<br />

inversiones<br />

públicas;<br />

Retiro<br />

voluntario;<br />

Privatiz. y<br />

Conces.<br />

Ley de reestructuración<br />

del Poder<br />

Ejecutivo<br />

para reducir<br />

número de<br />

ministerios.<br />

Privatización de<br />

programas/instituciones;<br />

Concesiones de servicios.<br />

Ley de Contrataciones<br />

del Estado<br />

Ley de<br />

Ahorro para<br />

P<strong>en</strong>sion:<br />

Nuevo marco<br />

para los<br />

sistemas<br />

provisionales<br />

de<br />

seguridad<br />

social<br />

Medidas de Reforma<br />

Financiera<br />

Reforma monetaria,<br />

introducción de córdoba<br />

oro. Politica de<br />

tasa de interés anual<br />

nominal por <strong>en</strong>cima<br />

de tasa pagada a<br />

depósitos <strong>en</strong> dólares<br />

Flexibilización de<br />

políticas bancarias<br />

(liberalizacion tasas<br />

de interés pasivas) y<br />

eliminación de topes<br />

crediticios. Política<br />

de tasas de interés<br />

instrum<strong>en</strong>tada.<br />

tasa de<br />

<strong>en</strong>caje<br />

para<br />

depósitos<br />

<strong>en</strong><br />

moneda<br />

extranjera<br />

(incluy<strong>en</strong>do<br />

mayores<br />

de un<br />

año)<br />

sube del<br />

10% al<br />

15%<br />

<strong>en</strong>caje<br />

10%-15%<br />

<strong>en</strong> moneda<br />

nacional,<br />

mi<strong>en</strong>tras<br />

bancos<br />

mant<strong>en</strong>gan<br />

saldos<br />

diarios no<br />

m<strong>en</strong>ores<br />

del 15% de<br />

obligaciones<br />

sujetas<br />

a <strong>en</strong>caje.<br />

<strong>en</strong>cajes<br />

legales<br />

(reducción,<br />

unificación<br />

al 17%<br />

moneda<br />

nacional y<br />

extranjera)<br />

V<strong>en</strong>ta de<br />

acciones del<br />

FNI (banco<br />

estatal de<br />

segundo<br />

piso),<br />

liquidación<br />

BANADES;<br />

privatización<br />

del BANIC y<br />

BCP.<br />

Fortalecimi<strong>en</strong>to<br />

de la<br />

supervisión<br />

bancaria.<br />

Ley Fondo<br />

de Garantía<br />

de Depósitos.


Indicador<br />

de <strong>Apertura</strong><br />

Tipo de<br />

cambio<br />

nominal/a<br />

Tasa<br />

Devaluación<br />

anual<br />

Restricciones<br />

cuantitativas<br />

o cualitativas<br />

a<br />

Exportaciones<br />

Medidas<br />

de desgravación<br />

arancelaria<br />

Restricciones<br />

Cuantitativas<br />

y cualitativas<br />

a<br />

Importaciones<br />

Impuestos<br />

a exportaciones<br />

DAI<br />

(promedio<br />

simple)<br />

Otros<br />

impuestos<br />

proteccionistas<br />

a<br />

las importaciones<br />

Promoción de Exportaciones<br />

7.5 8.4 9.5 10.6 11.8 12.7 13.4 14.3 15.1 15.9 16.7 17.6 18.4<br />

600.0 12.0 12.0 12.0 12.0 10.0 6.0 6.0 6.0 6.0 5.0 5.0 5.0 5.0<br />

eliminación<br />

monopolios<br />

estatales<br />

<strong>en</strong><br />

comercio<br />

exterior<br />

Ley Creadora<br />

de<br />

Dirección<br />

G<strong>en</strong>eral de<br />

Servicios<br />

Aduaneros<br />

Para un conjunto de productos<br />

reducción<br />

reducción increm<strong>en</strong>to<br />

temporal;<br />

se<br />

disminuyó<br />

techo de<br />

20% a<br />

10%.<br />

reducción increm<strong>en</strong>to<br />

temporal<br />

reducción eliminación<br />

de ex<strong>en</strong>ciones<br />

y<br />

exoneraciones<br />

reducción<br />

de piso de<br />

4% a 0%<br />

reducción<br />

del 5% ATP<br />

<strong>en</strong> ciertos<br />

bi<strong>en</strong>es<br />

Eliminación<br />

de monopolios<br />

Lic<strong>en</strong>cia del MIFIC, MAGFOR y MIN-<br />

SA <strong>en</strong> algunos casos. Compras con<br />

carta de crédito y/o cobranzas deb<strong>en</strong><br />

pres<strong>en</strong>tar previam<strong>en</strong>te formulario de<br />

declaración de importación, con la<br />

cotización del suplidor. No hay cuotas<br />

No hay<br />

43.2 15.2 14.8 19 17.6 16.1 15.4 16.1 12.8 5.2 4.17 5.14 5.12 5.17 5.21 5.84 6.23<br />

Creación<br />

del ATP:<br />

15%<br />

Suma<br />

de IEC<br />

y ATP<br />

no debe<br />

pasar de<br />

37.0%<br />

DAI 5%-<br />

15%, ATP:<br />

5%-20%,<br />

IEC: 5%-<br />

50%<br />

ATP 5% (se<br />

elimina a<br />

los bi<strong>en</strong>es<br />

intermedios<br />

y bi<strong>en</strong>es de<br />

capital no<br />

producidos<br />

<strong>en</strong> C<strong>en</strong>troamérica,<br />

IEC: 5% al<br />

100%, DAI<br />

del 5% al<br />

40%<br />

Inc<strong>en</strong>tivos<br />

fiscales<br />

para No<br />

Tradicionales<br />

(Certificado<br />

B<strong>en</strong>eficio<br />

Tributario)<br />

CBT: baja<br />

de 10%<br />

a 5%<br />

sobre valor<br />

exportado<br />

de NT.<br />

Reintegro tributario: 1.5% valor FOB de exportaciones de bi<strong>en</strong>es; también se<br />

comp<strong>en</strong>sa a productores de bi<strong>en</strong>es de exportación que cumplan con normas<br />

del país de orig<strong>en</strong>, incluy<strong>en</strong>do materias primas, bi<strong>en</strong>es intermedios y de<br />

capital a empresas de zonas francas.


Tabla A -18 (Cont.)<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Indicadores de Política de Ajuste Estrucutural y de <strong>Apertura</strong> Económica<br />

Otros<br />

indicadores<br />

IGV (%) Fusion de impuesto<br />

selectivo de consumo<br />

y v<strong>en</strong>tas <strong>en</strong> IGV<br />

(15%); pago de<br />

impuestos indezado al<br />

Córdoba Oro.<br />

10% En 1994 se amplío su base. 15% En 1997 se eliminaron ex<strong>en</strong>ciones y exoneraciones<br />

Impuestos<br />

directos a<br />

ingresos<br />

IR (%)<br />

Maximo<br />

60<br />

Max 39 Maximo 30 Medidas<br />

para<br />

ampliar<br />

base /b<br />

Máximo 30.<br />

Impuestos<br />

corporativos<br />

(%)<br />

50 36 30%. Inc<strong>en</strong>tivos al turismo. En 1999 disminución del impuesto sobre la r<strong>en</strong>ta a personas jurídicas.<br />

Salario<br />

minimo<br />

real oficial<br />

(indice)<br />

100,5 100,0 102,1 105,9 109,2 113,5 118,1 128,5 131,6<br />

Contribucion<br />

seguro<br />

social<br />

15% 27% 18% 15%<br />

Contribución seguro social: Incluye las contribuciones de empresas y trabajadores a programas de seguridad social para p<strong>en</strong>siones, incapacidad, salud, seguro de desempleo, maternidad<br />

DAI:Derechos Arancelarios a la Importación; ATP: Arancel Temporal de Protección IEC: Impuesto Específico de Consumo (fusiona al Impuesto Selectivo de Consumo y el Impuesto Especial al Consumo de Bi<strong>en</strong>es Suntuarios) al valor CIF de las importaciones y el<br />

precio exfábrica de las mercancías de producción nacional.<br />

/a promedio annual<br />

/b. Mínimo imputable es 9.3 veces y el máximo aplicable es 42 veces, el ingreso percapita. Trato difer<strong>en</strong>ciado según fu<strong>en</strong>te de ingresos y no hay deducciones. Max.<br />

30<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia a partir de datos BCN,MIFIC, GDA; y de Lora 2001; Behrman et al 2001; Morley et al 1999; Bárc<strong>en</strong>a 2008; Aguilar (s/f); Reyes 1999; Muñoz s/f.; Escoto 2007; Evans 1995.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

125<br />

Tabla A-19<br />


126 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

100%
<br />

Gráfico
10
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Grupos
ocupacionales
por
sexo
y
área
de
ubicación
<br />

1993‐2005
<br />

Empl.
de
Oficina
H
<br />

90%
<br />

80%
<br />

70%
<br />

60%
<br />

50%
<br />

40%
<br />

30%
<br />

20%
<br />

10%
<br />

6.7
<br />

3.9
<br />

8
<br />

11.4
<br />

2.8
<br />

23.3
<br />

1.7
<br />

12
<br />

8.3
<br />

5.5
<br />

10.9
<br />

16.1
<br />

3.7
<br />

5.1
<br />

0.3
<br />

7.6
<br />

4.6
<br />

1.9
<br />

4.3
<br />

5.6
<br />

1.7
<br />

46.2
<br />

3.5
<br />

17.5
<br />

3.5
<br />

5.2
<br />

9.8
<br />

8.6
<br />

2.6
<br />

11.6
<br />

0.6
<br />

28.3
<br />

4.8
<br />

7.3
<br />

13.4
<br />

12.5
<br />

3
<br />

4
<br />

0.2
<br />

15.7
<br />

1.9
<br />

2.8
<br />

5.6
<br />

3.8
<br />

2
<br />

20.7
<br />

1.1
<br />

43.5
<br />

3.4
<br />

5.6
<br />

9.6
<br />

8
<br />

2.5
<br />

12.4
<br />

0.9
<br />

26.7
<br />

4.4
<br />

7.8
<br />

12.1
<br />

11.2
<br />

2.9
<br />

4.1
<br />

0.1
<br />

17.5
<br />

1.8
<br />

2.3
<br />

5.8
<br />

3.4
<br />

2
<br />

24.4
<br />

2
<br />

40.1
<br />

3.4
<br />

5.5
<br />

8.8
<br />

8.5
<br />

3.3
<br />

13.2
<br />

0.9
<br />

25.6
<br />

4.6
<br />

8
<br />

12.2
<br />

12.7
<br />

3.7
<br />

3.8
<br />

0.2
<br />

14
<br />

1.8
<br />

2.2
<br />

4.5
<br />

2.9
<br />

2.7
<br />

25.5
<br />

1.8
<br />

40.8
<br />

Empleados
de
Ofic.
M
<br />

Pers.
Dirección
H
<br />

Pers.
de
Direc.
M
<br />

Prof.,
ci<strong>en</strong>t.
e
intelec.
<br />

H
<br />

Prof.,
ci<strong>en</strong>t.
e
intelec.
<br />

M
<br />

Trabaj.
serv.
pers.
H
<br />

Trabaj.
serv.
pers.
M
<br />

Oper.
de
máq.
e
<br />

instal.
H
<br />

Oper.
de
máq.
e
<br />

instal.
M
<br />

Técn.
y
profes.
niv.
<br />

med.
H.
<br />

Técn.
y
profes.
niv.
<br />

med.
M.
<br />

V<strong>en</strong>ded/trabaj.
<br />

comercio
H
<br />

V<strong>en</strong>ded/trabaj.
<br />

comercio
M
<br />

Ofic.,
oper.
y
<br />

artesanos
H
<br />

Oficiales
oper.
y
<br />

artes.M
<br />

0%
<br />

7.2
 8.2
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

6
<br />

Rural
<br />

10.9
 11.5
 10.2
 10.5
 10.5
 10.4
 10.1
 9.7
 10.6
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Nacional
<br />

Urbano
<br />

Rural
<br />

Trabaj.
agrop.
y
pesq.
<br />

H
<br />

Trabaj.
agrop.
y
pesq.
<br />

M
<br />

Trabaj.
no
calif.
H
<br />

1993
 1998
 2001
 2005
<br />

Trabaj.
no
calif.
M



Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

127<br />

100%<br />

80%<br />

60%<br />

Gráfico 11<br />

<strong>Nicaragua</strong>: Inserción laboral por categoría ocupacional, por sexo y área de resid<strong>en</strong>cia.<br />

1998-2005<br />

9.5<br />

11.2<br />

4.6<br />

16.9<br />

3<br />

4.4<br />

4.8<br />

13.3<br />

13.7<br />

17.4<br />

19.4<br />

4.4<br />

9.1<br />

11<br />

5.6<br />

15.9<br />

4.3<br />

4.8<br />

4.9<br />

12.2<br />

14.7<br />

16<br />

20.2<br />

6.7<br />

8.6<br />

11.2<br />

5<br />

17.7<br />

3.5<br />

3.9<br />

4.2<br />

12.4<br />

15.2<br />

15.2<br />

20.9<br />

6<br />

40%<br />

10.6<br />

12<br />

12.4<br />

21.3<br />

33<br />

21.4<br />

24.7<br />

32.6<br />

32.7<br />

20%<br />

0%<br />

25.3<br />

6.8<br />

24.6<br />

15.9<br />

23.2<br />

21.2<br />

16.8<br />

15.8<br />

9<br />

23.8<br />

8.2<br />

12.9<br />

22.7<br />

16.2<br />

7.9<br />

Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural<br />

8.8<br />

12.2<br />

7.6<br />

1998 2001 2005<br />

Empleada u Obrera Empleado u obrero Cu<strong>en</strong>ta propia Cta. Prop. H.<br />

Trabajadora sin pago Trab. Sin pago Jornalera o Peón Jornalero/peón<br />

Patrona o Empresaria Patrón/Empresario M iembra de cooperativa M . de Co o p H<br />

Asalariados Asalariadas Asalariados H<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración Propia


128 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

90
<br />

80
<br />

70
<br />

60
<br />

50
<br />

40
<br />

30
<br />

20
<br />

10
<br />

0
<br />

Gráfico
12
<br />

<strong>Nicaragua</strong>:
Tasas
de
Segregación
Ocupacional
Simple
de
las
Mujeres.

<br />

1993,
1998,
2001,
2005
<br />

Nacional
 Urbano
 Rural
 Nacional
 Urbano
 Rural
 Nacional
 Urbano
 Rural
 Nacional
 Urbano
 Rural
<br />

1993
 1998
 2001
 2005
<br />

Personal
de
<br />

dirección
<br />

Profesional.,
<br />

ci<strong>en</strong>tíficos
e
<br />

intelectuales
<br />

Técnicos
y
<br />

profesionales
<br />

nivel
medio
<br />

Empleados
de
<br />

oficina
<br />

V<strong>en</strong>dedores
y
<br />

trabaj.
de
<br />

comercio
<br />

Trabaj.
de
<br />

servicios
<br />

personales
y
<br />

afines
<br />

Trabaj.
agropec.
y
<br />

pesqueros
<br />

Oficiales
<br />

operarios
y
<br />

artesanos
<br />

Operadores
<br />

máquinas
e
<br />

instalaciones
<br />

Trabajadores
no
<br />

calificados
<br />

Particip.
<br />

mujeres
<strong>en</strong>
PEA



Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

129


130 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

ANEXO 2<br />

Marco conceptual sobre el “Cuido”<br />

El Cuido y sus implicaciones económicas<br />

El “cuido” de las personas implica relaciones inter-personales que son no sustituibles fácilm<strong>en</strong>te<br />

unas por otras, por ejemplo el cuidado por un familiar <strong>en</strong> comparación con el cuidado por<br />

funcionarios del sector publico o por personal de firmas del sector privado o de la sociedad civil.<br />

Esto se debe a que no se puede separar el desempeño de la tarea de cuidado, de la persona<br />

específica que lo da, de tal manera que su transfer<strong>en</strong>cia al mercado podría afectar su cont<strong>en</strong>ido<br />

(Staver<strong>en</strong> 2005b); esto es igualm<strong>en</strong>te cierto si su transfer<strong>en</strong>cia fuera al Estado, a la sociedad civil<br />

o a grupos voluntarios. Lógicam<strong>en</strong>te, también es válida la problemática <strong>en</strong> la dirección contraria:<br />

pued<strong>en</strong> existir circunstancias <strong>en</strong> que la sustitución <strong>en</strong> dirección contraria (de otros hacia un<br />

familiar) no sea lo mejor para la persona cuidada. En el caso de los niños, sin embargo, claram<strong>en</strong>te<br />

que es mucho más difícil sustituir el cuidado por su madre o padre con el de otras personas.<br />

Por otra parte, la calidad del cuidado (remunerado o no) es una función inversa de la cantidad<br />

de personas cuidadas (el “producto”) <strong>en</strong> cualquier periodo determinado. Por lo tanto, cualquier<br />

esfuerzo de increm<strong>en</strong>tar su “productividad” no se puede hacer aum<strong>en</strong>tando el ratio personas<br />

cuidadas/cuidador; al m<strong>en</strong>os que las actividades individuales de cuidado de amigos y vecinos<br />

fueran conc<strong>en</strong>tradas (Himmelweit 2005). Cabe además m<strong>en</strong>cionar que aun con la introducción<br />

de tecnologías de información y comunicación (TIC) 1 no se podría aum<strong>en</strong>tar esta productividad<br />

por el mismo carácter personal del cuidado 2 .<br />

Las sociedades no siempre reconoc<strong>en</strong> y valoran las difer<strong>en</strong>tes formas de cuidado y cuando lo<br />

hac<strong>en</strong> existe la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a reforzar la percepción de que es algo que solo las mujeres pued<strong>en</strong><br />

y deb<strong>en</strong> hacerlo; se asume que ellas lo hac<strong>en</strong> por amor y que por lo tanto no es, o no debe ser,<br />

remunerado, <strong>en</strong> el hogar. Estas circunstancias y percepciones ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a conducir a la precariedad<br />

económica y a la exclusión del ámbito público de la mujer; por esta razón la forma <strong>en</strong> que la<br />

1 En <strong>Nicaragua</strong> la IED <strong>en</strong> TIC ha crecido significativam<strong>en</strong>te a partir de 1990, lo que podría estar t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do un impacto <strong>en</strong> la<br />

productividad del trabajo doméstico no remunerado que no es de cuidado y <strong>en</strong> otras actividades informales.<br />

2 Tal como ha sido señalado por N. Folbre, (2006), “Demanding quality: Worker/consumer coalitions and ‘high road’ strategies<br />

in the care sector.” Politics and Society, Vol. 34, No. 1, según Razavi (2008).


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

131<br />

sociedad aborda este tema ti<strong>en</strong>e implicaciones significativas para la equidad de género (Razavi<br />

2007a,b). De allí la importancia de profundizar sobre cómo es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido este tema <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>,<br />

sobretodo <strong>en</strong> las políticas públicas.<br />

En este s<strong>en</strong>tido, cabe resaltar que es (la institución de) la familia la que juega un papel crucial<br />

<strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos estratégicos del cuidado <strong>en</strong> el caso de la niñez, y d<strong>en</strong>tro de ella las estadísticas<br />

de los países indican que son las mujeres las que realizan <strong>en</strong> la práctica la mayor parte de este<br />

trabajo 3 , ya sea <strong>en</strong> el hogar (la madre, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te) o <strong>en</strong> el ámbito público, tanto <strong>en</strong> términos de<br />

producto como de uso de tiempo (Razavi). En cualquier caso, sin embargo, la calidad del cuidado<br />

ti<strong>en</strong>e obviam<strong>en</strong>te una incid<strong>en</strong>cia directa sobre el bi<strong>en</strong>estar físico y emocional de la niñez, tanto<br />

<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te como para su futuro.<br />

Si bi<strong>en</strong> el cuidado de niños involucra actividades similares a las que se realizan para at<strong>en</strong>der<br />

a miembros del hogar, gan<strong>en</strong> o no ingresos, también implica más trabajo y responsabilidad,<br />

especialm<strong>en</strong>te cuando se trata de niños pequeños (Razavi 2007). El trabajo de cuidado de los niños<br />

(TCN) consiste <strong>en</strong> un continuo que abarca la supervisión (que puede interferir con las actividades<br />

de los adultos <strong>en</strong> diversa medida), el trabajo doméstico (que también se hace simultáneam<strong>en</strong>te<br />

para otros miembros del hogar), los servicios vinculados con la administración del hogar (trámites<br />

con maestros y doctores) y el propio cuidado directo de los niños como actividad principal (Folbre<br />

y Yoon 2008). Este continuo, a como lo plantea Razavi (2007a,b), pres<strong>en</strong>ta retos de nuevo <strong>en</strong><br />

términos de la id<strong>en</strong>tificación de las interrelaciones complem<strong>en</strong>tarias y/o de sustitución 4 que<br />

determinan un balance <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> estos difer<strong>en</strong>tes sub-tipos de TCN (especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre el cuidado<br />

directo y el trabajo doméstico de apoyo 5 ), tomando además <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que este último va mas allá<br />

al cubrir la reproducción interg<strong>en</strong>eracional de la fuerza de trabajo.<br />

El trabajo de cuidado <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral esta <strong>en</strong>tonces caracterizado por el uso del tiempo <strong>en</strong> relaciones<br />

humanas int<strong>en</strong>sas, lo que dificulta significativam<strong>en</strong>te el aprovechami<strong>en</strong>to de economías de<br />

escala, así como el increm<strong>en</strong>to de la int<strong>en</strong>sidad <strong>en</strong> el uso del factor capital o de la división del<br />

trabajo (PNUD 1995). Este tipo de trabajo puede ser brindado directam<strong>en</strong>te por hombres,<br />

mujeres, servicios privados y servicios públicos (PNUD 99:79), y <strong>en</strong> varios contextos (la familia,<br />

la comunidad, el mercado, la sociedad civil y el Estado). Pero, además, puede ser remunerado 6<br />

por diversas fu<strong>en</strong>tes, o simplem<strong>en</strong>te no ser remunerado, lo que ti<strong>en</strong>e implicaciones económicas<br />

importantes para la sociedad, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, las mujeres y los niños <strong>en</strong> particular. ¿Cómo definir y<br />

valorar estas implicaciones desde la perspectiva de la equidad de género Esta pregunta pres<strong>en</strong>ta<br />

retos analíticos, lo que incide sobre la definición de las políticas públicas relacionadas al cuidado<br />

de la niñez por parte de las mujeres y por lo tanto sobre el bi<strong>en</strong>estar de ellas (incluy<strong>en</strong>do su<br />

inserción satisfactoria <strong>en</strong> el mercado laboral) y el de los niños mismos.<br />

3 Ver Espinosa 2008 a y b, para una aproximación a las circunstancias de <strong>Nicaragua</strong>.<br />

4 Dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do también de la posibilidad de increm<strong>en</strong>tar la productividad relativa por la disponibilidad de equipos domésticos<br />

y otros medios que permitan aprovechar economías de escala.<br />

5 Exist<strong>en</strong> opiniones de expertas que consideran que no es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te hacer esta distinción de cuidado directo/indirecto,<br />

activo/pasivo (com<strong>en</strong>tario de Isolda Espinoza).<br />

6 En el contexto de economías mas ricas, el TR de cuidado es una actividad económica cada vez más importante tanto por el<br />

lado del gasto de los hogares y de los presupuestos públicos, como <strong>en</strong> términos de emplear mano de obra, sin que esto necesariam<strong>en</strong>te<br />

trastoque la inequidad de género (Razavi).


132 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Ahora bi<strong>en</strong>, el trabajo de cuidado no remunerado (TCNR) ti<strong>en</strong>e muchas formas de ser <strong>en</strong>focado<br />

analíticam<strong>en</strong>te (Staver<strong>en</strong> 2005b). Por un lado se ha avanzado mucho <strong>en</strong> los aspectos conceptuales,<br />

metodológicos y empíricos de la medición y valoración del tiempo dedicado por los miembros del<br />

hogar a aquellas actividades productivas y reproductivas 7 que no son de mercado ni remuneradas,<br />

y que por lo tanto también son invisibles <strong>en</strong> las cu<strong>en</strong>tas nacionales (ver OPS 2008 y B<strong>en</strong>ería<br />

1999). En este s<strong>en</strong>tido Staver<strong>en</strong> (2005b) señala <strong>en</strong>tre otras cosas que las mujeres, por sus propias<br />

razones morales, culturales y/o por relaciones desiguales de género, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de que<br />

puedan obt<strong>en</strong>erlos vía el mercado o el estado, prove<strong>en</strong> ciertos servicios de at<strong>en</strong>ción que hac<strong>en</strong><br />

un uso int<strong>en</strong>sivo de tiempo (pecho, alim<strong>en</strong>tación directa, almac<strong>en</strong>aje y preparación de alim<strong>en</strong>tos,<br />

higi<strong>en</strong>e; ver Haddad et al 1999; PNUD 95). Además, como argum<strong>en</strong>ta Razavi (2007a), aunque el<br />

TCNR es susceptible de ser sustituido <strong>en</strong> cuanto a calidad vis-a-vis los cuidados suministrables<br />

por ofer<strong>en</strong>tes privados y/o públicos 8 , debido <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte al dilema motivacional “amor vrs.<br />

interés monetario”, es importante distinguir <strong>en</strong>tre un <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to cognoscitivo de la naturaleza<br />

e importancia del cuidado (lo que implica t<strong>en</strong>er habilidades y experi<strong>en</strong>cia para dar esta at<strong>en</strong>ción),<br />

de un <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to basado solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos de amor y afecto. Sin embargo,<br />

siempre es perfectam<strong>en</strong>te factible que:<br />

Los mercados de servicios de cuido de niños pued<strong>en</strong> ser ejemplos de mercados ‘ricos’ <strong>en</strong> los que el<br />

movimi<strong>en</strong>to de dinero es solam<strong>en</strong>te una dim<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> una relación compleja de niños, dadores de cuido y<br />

padres incluy<strong>en</strong>do elem<strong>en</strong>tos de (cuando las cosas marchan bi<strong>en</strong>) confianza, afecto y apreciación (Folbre and<br />

Nelson 2000:131, citado <strong>en</strong> Razavi 2007a:16).<br />

En cualquier caso, el funcionami<strong>en</strong>to del “continuo” y el manejo efectivo de los retos de la<br />

complem<strong>en</strong>tariedad y/o sustitución, son aspectos fundam<strong>en</strong>tales para el modelo de acumulación<br />

de economías capitalista de mercado, dado que, por ejemplo <strong>en</strong> el caso del trabajo de cuidado<br />

de niños no remunerado (TCNNR) podría no ser tan fácilm<strong>en</strong>te cubierto por servicios públicos o<br />

privados <strong>en</strong> el mercado. Esto podría plantear una disyuntiva <strong>en</strong>tre el “crecimi<strong>en</strong>to económico”<br />

(del PIB) y la posibilidad de una acumulación capitalista sost<strong>en</strong>ible vs. la reducción del TCNNR o<br />

la sobrecarga del resto del trabajo de la mujer, remunerado o no. De aquí que es lógico plantear<br />

que esta disyuntiva es aun mas acuciosa <strong>en</strong> el contexto de economías capitalistas empobrecidas,<br />

abiertas y dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes como la de <strong>Nicaragua</strong> 9 .<br />

7 Cuando se habla de “reproducción”, <strong>en</strong> la literatura se puede distinguir <strong>en</strong>tre los conceptos de reproducción de los seres<br />

humanos, la reproducción de la fuerza de trabajo y la reproducción social (Razavi). El término “reproducción social” puede utilizarse<br />

“para referirse ampliam<strong>en</strong>te a la reproducción de las condiciones ideológicas y materiales que sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> a un sistema<br />

social. La “reproducción de la fuerza de trabajo” se refiere a la manut<strong>en</strong>ción diaria de los trabajadores y futuros trabajadores<br />

junto con su educación y capacitación. El concepto “trabajo de cuido”, como reproducción social, se asemejaría al concepto de<br />

reproducción de la fuerza de trabajo.” (Espinosa 2008a: 11). Sin embargo, asemejarse no es decir que es exactam<strong>en</strong>te lo mismo.<br />

8 Especialm<strong>en</strong>te si se trata del cuido de niños de hasta los 5 años de edad, incluy<strong>en</strong>do su nutrición.<br />

9 El traspaso a las familias u hogares como solución de la disyuntiva, es decir <strong>en</strong>tonces, el traspaso a las mujeres como cuidadoras<br />

no remuneradas, podría g<strong>en</strong>erar una situación perversa respecto al bi<strong>en</strong>estar de las mujeres que <strong>en</strong> su gran mayoría no<br />

acced<strong>en</strong> al servicio social por no estar formalm<strong>en</strong>te registradas (no han cotizado al no acceder a trabajos formales, por ejemplo)<br />

o porque no pued<strong>en</strong> pagar servicios privados (Razavi 2007b).


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

133<br />

Para analizar el TCNNR <strong>en</strong> la economía nicaragü<strong>en</strong>se se puede emplear el esquema de los 4<br />

vértices de diamante del cuidado propuesto por Razavi (2007a), como instrum<strong>en</strong>to heurístico 10<br />

con <strong>en</strong>foque de género para tipificar y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der el “régim<strong>en</strong> de cuidado” (distribución g<strong>en</strong>érica del<br />

trabajo de cuidado remunerado y no remunerado), especialm<strong>en</strong>te de los niños cuyas necesidades<br />

de cuidado son más int<strong>en</strong>sas. Un análisis sistemático de los vértices permitiría visualizar qui<strong>en</strong><br />

provee el cuido y su relación con los niños que lo recib<strong>en</strong>, qui<strong>en</strong> paga y donde se les da la at<strong>en</strong>ción<br />

del cuidado, por lo tanto se podrá determinar cual es el patrón de la organización del trabajo de<br />

cuidado <strong>en</strong>tre hombres y mujeres y si han habido cambios como resultado de las políticas de<br />

apertura y los resultados <strong>en</strong> términos del bi<strong>en</strong>estar de las mujeres y de los niños. Este análisis<br />

permitiría también auscultar las implicaciones para el logro de los ODM <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong> así como<br />

id<strong>en</strong>tificar las políticas relevantes adecuadas. Los cuatro vértices son el de (i) la mujer/hogar, (ii)<br />

el mercado, (iii) del Estado y (iv) sin fines de lucro. En este docum<strong>en</strong>to se analiza el tercero y sus<br />

implicaciones para las políticas públicas y la ag<strong>en</strong>da económica de las mujeres de <strong>Nicaragua</strong>.<br />

El Rol del Estado<br />

Una parte importante del TC brindado por las mujeres <strong>en</strong> el hogar es indelegable con amplias<br />

implicaciones (Gómez 2008): (i) la distribución de su costo real <strong>en</strong>tre mujeres y hombres <strong>en</strong> el<br />

hogar, y <strong>en</strong>tre la familia, la comunidad y el Estado; (ii) así como el reconocimi<strong>en</strong>to por parte de las<br />

políticas públicas tanto del valor de la contribución de qui<strong>en</strong>es (mayoritaria, pero no únicam<strong>en</strong>te,<br />

si<strong>en</strong>do las mujeres) prove<strong>en</strong> TCNR, formando parte de un sistema de at<strong>en</strong>ción “gratuito”, como<br />

de los requerimi<strong>en</strong>tos y las consecu<strong>en</strong>cias asociados a tal provisión de servicios.<br />

La primera implicación no es objeto de análisis de este docum<strong>en</strong>to. La segunda implica hacer una<br />

valoración de conjunto de las políticas y gastos públicos relevantes. Esta valoración, <strong>en</strong> el caso del<br />

pres<strong>en</strong>te docum<strong>en</strong>to y a manera de aproximación al tema, se conc<strong>en</strong>trará <strong>en</strong> el ámbito específico<br />

del cuidado de la niñez (0-5 años) <strong>en</strong> <strong>Nicaragua</strong>. Más concretam<strong>en</strong>te, tal como lo ha señalado<br />

Gómez (2008) para el caso del cuidado de la salud pero que también es relevante a todo tipo<br />

de cuidado de personas, exist<strong>en</strong> varios 11 aspectos problemáticos <strong>en</strong> este ámbito: (i) la reducción<br />

del gasto público, el cobro y/o la privatización de los servicios y la seguridad social vinculada al<br />

empleo formal, han acrec<strong>en</strong>tado la inequidad de género <strong>en</strong> la distribución de carga del TCNR<br />

y <strong>en</strong> el acceso a prestaciones sociales; (ii) la aus<strong>en</strong>cia de interés (o de reconocimi<strong>en</strong>to) <strong>en</strong> la<br />

calidad del cuidado <strong>en</strong> el hogar y el establecimi<strong>en</strong>to de estructuras de apoyo para este cuido; y<br />

(iii) m<strong>en</strong>oscabo de la efici<strong>en</strong>cia al no reconocer que las actividades de prev<strong>en</strong>ción, detección y<br />

tratami<strong>en</strong>to tempranos (de la salud pero que también es aplicable a otros aspectos como el de la<br />

educación) que se realizan fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el hogar son las mejores inversiones públicas<br />

<strong>en</strong> salud (y también educación).<br />

En lo que se refiere a los servicios públicos, los sistemas nacionales de regulación y provisión<br />

social reflejan y reproduc<strong>en</strong> el valor público que se le da al cuidado. En ese s<strong>en</strong>tido , hay que<br />

10 Las posibles relaciones causa-efectos de relevancia cruzan a los 4 vértices y se plantean a lo largo del texto.<br />

11 Un aspecto muy importante m<strong>en</strong>cionado por Gómez (2008) que no será tratado aquí, es el de la sost<strong>en</strong>ibilidad del sistema<br />

de at<strong>en</strong>ción “gratuito” dadas las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias demográficas (p.e. <strong>en</strong>vejecimi<strong>en</strong>to poblacional) y epidemiológicas (<strong>en</strong>fermedades<br />

crónicas que necesitan cuidado personal) de cada país.


134 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

estudiar los objetivos implícitos (y no solo los explícitos), las formas específicas de organización<br />

y la práctica concreta de la interv<strong>en</strong>ción pública, así como sus consecu<strong>en</strong>cias para la equidad<br />

de género, la equidad social <strong>en</strong> la provisión y acceso a los servicios y <strong>en</strong> términos de <strong>en</strong> qué<br />

niños, de qué grupos sociales se “invierte” el gasto público relevante (ver Razavi 2007 a,b). La<br />

primera área de estudio es la que se aborda aquí, los otros aspectos son objeto de estudio <strong>en</strong><br />

otros docum<strong>en</strong>tos.<br />

Con respecto a la interv<strong>en</strong>ción pública, hay que reconocer primeram<strong>en</strong>te que la naturaleza<br />

misma del cuidado, tal como se m<strong>en</strong>cionó anteriorm<strong>en</strong>te, implica que el sector público es<br />

inevitablem<strong>en</strong>te “inefici<strong>en</strong>te” <strong>en</strong> términos de la baja tasa de crecimi<strong>en</strong>to de su productividad<br />

(cuantitativa) y el consecu<strong>en</strong>te increm<strong>en</strong>to de los costos (Himmelweit 2005:7). Sin embargo, la<br />

calidad puede ser seriam<strong>en</strong>te afectada negativam<strong>en</strong>te por las políticas de privatización de los<br />

servicios públicos, la disminución del gasto público y la comercialización de los servicios (cobros a<br />

usuarios, reorganizaciones del uso del tiempo del personal, etc.) para ser mas efici<strong>en</strong>te “como el<br />

sector privado” (ver Razavi 2007a). En este s<strong>en</strong>tido, <strong>Nicaragua</strong> ha seguido el patrón, <strong>en</strong>contrado<br />

<strong>en</strong> otros países, de liberalización de la oferta privada de servicios, recuperación de costos de los<br />

servicios públicos (tasas y cobros), desc<strong>en</strong>tralización hacia la provisión de servicios por parte de<br />

gobiernos locales y de desarrollo de un sistema pluralista (publico, privado y voluntario) como<br />

resultado de las políticas de apertura y/o por concepción de la misma política social (lo que se<br />

abordó <strong>en</strong> un docum<strong>en</strong>to aparte).<br />

Se trata <strong>en</strong>tonces de valorar cual ha sido el <strong>en</strong>foque de las políticas (y sus instrum<strong>en</strong>tos jurídicos)<br />

y programas públicos de apoyo a niños: bi<strong>en</strong>estar para la producción (efici<strong>en</strong>cia) o basado<br />

<strong>en</strong> los derechos (equidad y justicia). Para esto se ha hecho una revisión de la docum<strong>en</strong>tación<br />

secundaria (políticas públicas, evaluaciones, informes) e información primaria, sobretodo la del<br />

gasto publico sectorial relevante para tratar de apreciar la voluntad real del Estado <strong>en</strong> primera<br />

instancia de apoyar el TC de la niñez (0’5 años) y por lo tanto al mismo tiempo (aún si indirecta e<br />

involuntariam<strong>en</strong>te) el TCNNR de las mujeres.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

135<br />

Política Objetivo Concepto de equidad<br />

de género (premisas,<br />

promesas,<br />

nivel macro/meso/<br />

micro)<br />

Programa<br />

Def<strong>en</strong>sa de<br />

Producción,<br />

Crecimi<strong>en</strong>to y<br />

Empleo (2009)<br />

Prioridades<br />

Nacionales del<br />

GRUN<br />

Programa Económico<br />

Financiero<br />

2007-10<br />

Amortiguar los efectos<br />

de la crisis financiera<br />

internacional sobre el<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico<br />

y el empleo<br />

ANEXO 3<br />

Matriz Comparativa y Analítica de Políticas relacionadas a Género<br />

Enfoque y cont<strong>en</strong>ido normativo<br />

Con relación a TCNNR de niños 0-5 años<br />

Enfoque (efici<strong>en</strong>cia,<br />

distribución)<br />

Ninguno No hay<br />

planteami<strong>en</strong>to<br />

Reducir la <strong>pobreza</strong>. Equidad de derechos<br />

humanos y de género<br />

de la mujer <strong>en</strong> el<br />

campo y la ciudad;<br />

y <strong>en</strong> todos sus roles<br />

como madre, niña,<br />

jov<strong>en</strong> estudiante,<br />

trabajadora, anciana,<br />

esposa, <strong>en</strong> toda su<br />

dignidad de mujer<br />

Crear condiciones para<br />

reducción significativa<br />

de la <strong>pobreza</strong> y un<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico<br />

sost<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> un<br />

contexto de estabilidad<br />

macroeconómica,<br />

sost<strong>en</strong>ibilidad de las<br />

finanzas públicas y de<br />

lasu<strong>en</strong>tas externas.<br />

No hay; solo hace<br />

refer<strong>en</strong>cia al <strong>en</strong>foque<br />

de género de la política<br />

de seguridad y<br />

soberanía alim<strong>en</strong>taria<br />

(ver abajo).<br />

Enfoque mixto;<br />

ético y de<br />

valores, principios<br />

humanos<br />

y espirituales,<br />

empoderami<strong>en</strong>to<br />

y equidad<br />

<strong>en</strong> acceso<br />

a recursos.<br />

Valoración de<br />

TCNNR y relación<br />

con TPR<br />

No hay<br />

planteami<strong>en</strong>to<br />

Propósito Medidas propuestas<br />

No hay<br />

planteami<strong>en</strong>to<br />

No hay<br />

planteami<strong>en</strong>to<br />

Observaciones<br />

No hay No hay No hay Se <strong>en</strong>fatiza <strong>en</strong> una política<br />

de protección social dirigida<br />

a ampliar la cobertura y<br />

mejorar la calidad de at<strong>en</strong>ción<br />

integral de las niñez<br />

0-6 años <strong>en</strong> condiciones de<br />

<strong>pobreza</strong>, no por razones<br />

de abordar la problemática<br />

del TCNNR de las mujeres.<br />

No hay No hay No hay No hay Es un típico planteami<strong>en</strong>to<br />

macroeconómico que<br />

invisibiliza el aporte del<br />

trabajo de las mujeres y el<br />

impacto pot<strong>en</strong>cial desigual<br />

sobre ellas de las medidas<br />

macroeconómicas contempladas.


136 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

PNDH 2008-<br />

2012<br />

Política laboral<br />

(PNDH)<br />

Política de<br />

Revolución<br />

<strong>en</strong> el Sistema<br />

Agro-pecuario,<br />

Forestal y Rural<br />

(PNDH)<br />

La finalidad superior<br />

es la supervivi<strong>en</strong>cia y<br />

realización de los seres<br />

humanos. Desarrollo<br />

de la seguridad, salud<br />

y el poder de los ciudadanos<br />

para realizar<br />

su pot<strong>en</strong>cial como<br />

seres humanos. Realizar<br />

transformaciones<br />

estructurales para<br />

superar la exclusión y<br />

liderar el pot<strong>en</strong>cial de<br />

desarrollo humano de<br />

los excluidos, incluy<strong>en</strong>do<br />

os pobres, las mujeres,<br />

los jóv<strong>en</strong>es, los<br />

pueblos originarios , los<br />

afrodesc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes , los<br />

discapacitados, etc<br />

Promoción, tutela y<br />

restitución del derecho<br />

al trabajo digno (estable,<br />

seguro, equitativo)<br />

Contribuir a la reducción<br />

de la <strong>pobreza</strong><br />

rural, fortalecer la<br />

soberanía y seguridad<br />

alim<strong>en</strong>taria y mejorar<br />

la competitividad del<br />

sector, priorizando a los<br />

pequeños y medianos<br />

productores, trabajadores<br />

del campo y pueblos<br />

indíg<strong>en</strong>as.<br />

Las mujeres son<br />

sujetos impulsores<br />

de cambio y del desarrollo;<br />

sin embargo<br />

ellas son uno de los<br />

sectores poblacionales<br />

mas excluidos. La<br />

equidad de género<br />

es por lo tanto uno<br />

de los ejes fundam<strong>en</strong>tal<br />

del “modelo<br />

de participación<br />

ciudadana”. Otras<br />

premisas: su acceso<br />

a bi<strong>en</strong>es y medios<br />

productivos, igualdad<br />

de derechos y oportunidades.<br />

Planteami<strong>en</strong>to<br />

macro.<br />

No se pres<strong>en</strong>ta algún<br />

concepto explícito de<br />

equidad de género.<br />

No se pres<strong>en</strong>ta algún<br />

concepto explícito<br />

de equidad de género,<br />

sin embargo<br />

se releva la importancia<br />

productiva de<br />

las mujeres rurales<br />

pobres como sujeto<br />

y objeto de apoyo<br />

sectorial.<br />

En foque de<br />

poder (autonomía<br />

personal,<br />

familiar,<br />

empresarial) y<br />

participación<br />

real y efectiva.<br />

Se releva la<br />

equidad <strong>en</strong><br />

función de la<br />

participación<br />

y de la superación<br />

de la<br />

<strong>pobreza</strong>.<br />

Enfatiza g<strong>en</strong>erar<br />

trabajo<br />

especialm<strong>en</strong>te<br />

para jóv<strong>en</strong>es y<br />

mujeres.<br />

Por ambas<br />

razones se<br />

apoyará a las<br />

mujeres rurales<br />

pobres,<br />

especialm<strong>en</strong>te<br />

via su capitalización.<br />

No hay reconocimi<strong>en</strong>to<br />

de<br />

la interrelación,<br />

ni valoración<br />

del TCNR<br />

como tal.<br />

No hay reconocimi<strong>en</strong>to<br />

de<br />

la interrelación<br />

No hay reconocimi<strong>en</strong>to<br />

de<br />

la interrelación<br />

Gasto público<br />

<strong>en</strong> educación<br />

preescolar<br />

pret<strong>en</strong>de incidir<br />

de manera<br />

directa <strong>en</strong> la<br />

<strong>pobreza</strong> y <strong>en</strong><br />

la ret<strong>en</strong>ción<br />

<strong>en</strong> función<br />

de objetivos<br />

educacionales,<br />

pero no existe<br />

planteami<strong>en</strong>to<br />

explícito<br />

respecto al<br />

TCNNR de la<br />

mujer.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

específicos.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

específicos.<br />

Programa de<br />

nutrición y<br />

alim<strong>en</strong>tación<br />

escolar diaria,<br />

indirectam<strong>en</strong>te<br />

reduce<br />

presión sobre<br />

TCNNR.<br />

Enfoque de género incompleto<br />

y conc<strong>en</strong>trado <strong>en</strong><br />

noción de la reducción de<br />

la <strong>pobreza</strong> y empoderami<strong>en</strong>to;<br />

sin embargo faltan<br />

propuestas claras sobre<br />

como lograr una mayor<br />

capacidad de elección de<br />

las mujeres a nivel meso<br />

(p.e. mercado de trabajo)<br />

y micro. La efici<strong>en</strong>cia<br />

económica de una mayor<br />

participación de la fuerza<br />

de trabajo de las mujeres<br />

no es un factor considerado<br />

<strong>en</strong> el nuevo modelo de<br />

poder ciudadano. TCNR es<br />

invisible.<br />

No hay.<br />

No hay. La capitalización de las mujeres<br />

mediante animales<br />

y otros insumos para las<br />

pequeñas parcelas por un<br />

lado mejorará sus ingresos<br />

y disponibilidad de alim<strong>en</strong>tos<br />

para ellas y sus familias<br />

directam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus hogares,<br />

pero por el otro mas<br />

trabajo productivo podría<br />

presionar la disponibilidad<br />

de tiempo y calidad de su<br />

trabajo de cuido de los<br />

niños. Es difícil determinar<br />

un resultado neto <strong>en</strong> este<br />

s<strong>en</strong>tido.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

137<br />

Política Objetivo Concepto de equidad<br />

de género (premisas,<br />

promesas,<br />

nivel macro/meso/<br />

micro)<br />

Propuesta de<br />

Política de<br />

Innovación<br />

agrícola y rural.<br />

(2008)<br />

Acelerar el apr<strong>en</strong>dizaje<br />

y la innovación agrícola<br />

e institucional, <strong>en</strong> los<br />

difer<strong>en</strong>tes eslabones<br />

de las cad<strong>en</strong>as agroalim<strong>en</strong>tarias<br />

y/o de<br />

agronegocios, que realizan<br />

actores públicos y<br />

privados, individuales y<br />

organizados, especialm<strong>en</strong>te<br />

PMP y MIPYME<br />

agrícolas ori<strong>en</strong>tado al<br />

mejorami<strong>en</strong>to de los<br />

niveles de vida, la superación<br />

de la <strong>pobreza</strong>,<br />

la equidad de género,<br />

el uso sost<strong>en</strong>ible de los<br />

recursos naturales y<br />

la protección del medio<br />

ambi<strong>en</strong>te, el uso<br />

mínimo de insumos<br />

basados <strong>en</strong> petróleo y<br />

la adaptación al cambio<br />

climático, según las características<br />

específicas<br />

de los territorios.<br />

“Las relaciones desiguales<br />

de poder, la<br />

invisibilización de su<br />

trabajo no remunerado<br />

de cuido <strong>en</strong> el<br />

hogar rural y de reproducción<br />

social del<br />

trabajo a lo largo de<br />

todos los eslabones<br />

de las cad<strong>en</strong>as agroalim<strong>en</strong>tarias,<br />

así como<br />

la inequidad <strong>en</strong> el<br />

control de activos<br />

y de acceso a oportunidades<br />

para el<br />

desarrollo humano,<br />

de las mujeres, no es<br />

solo inaceptable sino<br />

que también impide<br />

un mayor crecimi<strong>en</strong>to<br />

agrícola. El desarrollo<br />

tecnológico<br />

impulsado d<strong>en</strong>tro del<br />

sistema nacional de<br />

innovación no deberá<br />

increm<strong>en</strong>tar la<br />

carga de trabajo no<br />

remunerado ni deteriorar<br />

el bi<strong>en</strong>estar de<br />

la mujer rural”<br />

Enfoque y cont<strong>en</strong>ido normativo<br />

Con relación a TCNNR de niños 0-5 años<br />

Enfoque (efici<strong>en</strong>cia,<br />

distribución)<br />

Por razones de<br />

justicia y de<br />

efici<strong>en</strong>cia se<br />

debe promover<br />

el desarrollo<br />

tecnológico<br />

de las mujeres<br />

rurales.<br />

Valoración de<br />

TCNNR y relación<br />

con TPR<br />

Se valora explícitam<strong>en</strong>te<br />

el TCNNR y la<br />

interrelación<br />

con el TPR.<br />

Propósito Medidas propuestas<br />

El desarrollo<br />

tecnológico<br />

debe increm<strong>en</strong>tar<br />

la carga de<br />

trabajo no<br />

remunerado<br />

ni deteriorar<br />

el bi<strong>en</strong>estar de<br />

la mujer rural,<br />

por lo que la<br />

investigación,<br />

ext<strong>en</strong>sión,<br />

asist<strong>en</strong>cia<br />

técnica y<br />

educación<br />

agrícola debe<br />

proveerse<br />

tomando esto<br />

<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta.<br />

Observaciones<br />

No hay. Esta política no ha sido<br />

oficializada todavía. La<br />

versión de 2001 y otra de<br />

2004 adoptaban el <strong>en</strong>foque<br />

de género con una<br />

visión de equidad y de<br />

efici<strong>en</strong>cia, pero el tema del<br />

TCNNR estaba invisible.


138 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Leyes y Política<br />

de Conservación<br />

y Fom<strong>en</strong>to<br />

del Desarrollo<br />

Forestal Sost<strong>en</strong>ible<br />

Marco G<strong>en</strong>eral<br />

de Políticas de<br />

Tierras (2006)<br />

Lograr el desarrollo sost<strong>en</strong>ible<br />

del sector forestal,<br />

constituyéndose <strong>en</strong><br />

una alternativa viable<br />

para elevar la calidad<br />

de vida de la población<br />

ligada al recurso y <strong>en</strong><br />

un eje de desarrollo<br />

para la economía nacional.<br />

Promover la seguridad<br />

jurídica y física de la t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia<br />

de la tierra y los<br />

derechos de propiedad,<br />

mediante un proceso<br />

de ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to de la<br />

t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia, uso y consolidación<br />

de los derechos,<br />

que inc<strong>en</strong>tive el desarrollo<br />

productivo y sost<strong>en</strong>ible<br />

de la tierra. La<br />

“investigación, ci<strong>en</strong>cia<br />

y tecnología”, <strong>en</strong> términos<br />

muy g<strong>en</strong>erales, son<br />

vistos como uno de los<br />

instrum<strong>en</strong>tos de gestión<br />

de la política.<br />

Se m<strong>en</strong>ciona solam<strong>en</strong>te<br />

el principio de<br />

equidad de género.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

específicos.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

específicos.<br />

El Estado garantiza<br />

que Hombres y Mujeres<br />

como sujetos<br />

productivos y ag<strong>en</strong>tes<br />

del desarrollo<br />

goc<strong>en</strong> de condiciones<br />

de igualdad y equidad<br />

<strong>en</strong> el acceso a la<br />

tierra, a los servicios<br />

de ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to de<br />

la t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia, consolidación<br />

y protección<br />

de la propiedad de la<br />

tierra, así como a los<br />

servicios de apoyo a<br />

la producción.<br />

y se releva el problema<br />

del acceso<br />

desigual a la tierra<br />

y la falta de empoderami<strong>en</strong>to<br />

de las<br />

mujeres.<br />

Por razones de<br />

efici<strong>en</strong>cia: se<br />

debe remover<br />

obstáculos<br />

que impid<strong>en</strong><br />

el acceso de<br />

las mujeres a<br />

la tierra dado<br />

que reduce la<br />

sost<strong>en</strong>ibilidad<br />

de las interv<strong>en</strong>ciones<br />

y el<br />

impacto de las<br />

políticas pero<br />

también se reconoc<strong>en</strong><br />

v<strong>en</strong>tajas<br />

sociales y<br />

culturales.<br />

Se reconoce<br />

el trabajo de<br />

la mujer como<br />

pilar de economía<br />

familiar<br />

y comunitaria,<br />

pero no específicam<strong>en</strong>te<br />

el<br />

TCNR.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

específicos.<br />

No hay propuestas<br />

No hay. Estas políticas son de Estado<br />

dado que han sido<br />

aprobadas por la Asamblea<br />

Nacional.<br />

No hay propuestas<br />

Esta es una política de<br />

Estado por haber sido<br />

aprobada por la Asamblea<br />

Nacional.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

139<br />

Política Objetivo Concepto de equidad<br />

de género (premisas,<br />

promesas,<br />

nivel macro/meso/<br />

micro)<br />

Seguridad<br />

y Soberanía<br />

Alim<strong>en</strong>taria<br />

y Nutricional<br />

(2008)<br />

Lograr la seguridad y<br />

soberanía alim<strong>en</strong>taria<br />

nutricional de la población,<br />

mediante el<br />

suministro de servicios<br />

adecuados a lo largo<br />

de las cad<strong>en</strong>as de valor<br />

agroalim<strong>en</strong>tarias -asist<strong>en</strong>cia<br />

técnica, crédito<br />

e inc<strong>en</strong>tivo a la producción,<br />

post cosecha y<br />

agroindustria, acopio,<br />

tratami<strong>en</strong>to, almac<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to,<br />

apoyo a<br />

la comercialización,<br />

información, educación,<br />

capacitación,<br />

comunicación- que<br />

garantic<strong>en</strong> el uso sost<strong>en</strong>ible<br />

de los recursos<br />

naturales -tierra, agua,<br />

bosques- y se sometan<br />

procedimi<strong>en</strong>tos, normas<br />

y regulaciones que<br />

estimul<strong>en</strong> la producción<br />

y productividad de<br />

alim<strong>en</strong>tos de consumo<br />

básico, -arroz, fríjol,<br />

maíz, sorgo, carne,<br />

leche y derivados- <strong>en</strong><br />

un esfuerzo articulado<br />

que dinamice <strong>en</strong> el<br />

sector rural a los PMP,<br />

particularm<strong>en</strong>te a las<br />

mujeres.<br />

La política adopta<br />

un <strong>en</strong>foque productivo,<br />

agroecológico,<br />

agroindustrial participativo<br />

y de género<br />

Enfoque y cont<strong>en</strong>ido normativo<br />

Con relación a TCNNR de niños 0-5 años<br />

Enfoque (efici<strong>en</strong>cia,<br />

distribución)<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

explícitos<br />

Valoración de<br />

TCNNR y relación<br />

con TPR<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Propósito Medidas propuestas<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Alim<strong>en</strong>tación<br />

para niños<br />

0-5 años con<br />

programas<br />

de lactancia,<br />

micro-nutri<strong>en</strong>tes<br />

meri<strong>en</strong>das<br />

escolares, lo<br />

que indirectam<strong>en</strong>te<br />

reduce<br />

presión sobre<br />

TCNNR.<br />

Observaciones


140 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Propuesta:<br />

Fom<strong>en</strong>to a<br />

la Cad<strong>en</strong>a<br />

Productiva de<br />

Lácteos (2008)<br />

Ley G<strong>en</strong>eral<br />

del Medio<br />

Ambi<strong>en</strong>te y los<br />

Recursos Naturales<br />

Ti<strong>en</strong>e el objetivo de<br />

hacer de la ganadería<br />

de leche una actividad<br />

r<strong>en</strong>table y sost<strong>en</strong>ible<br />

para todos los actores<br />

de la cad<strong>en</strong>a productiva,<br />

mant<strong>en</strong>iéndola<br />

como uno de los rubros<br />

importantes <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración<br />

de divisas y<br />

empleos..<br />

Norma la conservación,<br />

protección, mejorami<strong>en</strong>to<br />

y restauración<br />

del Medio Ambi<strong>en</strong>te y<br />

los Recursos Naturales<br />

que lo integran asegurando<br />

su uso racional y<br />

sost<strong>en</strong>ible.<br />

Uno de sus objetivos<br />

plantea el fom<strong>en</strong>to y<br />

estimulo de la educación<br />

ambi<strong>en</strong>tal.<br />

PND-O 2006-10 increm<strong>en</strong>tar el ingreso<br />

y reducir la <strong>pobreza</strong>,<br />

g<strong>en</strong>erar empleo, y aum<strong>en</strong>tar<br />

las exportaciones<br />

y las inversiones<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No pres<strong>en</strong>ta definición<br />

explícita.<br />

Uno de los principios<br />

de la política de<br />

desarrollo humano<br />

y protección social<br />

es el de la equidad:<br />

mejorar el nivel de<br />

distribución del ingreso<br />

y de la riqueza,<br />

así como trabajar <strong>en</strong><br />

alcanzar niveles de<br />

equidad de género<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Enfoque<br />

equidad: Para<br />

reducir brecha<br />

de desigualdad,<br />

se pret<strong>en</strong>día<br />

aprobar<br />

y reglam<strong>en</strong>tar<br />

Ley de Igualdad<br />

de Oportunidades<br />

y<br />

aprobación de<br />

políticas<br />

de género<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>to<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay propuestas<br />

No hay propuestas<br />

directas<br />

Provisión de<br />

servicios sociales<br />

básicos<br />

con efectos<br />

indirectos<br />

<strong>en</strong> TCNNR,<br />

pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

increm<strong>en</strong>tar<br />

la tasa de<br />

ret<strong>en</strong>ción y<br />

cobertura<br />

preescolar.<br />

La educación es uno de los<br />

procesos de la innovación<br />

que esta política pública<br />

aborda explícitam<strong>en</strong>te<br />

con mayor coher<strong>en</strong>cia con<br />

la política de innovación<br />

agrícola.<br />

La aus<strong>en</strong>cia de medidas<br />

directas e indirectas naturalm<strong>en</strong>te<br />

evita la g<strong>en</strong>eración<br />

de incoher<strong>en</strong>cias<br />

pot<strong>en</strong>ciales con la política<br />

de innovación. Esto podría<br />

ser una oportunidad para<br />

incidir <strong>en</strong> la actualización<br />

de esta política de tal manera<br />

de lograr coher<strong>en</strong>cia y<br />

complem<strong>en</strong>tariedades.<br />

Asume visión de género de<br />

PRORURAL para el ámbito<br />

agrícola y rural. Enfoque<br />

educativo y de mercado<br />

sobre el papel de c<strong>en</strong>tros<br />

preescolares: Ampliación<br />

de la oferta y estímulo a la<br />

demanda: acceso, adaptabilidad<br />

y equidad, con el<br />

aum<strong>en</strong>to de la cobertura<br />

de los servicios, con énfasis<br />

<strong>en</strong> la educación preescolar,<br />

<strong>en</strong>tre otros.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

141<br />

Política Objetivo Concepto de equidad<br />

de género (premisas,<br />

promesas,<br />

nivel macro/meso/<br />

micro)<br />

Política laboral<br />

(PND-O 2006-<br />

10)<br />

PND<br />

2003<br />

Mejorami<strong>en</strong>to de las<br />

condiciones<br />

sociolaborales, garantizar<br />

los derechos de<br />

los trabajadores y la<br />

erradicación del trabajo<br />

infantil.<br />

Crecimi<strong>en</strong>to económico<br />

a tasas altas y sost<strong>en</strong>idas,<br />

mediante el apoyo<br />

al desarrollo local y los<br />

conglomerados productivos,<br />

a través del<br />

desarrollo del capital<br />

humano y la protección<br />

social, el desarrollo de<br />

la gobernabilidad democrática<br />

con amplia<br />

participación ciudadana,<br />

la transpar<strong>en</strong>cia y<br />

r<strong>en</strong>dición de cu<strong>en</strong>tas<br />

<strong>en</strong> las finanzas públicas,<br />

promoción de la<br />

equidad y la continua<br />

modernización del Estado,<br />

para aprovechar<br />

las oportunidades que<br />

brindan los tratados<br />

libre comercio.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Enfoque y cont<strong>en</strong>ido normativo<br />

Con relación a TCNNR de niños 0-5 años<br />

Enfoque (efici<strong>en</strong>cia,<br />

distribución)<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Valoración de<br />

TCNNR y relación<br />

con TPR<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Propósito Medidas propuestas<br />

No hay planteami<strong>en</strong>to<br />

No hay planteami<strong>en</strong>to<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Indirectam<strong>en</strong>te<br />

influye<br />

sobre TCNNR<br />

al proponerse<br />

increm<strong>en</strong>tar<br />

la la escolarización<br />

incluy<strong>en</strong>do la<br />

preescolar.<br />

Observaciones<br />

La inversión <strong>en</strong> servicios<br />

básicos para el desarrollo<br />

integral de la niñez 0-5<br />

años es justificada por<br />

repres<strong>en</strong>tar ahorros al<br />

evitar gastar <strong>en</strong> costosos<br />

programas asist<strong>en</strong>ciales<br />

especiales


142 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

PRORURAL<br />

2006-10<br />

La producción de<br />

bi<strong>en</strong>es y servicios del<br />

sector rural productivo<br />

ha aum<strong>en</strong>tado, ti<strong>en</strong>e<br />

mayor productividad,<br />

es más competitiva y<br />

ambi<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te sost<strong>en</strong>ible,<br />

participa más<br />

<strong>en</strong> mercados internos<br />

y externos y g<strong>en</strong>era<br />

mayores ingresos para<br />

más g<strong>en</strong>te.<br />

Adopta el principio<br />

de “Igualdad de<br />

oportunidades <strong>en</strong><br />

el acceso a bi<strong>en</strong>es y<br />

servicios por parte<br />

de la población rural<br />

(hombres, mujeres,<br />

grupos étnicos)”. Se<br />

despr<strong>en</strong>de una visión<br />

integral de la inequidad<br />

de género <strong>en</strong> lo<br />

productivo, acceso<br />

a recursos, trabajo<br />

domestico, acceso a<br />

servicios públicos<br />

El criterio de<br />

efici<strong>en</strong>cia es<br />

relevado. “El<br />

desarrollo rural<br />

sost<strong>en</strong>ible<br />

integra la equidad<br />

de género<br />

no solo como<br />

una necesidad<br />

ética sino<br />

económica.” A<br />

través del mejor<br />

acceso de<br />

la mujer rural<br />

a la propiedad<br />

de tierra y el<br />

increm<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong> el acceso<br />

de mujeres a<br />

los servicios<br />

de asist<strong>en</strong>cia<br />

técnica y capacitación,<br />

el<br />

Enfoque de<br />

Género logrará<br />

contribuir<br />

a mejorar los<br />

ingresos de<br />

mujeres rurales<br />

pobres<br />

No hay planteami<strong>en</strong>to<br />

explícito, sin<br />

embargo,<br />

indirectam<strong>en</strong>te<br />

se plantea<br />

“el diseño de<br />

instrum<strong>en</strong>tos<br />

metodológicos,<br />

para la<br />

aplicación del<br />

<strong>en</strong>foque de<br />

género <strong>en</strong> la<br />

prestación de<br />

los servicios<br />

agropecuarios<br />

y forestales”,<br />

lo que podría<br />

contribuir a la<br />

conciliación


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

143<br />

Política Objetivo Concepto de equidad<br />

de género (premisas,<br />

promesas,<br />

nivel macro/meso/<br />

micro)<br />

ERCERP 2001-5 Reducir <strong>en</strong> 50% la <strong>pobreza</strong><br />

extrema<br />

Adopta el principio<br />

g<strong>en</strong>eral de una mayor<br />

promoción de<br />

la equidad, aum<strong>en</strong>tando<br />

el acceso de los pobres<br />

a los b<strong>en</strong>eficios<br />

del crecimi<strong>en</strong>to, con<br />

especial at<strong>en</strong>ción a<br />

las comunidades<br />

rurales, las mujeres,<br />

los grupos indíg<strong>en</strong>as<br />

y los habitantes de<br />

la Costa Atlántica.<br />

Género es también<br />

un tema de vulnerabilidad<br />

y marginalidad,<br />

pero no se pres<strong>en</strong>ta<br />

un concepto de<br />

trabajo de equidad<br />

de género.<br />

Política de<br />

Educación Ambi<strong>en</strong>tal<br />

(2004)<br />

Lograr que población<br />

tome conci<strong>en</strong>cia de<br />

problemas ambi<strong>en</strong>tales,<br />

adquiera conocimi<strong>en</strong>tos<br />

y valores relevantes<br />

y adopte nuevas<br />

conductas armoniosas<br />

con el medio ambi<strong>en</strong>te.<br />

No hay <strong>en</strong>foque de<br />

género<br />

Enfoque y cont<strong>en</strong>ido normativo<br />

Con relación a TCNNR de niños 0-5 años<br />

Enfoque (efici<strong>en</strong>cia,<br />

distribución)<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Valoración de<br />

TCNNR y relación<br />

con TPR<br />

Solo se valora<br />

el TC de la<br />

niñez de las<br />

mujeres como<br />

instrum<strong>en</strong>tal<br />

para superar<br />

<strong>pobreza</strong> y mejorar<br />

bi<strong>en</strong>estar<br />

infantil.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Propósito Medidas propuestas<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Increm<strong>en</strong>tar<br />

la cobertura<br />

y mejorar la<br />

calidad de<br />

servicios (bu<strong>en</strong>as<br />

prácticas)<br />

de educación<br />

y salud para el<br />

cuidado<br />

de niñez, urbana<br />

y rural.<br />

Establecer<br />

c<strong>en</strong>tros de<br />

cuidado para<br />

niños y at<strong>en</strong>ción<br />

especial<br />

para niños y<br />

adolesc<strong>en</strong>tes<br />

<strong>en</strong> riesgo.<br />

Increm<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong> la cobertura<br />

de preescolar.<br />

Redes<br />

de protección<br />

social.<br />

No hay plantea-mi<strong>en</strong>tos<br />

Observaciones<br />

Definiciones confusas; su<br />

cont<strong>en</strong>ido macro pret<strong>en</strong>de<br />

ser neutral al tema de<br />

género. implícitam<strong>en</strong>te<br />

asigna a las mujeres un<br />

papel tanto de madres y<br />

cuidadoras como de trabajadoras<br />

fuera del hogar<br />

(Bradshaw y Linneker).<br />

Pero no reconoce las<br />

disyuntivas. Reconoce sin<br />

embargo la desigualdad de<br />

género: las mujeres ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

m<strong>en</strong>os oportunidades de<br />

empleo e ingresos que los<br />

varones y sufr<strong>en</strong> de otros<br />

tipos de discriminación.<br />

Reconoce que la maternidad<br />

temprana es frecu<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong>tre las mujeres más<br />

pobres, reduci<strong>en</strong>do aún<br />

más sus oportunidades<br />

(efici<strong>en</strong>cia). Resalta que las<br />

niñas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> igual acceso a<br />

la educación.


144 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Programa de<br />

Acción Nacional<br />

contra la<br />

Desertifi-cación<br />

y la Sequía<br />

(2003)<br />

Estrategia para<br />

el Manejo de<br />

Sequía (2002)<br />

Plan de Acción<br />

Ambi<strong>en</strong>tal<br />

1993 y 2000-<br />

2005<br />

Programa Nacional<br />

Desarrollo<br />

Agropecuario<br />

1996-2000<br />

y Estrategia<br />

de Desarrollo<br />

(1996)<br />

Lineami<strong>en</strong>tos<br />

Reactivación<br />

del Sector<br />

Agropecuario<br />

(1990)<br />

Revertir el proceso de<br />

degradación de tierras<br />

que sufr<strong>en</strong> las zonas<br />

secas y reducir el impacto<br />

de las sequías<br />

con la participación de<br />

pobladores.<br />

Reducir el impacto de<br />

la sequía <strong>en</strong> el sector<br />

agropecuario nacional.<br />

Mant<strong>en</strong>er un balance<br />

<strong>en</strong>tre las necesidades<br />

de crecimi<strong>en</strong>to económico<br />

y de protección<br />

de los recursos naturales<br />

del país.<br />

Increm<strong>en</strong>tar las producción,<br />

productividad<br />

y r<strong>en</strong>tabilidad de actividades<br />

productivas<br />

agropecuarias.<br />

Reactivar e impulsar el<br />

desarrollo agropecuario<br />

No hay <strong>en</strong>foque de<br />

género<br />

No hay <strong>en</strong>foque de<br />

género<br />

No hay <strong>en</strong>foque de<br />

género<br />

No hay <strong>en</strong>foque de<br />

género<br />

No hay <strong>en</strong>foque de<br />

género<br />

Elaboración propia. Se revisó también Torres (2004).<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay plantea-mi<strong>en</strong>tos<br />

No hay plantea-mi<strong>en</strong>tos<br />

No hay plantea-mi<strong>en</strong>tos<br />

No hay plantea-mi<strong>en</strong>tos<br />

No hay plantea-mi<strong>en</strong>tos


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

145<br />

Instrum<strong>en</strong>to<br />

jurídico<br />

Constitución<br />

Política (1987)<br />

Matriz 2<br />

Análisis Matricial de Leyes relacionadas al TCNNR<br />

Propósito sobre TCNNR B<strong>en</strong>eficios monetarios y<br />

de seguridad social<br />

No se reconoce la importancia de la capacidad<br />

de elección de hombres y mujeres<br />

para conciliar TR y TNR de cuidado,<br />

del TCNNR, ni del fortalecimi<strong>en</strong>to de<br />

los servicios privados. Si se reconoc<strong>en</strong><br />

otros propósitos universales:<br />

Arto.70- Dispone que la Familia es el<br />

núcleo fundam<strong>en</strong>tal de la sociedad y<br />

que ti<strong>en</strong>e derecho a la protección de<br />

ésta y del Estado.<br />

Arto.71- Establece el derecho de los<br />

Nicaragü<strong>en</strong>se a constituir una familia y<br />

garantiza que el patrimonio familiar es<br />

inembargable y ex<strong>en</strong>to de toda carga<br />

pública.<br />

Arto. 73.- Las relaciones familiares<br />

descansan <strong>en</strong> el respeto, solidaridad e<br />

igualdad absoluta de derechos responsabilidades<br />

<strong>en</strong>tre el hombre y la mujer.<br />

Seguridad social solo para<br />

etapa pre-natal:<br />

Arto.74- Establece que el<br />

Estado otorga protección<br />

especial al proceso de reproducción<br />

humana, la mujer<br />

t<strong>en</strong>drá protección especial<br />

durante el embarazo y gozará<br />

de lic<strong>en</strong>cia con remuneración<br />

salarial y prestaciones<br />

adecuadas de seguridad<br />

social.<br />

Medidas de Empleo Provisión servicios o<br />

b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong><br />

especie<br />

Inc<strong>en</strong>tivos<br />

creación de<br />

empleo o<br />

para la provisión<br />

vía el<br />

mercado<br />

No se plantean medidas No se plantean medidas No se plantean<br />

medidas<br />

Los padres deb<strong>en</strong> at<strong>en</strong>der el mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to<br />

del hogar y la formación integral<br />

de los hijos mediante el esfuerzo común,<br />

con iguales derechos y responsabilidades.<br />

Arto. 76.- El Estado creará programas<br />

y desarrollará c<strong>en</strong>tros especiales para<br />

velar por los m<strong>en</strong>ores; éstos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> derecho<br />

a las medidas de prev<strong>en</strong>ción,


146 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Código de la<br />

niñez y adolesc<strong>en</strong>cia<br />

(1998)<br />

protección y educación que su condición<br />

requiere, por parte de su familia, de la<br />

sociedad y el Estado.<br />

Arto.78- Establece que el Estado protege<br />

la paternidad y la maternidad responsable,<br />

así como el derecho de investigar<br />

la paternidad y la maternidad<br />

No se reconoce la importancia de la<br />

capacidad de elección de hombres y<br />

mujeres para conciliar TR y TNR de<br />

cuidado, ni se pret<strong>en</strong>de fortalecer los<br />

servicios privados pero si los públicos y<br />

se reconoce el valor del TCNNR:<br />

Artículo 22.- El Estado garantizará la<br />

protección y asist<strong>en</strong>cia apropiada a<br />

las madres, padres o tutores <strong>en</strong> lo que<br />

respecta a la crianza de las niñas, niños<br />

y adolesc<strong>en</strong>tes mediante la promoción<br />

y creación de instituciones y servicios<br />

para su cuido y desarrollo.<br />

Artículo 24.- Es obligación de las madres<br />

y de los padres, la responsabilidad compartida,<br />

<strong>en</strong> el cuido, alim<strong>en</strong>tación, protección,<br />

vivi<strong>en</strong>da, educación, recreación<br />

y at<strong>en</strong>ción médica física y m<strong>en</strong>tal de sus<br />

hijas e hijos conforme la Constitución<br />

Política, el pres<strong>en</strong>te Código y las leyes<br />

vig<strong>en</strong>tes.<br />

Artículo 26.- Los padres y madres ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

el derecho a la educación de sus hijas e<br />

hijos y el deber de at<strong>en</strong>der el mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to<br />

del hogar y la formación integral<br />

de las hijas e hijos mediante el esfuerzo<br />

común, con igualdad de derechos y<br />

responsabilidades.<br />

Artículo 35.- El Estado, a<br />

través de las instituciones<br />

correspondi<strong>en</strong>tes y los<br />

empleadores <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral,<br />

están obligados a brindar<br />

condiciones adecuadas<br />

para la lactancia materna,<br />

incluy<strong>en</strong>do a madres<br />

sometidas a privación de<br />

libertad.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

147<br />

Instrum<strong>en</strong>to<br />

jurídico<br />

Ley de Alim<strong>en</strong>tos<br />

(1992)<br />

Propósito sobre TCNNR B<strong>en</strong>eficios monetarios y<br />

de seguridad social<br />

Artículo 36.- Corresponde al Estado,<br />

con la participación activa de la familia,<br />

la escuela la comunidad y la sociedad<br />

civil, garantizar las condiciones básicas<br />

higiénico-sanitarias y ambi<strong>en</strong>tales; así<br />

como la promoción y educación a todos<br />

los sectores de la sociedad y <strong>en</strong> particular<br />

la madre, el padre, niñas, y niños, de<br />

las v<strong>en</strong>tajas de la lactancia materna, la<br />

estimulación temprana del desarrollo, la<br />

higi<strong>en</strong>e, el saneami<strong>en</strong>to ambi<strong>en</strong>tal y las<br />

medidas de prev<strong>en</strong>ción de accid<strong>en</strong>tes, el<br />

acceso a la educación perman<strong>en</strong>te y que<br />

reciban apoyo <strong>en</strong> la aplicación de esos<br />

conocimi<strong>en</strong>tos.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos Artículo 6.- Se deb<strong>en</strong> alim<strong>en</strong>tos<br />

<strong>en</strong> el sigui<strong>en</strong>te ord<strong>en</strong>:<br />

a) A los hijos;<br />

b) Al Cónyuge;<br />

c) Al compañero <strong>en</strong> unión de<br />

hecho estable.<br />

Artículo 14.- Las p<strong>en</strong>siones<br />

alim<strong>en</strong>ticias se pagaran m<strong>en</strong>sual<br />

o quinc<strong>en</strong>alm<strong>en</strong>te.<br />

En el caso de los asalariados<br />

las p<strong>en</strong>siones se pagarán<br />

según la forma de pago del<br />

salario.<br />

Medidas de Empleo Provisión servicios o<br />

b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong><br />

especie<br />

Artículo 14.- Las p<strong>en</strong>siones<br />

alim<strong>en</strong>ticias podrán<br />

complem<strong>en</strong>tarse con<br />

especies de acuerdo a las<br />

circunstancias del obligado<br />

debidam<strong>en</strong>te valoradas<br />

por el Juez.<br />

Inc<strong>en</strong>tivos<br />

creación de<br />

empleo o<br />

para la provisión<br />

vía el<br />

mercado


148 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

El empleador está obligado<br />

a deducir la p<strong>en</strong>sión fijada<br />

por el Juez bajo p<strong>en</strong>a de<br />

cancelarla personalm<strong>en</strong>te si<br />

no la dedujere. En todo caso<br />

la p<strong>en</strong>sión alim<strong>en</strong>ticia deberá<br />

pagarse <strong>en</strong> el plazo de tres<br />

días después de recibida la<br />

remuneración.<br />

Artículo 15.- El crédito<br />

alim<strong>en</strong>ticio podrá afectar<br />

cualquier ingreso que perciba<br />

el alim<strong>en</strong>tante; el atraso<br />

<strong>en</strong> el pago de las p<strong>en</strong>siones<br />

alim<strong>en</strong>ticias sin justa causa,<br />

será p<strong>en</strong>ado con el pago de<br />

un 5% por cada mes de retraso.<br />

El Juez resolverá que<br />

se pague o no, <strong>en</strong> base a la<br />

equidad<br />

Ley Reguladora<br />

de las Relaciones<br />

<strong>en</strong>tre<br />

Madre, Padre e<br />

Hijos (1982)<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos.<br />

Ley de Adopción No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos. No hay planteami<strong>en</strong>tos.<br />

Ley para la<br />

Disolución del<br />

Matrimonio por<br />

voluntad de una<br />

de las Partes<br />

(1988)<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos Arto. 4.- La solicitud, además<br />

de expresar claram<strong>en</strong>te la<br />

voluntad de disolver el matrimonio,<br />

sin dar razón alguna<br />

por ello, deberá cont<strong>en</strong>er:<br />

1) A quién corresponde la<br />

guarda de los hijos m<strong>en</strong>ores;<br />

de los incapacitados; y de<br />

los discapacitados si hubiere<br />

mérito para ello.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

149<br />

Instrum<strong>en</strong>to<br />

jurídico<br />

Propósito sobre TCNNR B<strong>en</strong>eficios monetarios y<br />

de seguridad social<br />

2) El monto de la p<strong>en</strong>sión<br />

alim<strong>en</strong>ticia para los hijos m<strong>en</strong>ores;<br />

los incapacitados; y,<br />

los discapacitados si hubiere<br />

mérito para ello.<br />

3) La forma cómo se garantizará<br />

la p<strong>en</strong>sión.<br />

4) Distribución de los bi<strong>en</strong>es<br />

comunes.<br />

Arto. 6.- V<strong>en</strong>cido el término<br />

para contestar, el Juez podrá<br />

dictar medidas cautelares<br />

que asegur<strong>en</strong>:….. Asimismo<br />

podrá señalar una p<strong>en</strong>sión<br />

alim<strong>en</strong>ticia provisional para<br />

qui<strong>en</strong>es ti<strong>en</strong><strong>en</strong> derecho a<br />

recibirla.<br />

Arto. 11.- Para la distribución<br />

de los bi<strong>en</strong>es comunes<br />

y <strong>en</strong> lo que los cónyuges no<br />

se pusieron de acuerdo <strong>en</strong> su<br />

distribución, el Juez decidirá<br />

la forma <strong>en</strong> que éstos serán<br />

distribuidos; esta distribución<br />

de bi<strong>en</strong>es la ord<strong>en</strong>ará el<br />

Juez, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta,<br />

<strong>en</strong>tre otros, los sigui<strong>en</strong>tes<br />

criterios: Si exist<strong>en</strong> hijos<br />

comunes m<strong>en</strong>ores, incapacitados<br />

o discapacitados.<br />

Medidas de Empleo Provisión servicios o<br />

b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong><br />

especie<br />

Inc<strong>en</strong>tivos<br />

creación de<br />

empleo o<br />

para la provisión<br />

vía el<br />

mercado


150 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Ley de Responsabilidad<br />

Paterna<br />

y Materna<br />

(2007)<br />

No se reconoce la importancia de la<br />

capacidad de elección de hombres y<br />

mujeres para conciliar TR y TNR de<br />

cuidado, ni se pret<strong>en</strong>de fortalecer los<br />

servicios privados pero si los públicos y<br />

se reconoce el valor del TCNNR:<br />

Artículo 2.- Promoción de la Responsabilidad<br />

Paterna y Materna. A través de los<br />

Poderes del Estado y la administración<br />

de las Regiones Autónomas de la Costa<br />

Atlántica, deberán promover la responsabilidad<br />

paterna y materna.<br />

Para efectos de esta Ley, se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derá<br />

por paternidad y maternidad responsable<br />

el vínculo que une a padres y<br />

madres con sus hijos e hijas, que incluye<br />

derechos y obligaciones, ejercidos de<br />

forma conjunta y responsable <strong>en</strong> el<br />

cuido, alim<strong>en</strong>tación, afecto, protección,<br />

vivi<strong>en</strong>da, educación, recreación y at<strong>en</strong>ción<br />

médica, física, m<strong>en</strong>tal y emocional<br />

de sus hijas e hijos, a fin de lograr su<br />

desarrollo integral.<br />

- A quién le corresponde<br />

la guarda y custodia de los<br />

m<strong>en</strong>ores, incapacitados y<br />

discapacitados.<br />

- El aporte y esfuerzo de cada<br />

uno de los cónyuges para la<br />

adquisición de los bi<strong>en</strong>es comunes,<br />

tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />

además del salario, el trabajo<br />

doméstico.<br />

Arto. 14.- La s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia del<br />

Juez deberá cont<strong>en</strong>er:… 4)<br />

El monto de la p<strong>en</strong>sión para<br />

aquellos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> derecho<br />

a recibirla y su forma de<br />

<strong>en</strong>trega.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

151<br />

Instrum<strong>en</strong>to<br />

jurídico<br />

Código del trabajo<br />

(1996)<br />

Propósito sobre TCNNR B<strong>en</strong>eficios monetarios y<br />

de seguridad social<br />

Artículo 17.- Derecho a la At<strong>en</strong>ción Integral.<br />

Toda niña, niño o adolesc<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e<br />

derecho a ser cuidado por su padre y su<br />

madre. Este derecho compr<strong>en</strong>de no sólo<br />

el derecho a ser reconocido legalm<strong>en</strong>te<br />

por sus prog<strong>en</strong>itores, sino también la<br />

responsabilidad legal de éstos de cuidar,<br />

alim<strong>en</strong>tar, educar, proteger y at<strong>en</strong>der<br />

integralm<strong>en</strong>te a sus hijos e hijas.<br />

Artículo 28.- De la Participación de los<br />

Padres y Madres. Le corresponde al<br />

Estado a través del Ministerio de la Familia;<br />

promover, coordinar y programar<br />

acciones dirigidas a apoyar el desarrollo<br />

de los padres y madres de familia,<br />

para que estos puedan cumplir con su<br />

responsabilidad paterna y materna,<br />

acompañada de políticas de s<strong>en</strong>sibilidad<br />

y relación afectiva sobre la paternidad y<br />

maternidad responsable.<br />

Medidas de Empleo Provisión servicios o<br />

b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong><br />

especie<br />

Inc<strong>en</strong>tivos<br />

creación de<br />

empleo o<br />

para la provisión<br />

vía el<br />

mercado<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos Artículo 139.- En el caso<br />

del trabajo de mujeres<br />

con obligaciones familiares<br />

las leyes, conv<strong>en</strong>ciones<br />

colectivas y reglam<strong>en</strong>tos<br />

internos podrán<br />

prever at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do a las<br />

particularidades de la actividad<br />

laboral, la adopción<br />

de sistemas de jornada<br />

de trabajo reducida o de<br />

tiempo limitado.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos


152 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Arto. 141, establece que<br />

las trabajadoras <strong>en</strong> estado<br />

de gravidez t<strong>en</strong>drán derecho<br />

al reposo durante las<br />

cuatro semanas anteriores<br />

del parto y las ocho posteriores<br />

o a diez <strong>en</strong> caso de<br />

partos múltiples, con goce<br />

de salarios, sin perjuicio<br />

de la asist<strong>en</strong>cia médico<br />

que deb<strong>en</strong> suministrarle<br />

las Instituciones sociales<br />

<strong>en</strong>cargadas de proteger la<br />

maternidad. El período de<br />

reposo será computado<br />

como de efectivo<br />

trabajo para fines de los<br />

derechos por antigüedad,<br />

vacaciones y décimotercer<br />

mes.<br />

Artículo 143.- El empleador<br />

suministrará lugares<br />

adecuados y sillas o asi<strong>en</strong>tos<br />

a disposición de las<br />

trabajadoras lactantes.<br />

En los c<strong>en</strong>tros de trabajo<br />

donde labor<strong>en</strong> más de<br />

treinta mujeres, el empleador<br />

deberá acondicionar<br />

o construir un local<br />

apropiado para que las<br />

trabajadoras puedan amamantar<br />

a sus hijos.<br />

La trabajadora, cuando<br />

esté lactando, dispondrá<br />

<strong>en</strong> los lugares de trabajo<br />

de quince minutos cada<br />

tres horas durante la<br />

jornada de trabajo, para<br />

alim<strong>en</strong>tar a su hijo. Ese<br />

tiempo debe computarse<br />

como de trabajo efectivo.


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

153<br />

Instrum<strong>en</strong>to<br />

jurídico<br />

Ley (No. 627) del<br />

Salario Mínimo<br />

(2007)<br />

Ley G<strong>en</strong>eral de<br />

Salud (2002)<br />

Ley de Prev<strong>en</strong>ción,<br />

Rehabilitación<br />

y<br />

Equiparación de<br />

Oportu-nidades<br />

para las Personas<br />

con Discapacidad<br />

(1995)<br />

Ley de Seguridad<br />

Social<br />

(2005)<br />

Propósito sobre TCNNR B<strong>en</strong>eficios monetarios y<br />

de seguridad social<br />

Medidas de Empleo Provisión servicios o<br />

b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong><br />

especie<br />

Inc<strong>en</strong>tivos<br />

creación de<br />

empleo o<br />

para la provisión<br />

vía el<br />

mercado<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

Solo se pret<strong>en</strong>de fortalecer los servicios<br />

públicos.<br />

Artículo 6.- El Estado impulsará medidas<br />

apropiadas para la prev<strong>en</strong>ción de las<br />

defici<strong>en</strong>cias y las discapacidades<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos b) Brindar at<strong>en</strong>ción y asesorami<strong>en</strong>to<br />

sanitario materno-infantiles<br />

eficaces,<br />

así como asesorami<strong>en</strong>to,<br />

planificación de la familia<br />

y sobre la vida familiar.;<br />

c) Dar educación sobre<br />

nutrición y asist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong><br />

la obt<strong>en</strong>ción de una dieta<br />

apropiada, especialm<strong>en</strong>te<br />

para las madres y los<br />

niños.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos Artículo 88.- El INSS pagará<br />

el 60% del subsidio de descanso<br />

por maternidad, a la<br />

trabajadora asegurada activa<br />

o cesante que acredite dieciséis<br />

cotizaciones semanales<br />

d<strong>en</strong>tro de las últimas treinta<br />

y nueve semanas que precedan<br />

a la presunta fecha del<br />

parto y el empleador aportará<br />

el 40% restante.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos Artículo 91.- Durante los<br />

primeros seis meses de<br />

vida del niño se otorgará<br />

un subsidio de lactancia,<br />

c) Si el hijo(a) es amamantado,<br />

el servicio médico<br />

pediátrico suministrará<br />

productos adecuados para<br />

mant<strong>en</strong>er <strong>en</strong> bu<strong>en</strong> estado<br />

la salud de la madre;<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos


154 Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

Decreto No. 20-<br />

2006. Política de<br />

Protección Especial<br />

a los Niños,<br />

Niñas y Adolesc<strong>en</strong>tes<br />

(2006)<br />

No se reconoce la importancia de la<br />

capacidad de elección de hombres y<br />

mujeres para conciliar TR y TNR de<br />

cuidado, ni se pret<strong>en</strong>de fortalecer los<br />

servicios privados pero si los públicos y<br />

se reconoce el valor del que se comparta<br />

el TCNNR pero no su valor de contribución.:<br />

Responsabilidad Primordial de los Padres<br />

y la Familia<br />

Si no hubiera cumplido los<br />

requisitos de cotización, le<br />

corresponderá al empleador<br />

aportar el 100%, según el<br />

Código del Trabajo. La trabajadora<br />

cesante conservará<br />

este derecho durante veintitrés<br />

semanas posteriores a la<br />

cesantía.<br />

Artículo 89.- El subsidio de<br />

descanso por maternidad<br />

será equival<strong>en</strong>te al 60% de<br />

la remuneración semanal<br />

promedio, calculado <strong>en</strong> igual<br />

forma al señalado para el<br />

subsidio de <strong>en</strong>fermedad y se<br />

otorgará durante las cuatro<br />

semanas anteriores y las<br />

ocho semanas posteriores al<br />

parto, que serán obligatorias<br />

descansar.<br />

d) Si el hijo(a) no es<br />

amamantado, se le dará<br />

prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te leche<br />

de calidad, <strong>en</strong> cantidad e<br />

indicaciones que determine<br />

el Servicio Médico<br />

Pediátrico.<br />

No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos No hay planteami<strong>en</strong>tos


Actualización de perfil de género de <strong>Nicaragua</strong><br />

155<br />

Instrum<strong>en</strong>to<br />

jurídico<br />

Propósito sobre TCNNR B<strong>en</strong>eficios monetarios y<br />

de seguridad social<br />

Los niños, niñas y adolesc<strong>en</strong>tes son<br />

titulares de derechos y corresponde a<br />

los padres y la familia, por sobre cualquier<br />

otra institución de la sociedad, la<br />

responsabilidad primordial <strong>en</strong> el respeto<br />

y protección de estos derechos. La<br />

familia asume, <strong>en</strong>tonces, una serie de<br />

responsabilidades y deberes que son la<br />

contrapartida del derecho primordial<br />

de los niños a vivir <strong>en</strong> familia, pues<br />

este es el medio más adecuado para<br />

su desarrollo integral. A su vez, padre y<br />

madre pose<strong>en</strong> la misma responsabilidad<br />

respecto a su crianza y a garantizar el<br />

desarrollo del niño y la niña y el respeto<br />

de sus derechos.<br />

El Estado debe promover el increm<strong>en</strong>to<br />

de las capacidades de la familia, utilizando<br />

<strong>en</strong>tre otros, las coordinaciones<br />

interinstitucionales e intersectoriales<br />

que facilit<strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>to del rol de<br />

garante que le corresponde <strong>en</strong> la protección<br />

especial.<br />

Deb<strong>en</strong> desarrollarse los mecanismos<br />

que garantic<strong>en</strong> la transmisión de información<br />

a las familias, sobre los distintos<br />

servicios que se ofrec<strong>en</strong>, tanto por parte<br />

del Estado como de la sociedad civil, a<br />

fin de que éstos sean aprovechados por<br />

las familias.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Investigación realizada por la Dra. Katia Suarez, ex-Presid<strong>en</strong>te de ADEMNIC.<br />

Medidas de Empleo Provisión servicios o<br />

b<strong>en</strong>eficios <strong>en</strong><br />

especie<br />

Inc<strong>en</strong>tivos<br />

creación de<br />

empleo o<br />

para la provisión<br />

vía el<br />

mercado


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