Crear las condiciones para vivir experiencias de lectura

Capítulo 2. Los retos de la intervención cultural en materia de lectura
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2.4 Diferenciar la lectura escolar de la promoción
de la lectura
El trabajo escolar marca límites que son definitorios de lo que en la escuela se realiza. Trabajar en
grupo, organizar el trabajo en horarios, planear la clase y evaluar avances de aprendizaje, marcan,
entre otras cosas, la rutina de la escuela.
Delia Lerner (2001) señala que, es un desafío de la escuela incorporar a todos los alumnos a la cultura
de lo escrito, lograr que todos los ex alumnos lleguen a ser miembros plenos de la comunidad de
lectores y escritores, personas que utilizan activa y eficazmente la escritura y/o la lectura para cumplir
diversas funciones socialmente relevantes. En este sentido, sugiere la autora, es necesario distinguir
entre lo real, lo posible y lo necesario en materia de lectura y escritura escolar.
Lo necesario
• Hacer de la escuela una comunidad de lectores y escritores.
• Preservar el sentido del objeto de enseñanza para el sujeto del aprendizaje.
• Asegurar que la lectura y la escritura sean prácticas vivas; preservar en la escuela el sentido que
estas actividades tienen como prácticas sociales.
Lo real
• La tarea es difícil para la escuela porque las prácticas tienen rasgos que obstaculizan su
escolarización.“Son totalidades indisociables que se resisten tanto al análisis como a la
programación secuencial, que aparecen como quehaceres aprendidos por participación e
implican conocimientos implícitos y privados” (Lerner, 2001:29).
Los saberes útiles en el aula son explícitos, públicos y secuenciales
• Los propósitos escolares son diferentes de los que orientan prácticas fuera de la escuela. Se
enfrenta la siguiente paradoja: “Si la escuela enseña a leer y escribir con el único propósito que
los alumnos aprendan a hacerlo, ellos no aprenderán a leer y escribir para cubrir otras finalidades”
(Lerner, 2001:29).
• La inevitable distribución de contenidos en el tiempo parcela el objeto de conocimiento.
• Paradoja: “Si se intenta parcelar las prácticas, resulta imposible preservar su naturaleza y su
sentido para el aprendiz; si no se las parcela, es difícil encontrar una distribución de los contenidos
que permita enseñarlas” (Lerner, 2001:30).
• Hay un conflicto de intereses entre la enseñanza y el control porque la escuela necesita conocer los
resultados de aprendizaje, pero ello lleva a priorizar unos aspectos en detrimento de otros.
• Es desigual la distribución de derechos y obligaciones entre el maestro y los alumnos. Como la
evaluación es privativa del docente, los estudiantes tienen pocas oportunidades para desarrollar
estrategias de autocontrol o autocorrección de sus prácticas.