El Tajo que habló - Calzada de Valdunciel

EL TAJO QUE HABLÓ, pág. 26
Cardenal Cisneros y otros a hacer la Biblia Políglota. Una joya
universal.
Fueron muchos personajes célebres los que contribuyeron a la
expansión y el enriquecimiento del idioma castellano- español. Entre
otros: Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Fernando de Rojas con
La Celestina o el alcalaíno Miguel de Cervantes Saavedra con su obra
universal: Don Quijote de la Mancha. Otro personaje célebre que
influyó mucho a la expansión de nuestro idioma fue Cristóbal Colón y
los que le siguieron en el descubrimiento de América. En América se
ha expandido tanto que en la actualidad, se calcula que ya lo
hablamos unos cuatrocientos millones de personas en el mundo.
He avanzado mucho referente al vocabulario y a los
descubrimientos, pero quiero retornar a algo más sencillo y primitivo
que es referente al título que lleva este relato: El Tajo que habló.
El diccionario nos dice, entre otras definiciones:
TAJO: corte hecho con un instrumento.
TAJO: trozo grueso de madera que afirmado en tres pies sirve para
partir y picar carne.
El tajo que hicieron los primitivos (sin saberlo), era un trozo de
tronco y con un trozo de ramas unido. Cuando lo pusieron patas
abajo también lo empezaron utilizando para partir ramas de árbol u
otras cosas como partir carne o para sentarse en él.
De lo que quiero yo escribir es de una variación de ese tajo, es
el tajo que se utiliza o se utilizó en Castilla- León para sentarse las
personas que es el equivalente al taburete que llaman en otras zonas
de España.
Este tajo (asiento), está formado por una tabla, suele ser
redonda, y tres patas que están metidas en la tabla en unos agujeros
repartidos proporcionalmente a un espacio del borde de la tabla
circular.
Los tajos los hacían los carpinteros- artesanos- de los pueblos.
Para hacerlos empleaban troncos de maderas duras y sanas, sin rajas
ni coqueras como la encina, el fresno o el negrillo-álamo negro-. Las
patas las hacían de ramas de los árboles, también de maderas duras.
El tipo de rama era no muy gruesa y con algo de curva, para que una
vez metidas en la tabla, algo inclinadas hacia fuera, salieran más en
la parte de abajo y fueran más estables. La tabla tenía unos treinta
centímetros de diámetro y tres o cuatro de gruesa. Normalmente la
tabla se cortaba de la testa del tronco, quedando el corazón del árbol
en su centro y se veían los anillos anulares formando círculos, cuando
el carpintero lo había cepillado y limado. Una vez que tenía hechos
los agujeros, para acoplarle las patas, que antes había moldeado, las
Antonio Gordillo Asunción