Kg7l9
Kg7l9
Kg7l9
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El punto de vista de Elena<br />
Mi marido, Guillermo, tiene trastorno<br />
bipolar desde antes de casarnos,<br />
hace 30 años. Realmente siempre lo<br />
ha controlado bien. Ha tomado su<br />
medicación, ha estado sometido a una gran<br />
presión en su trabajo y ha ayudado<br />
a criar a nuestros dos hijos. Pero todo<br />
cambió cuando se jubiló el año pasado.<br />
Dejó de tomar las pastillas, se puso muy<br />
agitado y empezó a hacer planes ridículos y<br />
a comprar cosas que no necesitábamos.<br />
Con el tiempo incluso se fue de casa.<br />
Yo estaba muy preocupada y le echaba<br />
mucho de menos. Todos los miembros de<br />
la familia nos aseguramos de que<br />
Guillermo tuviese el apoyo adecuado del<br />
equipo de psiquiatría. Pero a veces me<br />
preguntaba: “¿Y qué pasa conmigo? ¿Quién<br />
me apoya a mí?” Contacté con un grupo de<br />
apoyo a los familiares de personas con<br />
trastorno bipolar. Sólo el tener alguien con<br />
quien hablar me era un alivio tremendo y<br />
me sirvió para darme cuenta de que nada<br />
de lo que pasaba era culpa mía. Poco a<br />
poco, y con mucho tacto, me las arreglé<br />
para convencer a Guillermo de que volviese<br />
a casa. Es maravilloso tenerle de nuevo<br />
con nosotros. Las cosas todavía son<br />
difíciles, pero están mejorando.<br />
El punto de vista de<br />
Guillermo<br />
Cuando me jubilé, pensé: “Esto es<br />
fantástico. Ahora puedo vivir la vida<br />
que siempre he deseado”. Me compré<br />
un coche más rápido, me mudé a un<br />
lujoso apartamento nuevo, decidí<br />
aprender a tocar el piano y me hice<br />
socio de un club de golf. Seis meses<br />
después me encontré a mí mismo<br />
viviendo solo, rodeado de material<br />
deportivo sin usar y con un piano que<br />
nunca podría tocar ni acabar de pagar.<br />
Debo admitir que me vine abajo. En<br />
ese momento las cosas me parecían<br />
muy sombrías. Afortunadamente, mi<br />
familia fue un apoyo increíble. Cuando<br />
me fui de casa, mis hijas siguieron<br />
pendientes de mí y se aseguraron de<br />
que mantuviese el contacto con el<br />
equipo médico. Después, cuando<br />
empecé a sentirme deprimido, mi<br />
mujer venía a verme y se preocupaba<br />
de que comiera adecuadamente. Con<br />
el paso del tiempo venía a verme tan a<br />
menudo que tenía más sentido para<br />
mí volver a casa. Ahora me voy<br />
encontrando un poco mejor. Estoy muy<br />
agradecido a todos los que me han<br />
ayudado, siento también humildad y<br />
estoy muy avergonzado por todos los<br />
problemas que he causado.<br />
49