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ín, el pelado estaba a las puteadas. Me encaró y me tiró<br />
algo así como “¡vos no sos ningún rude boy!”. Agarré un<br />
chop de cerveza y... se lo partí en la cabeza. <strong>Un</strong>a semana<br />
después murió y me dolió mucho porque no era la forma<br />
en que quería terminar con Luca Prodan. Si hoy todavía<br />
escucho “White Trash” y me emociono...<br />
n a c o g o l d f i n g e r<br />
✜✜ De adolescente, me encantaba la parte reggae de Sumo,<br />
aunque no tanto su costado rockero. Sumo me llevó<br />
directamente al reggae y el ska. Claro que al principio no<br />
tenía acceso a Ernest Rangling o Monty Alexander sino que<br />
escuchaba lo que había. El 2-Tone fue la puerta de acceso<br />
para después pasar a lo que algunos llaman ska jazz, pero<br />
que en realidad es simplemente el ska original. En verdad<br />
el 2-Tone era el híbrido. ¡Si fue Rangling el que inventó el<br />
contratiempo de la guitarra! Pero muchas veces lo más conocido<br />
de un género es también lo más berreta. Por ejemplo,<br />
le he mostrado un disco de Rangling en casa al músico<br />
de jazz Néstor Scaglione, que se fue inmeditamente a buscar<br />
un cassette al auto para que se lo grabara, diciendo que<br />
no sabía que con el reggae se podía tocar así...<br />
m a r c e l o c a r c a c h o a lva r e z g u i ta r r i s ta d e l o s o x i d a d o s<br />
✜✜ El Pollo y Bam Bam, saxo y percusión de los Intocables,<br />
iban en tren de Sáenz Peña a Chacarita para ensayar<br />
en la gloriosa sala de Thames cuando vieron a un<br />
personaje pelado, con campera de cuero, sentado en el<br />
piso del vagón. Comentaron entre ellos lo mal que estaba<br />
este muchacho y cómo le copiaba la onda a Luca. Y<br />
al llegar a la estación, se bajaron con sus instrumentos y<br />
este flaco también. Y de repente escucharon: “¡Hey, hey,<br />
esperen! ¿Ustedes tocan en una banda?” Sólo ahí se dieron<br />
cuenta de que... ¡era Luca! Le respondieron que sí,<br />
que tocaban en una banda de ska y que iban para el ensayo.<br />
Lo invitaron (¡imaginate caer con Luca al ensayo!)<br />
y él les preguntó si habría faso en la sala. Desde ya que<br />
le aseguraron que sí. Luca les preguntó también cómo<br />
se llamaba la banda. Y cuando le dijeron, se sorprendió:<br />
“Qué buen nombre, Doscientos Cables!” Pero Bam Bam<br />
le aclaró: “No, no, Los Intocables”. “Ah... Me gustaba más<br />
Doscientos Cables”. Caminaron un poco más juntos, pero<br />
enseguida Luca paró un taxi, los saludó y se fue.<br />
a r i e l l e v i t b a j i s ta d e l o s i n t o c a b l e s<br />
Con Luca Prodán hablé en dos oportunidades. La pri-<br />
✜✜<br />
mera, en la vieja discoteca Fire, en 1984, mantuvimos una<br />
amena charla durante unos veinte minutos. Era un tipo de<br />
muy buen nivel educativo y, cuando quería, de buenos modales.<br />
La segunda vez que hablé con él fue cuando empecé<br />
a salir con Mónica Stromp, la “rubia tarada” y su amor<br />
imposible (más para ella que para él). Me llamó por teléfono<br />
y me dijo: “Hola, Daniel, soy Luca y tengo algo para<br />
decirte: fuck you”, y me cortó. Igual, ella pensaba todo el<br />
tiempo en él, así que la relación duró sólo dos meses. <strong>Un</strong><br />
día cualquiera, llamo a la agencia de Daniel Grinbank y me<br />
atiende Fernando Moya:<br />
-Hola, Fer, ¿cómo estás?<br />
-Mal, porque se acaba de morir un artista mío.<br />
-¿Quién?<br />
-Luca.<br />
Me quedé frío. Al toque lo llamé al Bahiano y nos fuimos<br />
para el conventillo de la calle México, donde había fallecido<br />
pero ya se lo habían llevado. Por ahí andaban unos<br />
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