ASIMETRÃA CEREBRAL: HEMISFERIO DERECHO Y LENGUAJE ...
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Psicología Conductual, Asimetría Vol. 4, Nº cerebral: 3, 1996, hemisferio pp. 285-305 derecho y lenguaje 285<br />
ASIMETRÍA <strong>CEREBRAL</strong>: <strong>HEMISFERIO</strong> <strong>DERECHO</strong> Y <strong>LENGUAJE</strong><br />
José Barroso 1 y Antonieta Nieto<br />
Universidad de La Laguna<br />
Resumen<br />
La dominancia del hemisferio izquierdo para el lenguaje es un hecho bien establecido.<br />
Esta superioridad no es absoluta. La posible contribución del hemisferio<br />
derecho al procesamiento verbal se ha estudiado desde diferentes perspectivas. En<br />
este artículo se presenta una revisión de la bibliografía al respecto, atendiendo<br />
especialmente a los efectos de las lesiones del hemisferio derecho sobre el lenguaje,<br />
a los estudios con sujetos comisurotomizados y a los realizados con sujetos<br />
neurológicamente normales. Tomados en su conjunto, los datos disponibles apoyan<br />
la idea de que el procesamiento del lenguaje no es competencia exclusiva del<br />
HI. La integridad del HD es necesaria para el procesamiento léxico-semántico y para<br />
una adecuada relación lenguaje-contexto. La definición de la contribución real del<br />
HD es aún una tarea por completar.<br />
PALABRAS CLAVES: asimetría cerebral, hemisferio derecho, lenguaje.<br />
Abstract<br />
The dominance of left hemisphere for language is a well-estabished fact. This<br />
superiority is not absolute. The possible contribution of the right hemisphere to<br />
verbal processing has been studied from different approaches. In this article we<br />
present a review of the literature, with special attention to a) the effects of right<br />
hemisphere damage on language, b) studies with commissurotomized patients and<br />
c) studies with neurologically normal subjects. Taken as a whole, the data support<br />
the idea that language processing is not an exclusive competence of left hemisphere.<br />
The integrity of the right hemisphere is necessary for lexico-semantic processing<br />
and for an adequate relation language-context. The definition of the actual<br />
contribution of the right hemisphere is a work that remains to be done.<br />
KEY WORDS: cerebral asymmetry, right hemisphere, language.<br />
1 Correspondencia: José Barroso. Área de Psicobiología. Facultad de Psicología. Campus de Guajara.<br />
Universidad de La Laguna. La Laguna. 38200. S/C de Tenerife. E-Mail: jbarroso@ull.es<br />
Agradecimientos: Este trabajo ha sido parcialmente posible gracias a la concesión de la Consejería<br />
de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias del Proyecto 93/45.
286 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
Introducción<br />
Una primera mirada a nuestro cerebro nos llevaría a pensar que existe una simetría<br />
derecha-izquierda casi perfecta. De hecho, no es hasta el siglo XIX cuando se<br />
introduce la idea de la existencia de una asimetría cerebral. La primera constatación<br />
de la asimetría funcional cerebral se le atribuye a Paul Broca. En 1861, este autor<br />
localiza un área en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo (HI), que sería responsable<br />
del control del habla, sin equivalencia en el hemisferio derecho (HD). En los<br />
años siguientes, las aportaciones de John Hughlings Jackson, Carl Wernicke, etc.,<br />
completan el cuadro de la dominancia cerebral izquierda para el control del lenguaje.<br />
Mientras tanto, el hemisferio derecho permanece prácticamente inexplorado,<br />
siendo considerado como el hemisferio «subordinado», «menor» o «dominado». El<br />
reconocimiento de unas funciones específicas para este hemisferio se realiza posteriormente,<br />
a partir de los primeros informes sobre déficits en las habilidades espaciales<br />
y musicales producidos por lesiones derechas. A partir de este momento, los<br />
estudios de asimetría cerebral se orientan a la detección de las capacidades específicas<br />
de cada hemisferio y sus interrelaciones. El término dominancia cerebral deja<br />
de utilizarse para referirse a la superioridad absoluta de un hemisferio, pasando a<br />
reflejar, en cada caso, el mayor predominio de un hemisferio frente al otro en el<br />
control de una determinada función. A medida que se avanza en esta línea va<br />
emergiendo la concepción de la especialización hemisférica como un fenómeno<br />
relativo y no absoluto. Desde esta concepción, y situándonos en el campo de la<br />
lateralización del lenguaje, el HI no se contempla actualmente como el único responsable<br />
del procesamiento verbal. Aunque su papel predominante es un hecho<br />
bien establecido, diversos autores han propuesto la existencia de ciertas capacidades<br />
lingüísticas en el hemisferio derecho. El origen de estos informes es diverso. Un<br />
primer grupo lo constituyen los estudios sobre la capacidad del HD para asumir algunas<br />
funciones verbales tras lesión del HI. Los resultados de estos trabajos pueden<br />
considerase como evidencias indirectas sobre una potencialidad del HD para participar<br />
en los procesos verbales en condiciones no patológicas. Evidencias más directas<br />
proceden de estudios específicamente dirigidos al examen de esta capacidad.<br />
Estas investigaciones podemos, a su vez, agruparlas en función del acercamiento<br />
metodológico realizado: el estudio de los efectos de las lesiones del HD sobre el<br />
lenguaje, el examen minucioso de las consecuencias de la sección de las comisuras<br />
cerebrales y el estudio de sujetos neurológicamente normales.<br />
Evidencias indirectas<br />
Las hemisferectomías tempranas constituyen una evidencia clara de la plasticidad<br />
cerebral. Una hemisferectomía izquierda, realizada en los primeros años de vida,<br />
conlleva una reorganización cerebral en la que el HD asume las competencias habitualmente<br />
asociadas al ausente HI. Esta reorganización permite un desarrollo del<br />
lenguaje aparentemente normal. La cuestión planteada es si un hemisferio que puede<br />
llegar a asumir el control neural del lenguaje, no podría tener cierta participación en<br />
el procesamiento lingüístico en condiciones naturales. Hay que señalar que un exa-
Asimetría cerebral: hemisferio derecho y lenguaje 287<br />
men detallado de estos sujetos pone de manifiesto que la capacidad del HD para<br />
asumir las funciones lingüísticas no es completa. El grupo de Dennis ha contrastado<br />
el efecto de hemisferectomías izquierdas y derechas, observando que el desarrollo<br />
del lenguaje no era equivalente en ambos casos. Las principales diferencias se debían<br />
a la dificultad de los hemisferectomizados izquierdos para el procesamiento<br />
sintáctico y fonológico de cierta complejidad (Dennis 1980; Dennis, Lovett y Wiegel-<br />
Crump, 1981; Dennis y Whitaker, 1976). Este tipo de estudios ha estado sometido<br />
a diversas críticas metodológicas relativas a la comparabilidad de los grupos de sujetos,<br />
el procedimiento de examen, etc. (p.ej., Bishop, 1983). En cualquier caso, la<br />
significación de estos datos es difícil de determinar: los sujetos hemisferoctomizados<br />
constituyen una población con una grave y masiva patología, de etiología y curso<br />
diverso. Esto limita la interpretación de los resultados obtenidos, tanto por lo que<br />
respecta a la plasticidad cerebral en general, como a la ontogenia de la especialización<br />
hemisférica, o a las capacidades verbales del hemisferio derecho. Hay que resaltar<br />
que el desarrollo del lenguaje en el HD puede ser también fruto de lesiones<br />
tempranas focales. Así, por ejemplo, Guerreiro, Castro-Caldas y Martins (1995) informan<br />
de una paciente afásica tras lesión temporoparietal derecha. Esta paciente<br />
había sufrido a la edad de dos años una hemiplejía derecha y pérdida del lenguaje<br />
adquirido hasta ese momento. Posteriormente, experimentó una lenta recuperación<br />
de los déficits, alcanzando un nivel normal de lenguaje a los 7 años. El examen de<br />
neuroimagen constató la presencia de un lesión isquémica frontal izquierda antigua,<br />
responsable del episodio infantil y de la consiguiente reorganización de los sistemas<br />
neurales para el control del lenguaje en el hemisferio derecho.<br />
En esta misma línea de evidencias indirectas podemos incluir los estudios con<br />
adultos que han sufrido una lesión izquierda que afecta al área silviana. Un primer<br />
grupo de evidencias lo constituyen los datos sobre la evolución de la afasia global<br />
producida por lesiones masivas del HI. En general, el lenguaje espontáneo se mantiene<br />
prácticamente ausente, aunque con la posibilidad de realizar ciertos<br />
automatismos verbales o emplear sustantivos; la comprensión, aunque muy limitada,<br />
suele experimentar una evolución más positiva, permitiendo la realización de<br />
ciertas tareas de designación o la comprensión de órdenes simples (Cambier, Elghozi,<br />
Signoret y Henin, 1983; Landis, Cummings y Benson, 1980). Dada la destrucción<br />
masiva de las áreas clásicamente vinculadas al lenguaje, esta evolución ha sido atribuida<br />
a la participación del HD. Además, el cuadro es similar al que nos encontramos<br />
en los escasos casos de hemisferectomías izquierdas en adultos que han podido<br />
ser sometidos a un estudio evolutivo: un grave trastorno expresivo, junto a una<br />
evolución positiva de la comprensión auditiva y una cierta capacidad para producir<br />
automatismos orales (Burklund y Smith, 1977).<br />
EL hecho de que el HD pueda contribuir a la recuperación de la afasia se ve<br />
reforzado cuando una segunda lesión en el HD produce un empeoramiento del<br />
cuadro afásico. A favor de esta idea, formulada ya a finales del siglo XIX por W.R.<br />
Gowers, contamos con los informes de Basso, Gardelli, Grassi y Mariotti (1989),<br />
Cambier et al. (1983) o Lee et al. (1984). El grupo de Basso, por ejemplo, estudia<br />
dos pacientes que presentaron una afasia global tras lesión izquierda con una recuperación<br />
parcial posterior. Como consecuencia de una segunda lesión vascular de-
288 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
recha, ambas pacientes sufrieron un importante empeoramiento de sus funciones<br />
verbales. Proponen que la explicación más plausible es que el HD haya asumido<br />
parcialmente las funciones verbales, aunque señalan también que este fenómeno<br />
no debe considerarse como habitual ya que la recuperación de las afasias globales<br />
no suele ser sustancial. Otra línea de evidencias procede de los estudios en los que<br />
se ha anestesiado selectivamente cada hemisferio (Test de Wada). El lenguaje residual<br />
de los pacientes afásicos desaparecía tras la anestesia del HD, sin verse afectado<br />
por la anestesia del HI (Kinsbourne, 1971), de forma especial en aquellos casos<br />
en los que el tiempo transcurrido tras la lesión era mayor (Czopf, 1979). Recientemente,<br />
estudios de la actividad metabólica y electrofisiológica (p.ej., mediante SPECT<br />
o Potenciales Evocados) y trabajos con Estimulación Magnética Transcraneal, han<br />
aportado también datos a favor de la participación del HD en el lenguaje residual de<br />
pacientes afásicos (Cardebat et al., 1994; Coslett y Monsul, 1994; Knopman et al.,<br />
1984; Meyer et al., 1980).<br />
Efectos de lesiones cerebrales unilaterales<br />
Ya hemos señalado que los primeros datos sobre la especialización hemisférica<br />
surgen de la observación de los efectos producidos por las lesiones unilaterales. En<br />
la actualidad continúa siendo una de las principales líneas de investigación sobre<br />
asimetría cerebral. Se trata de contrastar el rendimiento de sujetos con lesiones en<br />
uno u otro hemisferio en determinadas tareas. De esta forma, si las lesiones izquierdas<br />
producen, por ejemplo, una alteración en la producción oral verbal, mientras<br />
que las lesiones derechas no tienen ningún efecto sobre la misma, se puede<br />
concluir que es el hemisferio izquierdo el que controla esa función. Esta metodología,<br />
aparentemente sencilla, entraña una serie de dificultades que se deben, por<br />
un lado, a los complejos efectos de las lesiones cerebrales y, por otro, a la necesidad<br />
de determinar qué aspectos o dimensiones particulares de la función son alterados<br />
por la lesión y cuáles permanecen indemnes (Barroso, 1994). En el caso que<br />
nos ocupa, las lesiones del HI son las que producen alteraciones evidentes en la<br />
comprensión y/o producción del lenguaje que, en algunos casos, conforman los<br />
grandes síndromes afásicos. Por el contrario, cuando la lesión se localiza en el HD<br />
se ha considerado, tradicionalmente, que no tiene efecto alguno sobre el lenguaje,<br />
a excepción de una alteración en la prosodia. Ahora bien, aunque los importantes<br />
trastornos que se producen en el lenguaje tras lesiones del HI están ausentes cuando<br />
la lesión afecta al HD, un examen del procesamiento del material lingüístico en<br />
sujetos con lesiones derechas ha puesto de manifiesto la existencia de ciertas alteraciones.<br />
Los primeros estudios se sitúan en la década de los sesenta, destacando los realizados<br />
por Jon Eisenson (1962). Este autor examina la ejecución de sujetos con lesión<br />
del HD (LHD) en diversas tareas (definición de palabras, selección de palabras<br />
de acuerdo a una definición dada, completar frases) observando un rendimiento<br />
inferior al del grupo control (sujetos normales emparejados en edad y escolarización).<br />
Otros trabajos pioneros informaron también de desórdenes en el lenguaje en sujetos<br />
con LHD en tareas de denominación, escritura y lectura (Critchley, 1962;
Asimetría cerebral: hemisferio derecho y lenguaje 289<br />
Kinsbourne y Warrington, 1962; Marcie, Hécaen, Dubois y Angelergues, 1965;<br />
Weinstein y Keller, 1963).<br />
R. Lesser realiza el primer estudio sistemático de la comprensión verbal en pacientes<br />
con LHD observando una alteración en las tareas léxico-semánticas, junto a<br />
la preservación de las fonológicas y sintácticas (Lesser, 1974). Ahora bien, la lesiones<br />
derechas pueden ir acompañadas de alteraciones visoperceptivas y visoespaciales<br />
que pueden ser la causa de los errores cometidos por estos pacientes. Por otro lado,<br />
la dificultad para controlar adecuadamente el deterioro intelectual general de los<br />
pacientes, es un impedimento importante para la extracción de conclusiones. De<br />
hecho, la presencia de negligencia unilateral, un cierto deterioro mental, una alteración<br />
de las capacidades atencionales, una tendencia a la perseveración y a la rigidez,<br />
son factores que se han citado como relacionados con estos resultados. A este<br />
respecto, es de destacar la serie de trabajos realizados por el grupo de Gainotti,<br />
atendiendo especialmente al control de las variables mencionadas y utilizando tareas<br />
diversas: seleccionar entre varios dibujos el correspondiente a la palabra estímulo,<br />
la cual puede presentarse escrita (comprensión lectora) o ser leída por el examinador<br />
(comprensión auditiva); decidir si dos sílabas sin sentido leídas por el examinador<br />
eran iguales o diferentes; dar el nombre correspondiente a una serie de<br />
representaciones pictóricas de objetos. En este último caso, los errores se clasificaban<br />
según su naturaleza, así, por ejemplo, la respuesta «pera» al dibujo de una<br />
«manzana» se consideraba un error semántico, la respuesta «pelota» era considerada<br />
como error visual, y responder «melocotón» se clasificaba como error<br />
visuosemántico. Los resultados de sus investigaciones han demostrado que los pacientes<br />
con LHD rinden significativamente peor que los sujetos de control,<br />
neurológicamente normales, en las tareas de discriminación semántica-léxica, no<br />
cometen un mayor número de errores fonémicos, ni tienen afectada la ejecución en<br />
la discriminación de sílabas sin sentido. Tienden, además, a cometer un número mayor<br />
de errores cuando se emplea la modalidad auditiva para la presentación de los estímulos.<br />
En la tarea de denominación por confrontación visual, los sujetos con LHD<br />
sin deterioro cognitivo rinden peor que los sujetos control cuando se atiende a los<br />
errores semánticos y visuosemánticos, mientras que no hay diferencias entre ambos<br />
grupos al considerar los errores visuales. Los autores interpretan sus resultados como<br />
una confirmación de que las LHD producen un déficit lingüístico selectivo a nivel<br />
léxico-semántico. A pesar de ello, Gainotti y colaboradores señalan la posibilidad de<br />
que un trastorno cognitivo de carácter leve, no detectado mediante los instrumentos<br />
usados para evaluar el deterioro mental, pueda contribuir a las alteraciones<br />
semánticas del grupo de LHD considerado como «no deteriorado» (Gainotti,<br />
Caltagirone, Miceli y Masullo, 1981; Gainotti, Caltagirone y Miceli, 1983).<br />
Chiarello y Church (1986) observan también una alteración específica de los<br />
sujetos con LHD en una tarea de juicios de similitud semántica, junto a un buen<br />
rendimiento en tareas de rima. Estos resultados no son, según sus autores, atribuibles<br />
a un deterioro mental subclínico, y son interpretados como evidencia de una implicación<br />
bihemisférica para algunos aspectos del procesamiento léxico-semántico. De<br />
forma similar, Joanette y Goulet (1986) encuentran una reducción en la fluidez verbal<br />
de los pacientes LHD ante consignas semánticas, independiente de la localiza-
290 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
ción frontal-no frontal de la lesión. Se ha informado también de déficits para apreciar<br />
relaciones de antonimia entre palabras (Gardner, Silverman, Wapner y Zurif,<br />
1978); una preferencia por el componente denotativo frente al connotativo<br />
(Brownell, Potter, Michelow, y Gardner, 1984), y una dificultad para interpretar significados<br />
alternativos de las palabras (Brownell et al., 1990). Sin embargo, otros<br />
trabajos no han puesto de manifiesto la posible participación del HD en el procesamiento<br />
semántico (Goulet, Joanette, Cagnon y Sabourin, 1989; Sabourin, Goulet<br />
y Joanette, 1988; Wilkins y Moscovitch, 1978). Las discrepancias entre estudios<br />
pueden deberse, al menos parcialmente, a diferencias metodológicas relacionadas<br />
con el tipo de sujeto o con el tipo de tarea y procedimiento. En cualquier caso, a<br />
la hora de valorar los déficits encontrados hay que tener presente si no pueden<br />
estar relacionados con la presencia de una disfunción frontal, de déficits<br />
visuoperceptivos, o de un deterioro intelectual general. Por otro lado, hay que señalar<br />
que los trastornos encontrados pudieran, en algunos casos, ser atribuibles a<br />
un efecto no específico de la lesión. Esto no descartaría, siguiendo a Joanette, Goulet<br />
y Hannequin (1990), la participación del HD en los procesos léxico-semánticos, sino<br />
que enfatiza la complejidad de tales procesos. De hecho, estos autores, tras una<br />
extensa revisión al respecto, llegan a la conclusión de que la hipótesis de una contribución<br />
específica léxico-semántica del HD es plausible, aunque requiere todavía<br />
un mayor estudio.<br />
En los últimos años, se ha prestado un especial interés al papel del HD en el<br />
establecimiento de las relaciones entre el lenguaje y el contexto en que es usado.<br />
Así, por ejemplo, en un análisis del discurso de estos pacientes se ha observado una<br />
dificultad para organizar o comprender un relato, para inhibir respuestas tangenciales<br />
y confabulatorias, así como para extraer la «moraleja» en una «fábula» o trabajar<br />
con inferencias (Beeman, 1993; Brownell, Potter, Bihrle y Gardner, 1986; Gardner,<br />
Brownell, Wapner y Michelow, 1983). Tienen dificultades para organizar frases en<br />
una historia coherente (Delis, Wapner, Gardner y Moses, 1983), así como para reconocer<br />
y beneficiarse de la presencia de frases temáticas explícitas en las narraciones<br />
(Schneiderman, Murasugi y Saddy, 1992). Se han observado también déficits en la<br />
adecuada comprensión de demandas indirectas en función del contexto (Stemmer,<br />
Giroux y Joanette, 1994; Weylman, Brownell, Roman y Gardner, 1989), en la comprensión<br />
del humor y del lenguaje no literal en general (metáforas, ironía, sarcasmo)<br />
(Bihrle, Brownell, Powelson y Gardner, 1986; Kaplan, Brownell, Jacobs y Gardner,<br />
1990), junto a una capacidad preservada para el procesamiento de historias o de<br />
conversaciones que siguen una forma canónica (Rehak, Kaplan y Gardner, 1992;<br />
Rehak et al. 1992).<br />
Contamos, por tanto, con numerosas evidencias a favor de una contribución del<br />
HD al procesamiento verbal aunque la naturaleza de la misma no está aún bien<br />
definida. El desafío actual es, por un lado, sistematizar la descripción de los aspectos<br />
alterados y preservados en estos pacientes, desde los niveles más simples a los<br />
más complejos. Por otro, intentar avanzar en la relación entre las características del<br />
déficit y la lesión responsable. Desde estas perspectivas será más factible definir la<br />
naturaleza de las alteraciones descritas y, consecuentemente, de la contribución del<br />
HD.
Asimetría cerebral: hemisferio derecho y lenguaje 291<br />
Efectos de la desconexión interhemisférica<br />
El estudio de sujetos a los que se les ha seccionado algunas de las comisuras<br />
cerebrales ha tenido una gran relevancia en el campo de la especialización hemisférica.<br />
La comisurotomía (sección de las comisuras cerebrales que interconectan ambos<br />
hemisferios), es una intervención poco frecuente. Se acude a ella en pacientes epilépticos,<br />
con el objetivo clínico de evitar la propagación interhemisférica de la actividad<br />
epileptógena, una vez que ha fracasado el tratamiento farmacológico y dada<br />
la inconveniencia de la ablación unilateral. Philip Vogel y Joseph Bogen realizaron<br />
las primeras comisurotomías radicales en pacientes epilépticos, incluyendo la sección<br />
completa del cuerpo calloso y de la comisura anterior. Ello permitió la obtención<br />
de la primera serie de pacientes con cerebro dividido o split brain, que fueron<br />
estudiados por Roger Sperry y su grupo. El desenvolvimiento de los pacientes en su<br />
vida diaria no se vio significativamente afectado. Sin embargo, cuando se examina<br />
cada uno de los hemisferios independientemente, los efectos de la comisurotomía<br />
quedan patentes. La posibilidad de realizar este examen viene dada por la ausencia<br />
de comisuras, que impide que la información que recibe un hemisferio sea accesible<br />
al otro. El problema reside en conseguir restringir la información al hemisferio deseado.<br />
Para ello, mediante el análisis de la organización de las vías correspondientes<br />
a cada modalidad sensorial, se han diseñado procedimientos para la presentación<br />
de los estímulos que posibilitan que el input sensorial sea recibido exclusivamente<br />
por uno de los hemisferios (lateralización de estímulos). En la modalidad visual, se<br />
presenta el estímulo en el campo visual contralateral al hemisferio deseado. Así,<br />
dada la organización de las hemirretinas y las vías sensoriales, la información presentada<br />
en el campo visual derecho (CVD) se proyecta en la corteza estriada del HI,<br />
mientras que la presentada en el campo visual izquierdo (CVI) será recibida en el<br />
HD. Este tipo de presentación debe cumplir con una serie de requisitos relativos al<br />
tiempo de exposición, grado de excentricidad y control de la fijación de la mirada.<br />
Para la presentación de estimulación auditiva se emplea, mayoritariamente, la técnica<br />
de escucha dicótica, esto es, la presentación simultánea de estímulos a ambos<br />
oídos. Aunque de cada oído parten vías ipsi y contralaterales, la estimulación simultánea<br />
inhibe las vías ipsilaterales. De esta forma, cada hemisferio recibe el «input»<br />
presentado en el oído contralateral. Es posible también lateralizar información táctil<br />
mediante la presentación de los estímulos en la mano contralateral al hemisferio<br />
objeto de estudio. En esta modalidad, la información necesaria para la identificación<br />
de un objeto precisa de la exploración activa del mismo (tacto ligero) y es transmitida<br />
por el sistema contralateral lemniscal interno. A este respecto, y a la hora de<br />
interpretar los resultados, es importante tener en cuenta la existencia del sistema<br />
espinotalámico, relacionado con el tacto pasivo, que posee algunas conexiones<br />
ipsilaterales. Lógicamente, es posible hacer combinaciones de procedimientos para<br />
lateralización de estímulos de diferentes modalidades sensoriales. Finalmente, y en<br />
relación con la respuestas manuales de los sujetos, señalar que el control de los<br />
movimientos distales es también contralateral. En resumen, los diferentes procedimientos<br />
descritos permiten examinar el funcionamiento de cada hemisferio independientemente.<br />
De esta forma, si un hemisferio aislado puede realizar correcta-
292 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
mente una tarea, mientras que el hemisferio contrario no es capaz de ello, tendremos<br />
una considerable evidencia sobre la importancia de la relación entre esa tarea<br />
y el hemisferio que se trate.<br />
Tal como hemos señalado anteriormente, este acercamiento ha sido clave en el<br />
estudio de la asimetría cerebral. A pesar de ello, las limitaciones inherentes al estudio<br />
de los sujetos comisurotomizados obligan a mantener cierta cautela a la hora de<br />
contemplar sus resultados como definitivos (Barroso, 1994). Por un lado, se trata de<br />
sujetos con características muy particulares y que, además, forman una población<br />
reducida y poco homogénea. Por otro lado, el grado de aislamiento de cada hemisferio<br />
a largo plazo es aún tema de debate. Finalmente, la desconexión interhemisférica<br />
hace desaparecer, o altera significativamente, los procesos de interacción hemisférica<br />
característicos de un cerebro intacto. En resumen, aunque estos sujetos nos brindan<br />
una oportunidad única para estudiar el funcionamiento de cada hemisferio, debemos<br />
tener presente las limitaciones comentadas a la hora de valorar los datos obtenidos<br />
mediante su estudio.<br />
Por lo que al lenguaje se refiere, la especialización del HI quedó patente desde<br />
los primeros estudios. Así, por ejemplo, al proyectar el dibujo de un objeto en el<br />
CVD-HI, el sujeto nombraba y describía el objeto. Si la proyección se realizaba sobre<br />
el CVI-HD, el sujeto no podía referirse verbalmente a ella. No se trataba de un problema<br />
de percepción o reconocimiento, ya que al mostrarle después varios objetos<br />
podía elegir correctamente el que se correspondía con el dibujo, o bien elegirlo<br />
mediante el tacto (mano izquierda) entre varias alternativas. El problema residía, por<br />
tanto, en la incapacidad para referirse verbalmente a lo percibido por el HD aislado.<br />
Usando la modalidad táctil o auditiva para la presentación lateralizada, los resultados<br />
fueron en la misma línea. En resumen, los sujetos se mostraban «afásicos» y<br />
«agráficos» cuando la información se proyectaba al HD, sin acceso a los centros del<br />
lenguaje del HI; cuando la información se lateralizaba al HI, mostraban tener una<br />
capacidades verbales aparentemente intactas. Estos resultados vienen a abundar en<br />
la dominancia izquierda para el lenguaje. Posteriormente, comenzaron a reunirse<br />
datos que ponían de manifiesto que el HD podía tener una cierta participación en<br />
el lenguaje. Estos datos proceden, por un lado, del examen en condiciones «normales»<br />
de la competencia lingüística de los sujetos comisurotomizados y, por otro, del<br />
empleo de las técnicas ya mencionadas que permiten la lateralización de información<br />
a cada hemisferio.<br />
Cuando se interactúa verbalmente con un comisurotomizado, o cuando se le<br />
administra una serie de pruebas para evaluar sus habilidades lingüísticas, se asume<br />
que se está interactuando con el HI del paciente. Los posibles déficits pueden ser<br />
atribuidos a la ausencia de la contribución del HD a la comunicación verbal. Administradas<br />
en estas condiciones de «campo libre», las pruebas clásicas para la evaluación<br />
de la afasia no ponen de manifiesto alteraciones. Sin embargo, cuando se realizan<br />
exámenes más minuciosos se observa la presencia de ciertos déficits. Se apreció<br />
un empobrecimiento crónico de la descripción verbal de la experiencia emocional<br />
personal, trastornos en la comprensión lectora y déficits en la interacción conversacional.<br />
Mediante tareas similares a las utilizadas con los sujetos con lesiones<br />
unilaterales, se detectaron problemas para comprender metáforas, para la compren-
Asimetría cerebral: hemisferio derecho y lenguaje 293<br />
sión adecuada de demandas indirectas en un contexto dado, o para reconocer la<br />
entonación emocional. En general, se trata de problemas relacionado con el uso del<br />
lenguaje en el contexto (Zaidel, 1990), en línea con los resultados comentados en el<br />
apartado dedicado a los sujetos con lesiones unilaterales derechas. Sin embargo,<br />
hay que señalar que existe una importante variabilidad interindividual. Así, por ejemplo,<br />
L.B., uno de los pacientes estudiados por Zaidel, no presentó problemas en las<br />
tareas de metáforas verbales, comprensión de narraciones y realización de inferencias<br />
a partir de un texto. Tanto L.B. como los restantes sujetos comisurotomizados<br />
estudiados por este autor parecen comprender el humor correctamente y hacen uso<br />
del mismo en la conversación, utilizan proverbios de forma apropiada y sus gestos<br />
y entonación son normales. A partir de estas observaciones, Zaidel concluye que<br />
algunas funciones que son deficitarias tras lesiones derechas no parecen verse afectadas<br />
por la desconexión interhemisférica, lo cual podría indicar que se trata de<br />
funciones especialmente sensibles a un mal funcionamiento de la interacción interhemisférica<br />
ocasionado por el daño cerebral unilateral.<br />
La mayor fuente de datos sobre la posible participación del HD en el procesamiento<br />
del lenguaje ha sido el análisis de la competencia de cada hemisferio en<br />
condiciones de lateralización de la información. Algunos de los primeros estudios ya<br />
pusieron de manifiesto la existencia de ciertas, aunque limitadas, capacidades verbales<br />
en el HD. Los trabajos de Gazzaniga a comienzos de los años 70 constituyen<br />
un ejemplo de estos primeros acercamientos mediante presentación taquistoscópica<br />
(ver. p.ej., Gazzaniga y Hillyard, 1971). Cuando el nombre de un objeto se presentaba<br />
en el CVI-HD el paciente era incapaz de nombrarlo, pero podía seleccionar el<br />
objeto correspondiente con su mano izquierda. En otros casos, se utilizaron representaciones<br />
pictóricas. Así, por ejemplo, al proyectar al HD el dibujo de un niño, el<br />
sujeto, aun cuando decía no haber visto nada, era capaz de seleccionar entre varias<br />
tarjetas la que contenía escrita la palabra «niño», o reaccionar cuando el examinador<br />
decía la palabra adecuada entre varias alternativas. Sin embargo, si se presentaba<br />
una escena, por ejemplo, un niño besando a una niña, los pacientes eran incapaces<br />
de elegir entre dos frases cuál se correspondía con la escena: «el niño besa a<br />
la niña» o «la niña besa al niño». Utilizaron también frases en voz pasiva, frases en<br />
futuro vs. presente, en singular vs. plural. En todos los casos, los aciertos del HD no<br />
superaron lo esperable por azar. Por el contrario, tenía una ejecución casi perfecta<br />
cuando debía decidir si la escena estaba representada por una frase afirmativa o<br />
negativa. En función de estos resultados, Gazzaniga concluye que el HD es capaz<br />
de reconocer nombres de objetos, pero carece de habilidades para reconocer relaciones<br />
sujeto-verbo-complemento, para distinguir entre tiempos verbales o entre<br />
formas singulares y plurales; sin embargo, el HD tiene una capacidad notable para<br />
discernir entre afirmación-negación.<br />
Posteriormente, Zaidel y colaboradores han aportado evidencias de una mayor<br />
capacidad lingüística del hemisferio derecho. Sus trabajos han estado especialmente<br />
centrados en la evaluación de dos pacientes, L.B. y N.G. que habían sido sometidos<br />
a una comisurotomía completa. Por lo que respecta a la técnica para el examen<br />
de cada hemisferio, Zaidel utiliza una alternativa al procedimiento habitual para<br />
la lateralización de la información visual. Consiste en un sistema de lentes que,
294 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
mediante un ingenioso sistema óptico, impide la visión de una hemirretina. Este<br />
procedimiento tiene la ventaja de permitir la libre exploración de los estímulos, superando<br />
así las limitaciones de la presentación taquistoscópica en cuanto al tipo de<br />
tareas y estímulos que pueden utilizarse (Zaidel, 1977). El tipo de tareas utilizadas<br />
por Zaidel es considerablemente amplio, evaluando mayoritariamente aspectos relacionados<br />
con la comprensión del lenguaje. Así, por ejemplo, en algunos casos se<br />
pide a los pacientes que señalen con su mano izquierda cuál de los dibujos presentados<br />
al HD se corresponde con una palabra (pronunciada por el examinador o presentada<br />
por escrito junto a los dibujos), en otros casos deben elegir los dibujos que<br />
representan palabras que riman, o bien se les presenta una palabra escrita junto a<br />
varios dibujos pidiéndole que elija aquél cuyo nombre rima con la palabra dada, etc.<br />
De esta forma se examina, por ejemplo, la capacidad del HD para comprender una<br />
palabra oída o escrita, la capacidad para evocar la «imagen sonora» a partir de una<br />
representación pictórica de un objeto o a partir de la correspondiente secuencia de<br />
grafemas. Mediante otras tareas se ha examinado la capacidad del HD para comprender<br />
determinadas categorías gramaticales y estructuras sintácticas, o para establecer<br />
relaciones semánticas de sinonimia, pertenencia a una categoría dada, etc. A<br />
partir de los resultados de sus diversos estudios Zaidel propone que el HD tiene una<br />
buena capacidad para comprender el lenguaje auditiva y visualmente, aunque su<br />
léxico auditivo es superior al visual; puede realizar tareas de decisión léxica con<br />
nombres concretos pero no con nombres abstractos, siendo su nivel de precisión<br />
siempre menor al del HI; puede comprender no sólo nombres sino también verbos<br />
y adjetivos, además de diversas categorías gramaticales (género, número, etc.); posee<br />
cierta capacidad para procesar estructuras sintácticas simples, limitada por su déficit<br />
en memoria verbal a corto plazo; comprende la relación sujeto-complemento, tanto<br />
en voz activa como pasiva. Según Zaidel, el hemisferio derecho no puede construir<br />
la imagen fonológica de una palabra escrita, extrae su significado sin mediar<br />
recodificación o representación fonológica, es decir, sin realizar una codificación<br />
grafema-fonema, posiblemente a través de reglas visuales ortográficas o<br />
ideográficamente. De manera similar, la comprensión auditiva parece ser de tipo<br />
acústico y no fonético. Partiendo de estos resultados concluye que el hemisferio<br />
derecho tiene un rico sistema léxico-semántico, junto a unos sistemas sintácticos y<br />
fonológicos reducidos, sin ningún tipo de mecanismo fonético. Señala, además, que<br />
la organización semántica del léxico es diferente en cada uno de los hemisferios<br />
(p.ej. Eviatar, Menn y Zaidel, 1990; Eviatar y Zaidel, 1991; Zaidel, 1977, 1983, 1990;<br />
Zaidel y Peters, 1981).<br />
Frente a estas conclusiones, Gazzaniga y colaboradores mantienen un planteamiento<br />
diferente que ha dado lugar a diversas polémicas. Para este autor, las capacidades<br />
lingüísticas del hemisferio derecho en los comisurotomizados están sobrevaloradas<br />
y basadas en un conjunto no representativo de pacientes. Las capacidades<br />
demostradas en la mayoría de los sujetos comisurotomizados son, según su<br />
valoración, muy rudimentarias (Gazzaniga, 1983a,b; Gazzaniga, Smylie y Baynes,<br />
1984). Además, los casos más espectaculares, los pacientes conocidos como P.S. y<br />
V.P., han experimentado una considerable evolución desde la intervención quirúrgica<br />
hasta alcanzar niveles de habla expresiva y escritura en el HD (Gazzaniga et al.,
Asimetría cerebral: hemisferio derecho y lenguaje 295<br />
1979; Gazzaniga et al., 1982). Según estos autores, la razón de esta evolución y del<br />
alto nivel lingüístico alcanzado por el hemisferio derecho reside en el desarrollo de<br />
una especial habilidad para establecer comunicación entre los dos hemisferios, estableciendo<br />
vías alternativas para la interacción interhemisférica. Esta capacidad puede<br />
haberse desarrollado igualmente en otros pacientes. Finalmente, si se acude a<br />
realizar una comisurotomía es, precisamente, porque existe algún tipo de patología<br />
cerebral. Una patología extracallosa y temprana en el HI habría propiciado el desarrollo<br />
de unas habilidades lingüísticas en el HD, y serían estas habilidades «anormales»<br />
las puestas de manifiesto tras la comisurotomía. Según Gazzaniga, por tanto,<br />
las capacidades detectadas en los comisurotomizados no pueden generalizarse a la<br />
población normal, en la que el HD carecería de capacidad lingüística. La argumentación<br />
de Gazzaniga no puede, sin embargo, dar cuenta de todos los resultados<br />
comentados. En primer lugar, el procedimiento de lateralización empleado por Zaidel<br />
permite, gracias al uso de las lentes «Z», una exploración libre y sin restricciones de<br />
la información presentada en el campo visual izquierdo y, por consiguiente, el uso<br />
de una gran diversidad de estímulos y tareas que posibilitan un examen en mayor<br />
profundidad. En segundo lugar, los pacientes a las que se refiere Gazzaniga (P.S. y<br />
V.P, de la serie de Cornell) no son en los que Zaidel basa sus conclusiones. Tanto P.S.<br />
como V.P. pueden considerase excepciones dentro de la población de comisurotomizados<br />
ya que han desarrollado un nivel de habla importante en el HD. En ambos<br />
casos la sección no incluyó la comisura anterior. En P.S. existía una lesión temporal<br />
izquierda temprana y en V.P. se presume también la existencia de daño temprano en<br />
el HI. Por lo que respecta a los sujetos estudiados por el grupo de Zaidel, ya hemos<br />
señalado que se trata de pacientes de la serie de California; de entre ellos ha estudiado<br />
de forma especial a L.B. y N.G., que han sufrido una sección completa del<br />
cuerpo calloso, comisura anterior y comisura hipocampal. El interés de estos pacientes<br />
reside en que son los que presentan un menor daño extracalloso y, en ningún<br />
caso, lesión sustancial del HI. La revisión realizada por el propio grupo de Gazzaniga<br />
de las historias clínicas de estos pacientes, no ha detectado ningún factor crítico<br />
que pueda ser responsable de la presencia de una reorganización del lenguaje en el<br />
HD (Gazzaniga, Nass, Reeves y Roberts, 1984). De hecho, en el caso de N.G. los<br />
signos preoperativos indicaban la presencia de una lesión derecha. Ninguno de estos<br />
pacientes, además, ha desarrollado capacidades de producción de habla por parte<br />
del HD. Por tanto, las capacidades lingüísticas demostradas por el HD de estos y<br />
similares sujetos comisurotomizados deben ser tomadas en consideración, aunque<br />
mantengamos las debidas precauciones a la hora de realizar generalizaciones desde<br />
una población con tales características. En cualquier caso, tal y como el propio Zaidel<br />
señala, los límites precisos de las capacidades verbales del hemisferio derecho son<br />
desconocidos aún y el estudio de una única población no puede aportar todos los<br />
datos necesarios para su esclarecimiento.<br />
Evidencias a partir de estudios con sujetos neurológicamente normales<br />
Algunas de las técnicas de lateralización de estímulos, diseñadas para el examen<br />
de los comisurotomizados, pueden también utilizarse con sujetos neurológicamente
296 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
normales. Entre los diferentes procedimientos, las técnicas taquistóscopicas son las<br />
de mayor uso. La presentación durante un breve tiempo del estímulo visual en un<br />
hemicampo visual nos permite proyectar la información a un hemisferio determinado.<br />
Ahora bien, las comisuras cerebrales permanecen intactas en estos sujetos, por<br />
tanto, la información puede transferirse vía cuerpo calloso al otro hemisferio. Las<br />
diferencias entre las presentaciones en cada campo visual pueden deberse, por un<br />
lado, a la necesidad de transmitir la información de un hemisferio a otro cuando ha<br />
sido recibida por el hemisferio que no dispone de los mecanismos necesarios para<br />
procesarla. En ese caso, se producirían mayores tiempos de reacción y/o errores en<br />
el procesamiento de los estímulos que deben ser transferidos, en comparación con<br />
los recibidos directamente. Sin embargo, algunos autores proponen que la transmisión<br />
transcallosa es lo suficientemente rápida y precisa como para poder explicar la<br />
existencia de diferencias entre las presentaciones lateralizadas. En este caso, los resultados<br />
deben interpretarse en términos de las diferentes capacidades de procesamiento<br />
de cada hemisferio, esto es, cada hemisferio procesa la información recibida<br />
con un cierto nivel de eficacia y las diferencias, si se producen, se deben a las distintas<br />
capacidades de los hemisferios para el tratamiento de la información o tarea de<br />
que se trate. Zaidel (1985) señala que estas dos posibilidades pueden ser consideradas<br />
como los extremos de un continuo teórico, en el que los dos hemisferios<br />
interaccionan, en mayor o menor medida, para la realización de una tarea determinada.<br />
Con ciertos planteamientos metodológicos, podemos intentar diferenciar en<br />
cuál de las posibilidades se sitúan nuestros resultados. Así, por ejemplo, la transmisión<br />
callosa pudiera verse afectada por factores relacionados con la calidad de la<br />
información a transmitir (p.ej., tamaño de los estímulos, calidad gráfica, longitud y<br />
familiaridad, etc.), pero no por el contenido verbal de los estímulos (p.ej., palabras<br />
concretas frente a abstractas). Sin embargo, si manipulando factores relacionados<br />
con el propio contenido/naturaleza de la información verbal observamos algún efecto<br />
sobre la diferenciación entre campos, se favorece la interpretación de las diferencias<br />
observadas como un reflejo de las capacidades de cada hemisferio.<br />
Dada la dominancia del HI para el procesamiento lingüístico, es de esperar que<br />
las presentaciones lateralizadas de material verbal produzcan una ventaja del CVD,<br />
esto es, del material proyectado al HI. Si bien este es el resultado que, efectivamente,<br />
solemos encontrar, diversos factores pueden hacer desaparecer esta superioridad<br />
del CVD-HI o, incluso, invertirla. Un primer grupo de factores están relacionados<br />
con los aspectos sensoriales /perceptivos. Así, por ejemplo, Gibson, Dimond y<br />
Gazzaniga (1972) pidieron a los sujetos que realizasen un juicio «igual-diferente»<br />
entre pares de palabras, la primera presentada en visión libre (no lateralizada y durante<br />
varios segundos) y la segunda lateralizada a un hemisferio determinado, utilizando<br />
tiempos de exposición muy breves, de tan sólo 40 milisegundos. Los sujetos<br />
respondían con mayor precisión cuando las palabras fueron presentadas en el CVI-<br />
HD. Resultados similares se han obtenido en otras tareas de identificación con la<br />
utilización de tipos de letras complejas o inusuales (Bryden y Allard, 1976), estímulos<br />
muy similares perceptivamente (Jonides, 1979), o la degradación del estímulo<br />
mediante enmascaramiento (Polich, 1978). La manipulación de la estrategia utilizada<br />
por los sujetos para realizar la tarea puede también modificar la dirección de las
Asimetría cerebral: hemisferio derecho y lenguaje 297<br />
diferencias entre los campos visuales. Niederbhul y Springer (1979) obtienen una<br />
superioridad del CVD-HI cuando se le instruye a los sujetos para que utilicen una<br />
estrategia de tipo verbal y una ventaja del CVI-HD al pedir la utilización de una<br />
estrategia basada en la forma del estímulo. En nuestro laboratorio hemos obtenido<br />
una ventaja del CVD cuando la tarea primaba la utilización de un procesamiento<br />
analítico, junto a una desaparición de las diferencias cuando se demandaba un procesamiento<br />
holístico-espacial (Barroso y Nieto, 1986). En ocasiones, aunque haya<br />
una clara superioridad del CVD, el análisis del tipo de error cometido para los estímulos<br />
proyectados a cada hemisferio puede resultar también revelador. En esta línea,<br />
Pirozzolo y Rayner (1977) observaron que para las presentaciones del CVI los<br />
errores eran predominantemente visuales.<br />
En los estudios de asimetría cerebral en procesos de decisión léxica (decidir si<br />
una secuencia de letras es una palabra) y de naming, no es frecuente la manipulación<br />
de variables que afecten a la calidad sensorial del estímulo. Aunque algunos<br />
autores han obtenido ventajas del CVI manipulando factores como el tiempo de<br />
exposición y el tamaño del estímulo (Bradshaw, Hicks y Rose, 1979; Pring, 1981), el<br />
resultado mayoritario es la permanencia de la ventaja del CVD (Babkoff, Genser y<br />
Hegge, 1985; Chiarello, Senehi y Soulier, 1986; Regard, Landis y Graves, 1985; Young<br />
y Bion, 1980). Por tanto, si bien algunos autores defienden la influencia de este tipo<br />
de factores sobre las diferencias observadas entre las presentaciones a uno u otro<br />
hemisferio (Sergent, 1983, 1984), su relevancia no parece ser tal en tareas léxicas<br />
(Chiarello, 1988). Si parecen relevantes, por el contrario, variables como la orientación<br />
del estímulo (horizontal vs. vertical) o la tipografía utilizada. En este sentido, la<br />
presentación vertical del estímulo parece favorecer la disminución de las ventajas<br />
del CVD (Howell y Bryden, 1987; Lambert y Beaumont, 1983), así como la utilización<br />
de códigos taquigráficos (Regard et al., 1985). En resumen, a pesar de la existencia<br />
de datos contradictorios, se puede concluir que la manipulación de ciertas<br />
variables que afectan a los primeros niveles de análisis de los estímulos puede disminuir<br />
la ventaja del CVD, llegando en ciertas ocasiones a hacer aparecer una superioridad<br />
del CVI. Esto pone de manifiesto la participación del HD en el procesamiento<br />
de estímulos verbales en los niveles de análisis visoespacial o perceptivo, lo que estaría<br />
más relacionado con sus capacidades de procesamiento espacial, gestáltico,<br />
etc., que con una participación en el procesamiento verbal en sí mismo.<br />
Mayor interés revisten los estudios donde las posibles capacidades verbales del<br />
HD se han puesto a prueba manipulando la naturaleza de las palabras (concretas<br />
frente a abstractas, familiares frente a no familiares, nombres frente a verbos o<br />
adjetivos, etc.). Para ello se ha utilizado, mayoritariamente, tareas de decisiones léxicas<br />
y de naming. Según algunos autores, la superioridad habitual del CVD disminuye o<br />
desaparece cuando se presentan palabras concretas o de alta imagen (Day, 1977,<br />
1979; Ellis y Shepered, 1974; Mannhaupt, 1983; Young y Ellis, 1985), incluso en la<br />
utilización del American Sign Language por parte de sujetos sordos (Emmorey y<br />
Corina, 1993). Otros estudios, por el contrario, no han observado este efecto de la<br />
«imaginabilidad» o concreción (Boles, 1983; Howell y Bryden, 1987; Jackman, 1985;<br />
Lambert y Beaumont, 1983; McMullen y Bryden, 1987; Schmuller y Goodman, 1979).<br />
Una posible razón para estas discrepancias puede residir en el grado de familiaridad
298 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
o frecuencia léxica de las palabras utilizadas. Aunque la simple manipulación de la<br />
frecuencia no afecta de manera importante a la superioridad del CVD (Koenig, Wetzel<br />
y Caramazza, 1992; Koff y Riederer, 1981; Leiber, 1976), contamos con datos sobre<br />
un efecto interactivo de la frecuencia léxica y la concreción sobre las diferencias entre<br />
los campos visuales, en el sentido de que la disminución de estas diferencias se<br />
produce en el caso de palabras concretas y de uso frecuente (Bradshaw y Gates,<br />
1978; Hines, 1976, 1977; Young y Ellis, 1985). Aunque la mayor parte de los estudios<br />
se han realizado sólo con nombres, o no se ha tenido en cuenta la clase gramatical,<br />
algunos autores si han contemplado la posible influencia de esta variable. Para<br />
Hines (1976) y Goodall (1984) las capacidades verbales del HD se reducen al procesamiento<br />
de nombres, mientras que otros autores amplían esta capacidad a la clase<br />
adjetivos (Day, 1979). En trabajos realizados en nuestro laboratorio, hemos observado<br />
que las diferencias hemisféricas se veían moduladas por la imaginabilidad de las<br />
palabras así como por la clase sintáctica a la que pertenecieran, existiendo una<br />
participación más amplia del HD en los nombres que en los adjetivos o verbos<br />
(Hernández, Nieto y Barroso, 1992; Nieto, 1988). Otro acercamiento ha consistido<br />
en diferenciar entre palabras «abiertas o de contenido» (nombres, verbos, adjetivos),<br />
frente a palabras «cerradas o función» (pronombres, adverbios, preposiciones).<br />
Bradley y Garret (1983) encuentran una superioridad general del CVD, pero observan<br />
que hay un efecto diferencial de la clase de palabra en cada campo visual: mientras<br />
que en el CVD las palabras contenido eran identificadas con mayor precisión<br />
que las palabras función, en el CVI no hay diferencias contenido-función. Sin embargo,<br />
Chiarello y Nuding (1987) no han podido reproducir este efecto observando,<br />
por el contrario, la tendencia inversa. Mohr, Pulvermüller y Zaidel (1994), utilizando<br />
sólo palabras de alta frecuencia, obtienen una ventaja del CVD para las palabras<br />
función, junto a una ausencia de diferencias entre los campos en el caso de las<br />
palabras contenido.<br />
La capacidad del HD para realizar juicios semánticos se ha puesto a prueba<br />
mediante tareas de categorización. En la realización de juicios de pertenencia<br />
categorial (decidir si un concepto pertenece a una determinada categoría: cochevehículo),<br />
Day (1977) y Urcuioli, Klein y Day (1981) no encuentran diferencias entre<br />
los campos visuales, concluyendo que el HD puede establecer relaciones semánticas<br />
entre conceptos (nombres concretos) y sus categorías supraordinadas tan eficazmente<br />
como el HI. Sin embargo, diversos factores metodológicos pueden haber favorecido<br />
la no aparición de diferencias (p.ej. la utilización de una presentación vertical de las<br />
palabras). En tareas de semejanza categorial (decidir si dos conceptos forman parte<br />
de la misma categoría: coche-tren), se ha observado una superioridad del CVD,<br />
aunque esta superioridad no aparece en los primeros bloques de ensayos y depende<br />
de la constancia de las categorías (Gross, 1972; Klein y Smith, 1985; Urcuioli et<br />
al., 1981). En nuestro laboratorio hemos realizado una serie de trabajos al respecto<br />
controlando algunos de los factores mencionados. Se obtuvo una superioridad del<br />
CVD cuando los conceptos se representan verbalmente, tanto en tareas de pertenencia<br />
como de semejanza categorial, pero una ausencia de tal ventaja cuando los<br />
nombres se sustituyen por el dibujo correspondiente; el HD, por tanto, podría establecer<br />
categorizaciones cuando el procesamiento semántico se inicie a partir de los
Asimetría cerebral: hemisferio derecho y lenguaje 299<br />
referentes pictóricos de los conceptos (Nieto; Hernández, González-Feria y Barroso,<br />
1990). Utilizando diferentes tipos de relaciones semánticas, Drews (1987) observa<br />
también una superioridad general del CVD. Ahora bien, en el CVD el rendimiento<br />
era mejor cuando se trataba de relaciones coordinadas (intraconceptuales: cochetren)<br />
que en las relaciones locativas (interconceptuales: niño-cuna), mientras que en<br />
el CVI se observó el patrón inverso. Estos y similares resultados han llevado a concluir<br />
que existe una organización semántica cualitativamente diferente en cada hemisferio<br />
(Drews, 1987; Koivisto y Laine, 1995).<br />
Otro acercamiento al estudio de la participación del HD en el procesamiento<br />
semántico está representado por los estudios sobre priming semántico: el efecto<br />
facilitador que tiene sobre el reconocimiento de una palabra (target) el hecho de<br />
que sea precedida por una palabra semánticamente relacionada (prime). Así, por<br />
ejemplo, podemos estudiar el efecto de priming sobre la realización de decisiones<br />
léxicas: si presentamos la palabra «gato» como prime, podemos esperar que la activación<br />
del campo semántico relacionado con «gato» facilite el reconocimiento del<br />
target «perro» como una palabra. El objetivo de los estudios que utilizan este paradigma<br />
experimental es observar si, junto a la típica superioridad del CVD-HI en el<br />
reconocimiento de palabras, se produce un efecto de priming diferente en cada<br />
campo visual: la existencia de diferencias cualitativas en el perfil del priming entre<br />
los campos visuales sería un indicador de que se produce algún procesamiento<br />
semántico en el hemisferio que recibe el input. Además, el estudio de cada perfil<br />
nos ayudarían a definir las características del sistema semántico de cada hemisferio.<br />
En este área son de destacar la serie de estudios realizados por Chiarello y colaboradores,<br />
partiendo de la distinción entre priming automático y controlado (ver, p.ej.,<br />
Chiarello, 1985; Chiarello, Burges, Richards y Pollock, 1990; Chiarello, Senehi y<br />
Nuding, 1987; Richards y Chiarello, 1995). Entienden por priming automático el que<br />
se produce cuando se impide que el sujeto utilice activa y conscientemente el prime<br />
como una ayuda para su acceso al léxico. Esto puede conseguirse bajo diferentes<br />
condiciones metodológicas: cuando el prime se presenta enmascarado, cuando los<br />
intervalos prime-target son muy breves, cuando sólo un pequeño número de primes<br />
y targets están relacionados. El efecto facilitador se produciría a partir de la propagación<br />
pasiva de la activación a través de la red semántica. Por el contrario, el priming<br />
controlado ocurre cuando determinadas condiciones permiten que los sujetos hagan<br />
un uso activo, consciente y voluntario del prime. Por lo que respecta al priming<br />
controlado, los resultados parecen indicar que su efecto es mayor en el CVD-HI, lo<br />
que ha llevado a proponer que sólo el HI es capaz de usar activamente el conocimiento<br />
semántico para facilitar el procesamiento de ciertos items e inhibir el de otros.<br />
Por lo que se refiere a la situación de primimg automático, los resultados obtenidos<br />
indican que en el HD se puede producir una activación semántica automática para<br />
palabras concretas y/o de alta imagen y, probablemente, también para palabras<br />
abstractas y/o no imaginables. Esta actividad parece estar determinada, principalmente,<br />
por la naturaleza de la relación semántica. Así, por ejemplo, encuentran un<br />
efecto de priming asimétrico, con una predominancia del CVI-HD, para palabras que<br />
pertenecen a la misma categoría semántica (caballo-tigre), mientras que este efecto<br />
fue simétrico en el caso de palabras pertenecientes a la misma categoría y que,
300 José Barroso y Antonieta Nieto<br />
además, son consideradas como asociadas (médico-enfermera). A partir de estos<br />
resultados proponen que el HD tiene un papel especial en el procesamiento de las<br />
relaciones categoriales. La activación del HI parece ser más restringida que la del HD<br />
para información categorial, mientras que la activación asociativa es tan rápida y<br />
extensa en el HI como en el HD (Chiarello, Burges, Richards y Pollock, 1990; Richards<br />
y Chiarello, 1995).<br />
En resumen, la manipulación de las dimensiones concreto-abstracto, de la<br />
imaginabilidad, frecuencia, o clase sintáctica ha dado lugar a un panorama poco<br />
consistente. Las razones para esta falta de consistencia son varias. Por un lado, las<br />
dimensiones con las que se ha trabajado pueden en si mismas no ser válidas para<br />
captar diferencias en el procesamiento lateralizado. Por otro, aún siendo válidas, es<br />
necesario contemplar simultáneamente el efecto de varias de ellas, ya que parece<br />
que se modulan mutuamente. Por otra, no todos los paradigmas experimentales<br />
utilizados para la manipulación de estas dimensiones son adecuados para obtener<br />
evidencias sobre la participación del HD en el procesamiento verbal. Si el objetivo es<br />
poner de manifiesto la participación del HD, no parece adecuado acudir a una tarea<br />
de naming. La superioridad del HI para el control del output fonológico es patente,<br />
por tanto, utilizar una tarea que implica mecanismos tan claramente lateralizados al<br />
HI supone ya una primera y gran dificultad para obtener tales evidencias. De hecho,<br />
en los trabajos que emplean la tarea de namimg, no suele obtenerse resultados que<br />
favorezcan la participación del HD. Por tanto, aunque hay datos que apoyan una<br />
especial participación del HD en el procesamiento de palabras concretas y/o de alta<br />
imagen, de elevada frecuencia léxica y determinada clase sintáctica, ésta es aún una<br />
cuestión controvertida. Por otro lado, se ha observado que el HD tiene capacidades<br />
para realizar juicios semánticos, capacidades que parecen ser dependiente del tipo<br />
de representación de los conceptos y del tipo de relación semántica que exista entre<br />
ellos. De forma similar, los estudios sobre priming semántico han puesto de manifiesto<br />
el potencial del HD para los procesos semánticos automáticos, dependiendo<br />
también esta capacidad del tipo de relación semántica. Tomados en conjunto, estos<br />
datos, junto a los obtenidos en el estudio del efecto de las lesiones unilaterales y del<br />
efecto de la desconexión interhemisférica, apoyan la idea de que el procesamiento<br />
del lenguaje no es tarea exclusiva del HI. Las evidencias con las que contamos nos<br />
indican que la integridad del HD es necesaria para que haya un procesamiento léxico-semántico<br />
adecuado y para una correcta relación lenguaje-contexto. Ahora bien,<br />
definir la contribución real del HD es aún una tarea por realizar y, posiblemente,<br />
sólo pueda llevarse a cabo conjuntando los datos aportados por cada uno de los<br />
acercamientos revisados. Únicamente desde esta visión conjunta podremos aprovechar<br />
las ventajas y superar las limitaciones inherentes a cada acercamiento.<br />
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