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nº 156 - Dinero y Salud

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“Me he sentido muy impotente –reconoce Paloma–, pero ahora<br />

estoy muy contenta por dos razones: porque he recuperado mi<br />

dinero y porque a nadie le gusta que le tomen el pelo”<br />

problemas empezarían poco<br />

después. “Nada más firmar el<br />

crédito –relata–, el banco comenzó<br />

a llamarnos con insistencia<br />

para que firmásemos<br />

un producto del que no nos<br />

habían hablado con anterioridad<br />

y que planteaban como un<br />

elemento de seguridad. Yo estaba<br />

en ese momento inmersa<br />

en las obras de la farmacia,<br />

en la que tuve que hacer una<br />

reforma integral, y enfrentándome<br />

a la organización de un<br />

negocio que, en aquel momento,<br />

era nuevo para mí”.<br />

DANDO LARGAS<br />

Ante la presión ejercida por<br />

el banco, ocho días después<br />

acudieron a firmar el producto,<br />

que resultó ser una permuta<br />

financiera. “Nos lo explicaron<br />

de cualquier manera –cuenta<br />

Paloma–, pero lo firmamos<br />

porque no nos dejaban en paz<br />

y, además, había una cláusula<br />

según la cual el producto no<br />

entraba en vigor hasta un año<br />

después”.<br />

Una semana después de firmar<br />

el contrato, Paloma y sus<br />

padres ya contactaron con el<br />

banco para decir que habían<br />

decidido no suscribir el producto<br />

y que querían rescindirlo.<br />

Al no obtener más que<br />

largas, lo solicitaron dos veces<br />

por escrito. “No nos contestaban.<br />

De hecho, no recibimos<br />

una copia del contrato hasta<br />

dos o tres meses después de<br />

la firma. Llegó a venir a vernos<br />

un señor de los servicios centrales<br />

del banco, que se quedó<br />

de piedra porque pensaba que<br />

venía a explicarnos mejor el<br />

producto. Nadie había tramitado<br />

nuestra petición de anulación<br />

del mismo”, explica.<br />

Así las cosas, el tiempo fue<br />

pasando y el banco se limitaba<br />

a decir que la permuta era un<br />

producto imposible de anular.<br />

Después, envío a Paloma un<br />

escrito, según el cual el coste<br />

de cancelación ascendería a<br />

180.000 euros. “Yo no quería<br />

especular, quería montar mi<br />

TENER ESTUDIOS SUPERIORES NO ES UNA EXCUSA<br />

El pasado 27 de julio se hizo pública la Sentencia<br />

de la Audiencia Provincial de Madrid<br />

(Sección 18), que confirma la obtenida previamente<br />

por Isabel Cámara, letrada de<br />

los Servicios Jurídicos de Ausbanc en<br />

Juzgado de Primera Instancia, y en cuya virtud<br />

se declara la nulidad del contrato marco<br />

y la confirmación de permuta financiera.<br />

“En el presente caso –explica Isabel-, nuestra<br />

cliente es una farmacéutica y su padre,<br />

además de figurar como avalista del swap,<br />

intervino de forma directa en la contratación<br />

del mismo. El banco de la demandante<br />

adujo, en varias ocasiones, que dado que el<br />

padre había sido senador y también concejal,<br />

además de ser administrador de varias<br />

empresas, comprendía perfectamente<br />

este tipo de operaciones. Lo mismo argumentaba<br />

de la hija firmante por el mero<br />

hecho de tener una titulación superior”.<br />

La operación de permuta financiera en el<br />

presente caso era a diez años, con un nocional<br />

inicial de 1.000.000 de euros decreciente<br />

por anualidades, lo que minora, que<br />

no anula, el componente especulativo del<br />

producto. El coste económico recuperado/<br />

ahorrado al cliente es de 252.906,98 euros.<br />

En definitiva, se aprecia el vicio en el consentimiento<br />

con remisión a otras sentencias<br />

y al criterio de esta Sección de la Audiencia,<br />

por lo que es importante destacar de su Fdº<br />

Tercero el siguiente párrafo en lo relativo a<br />

la carga probatoria cuando nos encontramos<br />

ante un perfil de formación superior:<br />

“La recurrente insiste en la consideración<br />

farmacia y me encuentro con<br />

esto”. Ante la situación, decidió<br />

contactar con Ausbanc y la<br />

letrada Isabel Cámara formalizó<br />

la denuncia, que felizmente<br />

concluyó en la sentencia<br />

del 27 de julio, por la que Paloma<br />

no solo no pagará esos<br />

180.000 euros, sino que le serán<br />

devueltos entre 60 y 70 mil<br />

que ya había invertido en los<br />

gastos derivados del producto<br />

tóxico en cuestión. “Me he<br />

sentido muy impotente –reconoce–,<br />

pero ahora estoy muy<br />

contenta por dos razones: por<br />

haber recuperado mi dinero y<br />

porque a nadie le gusta que le<br />

tomen el pelo. Mi padre llevaba<br />

mucho tiempo trabajando<br />

con la sucursal que nos vendió<br />

el producto y abusaron de su<br />

confianza, lo cual deja mal sabor<br />

de boca”.<br />

de que el padre de la demandante tenía suficiente<br />

preparación económica y financiera<br />

en tanto que “licenciado en filosofía y letras<br />

y psicología”, así como administrador societario<br />

de sendas mercantiles, afirmación<br />

que en modo alguno desvirtúa la valoración<br />

de la Sentencia…., de manera que si lo que<br />

quiere afirmarse con esas consideraciones<br />

es que ese error pudo ser salvado mediante<br />

las consultas e intervenciones de su padre,<br />

debería acreditarse el pleno conocimiento<br />

por parte de este, que intervino como garante,<br />

de la contratación financiera en general<br />

y la concreta suscrita y en todo caso tal<br />

conocimiento en modo alguno suprime la<br />

obligación por parte de la recurrente de dar<br />

información detallada, cuya omisión se puso<br />

de manifiesto en la sentencia recurrida”.<br />

dineroysalud 31

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