nº 156 - Dinero y Salud

pendiente en estos años solo
de las desinversiones, ventas
de líneas de negocios y ERE
de trabajadores para rebajar
su deuda financiera, sin que le
preocupen otras cuestiones.
“Se ha producido un estancamiento
de las ventas de sus
marcas líderes y un desinterés
por marcas como Koipe o
Elosúa –explicó Pineda–; se ha
perdido ambición comercial
y hay un sometimiento excesivo
a la gran distribución;
existe un exceso burocrático y
de representación en el Consejo
de Administración que,
con 15 miembros, parece el de
un gran banco internacional y
con pocas personas que realmente
conozcan el sector del
aceite de oliva; ha habido un
continuo cambio de gestión,
con dos presidentes, dos consejeros
delegados y varios directores
generales en apenas
dos años; se ha dejado que el
tercer accionista de empresa,
Ebro Foods, sea el que lleve la
gestión por medio del que fue
su director general durante
diez años; y, sobre todo, se ha
hecho disminuir notablemente
su valor en bolsa. No creo
que este panorama sea para
estar contento ni que sus
principales accionistas, las
antiguas cajas, pese a la dormidera
en la que les han metido,
puedan estar satisfechas”.
Para Luis Pineda, “las cajas
accionistas no pueden perder
más su tiempo ni su dinero
en Deoleo y deben levantar
la bandera del aceite de oliva
español con una gestión que
sepa manejar los tiempos, la
financiación y los mercados
para generar valor y dignificar
el sector aceitero español”.
JAIME CARBÓ
El principal protagonista de la
Junta de Accionistas de Deoleo
fue Jaime Carbó, quien tras
una experiencia de una década
como principal ejecutivo
de Ebro Puleva y Ebro Foods,
En la imagen superior, la Junta de la compañía
se celebró el pasado 6 de junio, en la sede de
Deoleo en Rivas (Madrid). En la imagen inferior,
Luis Pineda presentando la documentación para
asistir al acto.
se convirtió en consejero delegado
de Deoleo a principios
de 2011. En una entrevista
con el diario económico Expansión
del 24 de diciembre
del 2010, cuando se anunció
su inminente nombramiento,
Carbó resumía así sus intenciones:
“Mi misión es que,
en cuatro o cinco años, SOS
–ahora Deoleo– sea una compañía
de primera línea, capaz
de generar valor para sus grupos
de interés, especialmente
sus empleados y accionistas”.
El 62% de la plantilla, que ha
abandonado la empresa desde
entonces, muchos de ellos
en zonas de gran tradición
olivarera, no creo que estén
muy conformes con aquellas
declaraciones. Por su parte,
los accionistas –grandes o
pequeños– han vuelto a ver
con vértigo cómo las acciones
volvían a caer mes tras mes, a
precios irrisorios.
EL FUTURO DE DEOLEO
Sobre el futuro de Deoleo y
Ebro Foods, Carbó pronunció
esta escueta frase: “Será el
accionista quien tendrá que
decidir en relación a su participación”.
Como si nunca hubiera
tenido ninguna responsabilidad
en Ebro ni conociera
a sus mayores accionistas, la
familia Hernández Callejas o
Demetrio Carceller, presidente
de Damm.
Según Luis Pineda, Jaime Carbó,
“debe definirse y romper
con su anterior empresa. O
decir claramente que su labor
es preparar el terreno a Ebro
para absorber Deoleo cuando
las condiciones –entiéndase,
su deuda financiera– sean
asumibles. España necesita
que Deoleo sea una multinacional
potente que lidere el
aceite de oliva español en el
mundo y no una división más
de otra gran empresa. Son
conceptos muy diferentes
que el ministro Arias Cañete
o la Junta de Andalucía tendrían
que tener en cuenta”.
En la Junta también intervino
Jesús Salazar, presidente
y máximo accionista de SOS
hasta junio del 2009, y sus representantes
legales, quienes
exigieron acciones de responsabilidad
para el Consejo de
Administración por la venta
de la arrocera SOS, denunciaron
el “conflicto de intereses”
de Jaime Carbó y el presidente
de Ebro Foods, Antonio Hernández
Callejas, y el cobro de
un millón de euros por parte
del consejero Juan Llopart por
asesorar en la venta del negocio
arrocero de SOS a Ebro.
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