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Fuerteventura: geología, naturaleza y - ACEC. Viera y Clavijo

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e-mail:vierayclavijo@telefónica.net<br />

Asociación “<strong>Viera</strong> y <strong>Clavijo</strong>”<br />

<strong>Fuerteventura</strong>: <strong>geología</strong>, <strong>naturaleza</strong> y<br />

actividad humana.<br />

A celebrar en: <strong>Fuerteventura</strong><br />

Días: 5 al 9 de diciembre de 2007


Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______1<br />

ÍNDICE<br />

ÍNDICE ______________________________________________________________________________ 1<br />

Listado de asistentes ___________________________________________________________________ 2<br />

Programa de actividades: _______________________________________________________________ 3<br />

Las singularidades de <strong>Fuerteventura</strong> ______________________________________________________ 4<br />

Geología de <strong>Fuerteventura</strong> ____________________________________________________________ 6<br />

La desertificación de <strong>Fuerteventura</strong> _____________________________________________________ 24<br />

Pájara ______________________________________________________________________________ 28<br />

La península de Jandía. ________________________________________________________________ 30<br />

El Parque Natural de Jandía ___________________________________________________________ 35<br />

El Saladar de Jandía __________________________________________________________________ 40<br />

La Pared de Jandía ___________________________________________________________________ 44<br />

Breve Historia de la Vegetación Majorera ________________________________________________ 45<br />

La Oliva ____________________________________________________________________________ 47<br />

Malpaís de la Arena: Última erupción volcánica de <strong>Fuerteventura</strong>. ____________________________ 48<br />

Los molinos de viento _________________________________________________________________ 50<br />

El trabajo con palma en <strong>Fuerteventura</strong> ___________________________________________________ 53<br />

Jandía: el nido del halcón ______________________________________________________________ 56<br />

La obra social de don Gustavo ____________________________________________________________ 60<br />

ASOCIACIÓN CANARIA PARA LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS “VIERA Y CLAVIJO”


2_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

Listado de asistentes<br />

1- Acosta Trujillo Aída<br />

2- Alvarado Quesada Ricardo<br />

3- Bravo Bethencourt Jesús<br />

4- Castellano Fernández Mª Rosa<br />

5- Domínguez Roldán Gema<br />

6- Eugenio Baute Francisca<br />

7- Ferrera Goya Eladio<br />

9- Henríquez Gómez José Manuel<br />

10- Marrero Évora Emma Rosa<br />

11- Marrero Pérez Beatriz<br />

12- Mesa Alonso Jesús Enrique<br />

13- Paz Coruña Mª del Carmen<br />

14- Pérez Martín Bernardino<br />

15- Rodríguez Ferrer, Teresa<br />

16- Sánchez Ruano Ana Gloria.<br />

17- Sepúlveda Santana Marco<br />

18-Torres Perez Juan Carlos<br />

19-Valido Suárez, Arminda<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______3<br />

Programa de actividades:<br />

Miércoles 5 de diciembre<br />

17,00h- Salida Tenerife-<strong>Fuerteventura</strong>.<br />

18,00h- Recogida del grupo (coches de alquiler) y traslado a hotel para alojamiento.<br />

19,00h- Presentación del curso y entrega de materiales a cargo del coordinador.<br />

20,00h- Cena<br />

21,30h- Charla con power point a cargo de D. Lázaro Sánchez-Pinto Pérez-Andreu<br />

“ Adaptación de las plantas a la aridez”<br />

Jueves 6 de diciembre<br />

Desayuno<br />

9,00h- Salida para recorrido a pie y estudio de <strong>geología</strong>, formaciones vegetales, suelos,<br />

paisajes y ecosistemas de:: Salida desde el cruce de Cañada de La Barca, cruzar el Jable,<br />

inicio de la playa de Cofete y vuelta por el Barranco de Pecenescal hasta el Risco del Paso(<br />

hay que llevar agua y comida).<br />

18,00h- Recogida del grupo y traslado a hotel.<br />

19,30h-Cena<br />

21,30h- Charla con power point a cargo de D. Enrique Moreno Batet:<br />

“ ¿Porqué son rosas las salinas”<br />

Viernes 7 de diciembre<br />

Desayuno<br />

9,00h- Salida en coches de alquiler para recorrido y estudio de <strong>geología</strong>, formaciones<br />

vegetales, suelos, recursos hídricos, paisajes y ecosistemas de la Península de Jandía con el<br />

siguiente recorrido: Morro Jable - Cofete - Agua Cabras - Punta de Jandía.<br />

19,30h-Cena<br />

21,30h- Charla con power point a cargo de D. Francisco La Roche Brier:<br />

“Las primeras mediciones científicas de la altura del Teide”<br />

Sábado 8 de diciembre<br />

Desayuno.<br />

9,00h. -Salida para recorrido y estudio de Malpaís de La Arena<br />

14,30h- Almuerzo en restaurante<br />

Villa Verde<br />

16,00h- Salida para recorrido y estudio de Gran Valle (poblado aborigen)<br />

18,00h- Regreso a hotel<br />

Domingo 9 de diciembre<br />

Desayuno.<br />

10,00h. Recorrido por la costa para e4studio de intermareal y playas levantadas.<br />

17,00h.- Recogida del grupo y traslado al aeropuerto.<br />

18,20h- Salida <strong>Fuerteventura</strong>-Tenerife<br />

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4_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

Las singularidades de <strong>Fuerteventura</strong><br />

<strong>Fuerteventura</strong> es la isla del paisaje del alma, la isla del silencio y del dormir bien. Los<br />

canarios tenemos la inmensa fortuna de haber nacido en unas Islas sin duda privilegiadas, pero<br />

entre todos, los majoreros han sido de los más afortunados. Sin embargo, es mucho más fácil<br />

reparar en el evidente esplendor de las playas de <strong>Fuerteventura</strong> que en los sutiles cambios que,<br />

al atardecer, iluminan los campos del interior componiendo un cuadro etéreo de cálidos tonos<br />

cambiantes. Esta belleza sutil es, posiblemente, mas difícil de percibir que la de otros ambientes<br />

característicos de nuestras Islas, pero también es infinitamente más fácil de destruir. Los<br />

malpaíses y los barrancos son elementos muy evidentes de la <strong>naturaleza</strong> canaria que, poco a<br />

poco, vamos aprendiendo a valorar; los paisajes de <strong>Fuerteventura</strong>, están llenos de singularidades<br />

que muchos no han descubierto y quizás ello este influyendo en un progresivo deterioro<br />

irreflexivo de uno de los últimos paraísos canarios.<br />

Lo primero que choca de <strong>Fuerteventura</strong> es su modelado geológico. La antigüedad de su<br />

paisaje nos ofrece magníficos ejemplos de morfología volcánica aplanada por un largo proceso<br />

erosivo. El paisaje geológico es reforzado por la escasez de vegetación.<br />

En el Macizo de Betancuria aflora el Complejo Basal, las raíces de la Isla. Bajo ese nombre<br />

se agrupan rocas sedimentarias, plutónicas, subvolcánicas y volcánicas submarinas. Los<br />

materiales sedimentarios pertenecen a la corteza oceánica, asignándoseles unos 100 millones de<br />

años, muy anterior al magmatismo canario y coincidente con la apertura del Atlántico. La<br />

topografía de suaves lomos redondeados del Complejo Basal está provocada por su antigüedad,<br />

lo que implica una mayor exposición a la erosión, y por que estos terrenos formaron parte del<br />

lecho marino durante mucho tiempo.<br />

Las primeras coladas que hicieron emerger a <strong>Fuerteventura</strong> se remontan a 17-20 millones de<br />

años. En una primera y dilatada etapa, de unos 5 millones de anos, tuvieron lugar erupciones<br />

basálticas fisurales que originaron grandes edificios tabulares, formados por el apilamiento de<br />

miles de coladas. Los res tos de aquellos edificios, desmantelados por la erosión y el tiempo,<br />

son los relieves más acusados de la Isla, al sureste y en la Península de Jandia. En esos lugares<br />

se pueden observar los apilamientos de coladas formando fuertes escarpes que son suavizados<br />

por los taludes. Tales apilamientos han sido cortados por los antiquísimos barrancos detenidos<br />

en el tiempo que dieron lugar a mesas, cuchillos y cerros aislados. Los modelos más típicos son<br />

los valles en U. Realmente se trata de grandes barrancos en los que el perfil del fondo ha sido<br />

rellenado hace mucho tiempo por los taludes del pie de la ladera. En algunos casos el perfil en U<br />

puede haber sido alterado por la irrupción en el valle de materiales provenientes de erupciones<br />

más recientes.<br />

Después de un largo periodo de reposo, la actividad volcánica se reanude en <strong>Fuerteventura</strong><br />

hace unos 2 millones de años. Fue la época de la formación de las grandes llanuras pedregosas,<br />

de caliches y de suelos arcillosos. Algo más tarde, hace apenas unos pocos miles de años, se<br />

registraron las últimas erupciones majoreras, las que originaron los malpaíses que ampliaron la<br />

isla hacia el norte e hicieron que Lobos emergiera, las que dieron lugar al malpaís de la Arena,<br />

al de Jacomar y El Sobaco, al malpaís Chico y al Grande.<br />

Otro aspecto notable del modelado de <strong>Fuerteventura</strong> es la abundancia de playas levantadas y<br />

rasas (plataformas emergidas), que son un reflejo de las variaciones en el nivel del mar que<br />

provocaron avances y retrocesos de la línea de costa. La existencia de plataformas de abrasión,<br />

extensas y poco profundas, facilitan la vida de numerosos organismos cuyos restos son<br />

arrastrados por el mar hasta la costa y se convierten en uno de los componentes mayoritarios de<br />

las arenas claras. Estas arenas se van acumulando en las playas, donde el viento las seca y<br />

empuja tierra adentro depositándolas en campos de dunas. Así se forman los bellos .jables. (del<br />

francés sable = arena) de Jandia, Corralejo y El Cotillo.<br />

Los vientos alisios también soplan en <strong>Fuerteventura</strong>, pero solo en el Pico de la Zarza (con<br />

algo mas de 700 metros de altitud) llegan a lamer las cumbres del Macizo llevándose la<br />

humedad que portan hacia otros sitios. Ali no hay grandes bosques como en otras Islas, quizás<br />

ni en los tiempos en que era Maxorata ni mucho antes; sin embargo, en los paisajes majoreros<br />

encontramos las mejores muestras de los hábitats subdesérticos de las zonas bajas.<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______5<br />

Las tahonas, molinos y molinas nos conectan con la época en que <strong>Fuerteventura</strong> era el<br />

granero de Canarias y poseía una importantísima cabaña ganadera, que continua siendo de las<br />

más numerosas del Archipiélago. El declive de estos sectores económicos ha posibilitado la<br />

lenta recuperación de un territorio profundamente transformado. Hoy vemos un paisaje<br />

dinámico que evoluciona hacia formas próximas a las originales, se conservaron solo en lugares<br />

inaccesibles y escasamente productivos.<br />

Las tabaibas y los cardones son vestigios de los matorrales que se suponen originales. Hay<br />

tabaibales en las laderas de algunos malpaises, lomadas, taludes y escarpes, siempre en sitios<br />

bajo la influencia directa de la brisa marina. Los cardonales están mas restringidos a Jandia,<br />

donde se encuentra la especie común a todo el Archipiélago (Euphorbia canariensis) y un endemismo<br />

local (E. handiensis) con un territorio muy restringido y que no se halla en ningún otro<br />

lugar del mundo.<br />

Las palmeras y tarajales son casi los únicos representantes arbóreos de la vegetación<br />

autóctona. Se encuentran en el cauce de los barrancos, en el fondo de los valles y,<br />

especialmente, en los bordes de antiguas gavias. Estas terrazas de cultivo son un ingenioso<br />

invento majorero que optimiza el use del suelo y el agua evitando pérdidas de unos recursos<br />

tremendamente escasos.<br />

En los cauces de los barrancos por los que discurre un hilillo de agua crece un denso<br />

matorral dominado por los matosmoros. Esta especie también interviene en los saladares, un<br />

ambiente mucho más rico que encontramos en las áreas de trasplaya, en las zonas que<br />

periódicamente son inundadas por la marea. El saladar del Matorral, en Morro Jable, es el mejor<br />

de la Isla y del Archipiélago; allí hay matosmoros, salados, saladillos, matos, tebetes y otras<br />

muchas especies de plantas, sin embargo la importancia de estos ambientes no es solo botánica,<br />

esta mucho mas relacionada con su carácter de zona húmeda. y, por tanto, con las aves.<br />

Cerca de los saladares se suelen encontrar las zonas por las que se produce la entrada de<br />

arenas que originan los jables. La tremenda aridez, la fricción producida por el movimiento de<br />

la arena, la elevada insolación y la salinidad son factores que limitan el establecimiento de la<br />

vida en el jable. Las uvas de mar y los grandes balancones coronando las dunas ancladas en la<br />

trasplaya dan paso tierra adentro a un matorral disperso de plantas muy especializadas, como los<br />

corazoncillos, la algahuera, el salado blanco, el saladillo, la trufa, la melosa o el cebollín.<br />

El paisaje vegetal de <strong>Fuerteventura</strong> es poco perceptible. Algunos tesoros se encuentran<br />

refugiados en las partes más altas de Jandia, con especies endémicas y vestigiales del<br />

monteverde (joraos, magarzas, tajinastes enanos, acebuches). Otros recubren las piedras con un<br />

tapiz multicolor, son parte de una <strong>naturaleza</strong> casi escondida que es la principal protagonista en<br />

los amplios pedregales que se extienden por llanos, lomadas y taludes y en uno de los ambientes<br />

mas identificativos de nuestras Islas, los malpaíses.<br />

<strong>Fuerteventura</strong> es una isla de tierras que se tiñen con el ocaso y de sufridas plantas que<br />

parecen esconderse, pero también es isla de aves. Las costas vírgenes de <strong>Fuerteventura</strong> y las<br />

escasas salinas y presas sirven de parada y fonda., a muchas especies de aves migratorias que<br />

surcan el cielo de la Isla en sus grandes vuelos estacionales. Los majoreros disfrutan de la<br />

mayor riqueza de aves nidificantes, muchas endémicas, de todo el Archipiélago. En los llanos<br />

viven las Huaraz, el corredor, los alcaravanes, el alcaudón real, la abubilla, el tabobo y los<br />

cernícalos; la terrera marismeña, la tarabilla canaria y el herrerillo son habitantes de los<br />

barrancos, mientras que sobre cuchillos y cerros vuelan los guirres y las aguilillas. Entre las<br />

aves marinas destaca el guincho que, como las pardelas, nidifica en los cuchillos y acantilados<br />

costeros.<br />

Uno de los santuarios majoreros de aves nidificantes y migratorias es Lobos. La perla de<br />

<strong>Fuerteventura</strong>. Lobos y el resto del Archipiélago Chinijo son lo mejor de lo mejor. Bajo el mar<br />

que les une a Lanzarote y <strong>Fuerteventura</strong> se encuentran los fondos más ricos de Canarias.<br />

*Texto modificado de FUERTEVENTURA (GRAFICAS 7 REVUELTAS)<br />

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6_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

Geología de <strong>Fuerteventura</strong><br />

Introducción<br />

<strong>Fuerteventura</strong>, con una superficie de 1.662 km 2 , incluida la isla de Lobos, es la segunda isla<br />

en extensión del Archipiélago Canario. Frente a esta notable extensión, su cota máxima no<br />

alcanza los 1000 metros (Pico de la Zarza, 807 m), siendo exigua la superficie situada por<br />

encima de los 600 m.<br />

Desde el punto de vista geológico, en la isla se pueden distinguir cuatro grandes formaciones<br />

rocosas (Fig. 1) (Fúster et al., 1968a; Ancochea et al., 1993): el Complejo Basal, que aflora<br />

principalmente en el sector occidental de la isla, en el Macizo de Betancuria; los restos de los<br />

edificios volcánicos subaéreos del primer ciclo del vulcanismo de edad miocena (Serie I) ; los<br />

edificios volcánicos subaéreos del segundo ciclo de vulcanismo de edad plio-cuaternaria (Series<br />

II, III y IV), y los sedimentos plio-cuaternarios.<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______7<br />

Marco geográfico de <strong>Fuerteventura</strong><br />

Es posible distinguir en <strong>Fuerteventura</strong> cinco comarcas fisiográficas claramente diferenciadas<br />

(Fig. 2, Criado, 1991):<br />

1.El NorteAbarca los espacios situados al norte de la línea constituida por el barranco de<br />

Tebeto, La Oliva y Montaña Escanfraga. Se trata de un área con escasos desniveles y con<br />

una altitud que, salvo algunos puntos concretos (Montaña Tindaya y Montaña de la Arena),<br />

no supera los 200 m. Esta parte de la isla está constituida fundamentalmente por pequeños<br />

conos de escorias y malpaíses, producidos en erupciones relativamente recientes de los<br />

últimos episodios del segundo ciclo de vulcanismo subaéreo Plio-Cuaternario y del<br />

vulcanismo subreciente.<br />

2. El Valle Central Al sur de Montaña Quemada se abre la llanura interior, que es una de las<br />

regiones fisiográficas más características de la isla. Esta llanura aparece alterada por la<br />

presencia de pequeños tableros alargados de una veintena de metros de altura y algunas<br />

montañas que se levantan un centenar de metros sobre el relieve circundante, como Montaña<br />

Gairía. Hacia el sur, el Valle Central se estrecha progresivamente hasta desaparecer en el Valle<br />

del Tarajal de Sancho. Esta llanura central constituye un bloque hundido con respecto al sector<br />

más occidental, y su origen ha estado condicionado por la actividad tectónica.<br />

3. Los Valles y Cuchillos orientales Esta unidad se localiza desde Montaña Escanfraga, al<br />

norte, hasta el Istmo de Jandía, al sur. La característica esencial es la presencia de un relieve que<br />

se estructura en valles, la mayoría sin cabeceras bien desarrolladas, con vertientes cóncavas y<br />

fondo plano. Los interfluvios están constituidos por cordales que normalmente superan los 400<br />

m (cuchillos). Estos cuchillos representan los restos de los edificios volcánicos subaéreos del<br />

ciclo de vulcanismo mioceno.<br />

4. El Macizo de Betancuria. Este macizo se localiza desde el curso medio del Barranco de<br />

Los Molinos, al norte, hasta el margen occidental del barranco de Chilegua. El contacto con<br />

la llanura central es bastante brusco, sobre todo entre Antigua y Tuineje. Este macizo<br />

presenta, como rasgos diferenciales, acusados desniveles y una notable compartimentación<br />

del relieve. En este sector afloran los materiales del Complejo Basal.<br />

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8_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

5. La Península de JandíaSeparada del resto de la isla por el Istmo de la Pared, presenta dos<br />

vertientes claramente diferentes. La vertiente de Barlovento presenta un talud cóncavo y un<br />

escarpe donde se alcanzan las mayores cotas de la isla (Pico de la Zarza, 807 m). La vertiente de<br />

sotavento se caracteriza por la presencia de una red de barrancos estrechos y cortos, en<br />

disposición casi radial que parten del escarpe. Desde Morro Jable hasta el Oeste, los barrancos<br />

terminan en una planicie costera, levantada unos 10 metros sobre el nivel del mar. Algunos<br />

sectores como el Istmo de Jandía o el Jable de Salinas, se caracterizan por la presencia de<br />

formaciones dunares de arenas organógenas movilizadas por el viento, y sobre las que se han<br />

producido importantes encostramientos.<br />

Características geológicas.<br />

Desde el punto de vista geodinámico el Archipiélago Canario, y por tanto<br />

<strong>Fuerteventura</strong>, está situado dentro de la Placa Africana, en una posición tectónica de intraplaca,<br />

en ambiente oceánico y cercano al borde continental de tipo "pasivo" del noroeste africano. El<br />

espesor de la corteza oceánica bajo Canarias varía desde los 12 km en La Palma hasta los 20 km<br />

entre <strong>Fuerteventura</strong> y Lanzarote (Fig. 3, Bosshard & Macfarlane, 1970; Banda et al., 1980;<br />

Banda et al., 1981). La Isla de <strong>Fuerteventura</strong> se asienta sobre una corteza de espesor<br />

anormalmente grueso para ambientes oceánicos (entre 15 y 20 km), que puede ser interpretada<br />

como oceánica engrosada. Su estructura consiste (Banda et al., 1980; Banda et al., 1981) en una<br />

primera capa de rocas volcánicas que se extiende hasta los 3 km de profundidad, y una capa de<br />

rocas ígneas plutónicas de posible composición gabroica y ultramáfica que alcanza los 15 km.<br />

Entre los 15 y 20 km aparece una zona de tránsito entre la corteza oceánica y el manto terrestre<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______9<br />

(Fig. 4) caracterizada por una baja velocidad de propagación de las ondas sísmicas P (7.4 km/s)<br />

si la comparamos con la velocidad de propagación en el manto (8.0 km/s). Esta capa puede<br />

corresponder a un conjunto de rocas máficas y ultramáficas producidas por el magmatismo<br />

asociado a la actividad del punto caliente mantélico en el pasado (Holik et al., 1991). Esta capa<br />

de baja velocidad sísmica ha sido encontrada en otros contextos de magmatismo intraplaca<br />

(Caress et al., 1995 ).<br />

En el conjunto del Archipiélago es posible reconocer la existencia de directrices o<br />

direcciones estructurales de primer orden que indican la presencia de importantes fracturas o<br />

fallas en la corteza oceánica. Las orientaciones de estas fracturas parecen concentrarse en cuatro<br />

grandes poblaciones fundamentales o directrices (Carracedo, 1984) que han condicionado la<br />

génesis y formación del Archipiélago y están íntimamente ligadas a la evolución tectónica del<br />

Océano Atlántico, al desplazamiento de la placa Africana y al campo de esfuerzos local<br />

provocado por la existencia de una pluma mantélica (Anderson et al., 1992):<br />

1. N35ºE (NE-SO). Dirección "Africana" (alineación de <strong>Fuerteventura</strong> y Lanzarote).<br />

2. N110ºE (NO-SE ). Dirección "Atlántica" (alineación entre La Palma, Tenerife y Gran<br />

Canaria).<br />

3. N60-65ºE. Dirección "Atlásica" (alineación entre Tenerife, La Gomera y El Hierro).<br />

4. N-S. Orientación de la red de diques en la Palma.<br />

El nacimiento y emersión de la Isla de <strong>Fuerteventura</strong> y su posterior evolución se ha llevado a<br />

cabo, de forma similar a como ocurre en las otras islas, según dos ciclos fundamentales:<br />

crecimiento submarino y subaéreo, que han dado lugar a la formación de diversas rocas<br />

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10_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

representadas en la Isla por cuatro grandes formaciones rocosas (Ancochea et al., 1993, ver<br />

Figura 1):<br />

El Complejo Basal<br />

En la Isla de <strong>Fuerteventura</strong> aflora fundamentalmente en el sector occidental, en el Macizo de<br />

Betancuria. Está esencialmente representado por un conjunto de materiales volcánicos<br />

submarinos apoyados sobre una serie sedimentaria de fondo oceánico de edad Jurásico inferior-<br />

Cretácico inferior y medio que forma parte de la corteza oceánica jurásica levantada y<br />

deformada (Steiner et al., 1998) que se encuentran atravesados por diversos plutones y un<br />

importante complejo de diques.<br />

Corteza Oceánica.<br />

La corteza oceánica pre-volcánica mesozoica aparece en dos sectores de la costa occidental<br />

de la isla: entre la Punta de la Laja y la playa de Jarubio en la costa norte (Fúster et al., 1968b;<br />

Robertson & Stillman, 1979b; Roberston & Bernouilli, 1982), donde se encuentra muy<br />

fracturada e hidrotermalizada, y entre el Puerto de la Peña y la Caleta de la Peña Vieja en Ajuy<br />

(Fúster et al., 1968b; Rothe, 1968; Robertson & Stillman, 1979a; Fúster et al., 1980; Roberston<br />

& Bernouilli, 1982; Fúster et al., 1984a; Fúster et al., 1984b; Renz et al., 1992). En este último<br />

sector, esta secuencia presenta un espesor aproximado de 1600 m. Se han diferenciado cinco<br />

unidades en estos sedimentos (Steiner et al., 1998):<br />

- Unidad Basal. En la base de la secuencia, los sedimentos n los materiales más antiguos de la<br />

corteza oceánica en el Atlántico Central. Estos basaltos aparecen en la Playa de Los Muertos.<br />

Los basaltos están cubiertos por unos 150 metros de argilitas y limmesozoicos están<br />

intercalados con basaltos toleíticos de tipo N-MORB, de edad Jurásico Inferior, que<br />

representaolitas depositadas en aguas profundas, por debajo del nivel de compensación de<br />

carbonatos.<br />

Unidad de Calizascon bivalvos pelágicos. Aflora en el Barranco de Ajuy y a lo largo de<br />

la costa, al norte del Puerto de la Peña. Consiste en unos 150 metros de calizas, argilitas y<br />

margas. En la margas aparecen numerosas impresiones del bivalvo Bositra buchi, identificadas<br />

por Rothe (1968) como Posidonia bronni. La asociación de facies de esta unidad indica que la<br />

sedimentación se produjo entre la parte media del talud continental y la llanura abisal, por<br />

encima del nivel de compensación de carbonatos. La edad de esta unidad es Jurásico Inferior-<br />

Jurásico Superior- Unidad Clástica Mixtaa lo largo de la costa, entre la Caleta Negra y la<br />

desembocadura del Barranco de la Peña, con una potencia de 470 metros. Marca el retorno a la<br />

sedimentación clástica y está compuesta principalmente por arenas y limos turbidíticos, con<br />

margas y pizarras negras subordinadas, depositadas en un ambiente marino profundo. Los<br />

foraminíferos y el alga verde encontrada en el techo de esta unidad aportan una edad Jurásico-<br />

Cretácico Inferior (Nautiloculina sp., Mesoendothyra sp. y Ophatalmidium sp.) y Oxfordiense a<br />

Valanginiense (Salpingoporella pygmaea).<br />

- Unidad Clástica PrincipalAflora a lo largo de la costa entre la desembocadura del<br />

Barranco de la Peña y el sur de la Caleta de la Peña Vieja, y está compuesta por 500 metros de<br />

arenas turbidíticas. La base, de edad Valanginiense-Hauteriviense, se ha datado a partir de la<br />

aparición del ammonite Neocomites sp. (Renz et al., 1992). Los últimos 100 metros de esta<br />

unidad están compuestos principalmente por pizarras negras que marcan el final del sistema de<br />

abanico submarino. Considerando la edad de la siguiente unidad, las pizarras negras podrían<br />

corresponderse con el más antiguo de los eventos oceánicos anóxicos del Cretácico<br />

(Berriasiense- Albiense; Jenkyns, 1980).<br />

- Unidad de Calizas Pelágicas. Aflora principalmente en la Caleta de la Peña Vieja y en<br />

la parte media del Barranco de la Peña. Está compuesta por 150 metros de depósitos de talud,<br />

principalmente margas. Se corresponde con la unidad F y G de Robertson y Stillman (1979).<br />

Robertson y Bernoulli (1982) asignan una edad Albiense-Cenomaniense Inferior a la unidad F<br />

en base a la aparición del ammonites Partschiceras cf. whiteavesi y a la siguiente asociación de<br />

foraminíferos planctónicos: Schakoina galdolfii Reichel, Rotalipora sp., Hedbergella sp. y<br />

Gabonella sp. A la unidad G se le atribuye una edad Senoniense por la presencia de<br />

Globotruncánidos y Heterohelícidos, asociados con foraminíferos bentónicos del género<br />

Stensiöina, Gavelinella, Polimorphina y Reussella.<br />

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Secuencia volcánica submarina<br />

Dentro del Complejo Basal de <strong>Fuerteventura</strong>, en el área de afloramiento de rocas<br />

consideradas anteriormente de origen submarino (Fúster et al., 1968; Robertson y Stillman,<br />

1979; Fúster et al., 1980; Robertson y Bernouilli, 1982; Fúster et al., 1984a; Fúster et al.,<br />

1984b; Le Bas et al., 1986; Stillman, 1987; Ibarrola et al., 1989; Cantagrel et al., 1993), se han<br />

identificado y cartografiado tres grandes unidades litoestratigráficas (Fig. 5) (Gutiérrez, 2000) :<br />

el Grupo Volcánico Submarino, que representa el estadio de construcción submarina de la isla,<br />

el Grupo Volcánico de Transición, que marca el tránsito hacia el crecimiento subaéreo y el<br />

Grupo Volcánico Subaéreo, que se corresponde con los niveles más bajos de los Edificios<br />

Subaéreos Central y/o Septentrional Inferior definidos en la isla por Ancochea et al., (1993) y<br />

Ancochea et al., (1996).<br />

Grupo Volcánico Submarino (GVS)<br />

Todo el estadio de crecimiento submarino de la isla de <strong>Fuerteventura</strong> debió de<br />

desarrollarse en un periodo de tiempo relativamente corto, localizado en el Oligoceno Medio-<br />

Superior.<br />

Unidades litoestratigráficas<br />

En el GVS se han diferenciado varias formaciones en función de sus características<br />

estratigráficas, sedimentológicas y petrográficas (Gutiérrez, 2000; Gutiérrez et al., 2002,<br />

Gutiérrez et al., en prensa) (Fig. 5):<br />

1) Formación basaltos y nefelinitas del Barranco del Tarajalito (A).<br />

Se apoya de manera discordante sobre los sedimentos de fondo oceánico de la Serie Mesozoica.<br />

Esta formación se caracteriza por la aparición de rocas de afinidad ultraalcalina (nefelinitas,<br />

fonolitas nefelínicas) junto a otras fuertemente alcalinas (basanitas). En ella puede diferenciarse<br />

una asociación de facies volcánicas primarias de composición basáltica que está constituida por<br />

pequeños conos formados por lavas almohadilladas, brechas de fragmentos de almohadillas más<br />

o menos resedimentadas y brechas de almohadillas escoriáceas. Esta asociación de facies se<br />

generó a través de erupciones efusivas y fuentes de lavas submarinas. Además, consta de una<br />

asociación de facies volcanogénicas formada fundamentalmente por brechas, areniscas y<br />

limolitas volcánicas, depositadas a través de flujos gravitatorios en relación con la destrucción<br />

parcial de edificios volcánicos ultraalcalinos situados en la zona oriental.<br />

2) Formación basaltos y fonolitas de la Herradura (B). Está constituida<br />

principalmente por depósitos proximales (lavas almohadilladas, brechas de almohadillas<br />

escoriáceas y brechas de fragmentos de almohadillas de composición basáltica Eventualmente<br />

tuvieron lugar erupciones efusivas de coladas fonolíticas que dieron lugar a depósitos<br />

hialoclastíticos de la misma composición.<br />

3) Formación brechas, areniscas y limolitas de los Negros (C).<br />

Está compuesta fundamentalmente por depósitos volcanogénicos donde predominan los<br />

fragmentos de composición basáltica, apareciendo ocasionalmente fragmentos de fonolitas.<br />

Estos nivelesse depositaron a través de flujos gravitatorios, principalmente "debris-flow" y<br />

flujos granulares de densidad modificada. Algunos de los depósitos presentan una alta<br />

concentración de fragmentos bioclásticos (foraminíferos bentónicos, bivalvos, gasterópodos,<br />

etc.)<br />

4) Formación basaltos de La Gatera (D).<br />

Formada por lavas almohadilladas de considerable tamaño, asociadas a depósitos<br />

autoclásticos (brechas de almohadillas y brechas de fragmentos de almohadillas).<br />

5) Formación areniscas y limolitas de Toscano (E).<br />

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Está compuesta principalmente por alternancias de areniscas y limolitas, depositadas a través de<br />

flujos gravitatorios, que se han sedimentado en las partes distales de los abanicos que rodean al<br />

edificio submarino.<br />

6) Formación basaltos del Valle Consiste fundamentalmente en lavas almohadilladas<br />

y depósitos autoclásticos asociados (brechas de almohadillas y brechas de fragmentos de<br />

almohadillas), depósitos sineruptivos resedimentados (brechas de fragmentos de almohadillas<br />

resedimentadas) y niveles volcanogénicos (areniscas y brechas volcánicas). La presencia de<br />

corales coloniales incrustados en la corteza externa de algunas lavas almohadillas, las muestras<br />

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de abrasión significativa en los cantos en algunos niveles volcanogénicos y la existencia de<br />

estructuras tractivas en niveles altos de esta formación, sugieren una relativa somerización del<br />

edificio. La composición de los materiales es fundamentalmente basáltica, restringiéndose los<br />

materiales sálicos a algunos niveles volcanogénicos de grano fino.<br />

Características petrológicas<br />

Desde el punto de vista geoquímico y petrográfico se han diferenciado dos series: una<br />

serie ultraacalina, limitada a la base de este grupo (Formación basaltos y nefelinitas del<br />

Barranco del Tarajalito, A) y una serie fuertemente alcalina, que se solapa en la base con la<br />

anterior y que pasa a dominar el resto de esta secuencia.<br />

La serie ultraalcalina está constituida fundamentalmente por melanefelinitas y<br />

nefelinitas s.s. y fonolitas nefelínicas, apareciendo además sus equivalentes plutónicos (ijolitas,<br />

melteigitas, sienitas nefelínicas) como enclaves o como fragmentos en los niveles<br />

volcanogénicos.<br />

Diversos criterios petrográficos, geoquímicos y geocronológicos, sugieren una conexión<br />

genética entre la serie volcánica ultraalcalina definida en el Grupo Volcánico Submarino y los<br />

complejos ultraalcalinos definidos en otros sectores de la isla (Esquinzo, Ajui-Solapa y Punta<br />

del Peñón Blanco, Barrera et al., 1981; Le Bas et al., 1986; Stillman, 1987; Sagredo et al.,<br />

1998; Sagredo et al., 1996; Ahijado, 1999, Fernández et al., 1997; Balogh et al., 1999).<br />

La serie fuertemente alcalina está constituida fundamentalmente por diversos tipos de<br />

basaltos/basanitas y fonolitas. En cuanto a los términos básicos se han diferenciado<br />

basaltos/basanitas olivínico-piroxénicos, basaltos/basanitas piroxénicas, basaltos/basanitas<br />

anfibólicos y basaltos/basanitas piroxénico-anfibólicos. Estas rocas incorporan enclaves de<br />

piroxenitas y anfibololitas, en muchos casos comagmáticos y enclaves accidentales de ijolitas<br />

relacionados con la serie ultraalcalina (fragmentos de roca de caja arrancados por el magma<br />

durante su ascenso). Los términos más diferenciados de esta serie se corresponden con fonolitas,<br />

que contienen en ocasiones enclaves comagmáticos de sienitas.<br />

Grupo Volcánico de Transición (GVT)<br />

Las rocas volcánicas que constituyen el GVT marcan el tránsito hacia el vulcanismo<br />

subaéreo, que se produciría en el Oligoceno Superior-Mioceno Inferior. Aunque alguna de las<br />

formaciones que lo componen se depositaron bajo el mar, todas ellas presentan evidencias de<br />

haberse formado una vez que la isla estaba parcialmente emergida.<br />

Unidades litoestratigráficas (Fig. 5):<br />

1) Formación traquitas de la Caleta del Barco. Constituida fundamentalmente por<br />

niveles de brechas piroclásticas generadas en erupciones altamente explosivas (G1) y coladas<br />

sálicas masivas formadas durante periodos de emisión efusiva (G2).<br />

2) Formación de camptonitas de Piedra de Fuera (G3). Formada por coladas<br />

subaéreas que eventualmente llegaron al mar, originando deltas de lava; lavas almohadillas y<br />

brechas de almohadillas escoriáceas extruídas en aguas someras. Aparecen también diques de<br />

considerable espesor. Este episodio de vulcanismo está ligado temporal y espacialmente a la<br />

emisión de traquitas de la formación G2.<br />

3) Formación conglomerados y areniscas de Janey (G4). Constituida por<br />

conglomerados y areniscas depositados en ambientes muy someros por flujos gravitatorios que<br />

transportaron el sedimento desde las playas de la parte ya emergida de la isla. Los clastos<br />

proceden de la erosión y retrabajamiento de los materiales de las formaciones anteriores y de<br />

otras unidades del Complejo Basal (Grupo Volcánico Submarino y Serie Mesozoica),<br />

emergidos en ese momento.<br />

4) Formación calcirruditas y calcarenitas del Barranco de la Fuente Blanca (G5).<br />

Está constituida por conglomerados, calcirruditas y calcarenitas que proceden de la destrucció<br />

de un arrecife coralino que bordeaba a la isla. Esta formación se corresponde a los niveles<br />

bioclásticos estudiados por Robertson y Stillman (1979) (Fig. 6):<br />

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- Unidad B : Calcarenitas bioclásticas y calciruditas conglomeráticas. Está compuesta por capas<br />

amalgamadas que gradan desde conglomerados a calcarenitas y a calcilutitas, con intraclastos de<br />

pizarras negras dispersos. Hacia el techo decrece el tamaño de grano y aparecen intercalaciones<br />

de areniscas y limolitas volcanoclásticas.<br />

- Unidad C : Calcarenitas y areniscas volcanoclásticas.<br />

Características petrológicas<br />

Los materiales volcánicos básicos emitidos durante este periodo tienen afinidad<br />

fuertemente alcalina. Por otro lado, su estrecha relación espacial y temporal con las rocas<br />

traquíticas plantea la posibilidad de que ambos tipos de rocas estén genéticamente relacionadas<br />

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y que la fraccionación de la kaersutita, durante un proceso de cristalización fraccionada<br />

condujera a la saturación en sílice del magma residual y originara los términos traquíticos. Otra<br />

posibilidad es que, aunque ambos tipos de roca aparezcan asociadas, no tengan ninguna relación<br />

genética entre ellas.<br />

Grupo Volcánico Subaéreo (GVSA)<br />

El GVSA está compuesto por coladas vesiculadas de composición basálticatraquibasáltica<br />

y niveles fragmentarios monomícticos que parecen corresponder con zonas<br />

escoriáceas entre estas coladas de emisión subaérea, intensamente intruidas por los diques del<br />

complejo filoniano. También aparecen niveles de brechas polimícticas con típicas características<br />

de depósitos de “debris-avalanche” relacionados con los grandes deslizamientos gravitacionales<br />

que afectaron los primeros edificios subaéreos en la Isla (Acosta et al., 2003). Estos materiales<br />

probablemente correspondan a los niveles más bajos de los Edificios subaéreos Miocenos<br />

Central y/o Septentrional Inferior definidos por Ancochea et al., ( 1993) y Ancochea et al.,<br />

(1996).<br />

Evolución estructural<br />

Los materiales estudiados han sido afectados por dos fases de deformación tectónica. En<br />

relación a la primera de estas fases, de carácter extensional-contractivo (D1), se produciría el<br />

depósito del Grupo Volcánico Submarino como consecuencia del movimiento de una gran falla<br />

extensional lístrica. Posteriormente se produciría una situación contractiva. Ambos procesos<br />

explicarían la presencia de la discordancia progresiva observada dentro del GVS (Fig. 7).<br />

Posteriormente, la propagación de este cabalgamiento hacia el NE conduciría al desarrollo de<br />

estructuras simultáneas con la formación del Grupo Volcánico de Transición y responsables de<br />

la discordancia observada entre este grupo y el Grupo Volcánico Submarino (Fig. 7). Esta fase<br />

compresiva podría estar relacionada a escala regional con el choque de las placas Africana e<br />

Ibérica, responsable de la formación de la cadena montañosa del Alto Atlas.<br />

La segunda fase deducida (D2), de carácter extensional, daría lugar a la formación de<br />

grandes pliegues antiformales (“roll over anticlines”) de dirección NNE-SSO, en relación con el<br />

funcionamiento de grandes “semigraben arqueados”. La posición cartográfica actual del<br />

Complejo Basal se debe a su localización en el núcleo de estas estructuras de plegamiento. Estas<br />

estructuras afectan tanto al Grupo Volcánico Submarino como al Grupo Volcánico de<br />

Transición. La mayoría de los diques del complejo filoniano (Fig. 8) intruirían durante los<br />

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últimos estadios de esta fase, a lo largo de la cresta del anticlinal principal (“roll over anticline”)<br />

y aprovechando posiblemente las fracturas que se generan en esta zona durante la formación de<br />

los “graben” de colapso. Estos diques alimentarían una dorsal volcánica de considerable altura<br />

(entre 2500 y los 4000). La extensión asociada a esta fase D2 tiene dirección E-O o ONO-ESE.<br />

Esto sugiere que durante este periodo el vulcanismo y crecimiento de la isla de <strong>Fuerteventura</strong> se<br />

desligaron de la tectónica compresiva regional y se rigieron por un campo de esfuerzos más<br />

local.<br />

La actividad magmática durante esta fase D2 estaría probablemente relacionada con la<br />

existencia de una zona anómala mantélica que parece extenderse hacia el este, y que podría ser<br />

responsable a su vez de los episodios de actividad magmática de edad Oligocena registrados en<br />

las Islas Salvajes (Mitchel-Thomé, 1976; Bravo & Coello, 1978, Geldmacher et al., 2001) y en<br />

el Alto Atlas (Harmand y Cantagrel, 1984; Klein y Harmand, 1985; Bouabdli et al., 1988). El<br />

afloramiento de las rocas más antiguas del Complejo Basal (corteza oceánica y sedimentos<br />

mesozoicos) probablemente se haya visto favorecido por el levantamiento isostático que se<br />

produce en respuesta al adelgazamiento cortical asociado a la actuación de las estructuras<br />

extensionales y a la erosión térmica de la base de la litosfera como consecuencia del continuo<br />

ascenso de la pluma o zona anómala mantélica.<br />

Intrusiones<br />

Las rocas de la corteza oceánica mesozoica y de los Grupos Volcánicos Submarino, de<br />

Transicción y Subaéreo están profusamente atravesadas por numerosos cuerpos plutónicos e<br />

hipoabisales. Las intrusiones plutónicas forman una serie de pequeños cuerpos independientes<br />

cuyas relaciones de contacto mutuo indican cuatro episodios mayores de actividad ígnea (Fúster<br />

et al., 1968 a; Gastesi, 1969 a y b; Stillman et al., 1975; Fúster et al., 1980; Fúster et al., 1984 a<br />

y b; Le Bas et al., 1986; Stillman, 1987; Sagredo et al., 1989; Hoernle y Tilton, 1991; Cantagrel<br />

et al., 1993; Valgo, 1999):<br />

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- Una serie ultraalcalina inicial que aparece esporádicamente cerca de la costa occidental de la<br />

Isla, desde Tostó- Cotillo al Norte (Fúster et al., 1980; Barrera et al., 1986), hasta las<br />

proximidades de la desembocadura del barranco de Amanay al Sur (Le Bas, 1981; Ahijado &<br />

Hernández-Pacheco, 1992; Ahijado et al., 1992; Mangas et al., 1994). Se trata<br />

fundamentalmente de intrusiones piroxeníticas, gabros anfibólicos, ijolitas-melteigitas-urtitas,<br />

sienitas nefelínicas y carbonatitas. Estas últimas aparecen en tres macizos : Punta del Peñón<br />

Blanco, Caleta de la Cruz-Punta de la Nao y Esquinzo (Barrera et al., 1986; Hernández-<br />

Pacheco, 1989; Ahijado & Hernández-Pacheco, 1990; Ahijado & Hernández-Pacheco, 1992;<br />

Ahijado et al., 1992; Mangas et al., 1992; Mangas et al., 1993; Mangas et al., 1994).<br />

- Una serie gabroide-piroxenítica constituida por plutones de forma alargada según la dirección<br />

NNE-SSO y NO-SE (Gastesi, 1969a; Gastesi, 1969b, Gastesi, 1973) cuya intrusión produce<br />

intensos fenómenos de metamorfismo de contacto en las rocas encajantes (Muñoz & Sagredo,<br />

1975; Stillman et al., 1975; Muñoz & Sagredo, 1989).<br />

- Varios Complejos circulares que forman una serie de intrusiones anulares de gabros y sienitas<br />

como el de Vega de Río de Palmas, que dan lugar en el terreno a la aparición de crestas<br />

circulares como la que se encuentra en el embalse de Las Peñitas (Muñoz, 1969).<br />

Además de estas intrusiones plutónicas atravesando a las rocas del Complejo Basal aparece un<br />

importante complejo filoniano (Fig. 8) constituido por una red de diques de extraordinaria<br />

densidad, que en muchos casos constituyen el 95% ó 99% del afloramiento rocoso (Fúster et al.,<br />

1968a; López-Ruiz, 1970; Stillman & Robertson, 1977; Stillman, 1987; Ahijado et al., 2001).<br />

Suelen disponerse en posición subvertical o ligeramente inclinados hacia el Oeste. La dirección<br />

más corriente es NNE-SSO, aunque también aparecen algunos con dirección NE-SO y NO-SE.<br />

Su composición es variable predominando los tipos basálticos y traquibasálticos.<br />

Las rocas plutónicas de la serie ultraalcalina inicial y los complejos carbonatíticos están<br />

afectadas por zonas de cizalla dúctil o dúctil-frágil (Casillas et al., 1994; Fernández et al., 1997)<br />

en las que se desarrolla una importante foliación milonítica de dirección NO-SE con<br />

buzamientos variables tanto al Norte como al Sur con movimientos transcurrentes y de falla<br />

normal.<br />

El vulcanismo del primer ciclo subaéreo Mioceno<br />

Sobre las rocas del Complejo Basal de <strong>Fuerteventura</strong> pueden aparecer dos tipos de materiales,<br />

cuya presencia indica la emersión de la Isla sobre el fondo marino:<br />

- Depósitos sedimentarios detríticos formados por encima del nivel del mar en clara<br />

discordancia erosiva: conglomerados poco seleccionados con cantos y bloques de rocas del<br />

Complejo Basal, originados en condiciones climáticas áridas mediante un transporte<br />

relativamente rápido.<br />

- Coladas basálticas de la base de los edificios volcánicos de tipo escudo que representan el<br />

comienzo del vulcanismo subaéreo en tránsito gradual desde el vulcanismo submarino.<br />

Este vulcanismo subaéreo cuya edad estaría comprendida entre los 23 Ma y los 13 Ma (Coello<br />

et al., 1992; Ancochea et al., 1993; Balcells et al., 1994; Ancochea et al., 1996) dio lugar en la<br />

isla a la construcción de tres edificios volcánicos en escudo (parecidos a los que aparecen en<br />

Hawaii) cuyos centros principales de emisión se situarían al Oeste de la pared de Jandía, entre<br />

Pájara y Toto, y al Este del puertito de Los Molinos. Los restos de estos edificios se pueden<br />

observar en las laderas de los "cuchillos" que limitan los grandes valles en "U" de la parte<br />

oriental de la Isla. Estos grandes volcanes se formaron por acumulación de grandes volúmenes<br />

de coladas de lavas muy fluidas y material piroclástico, en erupciones fisurales de altas tasas<br />

eruptivas (Ancochea et al., 1993; Ancochea et al., 1996).<br />

Los materiales basálticos de estas formaciones están también profusamente atravesados por<br />

numerosos diques de diversa <strong>naturaleza</strong> y composición, y algunos pitones sálicos (p. ej. la<br />

Montaña de Tindaya) (Cubas et al., 1989).<br />

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El vulcanismo del segundo ciclo subaéreo Plio-Cuaternario<br />

Una vez formados estos edificios volcánicos miocenos y tras un intenso período erosivo, a<br />

finales del Plioceno (5 Ma) se renueva la actividad volcánica y se forman una serie de pequeños<br />

volcanes en escudo, cuyas coladas de lava basáltica fueron rellenando algunos paleo-relieves:<br />

volcán de Ventosilla, volcán del Cercado Viejo, volcán de Betancuria y Antigua, etc.<br />

Con posterioridad se producen algunas pequeñas erupciones que forman conos de cinder<br />

alineados a lo largo de fracturas y coladas derivadas de extensión variable (Cendrero, 1966).<br />

Entre las formaciones volcánicas que representan este último ciclo aparecen numerosos niveles<br />

de playas levantadas cuyo origen debe relacionarse con movimientos de elevación de bloques<br />

insulares y/o movimientos eustáticos.<br />

Las Formaciones sedimentarias del Plioceno y Cuaternario.<br />

En estos materiales aparecen diferentes formaciones sedimentarias con restos de fauna de<br />

invertebrados y vertebrados que constituyen el registro fósil, aunque puntual, más amplio de<br />

Canarias.<br />

En tres ocasiones, durante el tránsito Mio-Plioceno, durante el Pleistoceno superior y en el<br />

Holoceno se producen depósitos marinos relacionados con episodios marinos transgresivos. Las<br />

playas levantadas correspondientes a los dos primeros episodios contienen faunas de<br />

invertebrados de aguas cálidas, mientras que en el último, se ha encontrado fauna similar a la<br />

que actualmente habita en el medio marino canario. A estos depósitos se les superpusieron<br />

formaciones dunares (Plioceno-Pleistoceno superior-Holoceno) con aluviones y paleosuelos<br />

intercalados que han quedado parcialmente cubiertas por lavas basálticas. Los tubos volcánicos<br />

son una de las principales fuentes de información paleontológica del Cuaternario de Canarias, y<br />

se asemejan en cuanto a su dinámica de deposición a los rellenos de fisuras cársticas, actuando<br />

como trampas (depósitos de concentración, Seilacher et al., 1985) donde se concentran el<br />

sedimento y los restos (Castillo et al., 1996 a y b). Los mecanismos de transporte identificados<br />

son las escorrentías, los fenómenos gravitacionales o decantación de finos a partir de corrientes<br />

de aire.<br />

El Plioceno de <strong>Fuerteventura</strong><br />

El registro paleontológico de <strong>Fuerteventura</strong> perteneciente a esta época corresponde en su<br />

mayoría a depósitos marinos y, en mucho menor medida, a terrestres. Esto se debe a que los<br />

afloramientos marinos han quedado expuestos sobre una plataforma de abrasión (rasa<br />

intermareal) situada sobre los materiales del Complejo Basal, mientras que los terrestres<br />

quedaron cubiertos por las coladas volcánicas posteriores. Los fósiles pliocénicos mejor<br />

conocidos son de invertebrados marinos, principalmente moluscos gasterópodos y bivalvos.<br />

Los depósitos marinos del tránsito Mioceno-Plioceno (datados entre 5,8 y 6,6 Ma) aparecen hoy<br />

situados normalmente a 10-14 m de altura sobre el actual nivel del mar, e incluso, debido a<br />

movimientos tectónicos diferenciales, a los 55 m como en Morro Jable. Están constituidos por<br />

conglomerados y areniscas de poca potencia (1 m), con gran riqueza en fauna y flora calcárea<br />

(algas incrustantes) tan extraordinaria que constituirán la materia prima (arenas biodetríticas) de<br />

los costrones calcáreos (Meco, 1977; Meco, 1993; Meco & Pomel, 1985).<br />

En Agua Tres Piedras, en el Istmo de la Pared, es donde mejor se pueden observar las<br />

formaciones dunares del Plioceno de <strong>Fuerteventura</strong>. Según Meco (1977) estas dunas se<br />

formaron por la removilización de arenas puestas al descubierto durante la fase de regresión del<br />

nivel del mar. Intercalados en estas dunas aparecen paleosuelos que indican varias pausas<br />

lluviosas durante este período.<br />

El Cuaternario de <strong>Fuerteventura</strong><br />

Durante el Pleistoceno superior se produjeron varias oscilaciones positivas del nivel del mar<br />

debido a un aumento global de la temperatura durante los periodos interglaciares. Estos cambios<br />

han quedado registrados en las costas de <strong>Fuerteventura</strong>, en los depósitos que Meco et al. (1986)<br />

denominan Jandiense, y que pertenecen al menos a dos estadios isotópicos, 5 y 7 (Meco et al.,<br />

1992; Zazo et al., 1997), y que se sitúan a unos 5 m sobre el nivel del mar actual.<br />

La playa levantada jandiense, cuya localidad tipo es Las Playitas (Gran Tarajal) (Meco et al.,<br />

1986) está constituida por areniscas muy cementadas de color claro con Strombus bubonius,<br />

sobre las que suele aparecer un conglomerado de unos 2 a 3 m de espesor que incluye<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______19<br />

numerosos cantos redondeados de basalto y que en su parte superior, que corresponde al<br />

comienzo de la postplaya, en la berma, no suele estar cementado y se mezcla con aportes<br />

continentales arcillosos y arenosos.<br />

En el Holoceno se produce una nueva elevación del nivel del mar que da lugar a varios<br />

depósitos marinos cuya edad varía entre los 5.640 años y los 3.400 años, y se encuentran a 3-4<br />

m sobre el nivel de la marea baja. Este episodio trangresivo fue denominado por Meco y Petit-<br />

Maire (1986) como Erbanense, y su localidad tipo es la Jaqueta (en el sur de <strong>Fuerteventura</strong>).<br />

Otros afloramientos son los de Corralejo y El Cotillo. Los restos de esta playa son<br />

eminentemente conglomeráticos con cantos rodados de la arenisca jandiense. Se encuentra<br />

directamente sobre la arenisca jandiense cuando corresponden al relleno de cubetas y sobre un<br />

delgado depósito continental de color asalmonado con clastos angulosos y conchas de<br />

gasterópodos terrestres en otras ocasiones. El punto más alto, correspondiente a la berma se<br />

encuentra a casi dos metros de altura sobre la berma actual.<br />

Las dunas eólicas están bien representadas por toda la isla. Los cambios del nivel del mar<br />

favorecieron el ataque de la base de los acantilados de la costa norte de la península de Jandía,<br />

dejando expuestas las calcarenitas y las areniscas grises cementadas, que por acción del viento,<br />

formarán las dunas del Pleistoceno superior y del Tardiglacial en la zona del Istmo de Jandía y<br />

el norte de <strong>Fuerteventura</strong> (Meco, 1992). Dentro de estas dunas se pueden encontrar<br />

frecuentemente niveles con nidos de himenópteros y restos de gasterópodos como los de Theba<br />

costillae n. sp. (Hutterer, 1990).<br />

La alternancia de dunas y paleosuelos, así como el estudio de depósitos de materiales finos<br />

procedentes del Sahara, han permitido establecer las sucesiones de eventos paleoclimáticos de la<br />

isla de <strong>Fuerteventura</strong> (Meco, 1975; Meco & Petit-Maire, 1986; Rognon & Coudé-Gaussen,<br />

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24_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

La desertificación de <strong>Fuerteventura</strong><br />

<strong>Fuerteventura</strong> es un desierto, y lo es desde hace varios miles de años. Su paisaje actual, marcado<br />

por la presencia de llanos, relieves antiguos y erosionados, escasa vegetación, abundancia de<br />

piedras en la superficie de los suelos, zonas cubiertas de arenas y el escaso poblamiento,<br />

coincide con esa definición.<br />

Ninguna otra isla del archipiélago canario presenta un paisaje desértico tan marcado como<br />

<strong>Fuerteventura</strong>. Es el territorio más árido del estado español y de la Unión Europea, y debido a<br />

causas naturales y humanas se ha convertido en un territorio con dificultades para el desarrollo<br />

de la vida; es decir, se ha desertificado.<br />

Las causas naturales: la <strong>naturaleza</strong> aliada con el desierto<br />

<strong>Fuerteventura</strong> tiene desde mucho antes de su poblamiento un clima que, sin grandes variaciones,<br />

ha sido marcadamente árido. La escasez de precipitaciones y la elevada evaporación limitan la<br />

disponibilidad de agua y, como resultado de ello, la cubierta vegetal es escasa y la vida asociada<br />

a ella también. La ausencia de vegetación hace que los suelos estén más expuestos a la acción de<br />

los agentes erosivos, como el agua o el viento, lo que hace que importantes cantidades de tierra<br />

sean arrastradas hacia el mar o transportadas por el viento. El suelo se defiende de este ataque<br />

dejando en su parte más externa aquellos componentes que ni el viento ni el agua consigue<br />

arrastrar: las piedras. Éstas se van acumulando en su superficie y protegen sus horizontes<br />

profundos, pero al mismo tiempo el suelo también se empobrece. En este proceso los horizontes<br />

más superficiales, ricos en nutrientes y microorganismos, han desaparecido por erosión, y esto<br />

obliga a la vegetación a adaptarse, no sólo a la escasez de agua, sino también a un suelo pobre<br />

en nutrientes.<br />

Por otra parte, la escasez de vegetación no facilita la infiltración de la lluvia, con lo cual el<br />

agua escurre por los barrancos y se pierde en el mar otro importante recurso para la<br />

habitabilidad del territorio. Del agua que se infiltra, una parte es retenida en el suelo y retorna a<br />

la atmósfera por evaporación al cabo de uno o dos meses; otra, más pequeña, atraviesa el suelo<br />

y alcanza el acuífero, especialmente en los barrancos y redes de drenaje, y en su camino se<br />

carga de sales<br />

Las sales, tan frecuentes en las aguas subterráneas de <strong>Fuerteventura</strong>, tienen su origen, en su<br />

mayor parte, en el mar. La maresía, ese pulverizado de gotas y humedad marina, contiene las<br />

sales que son arrastradas por el viento hacia el interior de la isla y depositadas en la superficie<br />

de la tierra. Después de este recorrido aéreo, el agua completa el resto del viaje. Una parte de<br />

estas sales es disuelta por las aguas de escorrentía y devuelta de nuevo al mar. Otra parte se<br />

mueve con el agua de lluvia y se incorpora al suelo, donde se acumula y hace, en consecuencia,<br />

más difícil el crecimiento de la vegetación, o bien es llevada hasta capas más profundas por las<br />

aguas de infiltración y alcanza el acuífero dándole su conocido carácter salino.<br />

Por todo ello, el agua en <strong>Fuerteventura</strong> es escasa y los pocos manantiales existentes aportan<br />

reducidos caudales de aguas salinas que escurren por algunos de sus barrancos como las<br />

lágrimas de esta isla sedienta.<br />

Así es el desierto majorero: la escasez de agua, la pobreza de los suelos y la presencia de<br />

sales en ambos condicionan el funcionamiento de su ecosistema. Éstos son los principales<br />

factores que limitan el desarrollo de la vida en esta isla y que hacen que de forma natural sea un<br />

territorio desértico.<br />

Las causas antrópicas: la actividad humana como acelerador de los procesos de<br />

desertificación<br />

Toda la isla no ha presentado siempre las características anteriormente descritas, pues<br />

aproximadamente una décima parte de su superficie, distribuida por las montañas más elevadas<br />

de Betancuria y Jandía, conservó hasta hace pocos siglos un paisaje menos desértico del que<br />

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ahora conocemos. La mayor disponibilidad de agua y la fertilidad de los suelos permitieron que<br />

albergaran una vegetación de carácter arbustivo y arbóreo ahora desaparecida.<br />

La destrucción de la cubierta vegetal de estas zonas, así como la del resto de la isla, puede<br />

considerarse como uno de los procesos antrópicos que más han contribuido a la desertificación<br />

de <strong>Fuerteventura</strong>. La necesidad de leña, el laboreo de tierras en sectores de pendiente y el<br />

sobrepastoreo dejaron los suelos desprotegidos frente a la acción del agua y el viento, y los<br />

procesos de erosión se han visto acelerados.<br />

Por otra parte, el desarrollo de la agricultura de regadío de alfalfa y tomate durante el siglo<br />

XX llevó aparejada la sobreexplotación del acuífero y la salinización de los suelos. Marismas,<br />

fuentes y charcas naturales se desecaron y el riego con aguas salinas de pozos empobreció las<br />

tierras de cultivo.<br />

En la actualidad, las modernas técnicas de desalación de agua por ósmosis inversa están<br />

contribuyendo a una mayor sobreexplotación del acuífero. Ahora la mitad del agua extraída de<br />

los pozos se vierte al mar como residuo del proceso de desalación, mientras que se riega con la<br />

otra mitad del agua desalada. Esto implica que el riesgo de salinización de suelos sea menor,<br />

pero supone que para obtener el mismo volumen de agua de riego sea necesario extraer del<br />

acuífero el doble que cuando se regaba directamente con el agua sacada de los pozos.<br />

La sobreexplotación de las aguas subterráneas aumenta en la actualidad aunque la actividad<br />

agrícola haya remitido. Los núcleos turísticos desalan sus aguas a partir de extracciones de<br />

pozos que, aunque cercanos a la costa, siempre afectan en mayor o menor medida al acuífero.<br />

La alta demanda de agua de estos nuevos núcleos ha ocasionado la desecación de las fuentes de<br />

sectores próximos a ellos.<br />

Los intentos de aprovechamiento de las aguas superficiales con la construcción de embalses<br />

han resultado fracasados. La erosión de los suelos ha llenado de sedimentos presas como la de<br />

Las Peñitas, cuya capacidad se ha reducido a menos de una décima parte de la que tenía en el<br />

momento de su construcción hace sesenta y tres años. Además, debido a la elevada evaporación<br />

y a su ubicación en barrancos con manantiales salobres, la poca agua embalsada se saliniza con<br />

rapidez y se hace inservible para cualquier uso, como ocurre en la presa de Los Molinos.<br />

Por tanto, destrucción de la cubierta vegetal, prácticas agrícolas insostenibles, sobrepastoreo,<br />

sobreexplotación del acuífero y riego con aguas de mala calidad, son prácticas que han<br />

desencadenado una serie de procesos que en los últimos seiscientos años han hecho de<br />

<strong>Fuerteventura</strong> un territorio más desertificado.<br />

Sin embargo, también han operado en esta isla actividades humanas que han contribuido a<br />

limitar el proceso de desertificación.<br />

Las gavias y la lucha contra la desertificación en <strong>Fuerteventura</strong><br />

Las gavias son un sistema de cultivo característico de <strong>Fuerteventura</strong>, similar al de otras regiones<br />

áridas del mundo. Históricamente han hecho que esta isla sea un poco más habitable, tanto para<br />

la especie humana como para el resto de seres vivos. Las gavias son terrenos de cultivo<br />

allanados, rodeados por un dique de tierra y diseñados para inundarse mediante el desvío del<br />

agua que durante los periodos de lluvia discurre por los barrancos y barranquillos.<br />

Las ventajas de este sistema son evidentes: permite humedecer los suelos, lavar sus sales y<br />

fertilizarlos de forma natural con los nutrientes transportados con las aguas de escorrentía,<br />

procedentes de la erosión de los suelos de la cuenca hidrográfica y del polvo sahariano<br />

depositado en ellos. Además, por sus propias características, los procesos de erosión hídrica y<br />

eólica se ven considerablemente reducidos en las gavias en comparación con el resto de los<br />

suelos naturales. Por todos estos motivos, el sistema de cultivo en gavias se ha revelado como<br />

una práctica tradicional sostenible y eficaz para el aumento de la productividad biológica en un<br />

territorio árido como el que nos ocupa.<br />

<strong>Fuerteventura</strong> ha presentado históricamente una cultura muy desarrollada en el<br />

aprovechamiento y la gestión de las aguas superficiales. Las gavias son un ejemplo de ello, pero<br />

también las maretas, encharcamientos temporales utilizados como abrevaderos del ganado, o las<br />

charcas, pequeñas presas hechas con un dique de tierra.<br />

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Otras técnicas empleadas en la lucha contra la desertificación en esta isla no se manifiestan<br />

igual de eficaces, como es el caso de la revegetación y de la construcción de muros de piedra.<br />

Las estrategias de revegetación, adecuadas para restaurar la cubierta vegetal degradada en los<br />

sectores de mayor altitud de Betancuria, presentan un porcentaje de éxito muy bajo. Las<br />

condiciones climáticas y las características de los suelos hacen muy difícil que éstas prácticas,<br />

aplicadas en otros territorios, funcionen en <strong>Fuerteventura</strong>. Por tanto, es necesario desarrollar<br />

técnicas de revegetación adaptadas a las condiciones de la isla.<br />

La construcción de muros y diques en las redes de drenaje o la restauración de los muros de<br />

piedras de las cadenas situadas en las montañas se acostumbra a aplicar como medida de lucha<br />

contra la erosión. Sin embargo, se trata de una práctica muy poco eficaz, ya que el suelo<br />

permanece desnudo y es igualmente erosionado. Además, los diques en las redes de drenaje sólo<br />

retienen las piedras y las gravas, mientras que la tierra fina se pierde en el mar o va a parar a los<br />

embalses. Se hace necesaria una evaluación de la eficacia de la inversión realizada en este tipo<br />

de medidas, dada la cantidad de presupuesto que se le dedica.<br />

Existen otras medidas imprescindibles en la lucha contra la desertificación de <strong>Fuerteventura</strong> que<br />

aún no han empezado a aplicarse de forma planificada. Una es el control del sobrepastoreo,<br />

especialmente la eliminación del ganado salvaje en aquellos sectores de mayor riqueza biológica<br />

como son Betancuria y Jandía. Otra es la regulación de la explotación del acuífero. Se<br />

desconoce cuál es el caudal sostenible que puede extraerse de cada parte del acuífero insular, y<br />

además debe controlarse el impacto de los modernos sistemas de ósmosis inversa empleados en<br />

cultivos de regadío y núcleos turísticos. Por último, si la lucha contra la desertificación intenta<br />

evitar la pérdida de la productividad biológica de un territorio, ello no es posible si no se<br />

dispone de los recursos genéticos adaptados al mismo. Esto implica la conservación de la<br />

biodiversidad silvestre y cultivada, especialmente de aquellas variedades locales adaptadas a las<br />

condiciones de aridez de la isla.<br />

Por tanto, parece evidente que la lucha contra la desertificación en la isla de <strong>Fuerteventura</strong><br />

pasa por la conservación de las gavias y otras técnicas de aprovechamiento de aguas<br />

superficiales, la revegetación de aquellos sectores que albergaron vegetación arbórea hasta<br />

épocas recientes, la planificación del uso ganadero del territorio, la gestión sostenible del<br />

acuífero y la conservación de la biodiversidad. Es decir, por la conservación del suelo, del agua<br />

y de la diversidad biológica de la isla.<br />

Pero, ¿por dónde empezar? ¿Dónde actuar de forma prioritaria en la lucha contra la<br />

desertificación en esta isla? Se trata de concentrar los esfuerzos en aquellos sectores con<br />

mayores posibilidades de recuperar su potencial biológico. Éstos son las gavias y las zonas de<br />

mayor altitud de Betancuria y Jandía. El resto de la isla presenta un comportamiento como<br />

territorio desértico, y como tal debe ser respetado. De lo que se trata es de no acelerar con<br />

prácticas inapropiadas los procesos de desertificación que ya actúan de forma natural en él. Para<br />

ello es necesaria la aplicación del conjunto de medidas antes mencionado.<br />

El desierto y la historia de <strong>Fuerteventura</strong>: “… de la sed nadie te libra”<br />

La obtención de alimentos en un territorio desértico no es fácil, y la dependencia de las<br />

precipitaciones para obtenerlo ha marcado hasta épocas recientes los episodios más dramáticos<br />

de la historia de <strong>Fuerteventura</strong>. Pero, ¿cuánto sufrimiento era ocasionado por las condiciones<br />

naturales y cuánto por las relaciones sociales de la época? Parece que, además de las<br />

dificultades que imponían unas circunstancias meteorológicas adversas, la organización social<br />

de la isla agravaba aún más las consecuencias de éstas. El reparto desigual de la producción de<br />

granos en años lluviosos ocasionaba que, mientras el campesinado se moría de hambre en años<br />

secos, los grandes propietarios conservaran sus graneros llenos, unos esperando mejores precios<br />

en el mercado de las islas centrales y occidentales, y otros asegurándose su supervivencia. El<br />

reparto de grano entre la población se producía como medida extrema para aliviar el sufrimiento<br />

o para evitar el despoblamiento de la isla ante el temor de que fuese más susceptible de sufrir<br />

ataques piratas.<br />

Este modelo, socialmente insostenible, también fue insostenible ecológicamente, acelerando<br />

con ello los procesos de desertificación. Las gavias y las tierras más fértiles de La Oliva, Tetir o<br />

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Antigua eran las ocupadas por los grandes propietarios, y al campesinado más pobre se les<br />

permitía el cultivo para asegurar su supervivencia en las tierras más marginales, las cuales<br />

tenían una producción entre tres y cinco veces menor que la de las gavias. Se trataba de los<br />

cultivos en cadenas de las laderas de las montañas o de cualquier otro suelo que pudiese<br />

producir cosecha. Esto contribuyó a la eliminación de la cubierta vegetal y a la aceleración de la<br />

erosión de suelos. Casi cincuenta años después de que esta práctica se abandonase, los<br />

tabaibales dulces no han recuperado nada del terreno que les quitaron los cultivos en cadenas en<br />

las montañas, y sus suelos se han vuelto a enriquecer de piedras en la superficie a consecuencia<br />

de la erosión.<br />

¿Y ahora qué? El desierto se puebla<br />

A finales del siglo XX la situación cambia. La habitabilidad del territorio ya no depende de los<br />

recursos naturales como el suelo, el agua o la vegetación; ahora los recursos se importan y la<br />

población crece sin límite. El desierto es valorado y de repente se puebla.<br />

En efecto, <strong>Fuerteventura</strong> se convierte en un destino turístico de calidad y sus playas y su<br />

paisaje interior desértico son fundamentales para ello. Ese paisaje pasa a ser el nuevo recurso<br />

que hace posible la habitabilidad de esta isla.<br />

Pero este nuevo uso del territorio también lleva a la aparición de nuevos problemas que afectan<br />

a las condiciones que hacen posible su continuidad. Los flujos de arena se cortan, las playas<br />

adelgazan y las dunas se debilitan, el paisaje cambia, árboles y palmeras crecen alineados en los<br />

bordes de carreteras donde nunca los hubo, surgen praderas verdes junto a la costa con hoyos<br />

para introducir pelotas blancas, la escasa tierra fértil alimenta frondosos jardines turísticos, la<br />

producción de residuos aumenta, el consumo creciente de energía rompe las previsiones de los<br />

protocolos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la población crece de<br />

forma continuada. El paisaje solitario empieza a ser frecuentado. El silencio se rompe.<br />

Se han importado modelos de gestión de otros territorios y se ha olvidado que si<br />

<strong>Fuerteventura</strong> se convirtió en un destino turístico de calidad, no fue por la existencia de campos<br />

de golf, parques temáticos o monumentos, lo que se conoce como oferta complementaria, sino<br />

por la calidad y belleza de su medio ambiente. Cuando la excelencia turística se basa en la oferta<br />

complementaria es que su medio ambiente tiene ya poco que ofertar al respecto, y esta isla<br />

camina en esa dirección.<br />

Nuevos retos plantea la gestión del desierto majorero. La conservación de su belleza depende,<br />

entre otras cosas, de lo inalterado y poco poblado que se mantenga, de la autoestima que<br />

desarrolle la población sobre su paisaje y su territorio y, sobre todo, de la gestión que se realice<br />

de él durante los próximos años. Tenemos que evitar que <strong>Fuerteventura</strong> se desertifique más por<br />

causas humanas, pero también tenemos que evitar la destrucción de ese paisaje desértico que ha<br />

hecho posible su habitabilidad en la actualidad. Para ello es necesario imaginar e interpretar el<br />

futuro de <strong>Fuerteventura</strong> de una forma diferente a como se ha hecho hasta ahora.<br />

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Pájara<br />

Superficie: 383,51 kilómetros cuadrados. (23,11% de la superficie de <strong>Fuerteventura</strong> )<br />

Altitud: 196 m (capital municipal), 250 m (Toto), 2 m (La Lajita).<br />

Distancia por carretera: 41,5 kilómetros de la capital de la isla.<br />

El municipio majorero de mayor extensión superficial, ocupa el sector meridional de la isla. Sus<br />

límites llegan, por el norte, con Betancuria, a partir de una línea que parte de Gran Montaña<br />

(708 mts.), sigue una serie de cuchillos y riscos, para continuar por el barranco de Ajuy, que<br />

queda incluido dentro del término municipal. Por el este, se encuentra con Tuineje, a lo largo de<br />

una frontera que parte asimismo de Gran Montaña; desciende hacia el suroeste, siguiendo las<br />

alturas más relevantes, para a partir de la Montaña Hendida, tornar hacia el sur, adoptando<br />

finalmente el curso del barranco de Tisajorey, hasta la costa.<br />

Queda así definida una amplísima línea costera, mucho más extensa por su vertiente occidental.<br />

Esta presenta un área norteña acantilada y con pocas playas, mientras que más al sur, se<br />

desarrollan las playas de Barlovento de Jandía y Cofete. Por el este, como elemento más<br />

destacado, aparecen las largas playas de sotavento, culminando en la Punta de Jandía.<br />

Se delimitan claramente dos espacios, unidos por el estrecho Istmo de La Pared: La Península<br />

de Jandía y el resto del término, que ocupa el sector meridional del Macizo de Betancuria.<br />

Dentro de este macizo se encuentran los materiales que componen el Complejo Basal, los más<br />

antiguos de la isla. De esta forma, se catalogan desde sedimentos marinos mezosoicos,<br />

anteriores a la formación del Archipiélago, lavas submarinas, intrusiones volcánicas de distinto<br />

tipo, y series volcánicas más recientes.<br />

El relieve es una sucesión de barrancos y valles, separados por conos y cuchillos. El jable, en la<br />

zona de Vigocho, cubre una destacada superficie, Aproximadamente a partir del barranco de<br />

Amanay y hasta Jandía, dominan los materiales antiguos (miocénicos), correspondientes al<br />

primer Ciclo Volcánico. El Istmo de La Pared es una estrecha franja (que llega a los 4<br />

kilómetros), en buena parte cubierta por la dunas de jable.<br />

Jandía supone un macizo antiguo, originariamente formado aparte del resto de la isla. El<br />

modelado erosivo ha dado lugar a una crestería, en forma de arco, donde se encuentra la<br />

máxima altitud de <strong>Fuerteventura</strong>: el Pico de la Zarza (807 metros).<br />

El carácter predominantemente árido del clima, con abundante insolación y escasas<br />

precipitaciones, tiene sus matices más húmedos, con los mayores aportes pluviométricos que<br />

introduce el relieve. De esta forma, las cumbres de Jandía conocen la presencia aislada de<br />

especies vegetales propias del monte verde, así como especies termófilas. Palmerales,<br />

comunidades de tarajales, cardonales y tabaibales, junto a la vegetación de arenales y saladares,<br />

constituyen la cubierta vegetal más representativa.<br />

El Parque Natural de Jandía une a su interés paisajístico y geomorfológico, desde las cresterías<br />

a las superficies de jable, el hecho de conservar especies tan amenazadas como el Cardón de<br />

Jandía y la Hubara.<br />

En las cercanías de Morro Jable, se encuentra el espacio natural de El Saladar, que constituye un<br />

original y frágil ecosistema, muy amenazado, inluido en esta Lista de Humedales de<br />

Importancia Internacional de Ramsar. desde el 24 de octubre de 2002 .<br />

El Parque Natural de Betancuria, también forma parte del término, y reúne las formaciones<br />

geológicas más antiguas de Canarias.<br />

Montaña Cardones es un espacio natural que engloba uno de los mejores cardonales de la isla,<br />

en un área de interés arqueológico.<br />

Por otra parte, tanto la amplia línea costera, con enclaves como el Jable de Vigocho, son<br />

espacios de singular valor natural.<br />

Es uno de los poblamientos más antiguos, después del de Betancuria. Tuvo su nacimiento al<br />

parecer en el siglo XVI, aunque con anterioridad pudo ser un caserío en el que se levanta una<br />

ermita en la centuria precedente.<br />

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Tras estos oscuros inicios, comienza su desarrollo poblacional, contando en el siglo XVIII con<br />

la presencia de un pequeño núcleo de milicias allí acantonado.<br />

Se convierte así Pájara en asentamiento para el marino que llegaba a los puertos del sur de la<br />

isla o el ganadero que guardaba sus rebaños en las inmensidades de Jandía.<br />

La parroquia, bajo la advocación de Nuestra Señora de Regla, se erige en 1711, justificándose<br />

por el número de habitantes y la distancia a Betancuria, de la que se segrega.<br />

Como municipio adquiere su independencia en 1812, como sucede con otros muchos<br />

ayuntamientos de las islas.<br />

A Pájara correspondió la defensa, en ocasiones, de los ataques piráticos contra <strong>Fuerteventura</strong><br />

que se aventuraban en la isla por estas costas sureñas.<br />

Sin lugar a dudas, el punto de visita de interés cultural más importante lo constituye el templo<br />

parroquial.<br />

De sus dos cuerpos, el primero se trazó antes de 1687, según figura en uno de los tirantes de la<br />

armadura del prebisterio. Posteriormente, en las Sinodales del Obispo Dávila y Cárdenas, el<br />

prelado afirma que . Ocurría esto en la tercera década del siglo XVIII.<br />

Su interior es similar al de toda arquitectura religiosa de las islas; pero lo que realmente llama la<br />

atención es la portada de la nave principal. Su esquema es clasicista, con frontón triangular<br />

enmarcado en un rosetón, sobre pilastras. Sin embargo, a este marco se han añadido motivos<br />

decorativos de clara inspiración azteca, datados al parecer en el siglo XVII y existiendo<br />

controversia sobre su origen.<br />

Citar finalmente, en el plano arqueológico, la llamada Pared de Jandía.<br />

En Pájara se encuentran todas las actividades económicas que se dan en <strong>Fuerteventura</strong>. Pero la<br />

que constituye su núcleo fundamental es el turismo.<br />

Se concentra éste en la playa de El Matorral y en la desembocadura de la cañada de La Barca; se<br />

encuentran allí los hoteles y los bloques de apartamentos, que se extienden luego por la costa<br />

hasta La Pared y Costa Calma. Es Jandía el principal centro hotelero de la isla.<br />

Por lo que se refiere a la agricultura, es principalmente de regadío, ya que es ésta una de las<br />

zonas con más agua, como lo demuestra la bella toponimia. Los productos más importantes son<br />

el tomate, la alfalfa y las papas, de las que es una de las zonas más feraces.<br />

La ganadería es otro de los pilares de la economía municipal. Por las grandes zonas<br />

despobladas, pastan libremente los ganados de cabras que hacen de Pájara una de las principales<br />

zonas en abundancia de estos animales.<br />

Todos aquellos aspectos que giran en torno al mundo pastoril, tienen en el municipio y<br />

especialmente en Jandía, señalada importancia. Es el caso de las apañadas, en las que se reúne el<br />

ganado caprino que anda suelto. En ellas se capan los machos jóvenes y se marcan las nuevas<br />

crías.<br />

Hemos de citar, por último, la pesca que se centra en Morro Jable (pese a que el turismo ha<br />

absorbido parte de su población laboral), La Lajita y Ajuy principalmente.<br />

www.gran-tarajal.com<br />

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La península de Jandía.<br />

Hace 21 millones de años, enormes columnas de vapor de agua y humo salían del mar en la<br />

zona que hoy ocupa la península de Jandía. Después de un largo periodo de crecimiento<br />

submarino, una isla empezaba a emerger. Reconstruir con exactitud el escenario resulta difícil,<br />

por lo que hay que dejar jugar la imaginación para hacerse una idea de este estado incipiente,<br />

con varios focos volcánicos distribuidos sobre una amplia superficie marina, y cuya proximidad<br />

al nivel del mar originaba violentas explosiones. Lo que ya quedaba emergido eran rocas<br />

inhóspitas todavía, expuestas al calor y las emanaciones gaseosas de nuevas erupciones y a la<br />

acción abrasiva del mar.<br />

Por otro lado, el nacimiento de una isla no era un acontecimiento extraordinario en esta región<br />

del Atlántico, aún menos ancho que hoy. A pocas decenas de kilómetros en dirección noreste de<br />

nuestro hipotético escenario se estaban asimismo formando dos islas. Los tres edificios<br />

volcánicos fueron creciendo hasta tocarse y fusionarse, dando lugar a la isla de <strong>Fuerteventura</strong>,<br />

entonces con una forma algo diferente que la actual, aparte de ser más alta y voluminosa.<br />

Jandía, sin embargo, nunca llegó a estar “completamente” unida al resto de la isla: mientras que<br />

los edificios central y norte se unen y solapan totalmente, los edificios central y Jandía están<br />

soldados solo en las capas inferiores. Sus partes intermedias y altas no se fusionaron porque<br />

hubo una zona en la que no llegaron las emisiones lávicas posteriores de ninguno de los dos<br />

edificios. El istmo de la Pared, una zona baja, llana y arenosa que une a Jandía al resto de la Isla,<br />

es consecuencia de esta particularidad.<br />

Las Canarias centrales y occidentales aún no existían, pero ya en una fase bastante temprana,<br />

<strong>Fuerteventura</strong> se vio acompañada por el macizo de los Ajaches, la parte sur de la actual<br />

Lanzarote. Con la isla de los volcanes <strong>Fuerteventura</strong> no solo comparte un zócalo submarino<br />

común, sino que, durante épocas geológicas con un nivel del mar más bajo al actual (la última<br />

vez hace unos 18.000 años) las dos formaban de hecho una sola gran isla bautizada por los<br />

paleontólogos con el nombre de Mahán.<br />

Esta pequeña introducción nos ayuda a situarnos y a comprender mejor el significado de Jandía:<br />

un edificio volcánico que fue de los primeros en la zona de Canarias, viejo y venerable, y que en<br />

su dilatada historia ha conocido diferentes condiciones climáticas, distintos seres vivos que lo<br />

poblaron así como eventos geológicos importantes, algunos de ellos de enorme violencia. Entre<br />

estos últimos destaca el gran deslizamiento gravitacional que acabó en pocos minutos con toda<br />

su mitad noroccidental, hace aproximadamente de 12 a 14 millones de años, dándole la forma<br />

de media luna que tiene actualmente.<br />

Esta forma característica de la península de Jandía puede apreciarse bien mirando hacia el<br />

nordeste desde la degollada de Agua Oveja. En esta zona situada a 250 metros sobre el mar, la<br />

pista que viene desde Morro Jable atraviesa la divisoria de aguas entre la vertiente de sotavento,<br />

de pendientes suaves, y la de barlovento, que muestra con sus vertiginosas caídas la enorme<br />

cicatriz que dejó hace millones de años la catástrofe del deslizamiento. La parte más alta del<br />

escarpe, situada en el centro del arco montañoso, es con 807 metros el pico de Jandía o de La<br />

Zarza, como figura en los mapas, aunque los habitantes arraigados de Jandía, muy pocos por<br />

cierto y descendientes de unas cuantas familias solamente, lo denominan pico de Los<br />

Ingenieros. En la degollada de Agua Oveja suele reinar un fuertísimo viento que a veces casi<br />

impide abrir la puerta del coche, y el constante oleaje de la playa de Cofete genera una notable<br />

maresía que se extiende cientos de metros tierra adentro, reduciendo la visibilidad. Sin embargo,<br />

existen días de calma y atmósfera limpia en los que se dibuja la costa occidental de<br />

<strong>Fuerteventura</strong> hasta la zona de El Cotillo. El panorama no puede calificarse necesariamente de<br />

bello, pero si de impresionante, por el contraste entre los paredones verticales del risco y la<br />

inmensa playa de Cofete que se extiende a sus pies. No sería solo un slogan turístico si<br />

hablásemos de una de las “zonas más salvajes de Canarias”, y la costa occidental de Jandía debe<br />

esta condición en primer lugar a la autoprotección que le confieren su situación apartada y la<br />

poca idoneidad de la playa para el baño. Esto motivó que quedara al margen del boom<br />

urbanístico que trajo consigo el turismo de masas. Las sucesivas leyes relacionadas con los<br />

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espacios naturales de Canarias consagraron el área como una parte del Parque Natural de Jandía,<br />

y al menos en esta zona de Cofete ninguna construcción de más de dos plantas perturba la vista<br />

en muchos kilómetros.<br />

De hecho, el único edificio de dos plantas que existe en este solitario paraje es la denominada<br />

Villa Winter, una casa señorial rural mandada a construir en 1946 por el ingeniero alemán<br />

Gustav Winter, que en aquella época tenía arrendada la totalidad de la península de Jandía. Esta<br />

edificación se ubica a un kilómetro y medio al este del poblado de Cofete, fundado alrededor de<br />

1800 y en cuyas pequeñas casas puede verse la transición de la arquitectura tradicional, con<br />

paredes de piedra volcánica, a una reciente basada en bloques de cemento. Existen casas de uno<br />

y de otro material, algunas tienen parte de las habitaciones al estilo antiguo y otra parte<br />

moderna, y no faltan tampoco viviendas y corrales hechos con chatarra y madera vieja. Esta<br />

amalgama urbanística dentro del Parque Natural necesitaría de una ordenación específica,<br />

confirmando a las familias arraigadas desde generaciones en la zona sus derechos adquiridos y<br />

reconstruyendo las casas en el estilo clásico, pero impidiendo la llegada de nuevos moradores y<br />

la edificación de más construcciones.<br />

Antes del establecimiento de Cofete, la dehesa de Jandía, como se la llamaba, sólo era utilizada<br />

como zona de pasto para la cabaña ganadera de la misma dehesa, propiedad de los señores<br />

territoriales (recordemos que <strong>Fuerteventura</strong> fue isla de Señorío), y para ganados de otras zonas<br />

de la isla. Éstos podían venir a Jandía-contra pago- en años en los que escaseaba la hierba.<br />

Jandía fue también habitada esporádicamente por orchilleros, cuya actividad perduró hasta los<br />

años cincuenta del siglo XX, y contaba con varios hornos de cal, que se embarcaba por Matas<br />

Blancas, en la parte nororiental del istmo de La Pared.<br />

Un rasgo distintivo y curioso es que la relativa independencia geomorfológica de Jandía, antes<br />

aludida, se traducía también en una sorprendente o quizás lógica autonomía administrativa y<br />

sociocultural de esta península. Juan Pedro Martín Luzardo, en su libro Orígenes de la<br />

propiedad en la península de Jandía, escribe: “Es que además el Cabildo, mientras se configuró<br />

como el único ente administrativo de <strong>Fuerteventura</strong>, jamás ejerció su jurisdicción en la<br />

península de Jandía. Nunca ordenó el arreglo de camino o la limpieza de fuentes en la dehesa,<br />

no nombraba veedores, herreteadores o cadañeros por esta zona; es más, ni siquiera, aunque lo<br />

intentaron, cobraba el derecho de quintos, por lo que en realidad, Jandía permaneció, hasta la<br />

constitución de los ayuntamientos en 1833, fuera del organigrama administrativo de la Isla,<br />

como un reino aparte de Ayose y Guise, propiedad indiscutida de los Señores Territoriales y<br />

regida por sus soberanas voluntades o por la de los arrendatarios de turno...” En cuanto a su<br />

identidad sociocultural, la arqueóloga María Antonia Perera Betancort lo formula de la siguiente<br />

manera: “Jandía es la única zona de <strong>Fuerteventura</strong> con una limitación cultural-geográfica<br />

conjunta, aunque todavía no sepamos bien a qué concepto corresponde. Nos resulta curioso<br />

cómo las personas que han nacido o habitado tradicionalmente en Jandía utilizan el concepto<br />

de “tierra adentro” para referirse a Jandía y “tierra afuera” para nombrar el resto de la Isla;<br />

incluso hemos recogido expresiones como “está en <strong>Fuerteventura</strong>” o, “ella es de<br />

<strong>Fuerteventura</strong>”, refiriéndose a las personas que no están o no son de Jandía”.<br />

El material utilizado para la Villa Winter, para volver a nuestra visita virtual a esta zona, tuvo<br />

que traerse en burros y camellos a través de otro paso, el de Cofete, situado al sur de la villa y<br />

uno de los pocos lugares en los que puede atravesarse la cordillera sin peligro. A veces se<br />

relaciona a la Villa Winter con una hipotética estación de aprovisionamiento de submarinos<br />

alemanes en la cercana costa durante la segunda guerra mundial, o con un refugio de dirigentes<br />

nazis, lo que, junto con el estado abandonado en que se encuentra la construcción, añade un<br />

cierto misterio al lugar. Más fácil de comprobar es que el Sr. Winter colaboró en la<br />

electrificación de Las Palmas de Gran Canaria, y que en Jandía los agricultores y ganaderos que<br />

vivían en sus dominios fueron sus medianeros, produciendo cereales, principalmente en<br />

agricultura de secano, queso de cabra y lana de ovejas merinas. Todavía viven algunos de los<br />

que trabajaron con don Gustavo, y he oído diversas opiniones acerca de él, que van desde “un<br />

hombre duro, pero justo” hasta la opinión de que era un explotador (“lo quería todo para él, y<br />

nos tenía muy controlados”).<br />

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De aquella época aún no demasiado lejana quedan los campos de cultivo, hoy abandonados,<br />

cuyos contornos pueden apreciarse desde los puntos altos de la cordillera, y algún estanque de<br />

agua. También existen todavía unos pocos frutales como higueras, almendros, algarrobos y<br />

morales, unos vivos y otros meros esqueletos retorcidos de madera con las raíces expuestas por<br />

la erosión, y que se sitúan en los alrededores de los manantiales que brotan al pie de la cadena<br />

montañosa. Estos manantiales surten aún hoy el poblado de Cofete, por medio de delgadas<br />

tuberías de polietileno tendidas sobre el terreno. Son aguas fósiles almacenadas durante cientos<br />

de miles de años en el interior de las montañas, duras, alcalinas o muy alcalinas, y algo salobres.<br />

En los alrededores de las fuentes, generalmente de escaso caudal, crecen entre otras plantas<br />

adaptadas a estos ambientes el apio y ocasionalmente berros, pero cuando la salinidad es muy<br />

alta, estas plantas desaparecen y solo se encuentra algún tarajal y matomoros (Suaeda vera). Los<br />

charcos naturales así como las cubetas de cemento hechas en algunas fuentes son el hábitat de<br />

varias especies de invertebrados acuáticos. Entre ellos destacan por su peligrosidad las<br />

sanguijuelas, que se divisan como diminutos gusanos negros moviéndose lentamente sobre el<br />

fango del fondo, pero que crecen hasta los 5-6 centímetros cuando se adhieren a algún animal<br />

que viene a beber, generalmente cabra u oveja, chupando su sangre. Pueden representar un<br />

problema para los humanos. Un señor de Jandía nos contó que en su juventud tuvo durante<br />

semanas uno de estos animales adherido profundamente en el esófago después de beber el agua<br />

de una fuente. Aún después de que el médico averiguase por fin el origen de la sangre que<br />

manaba y que en principio se atribuía a una extraña enfermedad, se tardó en poder atrapar al<br />

parásito, que no quería ceder con medicinas ni con sucesivos tragos de ron.<br />

Al lado de los invertebrados introducidos, como las sanguijuelas, Jandía alberga también una<br />

rica fauna invertebrada endémica, entre la que destacan algunos coleópteros y la sorprendente<br />

variedad de moluscos terrestres, con 12 especies exclusivas de la zona. La fauna vertebrada, por<br />

su parte, es parecida a la del resto de <strong>Fuerteventura</strong>. Entre las aves destaca la endémica tarabilla<br />

canaria, repartida desde la costa hasta la zona montañosa alta y que, a veces junto al escaso<br />

herrerillo endémico de las Canarias orientales, puede verse incluso en zonas ajardinadas. Para<br />

las aves esteparias como la hubara, el corredor sahariano, la ganga y el alcaraván, tan<br />

características de <strong>Fuerteventura</strong>, Jandía no es sin embargo la mejor parte de la Isla, ya que<br />

dispone de hábitat adecuado para estas especies solo en el istmo de La Pared y en las llanuras de<br />

la Punta de Jandía. Sin embargo, en esta última zona la hubara hace años que no traza sus<br />

huellas en la arena. Tampoco el emblemático guirre dispone ya de territorios fijos en Jandía, y<br />

su supervivencia en la Isla y por tanto en el Archipiélago entero, ya que en <strong>Fuerteventura</strong> viven<br />

las últimas parejas de Canarias de este pequeño buitre, depende de que se apliquen una serie de<br />

medidas urgentes.<br />

Jandía, como toda <strong>Fuerteventura</strong>, es pobre en vegetación. Laderas rasas cubiertas por aulagas y<br />

otros arbustos espinosos dominan grandes áreas del paisaje, e inevitablemente surge la pregunta<br />

de si esto siempre fue así. Para poder contestarla, es necesario que nos remontemos de nuevo en<br />

el tiempo, llegando a los orígenes que ya describíamos al principio.<br />

Es sabido que el clima cálido y húmedo de principios y mitad del Terciario posibilitó la<br />

existencia de bosques subtropicales como los que en forma modificada constituyen la actual<br />

laurisilva de Canarias y Madeira. Se desarrollaban alrededor del mar de Thetys, precursor del<br />

Mediterráneo. Por otro lado, y según investigaciones geológicas, el edificio volcánico de Jandía<br />

tardó unos 7 millones de años en alcanzar su tamaño máximo, antes del gran colapso que le hizo<br />

perder su mitad noroccidental. En su apogeo, hace 14 o 15 millones de años, alcanzaba un<br />

diámetro de 26 Km. y una altitud de al menos 1500 m. Ello implicaría una superficie de unos<br />

530 km2, es decir, una isla bastante mayor que La Gomera (actualmente, la península de Jandía<br />

tiene aproximadamente 200 km2, de los que 144 son Parque Natural). Desde los bosques del<br />

vecino continente debieron de llegar semillas de árboles y arbustos, desarrollándose en las<br />

cumbres del primitivo edificio de Jandía y de los que se alzaban al norte del mismo las primeras<br />

manifestaciones de laurisilva de Canarias. Su composición fue sin embargo en gran medida<br />

diferente a la que conocemos hoy en día: estudios sobre vegetales fósiles en Gran Canaria, La<br />

Palma y Tenerife llevan a afirmar a A. Marrero que “...la flora canaria del Mioceno, por<br />

ejemplo, que se desarrollaba en las islas de Gran Canaria, La Gomera y <strong>Fuerteventura</strong>, y en<br />

las proto-islas de Teno, Anaga, Femés y Famara, especialmente la flora arbustiva y herbácea,<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______33<br />

nos resultaría tan extraña que apenas alcanzamos a imaginar”. Hoy en día la corona forestal<br />

de Jandía está prácticamente desaparecida, pero en una estrechísima zona de la cumbre, sobre<br />

los 700-800 metros de altitud, así como en los inaccesibles paredones del escarpe, quedan aún<br />

vestigios de bosque termófilo húmedo, con mocanes, peralillos, adernos y palos blancos<br />

agarrados al cantil, acompañados de una rica variedad de arbustos y plantas herbáceas. Aquí se<br />

dan unas condiciones climáticas radicalmente diferentes a los de la mayor parte del resto de<br />

<strong>Fuerteventura</strong>, con una incidencia casi constante de la bruma producida por los vientos alisios.<br />

Estos, contrariamente de lo que se suele admitir, no pasan pues por encima de <strong>Fuerteventura</strong> sin<br />

efecto alguno; sino que siguen posibilitando la existencia, si bien precaria y limitada en<br />

extensión, de un tipo de vegetación hoy prácticamente restringido a las islas occidentales de<br />

Canarias. Existen seis endemismos locales de plantas vasculares en esta zona superior de Jandía<br />

y un musgo endémico, denominado Ortotrichum handiense, convirtiéndola en la zona de mayor<br />

biodiversidad de la isla. Los más conocidos entre las plantas vasculares son el tajinaste azul de<br />

Jandía (Echium handiense) y la margarita de Winter (Argyranthemum winteri), dedicada al<br />

mencionado G. Winter. También viven aquí la gatuña de Jandía (Ononis christii) y el arbusto<br />

Bupleurum handiense, para el que no conozco nombre común.<br />

Algunos escritos relacionados con la conquista de Canarias mencionan la existencia de bosques<br />

y corrientes de agua en Jandía, a principios del siglo XV, por lo que puede suponerse que antes<br />

de la llegada de los europeos el bosque termófilo de estas montañas ocupaba aún una extensión<br />

mayor a la actual. No hay que olvidar sin embargo que también los habitantes prehispánicos,<br />

fundamentalmente ganaderos, habrían dejado ya su huella en la vegetación. Los abundantes<br />

restos arqueológicos de Jandía evidencian una ocupación temprana del territorio, que se remonta<br />

al menos al inicio de nuestra era, aunque posiblemente fuera bastante anterior.<br />

En épocas de la conquista, amplias zonas de las medianías de Jandía, igual que de <strong>Fuerteventura</strong><br />

en general, estaban ocupadas por el cardonal-tabaibal en sus muchas variantes. En cierto modo,<br />

este tipo de vegetación, que llega a ser denso y alcanza entre dos y tres metros de altura,<br />

también puede considerarse un bosque, por lo que, si lo dejamos valer así, la Isla habría sido en<br />

buena parte boscosa cuando la vieron los primeros europeos, y ciertamente más “macaronésica”<br />

y menos “africana” que en la actualidad. El historiador Hernández Rubio comenta que “la<br />

deforestación de nuestra Isla fue –con seguridad– algo impuesto por la necesidad biológica de,<br />

simplemente, pervivir”, algo con lo que estamos de acuerdo y cuyo proceso fue explicado con<br />

detalle por Octavio Rodríguez Delgado en el anterior número de esta revista.<br />

Los cardonales de Euphorbia canariensis de Jandía, situados en algunos barrancos de la<br />

vertiente suroriental y en la zona de Cofete, son escasos y pequeños, pero contienen los<br />

cardones canarios más imponentes del Archipiélago. Al oeste de Morro Jable la parte media y<br />

baja de algunos barrancos está cubierta por cardonales de Euphorbia handiensis, el cardón de<br />

Jandía. Esta especie endémica de la zona, declarada el símbolo vegetal de <strong>Fuerteventura</strong> por el<br />

Parlamento de Canarias, es de porte menor y tiene las púas más largas que el cardón canario.<br />

Está emparentada con Euphorbia echinus, de la zona costera del sur de Marruecos. También<br />

encontramos tabaibales dulces dispersos desde el nivel del mar hasta los 600 metros, ya en la<br />

zona fresca influenciada por los alisios, donde en algunas partes forma una interesante<br />

comunidad ecotónica con el matorral de jorao (Nauplius sericeus) que domina las regiones altas<br />

de la cordillera. Existen igualmente zonas con predominio de la tabaiba amarga (Euphorbia<br />

regis-jubae), en franca recuperación en algunos barrancos. Por último, en las zonas costeras se<br />

dan varios tipos de vegetación halófila adaptadas a la influencia del mar, entre los que destacan<br />

los saladares, los más extensos de toda Canarias.<br />

Hoy en día, Jandía es una región dedicada al turismo. Las playas de su costa oriental, con aguas<br />

limpias y tranquilas, han atraído a los inversores desde hace más de 30 años. Las edificaciones<br />

bordean la costa, y Morro Jable ha crecido desde un diminuto poblado de pescadores, con<br />

apenas una docena de casas, hasta una pequeña ciudad con varios miles de habitantes, en la que<br />

ya no es fácil encontrarse con alguien que haya nacido allí. El modo de vida de la gente ha<br />

cambiado, casi todos dependen de una u otra manera de los visitantes. Pese a ello, se han<br />

conservado tradiciones como la apañada, que consiste en reunir con la ayuda de perros el<br />

ganado suelto de las montañas y meterlo en una gambuesa, un corral de piedras, para su<br />

inspección, selección, venta e intercambio. Una práctica heredada de los pobladores<br />

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prehispánicos que debe perdurar, si bien la alta densidad del ganado es motivo de preocupación<br />

por su efecto negativo sobre la vegetación y el suelo.<br />

Una moderna autopista se abre paso a través de los valles de la costa de sotavento, existe un<br />

puerto desde donde se puede enlazar con Las Palmas, y la construcción de nuevos hoteles,<br />

últimamente con campos de golf, no parece que quiera llegar a su fin. Todavía se está lejos de la<br />

masificación alcanzada en zonas de Gran Canaria y Tenerife, pero todo apunta a que se ha<br />

emprendido el mismo camino. La transformación del medio natural costero en el sur y en otras<br />

zonas de <strong>Fuerteventura</strong> es rápida y profunda. Para la vieja Jandía, esto es solo un episodio más<br />

de su larga historia. ¿Qué albergarán sus montañas, valles y costas dentro de, digamos, un<br />

millón de años?<br />

Stephan Scholz<br />

Botánico<br />

www.rinconesdelatlantico.com<br />

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El Parque Natural de Jandía<br />

La Dehesa comprende una extensión que no bajará de treinta y cinco kilómetros de largo, desde<br />

la Pared hasta la punta del Faro, y de ancho podrá tener por el centro cosa de diez kilómetros,<br />

disminuyendo hacia uno y otro extremo, pero mucho más hacia la Punta que no hacia la Pared.<br />

El terreno es en gran parte fragoso y escarpado, lleno de valles y de lomas por la parte del<br />

Sotavento".<br />

Así se expresaba en 1868 Justo Villalba en la "Descripción de la Dehesa de Jandía", que<br />

hacía para su propietario, el Conde de Santa Coloma y de Cifuente, Marqués de Lanzarote.<br />

El Parque Natural de Jandía ocupa la mayor parte de la península de Jandía, al sur de la isla<br />

de <strong>Fuerteventura</strong>. Se extiende desde el límite norte del jable de El Istmo o de La Pared, hasta el<br />

extremo occidental de la isla, en la punta de Jandía, exceptuando una banda al levante y al sur,<br />

de forma que abarca 14.318,5 hectáreas.<br />

Este territorio fue declarado Parque Natural en 1987, por la derogada Ley de Declaración de<br />

los Espacios Naturales de Canarias, y reclasificado con la misma categoría por la vigente Ley<br />

12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias.<br />

Patrimonio natural<br />

El Parque tiene dos zonas claramente relacionadas pero ambientalmente diferentes, las<br />

zonas de jable al nordeste (el de La Pared) y a poniente (el del Cotillo), y la cadena montañosa<br />

central que alcanza su vértice en el Pico de La Zarza, que con sus 807 metros de altura es la<br />

máxima cota de <strong>Fuerteventura</strong>. Al norte y sur de esta barrera natural de 16 millones de años se<br />

pueden apreciar ciertas diferencias climáticas. Mientras que al norte, en Cofete, el clima es más<br />

fresco y ventoso, en las vertientes meridionales se imponen los días despejados, lo que permite<br />

una mayor incidencia de la actividad solar y que la temperatura media sea más elevada. Esta<br />

diferencia climática se manifiesta con especial intensidad cuando soplan los vientos alisios a<br />

poca altitud, de manera que las cumbres actúan como pantallas que frenan las nubes y retienen<br />

parte de su humedad.<br />

Uno de los principales valores naturales de Jandía es el paisajístico. La actividad<br />

humana continuada y el medio natural han dando lagar a la formación de fenosistemas con<br />

distintos grados de transformación. En el Parque Natural de Jandía se pone de manifiesto el<br />

dominio del paisaje natural en la totalidad del espacio, con insignificante presencia del paisaje<br />

humano e incluso del humanizado. El alcance visual detectado es grande y las cuencas visuales<br />

dominadas, amplias, apareciendo, tierra adentro, como único horizonte, la línea de cumbres,<br />

mientras que el mar es un continuo referente.<br />

La topografía del paisaje natural se caracteriza por una cuerda o línea de cumbres que divide<br />

el espacio en dos vertientes. La orientada al sudeste tiene una importante red de barrancos que<br />

proporciona contrastes de luz y sombra. La escasa vegetación que se asienta sobre ella es de<br />

porte bajo y no modifica ni enmascara las formas. Los cambios estacionales son poco<br />

acentuados y el colorido dominante es el oscuro de los materiales volcánicos.<br />

La vertiente norte carece de barrancos notables y su ladera es continua, con pendientes mucho<br />

mayores que el lado sur, especialmente en los cien metros de mayor altitud del arco de Cofete,<br />

donde cae en riscos verticales. Estos abruptos farallones rocosos conforman, junto con el fuerte<br />

oleaje de la zona costera, un paisaje espectacular y de salvaje belleza. La vegetación, escasa en<br />

general, está compuesta por restos de bosque termófilo en las zonas más inaccesibles de las<br />

cotas altas, y en las zonas de menor altitud está caracterizada por el verde oscuro de los<br />

cardones, que contrasta con los tonos de los materiales volcánicos sobre los que se asientan.<br />

Los jables que se extienden en los extremos nororiental y sur occidental del Parque son amplios<br />

paisajes llanos o suavemente ondulados, con predominio de colores claros debido a la arena<br />

organógena. Su vegetación puede ser densa en lugares favorables de arenas profundas y<br />

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consolidadas, adquiriendo entonces el paisaje un aspecto verde grisáceo. En el período<br />

inmediatamente posterior a las lluvias invernales, el color de los jables cambia<br />

circunstancialmente y adquiere un verde generalizado.<br />

El paisaje humanizado en el interior del Parque es prácticamente inexistente. En la vertiente sur<br />

está limitado al Puerto de la Cruz conformando un núcleo de viviendas unifamiliares entre<br />

medianeras, mientras que las zonas utilizadas como residencia de turistas y residentes<br />

extranjeros están conformadas por viviendas aisladas, o bien pareadas, con jardín o terreno<br />

alrededor. Aún se mantiene un tercer tipo de vivienda, la que denominamos rústica,<br />

caracterizada por estar asociada a las antiguas explotaciones rurales del Parque, hoy en desuso.<br />

Comunidades vegetales<br />

Las diferentes zonas climáticas permiten el asentamiento y desarrollo de varias comunidades<br />

vegetales que dan carácter al acerbo florístico más rico de la isla. Si ascendiéramos desde el mar<br />

hacia la cumbre nos encontraríamos con un cinturón de vegetación halófila entre la que cabe<br />

destacar los saladares, con su máxima representación en la desembocadura del valluelo del<br />

Salmo. De importancia son también las colonias de Limonium papillatum y Pulicaria buchardii<br />

(poner vulgar entre estos paréntesis), que viven en pocos metros cuadrados de la costa rocosa.<br />

Algo más arriba, sobre un sustrato arenoso y con moderada influencia de la maresía,<br />

encontramos la vegetación psammófila, ampliamente extendida por los jables y por las playas<br />

de Barlovento, Sotavento y Cofete. Aquí podemos observar las mejores colonias de chaparros<br />

(Convolvulus caput-medusae) del Archipiélago y las únicas de <strong>Fuerteventura</strong>, así como especies<br />

poco frecuentes como Salsola marujae y Zygophyllum gaetulum (nombre vulgar entre estos<br />

paréntesis), o elementos tan representativos de los arenales como los balancones (Traganum<br />

moquinii).<br />

Desde el límite de las arenas y hasta los 300 metros de altitud encontramos un matorral de<br />

quenopodiáceas que aprovecha los suelos encalichados y los terrenos perdidos por la vegetación<br />

de cardones y tabaibas. En sus dominios aparecen las únicas poblaciones conocidas de uno de<br />

los más escasos endemismos del Parque, el cardo de Jandía (Onopordon nogalesii), declarada<br />

especie prioritaria por la Directiva Hábitat.<br />

Allí donde la actividad agraria se lo ha permitido resisten los cardenales y tabaibales; la tabaiba<br />

dulce, la amarga y el cardón, aparecen como hitos en el paisaje, singularizando el territorio y<br />

dando protección con sus espinas a otras especies incapaces de defenderse de las cabras y<br />

ovejas. Pero sin lugar a dudas, la especie más emblemática es el cardón de Jandía (Euphorbia<br />

handiensis), símbolo de <strong>Fuerteventura</strong>, y también declarada especie prioritaria por la Directiva<br />

Hábitat. Un endemismo exclusivo del Parque Natural y su Área de Sensibilidad anexa que ha<br />

estado sometido durante mucho tiempo al expolio de sus poblaciones silvestres para ser<br />

utilizado en jardinería.<br />

Continuando nuestro viaje llegamos a los 500 metros de altitud cuando nos encontramos con el<br />

matorral de jorao (Nauplius sericeus), una compuesta que es despreciada por el ganado gracias a<br />

lo cual ha mantenido una población sana, que incluso ha aprovechado la regresión de su vecino<br />

el bosque termófilo, para adentrarse en sus dominios. Su papel en la ecología del Parque es<br />

determinante. Por una parte, contribuye a fijar el rico suelo a pesar de las fuertes pendientes<br />

imperantes; de otra, contribuye al mantenimiento de la humedad edáfica y favorece la<br />

precipitación horizontal de la humedad. Sus cortezas desprendidas y sus macizos de hojas secas<br />

constituyen un excelente refugio para la fauna invertebrada del Parque.<br />

Arriba, en los "picos", aparecen un conjunto de elementos florísticos comunes con las cumbres<br />

de Famara, en Lanzarote. Entre ellas cabe destacar, por su singularidad, las especies Bupleurum<br />

handiense y Sideritis pumila. En los andenes inaccesibles entre el Pico de La Zarza y el Pico del<br />

Mocán, encuentran refugio la mayoría de las especies endémicas de <strong>Fuerteventura</strong>: el tajinaste<br />

de Jandía (Echium handiense), de hermosas flores azules; la pelotilla (Aichryson<br />

bethencourtianum), que con sus hojas crasas adorna los cantiles; la margarita o magarza de<br />

Winter (Argyranthemum winteri), siempre a la espera de las lluvias para recuperar sus hojas y<br />

llenar de color los andenes..., y los últimos testimonios del bosque termófilo: adernos,<br />

guaydiles, peralillos, acebuches, olivillos, lentiscos, espineros, mocanes, y hasta un marmulán,<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______37<br />

el último ejemplar de la isla. Todos víctimas de la actividad desmedida del hombre, que la ha<br />

dejado reducida a testimonios refugiados en paredones inalcanzables.<br />

Fauna vertebrada e invertebrada<br />

La fauna no va a la zaga en cuanto a singularidad de las especies. Mientras en los jables vive<br />

una de las mejores poblaciones de hubaras (Chlamydotis undulata fuerteventurae), símbolo de<br />

la isla y orgullo del Parque, por sus paisajes subdesérticos se pasean y vuelan alcaravanes y<br />

corredores, ortegas y tarabillas. La cumbre de la pirámide trófica está ocupada por la última<br />

pareja nidificante de <strong>Fuerteventura</strong> de Halcón de Berbería y la omnipresencia del guirre.<br />

Todos Ios años las costas de este Parque ofrecen descanso y alimento a muchas especies de aves<br />

migratorias en su viaje hacia África. Esto lo ha hecho merecedor de diversos reconocimientos<br />

(Internacional Bird Area, Ramsar nacional) y una amplia superficie ha sido declarada Zona<br />

Especial para la Protección de las Aves (ZEPA), según las determinaciones de la Directiva<br />

Aves. Es de prever que, en cumplimiento de las determinaciones de la Directiva Hábitat, una<br />

parte sustancial del Parque se integre en la red Natura 2000, que acogerá a lo más granado de<br />

los espacios naturales de Europa.<br />

Su fauna invertebrada, menos conspicua, es rica en endemismos; como el de la babosa<br />

(Parmacella susannae), o los escarabajos (Paradromius amplius y Oreomelasma oromii) y un<br />

largo etcétera, exclusivos en su mayoría de las cumbres de Jandía.<br />

Este Parque Natural está entre los Espacios Naturales Protegidos de Canarias que más<br />

kilómetros de costa posee. En correspondencia a ello y a las características naturales de sus<br />

ecosistemas marinos, el litoral del Parque posee una magnífica fauna marina. Baste citar a título<br />

de ejemplo la abundancia de mejillones que le ha valido ser propuestas por el Avance del Plan<br />

Insular de Ordenación del Territorio de <strong>Fuerteventura</strong> como Zona de Interés Marisquero. Si nos<br />

referimos a los vertebrados cabe destacar, además de las ya citadas agregaciones de aves, que es<br />

el único punto conocido en la Unión Europea donde nidifica la protegida tortuga laúd, y que los<br />

tres últimos avistamientos realizados en el Archipiélago de la escasa foca monje se han<br />

producido en sus costas. Algo más alejado del litoral, aunque a pocas millas de la costa y ya<br />

fuera del Parque Natural, existe una importante colonia de cetáceos.<br />

Patrimonio cultural<br />

La presencia del hombre en Jandía no está datada con exactitud, pero cabe suponer que fue<br />

sincrónica con el resto del poblamiento de <strong>Fuerteventura</strong>. La actividad principal de los<br />

aborígenes en esta península fue fundamentalmente el pastoreo, además de la recolección de<br />

marisco, posiblemente la pesca por embrosque (anestesiando a los peces con savia de cardón) en<br />

las lagunas de la playa de Sotavento y los grandes charcos de Cofete, así como la actividad<br />

mágica/religiosa, tal como lo atestigua el centenar de yacimientos arqueológicos censados.<br />

Destaca de entre todos ellos por su singularidad la estructura de La Pared, al nordeste del jable<br />

del Istmo y en su mayoría fuera de los límites del Parque.<br />

En realidad se trata de un conjunto de yacimientos de variada <strong>naturaleza</strong> y dimensiones que se<br />

articulan por una estructura común que es La Pared propiamente dicha. Su significado es muy<br />

discutido, mientras unos defienden su misión de división territorial, marcando la frontera entre<br />

los dos reinos de la isla, Jandía y Maxorata; otros apuntan la imposibilidad de tal función, dado<br />

que la división se producía más al norte, cerca del barranco de La Torre y abogan por su papel<br />

como linde de una zona de pastoreo común que permitía afrontar los años de sequía y por ende<br />

con escasez de pastos.<br />

La presencia de la cabra en el paisaje de Jandía es consustancial con la presencia del hombre, a<br />

la vez que le imprime carácter y afecta de manera significativa a la vegetación. Las plantas de la<br />

flora canaria no están dotadas de mecanismos que le permitan defenderse de los grandes<br />

herbívoros que las devoran, y cuando las cabras aparecen en las Islas, hace unos 2.000 años, sus<br />

consecuencias fueron devastadoras. Téngase en cuenta que durante el siglo XVI se repartían por<br />

los campos majoreros 70.000 cabezas de ganado. Esta cabaña ganadera estaba compuesta de<br />

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camellos (en realidad, dromedarios), burros, caballos, cabras, ovejas y cerdos. A tal punto llegó<br />

la presión del ganado que se organizaron batidas para la caza de burros.<br />

Sin embargo, la eliminación de la cubierta vegetal no se debe en exclusiva al ganado. Durante el<br />

siglo XVII, la floreciente industria de la cal requirió grandes cantidades de combustible que<br />

salieron de las aulagas, chaparros, tarajales y todo lo que pudiera arder. En definitiva, a la<br />

acción de los animales introducidos en la isla se sumó la directa de expoliación de la vegetación<br />

para su uso como combustible, aperos agrícolas, construcción, etc., que obligó al Cabildo<br />

Insular a la adopción de fuertes medidas proteccionistas.<br />

Historia, tradiciones, leyendas<br />

Jandía fue desde la época de la conquista propiedad señorial. En ella, como en el resto de la isla,<br />

el señor era el dueño de las tierras, bienes y personas y ostentaba los poderes legislativo,<br />

ejecutivo y jurisdiccional. A partir de 1675, se produce una fragmentación de la propiedad del<br />

suelo y, desde esta fecha hasta 1833, el Coronel de Milicias era el cargo mas importante en la<br />

isla. Sin embargo, Jandía, debido a su lejanía y despoblamiento, escapó tanto a la división de la<br />

propiedad como al afán acaparador de los coroneles.<br />

Aunque en 1811 las Cortes de Cádiz abolieron el derecho medieval de los señores, ese mismo<br />

año el Consejo de Castilla reconoció el Señorío de la Península de Jandía a los marqueses de<br />

Lanzarote, condes de Santa Coloma y Cifuentes, Grandes de España. El propietario de Jandía<br />

nunca visitó sus tierras, y para ejercer su dominio nombró un administrador en Canarias, que a<br />

su vez designó a un arrendatario en Jandía. Esta situación permanece hasta el comienzo de la<br />

guerra civil, en que con la muerte del titular, la propiedad pasa a diferentes herederos. En 1941,<br />

una sociedad anónima volvió a reunificar la propiedad, teniendo como administrador a un<br />

súbdito alemán llamado Gustav Winter. A partir de 1965 hay una disgregación de la finca<br />

matriz y se procede a la división de la propiedad entre los diferentes accionistas de la sociedad<br />

propietaria, configurando la estructura de las actuales grandes propiedades.<br />

La fragmentación parcelaria se ha ido acrecentando en los últimos años y es más notoria<br />

conforme nos acercamos a los núcleos urbanos (costa de sotavento). Por el contrario, en las<br />

zonas menos pobladas de las cumbres, Cofete y la mitad occidental de la península, permanecen<br />

las grandes parcelas en manos de unos pocos propietarios, algunas superiores a las 2.000 ha.<br />

En la actualidad residen en el interior del Parque Natural unas doscientas personas. En Morro<br />

Jable, fuera del Espacio Natural Protegido, hay censados unos dos mil quinientos habitantes y<br />

en las costas de sotavento se ubican varias urbanizaciones turísticas con una capacidad de<br />

alojamiento para veinte mil visitantes.<br />

Jandía es depositaria de un conjunto de tradiciones y leyendas, que con la alteración del estilo<br />

de vida están a punto de perderse. Las marcas de ganado, las apañadas y delanteras, la<br />

elaboración artesanal de los productos derivados del ganado cabrío (queso, leche mecida, pieles,<br />

...), la pesca artesanal, la elaboración de "pilas" para destiladeras, etc., son prácticas en peligro<br />

de perderse con la actual generación. Escasa representación tienen los Bienes de Interés Cultural<br />

declarados, dado que sólo los petroglifos se encuentran catalogados. Mención especial merecen<br />

algunas construcciones como los hornos de cal de Cofete, el Camino de los Presos, que<br />

atraviesa el jable del Istmo por la costa norte, y que fue construido por presos políticos durante<br />

la Guerra Civil española, el faro de Jandía, o el caserío de Cofete, edificado por Gustav Winter<br />

como residencia particular y que pone escala y referencia al paisaje.<br />

La conservación<br />

El artículo 30 de la ley 12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias, dicta<br />

que los objetivos de conservación y desarrollo sostenible previstos en la citada ley para los<br />

Parques se instrumentarán a través de los Planes Rectores de Uso y Gestión, de acuerdo con lo<br />

que establezcan los futuros Planes de Ordenación de los Recursos Naturales. Se convierte pues<br />

el Plan Rector en la luz y guía para cualquier actuación en el ámbito del Parque.<br />

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En la ya referida ley 12/1994 se marcan además unos objetivos genéricos para los Parques<br />

Naturales y unos usos prohibidos en todos los Espacios Naturales Protegidos de Canarias, de<br />

manera que este ha sido el punto de partida para la elaboración del actual Plan Rector de Uso y<br />

Gestión que se está terminando de redactar.<br />

Este instrumento de planeamiento mayor tiene, además, concreción en el territorio y pretende<br />

aportar elementos no sólo para la protección y conservación de los valores del Parque, sino para<br />

la restauración de algunos elementos claves en el funcionamiento del ecosistema del Espacio<br />

Natural Protegido. En este sentido cabe destacar el apoyo a los planes de recuperación de las<br />

especies en peligro de extinción y a la restauración del bosque termófilo de las cumbres, que<br />

contribuirá a detener la erosión fijando el suelo, favoreciendo la captación de lluvias y actuando<br />

como refugio y alimento para la fauna, así como a evitar la pérdida de la biodiversidad.<br />

Otro de los objetivos del Plan Rector será facilitar la contemplación e interpretación de los<br />

elementos naturales y culturales del Parque, de forma que no suponga un perjuicio para la<br />

conservación de sus valores. Para ello se incide en el desarrollo de una infraestructura adecuada<br />

que mediante, la instalación de la señalización, puntos de información, centros de interpretación,<br />

el uso de aulas de la Naturaleza, senderos autoguiados, ruta de jeep safari, etc., permitan un<br />

mejor aprovechamiento para el uso público de este Espacio Natural Protegido, máxime si<br />

tenemos en cuenta el gran número de turistas que lo visitan cada año y la escasez de recursos<br />

didácticos en torno a la Naturaleza al que tiene acceso la población de <strong>Fuerteventura</strong>.<br />

No menos importante será la contribución al mantenimiento del paisaje armónico de tipo rural y<br />

natural con su mejora y restauración en los casos que sea preciso, al tiempo que se promueve el<br />

desarrollo sustentable de la población residente y se contribuye a la mejora de sus condiciones<br />

de vida, propiciando mejoras sociales, rentas complementarias e infraestructuras idóneas.<br />

Miguel Ángel Peña Estévez<br />

Biólogo (Viceconsejería de Medio<br />

Ambiente)<br />

www.gobiernodecanarias.com/medioambiente<br />

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El Saladar de Jandía<br />

El término saladar se aplica en Canarias a aquellas zonas situadas cerca de la costa que<br />

contienen una vegetación peculiar. Esta vegetación presenta como principal característica la<br />

de estar adaptada a las condiciones de alta salinidad que se dan casi de un modo continuo<br />

resistiendo, incluso, la inundación periódica por agua de mar. Su situación junto a la<br />

desembocadura de dos barrancos hace presumir el aporte de agua dulce, sin embargo las<br />

características pluviométricas actuales hacen suponer una escasísima aportación de lluvias en el<br />

ámbito del Saladar.<br />

Los saladares se extienden sobre planicies situadas entre la línea de costa y las elevaciones<br />

adyacentes en el interior. Estas planicies se han formado por la interfase entre la escorrentía del<br />

agua dulce y la dinámica marina; especialmente en aquellas zonas en las que el flujo de mareas<br />

es de gran amplitud. Sin embargo, como hemos señalado los aportes de agua dulce son escasos.<br />

La existencia de un Saladar en fin, es elproducto del equilibrio dinámico entre el flujo de agua<br />

dulce, en este caso escasa, el régimen de mareas en la zona, y los aportes sedimentarios de<br />

procedencia marina, arenas, y de los barrancos, arcillas gravas y cantos en distinta proporción.<br />

El Saladar de Jandía conocido oficialmente como "Playa del Matorral" pero también<br />

localmente como “Saladar de Jandía” (Jandía se llama a la península que engloba todo el<br />

suroeste de la isla de <strong>Fuerteventura</strong>), está situado en el sur de la isla de <strong>Fuerteventura</strong>;<br />

pertenece a la región geográfica conocida como Península de Jandía y se encuentra<br />

englobado administrativamente en el Término Municipal de Pájara. Constituye una zona<br />

húmeda muy importante en el Archipiélago Canario, puesto que este tipo de ecosistemas son<br />

muy raros y solamente existen en algunos enclaves especialmente favorables, principalmente en<br />

las islas de Lanzarote, <strong>Fuerteventura</strong> y Gran Canaria. Constituye una las zonas húmedas más<br />

importantes tanto del archipiélago canario como del conjunto de las islas europeas de<br />

Macaronesia (Açores y Madeira); y se encuentra protegida por la legislación canaria, española y<br />

europea.<br />

El Saladar de Jandía, en su situación natural estaba alimentado desde tierra por agua dulce<br />

procedente especialmente del Barranco de Vinamar, cuya desembocadura se encuentra<br />

aproximadamente en mitad del Saladar y de otras pequeñas barranqueras que descienden hacia<br />

la llanura aluvial a partir de las colinas aledañas. Al estar situada <strong>Fuerteventura</strong> en una zona de<br />

Canarias que recibe relativamente poca precipitación, los aportes de agua dulce no han sido muy<br />

altos, aunque el Barranco de Vinamar recoge las aguas caídas en una parte de los relativamente<br />

altos riscos de la Cordillera de Jandía y sólo ocasionalmente podía aportar fuertes cantidades de<br />

agua dulce.<br />

Pero la principal aportación de agua en el Saladar es de origen marino. La amplitud del flujo<br />

de mareas en esta zona del Atlántico (hasta 3 metros) unida a la dinámica de las corrientes<br />

incidentes y a la existencia de aguas relativamente profundas a corta distancia de la costa<br />

motivaba que el agua que irrumpe en la mencionada llanura aluvial se extendiera por ella<br />

ocupando una gran extensión. El agua de mar queda retenida en hondonadas o bien se acumula<br />

por infiltración conformando pequeñas lagunas, fragmentadas y paralelas a la línea de costa.<br />

El Saladar de Jandía representa una de las formaciones más importantes de matorral halófilo<br />

del litoral arenoso en la isla de <strong>Fuerteventura</strong>, con una extensión aproximada de 1.270.000 m2.<br />

Entre esta formación y la orilla del mar, se extiende una prolongada playa de arena blanca o<br />

jable, que alcanza sus mayores dimensiones en las cercanías de Morro Jable.<br />

El paisaje se caracteriza por el contraste entre un mar tranquilo y de aguas cristalinas junto<br />

con la arena blanca y una tupida y espesa vegetación, lo que hace que el lugar adquiera un gran<br />

atractivo para el visitante, sobre todo en marea alta. Durante las mareas vivas, las llanuras<br />

vegetadas se ven inundadas por el agua de mar, formándose una inmensa laguna al norte y otras<br />

más pequeñas al sur de gran belleza plástica que rodean las microdunas pobladas con matorrales<br />

halófilos.<br />

El Saladar de Jandía reúne condiciones ecológicas importantes en el sentido de conformar un<br />

hábitat especial de matorral halófilo termoatlántico en el que, además de una serie de plantas<br />

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autóctonas y un conjunto de animales invertebrados endémicos, se encuentran estacionalmente<br />

una serie de especies de aves migratorias de origen europeo. En este lugar acaba de desarrollarse<br />

un proyecto LIFE (B43200/97/248) para su recuperación ecológica.<br />

De acuerdo con los criterios para la identificación de zonas húmedas de importancia<br />

internacional establecidos en la Tercera Reunión de la Conferencia de las Partes Contratantes<br />

del Convenio de Ramsar celebrado en Regina en 1987, la Playa del Matorral cumple los<br />

siguientes criterios:<br />

- Ejemplo de un tipo específico de zona húmeda, raro o inusual en la zona biogeográfica<br />

considerada.<br />

Representa casi la única representación del ecosistema denominado”Matorral halófilo<br />

termoatlántico” existente en la región biogeográfica insular de la macaronésia europea. Estos<br />

ecosistemas se denominan en Canarias “saladares”. Su extensión es considerable relativamente,<br />

teniendo en cuenta el carácter insular del territorio macaronésico pero insignificante si se<br />

compara con las grandes zonas húmedas incluidas en el Convenio de RAMSAR.<br />

- Soportar un número apreciable de individuos de una o más especies o subespecies de<br />

plantas o animales raros, vulnerables o amenazados.<br />

Las especies vegetales Arthrocnemum fruticosum y Zygophyllum fontanesii son las<br />

características de este tipo de ecosistemas.<br />

- Especial valor por los endemismos que albergan las comunidades vegetales halófilas.<br />

De acuerdo con la gran diversidad faunística de las islas, la Playa del Matorral presenta un<br />

elevado número de especies endémicas de invertebrados, hecho que realza su interés como área<br />

de conservación. Se han descrito hasta 16 especies de animales invertebrados endémicos del<br />

saladar y otras 22 que viven en su entorno. Muchas de las especies con las similaridades<br />

ecológicas entre los saladares canarios y los saladares atlantico - mediterráneos.<br />

Entre los vertebrados, el Saladar de Jandía tiene dos especies endémicas de reptiles en la isla<br />

de <strong>Fuerteventura</strong>: el lagarto atlántico (Gallotia atlantica mahoratae) al nivel subespecífico y el<br />

perinquén rugoso (Tarentola angustimentalis) compartido con la isla de Lanzarote. Por otro<br />

lado, en los últimos años, se ha puesto de manifiesto en las arenas de esta zona la nidificación<br />

esporádica de la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), único lugar en Europa donde se<br />

reproduce esta rara especie de tortuga.<br />

Por último en cuanto a las aves, la tarabilla canaria (Saxicola dacotiae) se reproduce en los<br />

aledaños del Saladar y no sería extraño que también lo hiciera en el interior de este espacio<br />

protegido.<br />

La consideración de los criterios anteriores ha conducido a que el Saladar de Jandía sea, por<br />

ahora, el único humedal de Canarias incluido en esta Lista de Humedales de Importancia<br />

Internacional de Ramsar. desde el 24 de octubre de 2002 .<br />

Dentro del espacio natural protegido que nos ocupa, con categoría de "Sitio de Interés<br />

Científico" en la legislación canaria, declarado así en 1994 por el Gobierno de<br />

Canarias.podemos distinguir varias comunidades vegetales, que vienen definidas sobre todo en<br />

función del sustrato y de la disponibilidad hídrica y alimenticia que hay en él. Todas están sin<br />

embargo íntimamente relacionadas, pudiendo considerarse que forman parte de un único gran<br />

ecosistema costero.<br />

1. Saladar propiamente dicho<br />

El saladar en estado óptimo es una comunidad muy densa, que cubre entre el 80% y el 100%<br />

del sustrato arcilloso-arenoso sobre el que crece. Solamente intervienen especies arbustivas<br />

perennes, que suelen alcanzar hasta 1,5 m de altura en lugares favorables aunque generalmente<br />

su desarrollo es menor. En primera línea de playa se va aclarando, teniendo a veces un límite<br />

claramente definido; otras veces el límite hacia el mar es más diluido, pudiendo existir grandes<br />

manchones de vegetación aislados que forman un mosaico con las zonas desprovistas de<br />

plantas. Las especies vegetales que definen el saladar genuino son: Arthrocnemum fruticosum<br />

(Salado), Zygophyllum fontanesii (Uva de mar) y Suaeda vera (Matomoro). La primera de ellas<br />

es la más estenóica de las tres, pudiendo vivir solamente en este ecosistema. Su presencia se<br />

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42_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

puede valorar como indicadora de los límites del saladar genuino. La segunda está igualmente<br />

muy bien representada; amplias superficies de saladar están cubiertas por una asociación de<br />

estas dos especies. Sin embargo, S. vera puede crecer también en lugares húmedos fuera del<br />

saladar e incluso en malpaíses, como ocurre en la zona norte de la isla. La tercera especie es un<br />

halófito estricto que en el saladar está representado de forma irregular, siendo más frecuente en<br />

la zona norte, donde llega a ser localmente abundante junto a las otras dos especies<br />

mencionadas. La uva de mar está presente en todo el cinturón costero de la isla, no siendo<br />

tampoco exclusiva del ecosistema que nos ocupa. En zonas un poco más secas pueden intervenir<br />

Atriplex halimus, raro en la zona considerada, y especies de Salsola. De esta forma pura de<br />

saladar existen algunas variantes. Tratamos en lo que sigue de describir las más importantes,<br />

teniendo en cuenta que existen formas mixtas y de transición o, a veces, un mosaico de<br />

comunidades en poco espacio, como es el caso alrededor del faro, cuya caracterización exacta es<br />

difícil. Algunas de estas comunidades pueden deber su existencia a la intervención humana.<br />

2. Saladar de microdunas costeras, con Traganum moquinii<br />

En partes de la zona norte del saladar, entre la playa y el saladar propiamente dicho, que se<br />

extiende detrás de ésta, existen pequeñas dunas que no suelen tener más de 2 m de altura.<br />

Durante las fases de pleamar, la parte más alta de estas dunas queda por encima del nivel del<br />

agua. En ellas, la comunidad del saladar queda enriquecida con Traganum moquinii, el<br />

balancón. Esta especie canario-mauretánica suele crecer en zonas de arena profunda "en primera<br />

línea de playa". Sin embargo, en el saladar no llega a ser una planta abundante, ni alcanza las<br />

notables dimensiones de los ejemplares que se ven en la costa norte de <strong>Fuerteventura</strong>.<br />

3. Saladar con Tamarix<br />

En una amplia zona que se extiende desde el hotel Robinson Club hasta el faro, en las partes<br />

centrales del saladar se encuentran numerosos ejemplares de Tamarix canariensis<br />

(posiblemente esté representado también T. africana). Desde el faro hacia el norte existen<br />

algunos más.<br />

4. Zonas arenoso-pedregosas por encima del nivel máximo de<br />

mareas<br />

En zonas de la parte sur del área existen grandes superficies cubiertas de arena, piedras y<br />

callaos. Deben su existencia a la construcción de un amplio dique paralelo a la playa, con una<br />

pista, que corta esta parte más meridional del saladar del suministro directo de agua durante la<br />

marea llena. Por lo tanto, esta parte no es inundada por el mar. Esta barrera ha sido eliminada<br />

completamente en el seno de los trabajos realizados en el marco del proyecto LIFE mencionado<br />

al principio de esta ficha. La arena puede ser en parte traída artificialmente, en parte puede<br />

tratarse de una acumulación debido al viento. Aquí se ha instalado una típica comunidad halopsammófila,<br />

en la que sin embargo faltan especies que requieren arenas profundas, como<br />

Salsola longifolia. Las especies vegetales más características de este hábitat son: Salsola<br />

vermiculata, Polycarpaea nivea (Pata camello) y Heliotropium ramossisimum (Camellera).<br />

También se presentan otras como Frankenia laevis ssp. capitata ,Cakile maritima y Ononis<br />

serrata. Estas plantas, en especial las dos primeras, suelen acumular pequeñas dunas a su<br />

alrededor, quedando asentadas en su parte superior. La cobertura del sustrato es relativamente<br />

baja, no llegando al 50%. En general, los ejemplares tampoco llegan a tener un gran desarrollo.<br />

5. Zonas de grava y piedras<br />

En algunas partes del antiguo saladar se han vertido grava, piedras y escombros, subiéndolo<br />

considerablemente de nivel e impidiendo por consiguiente la entrada del agua de mar. Ello<br />

afecta en especial a una amplia parcela rectangular delimitada al sur por la avenida que va desde<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______43<br />

el hotel Stella Canaris a la playa, y al oeste por la carretera de Jandía. En estas zonas, mucho<br />

más secas que las de saladar genuino, han desaparecido las especies características de éste y se<br />

ha instalado una comunidad dominada por Salsola vermiculata, con presencia de Launaea<br />

arborescens, Salsola tetrandra), Salsola longifolia, Suaeda vermiculata, Lycium intrincatum y<br />

especies ruderales como Nicotiana glauca. Es una comunidad parecida a la que cubre amplias<br />

extensiones en todas las zonas llanas y bajas de <strong>Fuerteventura</strong>.<br />

www.mma.es/biodiversidad<br />

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44_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

La Pared de Jandía<br />

La Pared de Jandía es una construcción prehispánica localizada en el istmo que une la<br />

Península de Jandía con el resto de la Isla. Extendida de norte a sur en una longitud de 6<br />

kilómetros, el muro de piedra seca sólo se conserva en algunos tramos. Con una altura de 0,80<br />

metros y un grosor de 0,50, presenta diversos módulos adosados, así como abundantes restos de<br />

material de adscripción prehispánica.<br />

Tradicionalmente se le ha atribuido la función de acotar las dos demarcaciones<br />

territoriales, aislando la Península de Jandía e impidiendo la entrada en ella del ganado "guanil"<br />

o de suelta, por constituir la última reserva de pastos en situaciones de crisis ecológicas<br />

agudas.Cabe señalar que Jandía cuenta con unas particulares condiciones ecológicas, más<br />

favorables, en una isla donde los recursos acuíferos son escasos, lo que se vería acentuado en<br />

épocas de sequía.<br />

La hipótesis de que La Pared serviría de límite de separación entre los dos reinos<br />

"Jandía" y "Maxorata", es rechazada por muchos autores, que defienden un límite territorial más<br />

septentrional.Como deja entrever un acuerdo del Cabildo majorero, posterior a la conquista, esta<br />

delimitación fronteriza habría que situarla más al centro de la isla, entre el barranco de la Torre<br />

y el Puerto de la Peña, quedando la parte norte bajo jurisdicción de Guise (Maxorata) y la sur,<br />

de Ayose (Jandía)<br />

En cualquier caso, constituye uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de<br />

<strong>Fuerteventura</strong>, tanto por su extensión territorial como por el número de estructuras que se<br />

encuentran asociadas a ella.<br />

Arranca desde el litoral de Laja Blanca, al pie de una pequeña montaña de 89 metros de<br />

altura, continúa en dirección sur hacia la montaña de Pasa si Puedes, donde se bifurca en dos<br />

ramales, uno orientado hacia la mencionada Laja Blanca y otro dirigido hacia la Baja de los<br />

Erizos-Punta de Guadalupe.<br />

A partir de este punto desaparece, como consecuencia de la construcción de la carretera<br />

y urbanización turística de La Pared, para reaparecer nuevamente en las laderas de las<br />

Montañetas de Pedro Ponce, desde donde continúa de forma casi ininterrumpida hasta la zona<br />

central del istmo de La Pared. Desde ahí corre paralela al cauce del Barranco de los Cuchillos,<br />

en dirección a Matas Blancas.<br />

Adosadas a La Pared se han contabilizado hasta 54 construcciones de piedra seca de<br />

diferentes dimensiones y tipología. Al este de La Pared se localiza un tagoror, y desde él se<br />

divisa el núcleo central de La Pared, donde se concentran la mayor parte de estructuras, con<br />

abundante material arqueológico en superficie.<br />

Rubén Naranjo<br />

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Breve Historia de la Vegetación Majorera<br />

Cuando los normandos llegaron a <strong>Fuerteventura</strong> a principios del siglo XV (1402), la<br />

vegetación original de la isla ya estaba bastante transformada. Según Le Canarien, crónica de la<br />

conquista normanda, los majos tenían unas 60.000 cabras, una cifra enorme que, por si misma,<br />

indica que el impacto que estos herbívoros produjeron sobre la vegetación debió ser muy fuerte.<br />

Sin embargo, en aquella época aún existían masas arbóreas importantes: grandes bosquetes de<br />

tarajales entre Gran Tarajal y Tuineje, en los Barrancos de la Torre, Ajui y Los Molinos,<br />

palmerales en Betancuria y Valle de Río de Palmas, atravesados por arroyos de aguas cristalinas,<br />

almacigares y acebuchales en muchos barrancos y en las montañas de Jandía, etc. Estos<br />

ecosistemas tambien estaban constituidos por otras plantas, muchas de las cuales se extiguieron<br />

al desaparecer las arboledas. Asimismo albergaban varias especies diferentes de aves, cuyo<br />

elevado número asombró a los conquistadores normandos:" es muy rica en pajaritos, en garzas,<br />

en avutardas, en pájaros de rio, en grandes palomos de cola armiñada de blanco, en halcones,<br />

en codornices, en alondras, en otros pájaros, tantos que no tienen número, y en una especie de<br />

aves blancas y grandes como gansos, y van siempre en medio de la gente y no dejan suciedad".<br />

La explotación de los escasos recursos forestales, la roturación de las mejores tierras de los<br />

cultivos de grano, y la introducción de grandes herbívoros (sobre todo burros y camellos),<br />

contribuyó a que, en pocos años, <strong>Fuerteventura</strong> se transformara en casi un desierto.<br />

Ya a mediados del siglo XV, apenas quedaban árboles en la isla, y la madera se tenía que<br />

importar de Tenerife y Gran Canaria (Diego de Herrera, Señor de Lanzarote y <strong>Fuerteventura</strong><br />

estableció, a mediados del siglo XV, acuerdos con los guanches de Tenerife y los canarios de<br />

Canaria, hoy denominada Gran Canaria, para exportar madera de estas islas con destino a las<br />

orientales). Las profundas y fértiles tierras de las regiones centrales (Vallebrón, La Oliva, Valle<br />

de Santa Inés, etc.) se dedicaron al cultivo intensivo de cereales. La isla llegó a considerarse el<br />

granero de Canarias por la enorme cantidad de grano que producía y abastecía al resto de las<br />

islas.<br />

La introducción de burros tuvo consecuencias nefastas para la flora isleña, ya que pronto<br />

escaparon al control de los campesinos, y los ejemplares asilvestrados destruyeron las laderas<br />

que aún conservaban un manto de vegetación. El número de burros salvajes llegó a ser tan<br />

grande que, a mediados del siglo XVII, se organizó una batida en la que mataron 1500 animales.<br />

Aún hoy existen algunos burros salvajes en la zona de Jandía; en ocasiones bajan de las<br />

montañas a comerse las flores de la urbanizaciones turísticas de Morro Jable.<br />

El progresivo empeoramiento de las condiciones de vida en la isla, producto del irreversible<br />

deterioro de su vegetación, llegó a límites insoportables para los propios seres humanos que la<br />

habitaban. En más de una ocasión a lo largo de la historia reciente, los majoreros han tenido que<br />

emigrar en masa de su isla para no morirse de hambre.<br />

Con la llegada del turismo en la década de los 80 (algo más tarde que en las otras islas), el<br />

panorama cambió radicalmente no solo desde el punto de vista económico, sino del propio<br />

aspecto del paisaje que, en cierto sentido, se ha reverdecido, particularmente en las zonas<br />

costeras turísticas, donde se han plantad miles de palmeras y otros árboles capaces de resistir las<br />

dura condiciones del medio majorero. Pero esto es otra historia.<br />

Zonas de Interés Botánico<br />

Península de Jandía.<br />

De gran interés resulta el llamado "Jable", palabra de origen francés (sable) que significa<br />

arena. El jable ocupa una considerable extensión en torno al istmo de La Pared. Allí se<br />

desarrolla una interesante flora adaptada a vivir sobre arenas blancas en condiciones de extrema<br />

aridez: balancón (Traganum moquinii) cebollín de playa (Androcymbium psammophilum),<br />

corazoncillo (Lotus lancerottensis), rábano marino (Cakile maritima), chaparro (Convolvulus<br />

caput-medusae), etc.<br />

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En la urbanización "Costa Calma" se plantaron miles de ejemplares de casuarinas<br />

(Casuarina equisetifolia), un árbol de origen australiano, a principios de los alias 80;<br />

actualmente forman u tupido bosquete -regado con agua salobre- al borde de la carretera<br />

general, que alberga una gran cantidad plantas silvestres que han crecido de forma espontánea<br />

bajo su sombra.<br />

Cerca del pueblo de Morro Jable existe uno de los últimos "saladares", una comunidad<br />

vegetal que permanece parte del día sumergida bajo el agua salada. La planta representativa es<br />

una especie de "mato salado" (Arthrocnemun fruticosum).<br />

Más al sur de Morro Jable, en dirección hacia el faro de Jandia, se encuentra la única<br />

población en el mundo del "cardón de Jandia" (Euphorbia handiensis), que se encuentra en<br />

inminente peligro de extinción debido al pequeño tamaño de sus poblaciones<br />

En las montañas más altas del macizo de Jandía (La Zarza, El Fraile, etc.) se desarrolla la<br />

vegetación más interesante de <strong>Fuerteventura</strong>; allí vive le 90 % de la flora endémica de la isla:<br />

Echium handiense, Argyranthemum win teri, Bupleurum handiense Ononis christii, Nauplius<br />

sericeus, Carduus bourgaei, etc. Resto de los bosquetes termófilos pueden aún verse en algunos<br />

risco inaccesibles a las cabras, con arbolillos como el mocán (Visne mocanera), el peralillo<br />

(Maytenus canariensis) o el aderno (He berdenia excelsa).<br />

Malpaís de la Oliva.<br />

En este malpaís se desarrolla una densa vegetación rupícola, pionera en la colonización de<br />

lavas recientes. Especies características: Echium bonetii, Senecio kleinia, Kichia heterophylla,<br />

Caralluma burchardii, Rutheopsis herbanica, Asparagus pastorianus, etc. Los líquenes son<br />

muy abundantes sobre las negras rocas lávicas, destacando el amarillo de Lecanora sulphurella<br />

y el naranja de varias especies de Caloplaca y Xanthoria.<br />

Montañas de Vigán.<br />

Situadas al norte de Gran Tarajal, estas montanas áridas albergan una sorprendente flora<br />

endémica, donde destacan varias especies : Crambe sventenii, Sonchus pinnatifidus, etc.<br />

Recientemente, un miembro de nuestra Asociación, Francisco La Roche Brier, descubrió una<br />

nueva especie de salvia para la Ciencia, que fue descrita por el palmero Arnoldo Santos y el<br />

gomero Manuel Fernández Galván bajo el nombre de Salvia herbanica.<br />

Vallebrón.<br />

Es una de las zonas mas húmedas de <strong>Fuerteventura</strong>, donde aún se mantienen cultivos<br />

agrícolas importantes. La vegetación original esta bastante trastocada, todavía pueden verse<br />

plantas tan curiosas como un verode, que aquí llaman "farroba" (Aeonium balsamiferum), la<br />

pelotilla (Aichryson bethencourtianum), la vinagrera (Rumex lunaria), la azucena de risco<br />

(Pancratium canariense), un helecho (Polypodium macaronesicum), etc.<br />

Aparte de las zonas citadas, hay otros muchos lugares interesantes, en donde se desarrolla<br />

una vegetación muy curiosa, sobre todo en los años buenos en lluvias: Montana de Tindaya (<br />

con preciosos grabados rupestres), Montana Cardones (donde dicen que está enterrado el<br />

gigante Mahan, que tenia 64 muelas), Riscos del Carnicero (entre Pájara y Betancuria, con la<br />

presa de Las Peñitas, lugar de descanso de aves migratorias y donde está la Virgen de La Peña,<br />

patrona de la isla), etc.<br />

Lázaro Sánchez –Pinto Pérez Andreu<br />

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La Oliva<br />

El municipio de La Oliva, como su topónimo indica, debe su nombre a la existencia de<br />

olivos que en otros tiempos crecieron en su entorno. La Oliva, como todos los municipios de la<br />

Isla dispone de dos zonas diferenciadas; costa y medianía.<br />

Su capital se encuentra en el interior a 219 metros de altitud. El término municipal de La<br />

Oliva está considerado actualmente como uno de los municipios turísticos de extraordinario<br />

porvenir en la región. Está galardonado con el Premio Nacional Conde de Guadalhorre, sin duda<br />

bien merecido por la admiración que causa la belleza, de sus calles, plazas y edificios públicos.<br />

La Oliva, que fuera capital de <strong>Fuerteventura</strong> hasta 1880, fue el centro de la vida política y social<br />

de lo que son vivo testimonio las edificaciones señoriales, entre las que destaca no sólo sobre la<br />

arquitectura de la zona sino de la insular , la Casa de los Coroneles, excepcional ejemplo de<br />

arquitectura colonial.<br />

Fundada en 1650 por la familia Cabrera Bethencourt, cuyo escudo de armas todavía se<br />

contempla en el Pórtico de la fachada principal. Denominada por los lugareños "Casa de la<br />

Marquesa", fue residencia de los jefes de las milicias majoreras así como su acuartelamiento. A<br />

decir de la gente del lugar "tiene tantas puertas y ventanas como días tiene el año", todavía hoy<br />

se percibe en el entorno su carácter señorial e histórico, especialmente en su iglesia en la que se<br />

conserva un valiosísimo retablo de Juan de Miranda.<br />

El municipio abarca toda la zona Norte de la isla, incluyendo entre sus maravillas<br />

naturales el Parque Natural de las Dunas de Corralejo e Isla de Lobos, con increíbles y<br />

evocadores paisajes de arenas doradas y hermosísimas playas de aguas transparentes de<br />

sorprendentes tonos azules y turquesas, además de la magnífica formación volcánica de Bayuyo,<br />

auténtica prolongación geológica de la isla, visitable a través de los senderos trazados al efecto y<br />

el Monumento Natural del Malpaís de la Arena.<br />

Las Dunas de Corralejo fueron declaradas Parque Natural el 15 de Octubre de 1982 por<br />

decreto del Gobierno de Canarias, debido al interés científico cultural, faunístico y turístico que<br />

representan, incluido el Islote de Lobos y la Lagunilla, con una superficie total de 29,36 Km2 y<br />

un relieve variable de 0 a 50 metros de altura de finísima arena blanca que goza de una estrecha<br />

protección.<br />

De la variada flora autóctona que puebla las Dunas de Corralejo destacamos el<br />

Balancón (traganum moquini), Higuerilla (euphorbia paralias), Meloja (ononis natrix), Pata de<br />

Conejo (polycarpea nivea).<br />

Destacan así mismo, esta vez por su inefable sabor marítimo, la Torre del Tostón, del siglo<br />

XVIII, la exquisita cordialidad de los moradores de El Cotillo y la versatilidad de sus playas,<br />

que permiten desde el relax más absoluto hasta la práctica de cualquier deporte acuático, si bien<br />

Corralejo y sus fantásticas playas son las zonas del municipio mejor dotadas de infraestructura<br />

para la práctica de deportes como el windsurfing, jet sky, submarinismo... etc., a lo que se<br />

suman las perfectas condiciones de temperatura, transparencia y fondo de su mar.<br />

www.gran-tarajal.com<br />

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48_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

Malpaís de la Arena: Última erupción volcánica de<br />

<strong>Fuerteventura</strong>.<br />

Hace algo más de 50.000 años la línea norte de costa se extendía desde la zona de El Cotillo,<br />

hasta El Guriame, pasando por Lajares. En ese momento a nivel mundial se producía un periodo<br />

muy frío motivado por la glaciación Würm I, en el cual un volumen importante del agua de la<br />

tierra formaba parte del hielo que cubría el norte de Europa. Esa situación motivaba en la isla de<br />

<strong>Fuerteventura</strong> un clima frío y ventoso y que el nivel del mar se encontrase entre 60 y 100 metros<br />

por debajo del nivel actual.<br />

El descenso del nivel del mar dejó al descubierto importantes bancos de arena<br />

submarinos. Los fuertes vientos que soplaban de componente noreste se encargaban de enviar<br />

las arenas hacia el interior del territorio dando lugar a formaciones arenosas como la Cañada de<br />

Melián o Los Jablitos.<br />

En ese momento entró en erupción la cadena de volcanes que dieron lugar al Malpaís de<br />

Mascona, del Bayuyo y formaron la Isla de Lobos. Esa cadena de volcanes está alineada en<br />

dirección noreste, lo que indica como fue la fractura de la corteza que dio lugar a esta gran<br />

erupción. La isla se amplió en 112 kilómetros cuadrados y la costa norte de <strong>Fuerteventura</strong> quedó<br />

más próxima a Lanzarote.<br />

Los jables antes comentados quedaron aislados y la entrada de arenas continuó por la<br />

nueva costa norte dando lugar a las Dunas de Corralejo.<br />

El paisaje del norte de <strong>Fuerteventura</strong> quedó así establecido durante miles de años sin<br />

presentar modificaciones importantes hasta la erupción de Montaña de La Arena.<br />

Con una edad inferior a los 10.000 años, Montaña de la Arena corresponde al último<br />

episodio eruptivo acaecido en la isla de <strong>Fuerteventura</strong>. Se trata de un edificio volcánico de unos<br />

120 metros de altitud respecto a su base y de 420 metros de altitud respecto al nivel del mar.<br />

Montaña de la Arena está formada por varios cráteres, a través de los cuales se produjeron<br />

las emisiones de materiales piroclásticos, y por varios salideros de lava situados principalmente<br />

en la base del edificio.<br />

Las coladas discurrieron en dirección a La Oliva y Lajares formando un malpaís de unos<br />

12 kilómetros cuadrados. En un principio se emitieron lavas muy fluidas que dieron lugar a<br />

numerosos tubos volcánicos y jameos, de pequeño tamaño en su mayor parte. Parte de estas<br />

lavas fueron posteriormente cubiertas por coladas de carácter escoriáceo. Los salideros de lavas<br />

más importantes se encuentran en el lado norte de la base del edificio.<br />

En estas lavas emitidas desde Montaña de la Arena se pueden distinguir varios hornitos.<br />

Los hornitos son pequeños huecos existentes en la colada por los que se produjo una liberación<br />

de gases y, en algunos casos, algo de lava. En los huecos producidos por los hornitos se<br />

formaron varias cuevas de escasas dimensiones: la Cueva de los Picos, la Cueva del Diablo y la<br />

Cueva de Las Burras. Todas ellas tienen en su boca una caída vertical de varios metros de altura<br />

que hacen dificultosa su entrada. Pero ello no impide que sean visitadas por otros animales<br />

como las aves.<br />

Las lechuzas o «corujas» y las pardelas son los «inquilinos» más habituales de estas<br />

cuevas. Las lechuzas, debido a sus hábitos nocturnos, buscan lugares oscuros como grietas y<br />

cuevas en los que ocultarse durante el día. Las pardelas, en cambio, visitan estas cuevas en los<br />

meses de mayo a septiembre, durante los cuales se acercan a tierra para realizar la reproducción<br />

en cuevas y huecos del terreno.<br />

Las cuevas del Malpaís de la Arena albergaron durante otros periodos a otro tipo de<br />

pardela que actualmente está extinguida: Puffinus olsoni. La fecha de su extinción parece ser<br />

reciente ya que sus huesos presentan señas de haber sido utilizadas para consumo humano. Los<br />

motivos de su extinción aún no están claros pero parecen estar asociados a la llegada de los<br />

seres humanos a las islas.<br />

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Junto a los restos de esta pardela fósil se han encontrado huesos de musaraña y de otro<br />

roedor actualmente extinguido en la isla de <strong>Fuerteventura</strong>: Malpaisomys insularis. Todo ello<br />

indica que las cuevas presentan unas condiciones apropiadas para el estudio de la fauna fósil de<br />

la isla y que su conservación y protección son necesarias para que esta fuente de información<br />

natural no desaparezca.<br />

Juan Miguel Torres Cabrera<br />

Doctor en Ciencias Biológicas<br />

Profesor de Biología y Geología I.E.S. Gran Tarajal<br />

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50_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

Los molinos de viento<br />

Se introducen en <strong>Fuerteventura</strong>, entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX.<br />

Alcanzaron una gran difusión, sobre todo en el centro-norte de la isla, debido a factores<br />

climáticos y socioeconómicos.<br />

La presencia constante de los vientos alisios, que constituían su fuente de energía y la<br />

tradicional economía cerealista de la isla, favorecieron la implantación de numerosos molinos y<br />

molinas a lo largo del territorio insular.<br />

Se instalaron en lugares abiertos a los vientos dominantes, configurándose como uno de los<br />

rasgos más característicos del paisaje rural de la isla.<br />

El molino de viento proporcionó enormes ventajas en la molturación de granos, aunque no<br />

determinó el abandono de sistemas de molienda más antiguos, como el molino de mano y la<br />

tahona, que siguieron usándose a nivel domestico y en periodos de ausencia de vientos.<br />

Los molinos de viento han pasado a formar parte del paisaje de la isla de <strong>Fuerteventura</strong>.<br />

En julio del año 1994 (s. XX), se declaró Bien de Interés Cultural, con categoría de<br />

monumento, los molinos de la isla.<br />

Relación:<br />

- MOLINO DE CORRALEJO, EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE VILLAVERDE (MONTAÑA DEL MOLINO), EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE TEFIA (EN DISEMINADO DE TEFIA), EN PUERTO DEL ROSARIO.<br />

- MOLINO DE LOS LLANOS DE LA CONCEPCIÓN (NÚCLEO), EN EL PUERTO DEL ROSARIO.<br />

- MOLINO DE ANTIGUA (EN EL P.K. DE AMPUYENTA A ANTIGUA), EN ANTIGUA.<br />

- MOLINO DE VALLES DE ORTEGA (C.V. DE VALLES DE ORTEGA A LA CORTE), EN ANTIGUA.<br />

- MOLINO DE VALLES DE ORTEGA (NÚCLEO), EN ANTIGUA.<br />

- MOLINO DE VALLES DE ORTEGA (NÚCLEO), EN ANTIGUA.<br />

- MOLINO DE CORRALEJO, EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE EL ROQUE, EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE LAJARES, EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE LAJARES, EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE VILLAVERDE, EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE TINDAYA-TEBETO, EN LA OLIVA.<br />

- MOLINO DE LA ASOMADA, EN PUERTO DEL ROSARIO.<br />

- MOLINO DE PUERTO DE LAJAS, EN PUERTO DEL ROSARIO.<br />

- MOLINO DE ALMÁCIGO, EN PUERTO DEL ROSARIO.<br />

- MOLINO DE ALMÁCIGO, EN PUERTO DEL ROSARIO.<br />

- MOLINO DE LOS LLANOS DE LA CONCEPCIÓN, EN PUERTO DEL ROSARIO.<br />

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- MOLINO DE LA ANTIGUA-DURAZNO, EN ANTIGUA.<br />

- MOLINO DE LA CORTE, EN ANTIGUA.<br />

- MOLINO DE TISCAMANITA, EN TISCAMANITA (TUINEJE).<br />

- MOLINO DE TISCAMANITA, EN TISCAMANITA (TUINEJE).<br />

La molina<br />

Es más moderna que el molino. Fue ideado por D. Isidoro Ortega, natural de Santa Cruz de<br />

La Palma en el siglo XIX. La molina tenia como ventaja sobre el molino el reunir en una única<br />

planta las actividades de molienda y manipulación del grano, evitando al molinero el dificultoso<br />

trabajo de subir y bajar escaleras cargando pesados sacos de cereal.<br />

Su principal característica es la marcada diferenciación entre la maquinaria y la edificación.<br />

En conjunto constaba de tres partes: la torre, la maquinaria y el edificio.<br />

Tipología<br />

Está constituida por una torre de madera que sostiene todo el mecanismo y se apoya en<br />

un pivote o puyón metálico, que giraba sobre una plancha de hierro colocada en el suelo. La<br />

torre se ubica dentro de una habitación de mampostería de planta cuadrada o rectangular.<br />

Sobresale de la edificación a través de un orificio circular, protegido por una especie de<br />

paraguas llamado farol, que impide la entrada del agua de la lluvia al interior del edificio.<br />

Maquinaria. Funcionamiento<br />

La maquinaria de molturación, compuesta por dos muelas, la tolva y la canaleja, se sitúa<br />

en la base de la torre. Esta base está constituida por dos gruesas vigas entrecruzadas en cuyo<br />

centro inferior se halla el pivote metálico en el que se apoya la torre y sobre el que giraba todo<br />

el mecanismo.<br />

En la parte superior de la torre se sitúan la rueda dentada con su eje, el husillo y las<br />

aspas, que suelen ser cuatro o seis.<br />

El funcionamiento de la molina era igual al del molino. El grano se depositaba en la<br />

tolva y se dirigía a las piedras molineras a través de la canaleja. Las aspas recibían la fuerza del<br />

viento y la transmitían a la rueda dentada; esta engrana con el husillo, que por medio de un eje<br />

metálico vertical lleva el movimiento a la muela superior, haciéndola girar sobre la inferior,<br />

produciendo la molturación.<br />

El molino<br />

Tipología<br />

El molino de viento tradicional, denominado en la isla molino macho, es una edificación<br />

de mampostería, realizada con piedra, barro y cal, de planta circular y forma troncocónica. Esta<br />

coronado por una caperuza o capacete de madera, que gira por medio del rabo o timón,<br />

orientando las aspas al viento.<br />

Se compone de dos o tres pisos. En el inferior se guardan los útiles y herramientas<br />

empleados por el molinero; en el central o "cuarto de en medio" se recoge el grano; en el<br />

superior se aloja la maquinaria de molturación. En los molinos que carecían de piso central se<br />

depositaba el grano en el inferior.<br />

La mayoría de los molinos tenían cuatro aspas, aunque existían algunos con seis. Estas<br />

estaban constituidas por una estructura de madera sobre la que se colocaba una tela de lona. La<br />

base de la edificación estaba rodeada por un pequeño muro de piedra seca.<br />

Piezas del molino: Maquinaria. Funcionamiento<br />

La maquinaria estaba realizada fundamentalmente en madera, aunque también<br />

existían piezas de hierro, configurando un complejo engranaje, cuya función era multiplicar la<br />

fuerza del giro de las aspas y transmitirla a la piedra móvil para producir la molienda.<br />

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52_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

Las aspas, impulsadas por la fuerza del viento, hacían girar una rueda dentada que, a<br />

su vez, movía un carrete llamado husillo. Este enlazaban con la piedra molinera móvil a través<br />

de un eje metálico incrustado en una pieza rectangular de hierro, llamada lavija, adherida a la<br />

cara interna de esta muela. El eje transmitía el movimiento a la muela superior, haciéndola girar<br />

sobre la inferior, provocando la trituración del grano.<br />

Todo el mecanismo se podía parar utilizando un freno, que presionaba sobre la rueda<br />

dentada.<br />

El proceso de molienda se realizaba vertiendo el grano en la tolva, de donde pasaba a<br />

la canaleja, que lo conducía hasta las muelas. La harina o gofio resultante caía por un cubo al<br />

piso central, donde se recogía en sacas y costales.<br />

Patrimonio y Arquitectura de <strong>Fuerteventura</strong> (Extractado por Beltrán)<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______53<br />

El trabajo con palma en <strong>Fuerteventura</strong><br />

La palmera canaria (Phoenix Canariensis) es una especie endémica de las islas que se<br />

encuentra presente en todo el Archipiélago. Ha sido cultivada con profusión desde antes de la<br />

Conquista por ser un árbol de diverso aprovechamiento.<br />

Es un árbol robusto, con numerosas hojas –más de cien- elegantemente arqueadas, que<br />

forman una copa esferoidal densa, de color verde oscuro. Las hojas poseen gran número de<br />

foliolos muy flexibles. Hacia la base de las hojas, en una extensión de más o menos un metro,<br />

estos foliolos están transformados en espinas cortas, rígidas y de color amarillento. Los frutos<br />

están unidos a unas ramificaciones que se encuentran insertas en el centro de las copas de los<br />

individuos femeninos. A estos frutos de la palmera canaria se les denominan támaras.<br />

En el aspecto externo de su tronco, la palma canaria presenta una corteza áspera, rugosa y<br />

plagada de cicatrices que dejan las bases de las hojas, siendo bastante alargadas<br />

horizontalmente.<br />

Distribución geográfica<br />

En <strong>Fuerteventura</strong> la distribución de la palmara canaria se concentra predominantemente en la<br />

Vega de Río Palma, Antigua, Tuineje y Pájara.<br />

‘Y llegaron a la isla de Erbania, a los pocos días se fue Godifer con los compañeros de la<br />

barcaza en número de treinta y cinco hombres, para ir al arroyo de Palmas […]. Allí se vieron<br />

obligados a descalzarse para pasar sobre las piedras de mármol tan lisas y tan resbaladizas,<br />

que solo puede uno mantenerse a cuatro patas, y, aun así, era preciso que los de atrás<br />

sustentasen los pies de los de adelante con el extremo de sus lanzas, y después los primeros<br />

arrastraban a estos últimos. Y cuando se ha pasado al otro lado, se encuentra un valle hermoso<br />

y llano y muy agradable en que habrá unas 900 palmas que dan sombra al valle, con arroyos<br />

de agua que corren por el medio, y las palmas están por grupos de 100 a 120, y son tan altas<br />

como mástiles de más de 20 brazas de altura, tan verdes, tan enramadas y tan cargadas de<br />

dátiles que da gusto mirarlas’. (Le Canarien).<br />

Los aborígenes<br />

Entre la población aborigen de <strong>Fuerteventura</strong> podemos suponer el empleo de hojas de<br />

palmeras para la fabricación de diversos artículos: tejidos, esteras, bolsas, cuerdas o recipientes,<br />

actividad ésta que sí se encuentra documentada en otras islas del Archipiélago. Este<br />

aprovechamiento apenas guarda relación con los trabajos en fibras vegetales desarrollados tras<br />

la Conquista.<br />

La sociedad tradicional<br />

Tras la Conquista, los nuevos colonos que se asentaron en todas las zonas del Archipiélago,<br />

arraigaron nuevas técnicas artesanales del trabajo de fibras vegetales características de sus<br />

lugares de origen. Se pasa de una economía aborigen, pastoril y con rudimentarios<br />

conocimientos de la agricultura, a otra protocapitalista introducida por los conquistadores. Una<br />

sociedad incipiente que tiene que satisfacer nuevas necesidades y que dispone también de<br />

nuevos recursos.<br />

Hasta que el desarrollo económico de los últimos años alteró la forma de vida tradicional,<br />

todos los oficios relacionados con este mundo formaban parte de un sistema estructurado y<br />

coherente, que cubría las necesidades del mundo agrícola, ganadero y pesquero.<br />

Aprovechamiento y recolección<br />

Existen dos formas de aprovechamiento de las hojas de palmera: la recolección de las hojas<br />

crecidas y abiertas de la palma verde, y la recolección de los cogollos (palmito), de las nuevas<br />

hojas aún sin abrir.<br />

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Normalmente la recolección se efectúa en verano, durante los meses que van de mayo a<br />

septiembre. En <strong>Fuerteventura</strong> el corte de la palmera se realizaba tradicionalmente en el mes de<br />

junio.<br />

Conservación y preparación<br />

El procedimiento artesanal para la conservación y preparación del material es diferente<br />

según se trate del palmito o de la hoja en verde<br />

Los palmitos se abren uno por uno para que queden estirados. Se tienden al sol y al sereno<br />

(rocío) en el suelo, patios o tejados de las casas, dándose vueltas a las ramas todos los días para<br />

que vayan cogiendo el color blanco por todas partes.<br />

La palma verde se tiende al sol después de que se ha cortado. Posteriormente se deshoja,<br />

separando los foliolos por tamaños y colocándolos en manojos de cincuenta o sesenta; se llevan<br />

al taller y se sacan a la intemperie los días de sol para que se sequen del todo. Una vez secos se<br />

conservan amontonados en una esquina del taller o de la casa para trabajar con ellos cuando se<br />

quiera.<br />

Las empleitadoras<br />

El trabajo de la palma ha sido y es realizado, en su gran mayoría, por mujeres. Donde único<br />

trabajan los hombres es en la elaboración de escobas, abanadoras o el trabajo de la palma en<br />

verde. Las mujeres, además, trabajan el palmito haciendo empleitas con las que elaboran<br />

trabajos más finos.<br />

El oficio ha sido transmitido tradicionalmente de generación en generación por línea<br />

femenina, comenzando a corta edad el aprendizaje entre los ocho y los diez años. Lo que se<br />

hace primeramente es la preparación del material para empezar a elaborar la empleita, primero<br />

con pocas hojas, para, posteriormente, hacerlo con cinco, siete, nueve, once…<br />

El trenzado<br />

La técnica básica en la elaboración de la empleita es la del trenzado. Esta técnica consiste en<br />

el entrecruzamiento de varios tallos o ramas, generalmente en número impar (tres, cinco, siete,<br />

nueve, once), en forma de diagonal, que luego se irán cosiendo un as con otras para formar una<br />

pieza.<br />

Antes de comenzar a entrelazar las hojas de palma se humedecen en agua para ablandarlas<br />

ligeramente.<br />

La misma hoja de la palmera, en tiras, se utilizaba tradicionalmente para coser las empleitas<br />

unas a otras. Asimismo, por retorcimiento, las hojas de palma toman forma de cuerda,<br />

denominada ‘tomisa’, que era utilizada para las mismas funciones.<br />

La longitud de la empleita vendrá determinada por el tamaño de la pieza u objeto a que se va<br />

a destinar. Normalmente se suele medir por vueltas o por brazas si son piezas mayores.<br />

Los útiles de trabajo<br />

Para la elaboración de los productos basándose en hojas de palmeras, se suelen emplear<br />

útiles de trabajo bastante comunes. En ocasiones, al igual que las técnicas y conocimientos,<br />

estas herramientas se transmiten por línea femenina.<br />

• Tijera, para cortar y limpiar.<br />

• Aguja, para coser y separar las hojas en tiras más estrechas.<br />

• Cuchillo, común para cortar y limpiar.<br />

• Mazo de madera o martillo, para planchar y dar forma a la empleita.<br />

Las tipologías<br />

Tradicionalmente, los utensilios elaborados con la hoja de palma cumplían funciones<br />

diversas: transporte, medidas, conservación de productos y vestimenta. Las tipologías más<br />

representativas y los usos más frecuentes eran los siguientes.<br />

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Curso rso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007______55<br />

• Serón. Pieza de una sola abertura superior por donde recibe la carga, adaptable a la<br />

grupa de un animal, formando dos cestos a cada lado del cuerpo. Esta pieza era utilizada<br />

para el transporte de toda clase de materiales, desde fruta hasta tierra, y comúnmente<br />

para llevar a los hijos pequeños.<br />

• Gena: especie de bolso de palma verde con dos asas en las paredes de cada lado para<br />

colgar a la espalda. El fondo es rectangular, las paredes rectas y la boca ovalada,<br />

utilizándose para portar los útiles de pesca y el pescado.<br />

• Sera o empleita: tira de palma usada como molde para hacer el queso.<br />

• Esportón: pieza cosida en espiral hasta dar forma a la base de la pieza sobre la que se<br />

elevan las paredes hasta llegar a la medida deseada. Generalmente era utilizado para<br />

conservar granos y otros alimentos.<br />

• Estera: pieza plana, normalmente rectangular o cuadrada, de tamaños y funciones<br />

diversas. Eran utilizadas para proteger el pavimento de las casas, para poner delante de<br />

las camas a modo de alfombra, como lecho en el suelo y para conservar alimentos,<br />

sobre todo higos pasados y porretas.<br />

• Sombrero: elaborado basándose en palmitos. Formaba parte de la vestimenta tradicional<br />

isleña.<br />

www.cultura de canarias.com<br />

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56_______Curso: F uerteventura: Naturaleza y actividad humana del 5 al 9/12/2007<br />

Jandía: el nido del halcón<br />

Vida y leyenda de Gustav Winter<br />

Uno de los personajes más interesantes de la historia de <strong>Fuerteventura</strong> y de Canarias en el<br />

siglo XX, y quizá de toda su historia, fue el terrateniente alemán Gustav Winter. Para los<br />

servicios secretos británicos, se trataba de un espía nazi protegido por el franquismo; para los<br />

habitantes de la isla majorera, fue siempre don Gustavo el alemán.<br />

Nacido en Zastler, cerca de Friburgo, el 10 de mayo de 1893, el joven Winter hizo sus<br />

primeros estudios en Hamburgo, pero su temperamento emprendedor lo llevó pronto a latitudes<br />

lejanas. En 1913 viaja a la Argentina y, a su vuelta en 1914, ya empezada la primera guerra<br />

mundial, los ingleses abordan en el Canal de la Mancha el barco en que viajaba, lo detienen y lo<br />

recluyen en un barco-prisión anclado en Portsmouth; es la primera vez que los servicios secretos<br />

ingleses lo consideran sospechoso de espionaje. En febrero de 1915 se evade, alcanzando a nado<br />

el buque neerlandés Hollandia, y huye a España, donde residirá desde 1915. Cuenta su amigo<br />

Vicente Martínez una anécdota de esos momentos de su vida que dice mucho de su carácter:<br />

llegado a España, se dirigió a un consulado del Reino Unido y, aprovechando su perfecto<br />

dominio del inglés y la posibilidad de interpretar su apellido como anglosajón, se hizo pasar por<br />

ciudadano británico en apuros y consiguió una importante ayuda económica de aquellos de<br />

quienes acababa de escapar.<br />

Establecido en la España neutral, trabaja en Vigo y Tarragona, completa sus estudios de<br />

ingeniería en Madrid en 1921 y pone en marcha varios proyectos de centrales termoeléctricas en<br />

Murcia, Tomelloso, Valencia, Zaragoza y la capital; luego se traslada a Las Palmas de Gran<br />

Canaria, donde entre 1924 y 1928 levanta la Compañía Insular Canaria Colonial de Electricidad<br />

y Riego y su central eléctrica Alfonso XIII en el barrio de Guanarteme (la popular CICER),<br />

inaugurada ese último año por el dictador Primo de Rivera.<br />

El polifacético y un tanto misterioso ingeniero alemán hizo diversos viajes de estudios por<br />

Europa y navegó en su velero Argo en sus ratos libres; en él visitó por primera vez<br />

<strong>Fuerteventura</strong> en los años treinta. Según su hijo Juan Miguel, “estuvo a punto de comprar Lobos<br />

[un islote al norte de <strong>Fuerteventura</strong>], pero finalmente se decidió por Jandía”.<br />

Explotar el desierto<br />

Hasta ese momento, esta península meridional había permanecido a lo largo de los siglos<br />

como un apéndice ajeno al resto de la isla de <strong>Fuerteventura</strong>. En tiempos prehispánicos, han<br />

defendido algunos, un muro que hoy se atisba en algunos yacimientos arqueológicos a lo ancho<br />

del istmo de la Pared separaba dos reinos independientes, el de Maxorata y el de Jandía.<br />

Después de la conquista y desde los primeros tiempos del señorío, la península dependió<br />

siempre de los señores de Lanzarote, y no de los de <strong>Fuerteventura</strong>. Tras la abolición de los<br />

señoríos por las Cortes de Cádiz (1811), Jandía se integró en la división administrativa del<br />

estado y, por tanto, en el término municipal de Pájara, aunque ese mismo año el Consejo de<br />

Castilla reconoció el señorío de la península de Jandía a los marqueses de Lanzarote, condes de<br />

Santa Coloma y Cifuentes, Grandes de España. El propietario de Jandía nunca visitó sus tierras,<br />

y para ejercer su dominio nombró un administrador en Canarias, que a su vez designó a un<br />

arrendatario en Jandía que así continuó constituyendo una única y enorme finca conocida como<br />

Dehesa de Jandía: 18.000 hectáreas de terreno que constituían la mayor propiedad rústica de<br />

Canarias en la época, un lugar por entonces casi desértico, aislado del progreso y de todo signo<br />

de civilización.<br />

Winter se decidió pronto a adquirir la península, aunque al principio no pudo sino<br />

alquilársela en Burgos a sus propietarios, los herederos del marqués de Lanzarote y conde de<br />

Santa Coloma, en julio de 1937, por estar vigente un decreto de Gil-Robles que prohibía la<br />

venta de terrenos a extranjeros. En abril de 1941 la empresa Dehesa de Jandía, S.A., cuyos<br />

capitalistas eran testaferros españoles a fin de poder efectuar la adquisición del inmenso<br />

territorio de forma legal, compra la península y nombra administrador único a Gustav Winter.<br />

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Así pues, Winter fue propietario de facto de la totalidad de la península de Jandía desde unos<br />

años antes de la segunda guerra mundial. En ella abriría con el tiempo unos cincuenta y dos<br />

pozos, con la ayuda del zahorí Eulogio Espinel. Repobló el pico de la Zarza con más de cien mil<br />

pinos canarios. Después del final de la guerra mundial, cuando el matrimonio Winter-Althaus<br />

regresó a <strong>Fuerteventura</strong> (en 1947), cultivó en Casas de Jorós tomates y alfalfa que exportaba por<br />

el puerto de Gran Tarajal, en el municipio de Tuineje, a unos cincuenta kilómetros al norte; y<br />

explotó el ganado caprino en el valle de Cofete con la mediación de más de cincuenta aparceros<br />

o, como se conocen en <strong>Fuerteventura</strong>, medianeros, lo que le permitió comercializar queso y lana<br />

de gran calidad en el mercado central de Las Palmas de Gran Canaria, donde mantenía un<br />

puesto de venta con la marca comercial de la sociedad que administraba, Dehesa de Jandía. A<br />

principios de los años 50, Winter llegó a ser propietario de una cabaña de siete mil cabezas,<br />

entre cabras y ovejas; en 1952 se hicieron en la península 32.000 quilos de queso. La mitad del<br />

producto era propiedad del terrateniente alemán, y la otra mitad de los medianeros, pero don<br />

Gustavo compraba a éstos su mitad para exportarla a Las Palmas en el pailebote Guanchinerfe,<br />

que hacía cabotaje entre las distintas islas del archipiélago. La humedad y consiguiente<br />

fertilidad del valle de Cofete atraían a Jandía pastores y ganados furtivos de toda la isla, y<br />

algunos rebaños salían de la Dehesa con más cabezas de las que habían traído; lo cual, junto con<br />

el proyecto de criar de forma aislada ovejas caracul, presuntamente motivó la erección de una<br />

famosa valla de dos metros que clausuraba el istmo de La Pared a la altura de Matas Blancas,<br />

con una única puerta de acceso vigilada por un guardián, José <strong>Viera</strong> Torres, que residía en ese<br />

caserío y se comunicaba con el alemán por radio y con Gran Tarajal por teléfono. Doña Isabel<br />

Althaus habla de 1962, pero existe documentación que hace la instalación de la cerca tan<br />

temprana como 1949.<br />

Entre 1946 y 1950, según su familia, el alemán edificó la peculiar Villa Winter, un palacete,<br />

casi un castillo en el más alejado confín de la Península, Cofete. Así mismo tendió la carretera<br />

que aún hoy lleva desde La Pared hasta Cofete y es conocida como camino de los presos: ambos<br />

proyectos fueron llevados a cabo gracias a la obligada colaboración de los presos políticos que<br />

el régimen franquista recluía en el campo de concentración o Colonia de Vagos y Maleantes de<br />

Tefía, en el interior de la isla (después primer aeropuerto de la isla y colonia agrícola y<br />

penitenciaria, y hoy albergue y escuela taller del Cabildo Insular de <strong>Fuerteventura</strong>), y que fueron<br />

puestos a disposición de don Gustavo. La familia Winter Althaus nunca llegó a residir en la<br />

villa, sino en una finca que dominaba desde las alturas la localidad de Morro Jable, donde se la<br />

conocía como el caserío del alemán. Tuvo mucho que ver don Gustavo con el desarrollo de lo<br />

que en los años cincuenta no era más que una aldea de pescadores de no más de una cincuentena<br />

escasa de viviendas, con chiquillos correteando descalzos por las calles, analfabetismo, hambre,<br />

enfermedades olvidadas en otras latitudes todavía vigentes, plagas de langosta y absolutamente<br />

ningún servicio público por parte del estado. El médico y periodista grancanario Enrique Nácher<br />

describió muy bien el Morro Jable de aquella época en su novela Cerco de arena.<br />

Habilitó el alemán, también en los años 40, un aeródromo muy cerca de la Punta del Faro de<br />

Jandía, apisonando una pista de tierra de 800 metros de largo y 75 de ancho que iban a usar<br />

aviones militares españoles a finales de los cuarenta como aeródromo de socorro y para<br />

transportar cazadores y pescadores al servicio de Winter, gran aficionado a la caza y la pesca;<br />

los habitantes de Jandía recuerdan con cierta suspicacia el ir y venir de militares españoles en<br />

los años cuarenta. Su hijo alega, sin embargo, que la pista la comenzó la empresa Protucasa,<br />

“que proyectaba la instalación de un aeroclub”. El aeródromo fue objeto de una investigación<br />

por parte del Jefe de la Zona Aérea de Canarias en 1950. Gustav Winter diseñó un plano a tal<br />

efecto y justificó la existencia de la pista por la posibilidad de solucionar evacuaciones debidas<br />

a urgencias médicas. Las explicaciones no satisficieron al mando aéreo militar y el uso de la<br />

pista fue prohibido; “Don Gustavo a partir de ese momento se ha de trasladar al nuevo<br />

aeropuerto de Los Estancos cada vez que tiene que viajar fuera de la isla”.<br />

Sólo a partir de 1958 podrá Winter disponer libremente de su propiedad. El 5 de agosto de<br />

ese año se nacionalizó español con el nombre de Gustavo Winter Klingele, lo que le permitió<br />

por fin ser accionista mayoritario de la empresa Dehesa de Jandía. En 1962 dividió el enorme<br />

latifundio en lotes y se reservó la propiedad de casi 2.200 hectáreas del mejor terreno, que<br />

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incluía Cofete y Morro Jable; según se dijo, como compensación por las mejoras introducidas<br />

en la propiedad.<br />

A partir de 1964, los propietarios de los distintos lotes en que se había dividido la finca los<br />

irían parcelando y vendiendo; caería la verja del Istmo y comenzaría la época del turismo y la<br />

especulación en el municipio de Pájara. Ya en 1959, don Gustavo había expuesto en el hotel<br />

Metropole de Las Palmas una colección fotográfica sobre Jandía, y algo más tarde promovió la<br />

exhibición de un cortometraje propio y de la película <strong>Fuerteventura</strong> (1962), del realizador<br />

lanzaroteño David J. Nieves Cabrera, en el Museo Canario y también en Alemania. No descansó<br />

hasta que logró atraer empresarios alemanes a las costas de su isla. En 1965 impulsó el pueblito<br />

pescador del Puertito de la Cruz, al que pensaba dotar de muelle deportivo. Hoy es un poblado<br />

(casi un camping) de vacaciones para canarios, al que aún no llega el asfalto y en el que un par<br />

de restaurantes son célebres en la isla por su caldo de pescado.<br />

En 1966 se instalaba en El Matorral el primer hotel para alemanes, Casa Atlántica,<br />

construido por tres socios: los arquitectos Gustav Schütte y Manfred Henneken y el propietario<br />

de las aerolíneas Südflug, Rul Bückle, con la anuencia de don Gustavo, que había promovido<br />

personalmente los planes urbanísticos de Solana de Jandía y El Matorral: un hotel de 50 camas<br />

en un territorio sin agua ni luz eléctrica que en nada hacía prever que cuarenta años después<br />

Jandía sería uno de los destinos turísticos más visitados por los compatriotas de Winter. En<br />

1968, los tres inversores alemanes iban a ser condecorados por el ministro español de Turismo,<br />

Manuel Fraga Iribarne. Al Casa Atlántica seguirían el Hotel Jandía Playa, los Apartamentos El<br />

Matorral y muchos otros. La península se iría desgajando en cientos de parcelas y la<br />

especulación más atroz haría de la antaño desértica costa de sotavento de Jandía un jardín de<br />

hormigón y asfalto, con la valiosa colaboración de los sucesivos equipos de gobiernos<br />

municipales, pertenecientes a la formación nacionalista Asamblea Majorera entre 1979 y 2003.<br />

La Ley de Declaración de los Espacios Naturales de Canarias, de 1987, impidió que el desastre<br />

fuese completo y, por ejemplo, el valle de Cofete ha quedado al margen del desarrollo turístico.<br />

Don Gustavo falleció en 1971 en Las Palmas de Gran Canaria, en cuyo cementerio fue<br />

inhumado. Hacia 1984, sus herederos vendieron las acciones de Dehesa de Jandía, S.A., y con<br />

ellas sus últimas fincas, a una empresa constructora de Las Palmas de Gran Canaria, Lopesán<br />

Asfaltos y Construcciones, S.A. Posteriormente se efectuaron reformas en la casa, se tapiaron<br />

sótanos y se encargó la custodia del también llamado chalet de Cofete a vigilantes privados con<br />

el fin de impedir las visitas de los curiosos. Finalmente, la familia Winter vendió la casa hacia<br />

1997 a Lopesán, que aparentemente tiene el propósito de convertirla en un pequeño hotel, pese a<br />

hallarse enclavada hoy día en el corazón de un parque natural. El Cabildo Insular de<br />

<strong>Fuerteventura</strong> ha estado también interesado en la compra del palacete, pero esta operación<br />

nunca se ha materializado.<br />

La leyenda negra de Gustav Winter<br />

Don Gustavo fue protagonista de una leyenda atractiva, aunque dudosamente acorde con la<br />

realidad. Según la misma, el magnífico palacete semifortificado que construyó Winter en el<br />

insólito y aislado paraje de Cofete –en medio de la nada– habría servido durante la segunda<br />

guerra mundial de lugar de descanso, refugio o avituallamiento para las tripulaciones de los<br />

submarinos alemanes, que además se habrían servido de la bahía de Ajuy, algunas millas al<br />

norte, como base natural. Que los alemanes de Jandía suministraban víveres a los submarinos<br />

alemanes en aguas canarias era especie que ya circulaba entre los militares destinados en<br />

<strong>Fuerteventura</strong> en los años cuarenta. También se ha supuesto que desde la torre de Villa Winter<br />

podría haberse orientado a submarinos o aviones alemanes en un lugar tan próximo al Puerto de<br />

la Luz (Las Palmas), y existe el testimonio, transmitido por el investigador Juan Pedro Martín<br />

Luzardo, de un expiloto británico de la RAF que aseguraba haber derribado sobre Cofete un<br />

avión alemán durante la segunda guerra mundial. Todo ello podría ser coherente con el<br />

aislamiento del lugar, con la disponibilidad de un equipo médico y de enfermería entonces único<br />

en la isla, con la aparente protección del régimen franquista y con la frecuente presencia de<br />

militares españoles en la casa, donde pasarían fines de semana so pretexto de cacerías. Se ha<br />

llegado incluso a conjeturar que la casa de Cofete habría sido concebida como el último refugio<br />

de Adolf Hitler y Eva Braun... No obstante, la casa fue construida a partir de 1946, según su<br />

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familia y alguno de sus detractores (aunque fuentes británicas hablaron de 1940 y otros han<br />

hablado con mucha ligereza de finales de los años treinta), y que nunca llegase a ser habitada<br />

por los Winter, dicen sus hijos, se debió a que la mayor parte de la población de Jandía se mudó<br />

a vivir a Morro Jable, tras una sequía que imposibilitó la agricultura en el valle de Cofete y la<br />

apertura en el pueblo de la fábrica de salazones de Lloret y Llinares.<br />

Diversos estudiosos han comentado el caso desde el punto de vista histórico. Para algunos<br />

parece claro que el ingeniero alemán actuó como intermediario entre el gobierno alemán y los<br />

inversores de su país. Winter habría atraído capital público y privado alemán para electrificación<br />

y construcción de un muelle, una fábrica de cemento, unas salinas y una factoría de conservas y<br />

harinas de pescado con una flota de once pesqueros que efectivamente compró; capital que,<br />

según el Foreign Office, pudo llegar a los 30 millones de pesetas y que la guerra civil y la<br />

segunda guerra mundial impidieron se pusiera en marcha; de modo que Winter hubo de<br />

dedicarse finalmente a la agricultura y la ganadería. El destino de estas inversiones estatales o<br />

paraestatales no parece claro sin una motivación estratégica, militar o no, aunque para su viuda<br />

la motivación fue puramente económica, dada la gran proximidad de los caladeros saharianos.<br />

Lo cierto es que ya en 1937 Winter había mostrado los planos de su proyecto industrial en<br />

Jandía al periodista Vicente Martínez en Las Palmas, y en 1938 visitó <strong>Fuerteventura</strong> con una<br />

pequeña expedición de expertos alemanes a bordo del barco Richard Ohlrogge para investigar la<br />

zona, hacer fotografías y trazar mapas de las costas.<br />

La guerra mundial alejó a Gustav Winter de su finca en <strong>Fuerteventura</strong> durante unos años.<br />

Aunque no fue alistado por sobrepasar la edad reglamentaria, fue reclutado como ingeniero para<br />

la Marina de Guerra alemana. Según declaraciones de su viuda, por otro lado sin contrastar,<br />

entre 1940 y 1944 dirigió un astillero de submarinos de la armada en Burdeos; pero, cuando los<br />

alemanes se retiraron de Francia, abandonaron allí a Winter, que tuvo que refugiarse por<br />

segunda vez en España, huyendo en agosto de 1944 a San Sebastián y luego a Barcelona. En<br />

Madrid y en junio de 1945 la conocería a ella, su segunda mujer, Elisabeth Althaus. Para<br />

Winter, que tras la derrota de Hitler perdió sus propiedades en su país (una mina de carbón, una<br />

empresa de transportes fluviales en el Rhin y el Danubio y otras industrias), así como la<br />

oportunidad de levantar un emporio industrial en Jandía, la segunda guerra mundial fue un<br />

desastre que, no obstante, no iba a acabar con su espíritu creativo y laborioso. Posteriormente,<br />

su nombre apareció en una Lista de repatriación de espías alemanes residentes en España “con<br />

la protección de Franco” elaborada por los aliados al final de la segunda guerra mundial (1945),<br />

con el fin nunca satisfecho de reclamarlos y juzgarlos; en ella, de manera coincidente con la<br />

leyenda, Winter es descrito como “agente alemán en Canarias encargado de los puestos de<br />

observación, equipados con telefonía sin hilos, y del abastecimiento de los submarinos<br />

alemanes”. Sólo en 1947 permitieron los aliados que la familia Winter regresara a Canarias. En<br />

cualquier caso, la leyenda ha servido para argumentar varias novelas de intriga. También existen<br />

varios sitios y páginas web dedicados a la leyenda de la Villa Winter.<br />

A principios de los sesenta visitó a Winter, por motivos profesionales, el ingeniero agrónomo<br />

Manuel Bermejo, quien con el transcurso de los años sería alcalde de Las Palmas de Gran<br />

Canaria, entre otros cargos políticos, administrativos y docentes. Bermejo es testigo de cómo<br />

para entrar en Jandía era preciso identificarse ante el guardián que custodiaba la entrada de la<br />

alambrada de su propiedad y se comunicaba por radio con Winter en Morro Jable. El palmense<br />

resume bien las conjeturas que se han alimentado durante años acerca de la casa de los Winter:<br />

En este paisaje de soledad absoluta, el encontrarse una casa enorme en medio de la playa,<br />

con sólidas paredes, muchas habitaciones, una cocina capaz para muchos comensales, unos<br />

sótanos amplísimos con instrumentos de música, sientes que es un elemento insólito, como un<br />

elemento extraterrestre que allí se ha depositado y que te crea una serie de interrogantes sobre su<br />

destino, ya que desde luego no es, ni puede ser, por sus dimensiones, el sitio de recreo y reposo<br />

de una familia.<br />

Como tal, las interpretaciones de para qué servía, la posibilidad de vivir allí, sin que nadie en<br />

el mundo civilizado pueda tener conocimiento de tu existencia, la cercanía de un aeropuerto de<br />

tierra sito casi al extremo sur de Jandía y, por tanto, no lejos de ella, el aislamiento que creaba<br />

Winter con el control por radio a todo el que quería acceder a la península de Jandía, su dominio<br />

total de ella, la frecuencia de los hundimientos de mercantes aliados en el entorno de Canarias<br />

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por submarinos alemanes, a cuya nacionalidad pertenecía Winter, el que hayan sido<br />

precisamente prisioneros políticos los que hicieron la carretera de acceso, son todos elementos<br />

que confluyen en una especulación mental, nada sé con certeza, que relacionan unas cosas con<br />

otras.<br />

Recientemente se han publicado artículos que descalificaban la leyenda con razones de peso;<br />

entre ellos, una carta pública de uno de sus hijos, Gustavo Winter Althaus, y una entrevista con<br />

el hijo mayor del mismo matrimonio, Juan Miguel, empujado por la publicación de un libro del<br />

mencionado Martín Luzardo, en el que la figura de don Gustavo no sale muy bien parada: su<br />

autor afirma que Winter ejerció un dominio absoluto y explotador sobre los habitantes de la<br />

península de Jandía, a través de un reglamento que les imponía un régimen casi feudal.<br />

Asegura el primogénito de Gustavo Winter e Isabel Althaus que su padre nunca se adhirió al<br />

nazismo, que compró Jandía con sus propios ahorros y que nunca pensó en construir una base<br />

militar: “sólo tenía en mente comenzar una nueva vida después de su segundo matrimonio con<br />

mi madre. Sólo adquirió la finca para vivir y la compró con su propio dinero, vendiendo incluso<br />

propiedades en Alemania.” Desmiente que Cofete fuera una base de submarinos alemanes: “Ni<br />

siquiera hoy es posible realizar ninguna maniobra en esta zona, y eso lo sabe cualquier persona<br />

que conoce la costa de barlovento de Jandía. El único combustible que encargaba mi padre era<br />

para su propio coche, que le traían en el Guanchinerfe a Morro”. Por otra parte, ha sido<br />

suficientemente documentado que los submarinos alemanes repostaban abiertamente en los<br />

Puertos de la La Luz y de Santa Cruz de Tenerife, por lo que para nada necesitarían una base<br />

secreta donde, por otro lado, tan difícil resultaba obtener combustible.<br />

Algunos han afirmado que Winter poco menos que esclavizaba a los campesinos, aunque los<br />

argumentos no sean muy contundentes:<br />

[...] cuando a la señora Winter le apetecía dormir a las seis de la tarde, nos mandaba a todos a<br />

dormir. O si ella creía que habías hecho algo mal, dibujaba un círculo en la arena y te arrestaba<br />

en su interior por dos horas o dos días. Y tenías que permanecer en pie. Si no hacías lo que<br />

mandaba, avisaba a la pareja de la Guardia Civil para que te llevasen al cuartelillo.<br />

No obstante, en el sur de <strong>Fuerteventura</strong> se recuerda muy bien el trato brutal que suponía el<br />

encierro en el cuartelillo de la Guardia Civil en los años cuarenta, cincuenta y sesenta.<br />

La obra social de don Gustavo<br />

Frente a los detractores, Juan Miguel Winter recuerda que don Gustavo elaboró un<br />

reglamento no de disciplina, sino de convivencia y mero funcionamiento. La prueba está en que<br />

casi ninguna persona de Jandía emigró al entonces Sáhara español, que era lo frecuente en<br />

aquella época. Al contrario, mucha gente de otros municipios majoreros se instaló en Morro<br />

Jable porque allí don Gustavo el alemán daba trabajo.<br />

La gran labor social de Winter en Jandía y, en particular, en Morro Jable ha sido reconocida<br />

incluso por quienes lo critican: aportó suelo y fondos para el trazado y la construcción de la<br />

carretera general (años cuarenta); erigió la iglesia-escuela (1950); gestionó el traslado de un<br />

maestro por la Inspección de Enseñanza (1951); puso en marcha un comedor infantil donde su<br />

mujer se ocupaba de la alimentación de más de cuarenta hijos de medianeros, así como de su<br />

salud (1955); a través del Patronato Benéfico de Construcción Francisco Franco, donó 74.000<br />

metros cuadrados para viviendas a los vecinos más necesitados de Morro Jable (terrenos que<br />

dieron lugar a unas doscientas cincuenta propiedades individuales y que hoy constituyen el<br />

trazado urbano principal y más céntrico de Morro Jable: las calles Nuestra Señora del Carmen,<br />

Senador Velázquez Cabrera, Maxorata, Avenida del Faro, etc.) y para grupos escolares y<br />

viviendas de los maestros (1966-69); y así mismo donó otros 85.000 metros cuadrados en<br />

distintos solares para locales del Instituto Social de la Marina, dependencias del Ayuntamiento<br />

de Pájara, ambulatorio, terrero de lucha canaria, parque infantil, centro cultural, casa del<br />

médico, central telefónica y central eléctrica (1970-1980). La existencia de carretera permitió<br />

que las autoridades, que hasta entonces jamás se habían ocupado de Jandía, empezaran a<br />

visitarla: el gobernador civil y el presidente de la Mancomunidad de Cabildos pasaron por<br />

Morro Jable.<br />

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Trasunto de la figura de Winter fue, en efecto, don Otto Kleber, uno de los personajes más<br />

entrañables de la novela que escribió Enrique Nácher tras visitar <strong>Fuerteventura</strong> en los años 50.<br />

En ella describe así a su personaje:<br />

El señor Kleber es un hombre cordial y generoso. Seguramente un hombre muy rico que<br />

conoció la vida en toda su intensidad. Ahora descansa tranquilo en Morro Jable y a lo largo de<br />

la carretera de cornisa que construyó a sus expensas se avanza en zig-zag bordeando la falda<br />

oriental de las montañas, sobre la inmensidad del Atlántico perdido en lejanías de azul intenso<br />

bajo la claridad permanente del sol.<br />

[...]<br />

Y al hablar de estas casas, de nuevo habrá que referirse al señor Kleber, puesto que tanto la<br />

iglesia como las casas del cura y la maestra fueron debidas a su filantropía. Poco es un Morro<br />

Jable perdido en el mundo, para que nadie se acuerde de costear edificios públicos. Pero si en<br />

esto aparece un verdadero rey, el país puede elevarse sobre la miseria ancestral y los súbditos<br />

empezar a vivir con la esperanza de una existencia mejor que estimula el esfuerzo de cada día.<br />

Evidentemente, para Nácher era Winter una de esas figuras providenciales que regalan al<br />

pueblo su filantropía, aunque sin necesidad de que ese mismo pueblo tome responsabilidades<br />

sobre su propio destino.<br />

También Dolores Sebastiana Suárez López, que fue practicanta y ATS en Tuineje y Pájara<br />

en los años cincuenta y sesenta, tiene buen recuerdo de este personaje que, según ella, tanto<br />

benefició a Jandía y, en general, al sur de <strong>Fuerteventura</strong>. Según recuerda, en la casa de don<br />

Gustavo en Morro Jable obraba un completo equipo médico y de enfermería, que en muchas<br />

ocasiones sirvió para aliviar sufrimientos y enfermedades de los habitantes del Morro y de toda<br />

la comarca. Chanita Suárez visitaba Morro Jable periódicamente en campañas de vacunación<br />

que tenían lugar en el comedor infantil de don Gustavo. La expracticanta recuerda también<br />

cómo remedió muchos males cuando Jandía no contaba aún con líneas telefónicas,<br />

comunicándose por medio de su emisora con José Fumero López, un primo suyo que residía en<br />

Gran Tarajal y que mantenía una buena amistad con el alemán; o haciendo llegar una avioneta a<br />

su aeródromo en Punta de Jandía, pese a la prohibición oficial, para evacuar a Las Palmas algún<br />

enfermo, herido grave o parturienta a la que efectivamente salvó la vida. Además de Fumero,<br />

parece ser que Winter mantenía gran amistad con los comerciantes Manuel y Antonio González<br />

Ramírez, a quienes visitaba cada vez que se acercaba al puerto de Gran Tarajal. Los que lo<br />

conocieron recuerdan a Winter como un hombre alto y elegante, vestido de blanco, tocado de<br />

sombrero de ala y fumador en pipa. De doña Isabel Althaus queda entre los habitantes de Jandía<br />

memoria de su gran belleza nórdica y de unas largas trenzas rubias atadas a lo alto de la cabeza.<br />

Gustav Winter desapareció hace más de treinta años, después de habitar el extremo más<br />

despoblado de las Canarias durante otros treinta. Su secreto, si lo hubo, sigue sin desvelar, y en<br />

Jandía la población sigue creyendo en la existencia de túneles subterráneos que conducen desde<br />

los sótanos de Villa Winter hasta el mar. Fuese o no un espía al servicio de Hitler, la leyenda de<br />

don Gustavo goza a día de hoy de una salud óptima.<br />

(Publicado en Historia 16, abril y mayo de 2005)<br />

www.viajarafuerteventura.blogspot.com<br />

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