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julio - LiahonaSud

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No sólo Jesucristo estaba "en el principio<br />

con Dios" sino que:<br />

"También el hombre fue en el principio<br />

con Dios. La inteligencia, o la luz<br />

de verdad, no fue creada ni hecha, ni<br />

tampoco lo puede ser." (D. y C. 93:29.)<br />

Por lo tanto, podemos cantar "Oh,<br />

mi Padre'' (Himnos de Sión, 208), seguros<br />

de que a El pertenecemos.<br />

En 1832, en una ocasión maravillosa<br />

en la que Jesús se manifestó, también<br />

se oyó una voz que testificaba que El<br />

había creado éste y otros mundos y que<br />

sus habitantes eran hijos de Dios. (Véase<br />

D. y C. 76:23-24; Juan 1:3; Heb. 1:2.)<br />

Hermanos, ¿cómo podemos entender<br />

quiénes somos a menos que sepamos<br />

quiénes fuimos y !o que podemos llegar a<br />

ser? ¿Cómo puede existir una identidad<br />

real sin la historia que la respalde?<br />

¿Cómo puede uno entender el papel que<br />

le corresponde, sin saber, aunque sea en<br />

parte, los grandiosos planes del Padre para<br />

nosotros?<br />

En 1833, el Padre reveló que Jesús<br />

progresó de gracia en gracia hasta recibir<br />

la plenitud. (Véase D. y C. 93:13.) Esto<br />

nos alienta, especialmente debido a que<br />

el Padre y el Hijo nos han pedido que nos<br />

esforcemos por ser como ellos, desarrollando<br />

en nuestra vida las cualidades requeridas.<br />

(Véase Mat. 5:48; 3 Ne. 12:48;<br />

27:27.) Jesús le dio gran importancia a lo<br />

que enseñó en el Sermón del Monte acerca<br />

de lograr esta meta loable. Además,<br />

después de habérsenos dicho que tenemos<br />

que ser como niños, se nos dicen las<br />

virtudes especificas que necesitamos<br />

adquirir. (Véase Mat. 18:3; Mosíah 3:19;<br />

Alma 7:23; 13:28.)<br />

Al tratar de alcanzar esta meta, todos<br />

los poseedores del sacerdocio deben<br />

amar a su esposa y bendecir a sus hijos;<br />

ser buenos patriarcas, poseyendo la autoridad<br />

del ejemplo así como la del sacerdocio.<br />

Aprendemos de breves versículos<br />

que no somos las víctimas desventuradas<br />

del "pecado original". Somos responsables<br />

de todos los pecados que cometamos<br />

y no de los de Adán, al que Dios perdonó<br />

hace muchos, muchos años. (Véase Moisés<br />

6:53-54; D. y C. 93:38; A. de F.<br />

1:2.) En realidad, porque Adán cayó, nosotros<br />

existimos ... "y existen ios hombres<br />

para que tengan gozo" (2 Ne. 2:25).<br />

Cuando se le pidió a Moisés que escribiera<br />

estas verdades, también se le dijo<br />

que mucho de lo que escribiría lo quitarían<br />

más adelante. Sin embargo, los<br />

hombres volverían a tener la verdad en<br />

los últimos días. (Véase Moisés<br />

1:40-41.)<br />

Mis hermanos, nosotros poseemos<br />

otra vez estas valiosas verdades. Y debemos<br />

estar impregnados de ellas: Debemos<br />

estudiarlas, meditar sobre ellas, sentirlas<br />

y vivir de acuerdo con ellas.<br />

Estas no son sólo atracciones teológicas<br />

o notas filosóficas. Necesitamos familiarizarnos<br />

con sus implicaciones además<br />

de conocer sus declaraciones en<br />

cuanto a la vida diaria y la eterna.<br />

Uno no puede tener una fe adecuada<br />

en un Cristo al que no conozca bien, "extraño<br />

para él, y . . . lejos de los pensamientos<br />

y de las intenciones de su corazón".<br />

(Mosíah 5:13.) En realidad, si nos<br />

despojamos de "todo peso y del pecado<br />

que nos asedia" fijando los ojos en Jesús<br />

y disfrutando de sus palabras, podremos<br />

seguir adelante con vigor mental y espiritual.<br />

Si no lo hacemos, como dijo Pablo,<br />

nuestro ánimo puede cansarse y desmayar.<br />

(Véase Heb. 12:1-3; véase también<br />

2 Ne. 31:20.) Si comprendemos loque se<br />

reveló a Adán, "Este es el plan de salvación<br />

para todos los hombres" (Moisés<br />

6:62), entonces estos principios se aplican<br />

a las pruebas o tentaciones que pasaremos<br />

mañana o a la lástima que podamos<br />

sentir por nosotros mismos. Después<br />

de todo, la reprobación y la prueba de<br />

nuestra fe son parte del plan. (Véase Mosíah<br />

23:21.)<br />

Todo está maravillosamente centrado<br />

en Jesucristo. Tanto la estructura del<br />

átomo como la de las galaxias, y como<br />

las verdades acerca de los templos y de<br />

las familias. Para los que tienen ojos para<br />

ver, todo, desde el principio del mundo,<br />

da testimonio de Dios. (2 Ne. 11:4; Moisés<br />

6:63.) Su objetivo es guiarnos a Cristo<br />

para que al ver su ejemplo, podamos<br />

seguirlo, tener fe en El y obedecer sus<br />

mandamientos.<br />

Si buscamos con fe (véase Rom.<br />

9:30-32) estos principios de la Restauración,<br />

veremos que nuestra vida en esta<br />

"provincia apartada" se llena de propósito;<br />

y, como el hijo pródigo, recibimos la<br />

guía y la perspectiva que necesitamos a<br />

medida que procuramos volver a nuestro<br />

Padre. (Véase Lucas 15:11-32.)<br />

Lo primero que tenemos que hacer<br />

con respecto a esta nueva doctrina es buscarla<br />

(véase 1 Ne. 17:41), desviando con<br />

firmeza la mirada para no toparnos con<br />

ias garras arrebatadoras y denigrantes de<br />

la perdición mundana.<br />

El evangelio nos da una idea del horizonte<br />

lejano y nos revela el resplandor<br />

de las luces de la Ciudad de Dios. Este es<br />

un lugar de semblantes alegres donde la<br />

justicia y la misericordia, al igual que la<br />

dignidad y la verdad, son compañeras<br />

constantes. Allí no existe la compulsión<br />

sino que prevalecen la generosidad y la<br />

bondad. El egoísmo y la vulgaridad son<br />

desconocidos puesto que pertenecían a<br />

un lugar pasado y primitivo. Aquí la envidia<br />

no podría florecer. Se estima a los<br />

vecinos como a uno mismo. En esta ciudad,<br />

en la que todos los residentes cumplen<br />

con el primero y el segundo mandamientos,<br />

habita una comunidad de<br />

personas excepcionales que son unidas<br />

en mente y corazón.<br />

Nosotros no seremos extraños en la<br />

Ciudad de Dios. Allí vivimos antes,<br />

cuando las estrellas de la mañana alabaron<br />

juntas y los hijos de Dios se regocijaron<br />

ante la perspectiva de pasar por esta<br />

vida difícil pero necesaria. (Véase Job<br />

38:4-7.) Lo que cantamos allí sin duda<br />

era un himno de loor muy superior al<br />

"Aleluya" de Hándel, más glorioso que<br />

el canto de Moisés e Israel al cruzar el<br />

Mar Rojo. (Véase Ex. 15:1-2.)<br />

Las maravillas se duplican a medida<br />

que los templos y las Escrituras nos hablan<br />

de otros mundos, de un universo que<br />

obedece a la voluntad divina, y en donde<br />

viven nuestros primos espirituales.<br />

Cuando vemos las cosas como realmente<br />

fueron, como realmente son y<br />

realmente serán (véase Jacob 4:13; D. y<br />

C. 93:24), las dispensaciones se vuelven<br />

estaciones, las nuevas amistades son sólo<br />

vínculos renovados, y cuando el Señor o<br />

sus ángeles se aparecen a los profetas en<br />

montañas, arboledas, campos e incluso<br />

cárceles, sabemos que sólo están renovando<br />

relaciones del pasado. (Véase<br />

Moisés 1:1-2; Mat. 17:1-7; JS-H 14;<br />

48-50; Hechos 23; 11.)<br />

No estamos listos todavía para obtener<br />

todo lo que el Señor ha preparado en<br />

la Ciudad de Dios para los que lo aman.<br />

(Véase 1 Cor. 2:9.) Nuestros ojos humanos<br />

no están preparados para ver lo que<br />

aún no han visto, ni nuestros oídos para<br />

oír la música y los sonidos extraordinarios<br />

de esa ciudad.<br />

La senda tendrá sus obstáculos. La<br />

fe, la paciencia y la obediencia serán<br />

esenciales (véase Mosíah 23:21; Abraham<br />

3:25), pero los que lleguen a la meta<br />

recibirán una incalculable recompensa.<br />

(Véase Abraham 3:26.) Y los que fracasen<br />

verán sus posibilidades muy disminuidas.<br />

Cuando lleguemos ai hogar estaremos<br />

heridos y exhaustos, pero por fin<br />

podremos aplacar por completo la nostalgia<br />

de estar lejos de él. Entretanto, nuestros<br />

regresos al hogar terrenal no son más<br />

que débiles vislumbres de aquel regreso<br />

al hogar eterno.<br />

Jj

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