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int encuentro 8-9 A - cubaencuentro.com

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Música y nación (1925). Así, después de cuatro siglos de esclavitud y ve<strong>int</strong>e años de violenciarepublicana, el negro –casi la tercera parte de la población total– se revelaba<strong>com</strong>o repositorio de una zona inexplorada de lo Cubano. Fue esta inquietud,sociológica y artística a la vez, la que impulsó a <strong>com</strong>positores <strong>com</strong>o AmadeoRoldán y Alejandro García Caturla a llevar los ritmos de la música negra ymulata a las orquestas sinfónicas.Entre las obras de Roldán, merecen destacarse su Obertura sobre temas cubanos(1925), que incluyó por primera vez instrumentos afrocubanos en unapartitura de música sinfónica; le siguen los Tres pequeños poemas (1926), quehabrían de ser <strong>int</strong>erpretados por la Orquesta Sinfónica de Cleveland; dosaños después, <strong>com</strong>pone A Changó, y sobre todo La rebambaramba, ballet sobreun asunto de Carpentier, que basándose en una p<strong>int</strong>ura del siglo xix sobre lafiesta del Día de Reyes, presenta el desfile sucesivo de tres <strong>com</strong>parsas, unalucumí (yoruba), otra que <strong>int</strong>erpreta la pantomima de la Culebra (bantú) yotra de diablitos ñáñigos (efik). Al <strong>int</strong>erés de Roldán en la música negra ymulata siguió inmediatamente el de García Caturla. Entre sus primeras <strong>com</strong>posicionespara orquesta figuran un Son en do menor, Tres danzas cubanas y unaexcelente Rumba, todas de 1927. En 1929, mientras Roldán estrena en LaHabana el ballet El milagro de Anaquillé, García Caturla estrena en París Bembé–para maderas, metales, piano y percusión– y sus Dos poemas afrocubanos. Lapasión por <strong>int</strong>egrar el mundo del negro a la cultura nacional también habíallegado a los escenarios del teatro lírico. En 1921 José Mauri, un precursor,estrenaba en La Habana su ópera La esclava, cuya música, apoyándose en lopopular, incluía géneros <strong>com</strong>o la habanera, la criolla, el danzón, la rumba, eincluso un leit motiv afrocubano. En 1927 se inicia el teatro musical cubanocon La niña Rita o La Habana de 1830, zarzuela de Ernesto Lecuona y EliseoGrenet, donde Rita Montaner hace furor al cantar, de éste último, el tangocongo Mama Inés. Un año después, cuando la cantante partía para grabar enNueva York, Moisés Simons le entrega la música de un son pregón de ritmopegajoso; se trataba de El manisero, que lanzado y grabado en el Nueva York de1930 por Don Azpiazu y su Orquesta Havana Casino, habría de ser uno de losmayores éxitos <strong>int</strong>ernacionales de la música popular cubana. 7A finales de la década de 1920 se produce un hecho de extraordinaria significacióncultural: la corriente afrocubana desborda el cauce de la música e invadelos dominios de la literatura y el arte. Los primeros poemas negristas escritospor cubanos aparecen en 1928: «La rumba», de José Z. Tallet, y «Bailadora derumba», de Ramón Guirao. La influyente Revista de Avance publica «Elegía de7 A pesar de las influencias previas de la música cubana en la norteamericana –en particular elimpacto de la habanera–, fue la Orquesta Havana Casino de Don Azpiazu la que abrió la llamadaÉpoca de la Rumba en los Estados Unidos. Los tres primeros números de su presentación en elPalace Theater de Nueva York, el 26 de abril de 1930, fueron Mama Inés, una auténtica rumbabailada y El manisero. Su éxito fue inmediato y rotundo. John Storm Roberts, The Latin Tinge: TheImpact of Latin American Music in the United States (New York, Oxford: Oxford University Press,1979), pág. 76.49<strong>encuentro</strong>

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